Sobre el asunto de Shell

En los fundamentos se alarman por «las declaraciones de funcionarios del gobierno nacional acusando públicamente a la petrolera anglo-holandesa de intentar desestabilizar la cotización de la divisa estadounidense al llevar adelante una maniobra de compra de la moneda por arriba de ocho pesos, cuando la cotización era menor». Estas actitudes del gobierno, «atentan contra la democracia argentina», leemos más adelante, así como a los fundamentos mismos de la libre empresa, establecidos en la Constitución, dicen. Un sagaz uso de las citas les permite invocar nada menos que a Juan Bautista Alberdi, ya que las empresas «importan a la prosperidad de la nación y a la existencia del poder. Sin rentas no hay gobierno; sin gobierno, sin población, sin capitales, no hay Estado.» Veamos pues los hechos, es decir la cotización del dólar.
La Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac), dependiente de la Procuración General de la Nación, está investigando la posibilidad de que se hayan cometido delitos con motivo de las maniobras especulativas que provocaron la suba de la cotización del dólar a partir del jueves 23 de enero.
Ese día la petrolera Shell compró dólares en el mercado mayorista a precios muy superiores al vigente: cotizaban a 7,20 pesos por dólar y pagaron 8,40. A partir de estas operaciones en el mercado cambiario, se incrementaron las cotizaciones de manera injustificada, con lo que se habrían cometido ilícitos cambiarios, fraudes al comercio e industria, defraudaciones contra la administración pública y estafa contra los accionistas de la empresa Shell, que debieron pagar mucho más de lo necesario.
La Procuración General de la Nación a través de su portal de noticias afirmó que «las presuntas conductas de manipulación en el dólar dentro del mercado cambiario con una finalidad desestabilizadora afectan al orden público económico-financiero; en tanto lesionan el normal desarrollo del mercado, como también su confiabilidad y estabilidad, pudiendo configurarse un daño que impactaría a todo el sistema y un perjuicio a los intereses económicos de la Nación». En el otro extremo de la escala, está la posible defraudación a los accionistas de la empresa que compró los dólares más caros. Hay, mal que les pese a las almas sensibles, algunos hechos que pueden configurar delitos en tres categorías, tal como lo define el Código Penal vigente. ¿Es un hecho de inseguridad?
El primero de los posibles delitos es el que ya comenzó a examinar la Procelac y se refiere al cometido contra el orden económico y financiero. Estaría configurado por la compra de dólares a un valor significativamente superior al que marcaba la cotización vigente y que influyó sobre los precios pagados después.
Recordemos que el art. 309, inc. 1 a) del Código Penal establece que «será reprimido con prisión de uno (1) a cuatro (4) años, multa equivalente al monto de la operación e inhabilitación de hasta cinco (5) años, el que: a) Realizare transacciones u operaciones que hicieren subir, mantener o bajar el precio de valores negociables u otros instrumentos financieros, valiéndose de noticias falsas, negociaciones fingidas, reunión o coalición entre los principales tenedores de la especie, con el fin de producir la apariencia de mayor liquidez o de negociarla a un determinado precio.» Deberá determinarse cuál fue la importancia que tuvo en la devaluación de la moneda que siguió a esa operación, y sería un delito contra el orden económico y financiero.
El segundo delito sería el fraude que se habría cometido en perjuicio del comercio y la industria. Así leemos en el art. 300 inc. 1, que establece que serán reprimidos con prisión de seis (6) meses a dos (2) años: 1º. El que hiciere alzar o bajar el precio de las mercaderías por medio de noticias falsas, negociaciones fingidas o por reunión o coalición entre los principales tenedores de una mercancía o género, con el fin de no venderla o de no venderla sino a un precio determinado.
Por último está el delito más fácil de probar, que es el de la defraudación a los accionistas de Shell, a los que se hizo pagar por la compra de dólares mucho más de lo requerido por el vendedor. Los artículos 172 y 173 del Código Penal fijan una pena de un mes a seis años a «el que, por disposición de la ley, de la autoridad o por un acto jurídico, tuviera a su cargo el manejo, la administración o el cuidado de bienes o intereses pecuniarios ajenos, y con el fin de procurar para sí o para un tercero un lucro indebido o para causar daño, violando sus deberes perjudicare los intereses confiados u obligare abusivamente al titular de estos» (art. 173, inc. 7).
¿Señalar que una petrolera extranjera influyó en la cotización del dólar –con la comisión de posibles delitos– es un atentado a la democracia? ¿O es un atentado a la democracia utilizar el poder económico para fijar políticas que sólo dependen de las urnas? Quizá una lectura más profunda, más completa, más analítica de Alberdi los lleve por otros caminos, y así puedan diferenciar la suprema potestad de Estado, que no reside en las corporaciones, sino en el pueblo, que es eso que llamamos Soberanía. Lo esperamos.
Pero es una extraña ecuación la que nos propone el texto citado: la prosperidad como fundamento del poder, por lo cual sólo es poder aquel que se asienta sobre la prosperidad (de quién, de quiénes, cómo: nada dicen); luego la importancia de la renta (suponemos que Alberdi, lector de Ricardo, hablara de la renta de la tierra, ucronía si que conveniente; la renta como base del gobierno, de la población, tema caro a Alberdi, pero también capitales y por último el Estado. En esta especie de Alberdi for dummies que proponen, queda claro que Estado es sólo aquel que garantice rentas, gobierno, población y capitales, según una definición que no hacen explicita. Al naturalizar la política, sólo quedan axiomas sin demostrar, que es la esencia de su dogma ultraliberal, y que poco tiene que ver con los principios que cada cual pueda sustentar, pero mucho con las relaciones de fuerza (digamos sólo: distribución del ingreso) que desean ver recuperadas.
Tanta estructura ausente en el pronunciamiento, diría Umberto Eco, marca qué es lo que se busca. La estructura ausente, dice Eco, es lo que da sentido al texto, como en una novela policial, lo que no se revela hasta la última página: es el nombre del culpable. En este caso, almas sensibles, la solidaridad con un empleado de Shell no es más que afirmar los derechos fácticos de las empresas más grandes para fijar el orden económico, político y social que les permita a las corporaciones maximizar sus ganancias a costa del conjunto de la sociedad. La Constitución que dicen defender no es la del derecho, sino la de los hechos de fuerza.
Porque quien fija un precio ejerce un poder, y en este pensamiento ultraliberal ese poder no puede estar siquiera a alcance de voto; entonces es indignante. En estos tiempos interesantes, cada actor devela sus verdaderas intenciones, así como los intereses que defiende. Sería triste, aun para Alberdi, que la Soberanía resida en una petrolera anglo-holandesa, que ataca lo político para defenderse desde una cierta visión económica (eso de la «libre empresa»). Por cierto, esa petrolera aumentó sus combustibles un 12 por ciento. Como vimos que son tan descuidados en el interés de sus accionistas, sólo podemos pensar que se trata de un conflicto de poder, con comisión de posibles delitos. ¡Pero que más da! Todo vale, para ellos y sus defensores, frente al demonio del populismo.

