Bárbaros

Escribí este texto en octubre pasado, lo mostré a algunos amigos, lo discutimos. Parece tener todavía vigencia. Acá va publicado.

“Cada diez años nos dejamos cooptar por un caudillo que viene del norte, del sur, no importa de dónde viene, pero de provincias de muy pocos habitantes, con un currículum prácticamente desconocido”

(Alfonso Prat-Gay, 2015)

 

Primero está esta idea que publicamos aquí: Macri es un candidato a la reelección y como tal conserva siempre ventaja pero a diferencia de lo que ocurrió con quienes lo precedieron en esa empresa, efectivamente puede perder. Hay mucha incertidumbre. El sistema político está desconcertado. Y hay múltiples estrategias en danza.

Pensemos, dado ese escenario, quién podría ser el dirigente opositor que estaría en condiciones de derrotar al oficialismo el año próximo. Se habla de Cristina Kirchner, se habla de Roberto Lavagna, se habla de otros postulantes. Cada uno tendrá su posición y seguramente haya argumentos atendibles en cada hipótesis. En base a algunas lecturas, a ciertas “teorías” voy a tratar de testear con ustedes esta idea específica: ¿podría ser un candidato peronista del interior?

Veamos:

Por un lado, está el peso de la Historia: desde 1983 hasta aquí el peronismo ha pasado de la oposición al poder de la mano de Carlos Menem y de Néstor Kirchner:

  • Gobernadores.
  • Periféricos.
  • De provincias pequeñas.
  • Que no llevan la última moda.
  • No muy lindos de ver.
  • Rodeados de personas por lo menos “extrañas”.

 

La historia también nos indica que estos gobernadores tuvieron un “gestor” del voto peronista del Gran Buenos Aires y que, da la casualidad, era la misma persona: Eduardo Duhalde.

Agreguémosle un poco más de teoría a estas ideas de la mano de una ponencia que presentaron en el XIII Congreso Nacional y VI Internacional sobre Democracia de Rosario los colegas Martín Astarita y Pablo Garibaldi, “Las bases sociales de Cambiemos”.

Los autores trabajan sobre una idea clásica, sostenida por Edward Gibson y Ernesto Calvo, en el sentido que el peronismo ha logrado prevalecer electoralmente basado en un equilibrio entre los apoyos que recibe por parte de dos subcoaliciones: una metropolitana -asentada en las provincias más grandes y pobladas- y otra periférica. Cada una de ellas se inscribe con una función en la división del trabajo partidario. Esto se complementa con otra idea: al momento de buscar sucesivas revalidaciones en el poder, cuando el andar de los gobiernos peronistas se desgasta, el partido fundado en 1945 se recuesta cada vez más en su coalición “periférica”. Esto incluye al segundo menemismo y al tercer kirchnerismo.

En contrapartida, el espacio no peronista, debe sus triunfos (1983 y 1999), en lo fundamental, a la buena performance en la zona metropolitana.

El paper de Astarita y Garibaldi nos revelan otra característica adicional del momento que vivimos. El macrismo está híper-basado en ese buen desempeño en la zona metropolitana (más de lo que estaban los no-peronismos que lo precedieron en el poder). Eso arroja al peronismo más a los apoyos en la región periférica. En los comicios legislativos de 2017, el oficialismo realizó una muy buena elección que le permitió extenderse más a la periferia y depender un poco menos de su gran peso metropolitano. Aquí aparece también una forma de entender dónde reside la mejora de las posibilidades del peronismo el año próximo ¿con una situación económica peor, el macrismo podrá seguir extendiendo su dominio sobre las zonas periféricas con facilidad?

Así las cosas, esta oposición vuelve girar en torno a un problema que le es conocido. Hay un sector del peronismo que “tiene” muchos votos en el Gran Buenos Aires (me animaría a decir en los conurbanos de muchas grandes ciudades del país): es el sector que hegemoniza Cristina Kirchner. Y hay otro sector que podría hacer mejor pie en aquellas regiones del país donde el macrismo es fuerte.

Me pregunto ¿Cristina Kirchner, como aquel Eduardo Duhalde, es la dirigente que por su ascendiente en el Gran Buenos Aires es quien individualmente puede recoger más sufragios pero al que  también más le cuesta lograr el favor de otras regiones del país (las que llamamos “metropolitanas”), donde tiene más peso el macrismo? Nótese que no hablamos aquí de nociones medio pavas como “pisos” y “techos”. Estamos tratando de hacer un análisis más estructural. Aquel que también parte de verificar que tanto sobre Duhalde como sobre Cristina -justamente, los referentes del apoyo en barriadas populares, en las zonas más pobres del país- pesaban/pesan serias amonestaciones “morales” en el sistema de medios de comunicación y en las sobremesas familiares de las clases medias.

Digo, entonces. Me pregunto. ¿Hay algún dirigente peronista del interior, menos conocido en las sobremesas familiares de las clases medias, que entre más “vacío” de sentido y que tenga la ambición de ser Presidente de la Nación este año? Preguntado de otra forma ¿hay algún gobernador peronista de alguna provincia pequeña (periférica) que quiera el favor de los votantes peronistas del Gran Buenos Aires que hoy hegemoniza Cristina Kirchner para así derrotar a Macri?

Se termina la hora de las teorías. Es la hora de la política.

Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)

"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).

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4 comentarios en «Bárbaros»

  1. Comparto, como siempre la critica -me parece, para el análisis político que intentaste hacer- tiene que ser fundada y no corresponde la «liviandad» para la gente de tu partido político. Es cómico que digas, en referencia a CRistina y a Duhalde que «pesan serias amonestaciones “morales” en el sistema de medios de comunicación y en las sobremesas familiares de las clases medias…». Amonestaciones morales?. Te parece que la gente está enojada desde el punto de vista moral con CFK?. O que, considera que se robó todo y ya no es una cuestión de moral o ética, sino directamente, y en un lenguaje que represente más el sentir, «se choreó plata, ladrona». No veo a la gente de clase media diciendo «qué amoral CFK!!».

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