(Publicamos esta nota de Facundo Alvarez y Juan Pablo Kryskowski, docentes del seminario » La primera década peronista», carrera de Ciencia Política, Universidad de Buenos Aires).
En nuestro país la historia de los estudios sobre el peronismo está marcada y es expresión de los cruces entre el campo académico y el campo político. Cruces que distan de ser lineales pero que son observables. Desde lo noventa hasta hoy se viene incrementado la producción académica que tiene como objeto de estudio al peronismo y en particular la referida al primer peronismo o peronismo clásico. Con mayor volumen en la producción sobre el tema en esta última etapa, tanto el menemismo como el kirchnerismo despertaron un gran interés sobre el peronismo como objeto de estudio y la revisión histórica de su momento originario. Y si bien las implicaciones prácticas que esta masa creciente de estudios tiene para el campo político es evidente, no deja de ser interesante que su público principal, su mercado, esté constituido principalmente por el propio campo académico. Es notable que la recepción de las nuevas imágenes del peronismo que surgen de estos estudios encuentra serias dificultades para circular más alla de ciertos asesores, analistas y blogueros. Pareciera que dirigentes, militantes y periodistas peronistas y antiperonistas se empecinaran en consumir y reproducir imágenes del primer peronismo simplistas y caducas. Esta inercia respecto de las contribuciones de la renovada historia política se extiende incluso a los recientes estudios sobre la UCR, que también alteran las imágenes tradicionales sobre el partido radical.
La continuidad en la constante aparición de bibliografía sobre el primer peronismo y sus tan diversas aristas tiene en dos publicaciones aparecidas desde un año a esta parte un nuevo ejemplo. La Segunda Línea. Liderazgo peronista 1945-1955, compilación a cargo de Claudio Panella y Raanán Rein (Editorial Pueblo Heredero / UNTREF) y La invención del peronismo en el interior del país 2a edición a cargo de César Tcach y Darío Macor (Universidad Nacional del Litoral). Cabe señalar lo valioso de estos dos libros en cuanto a que profundizan certeramente en dos cuestiones muy relevantes para poder analizar con más elementos la etapa fundacional del movimiento: la línea de dirigentes que acompañaron cercanamente los liderazgos de Perón y Evita (entre las particularidades del peronismo anotar este doble liderazgo carismático) y los diversos escenarios territoriales en que se gestó y desarrolló el primer decenio peronista.
En el primero de los casos, se recorre la trayectoria de alrededor de una quincena de dirigentes, técnicos y funcionarios que ocuparon puestos relevantes o tuvieron una posición influyente, en un arco que por cierto no se agota en ellos pero que permite conocer y reconocer la variedad de miradas que convergían en su pertenencia al entonces naciente peronismo. En el segundo una buena cantidad de artículos recorre procesos y particularidades de aquel primer peronismo en distintos escenarios de la Argentina de la segunda mitad de la década del 40 y los primeros años de la siguiente, en una segunda parte que da continuidad a una edición de los mismos autores de hace una década, una de las pioneras en la exploración de el/los peronismo/s en nuestras diversas geografías.
Además de la riqueza de las investigaciones, hay algunas cuestiones que pueden desprenderse del carácter de estos y otros estudios y que lo que hacen, en buena medida, es poner en cuestión, por llamarlos de alguna manera, los mitos fundantes, las imágenes cristalizadas sobre el primer peronismo. Una, ya difundida de algún modo como idea, es la ruptura con determinadas visiones sobre el peronismo como movimiento político que lo definían como una estructura que se movía pura y exclusivamente al compás de lo que los mencionados liderazgos definían para la coyuntura o la etapa. De acuerdo a esta mirada, no habría dirigentes con peso propio ni capacidad de influencia ni gestores de políticas ni discusiones y miradas divergentes. Que el liderazgo de Perón y el de Evita en los años en que desarrolló su carrera política era marcado y determinante no está en duda. Pero esa consideración no implica desconocer las complejidades que el peronismo ha tenido como toda estructura política, y en esa complejidad la constantemente renovada bibliografía fundada en investigaciones serias permite dejar atrás caracterizaciones fundadas en una visión estática, en algunos casos funcional para su definición del régimen político peronista, en otros justamente como fruto de no haber buscado otras fuentes para la investigación que permitieran, más allá de una posible toma de posición favorable o no respecto al peronismo, fundamentar con algo más que suposiciones y repetición de frases las respectivos proposiciones y conclusiones de los estudios.
