Quince indicadores de un 2017 sin mucho para celebrar

El año 2017 se fue con más penas que glorias para la economía argentina: hubo crecimiento económico cercano al 3%, pero muchos indicadores siguen en rojo o al menos con luces amarillas que, por ahora, se sobreponen a los “brotes verdes”.
El empleo en negro avanzó más que el registrado; la inflación desaceleró, pero resultó más alta que la estimada; la fuga de capitales alcanzó un récord; explotó la “bicicleta” financiera y cayó el ingreso de dólares para financiar la producción.
Además, el costo de vida de los argentinos aumentó en promedio un 24,8% en 2017, casi ocho puntos más que la meta prevista por el Gobierno, aunque 16,1 puntos menos que la suba de precios registrada durante 2016.
No hubo un Índice de Precios al Consumidor (IPC) anual para 2016, dado que por la “emergencia estadística” el Indec comenzó a publicarlo recién en mayo de ese año. Pero, el organismo igual dio un dato de referencia. Para poder comparar el comportamiento del PBI durante 2016, el organismo se valió de un índice de precios implícitos del 40,9%.
El IPC de 2017 se ubicó también 4,4 puntos porcentuales por debajo de las expectativas de inflación que los consumidores argentinos tenían en enero pasado para todo ese año, según la Universidad Torcuato Di Tella.
Las expectativas siempre son más altas en el arranque del año porque ahí se dan los mayores aumentos. A ese comportamiento se aferra el Gobierno para considerar que las expectativas que ahora están en torno al 20% para diciembre bajarían hacia la meta del 15%.
En Hacienda y en el Banco Central descartan que la especulación, e incluso hasta una cuestión cultural, motorice la inflación. Y le echan la culpa al déficit fiscal, que sigue muy alto: el primario fue del 3,9%, equivalente a unos 404.142 millones de pesos.
Pero el déficit real del Gobierno nacional es el financiero, el que incluye los intereses de la deuda pública, al que hay que financiar y pagar para no caer en default. Ese indicador creció del 5,9% del PBI en 2016 al 6,1%.
Es que los intereses de la deuda registraron un avance muy importante entre 2016 y 2017, ya que dieron un salto de 0,5% del PBI, al pasar de 1,7% a 2,2% (en términos reales crecieron un 46,2%).
En dos años, Cambiemos bajó la presión tributaria en 2% del PBI (Retenciones y Ganancias), pero sumó nuevos gastos, al salir del default externo (y pagar intereses) y afrontar el pago de sentencias judiciales favorables a jubilados.
El balance cambiario del Banco Central también dejó datos que generan alarma: la fuga de capitales aumentó un 123% en 2017, alcanzando el récord de 22.100 millones de dólares. Casi la mitad de toda la deuda externa colocada por el ministerio de Finanzas.
El déficit turístico que se genera por los viajes al exterior de los argentinos aumentó un 29%, hasta los 8.600 millones de dólares. Y si bien aún falta que el Indec confirme el dato, el balance comercial nominal superó los 7.630 millones de dólares en el año.
Inversión y “bicicleta”
Otro dato que enciende una luz amarilla es el de la Inversión Extranjera Directa (productiva), una de las mayores obsesiones de Macri, que iba a protagonizar esa “lluvia” anunciada por Cambiemos que nunca llegó: cayó un 6% anual y fue de sólo 2.300 millones de dólares.
Esa inversión no sólo levanta fábricas, genera empleo formal y ayuda a combatir el déficit comercial en el mediano plazo, también es una señal clara de cómo están viendo los inversores extranjeros a la Argentina.
La Inversión Financiera, en tanto, creció un 546% durante 2017, alcanzando los 9.900 millones de dólares. Ese resultado indica que 18,85 de cada 100 dólares que ingresaron al país durante 2017 fueron a parar –vía pesos– a la “bicicleta financiera” a través de las Lebac.
El caldo de cultivo lo propició el Banco Central, por su decisión de utilizar la tasa de interés como política antiinflacionaria. La autoridad monetaria mantuvo a lo largo de todo el año la tasa de referencia por encima del 28%.
Además, la generación propia de dólares viene complicada: la liquidación de divisas por parte de las empresas exportadoras de cereales, oleaginosas y derivados cayó 10,5% en 2017, hasta los 21.399 millones de dólares, a pesar de la cosecha récord de 136,6 millones de toneladas.
Si bien el dato final se conocerá el próximo mes, el Observatorio de la Deuda Externa de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo anticipó que para financiar todos los desequilibrios internos y externos, el Gobierno emitió títulos por 63.969 millones de dólares, un 86,95% más que los 34.216 millones de 2016.

Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)

"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).

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