Consecuencias del 14 de agosto: el fin de la «batalla cultural»

Le damos ese nombre («batalla cultural») al combate de resistencia que desde sectores militantes del oficialismo se le ofreció a la prepotencia del establishment comunicacional dominante (medios y periodistas con aparente derecho de opinión privilegiado).

El saldo del combate fue una victoria estruendosa de los primeros.
Las cinco tapas seguidas de Clarín ya no sólo no voltean gobiernos. Los fortalecen.
El daño es generalizado e irreversible para los discursos que postulan la independencia periodística como una virtud, o como una mera posibilidad siquiera.

En virtud de una victoria tan evidente y resonante, entonces, más vale tomar cautelosas previsiones. Retirarse ordenadamente del campo de batalla. Y evitar las persecuciones excesivas, que ponen en riesgo de caer en un «carrioísmo» al revés, con los visos de derrota futura segura que tal actitud promete a cualquiera.

Las peleas del Grupo Clarín con el Estado (sí, con el estado, no con el gobierno como falsamente se ha difundido; o mejor dicho, la tal disputa entre gobierno y grupo existía, pero solamente como cáscara de un conflicto central: el de un grupo económico que violenta el estado de derecho hasta convertirlo en prenda de su propia regencia ilegítima, y que encima simboliza, en un grupo, un accionar colectivo, coercitivo de la legitimidad política y democrática), esa pelea del Grupo Clarín con el Estado, decía, pasa a desarrollarse en fueros administrativo-jurídicos, donde habrá que definir cómo se reparte la guita de un negocio comunicacional que debe extinguirse tal como lo conocemos para dar paso a un nuevo orden, menos oligopólico.

Mientras, en el campo discursivo, la batalla deberá encararse hacia la corrección de las desigualdades geográficas y sociales que afectan el desarrollo conjunto de nuestro país y nuestra población. De manera impostergable.

Hay que dejar de pelearse con los periodistas, al menos por dos años. ;-)

Hay que reinventar al kirchnerismo. Incluso, para dotar de validez las victorias obtenidas. De qué sirve ganar, si no?

82 comentarios en «Consecuencias del 14 de agosto: el fin de la «batalla cultural»»

  1. Ganamos para profundizar el rumbo y lograr los cambios que no se pudieron concretar hasta ahora pior la correlacion de fuerzas . Si ganamos y no profundizamos lo que la derecha califica de medidas populistas e intervencionistas entonces la verdad la victoria no sirve para una mierda y terminas haciendo que gane la derecha como paso historicamente . Y la batalla cultural recien acaba de comenzar y si Cristina tranza con Clarin yo dejo de apoyar al gobierno .

    Porque no pensas mejor como hacemos para reediotar la junta nacional de granos o para aprobar la ley de servicios financieros o la legalizacion del aborto sin dar la batalla cultural ta,bien contra la iglesia o la SRA

    1. Javier: ,me parece que tendrías que pensar mejor que significa «batalla cultural» paravos. No entiendo qué tiene que ver eso con que «gane la derecha» o con que «Cristina transe con Clarín».
      Si estamos hablando de cosas distintas, mejor que primero nos enteremos.
      Saludos

      1. La batalla cultural es lo que necesitamos para lograr los cambios , es lograr los apoyos para que si te enfrentas nuevamente a la SRA como en la 125 tengas al pueblo de tu lado . Para mi Clarin es aopenas un peon en una batlaa mucho mayor y que es 30 años de hegemonia cultural del neoliberalismo que todavia no hemos vencido ni mucho menos

      2. Bueno, pero se puede avanzar en sentido positivo sin estar a la defensiva, reaccionando ante cada cosa que sale publicada en Clarín.
        El poder de daño de ciertos discursos ya fue esterilizado.
        Me parece. 50% de los votos.
        No hay que poner demasiados esfuerzos en «desentrañar las intenciones ocultas de un discurso que la juega de neutral cuando en realidad responde a intereses», etc.
        Eso ya está hecho. Fue parte de una resistencia en un momento complicado.
        Listo.
        Saludos

      3. Estas seguro, Mariano?

        La situacion es dinámica, y la memoria de la gente volatil. Si dejas de analizar y resaltar cada vez que los medios actuan como partido politico denostando al gobierno, en seis meses la poblacion se olvido de que «clarin miente» y le vuelven a creer, y en un año vuelven al estado inicial, con su intacto poder de poner y sacar presidentes con cinco tapas.
        Es mas, dejar de golpe de resaltar las mentiras del monopolio va a producir un efecto rebote contrario, el ciudadano piensa «bueno, mientras clarin mentia a mansalva el gobierno se dedico a denostarlo, si ahora no dice nada debe ser que ya no miente».

        Es muy ingenuo suponer que ya se gano y que por una serie de victorias menores que concluyeron con el triunfo electoral del 14, clarin y su hegemonia ya no tienen poder para influenciar a la poblacion. Lo pueden tener disminuido, yy sólo lo justo para no poder imponernos uno de los esperpentos opositores como presidentes, pero creerse que estan derrotados cuando solo perdieron una batalla es un error estrategico gravisimo.

        El proceso de desenmascaramiento debe ser contínuo mientras clarin siga mintiendo.

