La Excepcionalidad de 1973: El Antagonismo Nacional al Desnudo

Los primeros 70 tienen algo de indecible, sobre ellos se despliega una etérea bruma que no nos deja percibir la profunda excepcionalidad de esos tiempos; excepcionalidad que signa cultural y políticamente a la sociedad que lo protagonizó, y cuya onda expansiva visualizamos en el acontecer político actual, y en las reactividades que genera ese tiempo hoy, cuando es traído en discusiones y debates, encrespando las aparentemente calmas aguas de nuestra democracia «consolidada».

Excepcionalidad la de los 70 que, vale aclararlo, no es la construída desde los lenguajes épicos y heroicos de quienes la protagonizaron por izquierda enarbolando consignismos y dogmatismos hoy anacrónicos, sino que designo como excepcional a partir de los hechos y de un recorrido histórico efectivamente acontecido que se cierra en 1976 consumando la tragedia política más grande del siglo en nuestro país, y desarticulando al peronismo como movimiento popular con expectativas transformadoras.

El fracaso del proyecto nacional, popular y democrático de 1973 marca el cierre de un tramo histórico que, más allá de errores y horrores estratégicos del vanguardismo montonero, fue iniciado en 1945, y tuvo como protagonista al peronismo como conciencia popular antagonizando con el poder oligárquico-conservador dominante, no sólo en el plano político sino también, y fundamentalmente, en el cultural.

Son pocas las certezas y verdades que puedan decirse de esa época que no sean relativas, pero me interesa consignar algunas que no suelen aparecer en los «lugares comunes» de los debates actuales; certezas que fueron invisibilizadas por la tierra arrasada de «horror» y «muerte» dejada por la dictadura, y por el discurso post-dictatorial que desechó al pasado histórico como equívoco ( para el alfonsinismo, el equívoco fue «tener peronismo en el país durante cincuenta años») para inaugurar una nueva e higiénica democracia sin historia nacional detrás.

¿Cuáles son las razones invisibilizadas que hacen excepcional en la historia nacional al período 1969-1976?

1) En esos años se va acumulando la más decisiva carga de conciencia popular (sectores populares + más agredado de clases medias peronizadas) en el país, nucleada con todas sus contradicciones y a pesar de ellas, en el movimiento peronista, que se postula como opción de poder que predica «la liberación y el socialismo nacional»; conceptos estos dos últimos en los que coinciden el líder y todas las fracciones del movimiento, más allá de metodologías y efectivas instrumentaciones posteriores.

2) En esa época queda expuesto y desnudo como nunca antes, el antagonismo nacional histórico argentino: poder liberal-militar versus movimiento popular ( ahora de liberación).

El derrotero del movimiento nacional se afianza a partir de un proyecto nacional que cuenta con avales teórico-históricos incorporados a él por el peronismo revolucionario a lo largo de años de lucha y análisis de lo actuado sucesivamente desde 1955 en adelante, y por los cuadros intelectuales del revisionismo nacional en los 60.

En los 70 se debilita hasta el final la idea de conciliación de intereses de TODA la comunidad, para pasar a asumirse que los intereses populares están en conflicto con los de la elite oligárquica dominante, a la cual el movimiento peronista opone lucha en el terreno político y en el simbólico-cultural ( por los aportes de la izquierda peronista), sin entrar a evaluar las implicancias de la lucha armada en este contexto.

Por primera vez en su historia, se verifica una declinación de la eficacia hegemónica del discurso liberal que coincide con un gradual desplazamiento de la correlación de fuerzas en favor del peronismo a raíz del aluvional ingreso de capas medias (universitarias,juveniles, cristianos, marxistas,nacionalistas) al movimiento, históricamente anti-peronistas.

Aunque mediado discursivamente por el perfil conciliador de Perón y del Movimiento (que acertadamente evitan que el proceso se admita como una «reivindicación de clase» extraña al peronismo), no se puede negar la desnudez con que aparece el antagonismo de intereses entre ambos bloques históricos. En esa explicitud de la pugna (que el sistema de dominación no puede tolerar que se haga visible) radica la excepcionalidad de los 70;en la efectiva posibilidad de que el proyecto peronista de liberación a encabezar por su líder retornado se comenzara a plasmar en hechos a partir del triunfo democrático de 1973.

Proyecto que finalmente se frustra por errores garrafales y enfrentamientos irreversibles dentro del Movimiento que sirven para esconder las reales significancias del antagonismo existente, y que todo pase a ser sintetizado como «horror», «locura», » la barbarie peronista retornada para regar con sangre y fuego a los argentinos», «terror», todas calificaciones vacuas inservibles para interpretar un proceso histórico complejo y contradictorio.

La real excepcionalidad histórica de 1969-76 se ve confirmada a su vez por la infausta excepcionalidad de la dictadura militar de 1976 ( que no fue «una dictadura más» como erróneamente lo interpretaron la conducción montonera, las burocracias sindicales, y el grueso de la sociedad civil que la reclamó) que necesitó instaurar el terrorismo de estado para un exterminio planificado que buscó y logró suprimir al peronismo como movimiento popular y como expectativa de cambio en litigio permanente con las elites de dominio. Muerto Perón y arrasada la organización popular de avance movilizador por la dictadura, las dirigencias peronistas emprenden el camino de la alvearización.

El alfonsinismo repone formas distorsivas para la narración de los primeros 70, que no hacen más que anular su sentido histórico, para pasar a personalizar esos años en algunos de sus protagonistas de manera anecdótica y superficial: Perón, un viejo senil; Isabel, una estúpida incompetente; López Rega, brujo y lameculos; Firmenich, un asesino; Rucci, traidor al movimiento. Y así sucesivamente, sin que a nadie le interese analizar la cuestión en términos de proceso histórico popular iniciado muchos años atrás por el pueblo movilizado, resistiendo y avanzando de acuerdo a las circunstancias. Esa narración esquemática y banal que sintetiza todo como una «batalla de locos» es el combo envuelto para regalo que la sociedad prefirió consumir para exculparse de su rol en esas épocas: sociedad que optó por esquivar cualquier mirada analítica de aquellos años, como si no tuviera nada que ver, ni que decir.

3) Tiempo político aquel de los 70 en que la sociedad se ve a sí misma escindida en proyectos contrapuestos.

Escisiones familiares, institucionales (Iglesia), de clase, separaciones candentes y perceptibles en todo ámbito, peronismo-antiperonismo, liberación o dependencia. Tiempo que se cierra dramáticamente en guerrillerismos y terrorismos desanclados de todo respaldo popular.

Pero que deja una huella en la memoria colectiva que hace posible que de allí en adelante toda forma de lo político como conflicto de intereses se viva con una dramaticidad inusitada y adicional,con crispaciones de «vida o muerte», con tensiones que vuelven a traer a los espectros setenteros en simbolizaciones y discursos que demuestran la llaga viva que todavía ES aquella época.

Fenómeno socio-cultural que da cuenta de lo poco resuelto que están los 70 en la conciencia colectiva. Hasta que punto persisten calificaciones dogmatizadas de personajes, hechos y sentidos, y de cómo se sedimentaron argumentos que siguen reproduciendo defensas corporativas de lo actuado por unos y otros, sin la más mínima intención autocrítica.

28 comentarios en «La Excepcionalidad de 1973: El Antagonismo Nacional al Desnudo»

  1. Luciano
    Compañero no se si corresponde, vos lo decidirás, pero Perón introduce en esa época una problemática que aun esta irresuelta.
    TODOS sabíamos la Teoría de la Toma del Poder, pero fuera del jacobinismo no exista un desarrollo sobre la CONSERVACION del Poder.
    A ver si me explico, con una Revolución las contradicciones se resolvían con el Paredón con rueditas; al estilo de los franceses, rusos, chinos o cubanos.
    Como la salida era con Votos, la Democracia Burguesa, el jacobinismo es inaceptable; el Opositor es Parte con Derecho a voz y voto.
    Del Discurso de Ezeiza al del 12 de Junio, incluyendo la reunión con los Diputados de la Tendencia, el énfasis lo colocaba en los mecanismos de este tipo de Democracia.
    Trasvasamiento Generacional; Frazadas (Construcción de Poder Popular) en lugar de Fusiles, el Papel de los diferentes Poderes del Estado frente a los Opositores (Armados o no Armados), la relación con los Diferentes Estamentos Sociales y Poderes Fácticos, etc.
    En los últimos 35 años, el peronismo, aun no termino de reelaborar todos estos temas; se a actuado a los ponchazos; 75, 83, 87, 89, 95, 99, 2001, 2003, 2005, 2007, ¿2009?
    Pero lo mas trágico es que el NO peronismo ni siquiera se lo Plantea.
    Tanto el Alfonsinismo, como el Frepaso y Alianza, se sumergieron sin cuestionar en el laisser faire Demoliberal del siglo XIX.
    Hoy la Oposición sigue en lo mismo, con dejar funcionar a las Instituciones es suficiente, la “Mano Invisible” de la Republica se encargara de lograr el equilibrio.
    Anoche escuchaba la Autocrítica de Chávez sobre el Petare, un equivalente a nuestro 3º Cordón, obsesionados por las etapas superiores del Socialismo omitieron lo elemental.
    El desarrollo y encuadramiento de la infraestructura social, el 30% ni siquiera fue registrado, sus emergentes se llevan a las patadas con los “cubanos”; ergo los dejaron a fuera.
    A ver si todavía disputan los espacios de Poder, porque para Presidente se Movilizan, pero si en las locales no tienen lugar, ¿para que lo van hacer?
    Si es lo mismo si el Intendente es Escuálido o Bolivariano, los ven como Competidores.
    En la Argentina sucede lo mismo, cualquier intento de Recrear el Estado en las áreas sumergidas, o aplicar las Leyes Laborales en la Economía Informal; son vistas como Hegemonismo, Caja, o Hambre de Poder; siempre en beneficio del Clientelismo o la Burocracia.
    Expandir o Fortalecer el Estado no es solo el Control o la Propiedad de las Empresas estatales.
    Ellas no te defienden de los Contragolpes de la Reacción, que son inevitables.
    Encuadrar y afiliar a los Vecinos y/o Trabajadores es ganar volumen en la Relación de Fuerzas.
    No hacerlo, es quedar a la merced de la Buena Voluntad del Mercado, pagando el costo de la ineptitud e imprevisión.
    Total siempre se le puede echar la culpa a la Voluntad de Poder, o el Decisiónismo P; que interfieren con el «laissez faire, laissez passer» de la Republica.
    Un abrazo

  2. Luciano,
    «El fracaso del proyecto nacional, popular y democrático de 1973 marca el cierre de un tramo histórico que, más allá de errores y horrores estratégicos del vanguardismo montonero»

    y más allá del error de la fórmula que incluyó a Isabel y el poder otorgado a López Rega.

