Ignorancias

Por Pablo Alabarces
10/08/12 – 11:45
Cuando la Presidenta habla con admiración de los comportamientos de los hinchas de fútbol en las tribunas populares incurre en una ignorancia importante: la del sentido común. Con esos elogios –producidos en el mismo momento en que presenta una medida presuntamente represiva contra los actores de esos comportamientos– demuestra que está capturada en la cultura futbolística del aguante, la del hincha enamorado de su propio “hinchismo”; que no puede separarse de un movimiento que ha hecho de la pasión una suerte de legitimidad indiscutible e innegable (aunque nadie parece darse cuenta de que con pasión pueden hacerse los mismos desastres que con las mejores buenas intenciones).
Cuando el pasquín deportivista Olé cuestiona esos dichos de la Presidenta incurre en una ignorancia que se disfraza de sentido común, y es por eso ignorancia doble. Por un lado: porque en el martilleo de “toda la culpa es de las barras bravas y de sus cómplices” demuestra su ignorancia para leer los estudios más sistemáticos y amplios que se han producido en el país, el continente y el mundo en los últimos treinta años, desde The roots of football hooliganism para acá (ignorancia que es además soberbia, porque en realidad conoce esos textos y los oculta). Por otro: porque lo que Olé no admite es su corresponsabilidad en el establecimiento, la difusión y la reproducción al infinito de esa cultura del aguante que, a su vez, la Presidenta celebra sin saberlo. Buena parte de los problemas de violencia tienen su causa en los desmanes cometidos por los discursos periodísticos chicaneros, chabacanos y contaminados con una “voz del hincha” que se empeñan en reproducir, aunque debieran empeñarse en criticarla (y bien, finalmente lo dije: Olé es uno de los corresponsables de las muertes en el fútbol, aunque jamás lo admitirá).
Cuando el diario La Nación editorializa acusando a la Presidenta de ignorancia, lleva esa ignorancia al cubo. Porque a las que acabo de describir le agrega desconocimientos puntuales (llama Favita a Favifa, por ejemplo) e históricos (limita el “análisis” a los 39 muertos de la etapa kirchnerista, como si los más de 200 anteriores fueran menos importantes para explicar y consecuentemente prevenir el fenómeno). Y además, presume de ignorancia política: porque adjudicar al kirchnerismo la responsabilidad única de la complicidad con las barras es escamotear la culpabilidad compartida por toda la política “seria” (la izquierda, que yo sepa, no comparte esas culpas). Basta recordar que Hinchadas Unidas también mostró banderas de De Narváez, o que la hinchada de Boca respondió y responde al macrismo (como la de Nueva Chicago lo hace con el diputado Ritondo). Al desplazar esos datos evidentes, La Nación pasa de la ignorancia a la mala fe, con lo que también se vuelve corresponsable.
A ese cuadro insólito podríamos sumarle a Marcelo Bonelli anunciando un “debate a fondo” para luego entrevistar a Carlos Bilardo, otro cómplice; o a Marcelo Tinelli exhibiendo su amistad con la barra de San Lorenzo, la Butteler, en la pantalla de Canal 13; o al Gobierno nombrando a Marcelo Araujo como director de Fútbol para Todos, olvidando que Araujo, entre otras virtudes, es también responsable de la transformación violenta y “aguantadora” de los lenguajes futbolísticos (y que por eso mismo un relator televisivo, por la televisión estatal, supo decir “a ganar o morir”, poco antes de que la hinchada de River decidiera ejercitar esa amenaza). Y luego de esa suma, podríamos concluir que entre la ignorancia del Poder Ejecutivo y las ignorancias cómplices (aunque disfrazadas de indignación ciudadana) de la sociedad civil, lejos estamos de poder concluir con la violencia en el deporte. Que la seguiremos llamando “flagelo”, con lo que la transformamos en una enfermedad o en un fenómeno meteorológico. Y que podemos sentarnos tranquilos, entonces, a esperar el próximo muerto. Cuando ocurra (será pronto), espero que no volvamos a echar culpas alegre e irresponsablemente.
* Doctor en Sociología, investigador principal del Conicet, profesor titular de la UBA y la UNLP. Es uno de los fundadores de la sociología del deporte en América latina, y reconocido mundialmente por su trabajo sobre violencia en el deporte. Se acaba de reeditar su libro Crónicas del aguante. Fútbol, violencia y política.

Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)

"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).

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