El estilo Cristina de negociación

Hace algunos días se produjo un hecho notable, como en el cuento “El mastín de los Baskerville”, por lo que no pasó. Me refiero a la reunión del Consejo del Salario. Aquí, la noticia más llamativa (tal vez la más importante del último mes, excluido el resultado de las primarias) fue que este cónclave no fracasó, a pesar de que sabemos que el Gobierno pensaba que tal fracaso era el resultado más probable, y estaba dispuesto a laudar el aumento del salario mínimo por decreto. Sin embargo, finalmente tanto los sectores patronales como la CGT conducida por Hugo Moyano aceptaron el acuerdo, que salió por consenso.

Se recorta así un dato importante para pensar las relaciones entre Gobierno, sectores sindicales y sectores empresarios en el inicio del (más que probable) segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner: enfrentados a la amenaza del Gobierno de dejar caer el acuerdo, tanto el sindicalismo como las patronales parpadearon primero.

Esta anécdota apunta a una de las fortalezas menos mencionadas de este Gobierno: su estilo de negociación (entiendo ‘negociación’ en sentido amplio, es decir, como la manera de relacionarse con aquellos actores sociales organizados con los cuales se encuentra en una relación de disputa constante por grados relativos de autonomía y poder). Hoy las principales contrapartes de negociación del Gobierno son los sindicatos nucleados en la CGT y los sectores empresariales, aunque no son los únicos.

Luego de un comienzo con errores graves culminado en la (ciertamente mal manejada) crisis causada por el enfrentamiento con sectores agrarios, el gobierno de Cristina Fernández se ha revelado como un negociador eficaz; mucho más eficaz, por caso, que otros gobiernos de 1983 a la fecha. Primero, porque este Gobierno ha demostrado repetidamente su poca apetencia para negociar. Este parece un elogio paradójico, pero no lo es. Evidentemente, Cristina Fernández y Néstor Kirchner compartían el diagnóstico de que el Estado argentino debe endurecerse en su relación con sectores empresariales, organismos financieros y otros factores de poder, dadas las experiencias de gobiernos anteriores, excesivamente concesivos.

Este “endurecimiento” se reflejó, en el gobierno de Néstor Kirchner, en sus relaciones con los organismos de crédito multinacionales y con la Corte Suprema heredada del menemismo, por ejemplo. Con Cristina, se percibió en la misma crisis de la 125 o en el episodio del Consejo del Salario recién mencionado. Esto ha provisto al Gobierno con una amenaza creíble: enfrentarse a este Gobierno tiene costos fuertes porque, aún perdiendo, está dispuesto a avanzar hasta las últimas consecuencias. Un buen ejemplo aquí es la política oficial hacia el Grupo Clarín, cuya participación en la victoria opositora de la 125 no puede sino calificarse como pírrica.

Frente a esto, los actores sociales tienen un incentivo en aceptar la negociación ofrecida, ya que eso tendrá menos costos que un enfrentamiento abierto. Segundo, el Gobierno, sin embargo, y de manera aparentemente paradójica, ha mostrado también que no se encuentra atado hasta las últimas consecuencias a ninguna política pública concreta. Para el “estilo Cristina” es esencial conservar siempre la iniciativa y poder disponer del efecto sorpresa. Así, el Gobierno demostró capacidad para dar giros fuertes, por caso, lanzando un modo de relacionamiento novedoso y más amigable con los sectores del campo en los últimos tiempos; enviando de manera súbita al Congreso la ley para nacionalizar las Afjp o implementando por decreto la Asignación Universal por Hijo, luego de varios años de negarse a contemplar políticas universales de ingreso.

