Mañana es Zen Perón

*Por Nicolás Lantos. Al igual que el zen, el peronismo se ha divido a lo largo de su historia en innumerables corrientes. A groso modo, hoy se pueden identificar tres sectores que conviven a los codazos. Su desafío consistirá en sacarle sonido a este curioso aplauso a tres manos frente a los próximos turnos electorales y en desarrollar una plataforma a la altura de las circunstancias y de los tiempos.
“Si encuentras a Buda en el camino, mátalo”
Linji
“Dos manos aplauden. ¿Cuál es el sonido de una mano?”
Hakuin Ekaku
Existe un koan que los maestros zen utilizan para iniciar a sus discípulos en la comprensión de esa disciplina, que narra un breve diálogo entre dos peces discutiendo la naturaleza del agua. El zen, sostienen quienes lo adoptaron como filosofía o religión, es aquello que está en todas partes, que nos impregna por adentro y por afuera, de lo que estamos hechos todos, más allá de la percepción que tengamos de ello. Como el agua para los peces. Esa pregunta iniciática, ¿Qué es el zen?, ¿Qué es el agua?, tiene un correlato sugestivo en la política argentina: ¿Qué es el peronismo? Pregunta que, por supuesto, no voy a responder en el transcurso de esta nota y probablemente tampoco en el de mi vida, pero que me dan, sobre todo esta última, una buena excusa para lo que sigue:
El zen comparte con el peronismo dos rasgos centrales: la anti-intelectualidad en tanto ambos postulan que la comprensión del concepto resulta intuitiva, no racional; y la postulación de que a los objetivos, si bien son personales, no se llegan a través de una realización íntima sino que implica necesariamente la existencia de un otro y de un alrededor de los cuales es imposible abstraerse.
La pregunta iniciática del zen -¿Qué es el zen?- tiene un correlato sugestivo en la política argentina: ¿Qué es el peronismo?
El peronismo no se entiende, se siente, dice el folklore. La enseñanza del zen, a su vez, no plantea una única respuesta correcta ni los koan deben resolverse siguiendo los caminos de la lógica sino que busca que en el mismo proceso de pensar esa respuesta, de una forma diferente a la habitual, el discípulo atisbe la comprensión. Esa comprensión en ambos casos no se plantea en tanto entendimiento intelectual sino como una forma de actuar en el entorno.
Los koan son una de las principales herramientas para la transmisión de la sabiduría zen. Presentados muchas veces como historias breves, adivinanzas o juegos de palabras, plantean un problema que el discípulo debe resolver para avanzar en el camino de la comprensión hacia ese estado de iluminación que, según sostiene esta filosofía, existe de forma latente en todo y en todos. La palabra koan tiene su origen en el chino gong’àn, que significa “casos públicos”; incluso etimológicamente tiene un parentesco con la política.
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El peronismo, al igual que el zen, se ha divido a lo largo de su historia en innumerables corrientes, orgas, escuelas y fracciones que sin embargo discurren por el mismo cauce, juntándose y separándose según se presenten el paisaje y el clima (cada tanto un arroyo se aleja mucho del río principal y termina perdiéndose en otras tierras). Hoy, a groso modo, se pueden ver tres sectores que conforman el peronismo y conviven, a los codazos pero conviven, en el seno de un mismo espacio político.
Por un lado, el movimiento obrero organizado, que tuvo el pasado 29 de abril su día más triunfal en muchos años y tiene como referente destacado al líder cegetista Hugo Moyano. Por otra parte, al heterogéneo y siempre difuso peronismo territorial, que se escuda en municipios, gobernaciones y la sigla partidaria. Recientemente, el diputado José Luis Gioja fue elegido a la cabeza de ese sector como resultado de una lista de unidad. Por último, las organizaciones sociales y políticas que se nutren fundamentalmente de la militancia y el kirchnerismo de a pie y tienen como conductora indiscutida a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Los límites entre estos sectores, como en la vida misma, no son precisos ni impermeables ni inamovibles.
El peronismo, al igual que el zen, se ha divido a lo largo de su historia en innumerables corrientes que discurren por el mismo cauce, juntándose y separándose según se presenten el paisaje y el clima
El regreso de CFK, que coincidió con las semanas más frías del prematuro invierno de la economía macrista, reconfiguró la escena política, cuyo centro de gravedad se desplazó a partir del 13 de abril, cuando ella hizo su reaparición pública. En su estadía porteña, la ex presidenta protagonizó una suerte de cadena nacional no oficial, movilizó a buena parte del peronismo y revolucionó la ciudad moviendo pequeñas multitudes a cada lado al que iba. Pero no hay que mirar el dedo de Cristina Fernández de Kirchner, sino la luna que señala.
El paño de la marcha del 29 de abril contra la desocupación y la pérdida del poder adquisitivo, dos semanas más tarde, se pareció bastante a la idea de frente ciudadano que la ex presidenta desarrolló ante distintos auditorios los días que estuvo en Buenos Aires: un entramado de sindicatos, organizaciones sociales y partidos políticos, peronistas, de centro izquierda y de izquierda. Sólo faltaban, para completar el mapa, los organismos de derechos humanos y sectores de la iglesia.
