La tierra y el ambiente en el marco del desarrollo de las fuerzas productivas

Con los reclamos ambientales como trasfondo siguen su curso los llamados conflictos por la tierra. Protagonizados por comunidades de etnias originarias.

En el reclamo ambiental sobre la minería prevalece la identificación de la tierra, el ambiente, los recursos naturales incluido el agua, como factores de producción. No es casual que quienes intentan frenar el consumo de agua de Bajo La Alumbrera se vean representados por productores agropecuarios de Catamarca, productores de uva y aceitunas.

Sus reclamos no se cierran en «la cuestión ambiental». Tienen un carácter productivo implícito. La minera y los productores compiten por el uso del agua para fines productivos (extracción del mineral o riego artificial). Su consumo es tratado de manera diferencial según la actividad: algunos pagan canon por su uso y otros no. El desvío de los cursos de agua para diferentes fines en un terreno donde ésta escasea es motivo de lobbys cruzados.

También está la disputa por otros recursos. Y no me parece casual que en algunos momentos los reclamos contra las mineras se mezclen con las discusiones sobre la legitimidad de los votos de los gobernantes, y ésta a su vez con los motivos de los resultados electorales, entre los que gana por mayoría la mención a la AUH. Nicolás levanta un audio de un entrevista radial en que el reclamo es explícito.

Y uno prescinde de cualquier postura burguesamente escandalizada para decir que la minería, como la AUH, desatan conflictos por el recurso humano, el factor trabajo, para actividades que requieren del reclutamiento temporario de mano de obra barata para las cosechas, porque atentan contra el techo de las remuneraciones. Le bajan el tipo de cambio implícito en los costos salariales de producción, a la región. Y perdón por la chicana, pero hablamos de actividades, además, que requieren de mano de obra pequeña (me refiero al tamaño de la mano propiamente dicha, para no dañar el árbol al momento del corte). Momo Venegas, ya despojado de la administración de esa entidad financiera llamada Renatre, nunca se mostró demasiado enérgico con esta situación a pesar de su reconocida combatividad.

Después de esta extensa introducción podemos centrarnos más directamente en los conflictos por la tierra que se viven con renovados bríos en las provincias del NOA y el NEA.
No puedo dejar de expresar (con cierto cinismo, lo admito) que hay lo que podría ser una relativísimamente auspiciosa noticia. El recrudecimiento del conflicto por la tenencia de tierras en provincias históricamente expulsoras de población podría estar empezando a significar la modificación de un patrón productivo ahora sí dispuesto a lo fines de generar desarrollo endógeno que sirva para destrabar el potencial productivo de estas regiones.

Quiero decir, el afincamiento de pobladores con reclamos por la tenencia de tierra es siempre la oportunidad para crecer en materia productiva. Y la consecuencia de que al menos alguna migaja está dejando la acumulación de capital en la región. Esta impresión requeriría para confirmarse de un estudio serio. Pero es un tema que podría plantearse como hipótesis de trabajo. Para partir, desde allí, hacia la complejización de un entramado productivo que sea más equitativo.
Respecto de la fundamentación acerca de por qué los pueblos originarios deben recibir tierras, hay algunos puntos a tocar.
Por ejemplo, la perplejidad que me causa el argumento representado por alocuciones tales como «porque son de ellos».
Digamos que uno no espera desde ciertos complejos políticos la remisión a argumentos tan conservadores. La tierra es un factor de producción. Que se aplica incluso a la producción de bienes tan esenciales como los alimentos.
De modo que sería más apropiado aceptar la posibilidad de que sea tratada como un factor de usufructo colectivo. Y no con una visión tan fundamentalista de la propiedad privada. Amparada, para peor, en el derecho ancestral.
Esto sin dejar de reconocer que la figura de propiedad privada es un elemento jurídico ordenador determinante de la relación de las sociedades con lo material, y que incluso la propiedad hereditaria cumple una función bastante decisiva y fundamental. Que, sin embargo, en caso de aplicarse a bienes estratégicos debería verse limitada.
Digamos que a esta altura nadie duda de que operamos en el marco de convenciones. Y por tanto, todo está sujeto a revisión y modificación.
Lo que pretendo expresar con esto es que es estrictamente necesario que los reclamos por posesión de tierras incluyan el elemento instrumental. El «para qué».
¿Para qué quieren las tierras quienes las reclaman? ¿Qué van a hacer con ellas, que sea superador en términos de interés colectivo, respecto de lo que aportan determinados latifundios improductivos o subexplotados o la concentración del recurso y su producto?
Estas son buenas respuestas que podrían empezar a responder quienes quieran defender el romántico planteo Qom, por ejemplo.
La búsqueda del desarrollo exige el abandono del pintoresquismo como categoría política (que quede, eso sí, reducido al ámbito de la estética).

22 comentarios en «La tierra y el ambiente en el marco del desarrollo de las fuerzas productivas»

  1. El reclamo de los pueblos originarios que viven como tales no es tan grande en superficie como para que ignorarlo de base sea otra cosa que un ejerccicio de egoismo.
    El problema pasa porque eso no significa que esas comunidades salgan del hambre. Para eso hace falta además cambiar su forma de producir alimentos, reorganizarse como comunidades, y eso va a poner a los antropólogos de punta.

