Informe del Instituto de Trabajo y Economía (ITE) de la Fundación Germán Abdala
Durante los primeros dos meses del año empezaron a darse las primeras discusiones paritarias, que se perfilan como una de las batallas económicas más importantes de 2018. Con la credibilidad de la meta de inflación seriamente afectada luego de los incumplimientos de 2016 y 2017 y la reformulación para la meta para el 2018, el objetivo del gobierno de encausar las paritarias en un entorno de discusión entre 12% y 15% de aumento parece de difícil concreción.
La reformulada meta de inflación para 2018 establece que el objetivo es llegar a una variación interanual a diciembre de 15%. Partiendo de los valores de enero (ver sección anterior), para alcanzar dicha meta será necesario un proceso de desinflación sostenido, que de darse hará que la inflación promedio de 2018 se ubique cerca 19,8%.
Por la tanto, la pauta de paritarias promovida por el gobierno implica que las organizaciones sindicales validen una caída, o en el mejor de los casos un estancamiento del salario real. Si en cambio se produjera un nuevo incumplimiento como sucedió en años anteriores, escenario en el que coinciden la mayoría de los consultores y centros de estudio (entre los que se incluye ITE) esta caída sería todavía mayor.
En este contexto, la negociación paritaria 2018 luce sumamente compleja. Frente a esta situación el gobierno ha recurrido a una doble estrategia: por un lado, se prepara para a una prolongada confrontación en algunos frentes sensibles, mientras que en paralelo maquilla acuerdos con algunos gremios “cercanos”, con el objetivo de que la pauta informada sea más baja que la que efectivamente percibirán los trabajadores.
Dentro del primer grupo, el caso más claro es el de los trabajadores bancarios, donde el ofrecimiento de aumento para 2018 fue de solamente el 9%, lo cual está dando lugar a un conflicto que ya lleva casi dos meses y se sostiene gracias a la intransigencia de la banca pública, aun cuando una parte de la banca privada estaría más permeable a una negociación en otros términos.
Otro de los frentes abiertos es el de los docentes y trabajadores de la educación. Si bien el énfasis esta puesto en la Provincia de Buenos Aires, las disputas se multiplican en las diferentes jurisdicciones. Aunque los conflictos al inicio de las clases son un clásico de todos los años, la derogación de la paritaria nacional, además de sumar un foco de tensión, eliminó una instancia de coordinación en el siempre complejo mundo de las relaciones laborales del sector educativo.
Mientras tanto, a la vez que confronta en varios frentes, en otros el gobierno propicia la realización de acuerdos que implican la reapertura de la paritaria del año pasado, a cambio de un menor aumento para el 2018. Si bien en algunos casos esto ya estaba previsto, con el objetivo de aliviar hacia atrás la pérdida acumulada desde 2016, al otorgarse ahora afectaran el crecimiento del salario real en 2018.
El caso más claro fue el de los trabajadores municipales de la Ciudad de Buenos Aires, donde se anunció un aumento del 12% en dos tramos: 8% en abril y 4% en agosto. La propia organización gremial salió a aclarar que los aumentos son acumulativos y que en marzo los trabajadores recibirán un aumento adicional del 3%, correspondiente a la renegociación de la paritaria del año pasado, con lo cual los salarios que percibirán los municipales durante 2018 serán un 19% más altos que los de 2017[1]. Es probable que esta pauta implique una caída en el salario real, pero más moderada que con un acuerdo del 12% sin reapertura de la paritaria anterior[2].
Algo similar ocurrió con la negociación del gremio Obras Sanitarias, donde se acordó una recomposición en marzo de 2,8% (correspondiente a la paritaria pasada) y sobre eso un 15% de incremento. El dato llamativo es que la negociación de los acuerdos se adelantó, lo cual implica un mayor crecimiento cuando se comparan los salarios de todo 2018 con los del año anterior.
El caso más relevante por la cantidad de trabajadores que abarca es el de los empleados de comercio. En este caso, la secuencia fue similar, a principios de año se “reabrió” la paritaria 2017 y se otorgó un 5% de aumento (1,7% en enero, 1,6% en febrero y 1,6% en marzo), lo que hizo que la negociación 2018 parta de un piso salarial más alto del que estaba vigente en diciembre de 2017.
Durante 2017, en promedio, el salario de la categoría representativa se incrementó 31,8% respecto a 2016, por encima de la inflación de 2017, por lo tanto, el aumento del primer trimestre de 2018 estaría más vinculado a “preparar el terreno” para un acuerdo del 15%, que a la recomposición de poder adquisitivo.
Asimismo, en abril se llegó a un acuerdo de aumento del 15% (10% en abril y 5% en agosto), los salarios de los mercantiles durante 2018 estarán en promedio un 21,4% por encima que los de 2017[3].
Salario de empleados de comercio con pauta del 15%
Ratio base I.16 = 100
Fuente: elaboración propia en base a escalas salariales del convenio colectivo
Este maquillaje, que busca instalar una pauta de aumento sensiblemente inferior a la efectiva no es un tema menor, ya que en un esquema de negociación como en el argentino, donde no hay mecanismos formales de coordinación entre los diferentes sectores, el criterio que prima es el de la imitación.
La efectividad de esta estrategia habrá de medirse no en la cantidad de acuerdos que se cierren en torno al 15%, sino en función de aquellos que lo hagan sin recomposición de los haberes correspondientes al acuerdo salarial del año anterior.
[1] Si en vez del año calendario se considera el periodo de la vigencia de la paritaria, el aumento será de 17,9%.
[2] Incluso la asociación gremial informó que a mediados de año estaría acordado un re-encasillamiento del personal, que implicaría una suba adicional del 5% en promedio.
[3] Si se considera el periodo de vigencia del acuerdo esta suba sería de 20%, siempre que no haya nuevas actualizaciones en el mes de enero de 2019, como ha sucedido en 2017 y 2018.
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