Un laboratorio electoral hiperactivo

Hasta que se desató la crisis financiera de abril, la vida pública argentina se organizaba alrededor de dos axiomas. Mauricio Macri tenía la reelección escriturada. Y el kirchnerismo caminaba hacia un ocaso irreversible. Ambas tesis han sido corroídas por la duda.
Como esa incertidumbre agrava la dinámica económica, el interés por despejar la incógnita sucesoria es más urgente. La dirigencia política enfrenta los dos procesos principales de la agenda de estos días -el tsunami judicial de los cuadernos de Centeno y la negociación del presupuesto para cumplir el acuerdo con el FMI – con una incontenible ansiedad frente a las urnas. Esos dos fenómenos generan sorprendentes paradojas. Por eso los laboratorios electorales del Gobierno y de la oposición están hiperactivos.
Los cuadernos de Centeno han impactado sobre la política como una bomba de profundidad. Sus misteriosas derivaciones tal vez no sean lineales. La Casa Rosada acaba de recibir el resultado de 20 encuestas sobre focus groups. Para asombro de quienes las contrataron, un número ínfimo de consultados hizo una referencia espontánea al Lava Jato nacional. De acuerdo con ese estudio, cuanto más se ingresa en el conurbano bonaerense, menos relevante parece ese problema.
La Casa Rosada acaba de recibir el resultado de 20 encuestas sobre focus groups. Para asombro de quienes las contrataron, un número ínfimo de consultados hizo una referencia espontánea al Lava Jato nacional. De acuerdo con ese estudio, cuanto más se ingresa en el conurbano bonaerense, menos relevante parece ese problema.
Esta indiferencia se inscribe en un contexto bastante rígido. Las fechorías del kirchnerismo no mueven el amperímetro del votante de Cambiemos, cuya indignación está saturada desde hace mucho tiempo. Y tampoco afecta a la feligresía de Cristina Kirchner , que ya asimiló evidencias incontrastables, como los nueve millones de dólares que José López revoleó tras los muros de un convento. Nada que sorprenda demasiado: condenado por sobornos a 12 años de prisión en el Lava Jato original, Lula da Silva acumula 39% de intención de voto para comicios en los que no puede presentarse. Aunque hay novedades inquietantes: López confesó que algunos magistrados militantes de Justicia Legítima recibían fondos de la caja de la obra pública. Entre macristas y kirchneristas aparece una franja impasible. Más por desinformación que por inmoralidad.

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