La visión de una estructura peronista definida como por su verticalismo y falta de discusión interna se aparece entonces no solo como anacrónica en el plano historiográfico sino que empobrece la discusión sobre temas centrales respecto al desarrollo primero de un movimiento político esencial en nuestra escena, a casi 70 años de la jornada entendida por propios y ajenos como momento fundacional (el 17 de octubre, otra imagen cristalizada).
La conformación de su estructuración política, las divergencias internas, la resolución de las pujas respecto a la orientación de políticas con impacto para el conjunto de la sociedad, el papel político de Evita, la relación con las estructuras sindicales, los devenires de su política exterior, su impacto sobre la cotidianeidad; son, entre otras cuestiones, temas sobre los que los textos mencionados y otros anteriores han trabajado y de este modo enriquecido el conocimiento sobre un período clave de la historia nacional, a la vez que abren el camino para nuevas líneas de investigación, de lo macro a lo micro, tanto el análisis de un gran escenario como el funcionamiento de una unidad básica pueden ser parte de un abanico de estudios que poco a poco vaya armando el amplio rompecabezas de una etapa clave.
Mamita, vayan a laburar, el peronismo es lo que todos sabemos: una mafia que administra desde hace décadas la decadencia argentina.
Así es, el peronismo es el partido del régimen que se sucede a sí mismo y lleva raudo a la Argentina al encuentro definitivo con su destino latinoamericano.
Como algunos habrán advertido. Me cuesta horrores definirme sobre EL peronismo. Básicamente por el uso del singular «EL». básicamente soy Kirchnerista Y Antimenemista ¿Qué vendría a ser? Perorila? A diferencia del Gorila y Garca como el sr. de Laurentis? Que no hace ninguna diferencia entre LOS peronistas, sólo por el hecho de llamarse igual? Sería tan absurdo como decir «odio a María» sin especificar a cuál María.
Yo creo que «EL» Peronismo existió sólo un día El 17 de Octubre de 1945. El 18 ya es otra historia.
¿A quién se le ocurre poner bajo la misma denominación al Padre Carlitos Mugica y a su asesino Almirón o a Vandor y Rucci junto a Agustín Tosco, o a John William Cooke con López Rega o el Loro Miguel.
Alcáncenle un cacho de bananas a de Laurentis. Lor gorilas comen bananas ¿Qué comerán los Garcas? Sí, ya sé, soja, como los chanchos chinos. Por las dudas, tirenle un silobolsa de la leguminosa tambiés.
Bueno, mientras no se hagan cuentas claras, admitan mi estado bifásico (ol multifásico).
(1)Sobre el genial libro del Gordo Soriano: http://www.hislibris.com/no-habra-mas-penas-ni-olvido-osvaldo-soriano/
(2) La Peli completa: http://www.youtube.com/watch?v=hqgmMZN9iKU
Hay otra alternativa y es la del peronismo que viene, se podrá ser entonces Sciolista o Massista. Tanto vos como otros posiblemente queden desubicados, los verdaderos peronistas sabrán ubicarse donde corresponde.
Algunos peronistas YA sabemos como ubicarnos, de hecho YA estamos ubicados y desde hace bastante tiempo atrás…
No subestime…
El Sciolismo y el Massismo ya lo conocimos: Se llamó Menemismo. Yo voy a estar donde siempre con el nombre que le pongan. En el 73 se llamaba FIP (Jorge Abelardo Ramos)
Felipe:
¿Es peronista?
Por la ironía, no parece serlo.
Entonces ¿qué conocimientos tiene para decir quiénes son los ‘verdaderos’ peronistas?
Todos los días aparecen gorilas (no digo que usted lo sea), incluso de la especie más hirsuta, que alardean de ‘saber qué es el verdadero peronismo’.
Y qué casualidad, siempre llaman ‘verdadero peronismo’ al peronismo de derecha / conservador / neoliberal / residuo-menemista. O, en el día de hoy, al peronismo-Clarín (A. Fernández, Moyano, etc.).
Yo no soy peronista y no me considero por lo tanto capacitado para decir quién es ‘verdadero’. Pero la elección de los ‘verdaderos peronistas’ hecha por los furiosos antiperonistas me llama mucho la atención.
No es subestimación, más bien sería prejuicio pero es cierto que me expresé mal (de mala manera me refiero). Me refería no a los militantes o peronistas votantes si no a sus dirigentes. Como ejemplo pongo la ya remanida dicotomía de los gobiernos de Menem (no para usarlo como chicana) y Kirchner donde la concepción del estado es completamente distinta y sin embargo recibió y recibe el apoyo de dirigentes peronistas por igual. No todos son los mismos pero si hay muchos que supieron ubicarse en ambos.
En todo caso lo mío podrá ser un caso de mal juzgamiento de los hechos o de sus conclusiones pero no subestimación o prejuicio.
– Lo que no puedo entender es que parezca tan raro que haya militantes, dirigentes medios y hasta algunos altos dirigentes, que den prioridad a su pertenencia a una estructura.
Quisiera saber qué tienen de diferente en este aspecto otros partidos.
– Tomemos el ejemplo de la UCR. En ella hay miles de dirigentes que eran radicales con Alfonsín, apoyaron como candidato a Angeloz (otra orientación), siguieron con De la Rúa (lo opuesto a Alfonsín) y con la Alianza (que a muchos de ellos podía no gustarles). Y siguen cuando el radicalismo se pelea con Carrió, luego se une a Carrió (o se mueve casi bajo su dirección), repudia a Cobos, vuelve a acoger a Cobos, lo hace candidato a presidente…
Esa ‘tropa’ radical forma parte del partido tal como los soldados, suboficiales y oficiales de menor graduación forman parte de una fuerza armada.
A lo sumo, forman líneas internas disidentes. Pero dentro de la estructura.
No veo la menor diferencia -repito, la menor diferencia- entre un dirigente peronista que sigue a Menem y luego a Kirchner, y un dirigente radical que sigue a Alfonsín y luego a De la Rúa.
Tampoco veo la menor diferencia entre NK y CFK discrepando ‘desde adentro’ en 1996, y Alfonsín mismo, Storani o Moreau discrepando ‘desde adentro’ con De la Rúa en 2000.
Otra analogía es en los cuerpos de funcionarios del Estado: unos cuantos prestaron servicios tanto con Alfonsín como con De la Rúa.
– En las alusiones negativas al peronismo parece que, para algunos, lo realmente virtuoso sería que cuando la dirección de su partido toma una decisión que a uno no le gusta, hay que pegar un grito, irse y formar otro partido. O quedarse sin partido.
No creo que sea así en ningún lugar del mundo en el que haya partidos políticos grandes.
En realidad, propugnar eso es uno más de los lugares comunes de la ANTIPOLÍTICA. Es decir, del pensamiento pro-corporativo. Quienes piensan que el poder debe estar en manos de personas que no sean políticos y de estructuras corporativas que no sean los partidos políticos.
Así, hemos tenido gobiernos de las FF.AA. y la Iglesia, de los gerentes financieros, de los grupos empresarios, de los economistas ‘técnicos’ (muchas comillas), del ‘campo’, etc., etc.
Raúl, a la UCR se le ha criticado (y todavía se le critica) esa vocación por atarse a los cargos más allá de todo. Y eso le ha costado mucho, recién ahora -y unidos a varios otros partidos o agrupaciones -es que han vuelto a las ligas mayores tras la caida de De la Rúa. Es más, el propio De la Rúa había conseguido el poder através de una alianza con sectores que representaban un cambio de aire. Así dicho, a la UCR no le va bien desde que Alfonsín ganó la presidencia, prácticamente. ¿Y por qué ese desgarramiento de la voluntad popular en relación a ese partido? Básicamente por lo mismo que se le critica al PJ, por no cumplir con las espectativas de sus votantes. Algunos por izquierda, otros por derecha, algunos viendo la cuestión de la ineficacia de la gestión, otros poniendo en el ojo en los hechos de currupción, etc. Fijate que hasta la Franja Morada que durante muchos años fue hegemónica en la UBA y en varias universidades nacionales, hoy prácticamente dejó de existir (y eso que el contexto de de las elecciones de estudiantes tienen su buena cuota de amañamiento…). El tercer senador que Alfonsín pactó con Menem para reformar la Constitución en 1994, tiene mucho que ver con que la UCR haya podido mantener varios kioskitos a lo largo del territorio nacional a pesar de que su popularidad ha estado por el piso en un altísimo porcentaje del tiempo que ha transcurrido en estos últimos 20 años.
No está bueno que la política se autonimice de los ciudadanos, no está bueno que el Fredi Storani o que Barrionuevo sigan dando vueltas cuan patrones de estancias de la voluntad popular.
Saludos
Más peronismo post lauclausiano http://www.revistaenie.clarin.com/ideas/frontera-liberalismo-ideologia_0_1148285173.html
El populismo, no necesita necesariamente tener una ideología definida.
Puede ser de derecha, de izquierda, de extrema derecha o de extrema izquierda.
Pueden convivir Abelardo Ramos (como dice Eduardo Real) con Lopez Rega (ganó Lopez Rega). Y en ambos casos es un «Movimiento» que busca «integrar» en un único «ser nacional» a TODOS.
No otra cosa busca la nueva secretaría a cargo de Ricardo Forster para definir ese pensamiento «Unico y Universal de la Nación Argentina»
Lo mismo que Perón le pidió hace más de 40 años al Coronel Vicente Damasco.
Por lo menos Forster no es milico. Pero el lenguaje es similar: «Batallas culturales», «Epicas políticas», «Nosotros, los nacionalistas buenos», «Ellos, los cipayos». Pensamiento Unico. Los demás ¡afuera!
Es más: las contradicciones internas del peronismo ya nos llevaron a la guerra, en la década del `70: «Patria peronista» versos «Patria socialista». Obviamente los milicos terminaron de liquidar a la «Patria socialista», que hoy revive con sus viejos militantes setentistas en el cómodo sillón del kirchnerismo
Más de lo mismo. Esperemos que con solo chisporroteo verbal y política.
Veremos…
David: la Guerra Fría terminó. Entérese.
Ya tuve suficiente por hoy.
Me agarraste con el caballo cansado.
Buenas noches.
De todos modos, solo repetí algo que leí de este autor italiano Loris Zanatta (no lo jodan con el apellido)
http://www.tematika.com/libros/derecho_y_ciencias_sociales–4/politica–4/en_general___teoria_politica–1/el_populismo–578063.htm
Qué discusión vieja…
Gente, la Historia se ríe de todo aquel que crea tener una definición clara y coherente de lo que es peronismo. Además, ya estamos grandes, dejemos de intentar de hacer remakes de películas que ya vimos todos…
Dos valores del peronismo, y en este orden:
1. Felicidad del Pueblo.
2. Grandeza de la Nación.
Alcanzar estos objetivos llevará generaciones. Pero el aporte del peronismo es que todos los días podemos, y debemos, dar aunque sea un pasito en la dirección correcta.
O sea no decimos, como algunos, que hay que esperar a que llegue el Socialismo. O que despues del Juicio Final vendrán los premios y castigos, como plantean otros.
peronismo y populismo corren por distintos caminos conceptuales. Podemos decir que el peronismo es populista, pero no todo populismo es peronista.Pienso qe podemos hablar de peronología como una especialidad dentro de las ciencias sociales, pues su complejidad amerita tal estudio o disciplina.Y he sostenido públicamente que es la política que mejor responde a los rasgos nacionales, es decir que es tan argentino como el tango,el mate,el obelisbo porteño,Purmamarca,las cataratas del Iguazú,ETC.ETC.(Y de ahí también su reponsabilidad).