José Carlos Yayo’ Guridi es un personaje difícil de encasillar. Hoy, se ha consolidado como uno de los referentes del humor del país por su paso por Showmatch y ahora con en el fenómeno televisivo Sin Codificar, pero, aunque muchos no lo sepan, este cordobés fanático de Belgrano también cuenta en su haber con un título de Licenciado en Economía por la Universidad Nacional de Córdoba. Incluso llegó a desempeñarse como asesor en el Ministerio de Economía provincial. Detrás de las máscaras, pelucas y bigotes postizos hay un hombre preparado, que se preocupa por la actualidad y el futuro del país.
Su encuentro con 3Días se da en un momento especial de Argentina, que está cumpliendo 30 años ininterrumpidos de democracia. La charla, entonces, parte desde allí. «La actualidad no escapa a los problemas que venimos arrastrando en estos últimos 30 años. La democracia bienvenida sea y gracias a Dios que la tenemos, pero veo que hubo problemas que atravesaron a todos los gobiernos y que, hasta ahora, no se han podido solucionar», explica Guridi, e inmediatamente deja fluir su perfil economista: «Hablo del tema de la inflación y de cómo generar y mantener un nivel de reservas genuino, que haga frente a la gran restricción que tenemos, que es el pago de la deuda externa».
La voz de este Yayo suena igual al humorista que los martes, jueves y domingos anima la pantalla de Telefe. Pero su mirada es distinta: más cautelosa, menos pícara, más severa. «La gran cuenta pendiente de la democracia es que no se ha hecho algo por lo que yo llamaría la complementación de exportaciones, para tener una industria más importante. Para pasarlo en limpio: estamos en pleno siglo XXI y todavía estamos rezando para que llueva y haya una buena cosecha para que entren dólares al país. Estamos muy lejos de salir de esa encrucijada», reconoce Guridi.
En ese momento, vienen a su mente las lecciones de sus cinco años de cursada en la Facultad, que moldearon la sagacidad que, hoy, emplea para dar vida a sus personajes televisivos y, también, para leer la actualidad argentina. «Soy un convencido de que los problemas no vienen de afuera sino que están acá adentro, y pasan por un tema de economía política, de cómo se redistribuye la plata que entra al país. Hay sectores muy fuertes aquí que hacen que sus intereses estén por encima del interés general, pero sé que es muy difícil resolverlo», sostiene, y añade: «Yo me acuerdo de un profesor de Microeconomía II que llenaba el pizarrón con una demostración atrás de otra para explicar que los que manejaran la tecnología y la moda iban a ser los que dominarían el mundo. Nosotros no las manejamos y así es difícil».
¿Qué cree que habría que modificar de la situación actual?
-Si queremos ser un país serio, que el presidente del Banco Central sea un puesto de carrera y no un cargo político. Acá cada político que llega pone a su hombre, y eso te indica que va a haber un manejo altamente discrecional de las reservas. Si hablamos de la independencia de la justicia y de otros organismos, tenemos que asegurar la independencia del Banco Central. Y yo soy más bien pragmático. Si hay una empresa del Estado que da pérdida, cerrémosla, o démosela a manos privadas y tengamos un control estricto sobre ella. No por mantener una empresa argentina vamos a sostener un drenaje de pérdidas que a la larga se vuelve insostenible.
¿Cómo ve la situación del dólar hoy y la brecha entre el cambio oficial y el paralelo?
– La regulación de la compra de dólares que se hizo en su momento estuvo bien, porque si no uno compraba en un banco a un precio y, después, iba y los vendía más caro en la cueva. Pero creo que en, algún momento, esto se va a tener que sincerar, para bien o para mal, porque esos controles son insostenibles en el largo plazo. Cuanto más control se está metiendo es porque no se está atacando un problema de fondo, y lo pongo en un contexto de todos los gobiernos democráticos.
¿Y cuál es ese problema?
-Hay que trabajar en tener una moneda fuerte. Y está el tema de la inflación. Nadie ha dado en la tecla de dónde está el problema. Sé que también es complicado porque Argentina es un país muy heterogéneo y hay zonas que por sí solas, sin dinero del Estado Nacional, son insostenibles. Es una cuenta pendiente de la democracia una nueva Ley de Coparticipación Federal, y también hace falta un empeño regional y conjunto para hacer más productivas y sustentables a las regiones.
¿Cómo ve los cambios recientes en el Gabinete nacional?
-Veo que puestos como el de Ministro de Economía o el de Secretario de Comercio son muy desgastantes, porque son funcionarios que están muy expuestos. Lo veo como que son cambios naturales, porque después de cierto tiempo en un puesto tan fusible y tan clave, hay un desgaste que indudablemente lleva a la necesidad de suplantar. El funcionario tiene una vida útil, que en esos casos es corta.
¿Como cordobés, cómo vivió el conflicto policial y los saqueos en Córdoba y en el resto del país?
-Córdoba fue un poco la mecha de todo. En realidad, Córdoba tiene unas características tan propias que siempre ha hecho que su historia sea casi revolucionaria, con una clase obrera muy importante, un sector estudiantil muy fuerte, una industria y un sector agropecuario desarrollado. Igual, sinceramente, me tomó por sorpresa todo lo que pasó. Me llama la atención la semejante organización que había para operar tan rápidamente. Más allá de que el reclamo policial sea justo y que estamos todos de acuerdo que se tiene que mejorar su situación, es realmente llamativo cómo pasó todo.
¿Qué piensa de la inseguridad?
-Es una preocupación por lo que veo que le pasa a la gente que está cerca mío y no porque me haga eco de algo que sale en los medios o que escucho. Me preocupa como padre y como persona que se relaciona con un montón de gente a diario pero no va más allá que eso. Es un tema que tampoco le hemos encontrado la vuelta, y no sé si la tiene. Me parece que hay que atacar otras cosas antes de pensar en resolver eso puntualmente.
Y viendo el escenario actual, ¿cree que se están atacando esos temas?
-Creo que llega cierto momento en que hay que apoyar lo que se está haciendo, porque, si no, no salimos nunca. Es muy fácil adoptar una posición cómoda de opinar de vez en cuando si algo se está haciendo bien o mal cuando no tengo todos los elementos para juzgar. Pero vamos a apoyar lo que se está haciendo por más que no sea el Gobierno que voté, por más que no esté de acuerdo con todas las medidas, porque. si no. nos quedamos en la discusión y en idas y vueltas. Yo prefiero que las cosas se hagan mal a que no se hagan. No puede haber una crítica constante porque no creo que todo lo que se esté haciendo esté mal ni creo que tengan razón los que critican todo lo que se hace. Hay una cuestión casi de bien social. Y si tienen la solución para los problemas, que las pongan al servicio de la gente.
Es conocido su fanatismo por Belgrano. ¿Cómo ve el fútbol argentino hoy?
-Está estropeado. No es una isla y no escapa a lo que pasa en la sociedad. Sí me parece fantástico el tema del Fútbol Para Todos, porque en un país como el nuestro es el folklore nuestro y un sentimiento, y no se puede estar negociando. Lo que sí veo mal es que si hay 20 equipos en Primera, todos deberían recibir lo mismo. No hay motivos para que un club se lleve más plata porque es supuestamente más grande. Si es más grande, que lo demuestre en otros lados, con la gente que va a la cancha, con un patrocinante más caro, con mayor caudal de socios. Pero el dinero de la televisación se tiene que repartir igual entre todos, porque si no se está haciendo cada vez más grande la brecha. Creo que es un instrumento para nivelar y equiparar las diferencias.
¿Qué opina del problema de la violencia en el fútbol?
-No le veo una solución. Mirá el caso del presidente de Independiente que emprendió una patriada contra la barrabrava de su club. Es un tipo que debería haber contado con el apoyo general e incondicional de todos los clubes, pero lo dejaron solo. Ojalá que el tiempo le dé la razón a esta persona, pero fijate que cuando una persona desnuda cuál es el problema de todo esto, lo dejan solo. Cuando ves el negocio que hay detrás de las barras bravas, entendés el porqué de tantas luchas internas. Mientras no se desactive ese negocio, no va a parar nunca.
Entre tantos temas difíciles, ¿qué asuntos lo alegran de la Argentina?
-La elección del Papa Francisco me pone muy contento. Indudablemente nadie tuvo que dejar de laburar o dejar de remarla todos los días porque el Papa es argentino, pero a nivel mundial es un hecho histórico y magnífico. Sé que con el tiempo algún rédito va a tener esto. Es un tipo que vino a demostrar que no llegó a continuar con un proceso lineal con lo que hacían los otros Papas. Este está dispuesto a tirar cuetes y me parece fantástico. Como todo proceso, se va a dar de a poco, pero creo que desde acá podemos enviarle toda la fuerza para que logre hacer lo que tiene en mente. / 3D
Su encuentro con 3Días se da en un momento especial de Argentina, que está cumpliendo 30 años ininterrumpidos de democracia. La charla, entonces, parte desde allí. «La actualidad no escapa a los problemas que venimos arrastrando en estos últimos 30 años. La democracia bienvenida sea y gracias a Dios que la tenemos, pero veo que hubo problemas que atravesaron a todos los gobiernos y que, hasta ahora, no se han podido solucionar», explica Guridi, e inmediatamente deja fluir su perfil economista: «Hablo del tema de la inflación y de cómo generar y mantener un nivel de reservas genuino, que haga frente a la gran restricción que tenemos, que es el pago de la deuda externa».
La voz de este Yayo suena igual al humorista que los martes, jueves y domingos anima la pantalla de Telefe. Pero su mirada es distinta: más cautelosa, menos pícara, más severa. «La gran cuenta pendiente de la democracia es que no se ha hecho algo por lo que yo llamaría la complementación de exportaciones, para tener una industria más importante. Para pasarlo en limpio: estamos en pleno siglo XXI y todavía estamos rezando para que llueva y haya una buena cosecha para que entren dólares al país. Estamos muy lejos de salir de esa encrucijada», reconoce Guridi.
En ese momento, vienen a su mente las lecciones de sus cinco años de cursada en la Facultad, que moldearon la sagacidad que, hoy, emplea para dar vida a sus personajes televisivos y, también, para leer la actualidad argentina. «Soy un convencido de que los problemas no vienen de afuera sino que están acá adentro, y pasan por un tema de economía política, de cómo se redistribuye la plata que entra al país. Hay sectores muy fuertes aquí que hacen que sus intereses estén por encima del interés general, pero sé que es muy difícil resolverlo», sostiene, y añade: «Yo me acuerdo de un profesor de Microeconomía II que llenaba el pizarrón con una demostración atrás de otra para explicar que los que manejaran la tecnología y la moda iban a ser los que dominarían el mundo. Nosotros no las manejamos y así es difícil».
¿Qué cree que habría que modificar de la situación actual?
-Si queremos ser un país serio, que el presidente del Banco Central sea un puesto de carrera y no un cargo político. Acá cada político que llega pone a su hombre, y eso te indica que va a haber un manejo altamente discrecional de las reservas. Si hablamos de la independencia de la justicia y de otros organismos, tenemos que asegurar la independencia del Banco Central. Y yo soy más bien pragmático. Si hay una empresa del Estado que da pérdida, cerrémosla, o démosela a manos privadas y tengamos un control estricto sobre ella. No por mantener una empresa argentina vamos a sostener un drenaje de pérdidas que a la larga se vuelve insostenible.
¿Cómo ve la situación del dólar hoy y la brecha entre el cambio oficial y el paralelo?
– La regulación de la compra de dólares que se hizo en su momento estuvo bien, porque si no uno compraba en un banco a un precio y, después, iba y los vendía más caro en la cueva. Pero creo que en, algún momento, esto se va a tener que sincerar, para bien o para mal, porque esos controles son insostenibles en el largo plazo. Cuanto más control se está metiendo es porque no se está atacando un problema de fondo, y lo pongo en un contexto de todos los gobiernos democráticos.
¿Y cuál es ese problema?
-Hay que trabajar en tener una moneda fuerte. Y está el tema de la inflación. Nadie ha dado en la tecla de dónde está el problema. Sé que también es complicado porque Argentina es un país muy heterogéneo y hay zonas que por sí solas, sin dinero del Estado Nacional, son insostenibles. Es una cuenta pendiente de la democracia una nueva Ley de Coparticipación Federal, y también hace falta un empeño regional y conjunto para hacer más productivas y sustentables a las regiones.
¿Cómo ve los cambios recientes en el Gabinete nacional?
-Veo que puestos como el de Ministro de Economía o el de Secretario de Comercio son muy desgastantes, porque son funcionarios que están muy expuestos. Lo veo como que son cambios naturales, porque después de cierto tiempo en un puesto tan fusible y tan clave, hay un desgaste que indudablemente lleva a la necesidad de suplantar. El funcionario tiene una vida útil, que en esos casos es corta.
