«Con nosotros no, Sarlo, con nosotros no»

«Nosotros somos intelectuales, solo estamos para criticar habilmente
lo que nos parece pintorezco y digno de objeto de estudio. La política,
el poder…esas cosas de la filosofía ya fueron varias veces estudiadas»

(frase irónica atribuida  idealmente -falsamente- a Don Arturo Jauretche)

¿Qué les pasa a los intelectuales que ya no se meten en el barro de la historia, que creen que las oficinas y las redacciones son torres de marfil en donde llegan noticias acerca de la tragedia y la comedia de nuestro país?

Beatriz es una mujer de esos espacios. Sin embargo, ella se jacta de «haber recorrido» el afuera, las calles, los espacios clandestinos, y actualmente todas las marchitas del 24 de marzo para estudiar más detenidamente «ese fenómeno» que es 678 facebook o ese otro fenómeno que es «el peronismo kirchnerista».

Ella, que recogiendo datos empíricos con su lucidez y teoría a cuestas, también recorre barrios de la periferia asediada por la ciudad cosmopólita donde un negro se mezcla con un boliviano y juntos arman una balada digna de ser reproducida en páginas de un libro próximo a lanzarse desde un stand de la Revista Ñ.

Sarlo, nuestra heroína intelectual, percibe en cada hecho histórico, en cada movilización, en  cada palabra pronunciada por la militancia -esa de barrio, esa de charla de domingo, esa de banderas que uno toma con la convicción de un mandato histórico- ella ve en esa militancia «un fenónemo» curioso, original, sin precedentes, digno de ser analizado. Apuesto que doscientas páginas como mínimo podrán escribirse acerca de esas masas que pueblan las plazas, apuesto a que trescientas páginas más serán llenadas para hablar de «el rostro de la audacia  y el cálculo» que es Nestor Kirchner.

Sarlo tiene la «audacia» de estudiar los «fenómenos» con un rigor fabuloso que a todos nos sorprende. Y por más que ella se equivoque con el rigor de los datos históricos y empíricos -¿el 70% de los argentinos no habla de política? ¿los DDHH son «usados» por el kirchnerismo? ¿Kirchner se vengó de Clarín?- ella tiene la inteligencia.

Por eso, con ella no, Barone, con ella no.

Empezar a leer su libro, es realmente confirmador que «con ella no, con ella no, Barone».
Uno se pregunta desde sus páginas y con la humildad de lector si esas palabras  tendrán tanto peso y honestidad intelectual y política al punto de ser relevantes en los, por ejemplo, próximos veinte años, cuando todo lo que nuestro país está viviendo
será parte de un cuentito de manual escolar.  Me pregunto, también, si el mandato histórico del intelectual argentino hoy es actuar con la irresponsabilidad pero con la inteligencia de Beatriz.Si todos a cada acusación justa o injustapodremos decir «conmigo no, Historia, conmigo no».

Y no me vengan con que ella es lúcida, y con un punto de vista, y blabla: ella, Beatriz es «irresponsable» con el capital cultural que logró adquirir en años de labor en la academia y en la accion intelectual y política (porque el oficio del escritor y del pensador, Walsh en estas tierras nos ha enseñado, tiene un compromiso necesario con su época)
Nuestra intelectual , luego de la contienda, volviendo a su casa Radio Mitre, fue alabada como si hubiese knockeado al pensamiento K, desde el poder del discurso. Y ella, asintiendo a esos honores, minimizando «que Marcela y Felipe se hagan la prueba de ADN» o «que debe haber una política de DDHH», y hablando desde la agenda que los muchachos de arriba le marcan para que ella siga desplegando  su «responsabilidad de boxeadora de Barones».

Beatriz está en el barro de la historia, y su voz no viaja en el vacío, su voz es parte de una voz mayor que defiende ALGO y que destruye OTRO ALGO. Beatriz no lo aceptará jamás, porque

«con ella no, Barone, con ella no».

Hubo, hace unos tres años una empresa, un grupo económico -algunos intelectuales menores a Beatriz le dicen, «poder agromediático»- que  le dijeron a una mujer soberbia «CONMIGO NO, YEGUA, CONMIGO NO». Y eso sí era tener valentía señores.

Hoy nos dice Horacio Verbitsky,

«Sarlo realiza una crítica cultural a partir de afirmaciones e imágenes instaladas por ese mismo poder agromediático. La inteligencia de su especulación intelectual no puede suplir tamaña falla de origen en los cimientos de la obra, que pierde densidad al rebajar a la autora al nivel de sus interesadas fuentes.»

Por eso, no nos comemos el sapo del intelectual crítico , porque tenemos conciencia de la Historia. Y es esa Historia la que nos dice «conmigo no, conmigo no». Es a ella a la que no debemos subestimar.