La política del número

Por Alejandra Varela

Por estos días la política parece nombrarse en términos numéricos. La discusión en torno al INDEC es, casi exclusivamente, una discusión de cifras donde no sólo se cotejan precios o valores estimables de una canasta sino que se exponen en números los datos de la pobreza. Tal vez demasiado habituados a una realidad expresada en cifras y tan cercanos a una elección donde también los fracasos y los éxitos se han medido en torno a puntos más o menos ventajosos, empezamos a perder la dimensión del riesgo que implica esta forma de nombrar la política.
El límite, tal vez, lo haya tocado Graciela Fernández Meijide cuando se apropió de una excusa muy usada por la derecha sobre la cantidad de desaparecidos.
Pensar la política en términos cuantitativos, reducir a los sujetos a cifras, encierra un delicado problema filosófico que va más allá de la exactitud de los datos. La enunciación de la política en términos numéricos está diciendo mucho sobre el modo en que sus enunciantes están pensando al sujeto, encierra un problema existencial.
En primer lugar supone que la situación sobre la que se está hablando es aprehensible. Es decir, que se puede abordar en términos finitos cuando, en palabras de Alain Badiou: “La situación eterna, en su finitud singular, excede siempre los recursos del proceso político”. Por el modo en que es presentada la situación pareciera ser que el problema numérico todo lo resuelve. Que la pobreza es un problema de datos o que los desaparecidos son un número. Es tanta la centralidad que se le da a ese factor que al esclarecerlo se llegaría a la verdad. Lo que supone que la discusión por la verdad se basaría en un dato contable.
Si bien la objetividad de las cifras es absolutamente necesaria como fundamentación, debe cuidarse que no ocupen el protagonismo o se conviertan en la argumentación a la que se remiten todos los debates.
Eduardo Luís Duhalde lo expresaba con claridad cuando explicaba en su carta pública como el número de treinta mil desaparecidos no es arbitrario sino que se desprende de una serie de investigaciones que sumadas y analizadas dan un resultado que tiene un sentido pero que no es definitivo. En su relato, Duhalde describe esa imposibilidad de abordar una secuencia política en su totalidad pero elabora una estrategia múltiple para poder llegar a ella. Como contrapartida, Fernández Meijide se refiere a la suma de nombres en una lista. Acepta esa parcialidad como un todo, sin desconocer que se trata de una parcialidad. El procedimiento sustractivo busca, una vez más, cerrar la discusión.
El número sería para Fernández Meijide (al igual que para Cecilia Pando) un dato que atenúa el Mal. Convertir a los muertos en un problema cuantitativo es reproducir la lógica asesina, implica cosificar al sujeto.
La cuantificación hace de las personas objetos intercambiables, la cualificación habla del carácter imprescindible, irrepetible de los sujetos. Si los desaparecidos son una herida, si los pobres hablan de nuestra frustración como sociedad, es porque se trata de capacidades, de potencialidades que no pueden o no han podido ser, porque algo en el devenir de esas vidas excepcionales ha quedado trunco, se nos ha negado.
El crimen no es mayor o menor por la cantidad de asesinados sino por la intensidad del daño que produce en el cuerpo social. Los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteky, el crimen de Carlos Fuentealba, delatan la criminalidad de un proyecto político y allí encontraron su límite. El título de Clarín “La crisis se cobró dos muertes”, señalaba, entre otras cosas, su preocupación por mostrar estos asesinatos como hechos casuales. Felipe Solá lo dijo claramente en una reunión del Club Político Argentino” me hicieron treinta mil piquetes y solamente hubo dos muertos”. La Muerte es e resultado de la convulsión social, es, inevitable, nos dice Clarín. Aquí actúa una vez más el factor cuantitativo: Es menos grave porque sólo fueron dos. Pero esos dos alcanzaron para que Eduardo Duhalde desistiera de seguir siendo Presidente.
La mecánica del gatillo fácil se sustenta en esta lógica. Casos aislados a los que se los puede disfrazar de accidentales, se vuelven presa de sus propios argumentos si las muertes empiezan a sumar como número, se busca, entonces, que esos números se vuelvan invisibles.
Del mismo modo se analiza la política. Se usan los datos de las encuestas de un modo extorsivo, se le quita valor a una experiencia política en función del porcentaje que obtuvo en una elección. Se supone que las mayorías tienen razón, que la verdad, una vez más, está íntimamente ligada al factor numérico.
De este modo se instala el fascismo de la serie ¿Qué debe hacer aquel que no piensa como las mayorías?
Pero ocurre algo mucho peor. Bajo la dictadura del número se elimina toda posibilidad de pensar lo nuevo.

8 comentarios en «La política del número»

  1. todo muy lindo no…peeeero…

    cuando se habla por ej. de los muertos por la «sensacion» de inseguridad…(un pedejo en benavidez hace unos dias…o un padre y un hijo ayer en merlo,por citar solo los ultimos «daños colaterales» del modelo)…enseguida la progresia kirchnerista habla de NUMEROS…»pero che…si en brasil o mexico mueren mucha mas gente por hechos delictivos…dejense de joder con la inseguridad»…

    asi q…a papa mono con bananas verdes bombon…cuando a ustedes les conviene enseguida sacan los numeritos a relucir para defender sus posicionamientos ideologicos…

    ahhh…eso de comparar a la meijide con la pando…un poco mas de respeto nena…por q mientras a esa mujer le secuestraban al hijo…tus «venerables» jefes estaban haciendo guita con la 1050…un poquito de decoro de vez en cuando no te vendria mal…

    o quizas sera,q con tanto fundamentalismo ideologico q profesan,ya perdieron la poca verguenza humana q les quedaba…

    en fin…

    P.D: desde el 2007 q el INDEK dejo de dar los datos sobre pobreza en sus estadisticas…sera por q a ustedes los numeritos no les interesan…o sera por q los numeritos no cuajan con sus discursitos de barricada???…mmmmmmmmmmmmmmmmmm…

  2. chicanita…leandro, este gobierno…es lo mejor que le paso al pais…en los ultimos 35años…

    Los militares…entregaron un pais saqueado…con una guerra perdida…

    Alfonsin, juzgo a las juntas…firmo el punto final…y no termino el mandato…

    Menem, prometio la revolucion productiva…y se paso a la UCD…y entrego lo que las juntas dejaron en pie…

    De LaRua…bueno…que podemos decir…se fue en helicoptero…

    Duhalde…se fue con dos muertos…a cuestas…

    chicanita leandro…no existis…no podes gobernar…y cuando gobernas …o entras por la ventana…o te vas antes.

  3. . La aplicación de los grandes números a la política y a la historia significa nada menos que la voluntariosa destrucción de su propia materia (…) El tratamiento matemático de la realidad (significa su reducción a) grandes números, explicación del conformismo y automatismo en los asuntos humanos (…) En realidad, las hazañas tendrán cada vez menos oportunidad de remontar la marea del comportamiento y los acontecimientos perderán cada vez más su significado, es decir, su capacidad para iluminar su tiempo histórico.(Arendt,H.; La condición humana)

  4. En tanto el número no sea relevante, bien podríamos hablar de 60 mil desaparecidos. O de 600 mil.
    Según la argumentación filosófica de Alejandra Varela tendría plena entidad cualquiera de estas cifras.
    En el Parque de la Memoria, donde hay cerca de 9000 placas con los nombres de los desaparecidos «registrados», podrían agregarse 20 mil o 50 mil placas más, sin nombre, tal vez aclarando que existe cierta dificultad en establecer su filiación exacta (o aproximada), cosa que aparentemente no importaría…
    Eso sí: comparar a Graciela Fernandez Meijide con Cecilia Pando me parece decididamente de mala leche.

  5. Hay incluso intereses definidos cuando se manejan (y se deciden)estadisticas.Los numeros son solo un dato de la realidad que debe ser tenido en cuenta ,pero existe la camtidad y la calidad.SOS LADRON SI ROBAS 1 O 1.OOO.OOO.la frase de Borges encierra la idea de que para los aristocratas el pueblo y la mayoria bien se puede equivocar…

  6. «El número sería para Fernández Meijide (al igual que para Cecilia Pando) un dato que atenúa el Mal. Convertir a los muertos en un problema cuantitativo es reproducir la lógica asesina, implica cosificar al sujeto.»
    Descalificar de este modo a alguien que tiene un hijo desaparecido, que ha luchado desde el principio por los derechos y humanos me parece una turrada.

  7. El problema es cuando se usa lo numérico como si fuera sinónimo de razón. Así, en 1995, el 51% de los argentinos REELIGIÓ a la rata, cuando los desastres del modelo ya estaban a la vista, con el país rematado y esquilmado. Fueron mayoría. ¿Tendrían razón? Hace muchos siglos, todo el mundo pensaban que la tierra era plana y descansaba sobre cuatro elefantes. Excepto uno, que la concibió redonda.

    Evidentemente, ser muchos no garantiza nada. Sólo que hay más entre los cuales repartir culpas si están errados.

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