El 27 de diciembre se anunció que Cristina Kirchner sufría un “carcinoma papilar de tiroides” . Ayer, tres días después de la cirugía por la cual se le removió la glándula, los médicos presidenciales cambiaron el diagnóstico: no era un cáncer, sino que se trató de “adenomas foliculares”, aunque no precisaron cuántos. Un cambio drástico que la mayoría de los especialistas en endocrinología y cirugía de cuello consultados por Clarín ayer atribuyen a un “falso positivo”.
Es decir, el estudio de la biopsia que se le hizo antes de la cirugía había identificado erróneamente cáncer cuando no lo era. Afirman que el 2% de las biopsias de los nódulos de la tiroides (como el que tenía la Presidente) arrojan resultados “falsos positivos”.
El estudio de la biopsia es hoy un método de rutina que se indica cuando los médicos detectan o sospechan la presencia de un nódulo en la glándula tiroides. Al practicar esta punción, se introduce una aguja fina en el cuello del paciente que llega hasta el nódulo y se aspiran células. Esas células se analizan en el microscopio, y el profesional que las estudia (puede ser un citólogo o un patólogo) determina si hay presencia de células cancerígenas o no. En el caso de la Presidenta, no se informó quién estuvo a cargo de este estudio .
“La biopsia es un método excelente para diagnosticar el cáncer de tiroides.
El resultado siempre es provisorio hasta que lo confirme o lo descarte el estudio histopatológico posterior a la cirugía”, afirmó Alicia Gauna, ex presidenta de la Sociedad Argentina de Endocrinología. “No considero que haya ocurrido una equivocación por parte de los médicos: sabemos que hay falsos positivos”, opinó Eduardo Faure, jefe de la sección tiroides del Hospital Churruca-Vica.
Entonces, ¿fue inútil extirparle la tiroides? “Con sospecha alta de cáncer, la operación estuvo perfectamente indicada. Y si durante la congelación intraoperatoria –que se practica durante la cirugía– el cáncer se confirma, no hay otra opción que realizar una tiroidectomía total más vaciamiento de los ganglios visibles y palpables”, respondió Osvaldo González Aguilar, director de la carrera de especialistas de cabeza y cuello de la UBA y el Hospital Marie Curie y miembro honorario de la Academia Argentina de Cirugía.
Fabián Pitoia, endocrinólogo del Hospital de Clínicas de la UBA, consideró que es poco frecuente que se diagnostique un cáncer papilar cuando no existe, pero que “la operación no podía haberse evitado” . Faure agregó que ese tratamiento está indicado en todos los consensos médicos de las sociedades médicas del mundo: ante la sospecha de cáncer, hay que extirpar la glándula.
¿Y cómo cambiará el postoperatorio de la Presidente a partir de la modificación del diagnóstico? En el parte médico, se informó que no se someterá al tratamiento con yodo radiactivo. Los especialistas coinciden en que menos de una semana la Presidente podría volver a trabajar. Deberá tomar Levotiroxina de por vida.
Es decir, el estudio de la biopsia que se le hizo antes de la cirugía había identificado erróneamente cáncer cuando no lo era. Afirman que el 2% de las biopsias de los nódulos de la tiroides (como el que tenía la Presidente) arrojan resultados “falsos positivos”.
El estudio de la biopsia es hoy un método de rutina que se indica cuando los médicos detectan o sospechan la presencia de un nódulo en la glándula tiroides. Al practicar esta punción, se introduce una aguja fina en el cuello del paciente que llega hasta el nódulo y se aspiran células. Esas células se analizan en el microscopio, y el profesional que las estudia (puede ser un citólogo o un patólogo) determina si hay presencia de células cancerígenas o no. En el caso de la Presidenta, no se informó quién estuvo a cargo de este estudio .
“La biopsia es un método excelente para diagnosticar el cáncer de tiroides.
El resultado siempre es provisorio hasta que lo confirme o lo descarte el estudio histopatológico posterior a la cirugía”, afirmó Alicia Gauna, ex presidenta de la Sociedad Argentina de Endocrinología. “No considero que haya ocurrido una equivocación por parte de los médicos: sabemos que hay falsos positivos”, opinó Eduardo Faure, jefe de la sección tiroides del Hospital Churruca-Vica.
Entonces, ¿fue inútil extirparle la tiroides? “Con sospecha alta de cáncer, la operación estuvo perfectamente indicada. Y si durante la congelación intraoperatoria –que se practica durante la cirugía– el cáncer se confirma, no hay otra opción que realizar una tiroidectomía total más vaciamiento de los ganglios visibles y palpables”, respondió Osvaldo González Aguilar, director de la carrera de especialistas de cabeza y cuello de la UBA y el Hospital Marie Curie y miembro honorario de la Academia Argentina de Cirugía.
Fabián Pitoia, endocrinólogo del Hospital de Clínicas de la UBA, consideró que es poco frecuente que se diagnostique un cáncer papilar cuando no existe, pero que “la operación no podía haberse evitado” . Faure agregó que ese tratamiento está indicado en todos los consensos médicos de las sociedades médicas del mundo: ante la sospecha de cáncer, hay que extirpar la glándula.
¿Y cómo cambiará el postoperatorio de la Presidente a partir de la modificación del diagnóstico? En el parte médico, se informó que no se someterá al tratamiento con yodo radiactivo. Los especialistas coinciden en que menos de una semana la Presidente podría volver a trabajar. Deberá tomar Levotiroxina de por vida.