Rafael Perrotta es economista y es el hijo de quien fue director de El Cronista durante los años turbulentos de las décadas del 60 y el 70. Visitó la redacción del diario esta semana y rememoró, junto a los editores actuales, algunos de aquellos momentos de una Argentina diferente. Recordó entrañablemente a su padre desaparecido y hasta rescató una anédora desopilante como aquel encuentro en el que el polémico ministro de Economía de Isabel Perón, Celestino Rodrigo, lo encerró en su despacho del ministerio para que no revelara los detalles del plan económico que luego hizo estallar al país.
Además, Perrotta escribió una carta para el 103 aniversario de El Cronista que se cumple hoy y dedicada especialmente a su padre, que se puede leer completa junto a esta entrevista.
¿Cuál es su mejor recuerdo que conserva de El Cronista?
El mejor recuerdo que tengo es la sensación que tiene un chico de 12 años, que tiene un padre que tiene un diario. Porque me acuerdo de haber ido a las oficinas de la calle San Martín, y después a la calle Reconquista y de golpe eso se convierte en una cosa importante. Con mi padre, El Cronista se convirtió en una empresa importante. Papá era muy conocido, hasta internacionalmente, y tenía una capacidad impresionante.
¿Su padre era un referente especial para el poder?
Absolutamente. Teníamos un lugar en el 6to piso del edificio del diario donde se hacían almuerzos, dos veces por semana, con nuestros periodistas y también con nuestros directivos. Y venía gente de primer nivel, empresarios muy importantes, diplomáticos, dirigentes políticos, economistas. Y periodistas extranjeros, de los diarios más reconocidos del mundo. De The Wall Street Journal, de Gaceta Mercantil, de muchos periódicos de primera línea. Ese es el mejor recuerdo de la tarea exitosa que impulsó mi padre.
¿Cómo se veía a El Cronista en los años 60, en la época cuando lo dirigía su padre?
El Cronista pasó de ser un diario que tenía quiebras y convocatorias a ser un diario que tenia columnistas importantes, un equipo de gente que se hizo a fines de los 60. Periodistas excelentes que después fueron a otros diarios. El Cronista se fue convirtiendo y se lo pasó a reconocer como un verdadero semillero de periodistas.
¿Y cómo vivió la época más caótica de los años 70?
Fue una época muy difícil porque la economía argentina estaba en declinación. Para dar una idea, Celestino Rodrigo (ministro de economía de Isabel Perón) lo llamó a papá cuando iba anunciar su plan (el célebre rodrigazo). Lo hizo ir al ministerio y, cuando entraron al despacho le dijo a la secretaria que cierre la puerta. Y le explicó cómo iba a ser el plan pero lo tuvo ahí hasta las doce de la noche para que no pudiera contarlo y decir que estaba loco. Estaba (José) Lopez Rega, hubo paritarias de 208%, en fin, todo lo que sucedió es ampliamente conocido. Entonces fue una época muy caótica, porque además estaban las cuestiones ideológicas y las muertes. Y encima después de todo eso vino el golpe militar. Entonces el diario empezó a tener problemas financieros muy graves; tuvimos que venderlo y empezamos una época de transición. Papá se fue de El Cronista y yo me quedé acompañando esa transición.
¿Tiempo después lo terminaron secuestrando a su padre?
El secuestro fue en junio del 77. No vale la pena removerlo. Es una cosa espantosa, que ha dejado una secuela durísima para la familia. Yo tardé diez años en dejar de enfermarme para las fechas del secuestro.
¿Cómo se informa hoy?, ¿sigue leyendo El Cronista?
La verdad es que leo menos que antes. Miro los diarios por internet y tengo una rutina que, además de El Cronista, me hace leer Clarín, La Nación, Ambito y Perfil. Y leo también El País de España. Hay un dato sobre El Cronista de esos años duros de crisis que siempre me gusta recordar. Fue cuando generamos una re suscripción porque la situación se había complicado y no había forma de pagar los sueldos. Entonces les enviamos una nota a los suscriptores, diciéndole que tenían que volver a pagar la suscripción para poder pagar las cuentas del diario. Era una suscripción voluntaria y finalmente pagaron más la mitad de los suscriptores. Fue nuestra salvación pero también una prueba de la marca El Cronista y lo que era la relación de este diario con los lectores.
Además, Perrotta escribió una carta para el 103 aniversario de El Cronista que se cumple hoy y dedicada especialmente a su padre, que se puede leer completa junto a esta entrevista.
¿Cuál es su mejor recuerdo que conserva de El Cronista?
