Luis Zamora es candidato a diputado nacional por Autodeterminación y Libertad (AyL), pero –según él– muchos aún no lo saben. «El día de las PASO fui a votar y se me acercó un señor en la cola. ‘¿Cómo le va, jefe?, ¿usted dejó la política, no?’, me dijo. Otros me preguntan por qué no me presento. Ese es uno de los mayores problemas que tenemos», comentó el primer diputado de izquierda que ocupó una banca en el Congreso desde el regreso de la democracia. Pero ese no es el único obstáculo. «Es difícil hacer campaña y trabajar para vivir. Nadie de nuestro grupo vive de la política», sostuvo Zamora.
–Muchos aún lo recuerdan porque, al finalizar su mandato, se dedicó a vender libros.
–Fue por una nota que escribió Eduardo Blaustein. La tituló Uno que no afanó. La degradación de la política hace que llame la atención algo que no debería. Debería llamar la atención la coherencia de ideas en un momento en que los dirigentes saltan de un lugar a otro sin ningún problema. Pero no es un fenómeno nuevo, sucede desde hace más de 20 años.
–¿Se refiere a algún caso en particular?
–Sergio Massa aparece como un candidato opositor a un gobierno al que acompañó hasta hace poco. Daniel Scioli de repente se convirtió en el hombre elegido por el kirchnerismo para hacer la campaña en la provincia. Y lo de Elisa Carrió y Fernando Solanas es una cosa… Carrió no tiene ninguna seriedad política, pero Solanas había mantenido una coherencia a pesar de que no comparto muchas de sus ideas.
–¿Y qué cree que pasó con Solanas?
–El otro día, hablaba de hacer ajustes graduales y va de visita a Expoagro. Son cosas reprochables. No sólo hace campaña con Carrió y la UCR, sino que además quiere repartirse los senadores con el PRO. Me parece que está muy lanzado a obtener una banca como sea. Es triste políticamente.
–¿Qué piensa de la opción política que encabeza Massa?
–Es uno de los amontonamientos que se ven en política. No veo partidos políticos ni alianzas serias. Massa nuclea alternativas al kirchnerismo para disputar poder, pero no un proyecto diferente al del kirchnerismo, que se está agotando económica y políticamente. Nadie va a quitar la Asignación por Hijo o la movilidad jubilatoria, pero son medidas que se van a ir diluyendo con el tiempo.
–¿A qué llama signos de agotamiento?
–La economía está estancada. Y la presidentareconoció que pagó más de 170 mil millones de dólares de deuda. Pero el problema en la Argentina es que sale más de lo que entra. Llega un momento en que se termina y hoy hay un nivel muy alto de extranjerización de la economía, de concentración de la propiedad, fuga de capitales. Y se pagó deuda en efectivo como nunca antes. Eso lleva al gobierno a perseguir con perros a los que quieren comprar 100 dólares. Tenemos que lograr cambios de fondo desde el pueblo: en la economía capitalista no hay milagros, siempre tenés que apretar a alguien.
–¿Qué lo aleja del gobierno y qué lo acerca?
–Nosotros somos opositores. Algunas medidas las apoyamos, pero con críticas. Estamos absolutamente de acuerdo con la AUH, pero cuestionamos de donde vienen los fondos, no pueden salir del ANSES. Tendría que haber un impuesto a la ganancia de las grandes empresas para conformar un fondo que garantice la Asignación. Los trabajadores que aportamos y los jubilados no somos los que deberíamos pagar la AUH. Por otro lado, cada juicio a un genocida, por más que haya miles de trampas y laberintos, es algo maravilloso, muy reparador y por eso lo celebramos. Lo mismo ocurre con la Ley de Matrimonio Igualitario o la de Fertilización asistida, pero tampoco se las asignamos solamente al gobierno. Esas leyes existen porque mucha gente luchó mucho tiempo.
–¿Cómo analiza la actualidad porteña?
–La Ciudad tiene un problema muy importante: Mauricio Macri. El suyo es un proyecto autoritario y reaccionario, que reprime la protesta. Nosotros vivimos la represión en la Sala Alberdi del San Martín. Se estaba dando una discusión muy profunda, pero desde el macrismo dijeron «Cultura es lo que yo decido». Para el PRO la cultura tiene un objetivo de lucro y cuestionaban que no quisieran cobrar el uso de la sala.
–A partir de estas diferencias con el PRO y el FPV, ¿en qué lugar se ubica su espacio político?
–Nosotros somos muy críticos del gobierno. Pero me sorprendo cuando Solanas marca sus puntos en común con Macri, porque nosotros no tenemos nada en común con Cristina Fernández, pero tampoco con Macri. El gran desafío del pueblo es superar la política del menos malo, de sacar al gobierno como sea o viceversa, cuando dicen que después del kirchnerismo viene Massa. Hay que construir un proyecto desde el pueblo, pero sin un líder iluminado.
