¿Se puede seguir apretando con los derechos de autor?

Los dueños de la cultura vs. Horacio Potel Así titula el post la Fundación Via Libre donde pone sobre el tapete el tema de los derechos de autor.

El régimen de derechos de autor se fue de madre, hace un rato largo.

¿Se puede seguir cobrando derechos de autor cuando nos oponemos a la ley de patentes medicinales?  ¿No son comparables ambos derechos? ¿Por que unos si y otros no? ¿La salud debe estar libre de derechos de autor y la cultura no?

Este régimen, que tenía originalmente el objetivo de promover la publicación de cierto tipo de obras para ayudar a la difusión de la cultura, se ha convertido en un monstruo sobredimensionado e incontrolable, cuyo principal efecto es poner obstáculos a la difusión de obras de todo tipo, incluyendo algunas en las que no tiene el más minimo sentido, como por ejemplo los programas ejecutables de computadora.

Un ejemplo reciente de la disfuncionalidad del sistema de derechos de autor en el actual contexto social y tecnológico es la querella penal promovida por la Cámara Argentina del Libro (nombre poético si los hay, toda vez que los agrupados en la cámara no son precisamente lilbros, sino editoriales) a un docente de filosofía de la Universidad de Lanús, Horacio Potel, por sus sitios web Nietzsche en Castellano, Heidegger en Castellano y Derrida en Castellano, en los que ponía al alcance del público, en forma gratuita y sin fines de lucro, una completa relación de los textos, vida y obra de los tres filósofos, además de fotos, biografías, comentarios y enlaces.

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8 comentarios en «¿Se puede seguir apretando con los derechos de autor?»

  1. Las preguntas son muy generales. En principio, entiendo a lo que va, pero esta todo muy en el aire. Hay analogías con el tema de los fármacos, pero el asunto de los derechos de autor tienen otras facetas… Hay que verlo desde diversas perspectivas. Hay grandes editoriales, pero hay también pequeñas, Hay autores de best-sellers, pero también poetas de tiradas de 300 ejemplares… en fin, que las cosas nunca son por un si o un no absoluto y definitivo. Hay matices… pero si, en general, como en el caso de Potel, la cosa resulta sospechosa y deberíamos defender una cultura de acceso libre.

  2. Yo cursé una materia con Potel, un «personaje» en todo sentido. El tipo hizo un trabajo de la puta madre, escaneando y corrigiendo miles y miles de páginas de libros CARÍSIMOS. Porque ahora estudiar Filosofía sale más que cursar Medicina (que deja mucha más guita).
    Leer de la PC no me gusta mucho, pero es el recurso salvador para los estudiantes. Y eso sin contar que como Potel es heidegeriano y nietzscheano se merece un mérito extra por el buen gusto.
    La cámara de los chantas del libro que me la soben, porque evaden impuestos y derechos alegando siempre que editan menos de lo que realmente hacen. Es más cursé la materia de «Derechos de Autor» de técnico de Edición y lo que explican es precisamente eso: cómo evadir y robarle las regalías a los autores, cómo hacer un contrato que los garque sin que se den cuenta, y cómo hacer todo por izquierda pero tener el derecho para ampararse cuando venga el escritor a hacerte lío. Todo el mundo sabe cómo se mueven las editoriales (tal como las discográficas si le dejan un 5% de ganancia al autor es mucho), y que se quedan con los derechos de por vida, incluyendo traducciones, obras de teatro, adaptaciones cinematográficas, derechos sobre los personajes, el título, las notas y agregados anexos y todos los otros medios existentes o a crear en el futuro…
    Potel lo que hace es continuar el sentido de los tres filósofos: la cultura, que no es una puta que venden las editoriales, sino una dama buscada por sus amantes.
    Una feta de libro de Heidegger, con cincuenta páginas a 150$ amerita que las editoriales vayan a juicio antes que Potel.

  3. Los que queremos introducir un cambio sustantivo en los regímenes de lecturas de alguna disciplina inevitablemente nos tenemos que plantear estos problemas. Me parece más prudente volar por debajo del radar, pero cuando surge un quilombo de estos ahí que bancar al que está por difundir el conocimiento.

    Ahora, no está de más acordarse de que la academia también hace lo suyo en esto de inventar escasez artificial. Si los materiales para estudiar filosofía salen más caros que los de medicina no se debe solamente al mercado editorial, sino también al culto del autor que les bajan – como los estudiantes de psicología, con sus obras completas de Freud, que obligadamente deben ser Amorrortu.

  4. No hay ningún culto de nada Esteban S; vos porque no estás en el «gremio». Pero traductores de Heidegger hay contados con los dedos de una mano, y ediciones repetidas (en más de una editorial) no hay salvo la del Ser y Tiempo. Por tanto, ante el monopolio ponen el precio que se les canta.
    Heidegger en vida era un tipo accesible, y dio clases particulares a incontables discípulos (incluyendo varios argentinos) debido a que fuera expulsado de la Academia por su condición de nazi -de la cual nunca se arrepintió y hasta justificó en varias entrevistas (sin contar que el carnete del partido lo tuvo hasta que cayera el III Reich). Por tanto siendo Heidegger un tipo dejado de lado por el «sistema» que terminó sus días dando clases particulares en su casa, no sé por qué tienen que aparecer las grandes colecciones a precio de fortuna para mantener a algún heredero lejano y parásito del autor (y a veces, cuando no hay herederos encima los «derechos» pasan al Estado Alemán).
    La filosofía es para los filósofos y no para los editores de libros con ganas de hacerse millonarios. Si se piratea un mp3 de Rodrigo, por qué no van a hacerlo con la obra de un Nietzsche o Heidegger?
    Eso sin contar que sólo deberían existir los derechos de autor para los AUTORES en vida, y como mucho para los descendientes durante diez años como mucho -qué carajo es eso de que los nietos de un tanguero X vivan de su abuelo como parásitos hasta 70 años después de su muerte… es una joda. Los derechos sirven para sustentar la economía del creador para que siga creando obras, no para hacer platita para los que quedaron tras el autor.

  5. Copio un párrafo de «La Novela Luminosa» de Mario Levrero que estoy leyendo donde habla de como se siente un ladrón (o no) por robar seriales de programa de computación y lo vincula con su propia obra:

    «Me respondo que no robo programas, sino el derecho a usarlos. El programa no es material; es información, una forma de información, como una novela mía es una forma de informaron. A mí no me molesta que alguien preste un libro escrito por mí, y ese libro prestado circule entre mucha gente; al contrario es una práctica que apruebo y trato de fomentar. Del mismo modo, no me molesta que hagan fotocopias de mis libros. Incluso estoy tentado de publicar mis libros en Internet, para que los bajen gratis. Me molesta que me robe un editor, y los editores a menudo me roban, y roban a todos los escritores, de un modo o de otro.
    Conclusión: los derechos de autor, que es en definitiva lo que uno paga por usar un programa, son completamente irreales. Para que haya robo, debe alguien apropiarse indebidamente de un objeto material. O debe obtener beneficios materiales del trabajo de otro. Por ejemplo, si usted compra un libro mío, lo copia e imprime una cantidad de ejemplares para venderlos, me está robando. No me estaría robando si imprimiera una cantidad de ejemplares y los regalara.
    (…)
    Habría que encontrar una fórmula para que los artistas pudieran sobrevivir sin necesidad de traficar con sus derechos de autor; habría que aniquilar ese podrido sistema de editores chupasangres, al libro como objeto, a las persecuciones por fotocopiar o piratear. (…) No tengo idea de cómo podrá resolverse el problema de los artistas y autores de software (ellos también artistas, a su manera), pero la cosa seguramente no viene por el lado de los porcentajes que se cobran por derechos de autor.» (pp. 282-283)

    1. En las inmediaciones de SADAIC ha leyendas que hacen referencia del «robo» de lo que los intérpretes y compositores consideran como propios. Estos no son los que editan su música, que les llevan una parte importante, son sus compañero que cobran los derechos. Me dirán son algunos inescrupulosos, no señor, no señora, son los músicos mas importantes de la Argentina los que la dirigen AR, MEW, etc

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