El gobierno argentino de la inmediata posguerra probablemente fue el más activo en la admisión de criminales de guerra y/o contra la humanidad. No le bastó eso al gobierno peronista, también le dio protección a la prensa asociada al rebrote mundial neonazi:
Más allá de lo estrictamente germano, «Der Weg» llegó a ser uno de los órganos más importantes del neofascismo mundial: recibía material de corresponsales en Francfort, Berlín, Graz, Zurich, Roma, Londres, París, Bruselas, Estocolmo, Madrid, Nueva York, Ottawa, Sao Paulo, Cairo, Damasco, Tánger, Johannesburgo y Calcuta. Con todo, un clima político hostil y crecientes dificultades económicas llevaron a la desaparición de la revista a fines de 1957.¨ Cristián Buchrucker, Informe Final de la CEANA.
Quizás en los vencedores está la mayor responsabilidad en la huida de criminales, tanto por la competencia feroz por los despojos del Tercer Reich y sus Estados satélites como por la reubicación de «activos» útiles en otros países. Aquí es donde entra a tallar el papel del gobierno argentino.
No encuentro entre los países neutrales o los aliados menores, el enorme grado de interés y la particular negligencia en la recepción de esos «activos». Es un hecho incontrovertible que la Argentina fue el mayor receptor de criminales en América Latina (si no mundial), y cuando el gobierno protestó por la gran cantidad de reubicados, el país se convirtió en un lugar de tránsito, o sea siguió siendo cómplice. Entre tanto, cuando existía interés en cazarlos, el gobierno nacional denegaba deportaciones de criminales franceses, belgas, holandeses, croatas, etc.
Asimismo, Truman, por ejemplo, no tuvo a un miembro de la Waffen SS Charlemagne como Mahieu dando cursos a los cuadros de su partidos o escribiendo los fundamentos doctrinarios de los demócratas. Ni recuerdo a un ex-líder de un país en una actitud impenitente, descalificando hacia fines de la década de 1960 la «infamia» del tribunal militar internacional de Nuremburgo.
Kirchner no abrió ningún archivo. El gobierno de Menem lo hizo durante el giro al neoliberalimso, a fin de limpiar a su movimiento del estigma nazifascista ante la comunidad judeo-norteamericana. Gracias a esa decisión tuvimos la CEANA, con sus artículos de nivel académico accesibles a todo público. Kirchner, por el contrario, liquidó a la Comisión.
Creo que los conceptos se entienden y que hay que hablar de eso, ¿por qué el argentino se destacó entre los Estados por su predisposición a recibir criminales de guerra?, ¿por qué muchos de ellos tuvieron un lugar importante en las instituciones del Estado y por qué otros fueron bien recibidos por el peronismo (como Mahieu, p.e.)?.
De acuerdo a John Loftus, uno de los escritores que abordaron la recepción y reclutamiento estadounidenses (Proyecto Paperclip, la JOIA, otras oficinas del Pentágono, CIA), la Argentina fue el principal destino mundial de los criminales.
Respecto de la nota de Eva sobre Página 12 y la supuesta actitud Kirchner, ya respondí. Falta agregar que Página 12 participó de una campaña política de desprestigio de la CEANA al teimpo que promocionaba a un libro de Uki Goñi. Imagino si a Eva le fastidia mi participación, cuanto más le molestarán las tesis del periodista Goñi, que se pueden reducir a «Perón nazi».
Al gobierno de Kirchner se lo acusó de quemar papeles de archivos. Espero que no sea verdad.
Nota Queman archivos de la pampa nazi http://www.elmundo.es/elmundo/2008/03/16/internacional/1205700505
Considero moralmente inaceptable el refugio a criminales, sea en la Argentina o en la Cochinchina. Respeto que otros piensen que en aras del desarrollo nacional son bienvenidos personajes como Mengele, Eichmann, Pavelic, Ostrogovsky (jefe del gobierno nazi bielorruso), etc. Pero no puedo evitar mi perplejidad (y cierto desagrado) ante la lenidad de algunos participantes, no creo que sea la forma de hacer un mundo mejor.
Aquí se está comentando la recepción de judíos en la Argentina de la inmediata posguerra. Seguramente el historiador Ezequiel Meler está al tanto de los estudios que remancan el rechazo sistemático del gobierno de Perón, y como los judíos en su mayoría apelaron a subterfugios para ingresar al país. Las normativas del pronazi director de migraciones (Peralta) fueron claras al respecto, y se mantuvieron hasta 1949 pese a su salida del gobierno. No fueron las únicas, esos criterios también estuvieron presentes en otras dependencias como la DAIE, la CREI y los consulados dependientes de Relaciones Exteriores. La Argentina no recibió a los judíos con la generosidad de la aquí se habla, fue un grupo indeseable (no el único), aunque sí hubo cupos limitados al ingreso a través de la OIA y canales no oficiales.
En ningún lado le dije nazi o antisemita al gobierno peronista, ni estoy repitiendo propaganda trillada. Sostuve que Argentina se destaca entre los Estados como un gran receptor de criminales, y que cumplió un triste papel de depósito de «activos» útiles. Por otra parte, no asocié nazi a criminal, puntualicé los últimos. Lamento que a muchos les incomode la evocación, pero es parte de la historia nacional, y el gobierno peronista, más que nadie, pudo haber hecho otra cosa, basta mirar a nuestro vecino Uruguay.
En ningún lado califiqué al gobierno peronista de antisemita. Digo que a los judíos no les fue fácil el ingreso por los canales legales. Hay que agregar que no fue el único gobierno argentino y de América Latina con una política dura.
No sé cual es la tesis, supongo que quiere decir que los EEUU acogieron a más criminales. Claro que EEUU (nombré más de una vez a los vencedores) reclutaron del Tercer Reich a científicos, técnicos y miembros de servicios de inteligencia, de seguro entre todos ellos criminales. El caso argentino tiene una particularidad, además de alemanes y austríacos, vinieron (y en mayor cantidad) croatas (casi todo el gabinete de Pavelic, ¿esos eran científicos?), ucranianos, bielorusos, eslavos, rumanos, húngaros, anticomunistas de los países bálticos, y colaboracionistas belgas, franceses y holandeses.
Ya sé que otros recibieron a croatas, etc y que la Argentina no fue el único depósito para estos individuos, eso está claro, pero creo que tiene un lugar destacado entre los Estados y que el gobierno podía ponerle un freno, no lo hizo.
Ezequiel, y termino, si prefiere en el rubro recepción de criminales, ubiquemos a la Argentina en segundo, tercero, cuarto lugar… El conteo de criminales (difícil de hacer si no imposible) no cambia que cualquiera sea el número, en el caso argentino fueron demasiados.
En resumen, en mi opinión, la Argentina recibió a judíos (dudo si es cierto que mucho más que Brasil), si entraron en cantidad no fue por la política oficial, aunque después la amnistía regularizó su situación.
Dice Eva que mencionar a Perón «no es derivar inocentemente el tema del post sobre la Kristallnacht», dice que es una práctica perversa, porque estábamos hablando «de los judìos cuando podían escapar, no de los nazis cuando tuvieron que escapar.»
