Este post fue escrito originalmente aquí
Había transcurrido más de una hora de debate, cuando Sergio Massa sorprendió al auditorio con un curioso pedido: “El candidato Scioli creo que nos faltó el respeto a todos no viniendo (…) lo que pido es que los segundos que me quedan sean de silencio”.
Probablemente, haya sido uno de los momentos más álgidos de la noche del domingo 4 de julio. La ausencia de quien lidera las encuestas, la fijación de reglas sumamente estrictas y el poco riesgo que decidieron correr los candidatos en sus intervenciones, conspiraron contra la calidad del debate presidencial. En ese contexto, es lógico que haya sobresalido, por su espectacularidad, lo que por norma constituye un verdadero sacrilegio para la televisión: un largo silencio de 15 segundos que Massa profirió en horario prime-time.
Este gesto tuvo mucho de show mediático pero evidenció que los silencios hablan, y más cuando contrastan con discursos que parecen estar subordinados en exceso a lo que dictan los asesores y el marketing. Tras el debate, proliferaron análisis sobre las fortalezas y debilidades de lo dicho por cada uno de los candidatos. En esta nota hemos decidido adoptar un enfoque distinto aunque complementario, basado en las omisiones y silencios de los dos principales contendientes -Mauricio Macri y Sergio Massa- sobre ciertos tópicos relevantes (una suerte de lo que Althusser denominó “lecturas sintomáticas”).
En el siguiente cuadro aparecen algunos temas en los que ninguno de los dos candidatos hizo mención a lo largo de las casi dos horas de exposición. Para su mejor comprensión, se encuentran divididos de acuerdo con los cuatro ejes en los que se estructuró el debate.
Desarrollo Económico y Humano | Conflicto con los Fondos Buitre | Abuso de posición dominante (monopolios, oligopolios) | Extranjerización de la economía | Reestatización de YPF y Aerolíneas Argentinas |
Educación e Infancia | Asignación Universal por Hijo |
Seguridad y Derechos Humanos | Desaparición de Julio López | Gatillo fácil | Situación carcelaria | AMIA | Nisman | Aborto |
Fortalecimiento Democrático | Ley de Medios | Servicios de inteligencia | Cadena Nacional |
¿Cómo interpretar los silencios?
La exclusión de estos temas refleja no solo aspectos significativos de las estrategias discursivas de los candidatos, sino también ciertos rasgos de la forma en que se construye y ordena el debate político en nuestro país, a saber.
El peso de los medios de comunicación en el discurso político. Algunos temas no tratados parecen indicar que el discurso de los candidatos se encuentra en plena sintonía con la agenda que imponen los medios de comunicación. En materia económica, por ejemplo, no hubo una sola mención al problema de los abusos de posición dominante (monopolios, oligopolios, formadores de precios) o de la extranjerización de la economía. En contraste, la inflación o la reforma del INDEC fueron temas señalados en forma recurrente. Algo similar puede afirmarse con respecto al eje seguridad y derechos humanos: no se hizo referencia, por ejemplo, a los casos de gatillo fácil, a la situación en las cárceles (sobrepoblación, violencia) o a la desaparición de Julio López.
La inmediatez e inestabilidad de la agenda mediática y política. Otros temas sobre los cuales los candidatos tampoco decidieron hablar (Caso AMIA, la muerte del fiscal Nisman, los servicios de Inteligencia) han tenido, en algún momento de 2015, un lugar preponderante tanto en la agenda mediática como en el discurso de gran parte de la dirigencia política. Aquí se pone de manifiesto la fragilidad e inestabilidad de esta agenda: los temas se suceden unos a otros sin solución de continuidad. Problemáticas que parecen ser en algún momento de suma relevancia quedan rápidamente eclipsadas y son reemplazadas por otras. Esta inmediatez y velocidad ocurre en los medios de comunicación pero es replicada y seguida por gran parte de la clase política.
Un consenso en torno a ciertas políticas kirchneristas. Finalmente, se destaca en el debate la omisión sobre una serie de políticas públicas implementadas durante la larga década kirchnerista, como por ejemplo, la reestatización de YPF y Aerolíneas Argentinas, la Asignación Universal por Hijo, o el conflicto con los Fondos Buitres. Cabe decir que estas medidas cuentan en general con un amplio apoyo social. Dos hipótesis alternativas pueden formularse entonces respecto del silencio de los candidatos sobre dichas políticas: o están de acuerdo pero quisieron acentuar su perfil opositor; o están en contra pero eligieron callar por conveniencia electoral.
Otras omisiones significativas
Ausencia de referentes políticos. Massa no hizo alusión, en todo el debate, a Perón o a Evita, ni a su condición de peronista. Lo mismo puede afirmarse de Macri: no se refirió en ningún momento, por ejemplo, ni a Frondizi ni al desarrollismo (a la luz de los últimos acontecimientos, tal vez habría que aclarar que tampoco dijo nada sobre el peronismo). En la misma línea, es digno de resaltar que ninguno de los dos mencionó al Papa Francisco
Macri no habló de inversiones. En el primer eje temático, Desarrollo económico y humano, habló poco de la cuestión económica y su discurso estuvo dirigido, fundamentalmente, a la cuestión social (pobreza, exclusión, empleo). Ni en ese eje, ni en otra parte del debate habló de atraer inversiones. Aunque puede resultar extraño en un dirigente que muchas veces se definió a sí mismo como desarrollista, evidencia su decisión de resaltar su costado social en desmedro de su perfil empresarial.
En conclusión, se ha dicho mucho sobre los temas que fueron parte del debate. Aquí elegimos un camino distinto, centrado en los silencios y las omisiones pues, desde nuestra perspectiva, son verdaderos síntomas no solo de las estrategias discursivas adoptadas por cada uno de los candidatos sino también de la forma en que se configura el debate político en la Argentina.