Randazzo: “A mí me interesa que dentro del FpV podamos discutir ideas”

EL PAIS › REPORTAJE AL MINISTRO DE INTERIOR Y TRANSPORTE Y PRECANDIDATO FLORENCIO RANDAZZO
Busca mostrarse como un abanderado contra “el doble discurso” y la “hipocresía”, y no afloja en sus ataques “al poder de los grupos concentrados y de los medios”. Las críticas a Scioli y al “disparate” de pagarles a los buitres.
Por Fernando Cibeira
Las filas de pantallas en el despacho de Florencio Randazzo producen un efecto hipnótico. Personas que se hacen el DNI, el pasaporte, la tarjeta SUBE, el horario de los trenes que salen y que llegan; el mundo de allá afuera en tiempo real. Cuando el ministro de Interior y Transporte llega con un poco de atraso por culpa del tránsito, la sensación de intensidad continúa, pero ahora con las respuestas del precandidato presidencial, que asegura que está dispuesto a dejar todo en esta misión que se impuso de enfrentar en las PASO al gobernador bonaerense Daniel Scioli. Randazzo busca mostrarse como un abanderado contra la “hipocresía”, el “doble discurso, el “poder de los grupos concentrados y de los medios”, conceptos sobre los que vuelve una y otra vez. Una vez apagado el grabador no sólo no se calla, sino que sigue en tono más alto aún sacando de debajo de su escritorio diarios para mostrar el tratamiento que recibe su rival y el que le dan a él, más parecido al que padece cada día el Gobierno. “No creo en la hipocresía, que la gente decida”, insiste.
–Hay dirigentes kirchneristas que se inquietan por el voltaje de sus críticas a Scioli, creen que sería mejor un nivel de debate interno más moderado. ¿Cómo ve esas preocupaciones?
–No se tienen que preocupar por eso, salvo aquellos que estén buscando trabajo porque son dirigentes oportunistas. A mí me interesa que dentro del Frente para la Victoria podamos discutir ideas, saber hacia dónde vamos. Hay cosas en las que pensamos muy diferente con el gobernador de la provincia de Buenos Aires y no me parecería honesto no plantear esas diferencias.
–¿Por qué opina que piensan tan diferente? Por ejemplo, Scioli planteó que Axel Kicillof podría ocupar un lugar en su gobierno, ¿no está de acuerdo con eso?
–El dicho dice “dime de qué alardeas y te diré de qué careces”. No hay que sobreactuar. A quien Scioli mostró como sus principales asesores económicos han sido Mario Blejer y Miguel Bein, quien acaba de decir que hay que pagarles a los fondos buitre con una quita del 30 por ciento del precio establecido por el juez Griesa. Es un disparate lo que plantea. No soy un candidato con doble discurso. Soy respetuoso de todas las ideas, pero es importante que se sepa cuáles son esas ideas.
–¿Y no puede ser que ahora Scioli piense que su referente es más Kicillof y no Bein?
–Que lo diga, que desautorice claramente a Bein. El dice una cosa por un lado y quienes se muestran como sus asesores como Bein o Santiago Montoya dicen que hay que pagarles a los fondos buitre. Hablemos de cosas concretas. Tengo diferencias con él en materia de derechos humanos. ¿Cuál es el verdadero Scioli? ¿El que decía en 2005 que ningún país serio del mundo retrotraía leyes, cuando Néstor Kirchner propuso la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final? Entonces, ¿cuál es el verdadero Scioli? ¿El de Bein o el de Kicillof? ¿El de los derechos humanos o el que proponía la impunidad en derechos humanos? ¿El de 2005 jugando con Chiche Duhalde cuando nosotros empezamos la mayor batalla que tuvo la política en los últimos años contra lo que era el duhaldismo, porque entendíamos que había que acompañar el proceso que conducía Néstor Kirchner? No estoy inventando nada. Lo que se necesita es que el próximo presidente sea alguien que tenga convicciones para seguir adelante con este proceso de transformación, que no les tenga miedo al poder constituido, ni a los medios de comunicación, ni a los poderes empresariales, que tanto daño le han hecho al país. El valor más importante que se va a definir de cara a 2015, y creo que el legado mayor que deja Cristina Kirchner es si la política sigue siendo autónoma o no. Está claro que el poder económico y mediático intenta poner candidatos. Los promocionan, a muchos de ellos los financian, y a quienes pensamos diferente nos descalifican, nos ningunean. Pero no importa, porque nosotros confiamos en la gente. Que digan qué piensan hacer con la ley de medios.
–Scioli dijo que va a seguir adelante con la ley de medios.
–Pero, ¿estamos de acuerdo o no que Clarín como La Nación o Perfil, que expresan a los grupos económicos concentrados, distorsionan la información? Descalifican a la Presidenta en forma permanente, a su hijo, al ministro de Economía y a cada uno de nosotros, y sin embargo los protegen a ellos. ¿Estamos de acuerdo en que hubo connivencia entre civiles y militares? Basta de eufemismos. Esto es lo que queremos discutir.
