La rebaja del IVA en debate.

En algunos lugares empieza a debatirse el tema. Por ejemplo en esta entrada de Artemio López, sobre la conferencia de prensa en que los referentes de la CC expusieron su pensamiento sobre el asunto.

En la entrada citada hay un comentario de Mariano T., que mejora las condiciones del debate (no el de la chicana acerca de los bloggers K, sino otro anterior).

La cuestión pasa por definir lo siguiente: los recursos que el Estado resigna, bajando dos o tres puntos el IVA, ¿se trasladarán al consumidor (es decir, ¿bajarán los precios?). ¿O la baja del IVA significará, lisa y llanamente, una transferencia de recursos a la cadena de comercialización, especialmente a los intermediarios?

Artemio opina que los recursos se los comerìa la cadena de comercialización, y argumenta echando mano a los resultados de la experiencia en que el IVA permaneció dos puntos por debajo de su actual nivel (mientras Lavagna era ministro de economía, en el 2003). En esa oportunidad el traslado a precios de la rebaja impositiva fue nulo.

Mariano T. y también Chiclana, en contra de la opinión de Artemio, sostienen que la situación en la actualidad sería distinta, porque el contexto y la tendencia de la demanda son distintos. O sea, con demanda que se contrae, la tendencia de los precios sería a la baja, y entonces esta vez sí la rebaja del IVA se trasladaría a precios, en beneficio del consumidor.

 Hay algunos puntos a considerar, sobre esta buena observación. Primero aclaramos que la contracción de la demanda ya está operando sobre algunos precios, empujándolos a la baja. Sin embargo los más importantes, los de los alimentos, se mantienen con una rigidez mucho mayor, e incluso con una inercia inflacionaria que, de sostenerse unos meses más, podría hacer que el índice de alimentos llegue a casi duplicar el general (hoy en 25% y 16%, más o menos, anualizando las variaciones hasta noviembre de 2008, según la mayoría de las consultoras privadas).

 Y ahora sí, la idea sustancial del análisis. En las circunstancias descriptas, la hipotética baja de precios estaría determinada por el comportamiento de la demanda. Si la demanda se contrajera, los precios bajarían (dicho a las apuradas). Independientemente de lo que pase con el IVA.

El IVA sí podría ser una variable utilizada para recomponer márgenes de ganancia de toda la cadena de valor (desde el productor pasando por todos los eslabones intermedios hasta llegar al consumidor final). Digamos, en contexto de contracción de la demanda y consecuente baja de precios, bajar el IVA podría impactar sobre la oferta, recomponiendo márgenes sin que las empresas tengan que ajustar.

 En este sentido, lo más adecuado parecería ser vincular las bajas de IVA con el nivel de empleo. Digamos, el límite a partir del cual podría pensarse en reducir IVA sería el que marca el hecho de que el achicamiento de los márgenes se traslade a despidos o ajustes salariales a la baja.

Sería, al igual que la devaluación, una medida aceptable en sentido defensivo. Pero no es adecuado que se la venda como una medida táctica en materia de mejoras en la redistribución del ingreso, porque no lo sería.

  

Un post-data final, respecto de la chicana de Mariano T.: lo mismo que dice sobre los “bloggers K” podría aplicarse de manera inversa sobre los bloggers opositores, y los opositores en general. Si mañana el Gobierno baja el IVA saldrán a decir que de esta manera no sirve, etc.

 

12 comentarios en «La rebaja del IVA en debate.»

  1. Cachanosky no sé. Pero Coto y Carrefour, seguro. Aparte tienen tanto poder que seguro se morfan lo que les «tocaría» a los demás eslabones.
    Salvo que Moreno los apriete como ya hizo con las multinacionales petroleras y los operadores financieros (esto último es en joda, por supuesto).
    Gracias por insistir en leer lo que escribo Ana. Un saludo

  2. Moreno podrá apretarlos para que bajen en lo inmediato pero con el tiempo van a volver a su valor actual.

    Lo ideal sería implementar la devolución de iva para las familias pobres, pero para eso sería necesario que las compras se hagan por vía electrónica, beneficiando a los supermercados. Además no podrían acceder a ese beneficio los empleados en negro que no pueden cobrar su sueldo con tarjeta de débito ni reciben ningún plan social con tarjeta alimentos.

    Es complicado el tema.

  3. El único modo que encuentro para que la rebaja del IVA le llegue al consumidor sin que se lo afane la cadena es aumentando la devolución del mismo en las compras con tarjeta de débito.

    Claro que para éso primero debiera aumentarse la base de comercios adheridos y de gente con tarjeta de débito. Y por razones obvias no le llegaría a pila de gente extrabancarizada, que son justamente las que más lo necesitasn.

  4. Si el gobierno presionase y usase el mismo discurso que uso por ejemplo, contra Shell hace un par de años, creo que consegueria presionar que los supermercados bajen efectivamente el IVA.
    Si la baja del IVA es significativa (no un 2%), sino un 10.5% o la totalidad, realmente le resultaria muy dificil a los supermercados no trasladar la baja a los precios y mas con una buena campaña de descredito que los K ya saben hacer.
    Despues de todo, basta con que un supermercado acepte bajar los precios, para que todos se vean obligados a hacerlo.

  5. «Eduardo solo» ponele que el precio baja. Tarde o temprano va a volver a subir. Si los super cobran lo que cobran es porque hay suficiente demanda. Sino bajarían. Elos no suben la carne o la leche porque se les inflen los costos, si a los productores los negrean.

    Ellos buscan maximizar el producto ganancia por cantidad vendida para ganar más guita. Hasta que no bajen las ventas pueden subir su margen de ganancia. Y es lo que van a hacer al mes siguiente de la baja. Sobre todo teniendo a excusa inflacionaria.

    Pensando bien la única manera sería en un plan antinflacionario decir la meta de inflación de canasta básica es 15% entonces hacer un acuerdo de precios para que lo que hoy con IVA sale 1.21 mañana sin IVA salga 1.00 y en diciembre 2009 con la inflación salga 1.15

  6. El problema eduardo es, un economista que ayude por aca!!, cuanto de la comercializacion se realiza en supermercados. Si mal no recuerdo en uno de los experimentos de baja de iva, la rebaja se imprimia en el ticket en un item separado (se facturaba todo al 21 y al final te descontaban el % de rebaja). Linda estrategia de marketing, por que todos sabemos como se manejan las trampas. Teniendo en cuenta la competencia que hay en este momento entre medios de pago (con suculentas ofertas de reintegros) me parece que abonar mas reintegros oficiales via debito credito no tiene sentido, seria alimentar a los mismos sectores sociales, que por su pertenencia de clase, son favorecidos por las propias politicas de marketing de las empresas (tarjetas, bancos, supers). De lo que se trata es de llegar a sectores informales, no bancarizados (trabajadores en negro de bajos sueldos), pobres, beneficiarios de planes. Por el lado del iva, no va a andar. Hay que pensarlo por otro lado.

  7. Los mecanismos que proponen Adrian y Eduardo Real parecen los únicos capaces de producir una baja verdadera. Pero creo que después del primer momento la cadena de comercialización ajustaría igual en función de lo que convalide la demanda y el resultado sería que el sacrificio fiscal se convertría en mayor margen para la comercialización y ninguna ventaja para consumidor, igual que se hubiera disminuido el iva sin más.
    El problema es que la demanda convalida, no hay cultura de consumidor que le permita retraerse cuando el precio sube. Pasó en el conflicto con el campo: Moreno pisaba el precio en el primer eslabón con el argumento de disminuir el costo de los alimentos para el consumidor. Eso no ocurrió porque la demanda tenía plata y en la góndola los precios se fijan según esa señal: si siguen comprando puedo seguir aumentando, etc. El resultado fué que Moreno consiguió una fenomenal transferencia desde el sector primario hacia el sector supermercadista y, en menor medida, hacia la industria de alimentos (lacteos, frigoríficos, molinos).
    El sueño de un moreno ubicuo patoteando a diestra y siniestra no parece ser un tema de la economía sino de la psiquiatría.

  8. La dificultad del problema reside en el caracter monopólico de la oferta final (tan monopólico es que le impone condiciones leoninas a sus proveedores también) y el carácter absolutamente atomizado y no planificado de ésta sector específico de la demanda (alimentos). Esto es así aunque ocupen el 40 o 50% del mercado, porque el almacén de barrio toma los precios del super como referencia y a eso le agrega un 10% que vendría a compensar la menor rentabilidad que surge de su falta de escala. Esto se puede verificar con el aceite Natura que viene con el precio en la etiqueta desde fábrica. En las cadenas ese precio se respeta pero en el almacen tiene pegado encima un papelito con un precio 15% mayor. Durante el conflicto del campo Barsky (que, hay que mencionarlo, fué el único que en ese infierno de falacias mostró una visión precisa del problema) publicó en un documento donde, entre otras cosas, analizaba las medidas pretendidamente antiinflacionarias, la afirmación de que la única forma de manejar éste tema era que el Estado intervenga directamente (es decir como competencia y testigo de mercado) en la cadena.

  9. Releyendo me dí cuenta que cometí un error: el autor de la propuesta sobre intervención del Estado en la cadena no Martinez, director del INTI. De todos modos Barsky junto con Martinez fueron las únicas voces estatales que hicieron un enfoque sistémico del problema agrario. Voces solitarias en medio de una cháchara ideológica que se empeñaba en oscurecer y emputecer el problema vaya uno a saber con qué finalidad objetiva. Voces solitarias que aparentemente nunca fueron consultadas, a pesar de parte del aparato del Estado. Este hecho debería llevar a la reflexión a aquellos que pregonan «Estado» e «intervención» como elixires que solucionan todos los problemas sin preguntarse nunca qué Estado (qué herramienta) y qué conocimiento previo hay de la estructura a intervenir. Aprendices de cirujanos que sin conocer la anatomia del órgano y con un serrucho se lanzan a la carnicería.

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