“Ni a irse ni a quedarse, a resistir” (Juan Gelman)
Conmigo no van a poder: hay ciertas cosas que no van a poder arrancarme del corazón ni de las ideas, porque ya demostraron que por algo están. ¿Tenemos eso en claro? ¿Es así de verdad? Entonces ya tenemos algo. ¿Podemos estar al menos de acuerdo en eso?
Asumir el golpe, no hacer como si nada hubiera pasado. Levantarse como uno pueda, hacerse cargo del dolor, como quien reconoce el cuerpo que tiene de verdad, y tratar de ver cómo quedaron las cosas, cuál es el nuevo paisaje, o qué paisaje quedó des-velado y que uno no había podido ver. Con la menor ansiedad posible, con la mayor tranquilidad posible, sin esperar a tener ahora las respuestas, porque entre otras cosas hay que reaprender a pensar, como cada tanto le ocurre a uno en la vida cuando le cambian las señales, y porque lo que se viene es largo y difícil. Hay mucho trabajo de acá en adelante, para el cuerpo y para la cabeza, y mejor estar lo menos solos que podamos para hacerlo.
En cierto modo, aunque suene a hacer de la necesidad virtud (o lo sea), el bruto encontronazo con el fin de la ilusión no es un mal lugar para mirar bien las cosas.
Nada de lo que uno hizo, si lo hizo para bien, fue hecho en vano. Peor habría sido no haberlo hecho.
El sueño terminó. Bienvenidos a la dura superficie de la tierra.
Muchacho…como decía Tita Merello. Demasiado dramático para mi. La presidenta ganó, aunque todavía no lo puedas ver. Si Sleeping Beauty despierta, podrá capitalizar este tropezón.
Balvanera
Es difícil mantener la apostura, la calma y el temple despues del golpe a dos bandas que recibimos: por un lado la derrota en la votación, por el otro el festejo del tilinguerío campero y su elenco de frases huecas que simulan dmocracia. Pero quisiera aferrarme al primer párrafo de tu entrada y con él enfrentar al último. El sueño y la apuesta por un país más justo, más fiel a su cultura y a la larga esperanza de las luchas populares no terminó. Hay que ver y pensar como seguimos, pero no terminó. Al contrario, ahora hay que afinarlo frente a todo lo que se opone, que son los hijosa de puta de siempre.
caroll, ayudame a verlo de forma positiva please.
Juan: no es en ese sentido que escribí «el sueño terminó». Me refiero a un sueño particular, una ilusión (y no creo que las ilusiones sean malas en sí mismas), algo que parecía marcar la realidad y se desvaneció, dejando a la vista una realidad desguarnecida.
Una forma positiva de ver? el gobierno no va a pagar el costo político de la 125 sojizadora.
Una resolución que nació mal parida, siguio mal encauzada, se modifico horriblemente, sin resolver nada.
Además tiene la oportunidad de demostrar su espiritu progre con alguna medida concreta, para probar que no depende de un retruque del campo para anunciar y HACER obra.
El bilardismo político terminó. Que venga el jogobonito. Que a la hinchada le va a gustar.
De acuerdo
Caroll: depende a qué se entienda por «ganar». En función de qué, a favor de quiénes. Si para ganar tiene que hacer ciertas cosas que prefiero no imaginar, no voy a celebrar su «triunfo». En todo caso, no es especialmente lo que le pase a la presidenta lo que me preocupa sino al país.
Duele la traición, la sorpresa, la agachada. Nadie puede declararse sorprendido por una agachada de Barrionuevo, porque está en su naturaleza, pero el Cleto nos ha sorprendido en nuestra buena fé.
Por lo demás estoy con Ud Balvanera, yo no me rindo.
Lo positivo es que ahora sabemos con lo que contamos, eso es lo que hay capitalizar, y también sabemos que algunos de los que no estuvieron podrían haber estado y tratar de traerlos para este lado, que puede no ser tan dificil.
Vamos con el gobierno Nacional y Popular Oleole, oleola.
