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Marcelo Zlotogwiazda, Periodista y economista
Eso que entona la hinchada cuando la victoria es holgada y la diferencia habilita el canto de humillación, bien puede aplicarse a una presentación ante inversores que el mes pasado realizó en Nueva York la firma australiana Orocobre respecto al proyecto de extracción de litio en el Salar de Olaroz en Jujuy. Como la hinchada del equipo que golea, el folleto alardea desde el propio título: The next low cost lithium producer. Y eso es apenas el comienzo.
El proyecto fue bendecido por Cristina Fernández en junio pasado, cuando recibió en la Casa Rosada a los representantes de Orocobre junto con el gobernador Eduardo Fellner, días después de que, en sintonía con lo dispuesto por el Acuerdo Federal Minero que firmaron en marzo las provincias que integran la Organización Federal de Estados Mineros (OFEMI) como modo de capturar algo de la extraordinaria renta minera, la empresa Jujuy Energía y Minería Sociedad del Estado (JEMSE) fue incorporada a la sociedad que explotará el proyecto -denominada Sales de Jujuy S.A.- con un 8,5% de las acciones.
Con el flanco político despejado, los impulsores del negocio salieron a promocionarlo para terminar de conseguir el financiamiento y el capital necesario, que de todos modos ya estaba casi completado con la participación como socio de Toyota y el financiamiento de un banco japonés. La presencia de Toyota se explica por la sencilla razón de que el carbonato de litio es un insumo clave para la fabricación de las baterías que alimentarán la próxima generación de autos eléctricos.
La naturaleza quiso que el 90% de las reservas de litio se ubiquen en un triángulo que abarca parte de Bolivia, Argentina y Chile. Con algo de exageración, algunos plantean que el litio es el petróleo del futuro.
Los más impactante no es el pavoneo desde el título del road show por el bajo costo de extracción, sino lo que ellos mismos informan que van a ganar. Explican que gracias a muy bajos costos operativos de u$s 1.512 por tonelada de carbonato de litio van a obtener un margen operativo de aproximadamente u$s 4.500 por tonelada, dado que el precio estimado es de u$s 6.000 (hay pronósticos que lo ubican en más de u$s 7.000 en unos años). Con una producción anual de 16.500 toneladas, la ganancia operativa es de u$s 75 millones por año.
El mismo folleto indica que la inversión de capital asciende a u$s 206,7 millones, con lo cual -afirman ellos- la ganancia permitirá un repago en nada más que 3 años. Una vez recuperada la inversión, les quedará 37 años más de concesión.
Una concesión minera de semejante rentabilidad (la tasa interna de retorno alcanza un impresionante 52%) debería dejarle al Estado más que la miserable regalía provincial, que el impuesto a las ganancias, y que la tajada provincial por el pequeño 8,5% de equity.
¡Es un afano, suspéndanlo!No es el único caso. Con palabras casi calcadas del folleto de la australiana Orocobre, la canadiense Lithium America también se jacta de estar desarrollando uno de los proyectos de litio más grandes y de más bajo costo. Está también ubicado en el Salar de Oloroz, y tiene entre sus socios a Mitsubishi y a Magna International, una multinacional canadiense muy importante en la fabricación de baterías. Ellos calculan un costo operativo aún menor (u$s 1.332 la tonelada), lo que con una producción de 20.000 toneladas anuales de carbonato de litio (más algo de potasio) y una facturación estimada en u$s 6.600 millones a lo largo de la concesión, les dejará una ganancia total de u$s 4.300 millones corrientes, o el equivalente a u$s 740 millones de valor presente descontado al 8%. Es una tasa de rentabilidad muy difícil de igualar. Otra hinchada delira.
Y hay más. La australiana Lithium Galaxy tiene en carpeta Sal de Vida, un proyecto de litio y potasio ubicado próximo al único que ya está en producción y desde hace muchos años (Minera del Altiplano, propiedad de la estadounidense FMC, extrae litio del Salar del Hombre Muerto en el límite de Catamarca con Salta). Lithium espera producir 25.000 toneladas/año a un costo de u$s 1.537, con una inversión inicial de u$s 356 millones que recuperarían en apenas 4 años, con 36 más de vida útil. Según sus números, el flujo de utilidades descontado al 8% les dejaría un valor presente neto de u$s 1.066 millones.
¡Referí, por favor! ¡Estado, urgente!Si bien hasta ahora todo indica que a nivel extractivo se repetirá con el litio un reparto de renta entre inversores y Estado desigual como en el caso del oro y del cobre, hay algunas señales que permiten albergar esperanza de que al menos parte de ese mineral va a ser industrializado localmente. Por ejemplo, el lunes pasado la Presidenta entregó un crédito del Programa del Bicentenario a una firma local que fabrica baterías; y la semana pasada se realizó en Buenos Aires con el auspicio del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva el simposio Desafíos en las baterías recargables de litio oxígeno, y entre las conclusiones se destacó el enorme potencial del país para el desarrollo de ese producto.
Para que no quede en potencial, sería bueno que haya una tribuna que lo exija.
