La caja, el Estado y la carga de la prueba

Siempre existe la sensación de que los sucesos de la política se dan cada vez más rápido pero lo que ha ocurrido en el último mes tal vez sea demasiado: crisis internacional con derrumbe financiero que no cesa; caída en el precio del petróleo y los comoditties; fin de las AFJP; reagrupamiento y alianzas electorales con miras al 2009 (léase Carrió-UCR; Solá-De Narváez); pronunciamiento de la Corte en torno de la “libertad” sindical; presión alcista sobre el dólar y presión sindical ante la posibilidad de despidos, etc.

De la inflación y del precio del tomate ya no se habla más. Tampoco se habla de la siempre anunciada crisis energética ni se hablará de la inseguridad hasta tanto no maten a algún vecino de la zona norte. Por suerte De Angeli volvió con su mujer quien deberá tolerar la libido contenida del toro de su marido. Ahora los vaticinios tienen que ver con la amenaza de recesión (según Broda llegará al 4% en 2009) y los despidos. Todo esto pasó en un mes a punto tal que si las empresas quisieran despedir gente no han tenido tiempo aún de mandarle el telegrama.

Intentaba pensar alguna variable que pudiera contener todos estos fenómenos y sin ninguna originalidad, encontré que, como casi siempre, está en juego el rol del Estado. Ya se ha mostrado hasta el hartazgo la forma en que los países del primer mundo sugieren recetas liberales para las crisis del tercer mundo y aplican cánones keynesianos para las crisis puertas adentro. Asimismo los países más importantes del planeta han hecho gala del Estado más bobo: el que sale al salvataje de los grupos financieros. Ahora se discute, como en la reunión del G20, ya no si el Estado debe intervenir sino cuánto debe hacerlo. La disputa es ahora si interviene muchísimo o un poco menos que muchísimo.

En el ámbito vernáculo, las disputas entre el gobierno y la oposición tienen mucho que ver con la concepción que se tiene del Estado. La discusión en torno de las AFJP es sintomática en ese sentido y quienes insólitamente defendían el mantenimiento del sistema mixto público y privado, enmascararon la discusión en torno de “caja para el gobierno versus ahorros privados”. En el medio de esa discusión aparecieron una cantidad de afirmaciones irresponsables y demagógicas. De todas ellas, la mayor fue la de la aparente necesidad de intangibilidad de los depósitos para dar transparencia a la operatoria de traspaso de esos fondos. Esto lo exigió desde Lozano hasta Pinedo con una manifiesta dosis de ignorancia. Sin embargo, primó la cordura y las alianzas más o menos naturales entre cierto costado progresista del gobierno, los socialistas y los bloques unipersonales para sacar con holgura la ley en diputados. Pero me quiero detener en el punto central del debate. El tema de “la caja”. Con otros términos, este tema estuvo en medio de la discusión en torno de la resolución 125. Se afirmaba “le sacan la plata a los trabajadores del campo para quedársela los Kirchner”. Detrás de esta afirmación está la clásica idea argentina de que el Estado es sinónimo de robo y malgaste de fondos. Si luego se realiza la operatoria conceptual de homologar Gobierno/corporación política y Estado, la ecuación está resuelta: lo público y estatal es sinónimo de robo mientras que lo privado es equivalente a la meritocracia, el control y el esfuerzo.

Esta homologación opera también en el plano discursivo en algo que me resultó llamativo en los últimos días. Me refiero a las charlas de café que salen por la radio y se escriben en columnas de diarios que afirman que los Kirchner quieren la plata porque necesitan pagar deuda. Esa es una muy buena razón pero uno puede preguntar, ¿la deuda es de los Kirchner o es del Estado? Claro que el gobierno necesita plata para pagar la deuda. Si no lo hiciese, veríamos desfilar a los economistas de siempre, afirmando que estamos “afuera del mundo”. Pero la deuda es un problema del país, no de los Kirchner. Uno podrá discutir si esa deuda es legítima, etc. Pero por lo pronto habrá que pagar o transformarse en pseudoparias del mercado.

Si triunfa esta cosmovisión que describe al Estado como el foco de toda corrupción, volveremos a ser testigos de la constante oscilación argentina por la cual pasamos de políticas de un Estado activo y motor a un Estado mínimo. Debo confesar que iba a terminar la nota afirmando que probablemente esta idea volviera a instalarse pero hubo un hecho que me genera esperanza para que no sea así: el gobierno de Macri intenta establecer un impuesto a los pagos con tarjeta de crédito, algo que sin duda, afectará el consumo, y que se suma a la suba de los impuestos de ABL, a la instalación de miles de parquímetros, etc. En este caso, la discusión solamente transcurrió por la vía razonable de si esta medida es necesaria, si afectará mucho al consumo o si es o no un impuestazo. Esta vez se interpretó que el Estado quiere recaudar impuestos no por “la caja”, tampoco por el hecho de que el año que viene hay elecciones. En el caso de la Ciudad la discusión no presupuso que el Estado sea esencialmente corrupto y que el gobierno de turno esté compuesto por una runfla de ladrones. Macri afirmó, como lo hizo CFK, que con el dinero recaudado hará obras y en el caso de la Ciudad no se interpretó a esto como un intento de crear guiños electorales ni mecanismos clientelísticos. De esta manera, respecto del Gobierno de la Ciudad, no está invertida la carga de la prueba: éste no tiene que demostrar a priori, como sucede con el de CFK, que no va a robar (como insólitamente lo exige el fotogénico juez Griesa en Estados Unidos). Tal vez la era K deje un tendal de corrupción pero todavía no consta que esto sea así y tampoco consta que el gobierno de Macri termine impoluto en este sentido. Pero sería bueno, tratarlos con igualdad y darles al menos el beneficio de la duda. No por el bien de ellos, sino por el bien de nosotros y de las instituciones.                