Ganar significa gobernar sin lastres, asumiéndose como presidenta de todos los argentinos. Creo que si abriera su gobierno, si se ajustara a las pautas que exige una democracia moderna, el resto de los argentinos estarían dispuestos a colaborar mas y mejor. Si todo se reduce a una contienda como parecen presentarlo los K, poniéndonos de enemigos (pensá cuántos enfrentamientos han tenido dentro y fuera del país), siempre nos sentiremos desplazados.
Y no contribuye el sentimiento de barrabrava-vamos-a-ganar. Porque si esa es la idea, seguiré en la vereda de enfrente. Y nada se habremos aprendido.
Mirá, obviamente no creo que todo se reduzca a una contienda (ni tampoco creo que así lo crean los K). Y lo que CFK hizo lo hizo precisamente como presidenta de todos los argentinos y en función de todos los argentinos, no de una corporación. En realidad, «todos los argentinos» es una abstracción: eso no existe, es imposible. Siempre alguien es favorecido y alguien desfavorecido, no se puede estar bien con todos a la vez. Mayorías o minorías, pobres o ricos, that’s the question. Con muy buena voluntad, diría que lo tuyo es ingenuo, pero habrá que ver con quién o qué te identificás. Si ganar es darle el gusto a los poderosos, o a los sectores de clase media que se identifican con los poderosos, para mí eso es perder, no es el país que quiero.
Balvanera, no aspiro a una sociedad de clases bajas. No era el sueño de mis abuelos inmigrantes en el barco que los traía a América. Estoy un poco cansada de oir hablar de la supresión de los poderosos, de las clases altas (¿a que sector pertenecen los políticos de nuestro país?).
Te aclaro que estoy lejos de estar defendiendo mi quinta.
Por supuesto que «todos» siempre es una abstracción pero al menos los discursos deben ser integradores.
Este falso dilema que se instaló a traves de una lectura sesgada de los problemas del campo ha disparado ideas de ricos o pobres. Esa también es una abstracción. No me importa que los ricos sean ricos, me preocupa que el avance del estado sobre los pobres con la falsa promesa de un paraíso que nunca llega.
Yo tampoco aspiro a una sociedad de clases bajas: no me hagas decir lo que no dije. Está visto que tu costumbre de leer lo que se te ocurre, en vez de lo que uno escribió, se mantiene invicta. En cuanto al argumento del falso dilema y etcétera: ufa, ya lo conozco, lo vengo oyendo a cada rato, me tiene harto ese discurso tramposo.
En fin, nada que discutir Caroll, es como si yo hablara en chino y vos en noruego, o a la inversa. Que duermas bien.
«Si ganar es darle el gusto a los poderosos, o a los sectores de clase media que se identifican con los poderosos, para mí eso es perder»
Esto que decís sugiere algo que me hace ruido porque esos sectores que serían los que podrían invertir en nuestro país deberían salir las soluciones. Si los gobiernos pretenden actuar a lo Robin Hood la reacción es, tomárselas a Uruguay o a Brasil y poner la plata por ahí ya que hay mayores garantías. Es algo que sucede. Y seguimos perdiendo todos.
Lo que escribís puede ser interpretado de diferentes maneras, nada es lineal.
La ilusión nunca comenzó más que en vuestra respetable mente Daniel.
Nunca tienen lugar las ilusiones en otro lugar que en las mentes, respetables o no. ¿Querés decir que sólo en la mía? No, no fue sólo la mía ni fue en pocas. ¿Querés remarcar que en la tuya no? Allá vos. De todos modos, es muy probable que cuando vos y yo decimos «esa ilusión» estemos pensando en cosas distintas.
Me refería a que la ilusión no fue correspondida por la realidad. No voy a citar al apresurado Marx de «resabios de un sueño nocturno» pero creo que la ilusión ayer chocó con un muro de realidad política.
Siempre las ilusiones se estrellan contra la realidad, o se disipan. Para eso están. Y después se arman otras. Toda ilusión es tentativa, dice más de la persona que se ilusiona que de la realidad en que parece basarse. Lacan decía que amar es dar lo que no se tiene a quien no es, lo que me parece una muestra de su genialidad, pero no por eso iba a ignorar Lacan que seguimos amando y enamorándonos, y que sería lamentable dejar de hacerlo. Después, como en los tangos, viene la cachetada de la realidad, y en el trayecto algo uno aprendió y algo uno hizo.