Una imprenta renace con el negocio electrónico

El Gobierno buscaba aplicar la ley antiterrorista, pero luego dio marcha atrás. Foto: Archivo
GRAND ISLAND, estado de Nueva York-Impulsada por su exigente e impaciente presidente ejecutivo, R.R. Donnelley & Sons Co. está ingresando en el naciente mercado de componentes electrónicos impresos como antenas delgadas y plegables RFID, sensores y baterías. Pero la empresa enfrenta una variedad de competidores y una economía desafiante.
El gigante estadounidense de la impresión, fundado hace 150 años y con sede en Chicago, busca crecer. Pronostica que sus ingresos aumentarán hasta 12,7% este año, a US$11.800 millones frente a US$10.500 millones, luego de crecer menos de 1% en 2013. Las ventas del segundo trimestre subieron 12,9%, pero se debió principalmente a compras. Los ingresos generados por negocios en marcha subieron 0,8%.
El presidente ejecutivo Thomas J. Quinlan III busca diversidad más allá de los ingresos por impresión con tinta y papel, que representa alrededor de 24% de las ventas, un descenso frente a 70% en 2000. La empresa comenzó a buscar nuevas líneas de negocios para complementar sus operaciones principales de impresión, y apostó al campo emergente de electrónicos impresos, un término amplio para un rango de tecnologías en las cuales las impresoras producen componentes al depositar eléctricamente capas de tinta conductora de un grosor preciso.
La empresa indicó en agosto que cerraría una impresora subsidiaria en Argentina, argumentando las condiciones empresa-riales desfavorables en ese país. La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, invocó una ley antiterrorista y amenazó con presentar cargos penales contra Donnelley, pero su gobierno luego dio marcha atrás. Funcionarios dijeron a la prensa local esta semana que la denuncia contra los accionistas estadounidenses de la empresa es por «quiebra fraudulenta».
Los electrónicos impresos tienen un gran potencial pero enfrentan desafíos significativos, según Harry Zervos, analista principal de IDTechEx. Las antenas para etiquetas pasivas RFID generarán ventas de unos US$9.000 millones este año. Ahora, según IDTechEx, sólo alrededor de 1% de las antenas para esos aparatos son impresas. La gran mayoría se produce a través de un proceso llamado grabado químico, que enfrenta presiones regulatorias porque emplea químicos peligrosos.
Durante los próximos 10 años, los electrónicos impresos podrían capturar hasta 50% del mercado medido por unidades, dependiendo del precio de los materiales, afirmó el presidente ejecutivo de IDTechEx, Raghu Das.
Donnelley también debe competir con rivales como Palo Alto Research Center Inc. (o PARC), el laboratorio de Xerox Corp., que se asoció con la noruega Thin Film Electronics ASA. Otros rivales incluyen una sociedad entre la alemana Mühlbauer Group y Novacentrix, de Austin, Texas. Novacentrix afirmó que planea implementar un sistema de producción integrada para antenas impresas RFIC de bajo costo y a base de cobre, para vender el año próximo.
Donnelley trabaja para reducir el costo al desarrollar nuevas tintas y procesos de integración. Su unidad de Investigación y Desarrollo ya se ocupa de eso.
Los primeros productos basados en la investigación, antenas para RFID y etiquetas NFC, comenzaron a producirse este año en una planta de impresión de Donnelley en el estado de Illinois. Las etiquetas NFC y RFID pueden ser incorporadas en rótulos de embalaje, calcomanías y etiquetas del tamaño de tarjetas de crédito que pueden ser cargadas con información digital y luego leídas por teléfonos inteligentes u otros aparatos a través de redes inalámbricas de corto alcance. Los sensores en ese tipo de etiquetas también pueden recolectar información.
En su sede de Grand Island, Donnelley trabaja para refinar estos productos y desarrollar otras aplicaciones.
La compañía desarrolla prototipos de antenas y baterías delgadas y flexibles para un rango de etiquetas para sensores, que son trozos de película transparente con electrónicos ultra delgados impresos en su superficie con tinta conductora electrónicamente. Los sensores pueden medir trauma e inclinación, temperatura, humedad, luz o la presencia de nicotina en, por ejemplo, un auto alquilado.
La empresa compra algunos de los sensores y fabrica otros. Imprime las baterías ultra delgadas y las antenas en la película, e integra otros electrónicos usando su propio proceso. El resultado se parece a una calcomanía transparente con una imagen en el frente.
Las etiquetas de sensores funcionales se fabrican al imprimir varias capas de tinta especializada en una película de poliéster. Las tintas incluyen materiales conductores como plata, cobre y dióxido de manganeso, según Ronnie Sarkar, vicepresidente sénior de innovaciones de tecnología. Las partículas deben estar suspendidas de forma uniforme en tinta que debe ser estable durante largos períodos de tiempo y bajo condiciones cambiantes durante su envío. Las partículas también deben adherirse permanentemente con las propiedades eléctricas deseadas.
Para fabricar las baterías, la tinta se deposita, capa tras capa, con un grosor preciso sobre un delgado sustrato de metal flexible como aluminio. Cada capa tiene una función distinta. Un polímero mantiene a las capas en su lugar. Dos bandas delgadas, que funcionan como conexiones eléctricas, sobresalen.
Donnelley les envió paquetes de demostración a los clientes para conocer su opinión inicial. Al jefe no le gusta esperar. «Como le puede decir cualquiera que me conozca, la paciencia no es una de mis virtudes», dijo Quinlan..

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