Uso político del antisemitismo, Ezequiel Adamovsky, Página/12.
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Acerca de Patricio
Patricio es profesor universitario de sociología. Trabaja sobre desigualdad y movimientos sociales. Se crió en un conventillo de la calle Olavarría, pero toda su vida ha sido hincha de River.
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Llamarse Adamovsky y ser investigador del Conicet, requiere mínimamente «despegarse» de todo aquel rasgo judío-israelí-sionista, que es medio, cómo diríamos… un papelón.
Para eso, bien está que escriba un artículo que repita lo que otros ya dijeron hasta el hartazgo… y su alma impoluta quede a salvo de toda sospecha.
Vos sí que vivís respirando veneno, David. Quienes se saben constitutivamente superiores, pertenecientes a una condición más alta, se ponen rabiosos ante cualquier cuestionamiento a esa superioridad, más cuando vienen de los que se supone que deberían compartirla y dicen «no, la verdad todo esto es una mentira: renuncio a ser parte de la estafa».
No sé por qué lo reducís a una cuestión de «superioridad», concepto que repetis 3 veces en la misma frase.
Lo mío era solo una observación, a sabiendas de las sutiles presiones sociales que reciben estudiantes, docentes e investigadores cuyo pensamiento pueda apartarse del sentimiento «oficial» del progresismo vernáculo, entusiasta heredero de las consignas antisemitas típicas del pensamiento nacionalista de derecha de los ´60 (que ahora transmutaron en «antisionistas»).
La agresividad inútil de tu respuesta es la palmaria demostración de lo que sostengo.
Sos incapaz de salirte del repertorio, y era previsible que ibas a encontrar esa respuesta. Los pensamientos preformateados como el tuyo ya tienen la respuesta lista. Burda, mediocre, estúpida, pero lista para tirarla en cuanto se presente la ocasión, no sea que haya que ponerse a pensar un poco y entren en riesgo las certezas.
De todos modos, una de las alegrías que me dio el hecho de que el que firme ese artículo se llame Adamovsky es demostrar, por si hacía falta, que no todos los judíos somos como vos. Más bien que muchos, por suerte, no lo somos.
Viva la diversidad, entonces.
Ezequiel Adamovsky hace rato que piensa y escribe asi. Lo que demuestra que sos un troll, David, y de los menos hábiles. Sos patético en tu intento de introducir ironías de muy baja calidad. Tu prosa es bastante limitada, por no decir de cuarta.
Francamente, como Quintín, se nota que no tomaste la píldora. es la verdecita, ¿si?
1) Que Ezequiel Adamovsky piense así desde hace rato no cambia en nada el sentido de mi opinión. La progresía piensa así desde hace muuuuuuucho, y reiterar la profesión de fé nunca está de más, especialmente en estos tiempos tan movidos.
2)No sé lo que es un troll, por lo tanto desconozco qué grado de descalificación implica, aunque entiendo que ser troll de «muy baja calidad» debe ser peor que ser troll a secas.
3)Compararme con Quintin, che, me parece demasiado, no lo merezco. Igualmente gracias.
Si, pero hay algunos papeloneros que no se curan ni cuando se lo dice la gente del palo. Tu caso, p.e.
Que triste que debe ser no tener la capacidad de conmoverse ante nada. Que patético y digno de lástima el ser que asume que todos – como él – se mueven por algún interés, abierto u oculto.
Si fuese creyente diría que el demonio es eso, precisamente, la ausencia de sentimientos. Asignar a todo ser humano motivaciones egoistas, o interesadas, es desconocer la humanidad, capaz de las peores crueldades, como los burócratas nazis o los aviadores israelíes, y también capaz del mayor heroísmo, que es dar la vida por el prójimo. O dar, con la propia vida, testimonio de lealtad, de consecuencia. Como Rodolfo Walsh, como en el guetto de Varsovia, como cualquier miliciano resistente en Gaza.
Empero, para los que no conocen el amor todo se reduce a calculos, intereses, negociación.
No todo se compra, ni todo se vende.
La dignidad no es moneda de cambio. Yo no necesito quedar bien con nadie para decir lo que digo, se los dije a los fascistas en la cara, y se los repito ahora: ¡No en mi nombre!
Qué fijación con «algún interés». No todos los judíos (de los malos) nos movemos por la libra de carne.
No tengo ningún interés más que la vida de mis amigos de Israel que corren a los refugios.
Sobre el «demonio», no me acuerdo quién fue que planteó la pregunta de cuál es la temperatura del infierno. La conclusión fue 36,7 grados. O sea la temperatura del cuerpo humano. Dios y el diablo anidan en nosotros…
Y vuelta a la «compra y venta».
«Negociación» no es una mala palabra, es precisamente lo que ahora está ocurriendo, y tal vez pueda llegar a algún resultado como ser una tregua más o menos prolongada. Negociación que no llevará a que Hamas decida olvidar la promesa de borrar a Israel del mapa, pero tal vez lleve a una cierta tranquilidad.