Perversa Sra. es la censura que usted aplica. Si no tiene estómago para soportar opiniones contrarias no se haga la moderadora. Después de adjudicarse la soberanía sobre el tema, donde no se podía mencionar a Perón según su punto de vista, termina contado entre los logros de su gobierno la sanción de la ley de propiedad horizontal. No es descabellado suponer que su inquietud por el tema esconde una actitud «perversa» de bajada de línea.
Me parece que no se puede ejercer la «moderación» después de injuriarme como lo hizo en su primera respuesta, para además con prepotencia maligna después negarme la participación. Usted se parece bastante a su compañero Apold.
Estimados lectores: debatan sobre el tema.
Le dejo este enlace, Emilio:
http://www.clarin.com/diario/1998/06/12/i-02301d.htm
que no dudo usted desconoce.
Y a propósito de dudas, extraigo algunos de sus párrafos:
1.- «ES UN HECHO INCONTROVERTIBLE que la Argentina fue EL MAYOR receptor de criminales en América Latina (si no mundial)…»
2.- «…la Argentina fue el PRINCIPAL DESTINO MUNDIAL de los criminales»
3.- «…Argentina se destaca entre los Estados como un GRAN receptor de criminales…»
4.- «…ubiquemos a la Argentina en segundo, tercero, cuarto lugar…El conteo de criminales (difícil de hacer si no imposible) no cambia que CUALQUIERA FUERA EL NÚMERO, en el caso argentino fueron DEMASIADOS»
Del punto 1 al 4, sí es para dudar, ¿no?
Con respecto al humanista Truman, más importante que determinar el número de criminales nazis (algo casi imposible según ud.), es determinar el número de científicos judíos que por su aversión a los nazis colaboraron en la construcción de las bombas atómicas que se arrojaron sobre las poblaciones civiles de Hiroshima y Nagasaki.
Pienso que estos temas son muy dolorosos (aún hoy), para ser tratados con la liviandad y el encono antiperonista con el que ud. lo hace en este post.
En ese hilo sobre hacer una «lista de enemigos» el autor había puesto a Franco en la lista (de enemigos, obvio).
Yo mencioné «Dudo que Perón haya considerado a Franco como un enemigo» por la ayuda que Perón le dio a la España franquista, y por el asilo que luego Perón recibió en Madrid por tantos años.
Lo mismo podría haber dicho de Perón y su relación con Stroessner.
Creo que mi mensaje no apareció o fue borrado (aunque tal vez lo publiqué en otro hilo por error, a veces me pasa).
Yo creo que lo de Perón y los nazis, era una especie de cholulismo siniestro.
Los experimentos de Mengele, además de ser monstruosos, eran científicamente inutiles. Ni siquiera se puede hablar de un pragmatismo amoral o inmoral para justificar la recepción amable de Perón a los criminales nazis.
Yo sé que aca en artepolítica el 95% de los usuarios debe odiar a Sebreli. Pero tal vez esta información ayude.
No estoy 100% seguro, pero creo recordar que en su libro «Crítica de las ideas políticas argentinas» menciona que según Perón, el error de loz nazis fue meterso con los judíos (no todo lo demás) y cita a un Perón que todavía hablaba positivamente del fascismo en una época muy tardía, fines de los 60 o principios de los 70.
Tal vez me acuerdo mal, o tal vez el inventó las citas, o las sacó de contexto, pero si alguién tiene ese libro, fijense en el capítulo sobre el peronismo.
Lurker, recuerdo haber leído ese comentario que mencionás, fijate bien. A mi también me aparecían borrados un par de comentarios hasta que (¿Sergio?) le explicó a JS como se hacía para que salga todo.
Por lo demás, creo que discutir si Perón tenía o no simpatía por el fascismo es absurdo a esta altura. No hay más que leer lo que el mismo Perón decía sobre el asunto.
Ahora bien, si yo pienso en el fascismo pienso en a)la segregación de las minorías, b)el expansionismo territorial, c)La práctica masiva de asesinatos, d)el racismo (presente pero más atenuado en Italia), e)El desprecio por los mecanismos básicos de la democracia, f)el militarismo. Yo no veo ninguno de estos elementos en el peronismo. No me parece tan grave (es mas, me parece lógico) que Perón admirara el sistema vial alemán o el crecimiento económico italiano de preguerra.
Emilio, me parece que son los mismos matices que ponés en el desarrollo de tu argumento los que conspiran contra tus afirmaciones. ¿Como hablar de una política anti inmigración judía cuando al mismo tiempo se señala una amnistía masiva?¿Es necesario recordar que Argentina jamás deportó un judío? La política de inmigración «selectiva» ha sido bastante estudiada en los últimos años (prometo un link que tengo por ahí de un artículo israelí muy interesante sobre el asunto). No comenzó con el peronismo sino 15 años antes. Como bien señalás no solo estaba dirigida a los judíos. Se suponía que los católicos, y dentro de ellos los católicos de lenguas latinas eran más «integrables» (igualito que ahora en España ¿vio?). Fue una política de estado durante tres lustros. No es atribuible al peronismo. Sobre todo porque Perón fue el que terminó con esa política, echando a Peralta de su puesto, al que este había accedido en gobiernos anteriores.
Chubutense: mis expresiones, extraidas del tema, estaban dirigidas a respuestas de los participantes. Si hubiera existido un mínimo de buena voluntad -según mi apreciación, por supuesto- podríamos haber contextualizado un poco mejor la mirada. En dicho tema, se omitían las políticas del Estado hacia los judíos en la inmediata posguerra, de hecho puntualicé el año 1949 como un corte, así que varias de mis afirmaciones hay que entenderlas en función de los comentarios que me dirigían.
Por supuesto que el gobierno de Perón no fue el primero en aplicar una política restrictiva hacia ciertos grupos, entre ellos el de los judíos. Pero las mantuvo por algún tiempo, y el cambio, en el caso de los judíos, tiene como telón de fondo el acercamiento a los Estados Unidos.
En cuanto a la admisión legal de judíos, de acuerdo a estadísticas tomadas de registros oficiales por el historiador Leonardo Senkman, no recuerdo bien el año inicial si 1945 o 1947, hasta 1951, la cifra apenas supera el millar. O sea, la mayoría entró de manera ilegal o falseando su fe, y no podemos omitir las restricciones implementadas por el Estado como hacían algunos en aquel tema inicial.
Al respecto, acerco un testimonio de Tomás Abraham, 5ta respuesta en el link http://www.lalectoraprovisoria.com.ar/?p=870
«el estado peronista no era nazi sino oportunista. cadenas migratorias, qué linda palabra. para entrar a la Argentina mis padres tuvieron que convertirme al luteranismo, la cuota de judíos estaba ya saldada en 1948. perón no era nazi, era revolucionario, ¿ o no?».
Vea la opinión de Abraham en torno a la admisión de nazis, etc, yo no la comparto, pero no deja de hacerme replantear mi conclusión moralizante.
En cuanto al fascismo, en ningún lado sostuve que el peronismo es fascismo, si no que desde su origen dio lugar a un ala fascista con la complacencia de su líder. La triple A y las organizaciones cercanas no salieron de un plato volador. Pero, a decir verdad, cada vez que mencioné este punto tuve la sensación de que en este sitio no hay química, así que no insistiré al respecto.