–Pero en 2001 ese proyecto duró poco en la Argentina.
–El proceso está abierto, pero se fue morigerando por las mejoras económicas. Aprendimos mucho de esa experiencia. Además, ya nadie tiene entusiasmo por la actual dirigencia. ¿A quién entusiasma Massa?
–Sin embargo, muchos jóvenes participan en política.
–Así como muchos toman las banderas del gobierno, otros se acercaron a la izquierda. En nuestra lista de legisladores, el 90% son menores de 30 años. Ojo que también hay militantes curtidos. Aunque lamentamos muchas cosas, medidas como la AUH o la reapertura de los juicios a los militares acercaron a los jóvenes a la política y abrieron un debate. Tuve muchos debates con personas que apoyan al gobierno. Es mejor eso que llenar la ciudad de policías metropolitanos o decir que los juicios a las juntas tienen que terminar en algún momento.
–En 2003 AyL hizo una gran elección y después se desarmó. ¿Cuál es su balance?
–Cambiaron algunas condiciones de la realidad, el desempleo pasó del 25% al 7 por ciento. Y nosotros cometimos errores. De repente engordamos, tuvimos muchos votos, accedimos a cargos y teníamos pocos cuerpos. Nos conocíamos poco, tal vez nos equivocamos en no decirlo públicamente. Pero no creo que hayamos retrocedido, más bien adelgazamos. «
proyectos de campaña
–¿Qué lo diferencia actualmente de las políticas del gobierno nacional?
–La presidenta Cristina Fernández no puede decir que los empresarios se llevaron la guita con pala y después no pagar el 82% móvil. No puede ser que el acuerdo entre YPF y Chevron sea algo que se decida con un decreto. ¿Por qué el pueblo no puede decidir si quiere pagar la deuda o no? O la soja, que en 30 años va a terminar destruyendo los suelos del país, es algo que debería poderse discutir.
–¿Qué proyectos presentará si asume en el Congreso de la Nación?
–Muchos los presentamos ya en su momento. Creemos que se deben recuperar empresas, tierras, bancos y fábricas que están en manos extranjeras, anular de las ventajas para inversores extranjeros. La Argentina debería salir del CIADI y suspender inmediatamente el pago de la deuda externa. Habría que prohibir la siembra de soja transgénica y la fumigación con glifosato en el país, luchar para darle el 82% móvil a los jubilados y prohibir el trabajo precario y en negro. Y tenemos otros más generales, como la prohibición de la megaminería.
–Muchos aún lo recuerdan porque, al finalizar su mandato, se dedicó a vender libros.
–Fue por una nota que escribió Eduardo Blaustein. La tituló Uno que no afanó. La degradación de la política hace que llame la atención algo que no debería. Debería llamar la atención la coherencia de ideas en un momento en que los dirigentes saltan de un lugar a otro sin ningún problema. Pero no es un fenómeno nuevo, sucede desde hace más de 20 años.
–¿Se refiere a algún caso en particular?
–Sergio Massa aparece como un candidato opositor a un gobierno al que acompañó hasta hace poco. Daniel Scioli de repente se convirtió en el hombre elegido por el kirchnerismo para hacer la campaña en la provincia. Y lo de Elisa Carrió y Fernando Solanas es una cosa… Carrió no tiene ninguna seriedad política, pero Solanas había mantenido una coherencia a pesar de que no comparto muchas de sus ideas.
–¿Y qué cree que pasó con Solanas?
–El otro día, hablaba de hacer ajustes graduales y va de visita a Expoagro. Son cosas reprochables. No sólo hace campaña con Carrió y la UCR, sino que además quiere repartirse los senadores con el PRO. Me parece que está muy lanzado a obtener una banca como sea. Es triste políticamente.
–¿Qué piensa de la opción política que encabeza Massa?
–Es uno de los amontonamientos que se ven en política. No veo partidos políticos ni alianzas serias. Massa nuclea alternativas al kirchnerismo para disputar poder, pero no un proyecto diferente al del kirchnerismo, que se está agotando económica y políticamente. Nadie va a quitar la Asignación por Hijo o la movilidad jubilatoria, pero son medidas que se van a ir diluyendo con el tiempo.
–¿A qué llama signos de agotamiento?
–La economía está estancada. Y la presidentareconoció que pagó más de 170 mil millones de dólares de deuda. Pero el problema en la Argentina es que sale más de lo que entra. Llega un momento en que se termina y hoy hay un nivel muy alto de extranjerización de la economía, de concentración de la propiedad, fuga de capitales. Y se pagó deuda en efectivo como nunca antes. Eso lleva al gobierno a perseguir con perros a los que quieren comprar 100 dólares. Tenemos que lograr cambios de fondo desde el pueblo: en la economía capitalista no hay milagros, siempre tenés que apretar a alguien.
–¿Qué lo aleja del gobierno y qué lo acerca?
–Nosotros somos opositores. Algunas medidas las apoyamos, pero con críticas. Estamos absolutamente de acuerdo con la AUH, pero cuestionamos de donde vienen los fondos, no pueden salir del ANSES. Tendría que haber un impuesto a la ganancia de las grandes empresas para conformar un fondo que garantice la Asignación. Los trabajadores que aportamos y los jubilados no somos los que deberíamos pagar la AUH. Por otro lado, cada juicio a un genocida, por más que haya miles de trampas y laberintos, es algo maravilloso, muy reparador y por eso lo celebramos. Lo mismo ocurre con la Ley de Matrimonio Igualitario o la de Fertilización asistida, pero tampoco se las asignamos solamente al gobierno. Esas leyes existen porque mucha gente luchó mucho tiempo.
–¿Cómo analiza la actualidad porteña?
–La Ciudad tiene un problema muy importante: Mauricio Macri. El suyo es un proyecto autoritario y reaccionario, que reprime la protesta. Nosotros vivimos la represión en la Sala Alberdi del San Martín. Se estaba dando una discusión muy profunda, pero desde el macrismo dijeron «Cultura es lo que yo decido». Para el PRO la cultura tiene un objetivo de lucro y cuestionaban que no quisieran cobrar el uso de la sala.
–A partir de estas diferencias con el PRO y el FPV, ¿en qué lugar se ubica su espacio político?
–Nosotros somos muy críticos del gobierno. Pero me sorprendo cuando Solanas marca sus puntos en común con Macri, porque nosotros no tenemos nada en común con Cristina Fernández, pero tampoco con Macri. El gran desafío del pueblo es superar la política del menos malo, de sacar al gobierno como sea o viceversa, cuando dicen que después del kirchnerismo viene Massa. Hay que construir un proyecto desde el pueblo, pero sin un líder iluminado.
–Pero en 2001 ese proyecto duró poco en la Argentina.
–El proceso está abierto, pero se fue morigerando por las mejoras económicas. Aprendimos mucho de esa experiencia. Además, ya nadie tiene entusiasmo por la actual dirigencia. ¿A quién entusiasma Massa?
–Sin embargo, muchos jóvenes participan en política.
–Así como muchos toman las banderas del gobierno, otros se acercaron a la izquierda. En nuestra lista de legisladores, el 90% son menores de 30 años. Ojo que también hay militantes curtidos. Aunque lamentamos muchas cosas, medidas como la AUH o la reapertura de los juicios a los militares acercaron a los jóvenes a la política y abrieron un debate. Tuve muchos debates con personas que apoyan al gobierno. Es mejor eso que llenar la ciudad de policías metropolitanos o decir que los juicios a las juntas tienen que terminar en algún momento.
–En 2003 AyL hizo una gran elección y después se desarmó. ¿Cuál es su balance?
–Cambiaron algunas condiciones de la realidad, el desempleo pasó del 25% al 7 por ciento. Y nosotros cometimos errores. De repente engordamos, tuvimos muchos votos, accedimos a cargos y teníamos pocos cuerpos. Nos conocíamos poco, tal vez nos equivocamos en no decirlo públicamente. Pero no creo que hayamos retrocedido, más bien adelgazamos. «
proyectos de campaña
–¿Qué lo diferencia actualmente de las políticas del gobierno nacional?
–La presidenta Cristina Fernández no puede decir que los empresarios se llevaron la guita con pala y después no pagar el 82% móvil. No puede ser que el acuerdo entre YPF y Chevron sea algo que se decida con un decreto. ¿Por qué el pueblo no puede decidir si quiere pagar la deuda o no? O la soja, que en 30 años va a terminar destruyendo los suelos del país, es algo que debería poderse discutir.
–¿Qué proyectos presentará si asume en el Congreso de la Nación?
–Muchos los presentamos ya en su momento. Creemos que se deben recuperar empresas, tierras, bancos y fábricas que están en manos extranjeras, anular de las ventajas para inversores extranjeros. La Argentina debería salir del CIADI y suspender inmediatamente el pago de la deuda externa. Habría que prohibir la siembra de soja transgénica y la fumigación con glifosato en el país, luchar para darle el 82% móvil a los jubilados y prohibir el trabajo precario y en negro. Y tenemos otros más generales, como la prohibición de la megaminería.