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Me resultó tan interesante la nota de Sergio, que me surgieron algunas dudas, que escribo a continuación. Mientras sirvo algunos vinos para brindar por la suerte del club de Paris!!
El tema de la transversalidad es un tema inherente al kirchnerismo, sin lugar a dudas y aunque soy nueva en este portal, agradeciendo la oportunidad histérica, e histórica de haberme enganchado (gracias Mendieta!!) intentaré sumar algunos condimentos para reflexionar sobre este entuerto llamado transversalidad.
Me parece humildemente que hay que repensar ciertas cuestiones.
La transversalidad fue, se dice, un intento del kirchnerismo por encauzar una relación dispersa con las clases medias. Me parece que podríamos analizar esta cuestión desde dos miradas, aunque no sé si alguna de ellas es la correcta, es más no sé cuántas otras habrá que no se me han ocurrido aún y quizás no se me ocurran nunca!!
Una manera de mirar la transversalidad es pensar que el kirchnerismo necesitaba conformar una red de vínculos políticos con aquellos que, desencantados del fracaso del Frepaso, Frente Grande, alianza (nótese la minúscula es intencional, todavía no empecé a tomar), y diversos inventos anexos, le permitiera arribar a la creación de un ¡partido? (Frente para la Victoria); otra es que K intentaba con la “transversalidad” sanear los vínculos con el Gran Partido Nacional Justicialista (PJ) para que lo “mejor de cada casa” quedara en sus manos. Algunos piensan que era para darle un susto a los muchachos …
Resumiendo en palabras de gente cercana a un actual intendente del conurbano bonaerense que ganó las elecciones a pesar de algún ministro actual “una manera de salirse del pejota”.
Pero ahí empiezan los problemas que tengo con la existencia de la “transversalidad”. Porque en realidad, como la palabra lo indica, transversalidad no existe, es decir, en la versión vigésimo segunda del diccionario de la Real Academia Española, no está, no figura, no sabe, no contesta.
En este sentido me parece que la mejor idea posible … ¿posible? para los que se decían transversales, era conformar un partido, movimiento, espacio, algo que reuniera a todos esos protagonistas del sector progresista blanco y negro, por que no también gris y luego o desde luego (esta es otra discusión) sumarse a las políticas del kirchnerismo, según el caso.
Ahora si nos quedamos con la otra manera de mirar la transversalidad (pensar que el kirchnerismo nunca quiso nada de todo lo anterior y que simplemente, vaya! sencillamente, es decir, únicamente, se llevó algunos “cuadros” sueltos con la intención de “blanquearse” de la imagen muuuuyyyy pejota de ser la herencia que nos dejó Duhalde) ni hablemos.
Analicemos entonces bajo estas nuevas perspectivas a los personajes citados en el artículo anterior, a ver si podemos entender juntos qué le pasa a la “transversalidad” si es que le pasa algo, pero además digámoslo claramente porque es interesante mirar bien a los personajes. Mira con quien andas ….
Ocaña-Basteiro
Buena gente. Uno más que la otra.
Ninguno de los dos sabe muy bien cómo construir política. Digo, no tienen ni conforman un partido transversal, apenas un espacio demasiado espacioso, de la mano de Alberto F. A mí, no sé que opinan formar parte de un algo en serio me pareceesencial a la hora de pararse en alguna parte políticamente.Porque si no un dirigente es un cuadro suelto que va para cualquier lado cuando puede y lo dejan … una especie de politécnico útil a cualquier servicio (con perdón de la palabra), una figurita bah!
Son, decía, en ambos casos, figuras nacidas a la luz por sus actividades en el “esclarecimiento” de diversas cuestiones o la “lucha” sindical por la línea de bandera.
La Sra. Ocaña gestionó bien en Pami, si lo comparamos con lo anterior, muy bien. Ahora si lo comparamos con lo deseable, con las expectativas creadas, sólo bien.
Ahora está gestionando el Ministerio de Salud. Por ahora no parece encontrar la forma de hacerlo. Ya van como nueve meses, pero démosle más tiempo … no?
Basteiro es Diputado Nacional por el Socialismo. Actúa como kirchnerista cuasi crítico.
Se manejó muy bien en la cuestión de Aerolíneas, conservó la línea y fue consecuente con lo que venía reclamando cuando era sindicalista. Nunca lo vimos gestionar, no sabemos mucho más de su construcción. Le damos más tiempo? Y bueh!
Igual sepamos que ambos podrían mañana salirse de estos roles y nada ocurriría. Quiero decir, no han podido aún plasmar un proyecto político, poner «alguito» en marcha que ayude a la construcción de la supuesta transversalidad. Algo que no sean almuerzos o cenas con Alberto, o conferencias de prensa. En fin, algo. Sus apoyos son sus roles. no hay mucho más.
Ibarra-Telerman-Filmus
Cualquier semejanza entre estos personajes y una novela colombiana de la tarde es verosímil.
El primero es un negador por excelencia que cree que siempre hizo todo bien, y da consejos que nadie pide, tiene el síndrome de hijo único y encima Cromagñon … así que mejor ni hablar.
El segundo se le parece, tiene dotes de prima donna pero mejores relaciones con el mundo peronista y progresista. dejemos al tercero por ahora.
En el medio de todos ellos otra vez Alberto.
Asá las cosas me parece que el kirchnerismo se equivocó mal frente a las elecciones a Jefe de Gobierno en la Ciudad … o no … lo entenderemos con el tiempo supongo. La cuestión es que apostó a tener un enemigo poderoso enfrente.
Nunca sabremos si el problema reside en que no entienden a los porteños o si les hacen estas cosas porque los entienden.
La cosa es que K entregó la ciudad a Macri al inventar a Filmus a destiempo.
Quizás una fórmula Telerman-Filmus o Filmus-Telerman (esta última hubiera requerido humildad, algo que en política no abunda) probablemente hubiera ganado, aunque fuera en segunda vuelta.
Quizás deberíamos preguntarnos si los compañeros del PJ no hicieron todo lo posible para que ganara Macri, teniendo en cuenta que muchos de ellos se llevan mejor con el ingeniero que con el Presidente, no?
De los tres mencionados ninguno tiene mucha idea de cómo se construye nada que no sea una maqueta de sí mismo.
De los tres, es Filmus, lejos, el mejor, aunque ha demostrado que es mejor técnico que político (la dificultad de ser una y otra cosa es una tema que habría que tratar alguna vez).
Igual sepamos que los tres podrían estar o no mañana y nada ocurriría. Quiero decir, no han podido y creo que no les interesa, dejar un proyecto político en marcha que ayude a la construcción de la transversalidad. Sus apoyos son sus roles???? Puede ser en el caso de Filmus. No me parece que los otros dos aporten nada.
Luis Juez
Este caso es parecido, sólo parecido, al de otros candidatos a gobernador o intendente, en los que el kirchnerismo jugó a varias puntas. El invento de las colectoras a legisladores, consejales y diputados en todo el país, lo reflejó mejor. Pero es lo mismo.
Este personaje difiere de los mencionados anteriormente en que, a pesar de haber perdido el respeto por el kirchnerismo, o quizás a causa de ello, desde el momento mismo de su derrota en la provincia de Córdoba decidió dedicarle todo su esfuerzo a un armado provincial y se pasa los días recorriendo la provincia.
Igual tengamos en cuenta que es un personaje difícil para sentársele al lado, porque nunca se sabe con qué chiste cordobés va a salir.
Lo más interesante que le escuché decir por estos días, es que no va a cerrarse a ninguna construcción colectiva nacional pero que para él primero está su provincia. Ojo, lo dijo en la tele, así que o se está rifando o va en serio. Creo lo segundo, está a la espera de ofertas interesantes pero no quiere comprar el mismo auto usado otra vez.
Ahora bien, ¿K tuvo mala suerte porque Juez perdió en Córdoba? o ¿Juez perdió en Córdoba porque K se abstuvo de confrontar con Schiaretti y armó un escenario en el que cualquiera podía ganar y al kirchnerismo le daba lo mismo uno que otro? o ¿Por qué debería haber apoyado EN SERIO K a Juez si no le garantizaba nada y encima es un transversal que sabe construir política? Qué se yo!
Igual sepamos que por lo menos en Córdoba no da lo mismo que Juez esté o no, y eso ya lo pone en otro lugar, aunque no sé si quiera o pueda lograr poner un proyecto político en marcha que ayude a la construcción de la transversalidad. La verdad, no me parece que lo vaya a hacer. Los K hoy no tienen su apoyo, no descarto nada en el futuro, supongo que dependerá de saber pedir disculpas adecuadamente, si es que a los K les interesa pedir disculpas políticamente hablando.