El mejor recuerdo que tengo es la sensación que tiene un chico de 12 años, que tiene un padre que tiene un diario. Porque me acuerdo de haber ido a las oficinas de la calle San Martín, y después a la calle Reconquista y de golpe eso se convierte en una cosa importante. Con mi padre, El Cronista se convirtió en una empresa importante. Papá era muy conocido, hasta internacionalmente, y tenía una capacidad impresionante.
¿Su padre era un referente especial para el poder?
Absolutamente. Teníamos un lugar en el 6to piso del edificio del diario donde se hacían almuerzos, dos veces por semana, con nuestros periodistas y también con nuestros directivos. Y venía gente de primer nivel, empresarios muy importantes, diplomáticos, dirigentes políticos, economistas. Y periodistas extranjeros, de los diarios más reconocidos del mundo. De The Wall Street Journal, de Gaceta Mercantil, de muchos periódicos de primera línea. Ese es el mejor recuerdo de la tarea exitosa que impulsó mi padre.
¿Cómo se veía a El Cronista en los años 60, en la época cuando lo dirigía su padre?
El Cronista pasó de ser un diario que tenía quiebras y convocatorias a ser un diario que tenia columnistas importantes, un equipo de gente que se hizo a fines de los 60. Periodistas excelentes que después fueron a otros diarios. El Cronista se fue convirtiendo y se lo pasó a reconocer como un verdadero semillero de periodistas.
¿Y cómo vivió la época más caótica de los años 70?
Fue una época muy difícil porque la economía argentina estaba en declinación. Para dar una idea, Celestino Rodrigo (ministro de economía de Isabel Perón) lo llamó a papá cuando iba anunciar su plan (el célebre rodrigazo). Lo hizo ir al ministerio y, cuando entraron al despacho le dijo a la secretaria que cierre la puerta. Y le explicó cómo iba a ser el plan pero lo tuvo ahí hasta las doce de la noche para que no pudiera contarlo y decir que estaba loco. Estaba (José) Lopez Rega, hubo paritarias de 208%, en fin, todo lo que sucedió es ampliamente conocido. Entonces fue una época muy caótica, porque además estaban las cuestiones ideológicas y las muertes. Y encima después de todo eso vino el golpe militar. Entonces el diario empezó a tener problemas financieros muy graves; tuvimos que venderlo y empezamos una época de transición. Papá se fue de El Cronista y yo me quedé acompañando esa transición.
¿Tiempo después lo terminaron secuestrando a su padre?
El secuestro fue en junio del 77. No vale la pena removerlo. Es una cosa espantosa, que ha dejado una secuela durísima para la familia. Yo tardé diez años en dejar de enfermarme para las fechas del secuestro.
¿Cómo se informa hoy?, ¿sigue leyendo El Cronista?
La verdad es que leo menos que antes. Miro los diarios por internet y tengo una rutina que, además de El Cronista, me hace leer Clarín, La Nación, Ambito y Perfil. Y leo también El País de España. Hay un dato sobre El Cronista de esos años duros de crisis que siempre me gusta recordar. Fue cuando generamos una re suscripción porque la situación se había complicado y no había forma de pagar los sueldos. Entonces les enviamos una nota a los suscriptores, diciéndole que tenían que volver a pagar la suscripción para poder pagar las cuentas del diario. Era una suscripción voluntaria y finalmente pagaron más la mitad de los suscriptores. Fue nuestra salvación pero también una prueba de la marca El Cronista y lo que era la relación de este diario con los lectores.
Nací y vivo en la Ciudad de Rio Cuarto.Soy Medico Psiquiatra y mi abuelo , del que aún conservo sus restos en el Panteon familiar , llegó a la Argentina en 1908 , había nacido en Fratta Minore (Napoles)creo que en la misma zona de donde era oriundo Severino ,padre de Rafael «Cacho» Perrotta . Nunca indagué si había parentesco , pero siempre me intrigó , su historia , desde que , hace muchos años , y con la Democracia en pañales , Jacobo Timmerman denunció públicamente haberlo visto con vida , en el mismo sitio de reclusión .Milito en el Peronismo desde la decada del 60 («Luche y Vuelve «)y desde 2000 en el Kirchnerismo y adhiero firmemente al Proyecto Nacional y Popular .Este comentario apunta a lograr , en lo posible , contactos con familiares del Dr Rafael Perrotta , para ver si tenemos el privilegio de ser , aunque sea parientes lejanos .Tratare de estar en la presentación del Libro ,el 29-11-11 en Bs AS . un abrazo