      4. Muchachos: discusiones siempre va a haber. Diferentes apreciaciones, en fin, es hasta saludable.

        Ahora, lo que no creo que tenga más razón de ser es la actitud defensiva (repito: defensiva) de tomarse como tarea del día a día el desentrañamiento de «las mentiras del monopolio destituyente».
        Saludos

  2. Mariano:
    Cuando leí el comienzo del texto:
    «Le damos ese nombre (“batalla cultural”) al combate de resistencia que desde sectores militantes del oficialismo se le ofreció a la prepotencia del establishment comunicacional dominante (medios y periodistas con aparente derecho de opinión privilegiado)», pensé que te referías a los medios oficialistas, de socios/amigos del poder,deudores de la pauta oficial, las voces privilegiadas de Verbistky, Víctor Hugo, los chicos de 6,7, 8, pero no, veo que en tu opinión estos medios aún no han conseguido la hegemonía comunicacional, y hay que seguir batallando.
    Batallando ¿para cambiar de hegemonías, reemplazar uno por la otra? o ¿batallando por el derecho a la información, a la comunicación? Las hegemonías, de uno u otro tipo, son incompatibles con esos derechos.- Y si una hegemonía comunicacional privada puede ser controlada por las leyes y la justicia, las hegemonías estatales escapan a esos controles y en definitiva perjudican al pueblo, por quien se estaría batallando ¿o no?.
    El diario Granma, hace poco se quejó de que:
    El diario Granma, portavoz del Partido Comunista de Cuba (PCC, único), se quejó hoy de los «innumerables e ilógicos escollos» que plantean los burócratas en el acceso a la información periodística en la isla, lo que convierte esta tarea en un «agonizante vía crucis».
    En un artículo titulado «El derecho a la información», Granma admite que hay temas de «secreto estatal que obviamente precisan de un tratamiento diferenciado», pero lamenta las dificultades para obtener información en otras cuestiones «de comprensible interés público», como las relacionadas con la economía.
    Critica la «incomprensión de muchos funcionarios administrativos, quienes parecen vivir ajenos al derecho de los ciudadanos y a la irritación que en la población causa el no explicar a tiempo los porqués de un fenómeno o medida».
    No volvamos a recorrer caminos que ya han fracasado.

    E

    1. Totalmente, Daio. A menudo desde el oficialismo se declama un objetivo presuntamente democratizante que después no resulta demasiado compatible con la práctica, en la cual, por el contrario, se verifica la intención de crear una nueva hegemonía. Les importan un carajo los monopolios, si no no podríamos tener, como tenemos, una economía igual de concentrada que en los 90. Si no no buscarían un socio/testaferro como spolski, vaciador de empresas profesional. Para el kirchnerismo, tanto como para la dictadura como para Lenin y Maquiavelo, el fin justifica los medios.

    2. Daio:
      no me voy a meter con las fantasías esas de que Victor Hugo, Verbistsky y 6,7,8 componen un bloque comunicacional hegemónico, porque la verdad es que no merecen mayor atención ni análisis.

      Lo que sí está bastante claramente definido es que hubo una verdad absolutamente reconocida y aceptada por todos: Que 5 tapas de Clarín cambiaban un gobierno.
      Hasta que esta verdad fue puesta en cuestión era aceptada por todo el mundo. Cuando se la cuestionó empezaron recién a aparecer las voces que relativizaban ese poder corporativo, que en la práctica imponía una regencia de facto, sin legitimidad.

      Hoy ese paradigma está derruido. Ya no se sostiene la neutralidad de los discursos ni las interpretaciones. Ni de los periodistas de Clarín, ni de Victor Hugo.
      Justamente, superada esa etapa, es bueno que no se avance hacia persecuciones innecesarias, producto de confusión de objetivos.

      Es bastante simple el planteo.

      La anécdota de Granma está bárbara, pero no se aplica a esta situación ni de casualidad.

      Saludos

      1. Mariano:
        Sería interesante conocer ¿cuales fueron los gobiernos que cayeron por cinco tapas de Clarín?. Tienes ideas de las tapas que le dedicaron Clarín y Noticias a Carlitos sin que, no sólo no lo cambiaron, sino que tampoco impidieron que se reformara la Constitución para que siguiera, ni que fuera reelegido por una abrumadora mayoría.

      2. No la inventé yo la frase.
        Salió de las usinas de Clarín. Y se refirió a la etapa post-2001, de debilidad política de los gobiernos, después del desastre radical.
        Antes de eso, hay abundantes datos de gente que describe estrategias empresariales de extorsión a través de la información difundida por el diario. Incluido Chiche Gelblung, por ejemplo, empleado y apologista de las autoridades del multimedios.

        Que después se haya demostrado que el tigre era de papel, no borra que durante mucho tiempo le tuvimos miedo al tigre.
        Saludos

      3. Mariano, bancate tus creencias sin hacernos cargos de las mismas a los demás.
        Es natural que quienes creyeron que tres tapas de Clarín volteaban a un gobierno, crean ahora, al no verificarse la hipótesis (tampoco se verificó en el 95), que fue porque se ganó una batalla cultural.
        Moderando el entusiasmo pensemos que sin condiciones objetivas sobre las que pivotear exitosamente, no hay tapa que valga.
        Esto implica asumir que es el pueblo y no las vanguardias quienes definen.
        Para mí eso debe celebrarse.
        No hay que cometer el pecado del samurai principiante: enamorarse de su técnica y dejarse poseer por «el espíritu de la espada», si entender que su función es apenas la de un medium.
        En honor a nuestras propias capacidades deberíamos dejar de hablar de relato y referirnos a tal cosa como chamuyo.

      4. Daio: Clarín lo puso a De la Rúa. Sabíamos que la convertibilidad era una ficción pero, como las elites pensaron que era tiempo de hacer menemismo sin el lastre del peronismo, «nos lo pusieron». LTA (lo tuvimos adentro).

        Saludos

      5. Mensajero: por supuesto que siempre hay gente más capaz que otra, que se da cuenta antes de que las hipótesis no se verificarán.

        Yo, particularmente (y sin querer hacerte cargo a vos de esa «creencia», sino solamente expresando un pensamiento) vi que a partir de 2008 algunos medios de comunicación (los del Grupo Clarín, La Nación y algunos otros) exacerbaron su línea editorial en contra del gobierno.

        Paralelamente surgieron algunas expresiones que generaron polémica. Actos de «resistencia». Como 678, programa caracterizado como «hegemónico» por Daio. Que intentaron la misión de desconstruir el discurso de los medios de comunicación.

        Hubo un fuerte debate. Periodistas que se quejaban de quienes hacían «periodismo de periodistas». Que planteaban que había periodistas independientes que no podían trabajar tranquilos porque los perseguían con sus críticas los que sostenían que la independencia no existía (gente paga por el gobierno, según algunos).

        Ese debate fue perdido estruendosamente por esos periodistas. No solamente por virtud de los argumentos de sus oponentes, sino por algunas actitudes ridículamente exageradas de los medios en los que trabajan.

        Hoy casi no hay lectores desprevenidos de diarios. Y se hace difícil justificar la creencia que existe algo llamado independencia periodística. Majul, Grondona, Morales Solá y otros fueron forzados (por la opinión pública) a dar explicaciones sobre su rol en el proceso eleccionario. A decir (sin que nadie les creyera mucho) que no eran ellos quienes habían perdido. Incluso entre los opositores hubo cruces en este sentido. Jorge Asís dice que Clarín fue uno de los principales derrotados del 14 de agosto.

        No sé si el término «batalla cultural» es correcto. Lo recojo de la realidad. Del relato, si querés. No lo inventé.

        Pero también podemos decir que todo eso no existió.
        Saludos

  3. ¿Persecuciones excesivas? Un desliz expresivo, supongo. En cuanto a lo militar, justamente el que gana no se retira, sino que se instala. Es el derrotado el que se las toma.

    El triunfo electoral no es triunfo político. El país no se kirchnerizó. Clarín ya había jugado contra la reelección de Menem y también había perdido. No es que el primer día que perdió Clarín una elección fue en las primarias.

    Ojo. No alcanza con ganar las elecciones 100 a 0. Hay elecciones que se ganan con comodidad, y después hay elecciones que significan un triunfo social. La diferencia es si hay o no hay una plaza llena en octubre. Clarín no es un agente electoral, es un factor de poder. No son Cobos. Permanecen.

    Es reconocible que los medios perdieron mucho de «el cuarto poder». Pero no hay que agrandarse. Por poner un caso: la Corte Suprema debe expedirse sobre el artículo 161. No lo hará si no percibe clima de Bicentenario.

    1. Horca: es muy claro que el país no se kirchnerizó. Calculo que no estará entre los objetivos tampoco.

      El planteo es simplemente que lo que te sirvió como táctica de resistencia cuando ibas perdiendo no te va a servir como táctica igualmente válida cuando vas ganando.

      Saludos

  4. Coincido en que hay que salir de la lógica de pelear con la prensa opositora. Si ganamos en las PASO fue por lo que se hizo desde 2009 para acá: gestionar más y mejor y corregir algunas cuestiones de la comunicación oficial. Aparte del circo que es la oposición, claro.

    De todas maneras me parece que «batalla cultural» es algo más abarcativo que el tema Clarín. Tiene más que ver con el rol del Estado. En ese sentido, que una clara mayoría entienda que el Estado debe ocupar un rol importante en lo económico y que no es, como decían antes, un estorbo para el desarrollo, es un triunfo en lo cultural. Y habrán cuestiones que en el futuro deberán debatirse en ese plano: aborto, eutanasia, se me ocurren.

    Saludos.

    1. Sí, Ricardo. Evidentemente el concepto «batalla cultural» se presta a muchas interpretaciones diversas.
      Abrazo.

      1. Entiéndase lo que se quiera por batalla cultural, es evidente que quien utiliza el término remite a un triunfo, triunfo que implica la idea de un derrota. Ello es incompatible con la idea de democracia, que requiere de la existencia de una diversidad cultural.
        Entender la batalla cultural como se la presenta desde el gobierno, con la idea que se ganó, o se está bastante cerca, no deja de estar de acuerdo con la concepción que tenía John Willian Cooke de lo que debía ser el peronismo: «En el sentido trascendente del término, el peronismo sigue siendo la gran corriente revolucionaria americana. Si esto es exacto, sólo puede pensar en términos totales: TRIUNFO TOTAL, PROGRAMA TOTAL, OBJETIVOS TOTALES.» (Correspondencia Perón-Cooke. Granica. Bs. As. 1973. T.I. Pág. 313.-
        Algunos, ¿muchos?, desde el frente cultural del gobierno piensan así.

      2. Sí y no. Una batalla supone un vencedor y un derrotado. Lo que vos decís es válido si lo que se pretende imponer es el pensamiento del vencedor.

        Pero la batalla cultural más valiosa es (desde mi punto de vista, no hablo por otros) la que se pelea por el derecho a expresar un punto de vista. Equivale a una batalla de una guerra de independencia, que no pretende que Fernando VII sea vasallo nuestro, sólo no serlo nosotros de él. O de una guerra contra la esclavitud, que no pretende hacer de Craso un esclavo, sino sólo que Espartaco y los suyos dejen de serlo. Es la lucha de los derechos contra los privilegios.

        En ese sentido, la batalla cultural es una batalla contra la hegemonía de un pensamiento que negaba todo derecho o toda validez a los otros. El sistema de pensamiento neoliberal negaba cualquier posibilidad de que se pudiera lograr nada útil a través de la acción del Estado; negaba el derecho del Estado a actuar en la economía, siquiera indirectamente. Lo mismo que afirmaron, implícita o explícitamente, mis amigos vecinos estancieros. Quien sostuviera el derecho del Estado a intervenir era y es calificado de demagogo, populista, a veces totalitario. Se atacó a este gobierno no por lo que hizo mal (que lo hubo) sino porque sostiene el derecho del Estado a intervenir en la economía y en las relaciones de poder. Y llevó a la práctica lo que sostenía. La espada más fuerte de los enemigos de este gobierno es una empresa que ataca al gobierno porque éste se atrevió a intervenir en el proceso de formación de opinión, regulando el alcance máximo que debería tener cada fuente de opinión para darle espacio a otras.