    1. ¿Qué es exactamente vivir «como tales»? Porque, excepto que dentro de esa categoría se encuentre un modo de producción consistente en combinar la venta de estacional de trabajo en las cocechas con la producción a pequeña escala para autoconsumo (lo que los antropólogos marxistas describirían como extracción de plusvalía del grupo familiar al cubrir este parte del mínimo necesario para reproducir la fuerza de trabajo) me parece que poco de eso existe en la Argentina.

      1. Una comunidad asentada en tierra productiva debería tener satisfecha la necesidad alimenticia, de mínima. Si eso no sucede, hay algo que se debe modificar en la manera de relacionarse con el entorno.

      2. «El capital no debería ser un problema. Todo lo que se arregla con plata no es un problema»

        ergo: la pobreza no es un problema

  2. Si bueceás un poco en los reclamos concretos de tierras vas a encontrar, en la mayoría de los casos , documentación (me refiero a documentación producida por el estado argentino) que avaló en algún momento ese «son de ellos» y en base a lo cual la complejidad del problema radica en que los derechos adquiridos por otros tienen, en algún punto de lo historieta, características algo dudosas, por decir lo menos. Desde este punto de visto, el para qué es algo improcedente. Si el derecho sobre la tierra existe, en un sistema que hace culto sobre la propiedad privada, el que se utilice productivamente o no es asunto del dueño (te parafraseo mal y rápido: no sabía que estábamos en el marco de un proceso revolucionario inspirado en el marxismo). Si, como pasa, sobre ese mismo pedazo de tierra existen derechos contrapuestos, y en eso algo tuvo que ver el estado (avalando usurpaciones, escrituras truchas, etc.), no veo nada irrazonable en que se soluciones enajenando otras tierras a la producción. Después, si quieren cazar carpinchos no es asunto del estado.

    1. Sobre todo (perdón por descolgarme con tres comentarios al hilo) cuando uno que de algún modo «cree» que el desarrollo de las fuerzas productivas siempre se lleva puesto al «pintorequismo». Solo desde una visión de la indiada ahistórica puede suponerse que, necesariamente, tierras reconocidas a comunidades son sustraídas al mercado para la realización de actividades productivas arcaicas. Más razonable parece suponer que buscaran alternativas para ganar plata, como todo el mundo. En fin, que si tu pregunta parte del supuesto de que la opción es desarrollo productivo moderno vs. cazadores recolectores hay que – como le digo a Mariano más arriba- tener en cuenta que la amazonía está en Brasil.

      Y, como siempre, creo que debe verse caso por caso, conflicto por conflicto, número por número. Los jipis santelminos salvadores de ballenas, indios y otros bichos viven, es cierto, lejos del Impenetrable. Pero los indios viven ahí, ojo. Lo que dicen y, sobre todo, hacen, no debería ser a priori homologado con la imagen que les sirve para granjearse apoyo político, moral y del otro en la capital. De allí que sea discutible enfocar la discusión en el discurso de sus representantes sensibles metropolitanos.

      1. Está muy bien lo que decís, Guido. Aceptada la crítica.
        Lo único, me parece que no es necesario estar en el marco de un proceso revolucionario inspirado en el marxismo para pedir la plena utilización de los factores de producción. Pero bueno, puede ser que en este caso no sea necesario aplicar la discrecionalidad con que señalamos a las actividades «estratégicas».
        Un abrazo

    2. No está nada descolgado el «para qué». Porque si el Estado le da una casa a alguien, se supone que es para que no viva en la calle. Si el tipo después va y la alquila o la vende, bueno, el efecto reparador y el espíritu de reparación fue al gas.

      Éso ya pasó con los qom. Décadas atrás les dieron parte de la tierra que les correspondía a modo de reparación histórica, para preservar su cultura, sus tradiciones, etc., y ahora una buena parte de los mismos se la alquila a «winkas» sojeros.

      Por éso está bueno que cuando venga nuevamente el «qom perseguido» Díaz a reclamar por sus ancestros, se sepa si la quiere para preservar sus tradiciones o para aumentar la renta sojera.

      Qom sí. Boludo no.

      1. No conocía eso que señalás, bien por los qom, es justo lo que les reclama Mariano que hagan. Si conozco el antecedente Kayapó, en Brasil. Lucharon años por la propiedad de sus tierras. Incluso sufrieron alguna que otra masacre de manos de garimpeiros (y alguno reventaron ellos también). Consiguieron el apoyo de Sting y otros figurones. Consiguieron las tierras. Cerraron por un buen número con una empresa (no recuerdo si forestal, minera o hidroeléctrica, con perdón). Sting indignado. Que se embrome. Repito: bien por los kayapó.

      2. Yo también digo bien por los qom en ese caso. Y mal por Sting y sus émulos porteños.
        No está mal entonces que, como pide Eduardo, todos sepamos claramente a qué aspira cada cuál.

