“He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura…

…histéricos famélicos muertos de hambre arrastrándose por las calles, negros al amanecer buscando una dosis furiosa, cabezas de ángel abrasadas por la antigua conexión celestial al dínamo estrellado de la maquinaria de la noche, quienes pobres y andrajosos y con ojos cavernosos y altos se levantaron fumando en la oscuridad sobrenatural de los departamentos con agua fría flotando a través de las alturas de las ciudades contemplando el jazz.» (Acá El Aullido entero).

Una de las máximas del progresismo negro era que de las peores intenciones podían salir buenas cosas. Yo estoy de acuerdo con eso, creo que políticamente, implica dar de baja el discurso berreta de que “estoy de acuerdo en esencia” pero no “con las formas”. Parte de eso se ganó en la 125 y permitió la 126.

Pero la máxima dice “de las peores intenciones pueden salir buenas cosas”. Es decir: la intencionalidad, en todo caso, es una variable que no determina el resultado. Puede que de una buena intención salga algo horrendo, o viceversa. Sin embargo, creo que hay temas en los que la variable intención condiciona, aunque no determina, el resultado.

El caso, por ejemplo, de la expansión del paco en los sectores de menos recursos es uno. La cuestión de la pobreza, las drogas y el delito salen a la luz, se problematizan socialmente, digamos, cuando de alguna manera alguno de esos factores choca con la estabilidad que la clase media exige. La pobreza no es un problema central hasta que alguien no vincula pobreza=drogas=delito. El paco no iba a ser un problema si terminaba liquidando una villa entera: el paco comienza a ser un problema si un adicto sale a afanar. Y si afana afuera de la villa.

La cuestión pasa, entonces, por quién la problematiza. Porque en el quién la problematice está dada la imposición de los términos del debate. Y a partir de los términos en los que se debata, está el condicionamiento de las medidas a aplicar. Si la problematización de la pobreza vinculada a las drogas y al delito la va a hacer la clase media, el blumbergismo y Scioli, los sectores populares no van a ganar porque “al menos el tema está en discusión”. Porque si son ellos los que problematizan la cuestión, entonces las soluciones van a estar dadas desde esos mismos lugares: criminalización de la pobreza, baja de la edad de imputabilidad, más policía. Y de las peores intenciones van a salir las peores soluciones. Sigo coincidiendo con el punto 1 del decálogo del progresismo negro: lo importante son las medidas en sí. Pero esas medidas van a ser hijas de las intenciones de la derecha. Y no quiero esperar a ver cómo resulta la baja en la edad de imputabilidad para discutirla.

La deuda es con los pobres, efectivamente. Para empezar a saldar esa deuda, hay que hacerse cargo del problema. Y no por una cuestión moral, que también, si no porque si no se hace cargo este Gobierno, a la cuestión la problematiza otro sector, con peores intenciones, sí, pero por sobre todas las cosas, con propuestas de políticas públicas destinadas a la represión antes que a la inclusión.

14 comentarios en «“He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura…»

  1. che, es verdad, que ingenuo que soy, yo siempre lleve la discucion con el medio pelo de turno a la situación de miseria, que ingenuo, como no medi cuenta antes…

  2. Excelente Tomás. Uno de los argumentos típicos para atacar esos temas con la soluciones Blumbergistas, es que mientras se soluciona lo estructural, la inseguridad, droga, delincuencia, «resultan intolerables» y hay que hacer algo YA. ¿Quién pone ese parámetro? ¿Por qué la pobreza o el hambre pueden esperar y la seguridad de la clase media, no?
    Completamente de acuerdo también con el cierre que le da MEC al artículo linkeado: «Quiero un ministerio de desarrollo social que obligue a universalizar la opción por los pobres en todas las políticas del estado. Esta, y no la república, es la deuda de este gobierno.»

  3. No es un argumento blumberguista, efectivamente hay que pensar en «el mientras tanto», mas vale que el tema es la pobreza, pero mientras tanto que?

    Es una cuestion de supervivencia, yo no quiero que me peguen un tiro, tengo que ser comprensivo si me quieren robar y matarme?

    Y no es la seguridad de la clase media (pensar en esos terminos tambien es ombliguista), pregunta en los barrios pobres a ver que opinan, si en esos lugares la inseguridad no pega tambien.

  4. Hoy si hacés una encuesta en el tercer cordón por la pena de muerte, gana al trote, pero pierde en capital y el primer cordón.
    Es más me animaría a decir que si ponés la opción de muerte rápida o muerte lenta, van a estar parejas.

  5. El post es muy bueno. Pero Void también tiene razón.
    Podemos decir, y es cierto, que la pobreza y el paco se vuelven «problema público» cuando la inseguridad altera la tranquilidad de la clase media.
    Pero que la inseguridad de la clase media y alta sea la que conmueve a la «opinión pública» no significa que la inseguridad sólo las afecte a esas clases.
    Ignorar el mientras tanto no va en contra de los blumberguistas-bergmanistas-pattistas-pandistas; al contrario, les juega a favor, porque les deja el mientras tanto para ellos solitos.
    Naturalmente, uno puede ser vox clamans in desertis y regodearse en su propia superioridad moral. Pero esto implica renunciar a la política, a la posibilidad de incidir en la realidad. Prefiero aplastar a la blumberguía en los hechos y no ganarle en un campeonato de moral.
    El sistema policial, judicial y carcelario es un desastre de corrupción, severidad mal y cruelmente aplicada y lenidad también mal aplicada. Y eso no se arregla con mejoras sociales que, sin duda, son indispensables y prioritarias.

  6. Me parece que lo que problematizás Tomás se entronca además con otra cosa introducida por Void. Además de la necesidad de no subordinar el tema de la droga al de la delincuencia, también la contraparte. La actitud meramente reactiva del discurso progresista respecto de la «inseguridad». Llamémosle crimen de hecho. Pero existe, independientemente del uso amarillo que de ella hacen los medios, y hay un vacío de política en ese sentido que permite que sea o blumberg o Scioli, o silencio. Hay que meterle política a ese tema también, y para eso hay que reconocerlo.
    El problema del «mientras tanto» es que es siempre represivo, Void, padecen los pobres y empeora el problema.
    Aguante el aullido!

  7. Excelente post.
    Void, me parece que nadie dice que mientras tanto no haya que hacer nada. Creo que lo que aquí se dice es que las medidas hiper-represivas no solucionan NADA. Ni en el «mientras tanto», ni nunca. Como bien dice Tomás, no es sólamente una cuestión moral, sino también una cuestión de efectividad.

    Hay que tener en cuenta que, cuando se aumentan drásticamente la represión y las penas, también se aumenta la apuesta. Si quien delinque sabe que enfrente tiene un estado que descargará sin matices todo su poder de fuerza y represión sobre él, será más fácil que llegue al límite de «matar o morir». Con esto no quiero decir que hay que ser permisivo, inactivo, ni mucho menos. Simplemente que hay que tener cuidado y ,sobre todo, matices. Porque siempre la violencia (por más requete-justificada moralmente que esté) puede traer más violencia.

    Saludos!

  8. Lo que yo digo respecto de lo de Void es: de acuerdo. La inseguridad afecta en primer término a esos sectores.

    Lo que me preocupa, entonces, es que la problematización de la cuestión se de, solamente, cuando esa inseguridad afecta a la clase media. Porque de esa afección y la consecuente propuesta de solución salen las políticas públicas.

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