    -«Tiempo que se cierra dramáticamente en guerrillerismos y terrorismos desanclados de todo respaldo popular.»
    No tan desanclados. Hasta 1973 las acciones guerrilleras gozaban de un importante porcentaje de adhesión. A partir del regreso de Perón se esperaba que su sola presencia en el poder significara el final de la NECESIDAD de la lucha armada que él mismo había alentado desde su exilio para allanar su regreso. La principal señal de que no habrá tal paz no la da Montoneros, la da la derecha peronista en Ezeiza marcando a fuego la interna y su característica de interna violenta aunque muchos porque les conviene prefieren usar el affaire Rucci para marcar el inicio del «desencuentro» cuando no fue así, como dije, las cartas se echaron antes y no fue precisamente Montoneros quién así lo decidió más allá de sus errores políticos y tácticos.

    Cuando se traza a grandes rasgos ese período se tiende a olvidar la cronología de los hechos y sólo quedan Montoneros, el ERP, etc. al arco, y no fueron así las cosas. Hubo decisiones pésimas por parte de la cúpula montonera, y peores desde el ERP al cuál la coyuntura del gobierno peronista no significaba ningún parate en su política pero cuyas acciones afectaban a todos los movimientos de base, pero no menos pésimas que el método de dirimir diferencias desde la ortodoxia peronista, tema del que se habla poco y del que los ortodoxos no se hacen cargo. Siempre se terminan cargando las tintas de un solo lado.

  3. Dag
    ¿Qué debería haber hecho la Derecha, o la Ortodoxia?
    ¿Fue un error haber optado por la vía Demoliberal, Votos en lugar de Fusiles y pelotas?
    ¿Sigue siendo un error, o solo lo fue en esa etapa?
    ¿Por qué entonces sí, y ahora no?
    Entre el 25 de Septiembre del 73 y el 1ª de Mayo del 74, pasaron mas de 5 meses y monedas, ¿podemos hablar de “falta de voluntad para acordar”?
    ¿Qué hubiera pasado si la Burocracia hubiera reaccionado a la Provocación de la muerte de Rucci?
    ¿Una noche de San Bartolomé, saliendo a la caza de los perejiles?
    Al Asalto a Sanidad del 6 de Septiembre del 73 y el de Azul del 19 de Enero del 74, ¿cómo se debería haber respondido?
    De Junio del 75 a Marzo del 76, ¿quiénes hablaban de Guerrilla Fabril?, ¿la Burocracia o los Burgueses Progresistas?
    ¿Oscar Smith y LyF de Capital, no eran de la Derecha Burocrática dura?
    Herminio Iglesias y Bittel, cuando se presentaron con Alfonsin en la Comisión de Derechos Humanos de la OEA, ¿no eran de Derecha?
    Era el 12 de Septiembre de 1979, cuando Cuba y la URSS boicoteaban en la ONU las Censuras contra el Proceso.
    Martínez de Hoz rompía el Frente contra la invasión de Afganistán, vendiéndole cereales a los Rusos.
    Tiempos de Rambo II, cuando los Talibanes y Saddam compartían la trinchera de la Libertad con los USAS.
    Un abrazo fraternal

  4. Manolo: Sin duda que es pertinente el tema que tocás. Perón planteó en el 73 precisamente cómo transitar ese proyecto nacional refrendado en elecciones demócraticas sin incurrir en la solución violenta de las contradicciones(el paredón con rueditas de Robespierre,Lenin, Stalin, Fidel,Pol Pot,etc.). Perón entendió que la salida hacia la liberación era un camino a construir desde las variables que presentaba la coyuntura, y que a mí me parece que era lo que debía discutirse dentro de la democracia, ya con los fierritos guardados. Mientras tanto, era NOTORIO que se habría una etapa de reconstrucción nacional después de la regresividad sufrida por el pueblo desde 1955. Ni más ni menos que el programa del FREJULI, con el Pacto Social a la cabeza. Esa era una etapa transicional demoliberal, mal que le pesase al peronismo revolucionario; ahí era cuando se empezaba a abrir un juego político hacia un objetivo compartido, pero todavía no delineado: liberación nacional y social. Lo drámatico de esa etapa fue que la izquierda peronista no supo plantear un debate político dentro del movimiento que respondiese a su singularidad, a su historia, a su «vacío ideologico» como le gusta decir al pintor Daniel Santoro: lo único que había a mano era el remanido discurso de la Toma de Poder leninista. Este error de lectura es clave, porque es a partir de allí que se llega a la confrontación con Perón. El 73 era un tiempo para recién empezar a discutir desde la Tendencia, que ocupa un lugar creciente en el movimiento, qué mecanismos eran los posibles para ir hacia la famosa liberación, en un contexto que por primera vez en la historia nacional pone en superficie la contradicción historica nacional: republicanismo oligarquico vs. movimiento popular democratico.
    Un hipotetico Marx peronista diría que las «condiciones objetivas y subjetivas» de acuerdo a nuestra historia nacional-popular estaban dadas en el 73. La hegemonía montonera en la cosmovisión de la coyuntura provoca las primeras grietas.
    Evidentemente, el proceso politico a iniciarse en el 73 gradual y eminentemente político, como bien lo señalas, Manolo. Y es sin duda algo que el peronismo nunca pudo resolver después del 73 hasta la fecha. Ese es el gran debate que espero que alguna vez el peronismo pueda volver a protagonizar: como ir hacia un modelo democratizador de masas integrador, recuperarse como el movimiento que supo ser, y cómo articular con los factores de poder: ya sabemos que no tenemos el manual de instrucciones, y ahí el peronismo saca lo mejor de sí mismo. Por ahora no soy optimista, pero creo que si hay algún atisbo de que el tema salga es con este peronismo de Kirchner, del resto no espero nada(me refiero a las dirigencias nacionales).
    «Encuadrar y afiliar a los Vecinos y/o Trabajadores es ganar volumen en la Relación de Fuerzas.» Absolutamente, pero ¿hay una decisión politica integral del movimiento para uniformar criterios y avanzar? Creo que seguimos a la defensiva, y lo entiendo porque el 2001 está vívido en la memoria.
    Del no peronismo ni hablemos, por eso me preocupa que el peronismo no pueda salir de las marchas y contramarchas.
    Gracias Manolo, por tus reflexiones porque enriquecen el tema y me obligás a pensar otras cosas y plasmarlas.
    Una Abrazo fuerte.

  5. Dagnasty: A diferencia de lo que sugerís, a mí sí me parece que el vanguardismo montonero echó las cartas antes. Ezeiza es el comienzo del fin de la esperanza, pero para ese entonces ya Montoneros había planteado que a pesar de la asunción de Cámpora y de la vuelta de Perón, no se iban a dejar las armas, porque había que «acelerar la toma de poder»: leninismo puro, pero poca comprensión de que seguir con los fierros ante un gobierno popular era ser funcional a los sectores más ortodoxos del movimiento, pero por sobre todo al Poder Militar debilitado pero no muerto, que encontró excusas para jaquear el proceso democratico y para forzar a la represión. El 73 era el tiempo de Perón, el futuro para la Juventud Peronista, mientras tanto había que largar los fierros y hacer política, ocupar cargos, gestionar, forzar al movimiento a ir hacia la emancipación; era un proceso largo, arduo. La revolución no estaba a la vuelta de la esquina y muchos militantes y cuadros de JP lo habían planteado.
    saludos

  6. Manolo, repito, de Ezeiza y de la fórmula con Isabel ni palabra, de eso no se habla, nunca. Es maniquea la enumeración de los errores de un solo lado, de todos modos a esta altura ya sabemos cómo piensa cada uno al respecto, ni vos vas a conceder margen de error a la ortodoxia ni yo les voy a otorgar algún mérito.

    Luciano, hablar del partido con el diario del lunes es fácil. Vuelvo a recomendar la entrevista a El Kadri que está online en elortiba.org o el libro de C. Perdía donde hacen las correspondientes autocríticas pero junto a los errores no se olvidan de mencionar el contexto y a la otra parte.