Acerca de Napule

es Antonio Cicioni, politólogo y agnotólogo, hincha de Platense y adicto en recuperación a la pizza porteña.

Ver todas las entradas de Napule →

7 comentarios en «Sobre el asunto de Shell»

  1. Sin defender a Shell, que me resulta como mínimo indiferente, no debemos pecar de ingenuos en el análisis. El jefe de gabinete dijo que el dolar llegó al precio que les parece razonable que esté, es decir, se atribuyen la devaluación como una política económica, entonces no es fruto de un golpe especulativo. Por otro lado, si con una orden de compra de U$S 3.500.000 se voltea un mercado cambiario, entonces la situación sería de una fragilidad tal que cualquier millonario mediano (ni hablar de grandes corporaciones como Shell), podría manejar nuestra economía y eso no es así.
    Por otro lado, tampoco es correcto decir que las cotizaciones (del dolar) aumentaron en forma «injustificada», dado que la realidad indica lo contrario, incluso $ 8 es todavía un tipo de cambio bajo, por eso sigue habiendo tanta presión sobre el dolar, por eso todos los asalariados que pueden se desesperan por comprarlo y por eso no se libera el «cepo» en forma completa, dejando afuera, por ejemplo, ahorros en poder de las personas, aún cuando fuera dinero legítimo. Basta simplemente mencionar que el cociente entre reservas y base monetaria da $ 13 para tener un parámetro.
    Cabe agregar además que Shell importa el petróleo y lo paga en dólares al tipo de cambio oficial, por lo tanto, si el tipo de cambio aumenta, deberá pagarlo más caro, no hay otra interpretación. Si suben sus costos, no podrá mantener los precios, salvo que quiera perder dinero en beneficio de terceros en forma altruista.
    De la misma manera, pedir una actitud solidaria de un empresario respecto de su empresa, es un contrasentido. Las empresas se constituyen con el único fin de obtener beneficios económicos, esa es su razón de ser y los empresarios (al menos en lo que hacen a su emprendimiento), son egoístas por naturaleza, puesto que así funciona el capitalismo y, lamento informar, nuestra economía es de base capitalista. Decía el padre del capitalismo que se obtiene el pan del panadero por su egoismo, no por su amabilidad. Quien pide y peor aún, exige solidad a un empresario o a una empresa, como mínimo adolece de ingenuidad o desconocimiento del funcionamiento del sistema económico en que se encuentra inmerso.
    Políticamente, Shell le viene al gobierno como anillo al dedo, para tener un nuevo «responsable» de los males argentinos, parece que ya con Clarín no alcanza.
    Entiendo que si Shell nos hace tanto daño, debería ser expulsada del país o expropiada, no tiene sentido que nuestra economía sea manejada por una empresa extranjera.

    1. El gobierno tenia planeado dejar subir el tipo de cambio lentamente, y cuando llegara a 8 pesos, intervenir para mantenerlo ahi. La idea era generar una devaluacion lenta que tuviera menor impacto inflacionario. El accionar de aranguren acelero el proceso y cuando la cotizacion toco los ocho pesos, el gobierno intervino, como lo tenia planeado, pero antes de lo que tenia planeado. Capitanich no se arroga haber hecho la devaluacion el, lo unico que dice es eso: cuando la cotizacion llego al nivel que el gobierno tenia planeado, intervino. Lo que no implica que a esa cotizacion se haya llegado por voluntad del gobierno, en este momento.