Evidentemente no entendés: me refiero a tu pensamiento de «realpolitik». A que todas las acciones de los hombres están guiadas por razonamientos del tipo «si muevo el peón, me come la torre». A veces, pero es difícil que lo entiendas, aunque me coman la torre, debo mover el peón. ¿Para qué, se preguntará el espíritu utilitario? ¿Porqué «perder»? Pues, ahí, aunque no lo creas o veas, entra la dignidad.
En cuanto a que D»s y el diablo anidan en el ser humano: completamente de acuerdo. Es nuestra potestad elegir.
Y negociación no es mala palabra, claro, sólo que algunas cosas no se negocian.
No se negocia con los genocidas. Juicio y castigo a los responsables de genocidio es la consigna de los movimientos de DDHH.
No se negocia el derecho al retorno de los palestinos a su tierra, esto entendido como que el reconocimiento que Israel pretende a su «derecho» por parte de Hamas debe venir después de reconocer el «derecho» de los palestinos a poder retornar, porque el derecho de los expulsados tiene primacía por sobre el de los expulsores.
No se negocia con Aldo Rico, de paso, porque todos los votos que me puedan traer no me sirven de nada, puesto que que es preferible perder antes que legitimar a los asesinos. ¿De qué sirve ganar con Rico al lado?
No se negocian ciertas cosas. Pero dudo que lo entiendas, y si lo entendés, dudo más que lo compartas.
La respuesta de David es la famosa «tenía que ser judío para decir eso».
Que en boca de un no-judío conlleva un juicio por nazi y discriminador. Y en boca de un sionista equivale a que el sionista se muestre como la «víctima discriminada» por el terrorista, nazi, proiraní y encima judío…
Dicho por David, «Viva la diversidad» me parece una ironía que congela la sangre.
Ironías aparte: ¿No creés en la diversidad de opiniones?
¿O solo debe haber un pensamiento único?
¿No era fascismo eso?
Sí, creo, en la diversidad. O, para ser exacto (porque no se trata de creer), estoy a favor de la diversidad. Por eso mismo.
Udi:
De «demonio» paso a «no entender». Bueno, vamos mejorando.
Coincido contigo en que no todo es negociable. El derecho a la vida por ejemplo. Derecho de ambos lados de la frontera.
Pero hay que tener cuidado con la «no negociación»: Vos decís que «con genocidas no se negocia». Punto. Terminante. Pero si no aceptamos el término «genocida» el argumento se cae, porque habría que transformarlo «con adversarios no se negocia». Bueno, con adversarios SI se negocia.
Israel negoció con Egipto (adversarios, no genocidas) y se logró un acuerdo de paz.
Por lo tanto, si creemos que entre israelíes y palestinos no hay demonios, la paz es posible.
Y finalmente se negociarán muchas cosas, las que nos gustan y las que no nos gustan: retorno de refugiados, límites definitivos, status de Jerusalem, etc.
«No se negocia el derecho al retorno de los palestinos a su tierra, esto entendido como que el reconocimiento que Israel pretende a su “derecho” por parte de Hamas debe venir después de reconocer el “derecho” de los palestinos a poder retornar, porque el derecho de los expulsados tiene primacía por sobre el de los expulsores.»
¿Qué parte no se entiende?
¡Epa Udi!
¿Así que el retorno de los palestinos no se negocia?
Estamos jodidos, entonces.
Porque le estás dando a los sectores más extremistas de Israel la brillante idea de que «retornen» a los países árabes todos los judíos expulsados en 1948, 650.000 almas, para ser más exactos, con su descendencia, etc.
Pero es sabido que esos «refugiados» no tienen el menor interés en volver a la miseria, el atraso, y probablemente la muerte. Israel los absorbió hace 60 años, cosa que no hicieron los árabes con sus hermanos, era preferible utilizarlos como arma política.
O sea, le estás dando a los extremistas de Israel la imposibilidad de la paz en bandeja.
Udi, no es buena tu idea de no negociar… Eso llevaría a más muerte y dolor.
¿Y tus DDHH?
Bueno, David, es lo mismo. סוף הוויכוח
“No se negocia»…Hablás como si fueras un portavoz de los palestinos. Quién te autorizó a hablar en su nombre? Quién sos vos para decirles qué y cuándo se negocia? Buscás colgarte de alguna revolución cual patético émulo del Che Guevara?
Justamente por no negociar es que los palestinos están como están; Mucho no los ayudás con tus «proclamas». Al contrario, los hundís más.
Udi, vos y Hamás son Mariscales de la Derrota…
סוף הוויכוח…(traducí si escribís en otro lenguaje)=Fin de la discusión/No se habla más…suena un poquito autoritario, me parece…cómo era que se le decía en Argentina a alguien que habla así? Ah, cierto: facho.