  7. Hay que tener presente que un 35% del pueblo votó en contra de Peron en la elección en que arrasó.
    Y que en esa elección Perón recibió votos de la clase media moderada que estaba muy lejos de querer una revolución.
    Además tenemos la ortodoxia, que representaba grupos muy grandes de los estratos populares. Sobre todo en gente mayor de 40 años.
    Entonces, por más miles de militantes que tuvieran, por más fusiles, por más pelotas, los Montoneros no eran otra cosa que una variante más de la «vanguardia iluminada».
    Si querían tomar el poder, solo habrían podido con un putsch, nunca lo habrían logrado en elecciones, ni por afuera ni por adentro del Movimiento. Por lo menos necesitaban unos años para evangelizar el número suficiente de gente.
    Ni siquiera esperaron a que Perón se muriera.

  8. Luciano, muy buen análisis. Creo que también habría que profundizar en el contexto internacional de la época. Y un tema que me anda dando vueltas: en qué medida las luchas internas entre sectores peronistas no fueron manipuladas por intereses ajenos al peronismo.

    Un abrazo.

  9. Dag
    ¿Solo Ezeiza e Isabel?, ¿no hay nada mas? ;-P
    Aunque no contestas ninguna de las cuestiones no importa, yo no tengo problema en responder.
    Imaginar Ezeiza como un enfrentamiento entre unos pobres chicos y el Aparato del Estado es falso.
    Veamos la relación de fuerzas, basándonos en los libros de Bonasso, Verbitsky y Amorin.
    Gobernador de la PBA Bidegain, subjefe de la Bonaerense Julio Troxler.
    En el Ministerio de Interior, el Bebe A; Walsh y el Perro “hacen” inteligencia, inclusive con escuchas.
    Mucha de la Documentación para el Libro del Perro se basa en esa inteligencia PREVIA.
    Troxler había propuesto “Tomar” el palco con la Bonaerense y la Federal el día anterior.
    Abal Medina había recibido una propuesta del Tordo Lorenzo para “compartir” la seguridad con la Tendencia.
    Carolina Natalia desestimo el pacto con el Vandorismo, y minimizo la capacidad de Resistencia de la gente de Osinde.
    No se puede hablar ni de sorpresa ni de emboscada; se tenían todas las ventajas y se desaprovecharon.
    Fíjate que mi “critica” es operativa no ideológica.
    Ir al choque fue una de las estupideces generadas por la matriz Blanquista, que confunden la Revolución con la Insurrección y esta última con la barricada, como decía Trotsky.
    Inclusive las criticas de Marx y Engels a los seguidores de Louis Auguste, son aplicables a La Tendencia-Montoneros y el PRT-ERP.

    “Encontraban más aceptación entre los intelectuales, especialmente los estudiantes, que entre los obreros”
    ……………………………………
    “Educados en la escuela de la conspiración y unidos por la disciplina estricta que es inherente a ella, partían del punto de vista de que un número relativamente pequeño de hombres resueltos y bien organizados podía, en circunstancias favorables, no sólo apoderarse del timón del estado, sino también, mediante un despliegue de intensa y despiadada energía, mantenerse en el poder el tiempo necesario para lograr que las masas participaran en la revolución…
    Ello implicaba por sobre todo, la más estricta centralización dictatorial»

    Como decía Marx, de Viejo, recordando las limitaciones de la Comuna:
    «Con un poco de sentido común, sin embargo podía haber obtenido de Versalles algún pacto beneficioso para el pueblo, que era lo único que podía aspirarse en esa época»

    Es lo que plantean Autocriticamente HOY Amorin, Perdia, Vaca Narvaja, entre tantos otros.
    Ahora, si nos fijamos en la cronología, Bidegain y Troxler mantienen sus cargos y posición.
    Hablamos del Gobernador de la PBA y el Subjefe de la Bonaerense.
    No los volteo ni siquiera la ejecución de Rucci, fue el ataque a traición de los Compañeros de Ruta Revolucionaria.
    Como dice Gorriaran en sus Memorias, Azul destruyo la Confianza de Perón en Bidegain y Troxler.
    Era su territorio, su Agrupación era hegemónica, vivía su familia; no te pueden copar un Cuartel sin que no te des cuenta.
    O sos un Traidor o un Inútil; en cualquiera de los dos casos hay que echarle flit.
    Como se hizo muy largo, el tema de Isabel lo dejo pendiente, solo quiero recordar un antecedente, las elecciones del 65.
    Sus relaciones eran virulentamente antivandoristas, el “isabelismo” en los 70 y los 80 siempre desafio a Lorenzo y la UOM.
    Solo hay que recordar los palazos de la Cancha de Velez en el 83.
    Un abrazo fraterno

  10. Dagnasty: Que la postura crítica del militarismo vanguardista no haya sido mayoritaria dentro de la izquierda peronista no quiere decir que en ese momento(y no con el diario del lunes)los cuadros militantes de superficie JP y algunos combatientes no hayan planteado serios cuestionamientos al rumbo decidido por la conducción montonera a partir de marzo de 1973;si nos amparamos en las actuaciones de otros sectores del movimiento para evitar el análisis crítico de lo actuado por Montoneros nunca vamos a ir al hueso del tema:las razones por las cuales en determinado momento la Tendencia hegemonizada por el montonerismo apostó como único discurso y acción alternativo ante los planteos de Perón al remanido guerrillerismo neo-leninista (influido por Vietnam, Cuba y Argelia)que colisionaba seriamente con la índole del movimiento popular peronista y su historia
    (el partido de clase vs. el policlasismo movimientista).
    Estos errores estructurales son los que conviene discutir hoy; después de eso nos ocupamos del accionar de la derecha peronista.
    Saludos.

  11. Manolo, planteás las cosas del mismo modo, en este caso otra vez repetís argumentos marcando el error de un solo lado, dejás la idea de que la derecha está bien así y es intocable, los equivocados son los que se metieron con ella, se acepta como «natural» la existencia y el accionar de la derecha del partido y se critica y combate la izquierda, eso se trasluce en la idea general cuando se tratan estos temas. De todas maneras el asunto de la elección del modelo de lucha de izquierdas era una experiencia que corresponde a la época aunque ahora se la critique con el diario del lunes, el error no estuvo en la elección del tipo de lucha, efectiva en su momento, sino en lo político, pero además Cirilo Perdía lo explica con el contexto político dentro del partido, detalle que la mayoría olvida desde afuera mencionar, y Rodolfo Walsh hizo el mejor análisis que se haya escrito de los errores de la cúpula. Todavía estoy esperando si del otro lado tienen algo que decir sobre autocrítica y errores pero parece que el comportamiento de la derecha es ejemplar y eso se le exige nada más que a algunos. Mientras ese sea el método de «análisis crítico» la derecha del partido y la ortodoxia seguirán muy-bien-gracias y sobreviviendo como hasta ahora, nadie los cuestiona con esa misma profundidad. Nadie.
    Que Montoneros haya enfrentado a la derecha del partido es BASICO e imprescindible, y la violencia inevitable; no estaban tratando con carmelitas descalzas, pero seguimos poniendo la violencia y lo recriminable en un solo grupo como si ya hubieran aceptado de hecho que de la derecha del partido se debe esperar lo peor y por eso ya son inmunes e inimputables y libres de ser criticados.

    Parece que algunos de los neoperonistas devenidos en ello a partir del kirchnerismo se olvidan que por más que este no sea un gobierno revolucionario en el sentido marxista-leninista montonero porque no se trata de un gobierno de un grupo militar del peronismo aunque haya ex combatientes y varios cuadros de otrora en él y su mix político y económico no patee el tablero de una sola vez-algunos piden demasiado y luego se quejan cuando se avanza demasiado por las consecuencia que trae- no pueden dejar de lado que está inscripto justamente en lo que aportó la generación de los 70s, con o sin lucha armada, con o sin cuestionamientos de la superficie a la dirigencia montonera. Qué sería hoy del peronismo si en los 70s esa masa juvenil no hubiera adherido a un ideal de lucha política dentro del partido. No me extraña que todavía hay quienes creen que «sin montoneros no hubiera habido dictadura» y se olvidan que toda latinoamérica estaba destinada a las dictaduras porque el plan ya estaba trazado, en ese mismo 73 las cartas estaban echadas con el derrocamiento de Allende, que sucediera lo mismo aquí era sólo cuestión de tiempo, con o sin justificativos.

    Perdía cita al confesor de Eva, que advirtió a Perón en el exilio del peligro de alentar a los jóvenes a la lucha armada con una premonición que asusta por lo certera, pero, de los errores de Perón tampoco se puede hablar, como dice Luciano, «colisiona seriamente con la índole del movimiento popular peronista y su historia» aunque la colisión haya sido incentivada por el propio líder. Me pregunto entonces si la derecha y la ortodoxia entonces «no colisionan», si no colisionan son entonces lo aceptado, no se puede afirmar sobre unos sin integrar la actuación de los otros. No me cierran los análisis y lo estructural hoy es esta última parte no la otra que ya no tiene ningún tipo de escenario posible.