–Tal vez Scioli pudo haber cambiado su forma de pensar en los últimos tiempos, pero parecería que usted no le cree.
–No creo en la hipocresía. Decir, como dice él, que gravan a los cables en la provincia cuando sabemos que es un impuesto que se transfiere a los precios. Y les cobran a los cables el 2 por ciento mientras que la leche que consumen los bonaerenses paga el 5 por ciento de ingresos brutos. Cuando él dice que aumentaron el inmobiliario rural y apenas el 2,1 por ciento de la torta de ingresos pagan los del inmobiliario rural. El 90 por ciento son impuestos directos a los precios. Son datos objetivos. Yo quiero discutir estas cosas, que de ninguna manera es agredir. El poder económico y mediático quiere construir el discurso también de los que no pensamos igual que ellos diciendo que somos agresivos. Por ejemplo, cuando dije yo en Carta Abierta que el proyecto se mancaba, diciendo que era una descalificación personal. Quiero que la gente decida, no que Clarín y los medios monopólicos me digan quién va a ser el candidato del Frente para la Victoria.
–Scioli argumenta que cuando lo cuestionan, en realidad están cuestionando a Néstor y a Cristina Kirchner, que lo eligieron para ser vicepresidente y gobernador de la provincia de Buenos Aires.
–Es un hombre para acompañar. No es para conducir un proceso de consolidación de las transformaciones que se llevaron adelante en los últimos años.
–No sé qué encuestas maneja, pero ¿se ve con chances para la interna?
–Totalmente confiado. Creo poco en las encuestas, que son generadas por el establishment económico y mediático. Las encuestas que salen todos los domingos en La Nación son de Poliarquía, cuyo titular es Fabián Perechodnik, que es empleado de la provincia de Buenos Aires. Mariel Fornoni, de Managment & Fit, es empleada de Clarín. Es la misma que decía que Juan Manuel Urtubey empataba con Juan Carlos Romero en Salta. Urtubey le sacó 20 puntos. Así que las encuestas hay que preguntar quién las paga. Creo en la gente, en los que están hartos de la hipocresía.
–Hay una lectura de los analistas políticos acerca de que Scioli es mejor candidato para disputar la elección general contra Macri. ¿No acepta eso?
–Esas son consideraciones que establece el discurso único del poder. ¿Quién dice eso, los grupos concentrados? No estamos de acuerdo.
–¿No ve que Scioli viene consiguiendo más apoyo de gobernadores y de la estructura del justicialismo?
–No me sorprende la posición de algunos dirigentes que siempre estuvieron del lado equivocado, que son oportunistas de la agrupación “vengo por la mía”. Repito que creo en la gente. En el 2005 dimos la pelea contra toda la estructura de la dirigencia y ganamos. Así que a mí no me preocupan tanto los dirigentes, me preocupa cómo nos está viendo ese sujeto social nuevo que ha recibido todos los beneficios de este proceso político y que quiere continuar.
–Usted critica a Daniel Scioli por haber comenzado en política con el menemismo, pero dicen que usted viene del duhaldismo. ¿Es así?
–Soy un militante político. Empecé en 1983 en Chivilcoy, enamorado de la democracia porque recuperamos los derechos humanos en una casa donde se había vivido con temor por miedo a que lo vengan a buscar a mi viejo. Fui concejal en el ’93, diputado provincial en el ’95. No fui funcionario de Duhalde. Al contrario, fui el primer tipo que empieza la confrontación con Duhalde y en la Legislatura contra las autoridades constituidas. Tampoco quiero descalificar a ningún compañero, pero no fui ministro de Menem como Scioli. Y nunca fui un hombre del duhaldismo, es una estupidez lo que dicen.
–Hay quienes piensan que después del ciclo del kirchnerismo debe venir uno más moderado, donde se privilegien los consensos. ¿Qué opina sobre esa visión?
–Es falso. El consenso y el diálogo es el consenso y el diálogo de los poderosos que quieren que nada cambie. En la Argentina todavía hay mucha injusticia, mucha desigualdad, y se necesitan cambios para eso. El poder constituido es el que habla de consenso y diálogo para ellos, no estoy de acuerdo. El gran cambio lo inicia Kirchner cuando retoma la centralidad de la política entendiendo que el único sujeto a beneficiar eran las mayorías, que un gobierno no sólo debía ser legal, sino también legítimo. Le asigna un rol al Estado importante, fundamental.
–¿Usted opina que eso es lo que ahora está en riesgo?
–No tengo dudas. Está en riesgo la madre de todas las batallas que es si la política va a consolidar la independencia de estos grupos o no. No tenemos que estar preocupados por la tapa de los diarios, tenemos que estar preocupados –como dijo Cristina una vez– por cómo nos recuerde la historia. La única garantía de llevar adelante un gobierno que incluya a las mayorías es ser independiente y autónomo. Sé que hay muchísimos argentinos que se han beneficiado con las políticas de este gobierno que nos van a acompañar.
