En el día del reposo y el asado (o los ravioles), quienes gozamos del arte de la política no podemos de dejar de sorprendernos un poco, y/o de sentir algo de orgullo y/o hasta de piantar algún lagrimón, frente al pacífico inicio de un séptimo mandato constitucional consecutivo. Y como muchísimxs argentinxs mirarán hoy sólo al pasar las tapas y titulares de los diarios, sin tiempo o ganas o voluntad política para profundizar en la información y en la desinformación, es responsabilidad de nuestro gremio colegir, o más bien estimar, que consecuencias tendrán esos millones de fugaces encuentros entre emisores y receptores de data política.
Si mirás Clarín, verás que CFK reasumió “con críticas y pocos anuncios” y que “hasta criticó a Perón”; si lees Perfil, “todo es de Ella”. Página, Tiempo y La Capital (de MDQ, no el de Rosario), coinciden en destacar la (memorable) frase “no soy la Presidenta de las corporaciones” (y, agrega P12 en copete, también recordó cómo su administración sufrió cinco corridas bancarias -de esas que derrocaron a Alfonsín, allá por la época de Virus y Sumo, y que esta vez nos costaron 16 mil palos verdes de reservas). En cuanto a La Voz del Interior (para lxs que no lo saben, del Grupo Clarín) además de, lógicamente, destacar cordobesismos, comenta como al pasar la confirmación del rumbo en el nivel federal; mientras que Los Andes (del mismo Grupo) se enfoca en las “advertencias” a gremios y empresarios (a todo esto, viendo la tapa, como no pensar en las sensaciones no positivas que esa foto habrá generado en tantxs comprovincianxs). Fijáte por último que La Nueva Provincia y La Nación eligen hacer hincapié sólo en las advertencias (“mensajes”) a los gremios, así como a darle gran espacio a la ausencia de Hugo Moyano y al incremento de responsabilidades que se viene para el siempre estimado -y más-bueno-que-Lassie– Don Guillermo Moreno.
Intentando ir algo más profundo, repasemos unas pocas crónicas y/o análisis. Sobre el discurso y sus circunstancias, Wainfeld bien remarca como bien remarcable lo de ‘Yo no soy yo’, sino la integrante de un proyecto colectivo; nos representa cuando argumenta que fue quizás una elipsis excesiva no haber reconocido más y mejor el aporte del movimiento obrero en estos ocho años; advierte que la promoción de Moreno se explica, en parte, por el objetivo de lograr capturar, en parte, la renta excesiva de las multis cerealeras; y emociona y se emociona con el relato de avances en el cumplimiento del derecho a una mejor educación. Verbitsky, a su vez, analiza lo que viene mediante contrastes: a) juventud vs. experiencia en el equipo de gobierno; b) industrialización vs. derechos de los pueblos originarios y (mal)cuidado del medio ambiente; c) que no nos echen del G20 (y bien que tienen ganas algunos, ojo) vs. sucumbir a impropias presiones globales (y de paso, nos convence que hay que pensar mejor lo de la “ley antiterrorista”). Pero, para no bajonearte, pasá a la crónica de Pertot y reíte un rato con las muy grosas “universitarias setentistas”.
Sigamos: Fontevecchia dice que el kirchnerismo está cada vez más metafísico, por lo tanto cada vez más monárquico, ergo los ministros y demás dirigentes tienen cada vez menos peso propio o poder de decisión autónomo (“todo es de Ella”); Szewach argumenta que la creciente apreciación del peso es culpa del “reemplazo de la macro por las políticas sectoriales, el caso por caso y la policía” y augura o pronostica un cambio profundo de política económica; Leuco dice que se viene una batalla “a todo o nada” por el peronismo: de un lado, el cristinismo revolucionario; del otro, la restauración conservadora de Moyano, Urtubey, Scioli, etc. No nos convence y nos huele a enésimo intento por dividir al oficialismo (intento que por estos días se escapa de cada página de política de la Prensa Independiente, por cierto). Pero es un buen artículo, que nos deja pensando.
En fin, antes de la siesta, y hoy en formato de argentinidad al palo dada la magnitud de la efeméride, proponemos mirar lo que sigue: Manzanelli explica como la sintonía fina implicará “desactivar ciertos modus operandi de los grandes capitales”; Heller nos recuerda cambios pendientes en la arquitectura legal para lograr profundizar el modelo; Dearriba relata con elegancia y precisión la Argentina post 125 y pre 2012. Para cerrar, volvemos a las palabras de CFK ayer, ante el Parlamento, con dos frases que merecen ser masticadas más despacio que las hojitas de coca: 1) “(los países centrales) gobiernan con metas de crecimiento del sector financiero; nosotros, con metas de trabajo y empleo”; y 2) “(destaco) a los compañeros y compañeras que resistieron en los momentos más difíciles que nos tocaron vivir, como gobierno y como movimiento político: a quienes no desmayaron ni defeccionaron, a quienes creyeron que valía la pena luchar por los ideales”. Say no more.
qué bigotes los gaitas conspirando para echarnos. Hace unos añitos nomás pasaba esto :
«La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, ha comunicado su apoyo esta madrugada al jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, durante una reunión bilateral que ambos han celebrado en San Salvador, en el marco de la Cumbre Iberoamericana. Según ha explicado el ambajador de Argentina en España, la iniciativa ha salido de Fernández, ya que Zapatero «no pidió nada», aunque era algo «que estaba en el ambiente.»
Muy cierto. Habria que ver la interna fina de esto, hay poca data. El caso mas claro de intento de reduccion del G20, creo que esta mencionado en uno de los articulos linkeados, fue el liderado por Francia, para crear un G14. Eso nos dejaba obviamente afuera, pero zafamos xq Australia y Corea del Sur estaban en la misma, fueron a hablar con Obama y se desactivo la movida. Nosotros, si no recuerdo mal, eramos los unicos sin un amigo poderoso de verdad, pero tampoco podian echar solo a uno. Gran ojete. Se dijo mucho que Brasil fue tambien promotor del G14. De ser cierto esto, postulo que la diplomacia argentina merece un reconocimiento. Esta movida de Brasil podria facilmente haber resultado en un irse de boca de parte nuestra, y decirles lo que pueden hacer con la alianza que tenemos hace un cuarto de siglo. Pero nos tragamos el sapo, lo cual, me parece, era lo mejor a hacer en este caso.