  12. El error táctico de Montoneros fue haber servido de resucitador del Sector Militar, contra el cual había sido decisivo su aporte, pero que, una vez llegada la democracia, requería una re-lectura de los cursos de acción. El llamado «infantilismo» en que cayeron, se debió a considerar, a mi juicio erróneamente, que la Revolución se logra sólo por las armas. Con Perón en el poder el acceso de sus demandas estaba garantizado y encausado en los canales institucionales que buena parte de la sociedad es la unica que medianamente puede admitir. Y es lo unico que puede admitir por dos motivos: uno, porque lisa y llanamente, a la clase media argentina ni le gustó nunca ni le gustará el quilombo; pero fundalmente, Enrique Pinti lo expresó en un famoso monólogo suyo: LAS REVOLUCIONES CÓMO LA RUSA, SON IMPOSIBLES SI EL PÑUEBLO NO TIENE HAMBRE DE VERDAD. Ese es el quid de la cuestión, nadie se iba a embarcar en una aventura Leninista y muchos al reprobarían cómo ocurrió, dado que las necesidades populares no requerían un cambio de paradigma tan grande. Bastaba sostener las cualidades prodcutivas y distributivas del primer peronismo para consolidar el bienestar mayoritario. A fín de eso, el grueso de la gente, sólo quería aquello que Montoneros en gran parte ayudó a lograr: El retorno de Perón a la vida política argentina, poder votar por Perón. Una vez logrado ello, el camino requería repensarse, mas bien funcionar cómo guardia de la democracia, aquello que faltó en 1955 para deponer el movimiento que se llevó puesto a Perón. Pero de ninguna forma una especie de revolución permanente, la paz era Perón, llegado Perón, debieron deponerse las armas. Perón, a fín de cuentas, hizo una revolución pero era un líder de la democracia: Participó del fín de la era del fraude, dio el voto femenino, propició una elección vicepresidencial entre todos los partidos políticos (algo impensado en las democracias de hoy en día), reclamó libertad en los comicios del 73… Mucho menos, pretender imponer condiciones, ni siquiera nombres de gobierno, cómo intentaron con Perón. No se puede entender cómo pretendíuan imponer algo a quien ellos devolvieron su justo grado de conductor del Proceso Popular. A partir de eso se va escindiendo la unidad entre la gente y los Montoneros, puesto que era claro que Montoneros no supo ubicarse una vez llegado el líder. En fín, el camino se tornó cada vez más intransitable, hasta que se dio pretexto a la derecha reaccionaria para iniciar el desarme ideológico y social de la Argentina Peronista. A mi juicio la excepcionalidad pasa por las paradojas: de necesitar las acciones guerrilleras cómo movilizadoras sociales en favor del retorno de la democracia y de Perón // Incapacidad del Movimiento revolucionario de cómo proseguir el curso de acciones inteligentemente una vez conseguido el objetivo primario // Volatilidad de la Sociedad civil que denostó a los Militares salientes en el 73 y clamó por los arribados del 76.-

  13. Dag
    “el error no estuvo en la elección del tipo de lucha, efectiva en su momento, sino en lo político”
    Esa es la divergencia principal, y si como bien decís hoy lo podemos leer en el diario del Lunes, hay que darle crédito a quien lo planteo el Viernes.
    Sinceremos el significado “Derecha”
    Cuando se dan tantas vueltas, no se habla ni de la Burocracia, ni del Brujo, ni de los territoriales, sino de Perón.
    La “Derecha ES Perón”, y la autocrítica exigida es negar al Viejo, hacer Bonassismo.
    ¿Me equivoco?
    Muchos sectores de Izquierda y del Progresismo siguen compartiendo con la Derecha REAL la repugnancia vesiánica.
    Lo que molesta de su trayectoria política no son sus errores, sino sus aciertos; esas admoniciones del Viernes que chocaban con el “sentido común revolucionario”.
    Por eso el Informe de Rodolfo Walsh es tan resistido y ninguneado, porque en resumen reconoce que el Viejo tenía Razón.
    Abandonar toda la literatura revolucionaria, para dedicarse a abrevar de Cooke-Perón es regresar a la Ortodoxia.
    En mi último post trato de mostrar como la RAND Corporation presenta como novedoso el Swarming, el Enjambre, donde se copia las Estrategias y Tácticas del 55/73.
    Fíjate que dato curioso nos da MauriK sobre las elecciones de Venezuela.
    http://derekdice.blogspot.com/2008/11/porque-se-perdio-caracas_25.html
    A Chávez lo operaron con el “Enjambre”, porque en lugar de reforzar la infraestructura social, le dieron maquina al “cubanismo” superestructural.
    El Petare, equivalente a nuestro 3º Cordón, fue abandonado a su suerte; porque sus emergentes sociales son refractarios al Centralismo Democrático.
    Se los ve como “Competidores” y ni siquiera se los Movilizo, un 30% del total.
    Imagínate que los pingüinos le hacen caso al pelado Tumini y el huevo Cevallos, rompiendo relaciones con los punteros del GBA.
    ¿Cuánto tiempo duran sin que los pasen por arriba?
    Volviendo a la identificación Derecha = Perón.
    En la Plaza del 1º de Mayo la DERECHA (Perón) opto por la Derecha Burocrática, ¿fue un error?
    En el 73 opto por la vía Demoliberal en lugar de la vía armada, con nuestro país a punto de ser cercado por USA, ¿fue un error?
    La Derecha les ofreció a las Organizaciones Armadas, la Oportunidad de Profundizar el Trabajo Político de Base, creando una Retaguardia Estratégica para que fuera el Núcleo de Resistencia y Contraataque cuando el Golpe se insinuara, ¿fue un error?
    Darle el Ministerio de Economía a Gelbard, PCA y pro URSS, ¿fue un error?
    Romper el bloqueo de Cuba, que siguió dándole asistencia a la M y el ERP, ¿fue un error?
    Insistir en incorporar a la Tendencia como ala izquierda, a pesar de las continuas provocaciones, ¿fue un error?
    Utilizar los contactos de la Ultraderecha europea, vía López Rega, para contactarse con la China de Mao y la Libia de Gadaffi, ¿fue un error?
    Villalón, hombre de ultraderecha fue el que se contacto con un tal Komeini en Paris, y mas tarde fue el intermediario entre USA e Irán por el tema de los rehenes.
    Ya que estamos con el tema árabe y las tácticas de resistencia, no es lo mismo al Quaeida que Hezbolla o Hamas.
    Las dos últimas trabajan en profundidad el tema social, la Frazada prima sobre el Fusil, la Construcción de Organización Popular con el “Clientelismo” como método.
    Por eso, a pesar de la desproporción de Aparatos Militares, no pueden ser aplastadas.
    Los muchachos de Bin Laden le escapan a esas tareas, prefieren a los aburguesaditos románticos.
    Son capaces de volarse contra un acorazado, pero no agarran una pala para hacer un pozo ciego ni en pedo.
    No tiene el galmur de lo heroico.
    Acá asumo un error generacional, creímos que los “burgueses y/o aburguesados” radicalizados eran mas inteligentes, y el resultado demuestra que no fue así.
    Se lanzaron a una Guerra Revolucionaria sin medir costos, y no solo fueron derrotados, sino que también fueron funcionales a su clase de origen.
    Hoy el Establisment dejo de agitar el fantasma del Zurdaje o el Montonerismo, hablan de Rodrigazo, y no es precisamente por las medidas que tomo la avanzada del neoliberalismo.
    Es altamente probable que existan movilizaciones que fuercen la toma de medidas radicales, y como en Junio del 75 sean los Herederos de la DERECHA (PERON) los que encabecen y organicen.
    Si sucede esto ultimo, no nos pidan autocrítica por los errores ajenos, no saber “leer” la Realidad no es culpa de quienes si lo hacen.
    Un abrazo Fraternal.

  14. Primero quiero felicitar a Luciano por plantear algunos de los conflictos del pasado buscando sus términos menos superficiales. De ese modo se propicia la distinción entre problemas transitorios del momento y otros más profundos subyacentes.
    La discusión llevada por Dag y Manolo enriquece cuestiones tales como la relación entre masa y vanguardia, así como rodea los desajustes entre la lucha de clases (las condiciones teóricamente «objetivas») y su expresión en el Movimiento Político de masas (con sus contradictorias traducciones sujetivas).

    Del planteo de Luciano voy a destacar un par de párrafos que marcan -uno- el punto más lúcido de su análisis y -otro- el aspecto más discutible de su modo de estrechar las implicaciones por él mismo abiertas.

    1) «En esa explicitud de la pugna (que el sistema de dominación no puede tolerar que se haga visible) radica la excepcionalidad de los 70»

    2) «En esa época queda expuesto y desnudo como nunca antes, el antagonismo nacional histórico argentino: poder liberal-militar versus movimiento popular»

    A propósito he citado los párrafos en orden inverso al que Luciano los escribió, ya que la interpretación histórica del segundo (el enfrentamiento Pueblo-Oligarquía) no justifica la violencia implicita en el primero. Le antepone una petición de principio como axioma, cuando es, justamente, una interpretación a demostrar.

    En una sociedad capitalista compleja lo que se vuelve intolerable al hacerse visible es la lucha de clases, no otra cosa. Toda la complejidad cultural que la cubre (códigos de derecho, religión, publicidad y medios masivos, lemas políticos como «Pueblo-Oligarquía», etc) tienen por razón de ser mantener en sordina la disputa por la propiedad y la distribución del producto social. Pero las clases tienen muchas fracciones de intereses parcialmente coincidentes y enfrentadas al mismo tiempo. Decir «Burguesía-Proletariado» sería tan simplista como «Oligarquía-Pueblo». Una dominación tan estrecha y descarnada no se sostiene más que por la violencia explícita y por poco tiempo.