 

 

 

 

4 comentarios en «La caja, el Estado y la carga de la prueba»

  1. Dante, Nacha Guevara tenía un show hace más de veinte años que empezaba con una canción en la que se presentaba: ‘Fuí bailarina, después modelo, he trabajado como actriz y soy cantante…’ a lo que Alberto Favero, su pianista, contribuía: ‘Esta mujer es un ser muy especial. Hace de todo, pero todo lo hace mal…’ Esa es la impresión que dejan los gobiernos argentinos. En el caso del gobierno de Néstor Kirchner, el problema es no tanto lo que hace. Algunas cosas están bien, otras no (esto por supuesto al criterio del que juzga), pero si se toman decisiones al voleo, en principio hay un 50% de chance de que salga bien – o mal. El problema, visto desde afuera, es que las cosas se hacen con un grado de mendacidad e improvisación que pasma. Si Néstor Kirchner hubiera dicho: ‘Voy a expropiar los fondos de las AFJP porque enfrentamos una emergencia en los pagos de la deuda, pero el gobierno honrará las obligaciones contraídas hacia los contribuyentes,’ es una historia que es aceptable. Pero decir ‘Este sistema jubilatorio no funciona, por lo tanto lo voy a incorporar al sistema estatal,’lo que implica una profunda revisión al sistema provisional, más todos los hechos mencionados, es sorprendente tras estar a cargo del país por cinco años sin mencionarlo. Y mucho más cuando un tema de esa magnitud pasa por el Congreso en menos de un mes. Si la medida es por emergencia financiera ante la crisis, fenómeno, se hace lo que se puede. Pero si hay que creer la explicación ( y no creerla es muy destructivo en cuanto a como se percibe un gobierno), estamos en un sistema de gobierno decidido en base a algo tan personal y fuera de control u opinión de otros que equivale a dejarlo a cara o ceca. Razón por la cual Argentina no va a ver un dólar, Euro, o yen prestado a términos razonables mientras dure esta forma de gobernar. Y como los precios agrícolas son los primeros en caerse y los últimos en levantarse en tiempos de recesión, va a hacer falta encontrar plata para pagar la deuda, más los subsidios, más las obras en año electoral.

  2. Sí, porque cuando nos prestaban nos iba bárbaro.
    Multiplicamos la deuda, pero también la indigencia, la pobreza, el desempleo y la desindustrialización.
    Cabe aclarar que se han dado garantías, en el texto de la ley, de que ningún fondo pueda ser utilizado fuera del país, lo cual incluye de modo nada sutil la deuda pública del Estado, que está afuera.
    Asimismo, es importante resaltar que el sistema está en crisis en todo el mundo desde hace más de un año: la urgencia estaba altamente justificada. Veamos…

    «You may have heard about Argentina’s plan to nationalize private retirement accounts. Some Democrats on Capitol Hill are inspired, and with their big election victory they may get the chance to test Peronist ideas in America»

    The Wall Street Journal

    http://sec.online.wsj.com/article/SB122662401729126813.html

    Colombia

    http://www.cambio.com.co/economiacambio/800/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_CAMBIO-4632783.html

    Chile

    http://www.elciudadano.cl/2008/10/28/el-ministro-velasco-no-dice-la-verdad/#more-3984

    México

    http://www.jornada.unam.mx/2008/10/22/index.php?section=opinion&article=029a1pol

    Perú

    http://www.diariolaprimeraperu.com/online/noticia.php?IDnoticia=25947

    Fuera de la región

    http://www.revista-zoom.com.ar/articulo2789.html?var_recherche=descapitalizacion

    …y podría seguir toda la tarde. En siete meses, no habría nada que rescatar.
    Saludos.

  3. Dolores: la respuesta y la información que da Ezequiel, resultan demoledoras. Yo simplemente agregaría que concuerdo en que hay cosas que este gobierno hace de manera improvisada. Sin embargo, uno no puede dejar de soslayo que el gobienro de los kirchner siempre tuvo «en la mira» a las AFJP y el primer paso que dio fue el de abrir la opción entre sistema público o privado. Saludos para vos y para Ezequiel

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *