Rocca, ayer, en el seminario ProPymes. Foto: Fernando Massobrio
Paolo Rocca subió al escenario del salón Libertador, el más grande del hotel Sheraton de Retiro, poco después de la una de la tarde. Su objetivo: cerrar el 12° Seminario ProPymes, que reúne a los clientes y proveedores de Techint. En ocasiones anteriores lo habían acompañado en esa tarea funcionarios del Gobierno. El ministro de Planificación, Julio De Vido , supo ser de la partida, igual que Martín Lousteau y Felisa Miceli en su paso por el Ministerio de Economía. Esta vez no hubo emisarios oficiales. No hizo falta para que los representantes de más de 670 empresas pequeñas y medianas prestaran perfecta atención durante los 20 minutos que usó Rocca, timón del principal grupo económico privado de la Argentina, para hacer un duro diagnóstico sobre la economía, que edulcoró con un mensaje positivo hacia el futuro.
«Éste es un año de transición, donde de alguna forma están surgiendo las distorsiones y los desequilibrios generados a lo largo de una década. Es muy difícil intuir cómo la Argentina va a modificar su rumbo y lidiar con las distorsiones que están surgiendo en distintos ámbitos de la vida económica, que afectan la previsibilidad y la dinámica de nuestras empresas», lamentó.
Según el empresario, los eslabones de la cadena metalmecánica, incluida Techint, estuvieron afectados este año por el estancamiento de la actividad. En términos de facturación, se tradujo en un aumento del 3% en dólares. Pese a eso, el grupo invirtió este año US$ 680 millones, según Rocca el nivel más alto de la década, algo que en el contexto actual «puede soportar una empresa como Techint, que tiene espalda. Es más difícil para la pequeña y mediana empresa, que en muchos casos han suspendido y frenado sus inversiones».
De acuerdo con el presidente de Techint (agrupa a la fabricante de tubos de acero Tenaris, a la productora de aceros planos -chapas- Siderar y a la constructora que le dio nombre al holding), uno de los primeros puntos en los que el país tiene que centrar su atención es «la evolución del tamaño» del Estado. «En los últimos 10 años, la presión impositiva de la Argentina aumentó desde 21% hasta casi 38%. Si sumamos la emisión [monetaria] para cubrir déficit, lo que podríamos llamar un impuesto inflacionario, sumamos 4 por ciento. Llegamos a alrededor de 42 por ciento. En 10 años ha ocurrido un cambio estructural muy grande en la Argentina, que ha pesado sobre las empresas», explicó.
Para Rocca, el desafío del Gobierno ahora es lograr que «ese Estado que aumentó mucho su dimensión contribuya a la competitividad de las empresas». Más tarde, en diálogo con periodistas, el empresario insistió en que cuando reclama una mejora en la competitividad, un término que le causó un fuerte entredicho con la presidenta Cristina Kirchner en septiembre de 2012, no se refiere a un ajuste en el tipo de cambio; en otros términos, a una devaluación. «Me refiero a varios aspectos», sostuvo.
En el mismo movimiento, Rocca desplegó la crítica más dura al Gobierno y, a la vez, un guiño a la gestión kirchnerista. «Es muy difícil para todos nosotros invertir sobre la discrecionalidad del funcionario. Porque eso es sólo para los que buscan retorno de corto plazo. El largo plazo se construye sobre una solidez institucional. Este Estado [el que aumentó de tamaño] no ha logrado darnos esta previsibilidad», criticó. Pero en el renglón siguiente aclaró que, tras los cambios en el gabinete, veía «un movimiento positivo, que empieza a hacer posible una transformación. También abrir espacios para la actividad privada. Temas como la negociación con Repsol abren oportunidades si se sigue de manera coherente, algo que puede ser muy importante para nuestra cadena de valor».
El optimismo de Rocca no es ajeno a las paradojas. Conoció el nombre del ministro de Economía, Axel Kicillof, cuyo ascenso valoró, en el marco de la pelea entre el Gobierno y Techint por el desembarco del economista en el directorio de Siderar. Luego de una fuerte gresca, ambas partes se pusieron de acuerdo. «Veo voluntad de discutir reglas de juego. Las trabas a la importación, los precios de la energía. Me parece un cambio positivo», volvió a justificar.
También valoró el potencial de los recursos naturales locales. «Vaca Muerta, el desarrollo shale, puede ser un potencial y un multiplicador muy importante para la economía. En la norteamericana ha sido un factor importante, pero en la economía argentina, de dimensiones más reducidas, puede tener un impacto aun mayor», sostuvo.
Rocca lamentó que, pese al crecimiento del Estado, el impacto «sobre los niveles educativos no satisface la necesidad de un país que quiere crecer».
Y criticó que «un Estado que crece tiene que tener una permanente mejora en la eficiencia de sus procesos y fijar con rigor reglas de juego. Esto es muy importante para todas las empresas de la cadena metalmecánica, que necesitan decisiones coherentes de largo plazo». .
Del editor: qué significa.
Hábil negociador y analista político, Rocca decidió ayer expresar abiertamente su visión crítica. Tal vez porque intuye lo crucial de la situación.
Paolo Rocca subió al escenario del salón Libertador, el más grande del hotel Sheraton de Retiro, poco después de la una de la tarde. Su objetivo: cerrar el 12° Seminario ProPymes, que reúne a los clientes y proveedores de Techint. En ocasiones anteriores lo habían acompañado en esa tarea funcionarios del Gobierno. El ministro de Planificación, Julio De Vido , supo ser de la partida, igual que Martín Lousteau y Felisa Miceli en su paso por el Ministerio de Economía. Esta vez no hubo emisarios oficiales. No hizo falta para que los representantes de más de 670 empresas pequeñas y medianas prestaran perfecta atención durante los 20 minutos que usó Rocca, timón del principal grupo económico privado de la Argentina, para hacer un duro diagnóstico sobre la economía, que edulcoró con un mensaje positivo hacia el futuro.
«Éste es un año de transición, donde de alguna forma están surgiendo las distorsiones y los desequilibrios generados a lo largo de una década. Es muy difícil intuir cómo la Argentina va a modificar su rumbo y lidiar con las distorsiones que están surgiendo en distintos ámbitos de la vida económica, que afectan la previsibilidad y la dinámica de nuestras empresas», lamentó.
Según el empresario, los eslabones de la cadena metalmecánica, incluida Techint, estuvieron afectados este año por el estancamiento de la actividad. En términos de facturación, se tradujo en un aumento del 3% en dólares. Pese a eso, el grupo invirtió este año US$ 680 millones, según Rocca el nivel más alto de la década, algo que en el contexto actual «puede soportar una empresa como Techint, que tiene espalda. Es más difícil para la pequeña y mediana empresa, que en muchos casos han suspendido y frenado sus inversiones».
De acuerdo con el presidente de Techint (agrupa a la fabricante de tubos de acero Tenaris, a la productora de aceros planos -chapas- Siderar y a la constructora que le dio nombre al holding), uno de los primeros puntos en los que el país tiene que centrar su atención es «la evolución del tamaño» del Estado. «En los últimos 10 años, la presión impositiva de la Argentina aumentó desde 21% hasta casi 38%. Si sumamos la emisión [monetaria] para cubrir déficit, lo que podríamos llamar un impuesto inflacionario, sumamos 4 por ciento. Llegamos a alrededor de 42 por ciento. En 10 años ha ocurrido un cambio estructural muy grande en la Argentina, que ha pesado sobre las empresas», explicó.
Para Rocca, el desafío del Gobierno ahora es lograr que «ese Estado que aumentó mucho su dimensión contribuya a la competitividad de las empresas». Más tarde, en diálogo con periodistas, el empresario insistió en que cuando reclama una mejora en la competitividad, un término que le causó un fuerte entredicho con la presidenta Cristina Kirchner en septiembre de 2012, no se refiere a un ajuste en el tipo de cambio; en otros términos, a una devaluación. «Me refiero a varios aspectos», sostuvo.
En el mismo movimiento, Rocca desplegó la crítica más dura al Gobierno y, a la vez, un guiño a la gestión kirchnerista. «Es muy difícil para todos nosotros invertir sobre la discrecionalidad del funcionario. Porque eso es sólo para los que buscan retorno de corto plazo. El largo plazo se construye sobre una solidez institucional. Este Estado [el que aumentó de tamaño] no ha logrado darnos esta previsibilidad», criticó. Pero en el renglón siguiente aclaró que, tras los cambios en el gabinete, veía «un movimiento positivo, que empieza a hacer posible una transformación. También abrir espacios para la actividad privada. Temas como la negociación con Repsol abren oportunidades si se sigue de manera coherente, algo que puede ser muy importante para nuestra cadena de valor».
El optimismo de Rocca no es ajeno a las paradojas. Conoció el nombre del ministro de Economía, Axel Kicillof, cuyo ascenso valoró, en el marco de la pelea entre el Gobierno y Techint por el desembarco del economista en el directorio de Siderar. Luego de una fuerte gresca, ambas partes se pusieron de acuerdo. «Veo voluntad de discutir reglas de juego. Las trabas a la importación, los precios de la energía. Me parece un cambio positivo», volvió a justificar.
También valoró el potencial de los recursos naturales locales. «Vaca Muerta, el desarrollo shale, puede ser un potencial y un multiplicador muy importante para la economía. En la norteamericana ha sido un factor importante, pero en la economía argentina, de dimensiones más reducidas, puede tener un impacto aun mayor», sostuvo.
Rocca lamentó que, pese al crecimiento del Estado, el impacto «sobre los niveles educativos no satisface la necesidad de un país que quiere crecer».
Y criticó que «un Estado que crece tiene que tener una permanente mejora en la eficiencia de sus procesos y fijar con rigor reglas de juego. Esto es muy importante para todas las empresas de la cadena metalmecánica, que necesitan decisiones coherentes de largo plazo». .
Del editor: qué significa.
Hábil negociador y analista político, Rocca decidió ayer expresar abiertamente su visión crítica. Tal vez porque intuye lo crucial de la situación.