Un fracaso político y personal

El fracaso de Cristina Kirchner en la designación de Daniel Reposo como procurador general de la Nación ha desafiado su autoridad dentro del oficialismo. Es la primera vez que le ocurre desde que reasumió el mando en diciembre. El límite a Reposo no llegó sólo desde la oposición coordinada del radicalismo, el socialismo y ARI. El Gobierno tampoco consiguió el apoyo de senadores que, en general, lo acompañan.
El traspié es significativo porque la nominación de Reposo fue una decisión exclusiva de la señora de Kirchner. También porque el actual esquema de poder está más amenazado por la disidencia de los aliados que por la ferocidad de los rivales. El acuerdo para el sucesor de Esteban Righi era un test de la viabilidad parlamentaria de una reforma constitucional.
Si bien el experimento Reposo es un inventario de desaciertos, en él se destaca el principal error en el que está atrapada hoy la Presidenta: reducir su política a la exclusiva dimensión de una guerra con los medios.
El polígrafo Reposo renunció a su postulación a través de cuatro cartas que llevan una marca de estilo: están plagadas de «errores de tipeo». En ellas figuran los argumentos del oficialismo para explicar la derrota. El candidato sostiene que su mérito es haber sido portaestandarte en la lucha contra La Nacion y el Grupo Clarín. Y que quienes cortaron su paso, sobre todo la UCR, obedecieron a esos medios. Lo más grave de este argumento es que el Gobierno cree que es cierto. Y lo cree porque en la secuencia que va desde el ataque de Amado Boudou a Righi, hasta la nominación de Alejandra Gils Carbó, la nueva candidata a la Procuración, todas las decisiones de Cristina Kirchner fueron pensadas a la luz de su conflicto con los diarios.
Righi no fue desplazado por poner en riesgo la situación penal de Boudou. El vicepresidente está hoy más complicado que cuando pronunció su soliloquio en el Congreso. A Righi, igual que al juez Daniel Rafecas, se le reprochaba alimentar a la prensa con datos desfavorables al Gobierno. Ese cargo se sostenía en que ambos eran amigos de Alberto Fernández, a quien la Presidenta considera un operador de superficie del Grupo Clarín. Lo entendieron algunos periodistas de Página 12: interesados en salvar a Righi y a Rafecas, recordaron a la Presidenta los servicios de esos funcionarios a la cruzada contra Clarín. Fue en vano.
La señora de Kirchner se fascinó con Reposo hace dos años, cuando leyó que se había agarrado a trompadas con el abogado del gerente de Finanzas de Papel Prensa. Desde entonces lo comenzó a consultar. La Procuración era el premio a las heridas del combate.
Con Gils Carbó mejora el currículum pero no el criterio de la elección. La fiscal compitió con Reposo cuando se conoció la renuncia de Righi. Su principal antecedente es la reticencia a la expansión del Grupo Clarín. En este aspecto, la biografía de Gils Carbó es mucho más nítida que la de la Presidenta: cuando los Kirchner bendijeron la integración de Multicanal y Cablevisión, ella se opuso. Gils Carbó fue otro soldado en la batalla de Papel Prensa.
Los detractores de Gils Carbó creen que la adversidad con Clarín deriva de alguna afinidad con Raúl Moneta, eterno enemigo de ese grupo y hoy allegado, con José Luis Manzano, a Juan Manuel Abal Medina. Esos críticos aducen, hasta ahora sin más prueba que una red de relaciones personales, que Gils generó el vínculo con Moneta cuando trabajaba con el mendocino Nicolás Becerra, procurador designado por Carlos Menem. Kirchner desplazó a Becerra en el año 2003. En ese entonces cultivaba una alianza con Clarín. Todo gira.
Como administrativista, Gils Carbó sintoniza con las modulaciones discursivas del kirchnerismo, en el sentido de ver la historia del Estado como la de su larga apropiación por parte de conglomerados económicos.
La cobertura de la Procuración se agrega a una larga serie de decisiones guiadas por el conflicto con la «corporación mediática». El ex procurador del Tesoro Joaquín Da Rocha fue exonerado por su reticencia ante la persecución penal de Bartolomé Mitre y Héctor Magnetto en el caso Papel Prensa. Gabriel Mariotto llegó a la vicegobernación bonaerense por su trabajo en la ley de medios. Ahora debe arrinconar a Scioli, que sigue sin incorporarse a la contienda.
Para definir su distancia con Scioli, La Cámpora pidió un informe sobre el destino de la publicidad oficial. La Presidenta había denunciado que buena parte de esa pauta iba al Grupo Clarín. Cristina Kirchner está convencida de que la presión sobre el dólar obedece a una campaña mediática. Y la principal razón por la cual confía a Guillermo Moreno la represión de esa fuga es su intransigente rivalidad con los accionistas privados de Papel Prensa. Es la guerra contra los diarios la que puso en manos de Moreno la política cambiaria.
Suele suceder con las obsesiones persecutorias que quien cae preso de ellas atribuye al enemigo una racionalidad omnipotente, capaz de infiltrar el propio campo. El entorno de quienes encaran estas guerras se contamina con la desconfianza. Los vínculos se envilecen porque la lealtad se convierte en la única variable de selección. El líder se vuelve vulnerable: cualquiera puede manipularlo con sólo activar sus paranoias. En el kirchnerismo hoy se puede progresar con sólo repetir que «Clarín miente». Ya lo dijo Don Corleone: «No odies a tu enemigo porque eso nublará tu inteligencia».
La Presidenta ha caído en este drama. Su realidad se ha vuelto unidimensional. Sólo así se comprende que en el trámite de Reposo haya cometido errores indignos de una profesional. Envió al Senado el pliego, sin cerciorarse de que contaba con los votos. No advirtió que su gobierno ya no dialoga con los peronistas federales. Miguel Pichetto podría habérselo explicado. Esos senadores están indignados porque se los excluyó de todas las comisiones parlamentarias. Fue en venganza por haber votado contra la ley de medios.
Tampoco se entiende por qué Cristina Kirchner no retiró el pliego de Reposo antes del humillante examen al que lo sometió la oposición, liderada por el radical Ernesto Sanz. Todavía más incomprensible fue que lo hiciera después de un cacerolazo al que terminó asignándole un sentido retroactivo que acaso no tenía.
Pero el desacierto más grave de la Presidenta fue elegir a un profesional de pobres antecedentes para reemplazar a Righi, a quien el peronismo institucionalista, si cabe el oxímoron, sigue llorando, como se advertirá el miércoles, cuando el ex procurador se presente junto a Enrique Bacigalupo en la Facultad de Derecho.
La verdad asomó por un fallido. El miércoles, Cristina Kirchner presidió la ceremonia de mayor vibración institucional y complejidad simbólica de lo que va de su gestión, comparable al retiro del cuadro de Videla ordenado por su esposo. En la sede de la Armada, promovió al grado de capitán de corbeta al teniente de fragata Jorge Devoto, desaparecido en ese edificio Libertad durante la dictadura. Se notaba que el de esa tarde era un discurso difícil para ella. Para distenderse, elogió la brillante carrera de la viuda del marino, Marta Bettini, preguntándole: «¿Con qué promedio te recibiste, Marta?» La abogada, que lleva la sagacidad en la sangre, contestó: «No tiene importancia». «¡Cómo no va a tener importancia el promedio!», se fastidió la Presidenta. Se le debe haber aparecido la imagen de Reposo, porque, enseguida, agregó: «Importa, aunque no es determinante».
El día después de que Daniel Reposo anunció que renunciaba a su postulación como procurador general, la red social Twitter le sirvió a la oposición para exhibir lo que vivió como un triunfo. El kirchnerismo, en cambio, hizo pocos comentarios y prefirió elogiar a la nueva candidata oficial, Alejandra Gils Carbó.
@RICALFONSIN
Ricardo Alfonsín
Diputado UCR
Viernes 8/ 00:03
«Reposo no genera ninguna confianza en la sociedad. Debe renunciar también a la Sindicatura General de la Nación.»
@PionedoFederico
Federico Pinedo
Diputado Pro
Viernes 8/ 07:49
«Un gran triunfo de los senadores serios, de la oposición y de miles de ciudadanos el #noareposo»
@denarvaez
Francisco De Narvaez
Diputado Frente Peronista
Viernes 8/ 16:55
«La gente decidió poner un límite. En este caso vetando a Reposo, un soldado de la causa, y optando por la independencia de la Justicia».
@chino_navarro
Fernando Navarro
Diputado bonaerense FPV
Viernes 8/ 15:30
«La propuesta d Gils Carbó como procuradora confirma q CFK va por la profundización del proceso político».
@danielamoroso
Daniel Amoroso
Legislador porteño
Viernes 8/ 19:19
«Lo mejor que puede hacer Reposo es llamarse a silencio! Ahora dice que le sobraban los votos en el Senado !!! Habrá aprobado matemáticas?
@juliopiumato
Julio Piumato
Sec. gremio judicial
Viernes 8/ 16:48
«Los progresimios son a la red social lo q Reposo a la Procuración General de la Nación!»
@CayetanoAsis
Jorge Asis
Escritor
Viernes 8/ 19:40
«Cristinismo y comunicación. Admirable utilización de la desgracia de Reposo. Pasó inadvertido el sobreseimiento de Uberti».?.

Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)

"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).

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