Un ejecutivo de Goldman desnudó miserias de Wall St.

The New York Times – 15/03/12
Los operadores de Wall Street vienen y van todo el tiempo, pero pocos de los que se han ido tenían el olfato de Greg Smith. La forma en que renunció en Goldman Sachs, y lo que tenía para decir, sirvieron para volver a encender una polémica sobre cuánto cambió Wall Street tras la crisis financiera.
Muy poco, dijo en una columna de Opinión de The New York Times el miércoles. Smith, director ejecutivo de Goldman Sachs en Londres que administraba instrumentos derivados de renta variable, censuró el cambio drástico producido en la cultura de la firma desde que se había incorporado hacía 12 años, en tanto ahora las ganancias se anteponen al interés de los clientes que, escribió, a menudo son ridiculizados como “títeres” por la gente de Goldman.
Smith está diciendo públicamente lo que otros susurran en privado . Aun en Wall Street –donde ganar dinero es bueno, y ganar más dinero es mejor– hay unos pocos dogmas que todavía inspiran respeto, como por ejemplo que el cliente está primero, o al menos segundo, no que es el último en la cola.
En las reuniones que se llevan a cabo en Goldman, en cambio, “no se dedica ni un solo minuto a preguntarnos cómo podemos ayudar a los clientes”, escribió Smith. “Todo se refiere pura y exclusivamente a cómo podemos sacarles el máximo de dinero para ganar”.
“Gente que se preocupe solamente por ganar dinero no mantendrá a esta empresa –ni la confianza de los clientes– por mucho más tiempo”, advirtió Smith, cuya página biográfica recorre el tiempo que pasó en la firma en Nueva York y Europa.
Un portavoz de Goldman Sachs respondió al artículo el miércoles temprano: “Disentimos con las opiniones expresadas, que para nosotros no reflejan la forma en que manejamos nuestro negocio. Estamos convencidos de que sólo tendremos éxito si nuestros clientes tienen éxito. Esta verdad fundamental constituye el núcleo de nuestra manera de comportarnos”.
La crítica de Smith, más que las historias sobre los bonos o las palabras hirientes de, por ejemplo, Occupy Wall Street, podrían ser particularmente penosas para Wall Street en este momento. Están todavía frescos los recuerdos de la demanda que presentó la Comisión de Valores en abril de 2010 acusando a Goldman de estafa por haber vendido a sus clientes complicados títulos respaldados por hipotecas que posteriormente se malograron sin haber mencionado nunca que había apostado en su contra.
Antes de los Noventa, la remuneración de los directores de las entidades financieras estaba a la par de los directores de las empresas que cotizaban en bolsa, o era incluso un poco más baja.
Hacia 2005, la remuneración era aproximadamente un 250% más alta en promedio.
La carrera de Smith en Goldman terminó pero él insistió en que no era demasiado tarde para su antigua empresa ni para el resto de Wall Street.
“El cliente debe volver a ser el foco central de la actividad”, escribió. “Sin clientes no ganarán dinero. De hecho, no existirán. Hay que eliminar a los que están moralmente quebrados, por mucho dinero que ganen para la empresa. Y recomponer la cultura para que la gente quiera trabajar allí por las razones correctas.

Acerca de Napule

es Antonio Cicioni, politólogo y agnotólogo, hincha de Platense y adicto en recuperación a la pizza porteña.

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