Indices de lesa humanidad

Nunca hubiese, por mi mismo, relacionado el secuestro y desaparición de los índices económicos con el secuestro y desaparición de personas.

Solo luego de que nuestra Presidenta diera un enorme salto ideológico – semántico al establecer la relación entre la desaparición de los goles de la TV abierta y las personas, tomé prestada semejante brillantez dialéctica para ahondar en ciertos razonamientos.

Razonamientos que me llevan a explicar por qué me siento tan afectado por la pérdida de nuestros amados y utilísimos índices económicos. Por razones de pudor, pido disculpas anticipadas por el abuso de la comparación referida previamente, aunque veo puntos en común, al igual que nuestra Primera Mandataria.

Desaparecidos los índices, el ciudadano puede tomar los “hábeas corpus” oficiales, que nos dicen que todo está maravillosamente bien, y que tal vez algunos precios se hayan “fugado” del país. O en último caso, que sería un problema de ciertos sectores, ubicados ideológicamente en una franja destituyente de medios y altos ingresos.

O bien puede nuestro ciudadano tomar los datos de fuentes supuestamente “serias”, que serán inmediatamente desmentidos por el Gobierno, haciendo mención probablemente de una campaña perversa, sea antiargentina, o anti-nacional y popular.

Quedará la verificación individual, las tristes recorridas por despachos y registros oficiales, y los comentarios en voz baja con familiares y amigos de los índices desaparecidos. Por ejemplo, preguntando al chino de enfrente a cuánto se vende el azúcar, o los fideos, o, Dios nos libre: la carne.

En épocas muy oscuras, cuando abundaban las personas desaparecidas, algunos índices también se desmadraron. El gobierno de entonces, tal vez ocupado en otros menesteres, los dejó vivos (a los índices), aunque aplicaron un ingenio nada desdeñable: crearon el índice “sin carne” o “descarnado”. Era obvio que este índice era menor que el que percibían los ciudadanos, empeñados más allá de lo lógico en el sacrificio de vacas.

Así, mientras la “fiesta de todos” del Mundial `78 llenaba de orgullo nuestra pasión futbolística, hubimos de aceptar el nuevo ajuste de cinturón, prescindiendo del bifecito, porque gozábamos de una inflación realmente reducida. Hoy no sabemos cuántos pobres tenemos, ni cuántos indigentes, ni siquiera podemos explicarnos por qué tantos ciudadanos hemos caído bajo el influjo de brujos de las estadísticas y creemos que la comida, la ropa y los alquileres aumentan sin cesar.

Si bien en un pasado reciente teníamos los goles “secuestrados”, lo eran solo para la TV gratuita. De modo que cualquier hombre pobre, o bien podía ver de prestado el partido en lo de algún vecino más afortunado, o preguntar al día siguiente a los amigos: “¿Cómo salió Racing?”

Esa pregunta, hoy es inconcebible: “¿Cuál fue la inflación del mes pasado?”, ya que, quien optase por elaborar un índice propio, correría el riesgo de ser fuertemente multado, proscripto, y prohibido.

Créanme, amigos, el secuestro de índices es mucho más grave que el de goles. El agujero negro de estos años tendrá consecuencias importantes, al no poder reconstruir con certeza lo ocurrido en este período, dificultando futuras políticas económicas y sociales.

Consecuencias sobre las que, me animo a decir, que algún día el secuestro y desaparición de los índices económicos podría, quizás, ojalá, ser considerado un delito grave. Casi de lesa humanidad.

21 comentarios en «Indices de lesa humanidad»

  1. David: no encuentro mucho para comentar sobre el texto, simplemente coincidir en que la falta de credibilidad en los índices oficiales provoca complicaciones, aunque no sé si con daño tan grave como para llamarlo «casi de lesa humanidad». Pero saludo principalmente la iniciativa de publicar temas propios.
    Un abrazo.

    1. Gracias, Mariano.
      Seguramente fue un exceso mío de sarcasmo llamarlo de «casi lesa humanidad». Más aún: confieso que el «casi» lo puse antes del click final para publicar.
      Saludos.

  2. Hablo por mí, pero creo no estar errado si creo que podría hablar por muchos otros oficialistas. Cuando Cristina dijo eso, o cuando dijo que si fuera genia podría hacer desaparecer a algunos, creo que fuimos muchos los que pensamos «qué tontería que está diciendo». No fue necesario que saliéramos a hacerlo público, enseguida salieron ya sabemos quiénes a poner el grito en el cielo. De todos modos, habríamos sido muy estúpidos de salir a denunciar el error cometido, porque no nos parece que esto cambie nada. Cada uno de nosotros dice cinco o diez tonterías de ésas por día, sólo que no sale en los diarios. Lo que importa en un gobierno es el conjunto, no si tuvo alguna metida de pata aislada, o si el gobierno de Menem tuvo algún acierto aislado. Yo creo que fue una tontería, una metida de pata, una huevada, si querés. Y muchos más deben creerlo así.