¿Como cordobés, cómo vivió el conflicto policial y los saqueos en Córdoba y en el resto del país?
-Córdoba fue un poco la mecha de todo. En realidad, Córdoba tiene unas características tan propias que siempre ha hecho que su historia sea casi revolucionaria, con una clase obrera muy importante, un sector estudiantil muy fuerte, una industria y un sector agropecuario desarrollado. Igual, sinceramente, me tomó por sorpresa todo lo que pasó. Me llama la atención la semejante organización que había para operar tan rápidamente. Más allá de que el reclamo policial sea justo y que estamos todos de acuerdo que se tiene que mejorar su situación, es realmente llamativo cómo pasó todo.
¿Qué piensa de la inseguridad?
-Es una preocupación por lo que veo que le pasa a la gente que está cerca mío y no porque me haga eco de algo que sale en los medios o que escucho. Me preocupa como padre y como persona que se relaciona con un montón de gente a diario pero no va más allá que eso. Es un tema que tampoco le hemos encontrado la vuelta, y no sé si la tiene. Me parece que hay que atacar otras cosas antes de pensar en resolver eso puntualmente.
Y viendo el escenario actual, ¿cree que se están atacando esos temas?
-Creo que llega cierto momento en que hay que apoyar lo que se está haciendo, porque, si no, no salimos nunca. Es muy fácil adoptar una posición cómoda de opinar de vez en cuando si algo se está haciendo bien o mal cuando no tengo todos los elementos para juzgar. Pero vamos a apoyar lo que se está haciendo por más que no sea el Gobierno que voté, por más que no esté de acuerdo con todas las medidas, porque. si no. nos quedamos en la discusión y en idas y vueltas. Yo prefiero que las cosas se hagan mal a que no se hagan. No puede haber una crítica constante porque no creo que todo lo que se esté haciendo esté mal ni creo que tengan razón los que critican todo lo que se hace. Hay una cuestión casi de bien social. Y si tienen la solución para los problemas, que las pongan al servicio de la gente.
Es conocido su fanatismo por Belgrano. ¿Cómo ve el fútbol argentino hoy?
-Está estropeado. No es una isla y no escapa a lo que pasa en la sociedad. Sí me parece fantástico el tema del Fútbol Para Todos, porque en un país como el nuestro es el folklore nuestro y un sentimiento, y no se puede estar negociando. Lo que sí veo mal es que si hay 20 equipos en Primera, todos deberían recibir lo mismo. No hay motivos para que un club se lleve más plata porque es supuestamente más grande. Si es más grande, que lo demuestre en otros lados, con la gente que va a la cancha, con un patrocinante más caro, con mayor caudal de socios. Pero el dinero de la televisación se tiene que repartir igual entre todos, porque si no se está haciendo cada vez más grande la brecha. Creo que es un instrumento para nivelar y equiparar las diferencias.
¿Qué opina del problema de la violencia en el fútbol?
-No le veo una solución. Mirá el caso del presidente de Independiente que emprendió una patriada contra la barrabrava de su club. Es un tipo que debería haber contado con el apoyo general e incondicional de todos los clubes, pero lo dejaron solo. Ojalá que el tiempo le dé la razón a esta persona, pero fijate que cuando una persona desnuda cuál es el problema de todo esto, lo dejan solo. Cuando ves el negocio que hay detrás de las barras bravas, entendés el porqué de tantas luchas internas. Mientras no se desactive ese negocio, no va a parar nunca.
Entre tantos temas difíciles, ¿qué asuntos lo alegran de la Argentina?
-La elección del Papa Francisco me pone muy contento. Indudablemente nadie tuvo que dejar de laburar o dejar de remarla todos los días porque el Papa es argentino, pero a nivel mundial es un hecho histórico y magnífico. Sé que con el tiempo algún rédito va a tener esto. Es un tipo que vino a demostrar que no llegó a continuar con un proceso lineal con lo que hacían los otros Papas. Este está dispuesto a tirar cuetes y me parece fantástico. Como todo proceso, se va a dar de a poco, pero creo que desde acá podemos enviarle toda la fuerza para que logre hacer lo que tiene en mente. / 3D