El Luker: Perón jugaba a varias puntas, es por que entrada de la década de 1960 todavía impugnaba las actuaciones del Tribunal Militar Internacional de Nuremburgo, algo que hacían, por ejemplo, ex-miembros de Tacuara que Perón quería alistar a su movimiento. El líder siempre jugó un juego demasiado peligroso.
Nota: A Tatum no voy a responderle debido al cierre de su mensaje. Yo no sé, por ejemplo, si el es un admirador de Hitler, tal vez lo sea, pero no tengo motivos para hacer inferencias y menos para expresarlas con tanta liviandad.
Esto dijo Eva Row respecto de la Noche de los Cristales Rotos, lo agrego el análisis aquí de su relación con la Shoá, el nazismo, los judíos, el nazismo..:
«Perón sanciona el 13 de octubre de 1948 el Régimen de Propiedad Horizontal. Sin embargo los rentistas no desean deshacerse de sus edificios que les daban buena renta. Y no se construían los suficientes edificios nuevos como para que todos pudieran tener vivienda propia.
Entonces, a través de una ley de congelamiento de los alquileres, que había llevado el valor de los alquileres a valores tan bajas que a los rentistas no les alcanzaba para sostener los gastos del edificio, se los fuerza de este modo a vender su propiedad a los inquilinos por el régimen de propiedad horizontal y privilegio de compra del iquilino.
Así compró mi padre nuestra primera vivienda. Gracias a un gobierno popular, que no hacía otra cosa que favorecer a la gente de menores recursos.»
lo agrego para el análisis (faltó decir para).
Seguramente es un punto crucial de la Kistallnacht.
Apunto algunas afirmacions de Eva Row en sus respuestas:
«peronismo, que aunque no le guste a Emilio, fue el recurso natural argentino para levantar cabeza bajo la forma democrática. Porque Emilio, que vive bajo otra bandera…»
Le solicito a Eva Row que tenga bien decir bajo que bandera vivo, ya que sabe tanto.
Herschel Grynszpan estaba destinado a ser el punto cardinal de una tragedia que sacudiría a los judíos, a Europa y al mundo entero. Pero en el año 1935 era apenas un simple joven judío como cualquiera que habìa llegado a la adolescencia en Alemania. Mal lugar y mal tiempo para ser adolescente, inteligente, rebelde, y judío.
A los catorce años, en el año 1935, terminaba su primera instrucción en Hanover, Alemania, en un clima oficial antijudío que le imposibilitaba pensar en seguir estudiando ni en avizorar un destino posible. Por eso se había anotado para emigrar con otros jóvenes a los territorios de Palestina bajo el Mandato Británico, pero la respuesta fue que le faltaba un año para tener la edad mínima reglamentaria. Sin esperar ese año, la familia consideró que lo mejor era que Herschel emigrara a Francia, a casa de su tio Abraham, para conseguir trabajo en París.
A Francia sólo se podía ingresar con contrato de trabajo, o con dinero en el bolsillo como garantía de sustento, pero como Alemania no permitía a los judíos sacar dinero del país, Herschel debió viajar entonces primero a Bélgica, a casa de otro tío, para poder ingresar a Francia desde Bélgica, con dinero declarado como donación de su tío belga. Al entrar a Francia, en septiembre del año 1936, tenía un permiso de salida de Alemania con plazo de retorno hasta el año 1937, y un permiso de entrada a Francia , con permanencia por dos años, hasta 1938. Tenía apenas 15 años.
La estadía de esos dos años en París fue dificultosa. Herschel no se llevó bien con su tío Abraham, y se las arregló malamente para sobrevivir en pensiones sin trabajo efectivo, pero acompañado por la actividad polìtica bundista de izquierda.
Llegado el año 1938, las noticias de la vida de su familia en Alemania eran cada vez peores. El nazismo avanzaba, sus hermanos habían perdido sus empleos, y la sastrería de su padre debió cerrarse por falta de ventas. A pesar de que sus padres tenían ciudadanía polaca, tampoco podían ir allí, porque en previsión de que los 70 mil judíos polacos que residían en Alemania quisieran volver a Polonia a causa del nazismo, el gobierno de este país, en marzo de 1938, había prohibido la entrada a los judíos que permanecieron fuera del país más de cinco años, y los Grynszpan habían salido de Polonia en 1911.
Así llegó agosto de 1938 en el que Herschel no había podido renovar el permiso de estadía en Francia y la policía le había ordenado salir del país, por lo que su permanencia era ilegal. Por otro lado ya tenía caduco el tiempo de regreso a Alemania, aunque lògicamente, no deseaba volver. Se encontraba sin solución posible, sin poder quedarse, y sin poder salir.
Además de todo eso, y para agravar la situación de sus padres, Alemania decreta en ese mismo mes de agosto, que los judíos inmigrantes tienen caduco el permiso de permanencia. Procede al arresto de 12 mil judíos polacos residentes, los deporta a Polonia en trenes, pero detiene el recorrido dos kilómetros antes de la frontera y los hace bajar y caminar a pie. Esos 12 mil judíos llegaron a la frontera de Polonia caminando, a un lugar donde se les impedía la entrada. Allí estaban desesperados sus hermanos y sus padres. Su hermana Berta le manda entonces desde la frontera con Polonia a París, una carta rogándole que los ayude “a viajar a América”, a él, que no podía estar en peor situación personal.
La carta de Berta está fechada el 31 de octubre. Le llega a Herschel el 3 de noviembre. El domingo 6 de noviembre Herschel va a casa de su tío Abraham a exigirle que ayude a su familia, y en una pelea violenta con su tío que lo acusa de comprometerlo porque está en situación ilegal, logra sacarle 300 francos que se gasta al otro día, de esta forma: un revolver calibre 6.35 y una caja de balas.
El 7 de noviembre por la mañana Herschel escribe una carta a su hermana que se pone en el bolsillo, va a comprar el revolver, toma el subte y se dirige a la Embajada Alemana. A las 10 de la mañana, en la oficina de recepción solicita ser atendido como ciudadano alemán por un oficial de la Embajada. Lo recibe Ernst von Rath, un joven oficial alemán, al que Herschel le dispara tres balas en el abdomen gritando: Hago ésto en nombre de 12 mil judíos perseguidos. Tenía 17 años.
Fue apresado por la policía a quien se entregó mansamente. La carta que llevaba en el bolsillo decía: Mis queridos padres, no puedo hacer otra cosa, el corazón me sangra cuando leo la tragedia de 12 mil judíos, quiero que el mundo entero se entere de mi protesta, perdónenme.
Pero nada mejoró para los judíos. Sino que en Alemania se redobló el ataque, con una furia no conocida. El 9 de noviembre de 1938, moría Von Rath por las heridas recibidas. Por la noche, un violento pogrom se desataba contra los judíos, por parte de jóvenes alemanes que de manera “espontánea” se manifestaron contra la forma en que los judíos pretendían hacer “justicia por sus manos”, asesinando a un diplomático alemán.