    Si el conflicto argentino ha sido tan prolongado y cambiante es porque las fracciones de clase están a ambos lados de la dicotomía y sus alianzas han cambiado de bando una y otra vez.
    En el largo plazo de la historia argentina moderna se suceden tres modelos económicos que generan distintas fracciones de clases, con comportamientos diversos:

    1) El modelo agroexportador que subordina las oligarquías del Interior a las del Litoral de modo piramidal. Mientras la cúspide domina todas las ramas del capital (agrario, bancario, industrias subsidiarias, como el transporte y la construcción y, finalmente, el Estado), los niveles secundarios están sujetos a los vaivenes de una u otra actividad y dependen o se enfrentan periódicamente a sus dominantes por su tajada, sin proyecto alternativo propio.
    Los trabajadores del campo y la ciudad tienen la particularidad (casi excepcional) de ligar su prosperidad a la del modelo. De ahí la cultura laico-liberal característica del Socialismo argentino.

    2) El modelo industrial de sustitución de importaciones. La crisis del ’30 y la Guerra ocultan que el modelo anterior ya estaba agotado desde el ’26, cuando concluye la incorporación de tierras baratas productivas liquidando la ganancia marginal sobre los competidores mundiales. La verdadera «Oligarquía» reduce la tajada de sus subordinados, pero se complementa con los nuevos negocios industriales (Pan Pinedo) y sus actores. Por eso el más feroz opositor a la Industria es Confederaciones Rurales (que la ve como competidora por la renta de las exportaciones agrícolas), no la SRA, que tiene un pie en cada rama. De ahí lo equívoco del concepto «Oligarquía».
    Por eso, también, el organizador que lidera la incorporación de los nuevos obreros al sistema sale del Ejército golpista del ’30. Éste comparte el neutralismo pro-británico en la Guerra que enfrenta a la «Oligarquía» a su competidor norteamericano y sufre su boicot armamentístico. La autonomía industrial es su escape hacia adelante; el Movimiento de masas su instrumento ineludible. La ambigüedad ideológica su marca en el orillo. El Peronismo azuza a la clase obrera (jacobinismo «revolucionario») contra la supuesta «Oligarquía» (en realidad los sectores ruralistas subordinados) mientras comparte la expansión industrial con el Capital Concentrado.
    La falla del modelo está en la insuficiencia del Mercado Interno para generar una Industria competitiva sin la protección arancelaria del Estado. Alcanzado el límite, en el ’55 el CC cambia de alianza y se une a la primacía del Capital Financiero internacional, cediendo un hueso de equipamiento a las FFAA y sacrificando a la Industria en sucesivos golpes.
    Desde el Cordobazo hasta el Rodrigazo se juega (y pierde) la supervivencia del segundo modelo. Los obreros luchan por sus fuentes de trabajo y se radicalizan: si la burguesía es inconsecuente, empiezan a suplantarla. Sin ellos la guerrilla sería flor de invernadero. El sector burgués más lúcido (Gelbard) aprovecha la movilización para obtener del Estado concesiones orientadas a transformar la Industria local en competitiva internacional: Aluar, Fate Electrónica. Perón aporta el Pacto Social (y la maquiavélica represión de los jóvenes que antes alentó) cuando ya es tiempo de descuento.
    La morsa está en marcha: el boicot petrolero árabe (post Guerra de Octubre del ’73) desata la inflación mundial y liquida el Pacto Social; queda la lucha de clases descarnada, tomas de fábricas, Piccinini en S. Nicolás, etc. Por otro lado la AAA antecede la intervención directa de las FFAA con los mismos instructores en Miami. La guerrilla sirve de excusa a un destino ya marcado. El sindicalismo ortodoxo intenta la imposible vuelta al pasado: con o sin Rodrigo y Lopez Rega, la única alternativa al golpe contra el Mercado Interno es la Revolución a la cubana.
    Toda la nobleza policlasista peronista es ya inútil a esa altura. A lo mejor, si se entiende lo imposible que era conservar el segundo modelo, se puede comprender que tanto izquierda como derecha hicieron lo único que sabían cuando ya era tarde para ambos. Tal vez podamos, entonces, pasar de las culpas de antes a descular un modelo posible para el futuro.

    3) La caída de Gelbard y el Rodrigazo anuncian la instauración del nuevo modelo de valorización financiera como ocurre en el resto del mundo. Me eximo de entrar en detalles conocidos y más aún de profetizar qué cara tendrá el mundo a la salida de la crisis del tercer modelo.
    Por supuesto que tengo mis preferencias y se resumen en: aprovechar los pedidos de auxilio del Capital para consagrar avances jurídicos en la participación social en la empresa privada y el control estatal a los flujos financieros. Lo deseo para mi país y para el género humano. No espero todo de Obama o de CFK; no todo de golpe, al menos, pero si no iniciamos ahora la batalla ideológica por los valores, ¿cuándo?

  15. Rafa: Gracias por tu comentario. Abrazo.

    Yo sólo voy a agregar que hay aspectos de la cuestión del peronismo en los 70 deben volver a revisarse porque en definitiva se trata poder entender qué fue, qué es, y qué debería ser el peronismo. La izquierda peronista hizo un aporte crucial(político-cultural-de movilización)al movimiento en esa coyuntura, y estimo que gran parte del escenario de antagonismo que se dio hacia el 73 está dado gracias a la actuación de la Tendencia y del uso legitimado durante 66-73 de la acción armada. Yo reivindico la sustancialidad de este aporte al movimiento y al proyecto de liberación. Pero a partir de esa importancia que le asigno, también debo analizar las causas de esa derrota, de un fracaso que es trágico por los muertos y por lo que vino después. Es entonces cuando hay que retroceder la película y empezar a buscar, sin menospreciar las épicas y el aura revolucionario que se fraguaron en esos años, pero sin que ésto nos impida ver más allá y hacernos preguntas que en aquel contexto podrían razonablemente no hacerse, pero que hoy en día sería imperdonable evitar.
    Y si hablamos de contextos, hay que hablar del cambio sustancial que significó la instancia democrática lograda por la lucha popular(que es la actuación de vastos sectores del movimiento, y no sólo el de Montoneros)con Campora primero y Perón después. Y acá digo: la Tendencia era parte del peronismo, no era el ERP; la izquierda peronista debió haber tenido otra lectura de esa coyuntura porque la singularidad del peronismo lo requería, porque para decir que Perón era de derecha y la burocracia sindical «contrarrevolucionaria» ya estaba todo el abanico de las izquierdas tradicionales o guevaristas.
    ¿Montoneros-JP era o debía ser un guerrillerrismo más de los ya existentes y fracasados en gran parte de Latinoamerica para esa época, o debía plantearse el contexto como parte de un movimiento policlasista, complejo, contradictorio, pero
    popular? Pregunta peligrosa porque nos sitúa en un terreno incómodo y pertubador: ¿Qué entendió finalmente Montoneros por peronismo, qué visión distorsionada hizo de la figura de Perón?

    Y aquí viene el gran drama después de la gran ilusión generada:tener que admitir que el fracaso proviene de la incomprensión de ese momento y de lo que el peronismo significó en la historia popular argentina. El dato: el documento interno emitido por la conducción montonera en diciembre de 1973. Se dice en ese texto que finalmente, Perón es traidor al movimiento. Sí, sí, leyeron bien. ¿Perón traidor al peronismo? ¿Traidor a lo que él mismo construyó?

    Un razonamiento sólo posible si quienes lo hacen están absolutamente desanclados de la realidad, o si se está evolucionando a miradas iluministas importadas de octubre de 1917 ( y no de las propias del otro octubre, el de 1945).

    Pensarse más clarividente que Perón, pensarlo traidor, es incomprender al peronismo o lisa y llanamente es pasar a pensarlo como lo haría cualquier izquierda: hablar de bonapartismo, de reformismo, de gatopardismo, cuando el peronismo ya hacía rato que había refutado esas criticas provenientes de mentalidades burguesas y antipopulares: ideologismo.

    ¿Ese mismo camino errado era el que debía seguir Montoneros? ¿La izquierda peronista merecía terminar agarrando el manual de instrucciones de Lenin, Fidel y Giap para blandirlo ante la cara de Perón y decirle que era traidor a lo que sin él no hubiera existido? ¿Al final de cuentas, quién estaba equivocado?

    En una frase de la autocrítica de Walsh queda resumido este error: «Sabiamos en detalle cómo fue la toma del Palacio de Invierno, pero nada sabiamos de la gobernación de Martín Rodriguez».

    No hubo interés ni preocupación por encontrar respuestas nacionales que estaban en las luchas populares de nuestra historia, se prefirió tomar prestado el libro de recetas europeas: toma de poder por la vanguardia revolucionaria aislada del pueblo, cuando en realidad ES EL PUEBLO LA VANGUARDIA en el movimiento popular.

    ¿Qúe hubiera venido después, la dictadura del proletariado?
    ¿Qué tiene que ver el peronismo (aun el revolucionario) con todo eso?

    Saludos.

  16. Luciano: éste párrafo tuyo es de una ingenuidad desarmante:
    «El dato: el documento interno emitido por la conducción montonera en diciembre de 1973. Se dice en ese texto que finalmente, Perón es traidor al movimiento. Sí, sí, leyeron bien. ¿Perón traidor al peronismo? ¿Traidor a lo que él mismo construyó?»