      El mercado cambiario, debido al cepo pero sobre todo debido a la escasez de dolares por la accion de empresarios (entre que se destacan los sojeros) de no liquidar sus bienes exportables, es chico. Por eso un tipo con un monto relativamente pequeño, haciendo una operacion a un valor muy por encima de la cotizacion oficial, puede forzar la suba.

      Al empresario no se le pide que tenga una actitud solidaria, se le pide que no cometa un delito. Dice el código penal en su articulo 300:
      «Serán reprimidos con prisión de seis meses a dos años:
      1º. El que hiciere alzar o bajar el precio de las mercaderías, fondos públicos o valores, por medio de noticias falsas, negociaciones fingidas o por reunión o coalición entre los principales tenedores de una mercancía o género, con el fin de no venderla o de no venderla sino a un precio determinado;»

      1. Gracias Leandro por responder e interesarte en mi comentario. Es muy criteriosa tu apreciación, pero yo sigo creyendo que aún cuando fuera cierto que Shell haya tenido intenciones desestabilizantes sobre el tipo de cambio, no me parece que una orden de compra de tal porte pueda hacer mella en un BCRA con casi U$S 30.000 millones de reservas que viene vendiendo a un ritmo de U$S 200 millones diarios.
        En todo caso y sin perjuicio de ello, considerando la posibilidad de la comisión de un delito, sería interesante accionar sobre el responsable y, al menos, pedir explicaciones, no conozco la respuesta de Shell sobre este punto. De otra forma, todo se queda en el discurso.
        Finalmente destaco que el gobierno aceleró la devaluación aún antes de que exista esta supuesta maniobra de Shell, recordemos que antes de esto el dolar trepó fuerte en enero hasta $ 6.85, luego dio un salto a $ 7.15 y durante la jornada del 23/1 seguía la tendencia alcista cuando supuestamente vino esta orden de compra. Es claro entonces que el gobierno convalidó esto, sobre todo como siempre dijo que era un mercado libre con flotación «administrada». Políticamente es mejor echarle la culpa de la devaluación a Shell que adjudicarse la decisión por las consecuencias sociales que trae.

      2. Al Sr Leandro le molesta que una empresa multinacional haya cerrado cambio con otra empresa multinacional por 3,500,000 de dolares en un pais que importa por valor de 85,000,000,000 millones de dolares por anio PERO no dice nada de que el Sr Nestor Kirchner haya comprado 2,000,000 millones de dolares en medio de la crisis mundial mas grave de los ultimos 80 anios. Todos patriotas empezando por el lider de la asociacion ilicita: NK

      3. El problema no es el monto, el problema es comprar a un precio mucho mayor que el de cotizacion.

        Y el mecanismo es simple. En un dia con pocas operaciones, una operacion grande (en proporcion a lo operado ese dia) te tira la cotizacion para arriba. Al ver que sube más rápido (y frente al probable llamado de aranguren a toda su lista de telefono diciendoles «che compren ya que me acaban de vender a 8,40, se va a la mierda»), fluyen mas compradores que intentan apoderarse de la moneda que creen va a subir, haciendo que efectivamente suba. Es el mecanismo basico de una corrida cambiaria. Y como dice el articulo 300 del codigo penal, es un DELITO.

        eternomero, repito, el volumen no tiene que ser grande en terminos absolutos, basta que sea grande en relacion al volumen operado hasta ese momento. Y que se corra la bola de que se estan realizando operaciones a ese precio mas alto. El panico es rapido entre los inversores de guita.

      4. En estos años de lecturas blogosferiles (¿?) he leido los más desopilantes comentarios y he sabido «apreciar» la plena vigencia de las más soberbias estupideces «medio pelo/titlingas»

        Pero las pelotudeces del uachi son dignas de admiración..

        Eso sí, bien coeherente con su «corpus filosófico» y que dice: en forma «legal y correcta pero de forma incorrecta» de acuerdo nos aleccionara otrora en un posteo antológico sobre el polémico secretario..

        ¡Ils ne passeront pas!

      5. Leandro, lo de Shell no fue ni noticia falsa ni operacion fingida, ni delito. Shell salio a comprar dolares en un mercado abierto fiscalizado por el Banco Central.La oferta que apareció fue la de HSBC a 8.40, la aceptó. Si hubiera habido otra a 7.80, ahi si podrias preguntarte que estaban haciendo. Todo esto esta documentado, nadie dijo que Shell pasó otras ofertas. El gobierno ha decidido convertir a Shell en villano por el motivo que sea, es curioso que el culpable sea Shell por comprar y no HSBC por ofrecer ese precio.

        No hubo acuerdo ni confabulacion para armar un precio falso, lo que cubre el articulo 300. Cuando el kirchnerismo deje de hablar de lo que sea como si fuese Harry Potter y el resto del pais Lord Voldemort habra alguna posibilidad de que las cosas mejoren.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *