Está claro que en los últimos años la calidad de las operaciones de prensa ha mermado. Las sutilezas han dejado lugar a lo grotesco y una prueba de ello puede ser la vergonzosa campaña lanzada por Clarín el último domingo en la que se afirma en tapa que la tensión entre CFK y Cobos es “máxima” y que en el entorno del mendocino estudian la posibilidad de promover un plebiscito que determine si él debe renunciar a su cargo en el poder ejecutivo.
Parece que, terminado el “tema AFJP” con una votación que acabó con los 2/3 de ambas cámaras apoyando la propuesta del ejecutivo y digiriéndose de a poco el pavor de la crisis financiera, el acento estará puesto espasmódicamente en las internas del gobierno. Si bien la propuesta del plebiscito es descabellada y tanto Clarín como Cobos y el resto de los ciudadanos pensantes y no pensantes saben que nunca se llevará a cabo, podríamos jugar al contrafáctico “qué pasaría si se hiciera el plebiscito”. Digamos que cualquier resultado sería interpretado a favor del hombre que tomó notoriedad a partir de su “voto no positivo”: si la gente decide que no renuncie se dirá que la ciudadanía valora a un hombre como Cobos que puede expresar la diversidad al interior del gobierno y puede equilibrar la irritabilidad y la compulsión de CFK. Si el resultado se inclina mayoritariamente hacia el pedido de su renuncia, se afirmará que la gente valora tanto a un hombre como Cobos que no desea que se inmole en tanto rehén del grupo de psicópatas que ocupa el gobierno nacional.
Pero más allá del plebiscito, lo que sí resulta obvio es que existe tensión entre Cobos y el resto del Gobierno. Más bien, uno debería decir, que la relación está rota. Presidente y vice no tienen ningún diálogo y resulta llamativo registrar las intervenciones de Cobos en las que él comenta las acciones que impulsa el poder ejecutivo en el que interviene, como si fuera un observador externo que generalmente acuerda, aunque con reservas y desconocimiento de los detalles de los proyectos. Vista así la situación parece ser insostenible con lo cual cabe preguntarse por qué no renuncia.
Para hacer frente a este interrogante hay muchas posibles respuestas: podemos pensar como opción que tal vez Cobos no renuncia porque especula con que la gobernabilidad de los Kirchner está resquebrajada y más temprano que tarde, pegarán un portazo o se irán en helicóptero. En ese sentido, él no quiere cometer el error de Chacho Álvarez y aguantará todo tipo de desaire y agravio con encomiable paciencia digna de Oriente.
Otra opción es que él apueste a un proceso de victimización y que busque irritar “desde adentro” haciéndose relativamente prescindente en 2009 y preparando el desembarco en el 2011 apoyado por la UCR y la Coalición Cívica.
La última es que sea más pusilánime que especulador y que en realidad no sepa bien qué hacer.
Otra pregunta que uno podría hacerse es por qué CFK no le pide la renuncia. Aquí también hay varias respuestas.
Podría ser que los K hayan interpretado que el precio de exigirle la renuncia será mucho más alto ante la opinión pública, que el hecho de, simplemente, “invisibilizarlo” y someterlo al desgaste del poder y a la incomodidad que le acarrearía presentarse como oposición habiendo sido parte del gobierno. Otra es que simplemente no han encontrado aún el momento adecuado y que la “ejecución del traidor a la causa” haya sido aplazada hasta nuevo aviso.
La gran paradoja es que, desde mi punto de vista, Cobos le ha hecho, sin desearlo, un grato favor al Gobierno pues de haber renunciado el mismo día de la caída de la 125 la hecatombe política hubiera sido total, el Gobierno K estaría más tambaleante y encerrado sobre sí y el nombre de Cobos sería indiscutiblemente el del Jefe opositor. Si bien aún es posible que renunciando o “renunciado” Cobos se victimice, cada día que pasa su situación es más incómoda para su futuro puesto que resultará difícil justificar que se ha quedado unos meses más sólo porque creía que en el Gobierno iba a ver espacio para el disenso. Restará, para los que nos interesa conceptualmente la política la discusión en torno a qué votamos cuando votamos. Si votamos un Programa en el que los candidatos son meros ejecutores, resulta claro que Cobos debió renunciar por no haber llevado adelante el mandato que el pueblo le exigió al manifestarse en las urnas. Si, por el contrario, al votar votamos, más que Programas, la capacidad y la idoneidad del representante para poder decidir sobre los asuntos de la cosa pública, existe la posibilidad de que aceptemos que una misma lista pueda llevar candidatos al ejecutivo que no funcionan de manera homogénea y que lejos de dejarse llevar por ideologías y programas, apelan a ese ámbito especial que es la libertad de conciencia. Esta última visión, más aristocratizante, supone que el representante está más capacitado que el pueblo mismo para saber qué es lo que hay que hacer y cómo debe hacérselo. De aquí que el representante tenga plena independencia en sus decisiones aún si éstas van en contra de aquello por lo que el pueblo lo eligió.
Pero este tipo de discusión, la más interesante y la menos coyuntural, hoy sucumbe ante los operadores berretas, los editorialistas interesados y las variables del periodismo de espectáculos aplicadas al análisis político.
Amigo Dante,
Es probable que la idea central de su entrada tenga lógica, comparto bastante.
Pero tengo que revirar en que, sin elementos de juicio definitivos para evaluar la capacidad de liderazgo de Cobos por mi parte, veo ciertamente difícil que aún renunciando pudiera asumir por más de 6 horas seguidas la función de líder de la oposición.
Mi sensación (y es sólo una sensación, como dije no tengo pruebas) es que el tipo no tiene pasta. Que es algo similiar a De La Rua. Pero que por suerte nos estamos dando cuenta de su calidad de NABO HIGH QUALITY antes de que sea demasiado tarde.
Al tipo le llenó la cabeza dibujándole un futuro venturoso como presidenciable el mismísimo Tachuela, operador fundamental en la movida de la 125, y después de lograr su cometido (poner en entredicho la capacidad de liderazgo K) obviamente lo dejó en banda al Cleto (que es lo que los traidores ganan con sus actos, remember Judas). Eso sí, lo anotó en un par de Maratones y le compró entradas a un par de eventos deportivos para que se diera su baño de popularidad. El Cleto tiene menos idea de popularidad que Sanfilippo pero quiere competir en 2009 sin verse forzado a una triste renuncia y salida del PEN de manera unilateral: necesita victimizarse.
Aprovechando que nombré a De La Rua, todavía es el día de hoy que me pregunto cómo un tipo que tenía… qué se yo… 40 años de Comité, 40 años de rosqueo, 40 años disputando la convención del partido, la juventud universitaria, la mejor silla en cualquier comité de barrio en la Capital, no haya sabido ver que avalando a Flamarique le estaba pateando el orto al Chacho y que pateándole el orto al Chacho se estaba pateando el orto a sí mismo. Se puede ser lo suficientemente estúpido para salir del estudio de Tinelli por la puerta equivocada, pero si lo único que hiciste en tu vida fue rosca política, cómo podés ser tan ciego, tan nabo, para pensar que la mesa chica la podías cerrar con Pato Bullrich, Santibañez y Antonito, my god!! Alguna vez, cuando el tema entre en los manuales de historia del alumno bonaerense, ese podría ser un debate en AP.
Una sarta de obviedades este comment, no? Pero la demostración de que no se necesita monarquía hereditaria para tener un nabo en el sillón de Rivadavia o el sillón contiguo.
Sepan disculpar…
Contradicto querido: acuerdo con usted en que Cobos «no tiene pasta». Lo que yo quise decir es que de haber renunciado el día del voto no positivo, él hubiera aparecido como jefe de la oposición. Pero de ahí no se sigue que él pudiera sostenerse en ese lugar. La casualidad lo puso ahí. Su incapacidad se encargará del resto. Abrazo grande
Palma, sos incorregible como sofista.
«De aquí que el representante tenga plena independencia en sus decisiones aún si éstas van en contra de aquello por lo que el pueblo lo eligió.»
Como si a Cobos lo hubieran elegido para aumentar las retenciones agropecuarias. Te recuerdo que buena parte de los productores rurales también votó por esa fórmula. ¿O querés decir que el pueblo lo eligió para decir que sí a todo lo que se les ocurra a los Kirchner?
Saludos
Yo no creo que Cobos se hubiera convertido en jefe de la oposición si hubiera renunciado.
Y además creo que el 28 de octubre del año pasado la gente no votó ni de lejos un programa porque el programa no existía (y mirá que lo busqué ¿eh?), así que da lo mismo el que esté (o los que estén) en ese lugar, porque todo se va improvisando al ritmo de los acontecimientos.
En fin, cuatro años yendo de un lado a otro. Ya se verá.
Lo de De la Rua y el rosqueo, yo también me lo pregunto siempre. Una posible respuesta que me doy es que al tipo las cosas no le hayan costado nunca demasiado dentro de la misma UCR y se malacostumbró. O que le llegaron de arriba y sin pelearlas demasiado, como por estar en el lugar justo en el momento justo, o algo así.
Yo estoy convencido de que De la Rúa no esperaba la renuncia de Chacho. Se vio sorprendido, posiblemente porque suponía que, procediendo Flamarique del Frepaso, sería el propio Chacho el más interesado en taparlo.
Por otra parte, esa fue una ruptura a medias. Chacho siguió garantizando la gobernabilidad en el Congreso, bancó los siete «ajustazos» y el contenido mismo de la reforma laboral, bancó la entrada de Cavallo en el Gabinete, la continuidad del pago de la deuda, el déficit cero, el recorte del 13%… Su lugar, el 20 de diciembre, como él mismo lo reconoció, estaba en ese helicóptero que nacía del sentido político de las acciones de la Alianza en el gobierno.
Es importante remarcar que, incluso luego de septiembre de 2001, parte del PJ amparaba al oficialismo mejor que el propio partido radical. Los votos decisivos para las leyes solicitadas por el FMI procedieron del ala menemista, liderada por Eduardo Menem en el Senado.
El primer quiebre es el corralito, obviamente. Ahí el duhaldismo percibe que la transición se puede acelerar bruscamente, y acelera la «operación Puerta» en el Senado.
Pero la decisión inexplicable, amén de inconstitucional, es la declaración unilateral del Estado de Sitio el 19 de diciembre, con el Congreso en ordinarias tratando, para peor, el nuevo ajuste de seis mil millones pedido por el FMI. Con el país en default, con la cadena de pagos rota, con el comercio parado, hasta Clarín pasó a pedir que lo sacaran.
En ese momento, con o sin movilización, De la Rúa selló su destino y el de la Alianza. Con movilización, peor.
En cuanto a Cobos, es evidente que no está tan seguro de saltar al llano. Todos los días larga encuestas que le garantizan un puesto como senador si se presenta en 2009, pero no mucho más. Su proyección nacional desaparece del todo. Por eso, es entendible, en la lógica perversa de este muchacho, que no renuncie y busque utilizar su imagen -por cierto, en caída hasta la semana pasada- para imponer condiciones en la UCR. Del otro lado, Morales arma castillos de naipes para sobrevivir, sea con Carrió, sea con Giustiniani -otro jefe de partido en problemas-.
Diría que las chances de Cobos mejoraron con el distanciamiento entre Binner y Carrió. Pero hasta ahí nomás. Demasiados caciques y pocos indios.
La trayectoria de De la Rúa fue de protegido de Balbín a hacer la plancha en The Buenos Aires City, que lo inventó antes de que tuviera que demostrarle nada. Ha tenido que rosquear pero tampoco tanto. Yo tengo la impresión de que es más un producto de su electorado.
Ana C., si Ud. se pregunta lo mismo que me pregunto yo, yo me pregunto para qué me pregunto algo que Ana C. ya se preguntó. O Ud. se pregunta otra cosa o me pregunta a mí qué me voy a preguntar así nos preguntamos cosas distintas…
Me sigue?
Me gusta AP porque uno lanza el comment más descolgado y hasta ese tiene prensa. Mientras que si llamo a la radio seguro que da ocupado y no me gano las dos entradas para ir a ver a Palo Pandolfo en el Atlas de Ituzaingo.