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Marcelo Zlotogwiazda, Periodista y economista
Eso que entona la hinchada cuando la victoria es holgada y la diferencia habilita el canto de humillación, bien puede aplicarse a una presentación ante inversores que el mes pasado realizó en Nueva York la firma australiana Orocobre respecto al proyecto de extracción de litio en el Salar de Olaroz en Jujuy. Como la hinchada del equipo que golea, el folleto alardea desde el propio título: The next low cost lithium producer. Y eso es apenas el comienzo.
El proyecto fue bendecido por Cristina Fernández en junio pasado, cuando recibió en la Casa Rosada a los representantes de Orocobre junto con el gobernador Eduardo Fellner, días después de que, en sintonía con lo dispuesto por el Acuerdo Federal Minero que firmaron en marzo las provincias que integran la Organización Federal de Estados Mineros (OFEMI) como modo de capturar algo de la extraordinaria renta minera, la empresa Jujuy Energía y Minería Sociedad del Estado (JEMSE) fue incorporada a la sociedad que explotará el proyecto -denominada Sales de Jujuy S.A.- con un 8,5% de las acciones.
Con el flanco político despejado, los impulsores del negocio salieron a promocionarlo para terminar de conseguir el financiamiento y el capital necesario, que de todos modos ya estaba casi completado con la participación como socio de Toyota y el financiamiento de un banco japonés. La presencia de Toyota se explica por la sencilla razón de que el carbonato de litio es un insumo clave para la fabricación de las baterías que alimentarán la próxima generación de autos eléctricos.
La naturaleza quiso que el 90% de las reservas de litio se ubiquen en un triángulo que abarca parte de Bolivia, Argentina y Chile. Con algo de exageración, algunos plantean que el litio es el petróleo del futuro.
Los más impactante no es el pavoneo desde el título del road show por el bajo costo de extracción, sino lo que ellos mismos informan que van a ganar. Explican que gracias a muy bajos costos operativos de u$s 1.512 por tonelada de carbonato de litio van a obtener un margen operativo de aproximadamente u$s 4.500 por tonelada, dado que el precio estimado es de u$s 6.000 (hay pronósticos que lo ubican en más de u$s 7.000 en unos años). Con una producción anual de 16.500 toneladas, la ganancia operativa es de u$s 75 millones por año.
El mismo folleto indica que la inversión de capital asciende a u$s 206,7 millones, con lo cual -afirman ellos- la ganancia permitirá un repago en nada más que 3 años. Una vez recuperada la inversión, les quedará 37 años más de concesión.
Una concesión minera de semejante rentabilidad (la tasa interna de retorno alcanza un impresionante 52%) debería dejarle al Estado más que la miserable regalía provincial, que el impuesto a las ganancias, y que la tajada provincial por el pequeño 8,5% de equity.
¡Es un afano, suspéndanlo!No es el único caso. Con palabras casi calcadas del folleto de la australiana Orocobre, la canadiense Lithium America también se jacta de estar desarrollando uno de los proyectos de litio más grandes y de más bajo costo. Está también ubicado en el Salar de Oloroz, y tiene entre sus socios a Mitsubishi y a Magna International, una multinacional canadiense muy importante en la fabricación de baterías. Ellos calculan un costo operativo aún menor (u$s 1.332 la tonelada), lo que con una producción de 20.000 toneladas anuales de carbonato de litio (más algo de potasio) y una facturación estimada en u$s 6.600 millones a lo largo de la concesión, les dejará una ganancia total de u$s 4.300 millones corrientes, o el equivalente a u$s 740 millones de valor presente descontado al 8%. Es una tasa de rentabilidad muy difícil de igualar. Otra hinchada delira.
Y hay más. La australiana Lithium Galaxy tiene en carpeta Sal de Vida, un proyecto de litio y potasio ubicado próximo al único que ya está en producción y desde hace muchos años (Minera del Altiplano, propiedad de la estadounidense FMC, extrae litio del Salar del Hombre Muerto en el límite de Catamarca con Salta). Lithium espera producir 25.000 toneladas/año a un costo de u$s 1.537, con una inversión inicial de u$s 356 millones que recuperarían en apenas 4 años, con 36 más de vida útil. Según sus números, el flujo de utilidades descontado al 8% les dejaría un valor presente neto de u$s 1.066 millones.
¡Referí, por favor! ¡Estado, urgente!Si bien hasta ahora todo indica que a nivel extractivo se repetirá con el litio un reparto de renta entre inversores y Estado desigual como en el caso del oro y del cobre, hay algunas señales que permiten albergar esperanza de que al menos parte de ese mineral va a ser industrializado localmente. Por ejemplo, el lunes pasado la Presidenta entregó un crédito del Programa del Bicentenario a una firma local que fabrica baterías; y la semana pasada se realizó en Buenos Aires con el auspicio del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva el simposio Desafíos en las baterías recargables de litio oxígeno, y entre las conclusiones se destacó el enorme potencial del país para el desarrollo de ese producto.
Para que no quede en potencial, sería bueno que haya una tribuna que lo exija.
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Un comentario en «Borombombom, borombombom, es un afano, ¡suspéndanlo!»