Quién gana con la campaña en el freezer

Viernes 01 de julio de 2011 | 01:23 (actualizado a las 08:30)
En una semana, la ciudad de Buenos Aires entrará en la primera veda electoral del año. Paradójicamente (o no), la inminencia de la elección del próximo jefe de gobierno porteño casi no se percibe en los decibeles que registra la campaña. Inmóvil, en piloto automático, fría como si no le quedara más alternativa que amoldarse a las temperaturas del invierno. Así transcurre la previa de uno de los superdomingos más cotizados de este frondoso año electoral.
La coyuntura, y el recorte que los medios hacen de ella, desde ya, aportan a la baja sensación térmica. Primero fue el caso Schoklender, que durante un mes copó la agenda pública y que sigue presente, aunque en versión «goteo». Desde hace una semana, el porrazo de River y los anuncios de Cristina Kirchner sobre sus aspiraciones políticas para el futuro acapararon el espacio,
También se habló, sobre todo en los últimos días, del debate que no fue. La negativa de Daniel Filmus a debatir «sólo en TN» y la de Mauricio Macri a hacerlo en otros ámbitos frustraron, (por ahora, al menos), la discusión de tres a la que se iba a sumar Pino Solanas.
Foto: Ilustración: Sebastián Domenech
Pero la quietud, y allí está la clave, va mucho más allá del fracaso de esa cita televisiva. Conviene bucear. Hacerse preguntas. ¿A quién le conviene la parálisis? ¿Quién gana con este discurrir casi mudo hasta que, como si se tratara de una sorpresa, llegue «el» domingo? ¿Quién pierde con el ritmo cansino?
Ganan Macri y Filmus. Pero por motivos bien distintos.
Macri sabe que las encuestas y la coyuntura le juegan a favor. Ya demostró, incluso, que piensa aprovechar la «paz» al máximo. Esta semana pasó por el living de Susana Giménez junto con su mujer embarazada. La diva dejó el arreglo al descubierto no bien le dio la bienvenida: «Quedate tranquilo, que de política no vamos a hablar», le dijo. Así fue. Ni una sola palabra. En los pasillos de Bolívar 1 la frase se repite por lo bajo. «Vamos a hacer la plancha todo lo que podamos. Ya estamos ahí».
Del lado de Pro, no sólo las encuestas explican la quietud. Que la campaña no esté en el candelero le ahorra a Macri tener que abordar una pila de temas espinosos. La crisis habitacional, el crecimiento exponencial de las villas, las tomas de tierras, la pelea aún vigente por la Metropolitana, la crisis por la falta de insumos en algunos hospitales y el caos del transporte. Plataforma difícil para quien gobierna la ciudad hace cuatro años y aspira a hacerlo por cuatro años más.
También a Filmus le conviene el silencio. La exposición lo obliga a ponerle voz al escándalo de Scoklender, a la payasesca novela del Inadi y, más cerca en el tiempo, a los daños ¿colaterales? del armado de las listas del kirchnerismo.
En el caso del senador hay una cosa más que la quietud deja en evidencia: la tibieza del apoyo de la Casa Rosada. Que Filmus nunca fue el preferido de Cristina Kirchner para pelear por la ciudad es una realidad que nadie oculta. Lo que ha quedado además claro a lo largo de la campaña es que nadie en el Gobierno, y menos aún la Presidenta, piensa quedar pegado a una derrota que, hasta hoy, (ballottage mediante) parece inevitable. Sólo así se explica que la jefa del Estado no haya acompañado a Filmus en ningún acto de campaña y que tampoco esté en sus planes hacerlo la semana próxima.
«Daniel es el único candidato no residual», lo elogió el día que anunció que sería candidata a la reelección. Fue la última vez que habló de él en público. La primera (y única anterior) fue el día del lanzamiento de la fórmula porteña, cuando su irrupción en el escenario del ND Ateneo obligó a Filmus a entregarle el micrófono a mitad de una frase.
Pino Solanas es quien más pierde en esta coyuntura de planicie. Sabe que, en una eventual segunda vuelta, sus votos ganarán en cotización. Pero tiene claro que para hacerlos valer, primero, necesita juntarlos y en tres frentes.
Confrontar con Macri (como no pudo hacer por la caída del debate) le serviría no para ganar nuevos votos sino para reforzar la fidelidad de su núcleo duro de votantes. Discutir con Filmus, para restarle votos por izquierda. Por último, debería apuntar a esa porción del electorado que mira con el mismo recelo a Cristina Kirchner y al líder de Pro.
Demasiados movimientos en un tablero imaginario mientras la campaña se desliza lenta, sin sobresaltos. Como si para la cita con el cuarto oscuro faltaran meses. Opacada por la coyuntura. Y por la conveniencia.
En Twitter: @lbullrich

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