Esta capacidad de sorpresa es esencial para mantener un margen de maniobra y autonomía. El hecho de que, a pesar de su dureza aparente, el Gobierno aparezca como pasible de ser persuadido de cambiar de rumbo aparece como otro incentivo para negociar. Más aún, el Gobierno ha demostrado tanto la capacidad de ser implacable con un adversario como la posibilidad de realizar acercamientos antes impensables. El acercamiento a actores como la Federación Agraria; la virtual “amnistía” a dirigentes antes fugados hacia el peronismo disidente de la que se lee en estos días; el acto con la UIA por el Día de la Industria o los recientes gestos de cordialidad hacia dirigentes del Pro capitalino hablan de un sistema de “palos y zanahorias” que tiene más flexibilidad de lo que se cree.

Por supuesto, este estilo de negociación tiene claros límites. Ciertamente, no está basado en reglas institucionalizadas a priori o en una deliberación abierta y universalista, sino que es y seguirá siendo seguramente una negociación asimétrica, centralizada y hasta arbitraria. Se privilegia, ante todo, el mantenimiento de la autonomía decisoria del Gobierno, quien sobre todas las cosas desea mantener dos elementos: capacidad de sorpresa y apariencia de autoridad.

Seguramente, en una sociedad ideal las negociaciones entre actores con poder se darían de una manera dialógica, abierta y orientada solamente hacia el bien común. Sin embargo, parece que gran parte de la ciudadanía respeta, e inclusive valora, que este Gobierno haya fortalecido su autonomía decisoria relativa vis à vis actores, como grupos empresarios, dueños de medios de comunicación, y aun sindicatos, con enorme capacidad de presión y una historia de intentos de colonización hacia el Estado.

Nota publicada en el número 40 de El Estadista.

Acerca de Maria

Politóloga. Me interesa la teoría de la democracia y el estudio del populismo.

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29 comentarios en «El estilo Cristina de negociación»

  1. Difiero un poco en la concepción del gobierno como negociador eficaz basándome únicamente en los últimos resultados.

    En primer lugar, porque si elijo la muestra, es por demás obvio que voy a obtener el resultado que quiero.

    De todas formas, se pueden ver igual ejemplos positivos de negociación de este gobierno, quizás menos relevantes desde el punto de vista de prensa, aunque con resultados más que importantes. Uno podría ser la relación con distintas agrupaciones sociales, que pasaron de opositoras a aliadas.

    Por otro lado, la forma en que se llegó a la resolución en el conflicto con Gualeguaychu. En este último caso, es posible ver al gobierno utilizando todas las herramientas a su alcance para lograr solucionar el conflicto. Primero en la búsqueda de una alianza, luego buscando el desgaste para pasar finalmente a un terreno de judicialización de la protesta, que resulto ser el que terminó dando el golpe final.

    A pesar que son nombrados también ejemplos en el cual el gobierno fracaso, lo que resulta más relevante en el mismo es su capacidad para cambiar de estrategia en base a los resultados. La 125 es posible verla como un fracaso, pero también es un ejemplo de lo anterior. Por un lado, una primera etapa donde se juegan todas las fichas a la aprobación de una ley. En cuanto fracasa la misma, se busca por otro lado presionar a través de otros organismos públicos (AFIP, cupos) para pasar luego a recomponer la relación con el «campo» dando incentivos a diferentes sectores, buscando la división (subsidios BN, ley de tierras)

    En resumen, no veo a un gobierno que triunfa por no negociar, sino por hacerlo poniendo las reglas.

  2. Debate en «Ramble Tamble» y «El violento oficio». Gramsci y el kirchnerismo

    – Crisis orgánica o crisis de coyuntura…el kirchnerismo impide la revolución (Ramble Tamble)
    http://rambletamble.blogspot.com/2011/09/crisis-organica-o-crisis-de-coyuntura.html
    – Del «Nac&Pop» a la restauración (leyendo desde Gramsci al kirchnerismo). El Violento Oficio de la Crítica
    http://elviolentooficio.blogspot.com/2011/09/del-nac-la-restauracion-leyendo-desde.html

  3. Creo que fue en el gobierno de Duhalde que leí una editorial (supongo que en La Nación y hablando de la negociación con el FMI) en que se pontificaba «el que se levanta de la silla pierde». Mi reacción fue inmediata y, de acuerdo a una costumbre que ya se hace desagradable para mi familia, grité: «¡Pero qué pelotudo!» Tuve que explicale a la patrona – bastante enojada – que el que no tiene la opción de levantarse de la silla, de suspender la negociación, de mandar al otro al cuerno, ése ya perdió. Por el contrario, si una de las partes muestra que está dispuesta a levantarse cuando quiere, que puede suspender la discusión, ése tiene muy altas posibilidades de salir ganando.

    El gobierno de Cristina demostró que está dispuesto a hacerlo: discutió el 82% hasta la votación y lo vetó el mismo día. Levantó la discusión sobre el presupuesto 2011 cuando la opo todavía creía que podía obligar al oficialismo a algo. En los dos casos (y en tantos otros) los opositores se quedaron sentaditos, esperando que pasara algo que ni siquiera sabían qué era. Cristina asumió el costo de suspender la discusión y ganó. Los otros se ataron a seguir indefinidamente queriendo imponer algo, y se quedaron sin nada.

    No es un elogio a la posición de fuerza: no se negocia desde la fuerza porque uno sea más fuerte, sino porque los demás saben que, si tiran demasiado de la cuerda, en cualquier momento uno se levanta de la mesa y les tira el problema al otro lado del mostrador. El gobierno debe ceder a veces, pero no por obligación ni por cansancio, sino cuando le conviene (no antes) y porque le conviene ceder. Para empezar, para mostrar que está dispuesto a llegar a un arreglo y para hacer sentir a la otra parte que formó parte de la decisión. No sé en qué medida es lo que hace Cristina, pero sí sé que los K lo hacen mucho más y mejor que ningún otro gobierno del 83 para acá.

    Marcelo

      1. En el (todavía legible) libro ‘Enemigos’ de Ernesto Tenembaum (2004), el ex directivo argentino del FMI Claudio Loser (sí, ese que en el FMI debía aclarar cada diez minutos ‘my name is Loser, not ‘Lúser’!) contaba:
        ‘He participado en reuniones muy duras con los mexicanos, cuando México estaba en condiciones de extrema debilidad: apenas le planteábamos la necesidad de privatizar Pemex, amenazaban con abandonar la mesa de negociaciones.’

      2. A veces se da una paradoja que desmentiría ese principio, María, con el que acuerdo. Me refiero a la Oposición negándose a votar la ley de Presupuesto el año pasado. Pareció por unos segundos que esa levantada de la silla era una victoria. Pero en realidad fue una encerrona: ahora el dilema es quedar como unos idiotas obstinados sin política (si deciden repetir la hazaña) o convalidar el Presupuesto que envíe el Ejecutivo, lo que es una victoria política de Cristina ineluvitable. Pero la paradoja en este caso fue que se dio una apariencia de paridad de fuerza política cuando no la había. La paridad era imaginaria, y ahora se cayó el velo.

      3. Esa me parece la mejor frase, mantener los ideales y las convicciones es eso, es decir de esa forma no, para hacerlo asi llamen a otro. Siempre tiene que estar ese limite, el limite que de pasarse uno se levanta de la silla.

  4. «You can get much further with a kind word and a gun than you can with a kind word alone.»
    Al Capone.

    Que va a discutir Moyano si sabe que la justicia está a un llamado de distancia.
    Que va a discutir un empresario si sabe que la AFIP puede caer con 80 inspectores a un llamado de distancia
    Que va a discutir Magnetto si sabe que alguna de sus licencias puede quedar revocada por una estupidez

    Que los que ustedes piensan que son malos pierdan no quiere decir que los buenos ganen.

    1. Mi perspectiva es menor normativa, aunque,tal vez un poco más hobbesiana. Creo que era necesario reconstruir la autoridad del estado, que era un estado absolutamente colonizado por intereses sectoriales e inerme. Eso no significa que todo lo que haga este gobierno sea perfecto, pero los que gobiernen después de él van a tener una herramienta (el estado) más fuerte.

      1. Pero es justamente una herramienta horrible, la extorsion de utilizar el poder del estado en forma arbitraria.

        En el caso del gobierno de CFK los objetivos parecen altruistas y la utilizacion del amedrentamiento esta regulada por alguien mas-o-menos-razonable , pero quien asegura que va a ser siempre asi?.

        Ademas yo creo que todos estos sectores «amedrentados» estan anotando todas estas cosas para cobrarselas. Si la soja baja de precio en el 2015 habra que aguantar a la derecha con una agenda bastante cargada.

      2. entonces el problema es, sin vueltas, el estado. que es un monstro horrible que atenta contra empresarios y librepensadores.

      3. tapones, el problema no es el estado, el problema es la arbitrariedad. Ahora les sirve a ustedes, pero le van a dejar a Macri en el 2015 una tradicion de DNUs, presupuestos subestimados, jueces acostumbrados a bajar la cabeza, sindicalistas temerosos, medios de comunicacion adictos y empresarios adiestrados a comer de la mano del estado.

        A esto sumale que la agenda va a cambiar y todas estas herramientas van a ser usadas en contra de vuestras ideas.

        O se creen que al «negociar con estilo Xtina» convencieron a todos estos seniores y ahora son todos altruistas?

      4. Gonzalo, parecería que el dilema de fondo es ‘quién’ extorsiona utilizando su poder de forma arbitraria: ¿el estado o… (llenar la línea de puntos)?
        No vale contestar ‘nadie’… Aquí (y supongo que en unos cuantos países más) el papel extorsionador siempre ‘alguien’ lo representó.
        Y cuando ese ‘alguien’ no era el Estado, tenía colonizada a una parte (como mínimo) del Estado.
        Volviendo al dilema: ¿el poder real en manos de quien debe revalidarse por el voto popular, o en manos de quien no debe hacerlo?
        Porque las elecciones anuales de SRA, CRA, UIA, etc., la ‘elección de todos los días’ del lector que compra Clarín, o la elección del dueño del capital entre acciones, pesos o divisas, inversión o no inversión, no me vas a negar que son un poquitito menos representativas ¿no?

      5. pensé que hablábamos medianamente en serio y ya saliste con toda una serie de falacias:

        jueces adictos, sindicalistas miedosos, tradición de DNU…
        medios adictos!!!!

        están casi todos los clisés en dos líneas. es mucho.

  5. Q gilada.

    La uia ahora aplaude al «modelo» porque necesitan devaluar y el gobierno se los va a dar y moyano no quiere ir en cana. El resto es circo.

    La uia y la CGT siempre fueron u son 2 patas fundamentales del peronismo, la logica de negociacion de ellas no difiere de cualquier intendente o gobernadore peronista.

  6. Realmente no entiendo qué lugar tiene, en una conversación política seria, entre adultos, esa nostalgia de un sistema institucional o republicano que solucionara, en su funcionamiento idealizado, los problemas del país, de suerte que dejara de haber conflictos.
    Lo que sucede en la realidad política de cualquier sociedad llena de conflictos como la nuestra (no las hay de otra clase, en realidad; en algunos lugares pueden tapar quilombos con guita, pero por lo que vemos, no eternamente) tiene un basamento causal en un fenómeno que ha merecido un elegante nombre: lucha de clases.
    El Estado arbitra esos conflictos, y eso es virtuoso. Existe por y para eso, en sociedades que llegan a un mínimo de complejidad. Pero no porque el Estado esté «por afuera», o «por arriba» de los distintos conglomerados en pugna (eso es la lucha de clases, no algo que se vaya a encontrar en los libros, puro), sino porque en su conformación los distintos conglomerados logran penetrar hasta cierto punto, con cuadros propios, con influencia, de diversos modos. La orientación de la actividad del Estado es el resultado, en tiempo real, de esas pujas. Cuando existe un gobierno que puede organizar ese caos autopropulsado hasta cierto punto, «relatar» las cosas más o menos bien, hasta tomar la Conducción de ese quilombo que es el estado, suceden gobiernos como este. No tiene sentido una discusión acerca de «cómo debería actuar el Estado bien administrado», es una pérdida de tiempo asegurada. Cuando alguien logra conducirlo (porque pasa algo muy profundo en lo social que así lo causa), entonces se habla de Hegemonía, como si fuera un pecado (la gilada), cuando no es más que un concepto descriptivo. Y móvil, no las hay permanentes. La última sufrida por Argentina había sido la menemista; esta nueva hegemonía es mucho más interesante para los intereses populares, pero pasará también. Lo interesante es cómo y hacia qué. Muy interesante.