    Perón que -a diferencia tuya- leía atentamente a Maquiavelo, tenía muy presente que:
    «Un señor prudente no puede ni debe guardar fidelidad a lo prometido cuando ello lo perjudica y no existen ya las razones que motivaron su promesa»

    Perón no estaba jugando a la Lealtad; estaba tratando de construir un instrumento de Poder para sostener el Modelo que creía posible y deseable. Para ello prometió cosas muy distintas a sectores diferentes y empleó a unos contra otros según conviniera. Es tan de Perogrullo que hasta «Bombita Rodríguez» lo puede decir sin que nadie se escandalice:
    http://www.youtube.com/watch?v=D4ju1uIDuus

    Sobre el modo despectivo como liquidás las perspectivas analíticas de los demás (ideologismos de mentalidades burguesas y antipopulares) vamos a arreglar cuentas más tarde. El resto de esta noche tengo que trabajar. Un saludo democrático.

  17. Roberto: no sé si leíste el libro Montoneros: La Buena Historia del ex-M José Amorín. A lo mejor este párrafo (perdón, es algo extenso) aclara un poco mejor lo de la supuesta «traición» del General:

    «En abril de 1973, Perdía, Quieto y Firmenich se reunieron con Perón en Madrid. Al respecto, Perdía escribió: «…(Perón) destacó que los próximos cuatro años debíamos utilizarlos para aprender a gobernar y asegurar un eficaz trasvasamiento generacional en el movimiento y en el país. Manifestó que asumía la responsabilidad de asegurar que, progresivamente, se nos fueran asignando crecientes responsabilidades. Argumentó sobre la necesidad de avanzar en la organización popular y (…) veía en las tareas de promoción social una manera eficaz para darle continuidad a nuestra organización. (…) El general Perón le manifestó en esa oportunidad (a Bidegain) la conveniencia de integrar a su próximo gabinete a algunos muchachos de la JP, para que se vayan acostumbrando a gobernar».
    Notemos, en estas palabras relatadas por el propio Perdía, que Perón: 1) aceptaba la continuidad de la existencia de Montoneros como tal aún después de establecido el gobierno popular y aún más allá del período constitucional de gestión peronista; 2) nos ofrecía, como Organización, hacernos cargo del trabajo social (léase, el Ministerio de Bienestar Social el cual, ante nuestro rechazo, quedó en manos de López Rega) para construir organización popular lo cual, sin dificultad alguna, se interpreta como organización política. Trabajo social: construir barrios populares, armar cooperativas, desde abajo impulsar cultura, llegar hasta el último rincón del país y organizar a su gente. Esto, que constituye la mayor ambición de cualquier corriente política en el seno de una gestión gubernamental políticamente heterogénea, significaba, nada más ni nada menos, que fortalecer el crecimiento de nuestra Organización en las bases peronistas y, con ello, darnos una auténtica posibilidad de lograr, en cuatro años, la hegemonía política del movimiento peronista. Nos heredaba el movimiento, nos ofrecía el futuro porque, digámoslo de una buena vez, el presente era él, el propio Perón.
    La conducción nacional de la Organización, jamás informó a sus cuadros de esta oferta -político-estratégica en relación con nuestro futuro de cabo a rabo-la cual, por lo tanto, no tuvo oportunidad de ser debatida.
    El 6 de septiembre de 1973, tres semanas antes del asesinato de Rucci, Quieto y Firmenich se reunieron a puertas cerradas con Perón, y el Viejo les ofreció un acuerdo: Montoneros seguiríamos al frente de la juventud, de la universidad y de los espacios de poder en el Estado que teníamos hasta el momento. En el Partido Justicialista -al cual el Viejo nunca le dio mucha importancia-podíamos hacer lo que quisiéramos dentro de los límites impuestos por los estatutos partidarios, él no iba a interferir. Como contrapartida nos exigió respeto al Pacto Social y que dejáramos de meternos con el sindicalismo.
    Imagino al Viejo, amplia la sonrisa cuando afirma: «muchachos, el futuro es de ustedes, el presente es nuestro». Nuestro dice, y sus manos -largas, sarmentosas-señalan su pecho. Imagino a Firmenich cuando horas después -solemne, fruncido el ceño, pesaroso-, en la reunión de Conducción Nacional, interpreta: «el Viejo nos da lo que ya tenemos y a cambio quiere que disolvamos a la Juventud Trabajadora Peronista» .
    En realidad, las propuestas eran buenas. Tanto la de abril, cuando la relación era buena, como esta última de septiembre cuando, a diferencia de abril, ya existía una situación de tensión con el general. Las propuestas se sintetizaban en una palabra: el futuro. No un futuro indiscernible: un futuro apenas signado por la (breve) expectativa de vida del General y nuestra capacidad para formar cuadros de conducción. Un futuro que exigía de nosotros generosidad para conceder, inteligencia para proceder, cintura para establecer alianzas y habilidad para sumar. El futuro que nos ofrecía Perón, de nuestra parte sólo exigía capacidad política. En concreto, Perón exigía de Montoneros la única virtud que escaseaba en la inmensa mayoría de los miembros de su conducción.
    No me cuesta -con otras palabras quedó escrito-imaginar sus cuestionamientos: ¿A quién se le ocurre que después de tanto esfuerzo vamos a disolver la Juventud Trabajadora Peronista? ¿En qué cabeza cabe si, precisamente, es la JTP la vanguardia concreta de la clase obrera organizada?
    ¿Cómo hacer la revolución sin la clase obrera? ¿Cómo la clase obrera va a hacer una revolución sin vanguardia? Lo que nos pide el General es que no hagamos la Revolución. El general conspira contra la Liberación: es un traidor.»

    Un abrazo.

  18. Según Luciano, cuyos post él sabe que aprecio,

    «Pensarse más clarividente que Perón, pensarlo traidor, es incomprender al peronismo o lisa y llanamente es pasar a pensarlo como lo haría cualquier izquierda: hablar de bonapartismo, de reformismo, de gatopardismo, cuando el peronismo ya hacía rato que había refutado esas criticas provenientes de mentalidades burguesas y antipopulares: ideologismo»

    Bueno, ahí tenemos varios problemas, históricos, ideológicos, políticos.
    1. El peronismo no es el resultado de la voluntad de un sujeto, ni el grado cero de la historia de la clase obrera.
    2. Por ende, poner a Perón en condición de controlar el sentido del movimiento, un movimiento que había reconstruido sus bases y sus cuadros en su ausencia, es en parte reemplazar el iluminismo guevarista / montonero, por el iluminismo del líder carismático que también sabe mejor que su pueblo qué es lo que le conviene.
    3. Difícilmente el peronismo haya roto con la mentalidad burguesa, parte de cualquier sociedad de clases, pues en ese caso habría construido una conciencia de clase revolucionaria. El peronismo, precisamente, estaba más allá de esa dicotomía, pero el Viejo siempre prefirió pensarse como heredero de los conservadores y los liberales, antes que como su antagonista siempre hostil.
    4. Y ahí hay un conflicto, no entre Montoneros y Perón, sino entre el peronismo de la resistencia, el millón de argentinos que elige desobedecer al Comando Estratégico y votar en blanco (en vez de votar a Frondizi), y las directivas de Perón.
    Para bien o para mal, Montoneros no fue una banda de loquitos. Su construcción anclaba en las bases peronistas, no tanto como ellos creían, no exactamente del modo en que lo interpretaban, pero anclaba.
    Hay un juicio ex post muy pesado y un tanto excesivo en algunos de estos testimonios y análisis. Perón, de hecho, no fortaleció en momento alguno el trasvasamiento generacional al interior del movimiento.
    Pensar al peronismo como MLN necesariamente supone una de dos cosas:
    – asumir que Perón era el líder de una revolución nacional viable.
    – asumir que Perón era el líder de un movimiento nacional heterogéneo, que no necesariamente era viable en el tiempo. En suma, pensar el peronismo después de Perón. El error de Montoneros residiría, en todo caso, en caer en la lógica de la herencia estratégica, cuando era más consistente un peronismo sindical que un peronismo revolucionario cortado según el molde de las organizaciones político militares.
    ¿Cómo hacemos para postular que el peronismo ha superado las ideologías burguesas sin romper con el orden capitalista, con el predominio de la burguesía, nacional y transnacional -la división es sólo analítica-, y al mismo tiempo declarar refutado el enfoque que supone la guerrilla como resultado de la infiltración del movimiento por la pequeña burguesía?
    ¿Cómo fue posible esa infiltración? ¿Cómo fue masiva?

  19. Para mi hay que separar dos cosas. Yo le daría la razón a Perón en que sus ofrecimientos eran aceptables y que Montoneros debió «esperar su momento» en vez de continuar la lucha armada, hasta aquí, yo estoy de acuerdo. Pero distinto es ver en ese error de Montoneros (yo creo que lo fue), exclusivamente vanguardia pequeño burguesa, aturdimiento juvenil, o ambas cosas. La historia en ese momento permitía una lectura que los hiciera creer que el camino de las armas era el correcto. En ese sentido comparto que criticar la posición de Montoneros desde el presente, tiene algo de hacerlo con el diario del lunes.
    Según mi punto de vista, el error estuvo (en mayor medida, por lo menos) del lado de Montoneros, pero es un error más que comprensible en aquella coyuntura histórica, en la que, nunca hay que olvidarlo, el enemigo (para la época, el término no es exagerado) había creado una situación insoportable con los 18 años de proscripción. De allí que más allá de cualquier autocrítica, esta nunca debe ser feroz, hacia niguno de los sectores internos del peronismo, ya que los verdaderos culpables del clima de época, estaban fuera del peronismo.

