Un 31 de marzo del 2008 nacía Artepolítica. En aquel momento publicamos un manifiesto, el cual seis años más tarde seguimos reivindicando como propio.
Eran tiempos muy movidos en la política argentina y la esfera pública estaba atravesada por un clima de debate que hacía lustros (incluso con crisis sociales, políticas y económicas mucho más profundas) no se visualizaba en nuestro país.
En ese marco, quizás incluso desde un tanto antes, la emergencia de los blogs políticos vinieron a sumar una, dos, muchas voces, a este debate. Es en ese contexto que distintos blogueros impulsamos la creación de este sitio colectivo.
Desde aquel momento hasta nuestros días se fueron sumando integrantes al staff fundacional, invitamos a otros a escribir y buscamos diversos modos de hacer cada vez más participativo el sitio. La creación de la “Comunidad” (donde cualquier persona con solo registrarse puede subir su post) o las “Lecturas recomendadas” (con un funcionamiento similar) fueron herramientas que visualizamos como complementarias a una que nos acompañó desde el primer día: la posibilidad de que cualquiera pueda escribir un comentario con absoluta libertad.
Con el paso del tiempo, y especialmente desde hace un año, la calidad del intercambio en los comentarios de los distintos posteos ha ido decayendo, abandonando progresivamente la fundamentación y la postulación de razonamientos y reemplazando ese espíritu democrático por una cada vez mayor agresividad y argumentos ad-hominem. Lamentablemente, los hilos de comentarios en este blog son cada vez más parecidos a los foros de los grandes medios masivos: muchos ataques y chicanas desagradables y unos cuantos insultos.
Y no nos gusta. A quienes hacemos Artepolítica no nos gusta esto. Y creemos que tampoco les gusta a muchísimos de nuestros lectores, especialmente a aquellos que conocieron este sitio en sus inicios y mucho aportaron para profundos y prolíficos intercambios.
Hasta aquí hemos confiado en la autoregulación de los usuarios. Porque al blog lo hacemos en nuestros tiempos libres y carecemos de tiempo y estructura para realizar una moderación permanente. Pero a partir de este momento, y quién sabe hasta cuándo, no se permitirán más comentarios. Veremos si esta decisión drástica aleja a los salames. Aquellos que realmente estén interesados en compartir algún pensamiento, seguirá contando con la Comunidad para subirlos.
Nosotros no vamos a ser cómplices, más no sea por omisión, de berretizar la política y el debate de ideas. Para eso están los diarios y sus foristas.
Nosotros vamos a cuidar este lugar. Porque es nuestro. Y porque lo queremos.