    1. A. Donnantuoni

      Aqui va una version condensada de su brillante ponencia. La guardo aqui por la simple razon que necesito tener stockeada en alguna parte las principales ideas para no perderlas.

      La orientación de la actividad del Estado es el resultado, en tiempo real, de las pujas entre los distintos conglomerados en pugna. Cuando existe un gobierno que puede organizar ese caos autopropulsado hasta cierto punto, “relatar” las cosas más o menos bien, hasta tomar la Conducción de ese quilombo que es el estado, suceden gobiernos como este. No tiene sentido una discusión acerca de “cómo debería actuar el Estado bien administrado”, es una pérdida de tiempo asegurada. Cuando alguien logra conducirlo (porque pasa algo muy profundo en lo social que así lo causa), entonces se habla de Hegemonía, que es un concepto descriptivo y no permanente.

      1. Sos un exagerado. Cuenten conmigo para lo que haga falta, me gusta la práctica de discutir y difundir ideas.

  7. Gran Post. En noviembre del año pasado, cuando Cristina agarraba el timón después de la tormenta ya empezaba a mostrar que apuntaría hacía el mismo objetivo pero conduciría distinto.

    Decíamos esto en aquel entonces:
    http://yaesta.blogspot.com/2010/11/consenso-ampliado-para-profundizar-el.html

    Es interesante notar, saludablemente, que cada vez más nos fijamos cómo avanzamos, los detalles políticos de la gestión. Y cada vez menos quién debe conducir o hacia dónde. A esto me gusta llamarle batalla cultural por la difusión del sentido común, este sentido común.

  8. Chee.. ta todo bien con eso que llaman “kirchnerismo”, “cosas buenas, cosas malas”, enumeramos políticas aisladas y la cosa no termina más, a “Asignación Universal” yo te contrapongo “Indec”, a “Ley de Medios”, te contrapongo “rifa de recursos naturales (investiguen como hicieron sus primeros 500 millones los doctores kirchner)”. Imperfecciones, debates insaldables, como todo fruto de la actividad humana, pero si hay algo que me parece ideológicamente de cuarta es el patético malón de arribistas acomodaticios de pseudo-izquierda que parece no escuchan los discursos de Cristina, claros como el agua, como los eran los de Perón. Utilizar “benefactoramente” el estado para hacer un capitalismo menos malo. “Fifty-Fifty”, etc. Ah! ahora hay una nueva, re simpática e ingeniosa: “modelo de acumulación con inclusión social”.
    Pero con esta profecía trucha los mato, “progres” de cuarta:
    ¡Scioli 2015!

      1. Uh… creo que me voy a tener que poner ratisalil en el tobillo… La troskometría me la hice en cuando la 125 y me dio negativa, la gorilometría también, bastó con leer regularmente el Clarinete luego de que se peleara con sus otrora amiguetes.
        Va de nuevo «tapones», sacàtelos del oído, no te hagás el sota (De la)…
        ¡Scioli 2015!

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