Hermes Binner
Bueno, acá estamos en problemas porque directamente disiento con la idea de que Binner fue transversal alguna vez. Mas bien mi sensación es que aprovechó todos los momentos posibles de manera muy inteligente para “hacer como qué” y en ese tránsito todos creyeron que era lo que no es. Por ejemplo en la cuestión de las retenciones siempre estuvo en contra, no cuando la 125 … mucho antes. Binner, es, creo yo humildemente, uno de esos personajes muy parecidos a Carrió, esto es, un “progre verbal”, alguien que de vez en cuando dice algo progre o hace algo progre, pero que en el fondo de su pensamiento es una rara especie de De La Rúa con suerte. (Si alguien piensa que DLR era tonto que me explique cómo llegó a presidente …) Hoy Binner hace de opositor silencioso. En fin …
Igual sepamos que por lo menos en Rosario y probablemente en Santa Fe, el tipo tiene un proyecto político en marcha que ayuda a la construcción del Socialismo, porque el partido es más que centenario y la transversalidad la usó siempre muy bien. Su apoyo va y viene según conviene.
Conclusiones
1) La transversalidad no existió, existe, ni (parece) existirá.
2) Las figuras sólo son útiles si conforman una construcción colectiva.
3) A la suerte hay que ayudarla haciendo política y construyendo espacios y partidos.
4) A los tibios, negadores, prima donnas y otras yerbas los vomita la ciudad o Dios, pero alguien los vomita.
5) Los cordobeses son gente desconfiada y hacen bien.
6) Los socialistas ídem anterior y encima raras avis.
En fin, creo que va siendo tiempo de ponerse a trabajar para tener partidos y organizaciones serias en vez de pensar en transversalizarse.
Les sirvo un whisky o prefieren grapa?
Recojo lo ya dicho en el post de Sergio.
El tema es qué entendemos por transversalidad. El concepto tiene su historia, y aunque Kirchner participa de la misma, lo hace en un sentido diferente del habitual.
En 1994, creo, tuvo lugar la “Conferencia del Molino”, donde Chacho Álvarez acordó una alianza política con José Octavio Bordón, como parte de la cual se realizarían internas para dirimir una fórmula presidencial. Nacía el FREPASO, el primer gran punto de llegada del frentismo.
La foto principal tuvo por protagonistas a ambos comensales, pero hubo un tercero: Néstor Kirchner. A diferencia de ellos, Kirchner se comprometió a defender una agenda en común, pero dentro del PJ (”es una locura irse del peronismo”, dijo en aquella ocasión).
Así nació el concepto de transversalidad: defender una misma serie de propuestas desde diferentes espacios, sin la reducción a la unidad partidaria. Algo muy distinto de la más cercana estrategia de alianzas electorales que tan mal le ha salido a NK.
Y digo que le salió mal porque, si bien en 2003 logró una victoria a lo Pirro sobre Macri, para 2007 el macrismo era, retrospectivamente, invencible. La disolución del campo progresista no pasaba por la relación Kirchner – Telerman, sino por la relación Ibarra – Telerman, que era insostenible. Y recordemos algo importante: el FPV llevó dos listas de legisladores. Una, encabezada por el propio Ibarra, la otra, encabezada por Ginés González García. La lista de legisladores de Ibarra fue la segunda en la elección, duplicando al ex ministro de Salud, pero Ibarra jamás hubiese apoyado a Telerman, a quien asociaba con el proceso político que llevó a su destitución. Toda la campaña de Ibarra se basó en el ataque intransigente, tanto a Macri, como a Telerman.
¿Hubiésemos podido prescindir de Ibarra? Difícilmente: el espacio que tuvo por figura al candidato a vicejefe de gobierno por la lista de Filmus, Carlos Heller, giraba y gira en torno de Ibarra.
Retrospectivamente, el peronismo K porteño tenía frente a sí dos formas de perder una elección, frente a una fuerza que había vencido, no sólo en la primera vuelta de 2003, sino en las legislativas de 2005, superando a Carrió y marginándolo al tercer puesto.
Desde mi punto de vista, a lo anterior deben sumarse cuatro factores:
-el peso de Ibarra en el electorado porteño.
– el adelantamiento de la fecha de las elecciones, desdoblándolas de las nacionales, por parte de Telerman. Esto impidió el instalamiento de nuevas fórmulas.
– el acuerdo entre Macri y Carrió, por el cual Carrió renunció a llevar su propia candidatura, como en 2005, a cambio de eliminar a un contendiente de cara a las presidenciales de octubre. De hecho, Carrió apoyó a Macri en la segunda vuelta, contra el candidato del kirchnerismo. Y PRO no jugó en las presidenciales.
– Finalmente, la situación nacional: para 2005, el duhaldismo había sido derrotado en provincia de Buenos Aires, pero a costa de una importante y significativa “peronización” discursiva del kirchnerismo.
En esta tesitura, la victoria de una fuerza opositora, de tono vecinalista, que además venía en racha, me parece un acontecimiento inevitable. Macri, ya en diciembre de 2006, tenía ganada la primera vuelta. Los acontecimientos posteriores le dieron la diferencia que necesitaba.
Intérpretes entonces más lúcidos, como Claudio Lozano, vieron esto con claridad, y abandonaron el barco progre capitalino antes de su hundimiento.
¿A qué jugó Kirchner en Capital? Perdido por perdido, a construir una fuerza propia, leal y partidaria, de cara a 2011, ocupando el terreno arrasado, tanto por la crisis del progresismo porteño acacecida durante el segundo gobierno de Ibarra, como por la polarización del electorado en torno de la antinomia Kirchner – Macri. Por otra parte, Kirchner, y esto siempre se ha sabido, preferiría mil veces enfrentar a Macri que a Carrió. Diversos voceros del kirchnerismo lo manifiestan en sus análisis, casi todos los días.
En síntesis, ¿qué pasó con la trasnversalidad? En Capital, al menos, la debacle del progresismo post Cromañón. En Rosario, Binner quedó entre dos fuegos: la alianza del ARI con el PS, luego el viraje hacia la CC, por un lado, y la relación con el poder central. La crisis reciente por la 125 hizo el resto.
En Córdoba, no había opción ganadora. El PJ, a diferencia de Buenos Aires, puede ganar una elección por sí mismo, y el juecismo no garantizaba idénticas chances. Claro que nadie iba a pensar en un desenlace tan lamentable: muchos cordobeses siguen pensando que hubo fraude, y que el gobierno federal apañó la victoria de Schiaretti. Éste, a su vez, y De la Sota por extensíón, acusaron la falta de apoyo y la prescidencia relativa como una traición. Resultado: el distrito lo ganó Lavagna.
Insisto en una cosa: A medida que el kirchnerismo, en parte por las circunstancias de su gobierno, en parte por la imposibilidad de construir un espacio progre no peronista -pero tampoco antiperonista-, fue retomando la vieja liturgia, hasta llegar a la reconstrucción formal del PJ, era más o menos obvio que en los viejos distritos del radicalismo, como Rosario y Capital, no sacábamos tres votos.
Macri hubiese pasado por arriba a Telerman, porque en definitiva son votos distintos, y si en tres meses lo sacamos de la segunda vuelta, eso no habla demasiado bien de su llegada. La hipótesis Telerman olvida algo esencial (hagan de cuenta que subrayo lo que sigue): el grueso de los votos, más de la mitad, que obtuvo Filmus, fueron a la lista de Ibarra. Y reconciliar a Ibarra, o a sus sufragantes, con Telerman, ni a palos. Fijate que los votantes de Telerman, en muchos casos, votaron a Macri antes que a Filmus.
Macri obtuvo el 37% en 2003 y el 40% en 2005. En 2007, llegó al 45,3%. En el ballotagge, llegó al 60%. Listo, es el justo ganador, y por una diferencia demasiado grande como para creer que fuese remontable. Ganó en TODOS los barrios, del sur al norte y del este al oeste, de los barrios radicales a los barrios peronistas, pasando por el obvio 80% de Recoleta.
Sí coincido en algo: es llamativa la incapacidad histórica del porgresismo argentino, que cuenta con una rica historia y una larga tradición, para convertirse en una fuerza política independiente. Ese es el obstáculo a vencer. Veremos si Carta Abierta se convierte en esa opción: por lo pronto, hay un espacio Carta Abierta en casi todo distrito urbano del país.
Veremos si se arma la lista de Sabatella en Provincia.
Y dejemos ya de hablar de «progresismo». Animémonos a usar esos viejos vocablos fantasmales como «izquierda»
Pulpera: Gracias por tu interés en el tema de mi post. Vos lo encarás desde un angulo interesante, distinto al mío.