        Eso hoy no es posible, al menos con tanta impunidad. Lo que hemos ganado con esta batalla es nuestro derecho a que el Estado intervenga en defensa de la comunidad (o del pueblo, o de la gente, como quieras llamarlo), aún si con esa intervención limita los privilegios de una parte de la misma.

        He allí la victoria cultural: la comunidad tiene derecho a valerse del Estado en la búsqueda del bien común.

        Y si, hay derrotados: los que nos impusieron la prohibición absoluta de usar el Estado para conseguir lo que queremos como comunidad. No han perdido nada más que eso. No han perdido un derecho, han perdido un privilegio. Siguen siendo sujetos de derecho, no son más depositarios de privilegios.

        Marcelo

      3. Dos más y la corto. Uno: no todos los privilegios son espurios. Mi derecho de propiedad sobre mi casa y mi campera son un privilegio, y es válido. Una parte importante (no todo) de mi derecho a la propiedad de mis bienes de capital es – en un sistema capitalista – tanto un privilegio como un derecho válido.

        Dos: la batalla cultural o, para ser más precisos, la guerra cultural no está ganada. Pero esta gran batalla sí: el próximo gobierno tendrá poder para hacer (deberá hacerlo, y creemos que lo hará) del Estado una herramienta más fuerte para alcanzar los objetivos económicos y sociales de la comunidad. No es la victoria final de la guerra, pero sí una victoria nos ha permitido pasar a la ofensiva. Faltan muchas batallas más, falta convencer a mucha, pero mucha gente, de que la comunidad tiene derecho a valerse del Estado, aún en detrimento de algunos privilegios. Pero estamos nuevamente en camino.

        (demasiado épico, ¿no?)

        M

    2. Cuando se menciona al Estado, me entran las mismas dudas conceptuales que cuando se habla de batalla cultural.
      ¿No fue acaso el Estado el que contribuyó a la supuesta hegemonía del monstruo comunicacional?
      ¿es acaso la sociedad la que se siente oprimida por eso monstruo y no consigue opinar y publicitar su opinión debido a esa opresión?
      Me parece que algunos se han autoinvestido como interpretes de esa sociedad y desde la ocupación de ciertas estructuras del Estado parecen haber encontrado el sentido de la historia.
      Sí. Es demasiada épica para estas pedestres andaduras.

      1. Bueno, el objetivo es que haya suficiente variedad de opiniones publicadas. Pretender que la sociedad sea la que alcance a publicitar su opinión… ¿la sociedad, cada uno de los miembros de la sociedad? No, eso no existe ni existirá. Creo que era Dolina (y si no, algún otro) el que proponía repartir la fama entre todos: le daba algo así como 15 segundos de fama mundial por persona, ni uno más. Eso en cuanto a fama, imaginate si intentáramos que cada uno de nosotros pudiera hacerle saber al resto del mundo, o del país, nuestras ideas, con toda su complejidad. He allí una paradoja: la libertad de expresión tiene un límite dado por la necesidad de muchos más oyentes que hablantes.

        Pero fuera de ese pequeño apartado, no estaba hablando principalmente de Clarín. Nosotros exageramos y le echamos demasiado la culpa. Y los otros exageran y creen que siempre estamos hablando de ellos. He allí el límite de la épica: hablando en batallas, equivale a una batalla entre dos ejércitos que se buscan en lugares distintos.

        M

      2. daio,

        tu problema es que no acomodás el sentido de «batalla cultural» a esta coyuntura.

        esta «batalla» es una batalla profundamente democrática que busca interpelar al «otro» y convencerlo, no someterlo, despojarlo de privilegios, anularlo.

        eso no ocurrió: esta batalla se ganó por las nobles armas que se usaron.

        ninguna alusión a totalitarismo cabe en este caso.

        saludos,

      3. Tapones de Punta:
        Escuchando al ministro Randazzo opinar sobre los medios, me parece que a la batalla, por lo menos desde el gobierno, no se la entiende así.
        Un sistema democrático es por definición, incompatible con un sistema autoritario, por lo tanto no se puede hablar de autoritarismo, sino como tentación o una tendencia hacia el mismo, tendencia que siempre existió en nuestra historia y que personalmente entiendo que hay que remarcar cuando aparecen los síntomas. A ningún gobernante la gusta que lo critiquen, con razón o sin razón, la diferencia está en cómo reacciona frente a ello.

  5. Yo creo que la famosa frase que ningun gobierno se banca cinco tapas seguidas en contra de Clarin, es tanta falsa como 2 + 2 = 5. No se quien la emitió y jamas fue una verdad aceptada por todos. Y hasta la evidencia empírica afirma lo contrario.
    Por supuesto que el kirchnerismo, con su habitual capacidad de llorisqueo y victimizacion, se quejaba de esto, pero Clarin nunca tumbo ningún gobierno. Menem resistió decenas de tapas de Clarin en contra y Alfosin y De La Rua cayeron por sobrados argumentos en donde poco tuvo que ver que decía o no decía Clarin y si tuvo mucho que ver la desesperante situación económica y social en la que se encontraba el pais.

    Con respecto a la batalla cultural, que en mi humilde opinion, nunca existio por fuera de los blogs, 678ismos y derivados, me parece que es hacer una lectura muy erronea de ese 50% que saco cristina, donde poco tuvo que ver algun discurso cultural y si tuvo que ver la situación economica y la incapacidad de la oposicion. O sea, primo el pragmatismo por sobre algún tipo de discurso kirchnerista.
    Y es importante esto, porque si el dia de mañana la situación económica se complica y la oposición empieza a hacer y decir biem 2 cosas seguidas, dirías que volvió la batalla cultural?

    Por otra parte, el famoso mito de que los medios de comunicacion se vendian neutrales (que es distinto a independientes y es distinto a objetivos, aunque por alguna razón el kirchnerismo puso todo eso en una misma bolsa), me parece que fue otra «creencia» impuesta por el kirchnerismo.
    En el secundario (y si no me equivoco, hasta en la primaria) se habla sobre la no neutralidad de los medios. Si eso fue la batalla cultural, no se contra quien la jugaron.

    1. Eduardo: en la entrada dice que Cristina ganó por la «batalla cultural»?

      Fue una estrategia defensiva, que cumplió un ciclo. Eso dice.
      Y que no hay que distraerse con eso, mientras no se resuelven temas que son impostergables.
      Los kirchneristas somos así: hacemos autocrítica hasta cuando vamos ganando.
      Algunos pierden, en cambio, y tienen el tupé de pedir autocríticas a los demás. Por qué será que pierden, no?

      Y algunos medios de comunicación se venden neutrales. Y lo siguen haciendo en algunos casos (aunque infructuosamente).
      Decile a Majul o a Maxi Montenegro que son «opositores», a ver qué te dicen.
      La respuesta: «no soy ni oficialista, ni opositor, sino periodista» que se convirtió en un lema para muchos periodistas, no es vender neutralidad?

      Igualmente, en varios comentarios se afanan en hacerme meter en la discusión que justamente estoy diciendo que me parece agotada.

      Lo cual desmiente un poco que se haya tratado todo de un relato kirchnerista. La tensión es sostenida hoy por la inestimable colaboración de ilustres anti-kirchneristas también.

      Saludos

  6. concuerdo lo que tiene que seguir es la aplicacion d ela ley de medios, no solo a Clarin sno a todos por igual.

    lo que tiene que terminar es el USO de Clarin para tapar otras cosas, ya sean peleas internas, corrupcion o inflacion o la actitud pelotudita de andar escandalizandose por cualquier gilada que pone Clarin

    y 678 podria pasar UN dia sin hablar de Clarin no? es tan dificil?

  7. Ricardo:
    Aceptaría lo de que Clarin lo puso a De la Rúa, siempre que aceptes que las tapas las escribieron Menem y Duhalde.
    Tampoco debes olvidar que un sector importante el peronismo integró la Alianza.
    La convertibilidad no fue una ficción. Fue un instrumento para salir de la inflación. Lamentablemente, supieron salir de la inflación, pero no de la convertibilidad, que fue el problema.
    Saludos.-

  8. La verdad que no estoy de acuerdo, la batalla cultural no termina nunca. El gobierno nunca la dio con modos agresivos, se lo tildó de agresivo desde la perspectiva de los perjudicados. Creo que queremos que el gobierno siga en la misma tesitura, que es avanzar con paz y democracia y que profundice.

  9. Separemos la paja del trigo

    Respecto a la batalla cultural en si, nada digo, si esta es entendida como el centro de las tesis de Gramsci y otros autores. Pero esto es descripción más que prescripción.
    El uso peronista de la «batalla cultural» no es mas que aquello que Beatriz Sarlo describió como «la instrumentación de la ideología», es decir me decido a dar una batalla, defino cual es el objetivo que debo conseguir,defino quien es el enemigo, y me pongo el poncho de un marco teórico con el cual crear una épica militante que levante la moral de la tropa.
    Ahora respecto a lo que señala Mariano: «batalla cultural» como marco teórico para llevar adelante el enfrentamiento del estado con un cuasi monopolio que nos impide formar un juicio critico y es a la vez un extorsionador de gobiernos y clase política, pienso lo mismo que Mariano, que esa batalla en buena parte concluyó, aunque continúe bajo el ropaje de conflicto pero de baja intensidad, que se hace en piloto automático por personajes secundarios sin molestar la atención de los protagonistas gubernamentales.
    El buen gramsciano entenderá los párrafos precedentes, más aquel que esté «atrapado» por la ideología no puede dar un paso atrás y me puteará con sus razones.

  10. Respecto a que la batalla cultural gramsciana es mas descripcion que prescripción dejo a un sociólogo italiano que fundamente de mis dichos

    «En el planteamiento de los problemas histórico-críticos no hay que concebir la discusión científica como un proceso judicial en el cual hay un acusado y un fiscal que, por obligación de su ministerio, tiene que demostrar que el acusado es culpable y digno de que se le retire de la circulación. En la discusión científica, puesto que se supone que el interés es la búsqueda de la verdad y el progreso de la ciencia, resulta más «avanzado» el que se sitúa en el punto de vista de que el adversario puede estar expresando una exigencia que hay que incorporar, aunque sea como momento subordinado, a la construcción propia. Comprender y valorar con realismo las posiciones y las razones del adversario (y a veces es adversario todo el pensamiento del pasado) significa precisamente haberse liberado de la prisión de las ideologías (en sentido peyorativo, de ciego fanatismo ideológico), o sea, situarse en un punto de vista «crítico», que es el único fecundo en la investigación científica. (C. XXXIII; I.M.S. 21.)Antonio Gramsci «El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce»

    1. Y aún en tanto prescripción, cuando AG pensaba en ganar a los «intelectuales», incluía esencialmente dentro de estos a maestros rurales, pequeños funcionarios de provincia y curas de pueblo. Nada que ver con buscar hegemonía entre personalidades «de la cultura» metropolitana.

  11. El grupo Clarín combate con el estado? Si es lo que es gracias al Estado, gracias a la clausura de La Prensa por parte de Perón, y gracias a la ley de bienes culturales de Duhalde.

    El estado? La linea del diario Clarín siempre fue la estatolatría, fundado por un nacional-socialista devenido en desarrollista, Clarín es el diario que mas favores le ha hecho al estado, y el estado ha sido condescendiente con ellos.

    1. jonah,

      de qué diario estás hablando vos? de clarín?

      mostrame un solo artículo en donde la corneta hable en favor de la «intromisión» del estado en la economía.

      tengo todo el tiempo del mundo.

      1. En primer lugar, si bien tu limitación a la defensa de Clarín a la intervención económica no hace mas dificil la labor, yo me refiero a TODA intervención estatal.

        http://edant.clarin.com/diario/2007/09/30/opinion/o-03003.htm
        http://old.clarin.com/diario/2006/04/14/sociedad/s-02801.htm: » Se necesitará una mayor regulación y el Estado deberá exigir investigaciones serias de respaldo». El aval de las propiedades que promocionan tiene, además de justificaciones sanitarias, argumentos económicos: los alimentos funcionales son más caros que sus homólogos convencionales.»
        http://edant.clarin.com/diario/2007/08/09/laciudad/h-04801.htm (La falta de regulación del desarrollo de la ciudad visto como un fracaso de los legisladores)
        http://www.ieco.clarin.com/economia/derrame-mito-recurrente_0_514748745.html (Paul Krguman es un habitué en el Clarín para difundir sus libelos)
        http://edant.clarin.com/diario/2007/01/04/opinion/o-01338667.htm (clarin, fomentando el combate contra las drogas y el narcotrafico)

        estos son algunos, Clarín fun un histórico defensor de un estado omnipresente, Noble lo fue, Clarin lo es.

  12. ¿No será que eso de las 5 tapas era un mito autoinculcado por esos sectores militantes, y que por eso mismo pudo ganar el gobierno tranquilamente las elecciones del pasado 14 de agosto?
    Con esto no quiero decir que no exista una batalla cultural, pero esta no empieza ni acaba en este espacio de disputa entre Clarín y el kirchnerismo. Arrancó mucho antes, hace muchos años que -en principio tímidamente y en este momento en una alianza discursiva con el Poder Ejecutivo intentando operar como moral implícita de la sociedad- en la esfera pública se viene intentando desplazar el sentido de lo que el común entiendo como pupular. En ese sentido Tinelli molesta. le molesta a Biolcati y también a Fito Páez. Hay una suerte de descalce entre la esfera política y lo que podríamos entender como esfera pública. Adjudicarle ese desfasaje a los medios de comunicación es tanto una torpeza teórica como una soberbia militante.
    El rating habla, habla del deseo privado y primitivo (si se me permite la palabra) de las personas. Cuando eso es pensado para direccionar la subjetividad de aquel que supuestamente recibirá el mensaje, lo que aparece en escena el algo que retrotrae a los adultos a la etapa escolar, el fantasma de la maestra enojada y cansada, aparece. La risa no es genuina, está calculada, hay algo puesto entre la mirada del emisor y del receptor que hace ruido y cansa en la previsibilidad de su repiqueteo. Fútbol para todos es el intento del gobierno de acercarse a ese consumo cultural alejado del didactismo y de emparentar a su proyecto nacional con la cultura masiva que fue alojándose en el seno de la sociedad con el correr de las décadas.

    1. Ahi es cuando la batalla contra el «sentido comun hegemonico» del Kirchnerismo pierde, porque ataca los gustos y consumos culturales de su base electoral mayoritaria.

      Jorge Fernandez diaz de La Nacion, un liberal, dice que la mayoria de la sociedad esta a favor de que el estado intervenga en la economia. De que forma, obviamente no aclaran, pero eso es un rasgo de la «hegemonia» Kirchnerista (en los 90 supuestamente no era asi)quizas mas valioso que el anti-tinellismo

      1. Justamente, es la retórica cultural del kirchnerismo la que atrasa, la que no encuentra su calce en esta contemporaneidad que estamos viviendo.
        Lo de los liberales como Fernández Díaz coincidiendo con que un poco de Estado no le hace mal a la economía, yo lo entiendo como un cambio de época en lo que hace a políticas económicas. Pero no olvidemos que lo que acá se hizo en materia económica en los 90’s fue lisa y abiertamente un mamarracho. Tipo de cambio fijo con moneda sobrevaluada atada al dólar es una medida que se consagra al fanatismo economicista de una brutal lectura de los manuales económicos. El capitalismo como estamos viendo en muchos países del mundo puede no sólo convivir con una participación activa del estado, sino que las evidencias varias hacen que la identidad liberal de por descontado esta realidad histórica y material y pase a centrar su debate dando aquel dato ineludible como supuesto. Es decir, ser liberal sin Estado es un disparate. Después está ver qué tipo de roles es conveniente que asuma el Estado, y acá ya la discusión se abre dándole lugar también a aquellos que creen que es conveniente una participación más activa en materia cambiaria y en lo que hace a un desarrollo local que ponga como meta el tema de la igualdad.

        Saludos

      2. Sin quitárle mérito a este gobierno, acá te paso una prueba bastante contundente del cambio de ciclo que se está realizando en todo el mundo. http://www.lanacion.com.ar/1401529-se-requieren-cambios-en-la-ensenanza-y-practica-de-la-economia

        ¿Te acordás lo que era Ferreres en los 90’s? Se la pasaba por los canales de televisión afines al menemismo pidiendo ajuste del gasto y elogiando a las privatizaciones. Parece que ahora se le amplió la mente y está muy dispuesto a aceptar que lo que él creía una ciencia falla más seguido que las promesas de los pastores brasieros de las madrugadas. Esto también es una buena noticia. El error de concepto está en los sectores militantes que siguen viendo blanco o negro más allá de que cambien los gobiernos y las épocas.

      3. Si el 1 a 1 no era un politica liberal, durante la gestión de Martinez de Hoz el estado no se achico, los grises son muchos.

        es ciero hay un cambio , primero regional y ahora mundial por el colapso economico y del rechazo masivo a algunas medidas liberales clasicas.

  13. Mariano: me parece que algunas de las respuestas que yo querria dar las da Aliverti en esta nota:
    http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-175594-2011-08-29.html

    De la cual copio el ultimo párrafo:
    «La buena noticia es que todo esto sirve para demostrar o ratificar que no existen los medios de comunicación todopoderosos. Y la advertencia es que eso es así mientras haya un proyecto político firme, que la mayoría de la población asimile como imprescindible para su beneficio. Vuelta a las perogrulladas: apenas ese designio tenga algún quiebre, los vencidos de hoy serán los vencedores de mañana.»

    La batalla cultural nunca terminará mientras haya medios hegemonicos dispuestos a mentir abiertamente para favorecer a sus intereses. La intensidad del conflicto no la elegimos nosotros, mientras clarin siga mintiendo abiertamente hay que seguir contestandole abiertamente. Quedarse callado, como decia el refran, es otorgarles la razon en lo que aseveran, y la poblacion asi lo percibirá.

    Puedo estar de acuerdo en que la estrategia pase por ningunearlos, que los que se encarguen de desmentirlos sean segundas o terceras lineas mientras que los funcionarios mas importantes se dedican puramente a gestionar, para garantizar que la realidad siga asomando por debajo del manto de mentiras mediaticas. Pero hay que dar las batallas que sea necesario, si podemos elegir, en el territorio que nos convenga a nosotros, pero si no podemos elegir, a dar la batalla donde haga falta.

    1. Nestor,y agregaría que no solo por lo abultado del resultado, sino que el 14/8 es el fin de la gesta resistente, por que como resultado de esa «resistencia» se ha conseguido el objetivo de la larga y dramática lucha y -de alguna manera- equiparable al 17 de noviembre de 1972.

      Se ha construido una epica, que el kirchner-cristinismo debería contar en un sentido amoroso. Unica manera de perpetuar una narración en el corazon de una buena parte del «pueblo».

      La oportunidad está, falta aprovecharla, sin la nariz para arriba, con BASTANTE humildad y prenderá.

      1. ¿te pensás que el pueblo es pelotudo que se van a enamorar de un cuentito a lo Disney?
        Acá hay efecto bolsillo, disfrútenlo pero no se confundan!

  14. A muchos les cuesta mucho dejar de pensar en términos de resistencia. Y esto va un poco más allá de la cuestión puntual de la magnetofobia. Hay toda una épica de décadas o hasta de siglos sobre el resistir el ni un paso atrás, no pasarán, a las barricadas y la concha de la lora. Es parte del sustrato ideológico del progresismo, de la izquierda, del movimiento obrero y también del nacionalismo popular (o del nacionalismo a secas). Por supuesto, también del peronismo. Cuando no se está en un repiegue, puede ser un flor de lastre.

  15. No han sido derrotados. Salieron con un ojo negro de una escaramuza. El día que esté plenamente implementada la ley de medios y el poder de fuego del Grupo sea el de uno inter pares, podremos estar mas tranquilos. Pero nunca bajar la guardia.

  16. Un clásico de AP. Un post que sugiere parar la pelota, mirar la cancha y cambiar de frente, y la popular que exige, casi como acto reflejo, huevo huevo huevo. Algunos plateístas celebran la jugada porque la entienden atinada, pero los mas aguerridos, desde el paravalanchas, insisten en no aflojar. Cuando el pasto se seca ya no se puede jugar con los tapones altos porque si vas a trabar levantas tierra y jugas mal. Pero los que solo saben trabar fuerte y levantar tierra no pueden hacer otra cosa mas que eso: levantar tierra. Añoran las tardes lluviosas donde se derrapaba en el barrio y siempre terminabas con 10. El heroísmo de saberse menos, de mandar a cabecear al arquero, de jugar siempre de visitante y con la hinchada contraria tirando piedras. La épica del Maracanazo.
    Hoy en los programas de chimentos se habla de «complicidad civil con la dictadura». ¿Si eso nos es ganar la «batalla cultural» que catzo es la batalla cultural o yo no entiendo nada?

    1. Ganar la batalla cultural es que despues de una fiesta en el pelotero, a Mauricio no lo vote ni la Awada.

    2. Ud puede declarar la paz en forma unilateral. Pero no pierda de vista que el otro 50% sigue pidiendo su cabeza.

    3. Muy bien, César. Muy bien. La batalla cultural es contra un monstruo de cien mil cabezas, que se llama Sentido Común. Si pensamos que podemos instalar un sistema de creencias transformador como Sentido Común, no entendemos qué cuernos es la batalla cultural.

  17. Disculpen la autocita:

    «la batalla cultural no termina nunca pero llegan momentos en los que, como ahora, los valores llevados adelante por el kirchnerismo han calado de manera importante y en forma transversal dentro de la sociedad. El gobierno lo interpreta así, además: la pelea por colocar representantes en los directorios de las empresas en las que el Estado, y por ende todos nosotros, es y somos socios no es una pelea cultural sino que es un paso adelante en ese debate. Va más allá. Sin la batalla cultural no hubiera sido posible -directamente- discutir la cuestión.

    Causal y no casualmente porque la batalla cultural ya fue librada con victorias importantes para el pensamiento nacional y popular es que el Estado puede decir hoy «señores de AEA, allí donde tengamos acciones queremos tener representación», devolviéndole al Estado el status que puede tener cualquier persona jurídica: la capacidad de accionar dentro de la economía»

    http://loshuevosylasideas.blogspot.com/2011/04/la-batalla-cultural-y-la-estupidez.html

  18. Coincido con el post. Hay que empezar a darle menos entidad a clarín, no quiere decir bajar la guardia, sino simplemente focalizar en otras cuestiones. Impostergables, como bien dice Mariano. Porque, me parece, que al tipo que a esta altura sigue creyendo que Clarín o TN son imparciales, ya no lo recuperás más. Lo que se podía hacer, ya se hizo y estuvo muy bien, con los blogs y 678 como símbolos de la «resistencia». Pero ahora es otro tiempo, el de tomar la iniciativa, no el de resistir. De marcar agenda. Que el que resista ahora sea Clarín, que intente recuperar un poco de la infinita credibilidad que perdieron. Y creo que es una buena noticia para el kirchnerismo que sean tiempos de tomar la iniciativa, ya lo dijo Néstor (después de una derrota): «Ahora, vamos por todo»

    1. Sí. Pero primero que se materialice el art. 161 de la Ley de Medios. Primero que devuelvan lo que no les pertenece y usufructúan ilegalmente gracias a los «jueces amigos» (para emplear uno de sus propios latiguillos).

      Sinó, no hay forma de dar por terminada la batalla cultural, con 320 cloacas a cielo abierto taladrandole el cerebro a medio planeta. Encuadramiento a la ley primero, después vemos.

      1. Seguro, una cosa no quita la otra. De hecho me parece que el post es claro en ese sentido, que la pelea siga en el ámbito que debe seguir (jurídico), pero aflojar con la batalla en el ámbito simbolico-comunicacional porque acuerdo en que ahí se ganó por afano. Ojo, no digo que ganar signifique que el 50% de los que votó a Cristina se tatuó al Nestornauta, digo que ganar es haber sembrado una tremenda duda, es haber agrietado las bases del sentido común que clarín construyó durante décadas. De esa duda, de esas grietas, estimo, ya no vuelven.

  19. Todo muy rico, cuatro años mas, el tema es que pasa después. Si no se crean cuadros, el proyecto se cae y te gana un Macri, De Navaez o Scioli, ya hay que empezar a posicionar gente y no esperar a la próximas elecciones

  20. Dos frases que la rompen. Una, del post de Mariano: «Hay que dejar de pelearse con los periodistas, al menos por dos años.». La otra, del comentario de César: «Hoy en los programas de chimentos se habla de “complicidad civil con la dictadura”. ¿Si eso nos es ganar la “batalla cultural” que catzo es la batalla cultural o yo no entiendo nada?».

    1. ¿En los programas de chimentos, Eduardo?
      Porque esa es la enorme diferencia, que llegue a los lugares más alejados de la política. No se trata de escuchar sobre el tema a Verbitzky o al fiscal Strassera, ahora hablan de eso Jorge Rial, Viviana Canosa, Veronica Lozano, etc. Eso quiere decir que escuchan sobre el tema personas que jamás leerían nada sobre política. Y coincido con César, eso, exactamente, es la batalla cultural.

    1. Sí, lo de Randazzo de hoy me pareció exagerado e innecesario. Para mi es un ejemplo perfecto de lo que hay que corregir. Si ganás 50 a 12, el que grita fraude, queda solo en off side, no hace falta refregárselo en la cara una y otra vez, una sonrsa irónica ante la payasada de la «denuncia» opositora, me parece más efectiva.

      1. Apresurado en la atropellada contra la oposición y en eso de que van a masacrar a Clarín y La Nación. Cristina ha pedido calma, aún resta que la gente vote para elegir.

      2. ¿atropellada contra la oposición?

        ¿qué atropellada?

        los que atropellaron (vos entre ellos) fueron los que gritaban «picardía» «fraude» «bochorno electoral» y «boleta única» cuando la fuerza más perjudicada era a la que acusaban de todo eso.

        qué cara de piedra, viejo.

        y se ofenden porque el tipo les cerro la bocota en público.

      3. sí, las 3 cosas. sacaron mas del 50% y lloran pq clarín los qiere desestabilizar?? qué quieren el 90% de los votos? por qué no dejan de pagar medios adictos? q entre unos y otros, la verdadera realidad ya no la conoce nadie. país bananero q le dicen por ahí

  21. fuera de que me causa gracia que Daio llame chico a Osvaldo Barone,confieso que me gustaria hablar mas de proceso que de batalla cultural,si bien dentro del mismo se dan enfrentamientos que le dan su dinamica y mayor interes.En esa fenomenologia,dicen bien los que observan que el asunto va mucho mas alla de lo que pasa entre Clarin y el gobierno.Me parece fundamental la tarea de buscar y mostrar los prejuicios que enturbian ese proceso cultural para lograr aguas mas claras y luminosas.Mientras hay personas que estan convencidas de que el gobierno»roba»,de que los pobres lo son porque son»vagos»y «aprovechados»,de que Cristina es como Chaves,de que hay que volver a los valores del pasado,de que la explotacion mimera es solo fuente contaminante,entre otras cosas,existira una oposicion en la poblacion(mas alla de los politicos)que demanda un debate permanente.

    1. Isabel:
      Si vos analizas a los panelistas de 6,7,8 desde la época en que aparecieron y hasta ahora, veras que culturalmente siguen siendo chicos, por más que perciban actualmente mayor sueldo por la antigüedad.-

      1. estoy de acuerdo con daio. un periodista bueno no puede ser tan lacayo de quien ejerce el poder… en eso coincido con carta abierta: dijeron q 678 era un insulto a la razón, era imposible de ver. tal cual.

  22. Digo yo.. siguiendo el paralelo bélico de «Batalla»… porqué no pensar que, a futuro, cambiarán las armas que se han usado en esta guerra? En vez de tirar con Majul, Grondona y Morales Sola, se apelara ahora al más sofisticado arsenal de los Tenembaun, Montenegro, Lanata…

  23. Si, una victoria cultural del carajo, ¿Cuanto marco Tinelli la semana pasada? ¿4 puntos?
    ¿Crees que la mitad +1 que voto al «modelo» es distinta que la que voto en el 94???

Responder a el gaucho Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *