Ahora, en estos momentos, se debe estar llevando a cabo, según lo anunciado, el acto del Día del Lector, en el Salón Dorado de la Casa de la Cultura del Gobierno de la Ciudad. ¿Domingo a las 12? Más bien horario para un asadito que para una celebración de este tipo. La fecha se puede entender: es el día del nacimiento de Borges, pero: ¿y la hora? ¿darán por sentado que no va a ir nadie más que unos pocos funcionarios, y así pueden liquidarlo rápido, una vez cumplida la formalidad, y cada uno a casita a mirar el partido, comer los ravioles o dormir una buena siesta?
Pero no era de eso de lo que quería hablar sino de los que, presididos por Mauri, y con la obvia presencia de Kodama, harán uso, como se dice, de la palabra: Aguinis y Kovadloff. ¿No tenían otros? Elegir dos mediocres solemnes, sin una sola idea original en la cabeza, escribas a sueldo de La Nación, liberales emperrados, almidonados, altamente pagados de sí mismos, saturados de envenenado encono hacia todo lo que huela a popular o a sensibilidad vital o rotura de algún molde tranquilizador, ¿es un acto de franqueza de Macri y de su secretario de cultura y turismo (¿o de turismo y cultura?)? ¿Es que, con la cortedad de pensamiento que los caracteriza, se dijeron, «ahí están representados los escritores argentinos, no hay nada más que buscar», y los llamaron, así de paso todo queda en familia? ¿Y se evitan, también de paso, cuestionamientos incómodos, o al menos coexistencias incómodas, carraspeos, miradas de soslayo al ir a agarrar un canapé o hacerse servir una copa? O tal vez, tal vez, tal vez, quién sabe, lo que pasó fue otra cosa: ningún otro escritor quiso estar presente, ninguno aceptó salir fotografiado con Macri, algunos porque habrán pensado que su estómago o su sentido de la dignidad no lo soportaba, otros por puro y simple temor al quemo. ¿Habrá sido eso? Ojalá. El tan mentado «campo literario argentino» ganaría unos cuantos puntos en mi estima, y en la de unos cuantos. Me gustaría que hubiera sido eso, pero, conociendo al ambiente, lo dudo. Si alguien tiene la información que me la pase: si fue un «no» masivo el motivo por el cual la representación de los escritores en los fastos macristas se reduce a estos dos lamentables ejemplares, mis estimados, podremos decir que esta sociedad y esta cultura todavía nos da motivos para alegrarnos.
Aguinis es de una mediocridad desoladora. Además escribe mal, muy mal, pésimamemente mal. O elije mal a sus ghost-writers y todo lo que se le achaque fué, es o será cierto.
Pero que Santiago Kovadloff haya virado hacia le derecha no es sinónimo de mediocre. Esa es una calificación o más bien una descalificación Ad Hominem. Por el contrario, fué siempre un buen pensador con ideas propias, que es mucho más de lo que se puede decir de don Marcos, el Vanidoso.
Lamento su actual acercamiento al macri-lopezmurphismo, pero ese no es un motivo para ponerlo en la misma bolsa con el otro. Si calificáramos a los escritores por sus posiciones políticas, ni quiero pensar adonde estarían Ezra Pound, D’Anunzio o Borges, salvando las enormes diferencias.
El viejo Ezra se hizo mussoliniano, así como se hizo filonazi otro escritor genial, Louis Ferdinand Celine, lo que no me impide admirar a Pound y tenerlo permanentemente como referencia, fuente de consulta y de placer y hasta guía del pensamiento. Borges era un escritor completamente fuera de lo común y un genio, y políticamente un gorila y un necio obtuso, incapaz de pensar seriamente nada en ese terreno, un pulsilánime en lo político (y con las mujeres) que, cuando se encontraba a solas con la letra, dejó escrito gran parte de lo mejor que produjeron la lengua y el pensamiento castellanos en el siglo XX, imprescindible para mí en ese sentido. D’Annunzio, mussoliniano suntuoso y vacuo, sabía escribir con belleza y produjo esa obra maestra que es El inocente. Que Kovadloff comparta con ellos la ubicación en la derecha (cierto que en derechas muy distintas) no autoriza a considerarlo un buen escritor. Cuestión de criterio, por supuesto. Para mí, es un mediocre: un engolado vendedor de baratijas envueltas en grandes palabras y en pensamientos supuestamente profundos y aparentemente complejos que no son sino la apenas ingeniosa danza de una estrategia destinada a seducir lectores de La Nación. Básicamente, la operación de Kovadloff consiste en un llamado a la problematización para en realidad desproblematizar todo y dejarnos muy tranquilos, conformes con este mundo de mierda.
Balvanera:
Me parece q para cerrar el combo le faltaría dos que vienen de la filosofía barata: Ale Rozitchner y Tomás Abraham, que el otro día estuvo comentando pelotudeces en TVR.
Un abrazo
Raro que Ale no esté… Pará, ¿no es el Día del Lector? (jeje). Ya bastante agrede a la fecha Aguinis. Ale tendrá que escribir algo mejor que «la es la coartada de los corruptos»
Se me ocurrió, leyendo este buen post, esto:
En la literatura, la derecha se convirtió en lo que era el opio en el siglo XIX: para muchos escribir como Baudelaire significaba hacer el mismo camino. Y empezaron por el opio, evitando el camino del talento. Hoy ser de derecha parece agregar un plus a cualquier escritor. Ante -supongamos, para no debatirlo todo de nuevo- «un giro a la izquierda, o un giro populista» de Latinoamérica, ser de derecha convierte a un escritor en «políticamente incorrecto». Y la incorrección política, como el opio en Baudelaire, baña de una supuesta autoridad a un escritor, antes que el análisis mismo de su obra. Semejante mito quedó plasmado por Vargas Llosa (no puedo encontrar la entrevista): «la derecha escribe mejor», dijo alguna vez.
No sé, una idea que se me ocurrió.
El problema es que su publico no sabe «catar» pensadores. Hasta dicen Aguinis escribe «simple para que entendamos todos» o «él sí tiene sentido común».
A Tomás, lo consideran amigo de Lilita y con eso piensan «es serio, es honesto».
Tomás: Respecto de lo que decís de Baudelaire, el opio y los artistas torturados como postura de incorrección, un amigo que no veo hace años decía: «no crean que si se cortan una oreja van a pintar como Van Gogh»
¿S. Kovadloff no es un orgánico de la CC?
Lo que pasa es que diversifica público vía La Nación.
Habria que pegar todas las ultimas fotos de Macri… es un cambalachero.
Cierto, ahora que me acuerdo, andaba codeándose con Carrió, es lo último que supe de SK en cuanto a algún tipo de afinidad partidaria. Pero eso fue hace mucho, creo que durante la campaña electoral, ¿no? En todo caso, hay un espacio común. O no: a Carrió es más fácil vincularla a Maffía o a Cabanchik, que no son tan monigotes aparatosos como SK, tan típicos exponentes de lo que se supone que debe ser un intelectual para que la gente que quiere armonizar las abultadas cuentas bancarias y el «pensamiento profundo» pueda dormir tranquila. Podemos pensarlo por otro lado: ¿cómo sería un escritor macrista, dejando de lado a Alejandrito, que es cualquier cosa, un experto en relaciones públicas o algo así? Fogwill le organizó un congreso, pero de ahí -es decir: de juntarse gracias a Macri unos mangos y conseguir salir fotografiado y haciendo declaraciones en medios- a ser macrista hay diferencia.
Yo creo que sería un escritor de libros de autoayuda bien berreta.
El ex alfonsinista recalcitrante Kovadloff sigue jugado en la CC, mire esto sino: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=902897
Que cosa patética cuando un político va a un lugar del que anda caza como un encuentro literario o filosófico.
Realmente me cuesta creer que en Artepolítica se molesten porque escritores (buenos o malos) participen de una construcción política opositora. Justamente cuando ustedes integran espacios como Carta Abierta.
No importa si escriben mal, lo que a ustedes les jode es que estén a su derecha.
No entiendo por qué no toman un articulo de Aguinis o de Cabanchik y lo critican como hicieron con la nota a Sarlo, en lugar de criticarlos a ellos por su filiación política o su ideología.
No, Adrián: entendió al revés. No me molesto para nada. Por el contrario: me pone muy contento que Macri no sea capaz de convocar, según parece, ni un solo escritor como la gente. Eso me hace mejorar la opinión que tengo de mi gremio. En lo político, se entiende. y ese «ustedes» no sé de dónde lo sacó. Yo, personalmente, integro Carta Abierta, pero ¿quién le dijo que los demás que escriben acá también lo hacen? ¿No es un tanto prejuicioso lo suyo?
¿Cómo que Macri no fué capaz de convocar ni a un solo escritor como la gente?
La convocó a la Kodama, que le escribe los cheques póstumos nada menos que a Borges!
Su argumento sigue sin convencerme.
Y en cuanto al uso del «ustedes» me refiero a ;a gente que normalmente postea en Artepolitica. Si no me equivoco, algunos de los fundadores de Arte Politica pertenecen a Carta Abierta y a mi me parece muy positivo que se jueguen por el proyecto en el que creen. Si tuviera prejuicios no pasaría a leerlos.
Solo me pareció que decir que a la «derecha» no hay escritores como la gente es discutir personas y no políticas.
Que yo sepa, ninguno de los fundadores de Artepolítica pertenece a Carta Abierta. Y ¿sabe una cosa? Soy humano, así que cuando veo que la gente más talentosa está de mi lado me pone contento, y me da tristeza que gente que admiro como admiro a Eliot y Borges (¡¡y cómo los admiro!!) está en otro.