–En Carta Abierta también hizo una reivindicación de la gestión porque considera que algún sector la menosprecia, la cataloga de gerenciamiento. ¿Esa mirada persiste?
–El poder intenta condicionar a la política. Primero, desde el desprestigio de la política, por eso hay una permanente descalificación de los hombres de la política. Y después se busca establecer un divorcio entre los éxitos de la gestión y quienes llevamos adelante esa tarea. Se cuentan logros del Gobierno –como pueden ser los documentos o los trenes– y luego dicen “bueno, ahora hablemos de política”. La mejor política es la mejor gestión, que depende de una decisión política. Por ejemplo, en el DNI hubo que pelearse con una multinacional como Siemens para garantizar a los argentinos que hoy tengan derecho a la identidad sin inconvenientes con un documento barato y seguro.
–El otro día se reunió con el intendente de Olavarría, el radical massista José Eseverri, quien lo elogió mucho. ¿Cómo ve esta situación de los intendentes que se van del Frente Renovador?
–Empiezan a tener una fuga muy importante. Hacen política por las encuestas y no se puede hacer política así. Hay un cuadro electoral que define una fuerza de centroderecha que encabeza Macri, que no cree en la centralidad de la política, en el rol del Estado, en la recuperación de las AFJP, YPF, de Aerolíneas Argentinas. Que añora ese Estado ausente que terminó siendo rehén de los empresarios en la década del ’90. Y por otro lado está Massa, que quiere ir por el medio, pero se ha desdibujado absolutamente. Muchos de los que fueron con Massa lo hicieron con un criterio oportunista. De la misma manera están volviendo al Frente para la Victoria porque encuentran la manera de poder ganar.
–¿Y eso es bueno?
–No sé si es bueno o malo, es la verdad. No creo que todos lo hagan por lo mismo, porque algunos se pueden haber equivocado de buena fe. Pero, en su mayoría, priorizaron el oportunismo en aquel momento y ahora le pagan con la misma moneda a Massa.
–Hay un debate acerca de dónde se van los votos que pierde Massa, ¿cree que son votos opositores o que vuelven al peronismo como hacen los intendentes?
–En términos generales hay una gran cantidad de argentinos que adhieren a las políticas del gobierno nacional y que no están dispuestos a tirar todo por la borda. Hay un relato construido por los medios monopólicos que aspiran a que haya un presidente débil, que se puede condicionar. Por eso lo que tenemos que sostener es que haya un presidente independiente, es la mayor garantía de la consolidación de este proceso. No hay que creer en las encuestas, hay que salir a la calle. Ver lo que pasó el 25 de Mayo después de doce años de gobierno.
–¿Cómo observa la posibilidad de que la oposición se una en un frente electoral?
–No me preocupa, que hagan lo que quieran. Va a ganar el pueblo argentino, que va a seguir acompañando este proceso, que no se hagan ilusiones. Compran el relato de los medios monopólicos que no se condice con la realidad.
–¿Cree que en el resultado electoral va a jugar un rol decisivo lo que pase en la provincia de Buenos Aires? ¿Usted tiene algún candidato favorito?
–Presidente pone gobernador. Por eso cuando dicen que Scioli sacó tantos votos en la provincia, no importa, porque en realidad el presidente pone al gobernador. En el ’83 el gobernador fue Armendáriz, que no lo conocía nadie.
–¿Como presidente plantea seguir exactamente con lo mismo que hizo el Gobierno hasta ahora o piensa en una segunda etapa de reformas?
–En principio, hay que consolidar todos los derechos conseguidos en los últimos años y la única forma de hacerlo es el tiempo. Después, seguramente avanzaremos en cosas que hay que profundizar en cuestiones que nos parece que son cada vez más importantes como, por ejemplo, un derecho de tercera generación que es el derecho a la movilidad, que tiene que ver con el transporte público.
–¿Ya sabe quién será su vice?
–No, lo voy a conversar con la Presidenta. Ella es la que conduce este proceso y la opinión de Cristina tiene un enorme peso.
–¿La Presidenta finalmente jugará algún rol en la interna?
–Es una decisión de ella. Gozo de toda su confianza y creo que estoy en sintonía con lo que ha defendido Cristina todos estos años. En los aspectos centrales, hacia el pasado y hacia el futuro, me siento en mejores condiciones que Scioli en materia de derechos humanos, de emancipación de la política, respecto de la posición de los fondos buitre, en la pelea con los multimedios.
–¿Cristina Kirchner debería tener alguna candidatura en las elecciones?
–Es una decisión de Cristina, pero me parece que sería pedirle demasiado. Ha dejado parte de su vida en estos años y me parece un acto de egoísmo. Pedirle eso a Cristina es una locura.

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