Primero una pequeña aclaración: Yo no digo que K tuvo mala suerte porque perdió Juez, sino porque se produjo un resultado extremadamente ajustado que hizo suponer un posible fraude (no discuto aquí si existió o no). Cualquier resultado con por lo menos un 3 o 4% de diferencia, a favor de cualquiera de los dos, hubiera sido mejor para K.
Y luego discrepo con tu conclusión número 1. La transversalidad fue suficientemente usada en el terreno discursivo (Ezequiel nos sitúa su comienzo histórico en 1994)como para, con eso solo, tener credenciales de existencia. Un lado de la política tiene que ver con lo que se dice, que a su vez genera apoyos, votos y rechazos. Más en el caso de un concepto, del cual no se espera una aparición material, uno no puede decir: «lo busqué y no estaba en ningún lado, no existe». En todo caso no tenía una representatividad como movimiento de las bases, en eso estoy de acuerdo y se lo dije a quienes comentaron algo similar, tiene que ver con tus conclusiones 2 y 3, con las que sí estoy de acuerdo.
Cortito porque es temprano para tomarse un vinito
Sólo dos cuestiones me preocupan de los dichos de Ezequiel (aunque en otras desacuerdo, creo que son miradas diferentes, cuestiones de dónde estábamos y esas cosas)
1) Estoy muuuuuyyyyy cansada de que los «progres» crean que todo empieza con la opción de muchos intelectuales juntos (Carta Abierta), porque a veces eso termina peor.
2) Es hora de aprender a prescindir de lo que nos hace mal.
Sergio:
Cuando digo que no está lo digo figurativamente, pero también desde la praxis total. Creo que ahí acuerdo más con lo que Ezequiel dice que hizo K en el Molino (no me consta) hay que quedarse en los partidos y bancarse ser minoría para ser mayoría alguna vez. Esta tendencia a irse porque «no me contiene el partido» ha dado por resultado el triste personalismo que nos sigue llevando al fracaso.
Julián:
Nunca diría izquierda si quiero decir progresismo, no son la misma cosa, creo.
Yo no soy «progre», soy PJ. Pero bueno, parece que me asimilan. No entendí el comentario, ni el «uno» ni el «dos».
Nunca dije que el progresismo, que no es de izquierda, haya empezado con Carta Abierta. Me remontaría tranquilo, para comparar lo similar, a los años del retorno de la democracia, cuando muchos viejos militantes de la vieja izquierda radical y peronista se fueron desgranando de los partidos tradicionales y comenzaron distintas construcciones.
En ese sentido, hubo una fuerte corriente progresista con Alfonsín, especialmente en ese instante único que fue el Juicio a las Juntas.
El PI fue otro espacio muy importante de encuentro de las huestes progres, en el sufragio, pero también en la militancia.
Luego, o en el medio, la lista: FP, FRAL, MAS, PSA, Frente Grande con PC adentro, Frente Grande sin PC, FREPASO, ARI, el 2003 de Kirchner, etc.
Y por supuesto, organizaciones barriales, de derechos humanos, ONG, etc.
Ahora, progresismo con transversalidad, en el FREPASO. Porque en definitiva, en el Molino, Néstor no se subió. A los dos años, fundó la Nueva Corriente Peronista, y con Alberto Fernández organizaron las primeras reuniones del Grupo El Calafate (Tomada, por ejemplo, es de ahí).
En ese momento, el kirchnerismo era un referente provincial del duhaldismo. Y así jugó en 1999.
Ahora, que muchos progres, por ejemplo los que van a Jujuy, sigan imaginando que pueden prescindir del peronismo en la «nueva construcción política», eso es simplemente un disparate. Los que vayan en esa dirección terminan fundidos en su casa (de nuevo), algo que el progresismo sabe hacer muy bien.
Al revés, bueno, se perderá, y se verá qué otras opciones políticas tenemos. El kirchnerismo no va a desaparecer en 2011, a lo sumo volveremos a concentrarnos en el barrio y en el territorio, algo que los territoriales pedimos encarecidamente al resto. En lo personal, a mí no me cambia nada.
La lista de Sabbatella me parece una excelente apuesta, porque nos saca de ese raro piso del 30 y nos puede acercar a los votos que necesitamos. Si el peronista histórico no lo vota, el no convencido que todavía busca «honestidad» en la gestión del poder se va a ver seducido. En ese sentido, me preocuparía una lista de unidad: son electorados distintos, y requieren una apuesta que dé cuenta de la «fragmentación polarizada» que tenemos.
Y otra de D´Elía, Libres del Sur, etc. Eso, desde ya.