Esa noche y hasta la madrugada, 90 judíos fueron asesinados, miles de comercios atacados con sus vidrieras rotas, 200 sinagogas destruídas o incendiadas, 30 mil judíos arrestados y deportados. Se les hizo cargo de una multa colectiva por la vida de Von Rath y los destrozos de los edificios. Esa noche, del 9 al 10 de noviembre de 1938, se conoce como la “Kristallnacht” ,”La noche de los cristales”.
La Kristallnacht, es recordada en el mundo entero porque se considera el primer acto de lo que luego se llamaría el Holocausto.
es simple, el pocho tenia admiracion por los gobiernos fascistas, como el de Mussolini y Hitler, gobiernos populistas de derecha con el apoyo «del pueblo».
creo que es eso nada mas, pero nunca ejercio una politica de hecho nazi, ni creo que el mismo creyera las ideas profundas nazis.
tal vez era algo antisemita , que se yo.
Más apuntes de Eva Row relativos a la Kristallnacht:
«A Emilio no le importa que los gorilas gobernaron este país, incluso con Menem, un traidor al populismo peronista. Sobre todo con Menem, que se alzó con los votos peronistas mintiendo que iba a hacer un salariazo, prometiendo que íbamos al primer mundo, pero siendo el mayor de los gorilas que jamás asoló estas pampas, y ojo que lo votamos todos, no sólo los peronistas. Menem nos abrochó a todos: hagámonos cargo señores.»
«también sabemos que Kirchner abrió por primera vez los archivos de los nazis ingresados en el país, que incluso no le importó para nada a la Libertadora.»
Ahora, falta saber cuál es la bandera.
Emilio, honestamente no logro entenderte. Aceptás que las restricciones inmigratorias son previas al peronismo y que este, en todo caso, se limitó a mantenerlas. Sin embargo no planteás una crítica a toda la política de estado al respecto sino solo a una administración: casualmente la que terminó con esas nefastas restricciones. Y además, aún durante el pequeño período en el cual se conbinan las restricciones «étnicas» con el gobierno de Perón soslayás la existencia de amnistías a los ilegales (que sin duda conocés por la bibliografía que citás) y el hecho de que, a diferencia de la mayoría de los países de Occidente, Argentina jamás pero jamás deportó un judío.
Por otro lado, me pregunto si los diversos países desarrollados que, al día de hoy, han tomado la costumbre de deportar inmigrantes ilegales que huyen de la violencia, el hambre y eventuales genocidios (tal como los judíos en los 30 y 40) serán alguna vez objeto de la censura de la que es la política inmigratoria argentina entre 1930 y 1948.
saludos
«Los marxistas consideramos que la táctica del terrorismo individual es inconveniente para la lucha liberadora, tanto del proletariado como de las nacionalidades oprimidas. Un héroe aislado no puede reemplazar a las masas. Pero comprendemos con toda claridad la inevitabilidad de semejantes actos de desesperación y venganza. Todas nuestras emociones, nuestra simpatía están con los sacrificados vengadores, aunque ellos hayan sido incapaces de descubrir el camino correcto. Nuestra simpatía es mayor porque Grynszpan no era un militante político sino un joven inexperto, casi un niño, cuyo único consejero fue la indignación. ¡Hay que arrancar a Grynszpan de las manos de la justicia capitalista, capaz de decapitarlo para servir a la diplomacia capitalista! ¡Esa es la tarea elemental, inmediata, de la clase obrera internacional!
Tanto más repugnante en su policíaca estupidez e inconfesable violencia, es la campaña contra Grynszpan de la prensa stalinista internacional, bajo las órdenes del Kremlin. Tratan de pintarlo como agente de los nazis.
Al meter en una bolsa al provocador y a su víctima, los stalinistas atribuyen a Grynszpan la intención de crearle a Hitler un pretexto para sus pogroms.
¿Qué puede decirse de estos «periodistas» venales a quienes ya no les queda vestigio de pudor? Desde el inicio del movimiento socialista la burguesía ha atribuido toda muestra violenta de indignación, sobre todos los actos terroristas, a la influencia degeneradora del marxismo.
Aquí como en otros campos, los stalinistas han heredado las tradiciones mas sucias de la reacción. La Cuarta Internacional puede enorgullecerse con toda razón de que la escoria reaccionaria, incluido el stalinismo, vincule a la Cuarta Internacional toda acción y protesta audaz, todo estallido de indignación, todo golpe dirigido contra los verdugos.»
Con estas palabras León Trostsky muestra el panorama de las repercusiones en el debate que tuvo la acción de Herschel Grynszpan y su consecuencia, la Kristallnacht. Todo lo desarrollado en torno a este primer capítulo de lo que sería pronto la muerte de decenas de millones de personas, sigue aportando elementos para la recuperación de un debate que no se agota.
Chubutense:
Es posible que mi poca capacidad para expresarme sea el motivo de la confusión. A la política inmigratoria hay que analizarla en el largo plazo, es 1923 cuando empiezan las restricciones. El gobierno de Perón heredó situaciones preexistentes y visto en perspectiva marcó un avance. Está dicho. Conviene agregar que había otro marco mundial en 1949. En 1938, cuando empezaba el problema de los desplazados, en la Conferencia de Evian, de modo implícito, a los países de América Latina se les asignó la función de receptores, con lo cual éstos endurecieron las restricciones. Fue para peor.
En realidad, esta discusión viene mal encarada, con frases extraidas de otro tema, en donde parecía que los judíos fueron recibidos con los brazos abiertos durante la gestión peronista, siendo que en los primeros años la mayoría entró de manera ilegal, o falseando los datos, previamente advertidos o después de recibir un rechazo (tal cual lo muestra el caso de Abraham), o mediante sobornos.
Espero que se entienda. Saludos.
Eva, este es otro tema bajo su soberanía (es Usted quien lo abrió), debo agradecerle que todavía no me censuró.
¿No me dice cuál es la bandera?.
Tiro un lateral.
Sabemos que las grandes oleadas de inmigración judía comienzan alrededor de 1923. Sabemos, también, que las restricciones a la inmigración judía comienzan en torno a 1928. Gobierno de Yrigoyen, cancillería de Saaveedra Lamas, Premio Nobel de la Paz.
Y sabemos que dichas restricciones, ineficaces, por cierto, se agravan en la gestión de Roberto M. Ortiz (1938), cancillería de José María Cantilo. La historia de la Circular N º 11, promulgada por Cantilo y derogada, simbólicamente, con Bielsa, en 2005, es bastante más que suficiente como evidencia.
De hecho, hay evidencias más que suficientes de que la CEANA ocultó y destruyó información, como denuncia Gurevich
http://www.argentina-rree.com/documentos/gurevichCEANA.htm
No sólo se trata de administraciones radicales, sino de algunas consideradas bastante potables por el poco idóneo «juicio de la posteridad.»
Ahora, en el medio, pese a las restricciones,
«Argentina fue el país latinoamericano que incorporó más refugiados judíos entre 1933 y 1945. Desde 1928 el país recibió alrededor de 45.000 judíos europeos, de los cuales probablemente la mitad ingresó de manera ilegal»
http://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_los_judíos_en_Argentina
No sólo eso: Argentina fue, de hecho, uno de los primeros países en reconocer formalmente al Estado de Israel, en febrero de 1949.
“Tras reconocer al Estado de Israel de jure en febrero de 1949, el gobierno de Perón entabló relaciones diplomáticas con éste tres meses después”
Klich, Ignacio: “El primer acuerdo comercial argentino – israelí: consideraciones políticas y económicas”, en Desarrollo Económico, VOL 37 Nº 145, abril – junio 1997.
Es decir, el mismo Estado argentino que abría condiciones favorables para la compra de alimentos por parte de la España franquista (cosa que me parece perfecta, por otra parte), otorgaba beneficios similares para los israelíes
«Después del establecimiento de relaciones diplomáticas y la apertura de la primera legación latinoamericana en Tel Aviv, la Argentina firmó un generoso acuerdo comercial con Israel, que le otorgaba condiciones favorables para la adquisición de productos argentinos. En la medida en que Palestina había sido desde el inicio de la segunda posguerra uno de los principales mercados argentinos en Medio Oriente, el acuerdo formalizaba una situación previa a la creación de Israel»
Klich, de nuevo
http://www.jstor.org/pss/3467155
Uno se pregunta si todo esto puede encajar con alguna lógica binaria, del tipo fascismo / democracia, propia de los discursos que justificaron la guerra y la victoria aliada. Más bien, los actos del gobierno peronista parecen claras señales de ruptura con un pasado inmediato menos democrático, menos tolerante, y bastante racista.
Cuando uno piensa en el racismo antisemita en la Argentina, rápidamente podemos llegar hasta el primer Centenario. Pero sin dudas, los episodios decisivos acontecen bajo el primer gobierno de Yrigoyen, en consonancia con la Revolución Rusa. En enero de 1919, la atención de buena parte de nuestra liberal oligarquía estuvo puesta en pogroms y otras delicias, entendidas siempre como formas de reprimir el «socialismo judío» (o viceversa, la asociación era inmediata). Que no tengamos episodios similares desde, aproximadamente, 1940, ya es todo un logro.
Es por eso que, en sus informes anuales, la DAIA reconoce un importante papel de promoción a Perón, que se expresó, por ejemplo, en el apoyo a la creación de la AMIA (1949)
«Ningún investigador o ciudadano argentino (judío o no, reaccionario o progresista) desconoce hoy el apoyo que Perón brindó a la DAIA y a la AMIA. En cuanto al manoseado «fascismo» de Perón, toda inquietud debería cruzarse con su antimperialismo distante de Washington y Moscú, política precursora del Movimiento de Países No Alineados (Bandung, 1955)»
http://www.jornada.unam.mx/2006/09/06/index.php?section=opinion&article=034a1pol
Me encuentro con este artículo de Roberto Bardini. Largo, pero jugoso
Perón y los judíos
Roberto Bardini *
Se habla mucho sobre la relación –presunta, real o
exagerada- del general Juan Domingo Perón con los
nazis. Los criminales de guerra alemanes refugiados en
Argentina han dado motivo para innumerables artículos
periodísticos, conferencias, libros y películas
documentales. Para algunos autores, incluso, el tema
se ha convertido en un lucrativo negocio que siempre
“vende”. Por estos días, incluso, se presentarán
algunos textos en la Feria del Libro en Buenos Aires.
Sin embargo, muy poco se ha dicho acerca de las
excelentes relaciones que el tres veces presidente
argentino mantuvo con la comunidad judía del país.
La historia viene de antes. Entre 1930 y 1949, “la
Argentina recibió a más refugiados judíos per cápita
que cualquier otro país del mundo, excepto Palestina
y, posiblemente, Uruguay”, escribe el canadiense
Ronald C. Newton en El Cuarto Lado del Triángulo, la
«Amenaza Nazi» en la Argentina – 1931-1947 (Editorial
Sudamericana, Buenos Aires, 1996).
Entre 1933 y 1945, Argentina admitió a 35 mil europeos
perseguidos por motivos raciales. En 1942, el gobierno
concedió la entrada al país a mil niños judíos
refugiados de guerra. Después del golpe militar del 4
de junio de 1943, el escritor nacionalista Gustavo
Martínez Zuviría, autor con el seudónimo de Hugo Wast
de Oro y Kahal –dos voluminosas novelas antisemitas–
fue designado ministro de Educación. No obstante, bajo
el mismo régimen se creó la Ayuda a las Víctimas
Judías de la Guerra.
En 1944, al fundarse el Banco Industrial estatal, el
Banco Industrial judío cambió cortésmente su nombre
por el de Banco Comercial. En 1945, se inauguró la
nueva sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina
(AMIA), en Pasteur 633. La Sociedad Hebraica Argentina
(SHA) comenzó a publicar Davar, una revista dirigida
por el poeta y escritor Bernardo Verbitsky, padre del
periodista Horacio Verbitsky.
Existen muchos y variados testimonios acerca de la
cordial relación que mantuvieron la comunidad judía
argentina y el general Perón, pero su enumeración
detallada excedería el objetivo de este artículo. No
obstante, vale la pena mencionar algunos hechos a
vuelo de pájaro.
“El antisemitismo no pasa por el peronismo”
En 1946, durante el gobierno peronista, por primera
vez en la historia argentina se conceden días libres a
los soldados conscriptos judíos para que puedan
celebrar sus fechas religiosas.
Al año siguiente, se instituye la primera Feria del
Libro Judío, que funciona durante 30 días y vende más
de 25 mil volúmenes . Esta actividad continúa a lo
largo de décadas, cerca de la celebración de Rosh
Haná. Se exhiben y venden libros de temática judía en
idish, hebreo, castellano, inglés y francés, además de
discos y objetos del ritual judío.
La cancillería justicialista, encabezada por Juan
Atilio Bramuglia, es la primera de América Latina en
reconocer al nuevo Estado de Israel, creado en
territorio palestino en mayo de 1948. El primero de
agosto se inician las relaciones diplomáticas entre
ambos países.
El 5 agosto de ese año, el diplomático Moshe Tov
informa ante la Sociedad de las Naciones –antecedente
la Organización de Naciones Unidas– que Argentina se
hallaba entre los países de América latina que ya
habían reconocido formalmente al Estado hebreo.
El 20 de ese mes se inaugura el local de la
Organización Israelita Argentina (OIA), en Sarmiento
2025. Perón y Evita asisten y hablan en el acto. El
general quiere sumar la OIA, integrada por empresarios
judíos, como una sección de hombres de negocios del
movimiento justicialista. Pablo Mangel, presidente de
la institución, es designado posteriormente embajador
argentino en Israel.
También en 1948 se funda en Buenos Aires el Instituto
Judío de Cultura e Información, presidido por Simón
Mirelman, y la colectividad israelita inicia contactos
con Perón, principalmente a través del ministro del
Interior, Ángel Borlenghi, cuya esposa es de origen
judío. El rabino Amran Blum es designado catedrático
de la Facultad de Filosofía y Letras, y asesor
presidencial en temas religiosos.
La cancillería israelí designa como representante
diplomático en Argentina al hasta ese momento
embajador itinerante, Yaacob Tsur, quien presenta sus
cartas credenciales al presidente Perón el 25 de enero
de 1949.
La Constitución promulgada por el peronismo en 1949
incluye una condena a la discriminación racial y
religiosa. Ese año, Evita pronuncia un discurso en el
que afirma que quienes impulsan el antisemitismo en
Argentina son “los nefastos representantes de la
oligarquía”. El jefe de prensa del gobierno, Raúl
Apold, es judío. Los antiperonistas, sin embargo, lo
califican como… el Goebbels argentino.
El primer presidente de Israel, Chaim Weizman, visita
Buenos Aires en 1951 y es recibido con honores. El
flamante jefe de Estado obsequia una Biblia antigua a
Perón y anuncia que su gobierno bautizará una
plazoleta con el nombre del mandatario argentino. Poco
después, se inaugura en Plaza de Mayo un mástil donado
por comerciantes, empresarios y hombres de negocios de
origen hebreo.
En 1952 se realiza un congreso para organizar la
colectividad judía, al que adhieren 140 instituciones.
La Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas
(DAIA), creada en 1935, se constituye en el «brazo
externo de la comunidad» e instituye una beca de
estudio para la Universidad de Jerusalén.
Un año más tarde, inicia sus labores el Archivo de
Prensa de la Asociación Mutual Israelita Argentina
(AMIA), que reúne material periodístico referido a
todos los aspectos de la vida de la congregación judía
en el país. Más de 13 mil socios votan en las
elecciones para autoridades de esa entidad.
Existe un testimonio decisivo, que ninguno de los
autores empeñados en demostrar las “inclinaciones
fascistas” del entonces presidente. Jacob Tsur, el
primer embajador israelí en Argentina, publica en 1983
su libro Cartas credenciales, en el que señala: “En la
perspectiva simplista de Washington, Perón sólo podía
ser nazi o comunista”.
En octubre de ese mismo año, el ex representante
diplomático argentino en Israel, Pablo Mangel,
declara: “El antisemitismo no pasa por el peronismo.
Fui testigo y partícipe directo del apoyo brindado por
el gobierno peronista al pueblo judío, que se debatía
en tiempos de postguerra entre el hambre y el
desarraigo (…). Se le otorgaron amplias facilidades
a los judíos que huían de la Europa deshecha y que
casi siempre llegaban sin documentos”. El ex
funcionario relata que Estados Unidos no permitió la
entrada a un buque que había partido de Chipre repleto
de exiliados judíos y que “Evita no sólo los recibió
sino que se preocupó por conseguirles trabajo”.
La Alianza Libertadora Nacionalista se “desnazifica”
Ajenos a los nuevos vientos políticos, en junio de
1948 militantes de la Alianza Libertadora Nacionalista
atacaron la Sociedad Deportiva Bar Kochba y en julio
colocaron una bomba de estruendo en una sinagoga
ubicada en la calle Libertad. Para entonces, la
organización acaudillada por Juan Queraltó se había
convertido en un estorbo para el gobierno peronista.
Es entonces cuando Guillermo Patricio Kelly, que había
sido expulsado de la Alianza Libertadora, reaparece en
escena: echa a Queraltó de la jefatura y pasa a ocupar
su lugar. Existen varias versiones de este coup de
état casero. El propio Kelly dio su testimonio a la
revista Humor en octubre de 1982:
“Intenté derribar en el 51 a Queraltó, y fui preso.
Recién lo conseguí en abril del 53. (…) Le cambié el
nombre, y le puse Alianza Popular Nacionalista. (…)
Como Perón no hizo la revolución a fondo, los que
estábamos ahí como revolucionarios terminamos siendo
fuerza de choque. (…) Todos los nacionalismos de esa
época, esto es importante entenderlo, estaban
impregnados de alguna manera de la propaganda de los
países del Eje. La disciplina era del fascismo; las
consignas, del nazismo, y la Falange aportaba los
libros. Cuando le tomamos el local a Queraltó,
derribamos a los nazis, a los fascistas y a los
falangistas”.
Queraltó, por su parte, acusó años más tarde a Kelly
de estar al servicio del entonces ministro del
Interior, Ángel Borlenghi, de quien dijo que había
tenido “militancia comunista” en la CGT. “Un día la
policía entra al local de San Martín y Corrientes, y
mete de prepotencia a Guillermo Patricio Kelly, a
quien la Alianza había expulsado en 1946. Así se
apodera de nuestra organización por medio de un acto
de fuerza apoyado por la policía mandada por
Borlenghi. A mí me llevan preso a Orden Político
(…). A los quince días de encierro, Perón me manda a
llamar y me ordena que «desensille hasta que aclare».
Me designaron en la embajada argentina en Paraguay”.
De acuerdo con la revista Primera Plana (Nº 18,
segunda época, 26 de agosto de 1983), Kelly mantuvo
secuestrado a Queraltó y a tres personas más durante
varios días. A través de los años, una versión se
transmitirá en boca en boca en las filas nacionalistas
y peronistas: durante el cautiverio, el descendiente
de irlandeses obligó al ex jefe de la ALN a beber
grandes cantidades de aceite de ricino (un castigo de
la Italia fascista que muchos nacionalistas argentinos
adoptaron para sancionar las faltas de sus propios
militantes). Cuando su prisionero se hallaba en medio
de un expansivo ataque de diarrea, Kelly lo arrojó por
una ventana.
En esos meses, por instrucciones directas de Perón a
Kelly, la Alianza Libertadora Nacionalista abandona el
antisemitismo inyectado por Queraltó y,
posteriormente, el periódico Alianza entrevista a
miembros destacados de la colectividad judía en Buenos
Aires. Muchos años más tarde, Kelly visitará Israel en
cinco o seis oportunidades, y será un entusiasta
propagandista de “las flores que nacieron en el
desierto del Sinaí”.
Durante el conflicto del gobierno peronista con la
Iglesia Católica, la DAIA respalda algunas medidas
oficiales, como la cancelación de la enseñanza
religiosa y la ley de divorcio. En 1954, la entidad
publica un favorable folleto titulado El pensamiento
del presidente Perón sobre el pueblo judío.
“La Iglesia, peor que los judíos y los masones”
En 1956 Perón publica el libro La Fuerza es el Derecho
de las Bestias, en Perú. En el Capítulo II, titulado
“La Libertad de Cultos”, se lee:
“En la Argentina, por disposición constitucional, si
bien el Presidente debe ser católico, tiene la
obligación de hacer respetar la libertad de cultos.
Esta simple y justa prescripción tiende a asegurar una
libertad esencial que nadie se atreve ya a discutir en
el mundo, por lo menos en público.
“Sin embargo, puedo afirmar, con la experiencia dura
de los hechos, que es menester poseer un gran carácter
y una fuerte energía para imponerse a los sectarios y
poder cumplir el juramento empeñado a la Constitución
y a la Patria.
“Son muchos los que en nombre de la religión vienen a
inducirle a uno a la persecución. Un día es a los
judíos, otro a los protestantes y luego a los masones,
como si un presidente, por ser católico, debiera pasar
a ser instrumento de persecución en reemplazo de la
ineptitud o incapacidad moral de los pastores
encargados del culto.
“La primera cuestión que se me trajo fue la invasión
protestante a Formosa, donde algunos pastores
inculcaban su culto. Yo contesté que en la República
Argentina había libertad de culto y que mi deber era
ampararla y que así como no me parecía bien que los
sacerdotes se metieran en política, tampoco creía
prudente que los políticos nos metiéramos en los
cultos. Luego se nos insinuó la inconveniencia de que
se hicieran espectáculos en las plazas y las calles
con motivo que algunos cantaban y tocaban el acordeón.
Yo dije que mientras otras religiones hicieran
procesiones en la calle, yo no podía impedir que ellos
lo hicieran a su manera.
“Al hacerme cargo del Gobierno tuve un serio problema
con la persecución de los judíos. Se había dado el
caso, en Paraná (Entre Ríos), que desnudaron en la
calle a un israelita y lo corrieron a golpes dando un
espectáculo bochornoso. No había día que alguna
sinagoga no fuera dañada con bombas de alquitrán o que
en las calles apareciese algún letrero ofensivo.
Siempre he creído que estos son signos de barbarie. La
culpa recayó invariablemente en los nacionalistas. Un
día llamé a los dirigentes de esta agrupación y les
hablé francamente. Ellos me manifestaron que era
totalmente falso que su movimiento cometiera esos
desmanes y tomaron contacto con las organizaciones
judías. Se estableció después, que las inscripciones
eran de los nacionalistas de la Acción Católica.
“Con referencia a la masonería se me planteó también
un problema similar. Se me aseguró que en nuestro
movimiento había masones infiltrados. Yo respondí que
no sabía, ni que me interesaba, porque mientras fueran
buenos peronistas no me importaba si pertenecían a una
u otra sociedad. Recuerdo entonces que uno me dijo:
“– Pero, señor presidente, ¿qué piensa usted de un
masón?
“– Lo mismo que de un socio de Boca Juniors -le
contesté, y terminó la entrevista.
“Durante mi gobierno recibí indistintamente a los
jefes de la iglesia católica apostólica romana, como a
los rabinos judíos, al representante del Patriarca de
Jerusalén y jefe de la iglesia ortodoxa de Oriente, a
los ortodoxos griegos, a los protestantes, a los
mormones, a los adventistas, a los evangelistas,
etcétera, porque creí de mi deber no hacer diferencias
entre los pastores de los diversos sectores del pueblo
argentino. Jamás tuve inconveniente con ninguno de
ellos, excepto con los católicos romanos, que no
perdieron nunca la ocasión de pedir, imponer,
cuestionar las leyes, realizar negocios, armar
escándalos…”
Un último dato: el historiador Ignacio Klich,
coordinador académico de la Comisión por el
Esclarecimiento de las Actividades Nazis en la
Argentina (Ceana) y profesor en la Universidad de
Westminster en Londres, demostró que durante los dos
primeros gobiernos de Perón ingresaron al servicio
exterior más judíos que durante las gestiones de
predecesores y sucesores.
Es muy importante que integrantes de la colectividad
judía Argentina que vivieron aquellos años den su
testimonio. Ninguno de ellos, si es honesto, podrá
decir que fue discriminado o perseguido por motivos
raciales o religiosos.
© Roberto Bardini
bambupress en iespana.es
* Periodista argentino radicado en México
http://lists.econ.utah.edu/pipermail/reconquista-popular/2003-April/007303.html
O sea que uno podría, en principio, decir unas cuantas cosas sobre el gobierno peronista que implican una oposición a su supuesta afinidad ideológica respecto de las potencias de Europa Central.
Lo mismo del propio Perón. En un artículo que me facilitó Manolo, el histórico caudillo radical Julián Sancerni Giménez recuerda su cercanía con Perón, merced a la amistad que guardaba a la primera mujer del general, Aurelia Tizón.
http://www.magicasruinas.com.ar/revistero/argentina/reportaje-caudillo-radical.htm
¿Perón radical? Bueno, peronista, en los años treinta, no era seguro. Más allá de sus simpatías inocultables por la política social del fascismo, como medio de evitar las divisiones que había visto en la España fracturada por la guerra civil, así como de su formación prusiana, que naturalmente lo empujaba -a él, y a George Patton- a admirar la maquinaria bélica alemana, su pensamiento y su acción nunca fueron siquiera asimilables al nacional socialismo, el fascismo, o incluso el autoritarismo maurrasiano. Y me estoy quedando sin modelos europeos: el franquismo delegaba buena parte de la autoridad ideológica y espiritual en la Iglesia, cosa que Perón hizo a cambio de apoyo… mientras duró ese apoyo. Su laicismo se expresó en los tiempos finales de su gobierno, en una proporción similar al desinterés por los asuntos espirituales que ofendía al clero local.
¡Ezequiel!, me parece excelente traer a Klich, Gourevitch, e incluso a Senkman (ejem), o Steinleger. Pero ¡Citar a Perón! El general tenía una pluma amena, y nunca dejaría que una buena y aleccionadora anécdota pudiese contaminarse por la verdad histórica. Cosa que, a decir verdad, no me importa en lo personal, ni debería ser motivo de juicio, ya que calificarlo por su apego a los hechos históricos sería lo mismo que decir que se afeitaba mal. O, tal vez, cabría comentar que el general, como historiador, o redactor de memorias, fuen un genial estratega político.
udi (descomprimiendo un poco)
Emilio, creo que te entiendo bien y estamos de acuerdo. Así que discutíamos (o yo discutía) de puros discutidores. Eso pasa por agarrar las discusiones por el medio, je. saludos.
Baste recordar, inclusive, que en sus primeros tiempos Perón se esforzó por llegar a un acuerdo con el radicalismo cordobés de Amadeo Sabbattini, mientras recibía las adhesiones de la Junta Renovadora, y del PS (RN) de Enrique Dickmann, uno de los más férreos antifascistas que tenía el país en aquel entonces. Había sido Dickmann, desde la Comisión de Actividades Antiargentinas de la Cámara de Diputados, el adversario más temible de los grupos fascistoides locales. Había sido Dickmann quien forzó, en su momento, la renuncia del filo nazi Roberto Noble del Ministerio de Gobierno de la PBA, administración de Manuel Fresco.
Y la lista puede seguir.
Udi: es apenas un testimonio entre varios. No puedo callar al testigo principal. Decir que alguien actuaba siempre con oportunismo y pragmatismo no implica asumir que siempre mentía. Incluso si estuviera mintiendo, la mentira del testigo dice tanto del proceso como la verdad.
¿Y los otros? ¿Los que sabemos, por sus afirmaciones, que admiraban al nacional socialismo? ¿Los que lo dijeron? Los que admiraban, como La Nueva República, a Maurrás?
Manuel Fresco, el eslabón perdido del Duhaldismo, fue, como dijo su nieto, Horacio Manuel Resta, peronista «sólo por noventa días».
Manuel Gálvez, previo paso por FORJA, pasó al peronismo.
Los hermanos Irazusta, a la oposición.
El Instituto Histórico Juan Manuel de Rosas, como reconoció su director en aquel entonces, José María Rosa, se partió por mitades. La intelectualidad revisionista, no mostró el menor entusiasmo por el movimiento que, una vez caído, haría del relato revisionista su historia oficial.
¿Y los conservadores?
Divididos, de nuevo.
Algunos, como Santamaría, ligado a la UIA, aconsejaron votar por la UD. Otros, en general punteros y dirigentes de segunda línea aterrados por el revanchismo radical, pasaron al peronismo.
Lo cierto es que, en todos los distritos, la denominación política que más votos atrajo a Perón, muy a su pesar, fue el Laborismo. Esto es, los trabajadores, las clases medias del interior… o sea, lo que todavía hoy llamamos «el voto peronista».
Y encima, anduvo mucho mejor el Parlamento, como se desprende de este trabajo
http://revistadeindias.revistas.csic.es/index.php/revistadeindias/article/viewFile/482/549
Es universal el reonocimiento de que las elecciones de febrero de 1946 fueron las más limpias en años.
De todo esto, extraigo:
-Que el gobierno peronista fue más tolerante con la situación de los migrantes judíos que sus predecesores, en términos relativos y absolutos.
-Que la Argentina de posguerra fue, de hecho, un espacio sumamente ameno para la comunidad judía local, la cual creció en número y se dio sus propias instituciones mutuales de modo libre y con reconocimiento estatal.
-Que esto, en 1948, era todavía impensable en muchos lugares. Brasil, por ejemplo.
-Que el Estado de Israel fue especialmente favorecido por la política exterior del primer peronismo.
-Que el peronismo, como dijo Eva, fue la forma, peculiar ciertamente, que adquirió en la Argentina el genuino deseo de democracia con justicia social, para millones de personas.
Un abrazo.
Dificilmente ARGENTINA podrìa tener un lugar destacado en la nòmina de paìses que permitieron a los dirigentes nazis – jerarcas, intermedios o de lìnea, adherentes genèricos o funcionarios orgànicos – recomponer su existencia luego de finalizada la guerra.
El paìs que les brindò rotundamente esa posibilidad fue su propio suelo: ALEMANIA.
Salvo escasas decenas de juicios y la repercusiòn agigantada del proceso de Nuremberg, miles de funcionarios nazis, integrantes de las fuerzas militares, la Gestapo, las S.A y otros organismos represivos, pudieron readquirir una vida normal con la complicidad del silencio de la poblaciòn, la lenidad de las autoridades y la indiferencia de las potencias ocupantes.
Casos como el de EICHMAN fueron frente a todo ese panorama no mas que eso: un proceso emblemàtico para neutralizar la inimputabilidad de los miles que no sufrieron sanciòn alguna.
En efecto, la política de «denazificación» duró lo que tardaron los yanquis en darse cuenta de que su enemigo era la URSS, y de que la «mano de obra desocupada» les podía venir bien para controlar a la izquierda en la RFA. Este tema aparece retomado en Hobsbawm: «La barbarie de este siglo», Debats, Nº 40. Por supuesto, con algunas cosas medio sesgadas a favor de la URSS, como no podía ser de otro modo.
Dicho esto, los Estados Unidos, a través de la OSS, dieron cátedra de incorporación de CRIMINALES -científicos, o no-
http://www.dw-world.de/dw/article/0,2144,1481498,00.html
Hola Valderrama, claro que la mayoría de los nazis se quedaron en Alemania, y agrego yo que la mayoría de los colaboracionistas franceses en Francia. Esos países tenían que resurgir de las cenizas con alemanes y franceses, no les quedaba otra. Saludos, podemos estar en desacuerdo, y no deja de ser un gusto dialogar con Usted.
Hola Ezequiel, me parece que está empecinado en demostrar que Perón y el peronismo no fueron nazis, cuando ya está dicho que marcó un avance, al que hay que agregarle el contexto, en 1949 el antisemitismo no tenía el marco de 1938 para desenvolverse, y de hecho Perón tuvo varios gestos hacia la comunidad judeonorteamericana y creo que para la prensa de aquel país a fin de limpiar la imagen herededa de la guerra. Pero lo más curioso de sus intervenciones, es que por un lado cita a Klich -a quien entiendo valora- y por el otro repite una información producto de la campaña antiCEANA y a favor de los libros Goñi impulsada por Página 12. Más allá de la cuestión que pudo haber tenido Gurevich con la CEANA, a eso huelen todos los artículos de Página 12 de esa época. Por último, podría copiar unos párrafos de L.Senkman sobre los primeros años del peronismo y la comparación con Brasil, ¿valdrá la pena?.
Hola chubutense, me quedo más tranquilo, un abrazo.
Algo sobre lo dicho en torno a los juicios.
Además de los procesos de Nuremburgo (en donde el principal fue el famoso a los jerarcas dentro de varios procesos, no fue el único), también estuvieron los procesos de Dachau (más numerosos que los de Nurembergo), y los tribunales belgas, franceses, holandeses que juzgaron a los colaboracionistas de aquellos países, los de los tribunales yugoslavos del gobierno de Tito, más los emprendidos por los soviéticos y los Estados que entraban en su órbita, los más numerosos de todos, todavía no estudiados, donde se supone fueron los más numerosos y aparentemente algunos de ellos fueron trámites sumarios poco apegados al derecho.
La guerra en Europa fue de verdad, a los soviéticos les costó 20.000.000 de habitantes. No se olvidó todo tan rápido, más en el Frente Oriental, donde la guerra se alejó de consideraciones humanitarias elementales.
Ezequiel, por si no me expliqué bien, por un lado censura a la CEANA por un presunto ocultamiento, y por otro lado cita a Klich, su coordinador académico y cara pública en la polémica con Goñi.
Pareciera que usted está de acuerdo con Goñi, quien en su libro El presidente Perón fue Odessa (*) dice que la CEANA fracasó y que él tiene la posta.
(*) Astuto título para un best seller poco amable con el Pocho, para una repetición de imágenes estereotipadas afines al antiperonismo y a los mitos cristalizados en la opinión pública norteamericana. Dicho sea al paso, Gurevich lo califica como «un aporte interesante» sin marcar diferencias con el enfoque del autor. Hummm…
Corrijo, el título es «La auténtica Odessa. La fuga nazi a la Argentina de Perón». El concepto es el mismo.
Que lástima que Ezequiel todavía no pudo explicar la contradicción entre dar por válida la nota antiCEANA de Página 12 escrita por un vocero oficioso de Goñi, y por el otro lado apoyarse en trabajos de Ignacio Klich, el coordinador de la CEANA.
Dice la nota: «La circular, la historia de Irigoyen y la crónica de la formidable estructura armada por Perón para salvar a nazis y colaboracionistas y traerlos al país terminaron publicadas por el periodista Uki Goñi en su libro La auténtica Odessa. La obra, y la repercusión que tuvo, disparó una furiosa campaña de mails de Klich, que armó un verdadero guión sobre cómo tratar la historia y las crecientes presiones para que se abrieran de verdad los archivos.»
Ezequiel, antes de que se enfríe la comida y cuando tenga tiempo, ¿me explica de que va la cosa?.