Hace ya varios días que se ha instalado la tesis de que el progresismo blanco no sirve para un carajo. Ya que dicha tesis está soportada por varios blogueros como Lucas Carrasco, el mismo Pablo de Artepolítica así como muchos otros como Balvanera, MEC, El escriba, etc. y del otro lado no se escuchan muchas voces voy a intentar una tibia defensa, típica de nosotros los progresistas blancos.
Para situarnos en el debate he de hacer notar que la mayoría de las críticas que se escuchan provienen de sectores kirchneristas, o sea del progresismo que quiere ser negro. Como tal lo veo mas como un fenómeno metropolitano. No escucho a ningún moronés tomar partido, tanto sea en contra o a favor de Sabatella. Silencio de radio.
Lo primero que se me ocurre es que este discurso es un planteo novedoso y muy inteligente que hace Delía del que advertí en la entrevista que se le hizo por acá .
Consiste en plantear un post kirchenrismo, o una etapa resiliente al kirchnerismo que trata de sobrevivir adaptándose a nuevas circunstancias. Consiste en desprenderse de los sectores mas derechosos del PJ y en la incorporación de las organizaciones de base como piqueteros como brazo activo para ganar la calle. Una forma mas directista de ejercer la política. Hasta allí, todo bien.
La sorpresa fue cuando advierto que ese sector es el que define al progresismo blanco como tibio y falto de vocación de poder. No se detiene allí, sale a pegarle a Lozano y a mis amigos del Sí, a Sabatella a De genaro, Buzzi y a Binner. Todo el arco progresista no peronista o inclusive a sectores kirchneristas críticos. No entendía por qué, en vez de pegarle a macri o a Solá se la agarraban con nosotros, Lucas me contestó que el macrismo no leía su blog JeJe.
Como primera respuesta creo que hay una desinformación de lo que el progresismo blanco viene desarrollando de hecho en los lugares donde es ejecutivo, Morón, Rosario, Santa Fe (ciudad y provincia), Tierra del Fuego. En realidad el Escriba sugiere que nos metamos en la cabeza que NO MEDIMOS y pone este línk en donde ante mi grata sorpresa descubro que MEDIMOS y que cada vez somos mas. A la lista de los nombrados, la nota agrega que “También podrían acercarse algunos diputados de la Coalición Cívica, como la novel María Fernanda Reyes (de Jóvenes por la Igualdad, JxI) y Juan Carlos Morán, de GEN, el espacio que conduce Margarita Stolbizer.”.
Le advertíamos a Lucas tanto Angel, Viole, como yo, algunas de las políticas que venía implementando Binner en Santa Fe, así como las que se venía desarrollando en Rosario con el tandem socialista. Seguramente Sabatella y Fabiana Ríos tendrán para mostrar lo suyo, que muy pocos conocemos. En cambio se critica la línea histórica del progresismo blanco de Patricia Walsh, Altamira, el mismo Lozano, a mis amigos del Sí por votar por el NO. Es solo una mirada sesgada a los legisladores o actores que solo tienen funciones deliberativas o discursivas pero que codo a codo somos mucho mas que dos.
Esto me lleva a pensar que Cristina ha cometido los mismos errores de acumulación que Carrió o que Evo al considerar la democracia contemporánea como un relato épico. ¿Por qué Carrió, Cristina-Nestor, o el mismo Evo se calzan las construcciones que encarnan al hombro y emprenden un camino solitario propio de Tebas? Es en ese punto donde sus construcciones colapsan dentro del progresismo. El progresismo moderno no acepta el personalismo como construcción. Si es una construcción colectiva, para qué sirven los personalismos.
¿Quién conoce a los funcionarios de Binner? Son tipos en general, de carrera de perfil bajísimo, muchos son peronistas de la anterior gestión. El gobierno del frente progresista, por mas que putiemos nosotros, NO es una construcción personalista y los que vienen a hacer política tradicional corporativa están listos en este espacio.
Aunque nos cueste creerlo, el relato se mantiene a partir de contenidos puestos a consideración en el espacio público y seguidos sistemáticamente a través de encuestas. No hay ningún héroe en el medio, ninguna cabeza visible, incluso a la de Binner se le pide que “le ponga más onda”. La respuesta popular es de un 60% de aprobación a la gestión, con paros docentes y redistribución de la carga tributaria incluidos.
No se coman la curva los críticos en construir kirchnerismo. Los personalismos no existen dentro del progresismo. Delía lo sabe, por eso nos ningunea. El va por todos los que pongan la cabeza, en definitiva él es el que ocupa los espacios públicos y mediáticos, no Nestor mucho menos Cristina. Así que cuando Uds. hacen progresismo negro es en realidad deliismo. Después de todo el relato épico del beso con Pérsico, luego de tomar la plaza, los sitúa en el proscenio a ellos y no a los K.
Esta semana es crucial, si no se parte esta semana será la próxima o la otra, pero el SPOK divide la bancada justicialista de la cámara baja. Con la división, el montonerismo nostálgico de Kunkel se deberá dejar de lado y sobre el único que se podrá recostarse Nestor será sobre el gordo. No abro un juicio de valor sobre colores, ni que sea bueno o malo Luis, lo queme preocupa es la decadencia del proyecto progresista, la repetición de personalismos y la imposibilidad de crear consensos. Usar desde el progresismo la lógica de la derecha. Se me viene a la memoria lo de HAL sobre el kirchnerismo como opción inteligente de la derecha.
Tampoco nos sirve a los blancos el fracaso de los negros, ya que todo es progresismo y un fracaso progresista es en definitiva un triunfo de la derecha. Con las cartas en las manos Nestor tiene la mentira y el retruco, está en él jugar bien.
Sin embargo todo me indica que va a cantar el retruco con dos caballos, insuficientes para ganarle o engañar al contrincante.
Coincido plenamente con este post. Alerta sobre algo en que no deben caer los progresistas, la discriminacion en cualquiera de sus formas.
Charlie: Comparto tu frase: «un fracaso progresista es en definitiva un triunfo de la derecha». Entiendo que los progresismos tienen que estar todos del mismo lado. Pero entonces, Lozano y tus amigos del SI ¿No debieron votar junto con el gobierno, marcando todas las diferencias que quisieran? ¿Quienes son los que separan? ¿Ellos que se pusieron del otro lado o los que nos enojamos con ellos? Si ahora son oposición más moderada (Aerolíneas) supongo que todo volverá a la normalidad. Tenemos diferencias, pero priorizamos las coincidencias. Si Proyecto Sur (Binner, el SI)fuera gobierno y Cristina legisladora, le pediría a ella que esté de ese lado, no junto a la oposición con Macri.
Por favor Charlie, los que vivimos en Morón somos «moronenses».
Es decir no corresponde llamar a un vecino mío: «moronés», si es que a los naturales de la «blanca» Morón (la del conurbano) te referís al comienzo del post.
Es muy común que se nos cambie el gentilicio.
Según las circunstancias un habitante de la Perla del Oeste puede ser llamado: amoroso (por sensible y afectivo); «demoron» cuando de puntualidad hablamos y «moroso» en el momento de pagar deudas.
Como te estás «manolizando» le tiro a la gente del común este post tuyo que aclara eso del SPOK, y ademas como soy vanidoso me nombra.
Este es el post que señala OMIX
Spok un troll demasiado peligroso
Se mezcla mucho todo en este post. Pero me parece que está errado el enfoque. No es una cuestión de nombres ni de colores esto. Fijate que lo más importante de la frase de Sabbatella citada por D’Elía no es el color del progresismo sino cuando dice «permitido por el sistema».
Se trata de una cuestión política, de cómo hacer política. Si es un sector que se va a contentar con tener los cuatro votos de Caballito que ya tiene o quiere ir a sacarle los votos al PJ, si tiene ganas de ser una alternativa de poder. Si quiere dejar de ser Norma Morandini para pasar a la mayoría de edad de la política, con sus peligros y resopnsabilidades.
Algo así.
Saludos
No se trata de una construcción de arriba para abajo, se trata que lo que sucedió en Rosario, ya sucede en la provincia y en la ciudad de Santa Fe, y que pueda suceder en la mía. Que lo de Morón pueda suceder en moreno y en San Martín, Lo de Tierra del Fuego en Santa Cruz. Esto es una consrtucción de abajo para arriba
Si nó Escriba no cambiamos nada.
Prometo que la próxima Asamblea Popular del Nodo Venado Tuerto voy a avisar para vengan y participen de ojito.
Lo del sistema tiene razón. La idea es sobrebivirle al sistema y no perder identidad en el intento. Cual es la identidad Kirchnerista, la transversalidad, los movimientos piqueteros, el PJ , le kunkelismo. La ha ido cambiando con el tiempo y se ha desnaturalizaco en el intento. Allí apunta el post. Hoy es una hilacha de lo que fue.
En la muy buena entrevista que hace Gerardo Fernandez a Leonardo Killian, éste último explica que en la Argentina ha habido partidos autóctonos, y otros transportados desde Europa. Entre estos últimos inscribe al socialismo, con sus variadas corrientes, el anarquismo tembién ha sido otra. Si bién no cuajaron como partidos políticos populares hay una gran influencia ellos en los que sí lo son.
Pese a que la tradición así lo marca, esto no quiere decir que hoy la historia sea la misma, despues de todo quién resultó ileso luego de los años noventa, ninguno de los partidos mayoritarios, entonces si los grandes se debilitan, es lógico que los otros se conviertan en jugadores, ya no como una estructura autosuficiente destinada a generar algunos carguitos y asi perpetuarse, no, para jugar en primera y disputar la champion league.
Entendemos que hay que cambiar desde abajo, porque no sirve cambiar desde arriba, como tampoco sirve traer un modelo importado.
En eso estamos
Aclaración necesaria: si bién el título del post de Pablo era «El progresismo blanco no sirve para un carajo», el cual copié textual, bien cabe la aclaración del Escriba la frase de Sabbatella textual es “Mirá, negro, yo creo que el progresismo blanco, permitido por el sistema, no sirve para un carajo…”.
Tal vez el eje se haya corrido un poco ahora
Disculpe, Charly.
La distinción partidos autóctonos y los que supuestamente no lo fueron por europeístas es una truca de la izquierda fascistoide -la de la Plaza de Galtieri- para seguir tirando basura al PS entre tanto justifica las pifias de la autodenominada izquierda nacional.
En el Interior el Socialismo era bien criollo. Alcanzó el 10% en Tucumán. Que no haya prosperado es otra cosa, y creo que nadie se preocupó por estudiarlo en profundidad.
Me llama la atención la parte de «hayan salido a pegarle a…., Binner» cuando no es cierto.
Más allá de alguna crítica puntual, no es Binner el más criticado por los hirchnerista y/o neo kirchneristas y sospecho que no es por una concesión al rosarino.
Hay una idea muy extendida: «no sé de qué se trata pero me opongo» a casi cualquier cosa que haga el gobierno. Es evidente que Binner no transita esa idea como también fué evidente, durante el despelote de la 125, que la única idea potable y sensata aportada en ese tiempo respecto a un enfoque del tema agrario incluyendo a provincias y sectores involucrados no era «anti» y en buena medida hubiera sido una salida más razonable que la del cleto. No fue una postura (la de Binner) equiparable a Lozano, por cierto.
Hay también un modo de construcción política de Binner que, básicamente, no es antiperonista ni antigobierno. Sea por necesidad o por convicción, pero es así. Tampoco, desde el gobierno, es visto como «enemigo».
Ahora, es más que razonable que Giustiniani no despierte similares simpatías. Es un antiperonista clásico, o sea, recalcitrante.
Dados los problemas del país, esa posición no sólo es un anacronismo en sí misma sino que además es absolutamente funcional a los generadores y beneficiarios de esos problemas. Y ni hablar del hecho de atar el destino del PS a una dirigente de derecha, psicológica y políticamente desequilibrada que, sea en el fondo o en el living, responde a las estrategias de un obispo reaccionario. Socialistas y curas nunca fue una buena mezcla y menos con ciertos curas.
Ese escenario no se explica ni se resuelve poniéndole una etiqueta «K» a aquellos del PS que no aceptan ser furgón de cola de una chiflada y un obispo contra un gobierno legítimo. Si se mira con atención, lo que está en discusión no es algo circunstancial ni accesorio, es bastante más profundo y donde «la mano del gobierno» no es lo principal.
Como tampoco es lo principal si el «progresismo» es blanco, negro o verde ilusión; lo principal es si quiere, puede y/o se banca pensarse como alternativa de poder.
Y en el caso de Binner, hasta cuando puede mantener la indefiniciòn con el lastre Giustiniani-Carrió y en eso, me temo, el gobierno no tiene nada que ver.
saludos.
A mi me gustaría -es casi una súplica- que los defensores del progresismo hicieran algo así como un decálogo, una serie de principios y actitudes básicas que definen a esa corriente, así todos sabemos de que hablamos. Creo que no existe una sóla línea progresista y, para mi al menos, es difícil comprender muy bien el perfil de un proyecto nacional progresista. Lo opuesto al progresismo blanco «permitido por el sistema» no es un progresismo negro, sino el nacionalismo popular (Rodolfo Puigró agregaba ‘revolucionario’)
Los problemas prácticos y contradicciones de algunos de los convocantes progresistas ya fueron señalados por Sergio o Ram y se podrían agregar otros.
Pero lo que quisiera aclarar es el núcleo conceptual del «progresismo blanco» del que habla Luis y que se verifica tanto al interior como fuera del gobierno.
Se trata de la tendencia a privilegiar la política mediática por sobre el trabajo militante de a pata. Y no es por una cuestión estética o folklórica sino porque «el medio es el mensaje».
La política mediática supone aceptar las reglas de juego; dirigirse a un público pasivo de una generalidad ideal, borrando discursivamente las diferencias reales y las concretas demandas sectoriales.
Pero, sobre todo, anulando la movilización, la toma de decisiones, la puesta en acto de iniciativas con la consiguiente elevación de autoconciencia. La Praxis, en suma, si se me perdona el lenguaje tan demodèe y querido.
Le puedo asegurar, mi estimado Charlie, que esa es la llave maestra de cualquier proyecto reticular, descentralizador, deleuziano o como guste llamarlo.
Personalmente lo aprendí de una vez y para siempre a los 12 años; antes de conocer la experiencia de Porto Alegre o de leer a Paulo Freire. Lo aprendí de mi muy radicheta director de la primaria en la época de Illia a quien se le ocurrió poner la Democracia en práctica y nos propuso debatir y votar todo: disciplina, exámenes, formar partidos y un mini-congreso. Hasta el más boludo entendió la oportunidad y maduró en unos meses más que en todos sus años escolares. Para mí, al menos, ya no hubo vuelta atrás. Es la carencia de los K y, si no de Binner, de muchos de ese espacio.
El otro aspecto clave para D’Elía es la irresuelta cuestión nacional en un país de economía primarizada exportadora predominantemente extranjera. Un aspecto desagradable pero muy real, que no se plantea en las teorías democratizadoras europeas y que ha corrido los alineamientos una y otra vez en nuestra historia. Pero sobre esto ya tendremos otra ocasión.
Creo que hay un error básico, de interpretación. Lo mejoe es leer el texto completo (http://artepolitica.com/a-ver-quien-se-suma/) donde aparece la frase «progresismo blanco» y cómo aparece: la dice el muy blanco y muy progresista intendente de Morón Martín Sabatella, al encontrarse de paso con D’Elía, no muy progresista sino más bien populista y, aunque blanco, más oscurito, de modales más toscos y muy vinculado al gronchaje suburbano. Es una frase dicha al pasar, cordialmente y evidentemente entre gente que se aprecia, sin aspiraciones a tener envergadura teórica, y D’Elía la cita, teniendo en cuenta precisamente de quién viene. Ni D’Elía ni nadie, ni mucho menos Sabatella, están intentando establecer una categoría. Hablan metafórica e irónicamente, con un lenguaje más o menos popular, no de un tipo racial y ni siquiera del todo (aunque un poco sí) de un tipo social, sino de un modo de pensamiento y de una conducta política, un modo de operar en política que viene practicándose en la Argentina desde hace ya tiempo. Por lo mismo, oponerle a esa categoría inexistente la categoría aun más inexistente de «progresismo negro» es un delirio. Más inteligente me parece es pensar que estamos en un momento en que hay reverberaciones de lo que se llamó «la izquierda», reverberaciones de lo que se llamó «el progresismo» y reverberaciones de lo que se llamo «el populismo» que, sin dejar cada una de ser en algo de izquierda, populistas o progresistas, pueden converger -y a veces lo hacen- en función de una serie de cuestiones fundamentales: apostar a cierta recuperación del rol del Estado como regulador frente al poder omnímodo de las corporaciones y a la creencia de que el Mercado iba a resolver la prosperidad del país por sí misma, a la política en reemplazo de la pura gestión, a la democracia como participación y no sólo como representación, un básico rechazo a la creencia en que las desigualdades sociales son naturales y justas.
Luego de un largo bajón en donde los Ilustre Blogueros habían desaparecido, solo falta que reaparezca HAL, parece que Artepolítica vuelve con todo.
Hay post que uno escribe y dice, me salió redondito, va a causar sensación, pero la apreciación de los lectores casi nunca coincide con la autoapreciación del post, desde todo punto de vista.
Parece que Artepolítica está abocado a buscar alternativas o a modernizar el espacio que circulaba por acá hace unos meses. Parecería que la crisis del campo fue un in-side de lo que algunos apreciábamos aún antes de que esta se desencadenara. Luego del duelo Artepolítica vuelve con todo.
Tal es el caso de los últimos posts centrales, donde la conversación es casi mas importante del post. Creo que de eso se trata esto. Disparar una idea que apunta hacia algun lado, pero que en el camino toma inercia propia y va a parar donde los comments lo lleven.
Medio me fui al carajo pero, quería destacar esto porque creo que eso poasó con este post.
Todos los aportes han sido positivos, ningún golpe bajo, todas las críticas constructivas. No voy a contestar puntualmente.
Creo que de los diferentes relatos se desprende, Ram lo dice explícitamente, que en esta comunidad que yo tenía el prejuicio que era muy ortodoxamente Kirchnerista no hay una animosidad contra el progresismo blanco. Tal vez un boludeo, una bronca de no poder conducirlo, un resentimiento de que no acompañe a este gobierno, pero que todos esos datos son una boludez, esto se desprende de los comments, a la hora de salir a unir criterios y eventualmente filas.
Eso habla bien de esta comunidad bloguera o si se quiere habla de una evolución del pensamiento global de Artepolítica.
Eso me pone contento
Gracias a todos