Bajo la lluvia de Comodoro Py, Fernández de Kirchner habló también sobre el Congreso, que venía de aprobar holgadamente las leyes para facilitar el pago a los buitres. Dijo: “Creo que ese frente debe requerirle a ese Congreso, que antes llamaron escribanía de Cristina, que se convierta en una escribanía del pueblo, de sus derechos y de todas las conquistas adquiridas en estos años”. El tratamiento de la ley de emergencia ocupacional, con sus marchas y contramarchas, mostró un escenario nuevo. Me voy a animar a un koan: El frente ciudadano no es el frente ciudadano.
El acto de presentación de las nuevas autoridades del PJ también pintó una escena significativa. El centro del escenario estaba adornado con el logo de Gestar, la escuela de cuadros políticos que Gioja apadrina y que dirige el diputado Diego Bossio, cabecilla de la rebelión de 16 legisladores en la cámara baja. La ubicación destacada de su socio político, el gobernador Juan Manuel Urtubey, y otros dirigentes de ese palo, contrastaba con la ausencia de dirigentes de primera línea de La Cámpora, tanto sobre el escenario como en las listas.
Me voy a animar a un koan: El frente ciudadano no es el frente ciudadano
Sin embargo la nota de color fueron Bossio, Urtubey ¡y hasta la senadora puntana Liliana Negre de Alonso! entonando ‘ohhh vamos a volver’ cuando todo el teatro comenzó espontáneamente a cantar ese mantra de optimismo kirchnerista. Y un rato más tarde, al finalizar el acto, la reglamentaria marchita estuvo coronada de forma casi unánime (en las plateas y en los palcos, no así sobre el escenario) por la coda incorporada en los últimos años que remata: “junto a Néstor y Cristina / la gloriosa JP”. La lista de invitados, vale aclarar, no fue confeccionada por Máximo Kirchner.
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“Les propongo esencialmente conformar un gran frente ciudadano. Un frente ciudadano en el cual no se le pregunte a nadie a quién votó, ni de qué partido es, ni en qué sindicato está, o si es trabajador informal, o formal, jubilado, no jubilado, si paga ganancias o no paga ganancias, que no se le pregunte nada de eso. Que se le pregunte cómo le está yendo, si le está yendo mejor que antes o peor. Entonces ese es el punto de unidad de los argentinos: reclamar por los derechos que les han arrebatado”, dijo CFK frente a Comodoro Py.
“Lo importante es que los que queremos defender los derechos de los trabajadores estemos todos juntos. No somos enemigos del gobierno sino de las políticas que lleva a cabo este gobierno en contra de los trabajadores”, dijo Moyano, diecisiete días más tarde, en Paseo Colón. “No hay una máquina de medir quién es más y quién es menos peronista. Puertas abiertas, sin excluir a nadie. Nadie tiene el derecho a decir quién si y quién no, todos están convocados”, dijo Gioja, por último, al asumir la presidencia del PJ. Cualquier semejanza no es en absoluto casualidad. Pero no es lo único que tienen en común quienes hoy conducen las tres ramas principales que hoy nutren al peronismo.
Los tres, como en el koan que abre esta nota, deben aún enseñarle a sus discípulos a matar a Buda. Para alcanzar la iluminación, el iniciado en el zen debe comprender que Buda no es algo externo a él sino parte de sí mismo, por eso si lo encuentra “en el camino”, debe matarlo. Los proyectos políticos de CFK, de Moyano y de Gioja necesitan trascender de sus figuras para tener viabilidad y que las segundas líneas y los militantes puedan abocarse en la construcción de algo nuevo. Enseñar, como los maestros zen, el camino, para que otro ocupe, eventualmente, su lugar.
Los proyectos políticos de CFK, de Moyano y de Gioja necesitan trascender de sus figuras para tener viabilidad y que las segundas la militancia pueda abocarse en la construcción de algo nuevo
Seguramente el futuro no nos depare una nueva hegemonía kirchnerista en los términos que se dieron durante los doce años precedentes. Resulta difícil también imaginar en el corto plazo la instauración de una obrerocracia que refleje el histórico anhelo público de Hugo Moyano. Menos todavía parece que se vaya a restaurar un ancien regime territorial, cuya idea misma obedece más a una construcción mitológica que a la reivindicación de un pasado concreto.
Sin embargo, si el peronismo logra sacarle sonido a este curioso aplauso a tres manos, estará mucho más cerca de recuperar el poder en los próximos turnos electorales y, lo que es más importante aún, de desarrollar una plataforma a la altura de las circunstancias y de los tiempos, que dé respuestas cabales a las viejas y a las nuevas demandas de todos los sectores de la sociedad. Como dice un koan algo más contemporáneo: “You can’t always get what you want. But if you try, sometimes, you just might find you get what you need“.
Nicolás Lantos, periodista @orgullozombie

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