De lo que leí, me hace ruido el comment de EM, aunque sin duda ambas posiciones (la suya y la mía) podrían nunca ver la verdad: aún cuando efectivamente Chacho jugó un juego muy extraño y muy de progresista blanco de «romper huevos sin que queden cáscaras», el discurso de renuncia y todo el ajetreo de esos días tenía un peso simbólico muy alto. Evaluar que hizo después Chacho no está en el foco: lo sorprendente es lo que hizo después FDLR. Esto es, seguir gobernando COMO SI NADA, COMO SI HUBIERA LLOVIDO LA MAÑANA ANTERIOR.
El tipo, independientemente de ocupar el primer lugar en la fórmula presidencial, era uno de los hemisferios de una alianza de dos con representaciones políticas equiparables, es decir que AMBOS
…estaban ahi como producto de sí mismos (de su partido) y como producto del otro.
No estamos hablando de una representación minoritaria que dota de republicanismo, federalismo y elegancia a una fórmula como es el caso Cris-Cleto.
Tamos hablando de dos tipos que le debían al otro casi la mitad de lo que eran y para quienes la posición uno-dos, presi-vice, era mucho menos evidente y mucho mas «reversible» que en el caso actual: y bajo esas circunstancias, de nuevo: con 40 años de política encima, el nabo de Villa Rosa siguió como si nada.
Insisto, sin juzgar lo que haya hecho Chacho (otro caso paradójico de como hacer estallar en millones de diminutas esquirlas y en menos de un año el capital simbólico obtenido con una renuncia basada en preceptos morales en un país que pedía a gritos ejemplos como ese, quiero decir que lo de Chacho también es incomprensible y más cuando uno recuerda que una multitud de gente se juntó cerca del Varela Varelita a vivarlo) a mí nunca me ha dejado de extrañar lo obtuso, lo simplote, en términos de capacidad de lectura política y manejo de recursos que algunos de los dirigentes que llegan MUY ARRIBA manejan. Chicos de un centro de estudiantes de escuela secundaria lo harían mejor.
En fin.
Contradicto: en realidad, no. No eran comparables porque la UCR ponía el aparato, los gobernadores, el grueso de los legisladores, los ministros más importantes (Economía, Relaciones Exteriores, Interior, Jefatura de Gabinete), y, mucho más importante, el presidente. No se trataba de una alianza en un sistema parlamentario.
Y por otra parte, ¿cuántas chances había de que Chacho renunciara? Sinceramente, para mí, ni lo barajó. Cuando sucedió, hizo la lógica: aquí no ha pasado nada, las instituciones están en orden, la coalición seguirá o no su curso, y ello no afectó la gobernabilidad. Después de todo, ¿para qué cuernos hay un vice, aparte de para sacarse fotos, hacer como preside el Senado, y, más importante, cubrir al presi mientras se va de viaje? (cosa que puede hacer una lista de figuras que llega al presidente de la Corte Suprema)
¿Cuántos vices habían renunciado antes, pese a durísimos enfrentamientos?
Una vez que sucedió, FDLR no tenía alternativa: tenía que hacer como si nada. La otra era renunciar y llamar a anticipadas. No se me ocurre una tercera.
Pepe Palermo Says:
Noviembre 28th, 2008 at 9:52 am
Dante Palma, vaya a saber
por qué palma, el Dante
que los fideos al dente
no a todos les da igual.
Dante bajó a los infiernos
de ellos habla ¿o habla de él?
así es imposible saber
qué es sujeto y qué es objeto
Que oír cualquiera oye
claro, si no se es sordo
más lo que produce estorbo
es el saber escuchar
Cuando uno tiene respuesta
aún ya antes de leer
¿será forma de responder?
o de ignorar la propuesta.
Contradicto, Werne, Ana, Ezequiel: Gracias por comentar
Pepe Palermo: muy bello poema
Quintín querido: un placer reencontrarte y un honor que, nuevamente, me llames «sofista». Recuerdo que el día que por primera vez fui a la casa de Abraham me encantó una pequeña figurita de cerámica que decía: «Tomás Abraham, sofista». Quizás eso haya determinado mi forma de pensar la política. Una lástima que debas salir de La lectora y venir hasta Arte Política para reencontrarte con la adrenalina de la discusión. Acá no creo que encuentres censura salvo que insultes o agravies y seguramente vas a hallar varias notas de buena calidad. Ojalá sigas escribiendo sobre cine que, me han dicho los que saben, lo hacés muy bien. Te mando un abrazo grande. Dante