  20. Vamos a aclarar algunas cosas para evitar crispaciones.

    Cuando hablo de que el peronismo refutó la crítica bonapartista estoy diciendo que esa crítica provenía de la izquierda tradicional en cualquiera de sus variantes; en la Argentina la izquierda clásica tiene una conformación y una cosmovisión de la realidad fuertemente tamizada por la índole cultural de sus formaciones partidarias: son partidos demo-burgueses, sus militantes son de clase media, son ilustrados y desde esa lejanía miran y analizan un fenomeno popular como el peronismo. Ese distanciamiento cultural deslegitima las criticas muy veraces que se hacen al movimiento popular por izquierda, porque sólo parten de un ideal, de un teoricismo abstracto que nunca plasmó sus postulados en las querencias populares y en la política real. Con esto no digo que el peronismo no exprese contradicciones profundas, irresueltas, que a la vez que interpela al republicanismo, convive con él en la democracia burguesa, no sin alterarla en sus reglas de juego originarias (las de la Constitución de 1853).

    De manera tal que a pesar de ser real y aceptable, la crítica bonapartista presupone que el peronismo debía ser revolucionario a la usanza marxista-leninista, y aquí ya se imponen categorías de analisis externas e ideologistas.Lo ingenuo es pensar que a través de su bonapartismo el peronismo frustró una «inminente revolución socialista» a concretarse en hechos concretos.En todo caso esa revolución (me refiero a 1945)por izquierda era una tierna expectativa ilusoria: los trabajadores estaban hundidos en el lodo, más que en ciernes revolucionarias.

    Ezequiel: El peronismo no es el resultado de la voluntad de un sujeto, pero tampoco debemos minimizar el lugar del líder o caudillo en el movimiento popular, y menos en la coyuntura del 73.
    Con respecto al anclaje de bases de JP-Montoneros, coincido con vos; pero eso fue así hasta mediados de 1974; cuando se opta por profundizar la vía vanguardista con el pase a la clandesitnidad y el desarme de los cruciales frentes de masas, el pueblo pasó a ser sólo una palabra residual.

    El peronismo no superó sus identidades burguesas, y probablemente nunca las superase, porque pasar a una conciencia de clase revolucionaria era complejo, y en todo caso esa era una discusión posterior al 73 y al tiempo del liderazgo de Perón, a realizarse en el terreno político dentro del movimiento haciendo politica real y no apurando e imponiendo condiciones a través de las armas.
    Saludos

  21. Luciano:
    Ahora sí. Coincido plenamente en que el 73 explicita al desnudo las contradicciones del país, aunque agregaría que se trata de un proyecto fallido, no solamente por aspectos subjetivos como los correctamente reseñados por Luciano, sino por otros estructurales: el capitalismo «nacional» no era una opción frente a la colusión de la gran burguesía industrial transnacional y de la burguesía agraria / oligarquía diversificada, colusión que se presenta ya hecha en 1975, en ocasión del Rodrigazo.
    Es decir, como lo vio Portantiero ya en abril del 73…

    http://www.isepci.org.ar/portant.pdf

    … se trataba de la reconformación de un bloque histórico frente al cual las alternativas «nacionales» estaban en franca minoría.
    Muy bueno, Luciano, de nuevo (y van…).

  22. Roberto
    Estimado Compañero a ver si puedo responder a tu cita de Maquiavelo.
    Invirtamos los papeles, el conductor ES un Idealista, sin desdeñar la Realpolitik, y el Conducido es un Realpolitik puro y duro que RECONOCE la Autoridad Política del Conductor.
    Mao no soportaba a Deng, sentía que era demasiado “materialista”, de tan centrado en los problemas y las maneras de resolverlos terminaba por minimizar la Voluntad.
    No lo eliminaba permanentemente, porque sabía que cuando lo largara a la cancha le resolvía los Problemas.
    Durante la ofensiva final contra el Koumintang, todas las miradas estaban fijas en Manchuria y Lin Piao, Stalin cumplía los pactos con USA porque tenía demasiados problemas de pos guerra como para cargar con 400 millones de chinos famélicos.
    Social Imperialismo no significa ser imbecil ;-P
    Mao manda a Deng, como responsable político, y a Liu Bocheng a la llanura del Río Amarillo, en una misión casi suicida.
    Terminan quebrando la retaguardia de Chiang, y como Responsable Político nombra a la mayoría de los Responsables al sur del Yangtse.
    Después del fracaso del Gran Salto Adelante, es uno de los que juntan los pedazos, y dice una Frase típica de él que mas tarde le daría su apodo.
    “El Gran Timonel solo debe otear el Horizonte, para señalarnos el Rumbo Correcto de la Revolución, por eso nuestra obligación es hacer tantos zigzag como sean necesarios para mantener ese Rumbo”
    Como mantiene la relación con TODOS los cuadros medios del sur de China, es casi imposible desbancarlo después de la muerte de Mao.
    El pequeño Timonel convence a los Guardias Rojos que “Enriquecerse es Glorioso” ;-P
    La mitad de los actuales puestos de Importancia en China, están ocupados por los quinceañeros que en 1966/74 fueron los responsables de “reeducarlo” de su desviacionismo de Derecha.
    Hoy todos reconocen que el “petiso” salvo a China del Colapso en los años 70 y 80, con la “soga de Lenin. ;-P
    Un abrazo fraterno

    Luciano
    Compañero concuerdo con tu apreciación, y es un tema muy rico; pero me parece que seria importante analizar el impacto del aprendizaje en las masas, la militancia, los cuadros y las dirigencias.
    A ver si me explico mejor, durante la hegemonía de Herminio 83/86, existió un Pacto taxito, “Con los barrios no se Jode”.
    Si donde hay una Necesidad hay un Derecho, los problemas políticos no se resolvían en los Barrios, recién a partir del Consejo Deliberante para arriba se permitían las cadenas y los tiros.
    El homenaje de Luís D’Elia a Federico Russo es el mejor ejemplo, Russo ERA Herminio, y la mitad de los históricos de su Agrupación fueron CdO en los 70.
    Los que fueron a las Plazas de la 125, estaban tan cómodos como Dag Nasty en el Congreso de la CGT Azul y Blanca. ;-P
    Había que parar el Golpe, por eso se quejaban de los “aprietes” los chinos de la CCC.
    Ante cualquier amago de saqueo serian considerados “personalmente responsables”.
    Traducido, antes de ir a parar a la Masa, paso por tu casa y te mato.
    Parece una Barbaridad, pero el Objetivo es claro, TODOS los Conflictos son de Orden Político, no de Orden Publico.
    El mejor ejemplo es el corte de la Autopista Illia, si el funcionario va a responder personalmente es Orden Político, si manda a la Guardia de Infantería es Orden Publico.
    La “pequeña” diferencia entre Kaníbal Fernández y el Guasón Rodríguez Larreta.
    Otro ejemplo, pocos recuerdan que los MMSS nacieron en los 80, después del colapso del Plan Primavera.

    –El peronismo tiene un capital simbólico, el de haber representado como nadie a la clases populares. Y también ha sido el que mejor se adaptó a las nuevas situaciones, aun cuando contribuyó a destruir el mundo del trabajo. Está mucho más atado con la realidad. Hubo un momento clave, en el año ’87. El alfonsinismo, que disputaba las clases populares con la renovación peronista, se encontraba con los ocupantes de tierras y se preguntaba cómo hacer para respetar la institucionalidad (violada por las intrusiones) y para no reprimir. (El luego presidente Eduardo) Duhalde, en la Municipalidad de Lomas, dice “no me importa que las ocupaciones sean ilegales, eso es un hecho. Yo hago mi política social a partir de ese hecho”. El peronismo resolvió esa ambivalencia, sin muchos pruritos legales, pero…
    DENIS MERKLEN
    http://www.pagina12.com.ar/diario/dialogos/index-2006-01-23.html

    El lema “Todo es negociable, menos la Represion” parece una tonteria, pero recordemos esto.

    La CIA sigue con atención el conflicto con el campo
    Hay preocupación por el desgaste del Gobierno y la falta de oposición organizada.
    Clarín 19 de Junio de 2008.
    «Nadie prevé un escenario de violencia excesiva, pero hay mucha preocupación por el desgaste del Gobierno y la falta de una oposición organizada.
    Esto crea un panorama muy incierto, que puede conducir a una situación caótica»
    También miran el próximo debate de las retenciones en el Congreso.
    «Allí veremos con más claridad cuánto poder sigue detentado Cristina Kirchner.
    Tenemos información de que cada vez son más los peronistas que están pensando en cuándo y cómo abandonar el kirchnerismo.
    Todo indica que es desde allí donde surgirá la verdadera oposición.
    Nadie ve a Carrió o a Macri con capacidad de liderazgo».
    http://www.clarin.com/diario/2008/06/19/elpais/p-01901.htm

    Finalmente, indica que las grandes empresas se oponen al sostenimiento del pleno empleo porque «el despido dejaría de jugar su rol como medida disciplinaria.
    La posición social del jefe sería socavada y la autoconfianza y la conciencia de clase de la clase obrera crecería».
    A pesar de que el pleno empleo y los altos salarios podrían ser beneficioso para los empresarios, ellos se opondrán porque «la ‘línea de disciplina en las fábricas’ y la ‘estabilidad política’ son más apreciadas por los líderes empresariales que las ganancias».
    Y luego, a toda orquesta, indica: «su instinto de clase les dice que un pleno empleo duradero es inadecuado desde su punto de vista y que el desempleo es una parte integral del sistema capitalista normal».
    Post del Escriba sobre Michael Kalecki
    http://vidabinaria.blogspot.com/search?q=polaco

    Por ultimo, para que Dag me surta a gusto.
    La muerte de un delegado en funciones por las Fuerzas de Seguridad, sera considerado un ataque al Conjunto del MOO.
    A penas mataron a Fuentealba, se armo una Operación para señalar que era un “Trotsko revoltoso”, recuperando el por algo sera.
    La reaccion Feroz de la TOTALIDAD aborto la maniobra, porque la visita de Moyano a Yasky la podes impugnar como rosca.
    ¿Pero como justificas la salida con los tapones de punta de Zanola y la Bancaria?
    ¿A quien se le ocurre que Z va a defender a un Clasista?
    ¿El Sindicato Amarillo por excelencia protestando por la muerte de un perturbador?
    http://deshonestidadintelectual.blogspot.com/2007/04/las-campanas-de-pavlov.html
    ¿Notamos las similitudes con lo Territorial?
    Las zancadillas y los tiros adentro son parte de las reglas, ahora un ataque externo es un ataque a la Corporación.
    Si empiezan con un Trotsko de CI, por mas que se lo merezca, al poco tiempo van a estar chupando Secretarios Generales como en el 76.
    La embestida se llevo puesto al candidato de la Petroleras y el Orden, le bajo el copete a Mauricio Macri, y liquido a Blumberg.
    Un abrazo y mis disculpas por lo largo del comentario

  23. ¡Pufff! Recién puedo sentarme frente al monitor y hay tanto para asimilar. Veamos qué puedo hacer….

    Rafa: Tengo bajado el .pdf de Amorim, pero alcancé a leerla 1ª parte hasta que relata los «accidentes» y «errores» que dejaron a Firmenich al frente de la M. ¿y después qué, los tuvo a todos hipnotizados? Creo que su memoria racionaliza lo que pensaba entonces para descargar en F. todas las responsabilidades. Lo que parece olvidar es que (como dice Luciano) creían en hacer una Revolución y (lo que no dice Luciano) Perón les dejó creer que él estaba de acuerdo. lo de las universidades es hasta grotesco. Como ya conté en el post de Ana C sobre Isabel, el interregno de Lastiri fue de una ofensiva general contra todas las posiciones alcanzadas en ese ámbito. Yo estaba en Historia y Bellas Artes, donde tomamos la Escuela Pueyrredón por semanas para reponer a la Directora. Tras muchas negociaciones con Taiana -creo- llegamos a una fórmula transaccional. Pero el respaldo de Perón a la ofensiva derechista era evidente. Como dice Ezequiel, no hubo gestos de trasvasamiento generacional (fuera del nombramiento formal de J.M.Abal Medina). Y además ya era tarde: estaban lanzados y no iban a ceder graciosamente lo conquistado. Yo, que no creía en el carácter revolucionario del Peronismo, no podía menos que participar en la lucha por detener la ofensiva derechista.

    Luciano: Ezequiel ya dijo con su habitual solvencia más de lo que podría imaginar y desde una posición más comprometida que la mía. Me gustó sobre todo lo del «grado cero de la historia obrera» que restituye un poco de lo perdido. Pero en cuanto a las élites desconectadas de la base, te cuento esto: antes de las elecciones del ’73 fui a una proyección clandestina de «Perón, la revolución justicialista». Los que estaban allí coreando consignas revolucionarias de apoyo a Far y Montoneros eran muchos de los que habían viajado en el «avión negro» pocos meses antes: Marilina Ross, Chunchuna Villafañe, Dalmiro Saenz, etc, etc. Todo lo que decís es lo que pensaba yo; el probema es que los avalaba nadie menos que Perón ¿entonces?

    Sergio: de acuerdo en que los 18 años de proscripción y revanchismo infame generaron una violencia mayor que lo que se disputaba de hecho. También es cierto que Perón alentó la continuidad de la lucha armada aún ya lanzadas las elecciones. Quería la humillación completa y luego la reivindicación.
    En el reportaje a Grondona que tengo grabado me relató la escena de restitución del grado como una parodia:
    -Perón (haciendo la venia) ¿cuál es su primera orden mi gral?
    -Carcagno (creo) Vaya y termine con Cámpora.
    -Perón -A la orden, mi gral.

    Pido disculpas por lo desagradable del relato, pero más desagradable fue ver la risita satisfecha de Grondona diciendo: «Los usó y los tiró a la cuneta; después de todo no era más que un milico, un facho». En mi opinión, un verdadero líder pòpular nunca le habría dado semejante satisfacción a ese orgánico de la Oligarquía. Pero Perón tenía ese costado también. Los mitos son parte de las armas simbólicas que mantienen a los pueblos frente a las derrotas y yo lo respeto. Pero espero el mismo respeto a la verdad histórica en la discusión política.

    Luciano: tus aclaraciones sobre la crítica bonapartista oxigenan mucho el ambiente. Gracias. En realidad, creo que la izquierda orgánica ha desperdiciado la riqueza dinámica del concepto, quedándose en la formulación negativa de Marx sin sacar las consecuencias de las tareas nacionales progresivas en sociedades heterónomas que advirtió Trotsky en el Mejico cardenista, ante la incapacidad constitutiva de las burguesías locales. Es algo que le faltó a un talentoso como Milcíades Peña. Si tuviera la capacidad y voluntad de hacerlo, creo que habría que sacar todas las consecuencias eespecíficas de ese concepto para nuestro presente, para entender muchas de las duplicidades y sorpresas que nos depara el equipo gobernante. Casullo prefirio reivindicar al «populismo» e hizo grandes aportes que, con todo, dejan mucho por explicar.

    Ezequiel: en mi largo introito estructuralista intenté sintetizar lo que caracterizaba al segundo modelo de desarrollo nacional que antecede y continúa a Perón, pero la síntesis del criterio de Portantiero que hacés (aún no lo leí) no me satisface. Le falta señalar el rol dominante de la valorización financiera en el tercer modelo frente a lo que los negocios agropecuarios quedan como ornamento. La monstuosidad intrínseca del modelo ya se ha hecho patente. El capitalismo «nacional» tuvo una ventana de oportunidad tardía que capotó con la crisis petrolera. Reitero que conocí el plan de Fate electrónica y con diez como ese y tres años más seríamos tecnológicamente independientes como Finlandia.
    Ahora, considero que el aprovechammiento de la crisis pasa por el avance jurídico como se hizo con las fábricas recuperadas. La paricipación obrera en la dirección y la propiedad social deben ser condición del rescate crediticio.

    Manolo: siempre una salida sorprendente. No se mucho de China pero entiendo tu argumento contrafáctico. Pero en China hubo una revolución y pueden optar por las vías que se les antoje. Si leíste mi párrafo anterior creo que comprenderás mi posición. Respeto el principio de que las masas no pueden saltar por sobre la sombra de su experiencia histórica. Hay que asegurarse que nadie quede atrás, pero eso no significa que ante opciones cruciales no sean capaces de pegar el salto. La conducción tiene la responsabilidad de facilitar la experiencia, no de desalentarla.
    ¿Las patronales avanzan contra el empleo, cuando están pidiendo desesperadamente un salvavidas? ¡por favor! Repito ese viejo y hermoso llamado bíblico:

    «Si yo no me ocupo de mí, ¿quién lo hará?
    Si sólo me ocupo de mí, ¿qué valgo?
    Y si no ahora, ¿cuándo?»

    Un abrazo a todos.

  24. (Hillell… no?)

    Roberto:

    Es cierto lo que señalás de mi floja síntesis de Portantiero, pero en el 72 – 73 no era tan claro lo que venía. Con todo, me sigue sorprendiendo que, para él, lo que sí estaba claro era que la fracción dominante de la burguesía industrial transnacional había logrado el predominio absoluto sobre la fracción agraria, y que la única alternativa teórica para un proyecto «nacional» era ya estatizar todo, y ni aún así… Él veía la retirada del Ejercito como un mero repliegue estratégico… en 1972 – 1973. Por eso, quise traerlo para limitar el idealismo que concibe responsabilidades en las cúpulas por fuera de los movimientos estructurales.
    Por lo demás, el debate sigue abierto, aunque la intervención de Luciano cubrió, a mi parecer, casi todos los flancos.

  25. Roberto: gracias por tu extensa respuesta. Me hiciste acordar que a fines del ’73 estuve en una marcha por la permanencia de Rodolfo Puiggrós en el rectorado de la UBA. Es verdad que los espacios para los sectores de la izquierda peronista se iban reduciendo cada vez más, pero también es cierto que la Tendencia fue sufriendo una sangría de militantes a medida que la cúpula de la Orga profundizaba su accionar elitista. Momentos claves en ese aspecto son sin duda el asesinato de Rucci, los sucesos del 1º de mayo del ’74 y el paso a la clandestinidad tras la muerte de Perón.

    Coincido con tu caracterización de los tres modelos, cuando pueda voy a tratar de aportar algo sobre eso. Un abrazo.

  26. Roberto: Me alegro de que la aclaración sobre la crítica bonapartista haya sido entendida, porque fue eso lo que inicialmente quise decir, y a lo mejor no lo exprese correctamente; si es así pido perdón.
    Con respecto al ahondamiento actual del debate sobre el alcance y posibilidades políticas del populismo hoy, yo creo que es el gran debate que nos debería ocupar. Como bien decís Casullo hizo un aporte sustancial, pero no son muchos los que profundicen su línea de analisis en esa dirección.

    Un abrazo, Roberto.

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