        Aunque, claro, el tema es que sin la «cultura ancestral de cazadores recolectores» y el pelotudeo snob de oponer al aborigen amigable con el medio ambiente al hombre blanco contaminante los reclamos no tienen plafond.
        Abrazos

      3. Tudu legáu. Si quieren hablar de guita, que hablen. Pero a no venir después a escudarse con la historia del «pobre indio perseguido» si lo que quieren es la vil tarasca, no «la tierra de sus ancestros».

        Éste tipo de «viveza criolla» (o viveza qom, en este caso), termina cagando mal a los otros indios que andan reclamando de un lado al otro y nadie les da bola. Con este antecedente, ahora uno va a mirar con más detenimiento cómo es el merengue.

        Re-pishtola el Díaz éste. Con su «viveza» cagó de arriba un poste a todos los otros indios del país. Es como para felicitarlo ¿no?

      4. Vivís de paliza en paliza. A tus abuelos venían a medirlos los antropólogos. A alguno lo pasearon en una jaula, por los pueblos. Te daban latigazos en los obrajes.

        Un día te enterás que a unos giles de buenos aires tu modo de vida (resultado de tu arrinconamiento histórico, no «ancestral») les resulta re copado. ¿No lo vas a aprovechar?

        Veo que para Eduardo, el reclamo de este Díaz (de quien se poco, por ejemplo no se a quién cagó, según nos cuentan) le resulta de algún modo ilegítimo o injusto, de allí la referencia a su «viveza». Yo, que no soy religioso y que no creo que exista algo así como «La Justicia», en abstracto, me pongo contento cuando los indios consiguen tierras. No por «justicia», sino porque veo que un grupo de gente sin mucho poder usó las herramientas que tenía a mano para conseguir ventajas de otros más poderosos. Si el tipo es «bueno» o «malo» es paja progresista. Como que me vengan a juzgar a los punteros de los barrios. Que se yo.

      5. Dudo muchísimo de lo que dijo Eduardo. Si tuvieran una cantidad considerable de tierra alquilada no tendrían problemas económicos.
        De todos modos, si quiseran, nadie tiene el derecho de impedir que lo hagan. Y eso no quita que si alguien les usurpara con venia oficial un solo pedacito, tengan todo el derecho a reclamar lo que les pertenece por derecho.
        Parece que para Eduardo en la Argentina la única que tiene derecho a ganar guita es Cristina (y tal vez él mismo)

      6. Por mí, dudá lo que se te cante el orto y averigüalo como lo averigüé yo. Ahora, si te parece que el único motivo para tratar de obtener un mango extra es «tener problemas económicos», te recuerdo la agrodelincuencia del 2008 de la que formás parte. Muy desnutridos no se los veía.

        Aunque podríamos empezar a sanatear con la historia del «pequeño y mediano qom» ¿no?

      7. Confirmado, para vos solo vos mismo y Cristina pueden ganar guita, el resto que se joda.
        Y eso no implica admitir que los quom anden bien, como sugerís, son muchos los reportes sobre los muertos de inanaición en los grupos de pueblos originarios en salta, Chaco y Formosa, no necesariamente quom. Pero seguro pensás que hay algunos indios de mierda que se mueren de hambre para hacer quedar mal a cristina.

  3. Empieza diciendo Mariano: «Con los reclamos ambientales como trasfondo siguen su curso los llamados conflictos por la tierra. Protagonizados por comunidades de etnias originarias». Que ninguno de los conflictos ambientales recientes (Famatina en La Rioja y Tinogasta, Belén y Andalgalá en Catamrca) son protagonizados por «etnias originarias». Probablemente dicho equívoco obedezca a que Mariano no conozca esas localidades y no a una visión racial sobre la cuestión. La mayoría, sino la totalidad de los integrantes de las asambleas son hijos de inmigrantes (hispanos y árabes).
    En otro párrafo dice: «Después de esta extensa introducción podemos centrarnos más directamente en los conflictos por la tierra que se viven con renovados bríos en las provincias del NOA y el NEA». Esta otra premisa es equívoca también. En los referidos conflictos no está en discusión la «propiedad» o el «dominio» de la tierra en el concepto jurídico estricto como derecho de antigua generación reconocido civilmente en la Ley. Tampoco como categoría ideológica y en especial marxista que la suponga como medio de producción proletario. Principalmente lo que está en discusión y genera conflictividad con las empresas multinacionales mineras y el gobierno-que promueve dicha actividad-, es el derecho-de naturaleza colectivo-a vivir y a gozar de un entorno-medioambiente-sano.

    1. Diego: me parece que está recontra claro en el texto que una cosa son los reclamos por la minería y otra cosa los reclamos por la tierra de pueblos originarios. Lo que se señala es que en los dos casos hay recursos naturales en disputa, y que en ninguna de las dos situaciones estos quedan exentos de tratarse como factores de producción.
      Todo el segundo párrafo queda invalidado en tu confusión. Porque m contestás por el tema minero que no era el que se trataba en la segunda parte del post. Los conflictos porlatierra en el NOA y NEA son los de Santiago, los de Jujuy, los de Formosa, los de Chaco. Nada qu ver con el tema de la minería que lo usé solamente en la introducción.
      Saludos

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