    Ahora, que Cristina diga una huevada entre tantas otras cosas que dice, no te habilita a vos a decir las tuyas. Ella la dijo una sola vez, y creo que no la repitió. Vos la pusiste por escrito, para que la discutan otros durante días.

    Sobre el tema en cuestión: no, no es un delito de lesa humanidad, ni lo va a ser nunca. Es una medida política, tal vez tramposa pero posiblemente válida. No apoyo la desaparición de los índices, salvo que me puedan asegurar que sirve para contener en algo la inflación y/o va a servir para disminuir la deuda de forma permanente (porque el riesgo es que dejemos de pagar algo y lo tengamos que pagar más tarde). Si así fuera, firmo con las dos manos: si la mentira salva a la gente de la pobreza, nos devuelve lo que nos robaron o salva vidas, es un medio válido. Schindler era un mentiroso, pero salvó muchas vidas con sus mentiras. ¿Debería ser condenado por haber mentido? San Martín engañó a los pehuenches, y a través de ellos al capitán general realista de Chile. ¿Fue ilegítima su campaña, deberíamos devolverles Chile a los españoles?

    Última: la multa no es por elaborar un índice propio, sino porpublicarlo y hacerlo pasar por equivalente al IPC. Precisión, David, precisión en los términos; aunque te arruine un párrafo central de tu post.

    Marcelo

    1. Gaucho:

      Todos tenemos derecho de decir alguna huevada (algunas veces, no siempre). Si bien Cristina solo lo dijo, creo que tuvo infinitamente mayor repercusión que mi modesto texto. Y su importancia es innegable dada su investidura.

      Seguramente nunca será un delito de lesa humanidad, coincidimos, pero es sumamente irritante para el ciudadano medio, cuya experiencia cotidiana dice algo diametralmente opuesto (¿Al final me toman por b*ludo?)

      Interesante el tema de las mentiras para salvar vidas. Aunque me parece un exceso comparar el que metas en tu casa a un amenazado de muerte, que dejar a un país sin base estadística cierta para sus políticas. No me parece una mentira piadosa. Tampoco me parece una guerra, como la que llevó adelante San Martín.

      Respecto de la multa, es cierto que no es por elaborar el índice ¡gracias a Dios! sino por publicarlo. Cabría analizar para qué alguien elaboraría un índice si es solo para compartirlo con su almohada y nadie más. Efectivamente, es un párrafo central de mi post: la comunidad dirá si el post quedó arruinado por eso.

      Saludos.

  3. Estoy de acuerdo en la gravedad del tema INDEC. En cambio, tengo mis dudas sobre su relevancia en la cotidianeidad de las personas. Uno sabe lo que paga y lo que salen las cosas ¿Que más necesita? Puede afectar alguna decisión de inversión, pero en ese caso hablamos de minorías que tienen acceso a otras fuentes.

    El problema más serio es para el oficialismo. La falta de credibilidad del IPC a resultado en un devalúo autoinflijido de la palabra K. Y bue, a joderse, que va´cer.

    Coincido con El Gaucho en el desagrado que me provocó en su momento la analogía de CF, extensible a este otro caso, aunque no creo que ni allá ni aquí haya mala leche.

    (PD: las consultoras no fueron multadas por presentar índices propios, fueron multadas por vender índices de los cuales no podían explicitar una metodología coherente. Por vender fruta, bah.)

    1. Guido:

      La relevancia en la cotidianeidad de las personas, es sentirse un b*ludo en el supermercado.

      Sobre las decisiones de inversión, el acceso a «otras fuentes», ¿sería por ejemplo acceder a las consultoras que venden fruta?

      Precisamente la coherencia de la metodología, la cantidad de muestras que toman, la experiencia de los profesionales de un organismo como el Indec, es lo que debería ser respetado e intocable por cualquier gobierno.

  4. Me pregunto, hace 10 ó 15 años, en plena época menemista, funcionaba bien el INDEC? Porque parece que la manipulación de índices es un invento de Kirchner. Por ejemplo, dicen quienes reformaron el INDEC que antes se incluían los sueldos de las mucamas como parámetro para calcular la inflación, lo cual tampoco es muy serio.

  5. David:
    En el informe sobre Derechos Humanos en la Argentina año 2010, publicado por el CELS, se señala, dentro de la temática de la vigencia de tales derechos, con relación al INDEC:
    «Para comenzar, debemos señalar un hecho no menor: la intervención del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), que de 2007 a la fecha ha sufrido la intromisión del poder político, que ha manipulado las estadísticas oficiales, al mismo tiempo que restringió el acceso a fuentes de información esenciales, no sólo para la medición de indicadores socioeconómicos en general, sino también para el diseño de políticas públicas. Es muy llamativo que a pesar de las acciones emprendidas por diversas instancias de la sociedad civil, el cuestionamiento de organismos internacionales de derechos humanos, los pedidos concretos de actores académicos y sociales, y las investigaciones en curso por parte de la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas, esta situación haya variado muy poco en los últimos tres años. Sobre este tema de absoluta centralidad a la hora de definir modelos de políticas sociales, nos referiremos a continuación.” Págs. 227 y sgts.-
    No constituye esto un delito de lesa humanidad, pos supuesto, pero si una clara violación de la vigencia de los derechos humanos en nuestra sociedad.
    Saludos.-

    1. En la década menemista, con los supuestos índices confiables, no se hacía nada para frenar el aumento de la pobreza y el desempleo.

      1. Tano, me parece que una cosa son las chauchas y otra cosa la provoleta.

        Todo bien con empomar a los tenedores de bonos.

        Pero el caso es que, aún aquellos índices que no han sido puestos en duda por nadie (hay vida más allá del ipc) terminan por tornarse dudosos. Y ese costo lo paga el proyecto, mes a mes, año a año.

        Es bastante lamentable, entonces, que esos esfuerzos por bajar la pobreza y el desempleo, y sus resultados tangibles, queden diluidos ante las proyecciones de pindonga y asoc. que calculan uno 120% de indigentes y empeorando despues del mediodía…

      2. Sí, el INDEC perdió credibilidad y eso es lamentable, porque ésa justamente debe ser su principal virtud. Pero se hicieron cosas para recuperar esa credibilidad, como convocar a las universidades. Qué más se podría hacer, no sé. Tampoco es que no se hizo nada. Hay que seguir laburando por recuperar esa credibilidad, pero más hay que laburar por seguir cambiando la realidad, más allá de lo que digan los índices.

      3. Tano, ¿Realmente pensás que el INDEC recuperó la credibilidad perdida? Yo ajustaría un poquito la percepción de la realidad si así lo sentís.

        De entrada, a los únicos a los que veo que les importa poco y nada el tema INDEC / Inflación / Sueldos (porque de eso estamos hablando básicamente) es a algunos amigos ricos que tengo. Siguen llevando su nivel de vida, por supuesto, sin mayores preocupaciones. La inflación es una discusión diferente a la que aquí se plantea; como bien dijo David, te hacen sentir un boludo con los índices publicados. Si me atropella un auto y estoy sangrando – y lo veo – lo último que quiero es que me digan «che, pero estás bárbaro, andá a tu casa tranquilo».

      4. Primero, yo nunca dije que el INDEC recuperó la credibilidad. Por favor, releé bien lo que escribí.

        Segundo, si el problema pasa por el boludeo, mucho peor es que te digan: «mirá como aumenta el desempleo, mirá como aumenta la pobreza» y no hagan nada para evitarlo (eso sucedía hace 15 años). Ojo, esto no significa que al INDEC hay que dejarlo como está. Hay que seguir laburando para recuperar esa credibilidad perdida. Pero, a esta altura creo que el INDEC es un tema que sólo es importante para Clarín.

      5. Ah, bueno, entonces voy a rezar veinte padrenuestros y un rosario por lo que sucedía en 1991 y después me pongo a comentar. Mantengamos la discusión dentro de la cordura por favor. Tengo 27 años, así que lo que pasaba hace 15 años no es responsabilidad mía ni lo será. Supongo que tuya tampoco, a menos que andes reivindicando al menemismo o a parte de los protagonistas de aquellas épocas (ése no es mi caso).

        Si fuera otra persona – una persona promedio – te diría que lo que pasó hace 15 años me chupa un huevo. Pero no es así. Me importa. Sólo que no viene a esta discusión.

        Por otra parte: es verdad, no dijiste textualmente que el Indec recuperó credibilidad. Pero vos cómo creés que se interpretan las frases – ahora sí, textual – «Pero se hicieron cosas para recuperar esa credibilidad, como convocar a las universidades. Qué más se podría hacer, no sé. Tampoco es que no se hizo nada.»

        ¿En qué quedamos? ¿Es creíble o no para vos el INDEC? ¿Es razonable lo que se hace? ¿Tiene algún otro objetivo real y palpable que no sea el del rédito político?

        Saludos.

      6. Yo digo que se hicieron cosas para recuperar esa credibilidad. Pero me parece que cualquier cosa que se haga no servirá: la única forma de recuperar la credibilidad del Indec es que cambie el gobierno. Entonces si tenemos que cambiar al mejor gobierno de los últimos 50 años porque un organismo en particular ha perdido su credibilidad, me empieza a importar poco la cuestión.

      7. Vos dijiste lo de cambiar de gobierno padre. No yo. Por mí que cambie el INDEC puntualmente. El gobierno entero me parece, de vuelta, otra discusión.

      8. Bueno, vuelvo a lo de antes: cómo recuperamos la credibilidad del Indec? A mí no se me ocurre. Se escuchan ideas.

      9. eltano343:
        Se está trabajando en ello: el senado aprobó un proyecto de reformas, que la cámara de diputados modificó, y ahora está nuevamente en el senado.
        El general el proyecto establece que el Indec dejará de depender del Ministerio de Economía, tendrá autarquía financiera y personería jurídica y los candidatos para dirigirlo serán preseleccionados por un jurado integrado por cinco miembros. Además, se prevé una Comisión Bicameral de evaluación de su funcionamiento.
        Veremos.
        Saludos.-

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