Venezuela, por ahora

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La alianza opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD) venció en forma contundente en las elecciones legislativas realizadas en el día domingo en Venezuela. Por segunda vez en la historia desde el ascenso del chavismo al gobierno en diciembre de 1998, la oposición venezolana triunfa en elecciones limpias y pacíficas. Sin dudas, el triunfo de la MUD tiene un impacto político que resuena en el interior y el exterior de la República Bolivariana y amenaza con convertirse en un antes y un después del proceso político que inició Hugo Chávez cuando juró ante “esta moribunda constitución”.

Vamos por parte

Los resultados (fríos):

  • Hasta hoy, según el CNE, contabilizados 165 curules de los 167 en juego, la MUD obtuvo 107 diputados frente a los 55 del oficialista Gran Polo Patriótico (GPP). Aún quedan por repartirse 2 bancas, y la oposición no logrará conseguir la anhelada dos terceras partes de la Asamblea (112) con lo que hubiese potestades constitucionales clave, que la habilitarían para dar marcha atrás con mucha de las medidas adoptadas por el chavismo durante los últimos años (1). Eso sí, ha llegado cómodamente a las 3/5 partes que le permite, en menor medida, controlar un poder con capacidad de incidencia real frente al poder ejecutivo. Leyendo completo el artículo 187 de la Constitución Bolivariana, uno puede tomar dimensión concreta de las facultades que tendrá la oposición venezolana (si es que actúa como bloque unido) para herir al chavismo en los activos centrales de sus políticas de Estado.
  • De los 24 estados del país, la oposición, en las elecciones por lista (y también en varias nominales) ganó en 18 y el chavismo sólo lo hizo en 6 (Apure, Cojedes, Guárico, Delta, Portuguesa y Yaracuy). Es evidente que el oficialismo perdió en Estados en los que suele ganar históricamente como Barinas. Bolívar, Monagas, Sucre y Falcón por mencionar algunos y la MUD logró resultados resonantes en donde no ha hecho pié en casi dos décadas de vida democrática. El abultado resultado a favor de la MUD representa un hecho inédito para la vida electoral durante el chavismo, ya que la única victoria de la oposición fue por un escaso 1,7% en el año 2007. Por primera vez desde hace 16 años el antichavismo superó el 55% de los sufragios y dejó al chavismo por encima de los 40%, la cifra más baja de su historia
  • A pesar de todas las advertencias nacionales y, en mayor medida, internacionales sobre la posibilidad de fraude, la jornada de votación fue muy tranquila y en paz. Con una participación record para este tipo de compulsa electoral, el 75% de presentismo marca en forma evidente la vitalidad democrática de este país, muy superior en sus guarismos de participación a los EEUU, Chile y Colombia (en elecciones presidenciales!!), por mencionar a otros países con voto voluntario. Los resultados se conocieron cuatro horas después de cerrado el comicio (que tuvo que extenderse por la cantidad de gente que votó) y el presidente Maduro reconoció la derrota en forma inmediata al anuncio del Consejo Nacional Electoral. Al igual que Chávez en el citado año 2007, el oficialismo salió rápidamente a aceptar el triunfo opositor.
  • Hete aquí lo paradójico de esta democracia venezolana, en la que el gobierno puede perder elecciones y como las de ayer por goleada, y las reconoce en forma inmediata, pero es considerado un autoritarismo competitivo, una seudo democracia, o, para los más osados, una dictadura. Sin ir más lejos, un importante dirigente opositor expresó luego del triunfo del domingo una frase que merecería entrar en el sumun de las contradicciones: “El voto democrático venció a un gobierno que no es democrático”. En fin…

Las explicaciones (o algo que se le parece):

  • ¿Cómo entender un resultado electoral tan contundente? ¿Era esperable? ¿Quién es el responsable de esta debacle electoral?. Como hemos afirmado en otro lugar, las derrotas siempre tienen olor a errores del oficialismo. La oposición, y nunca mejor que en este caso, es sólo la expresión del repudió que generan las políticas del gobierno. Es decir, la MUD recogió todo el descontento de buena parte de la sociedad (aún la chavista) con la administración Maduro. Hoy Venezuela sufre problemas de escases de alimentos, de inconvenientes con los servicios públicos (de agua a luz), de un fenómeno extendido de contrabando general, de largas colas para conseguir alimentos, de un proceso inflacionario fenomenal y de una baja del petróleo (clave para la economía venezolana) que potencia todo lo anterior. Las causas de esta debacle económica nos remite a interrogarnos acerca de la complicidad de la oposición venezolana en la guerra económica que sufre el país (desestabilización política y desabastecimiento económico, sobre todo) y la insuficiente respuesta del gobierno para dar cuenta de esta problemática y darle una solución. Es cierto que el gobierno de Maduro no ha pasado un día sin que se le haya permitido un momento de paz, que ha sido jaqueado nacional e internacionalmente, que se lo ha ridiculizado hasta el hartazgo, y que se ha creado un clima de desgobierno en Venezuela, pero también es cierto que el gobierno con todos los recursos de poder en sus manos (dominio de la Asamblea Nacional, mayoría de gobernaciones y alcaldías, movilización popular, el monopolio de la fuerza legítima en sus manos) no ha podido o no ha sabido disciplinar las fuerzas económicas adversas al proceso chavista. O no ha avanzado en la radicalización de la Revolución Bolivariana, como le adjudica el ala izquierda del chavismo, para explicar la derrota electoral.
  • ¿Era esperable semejante resultado?. Desde las tiendas opositoras, hacía meses se venía instalando un triunfo irreversible en las parlamentarias. Sin embargo, el antichavismo desde siempre dice estar arriba en las encuestas, aún en elecciones que con posterioridad perdió por casi 40%, como la del 2006. En general medir en forma precisa una elección venezolana es todo un dolor de cabeza para los encuestadores. Puede haber escuelas en donde el chavismo gana 90 a 10 y una al lado en que la oposición lo hace 80 a 20. Desde allí que la MUD haya sido cauta durante la elección y haya especulado casi al borde del cierre de escuelas con un resultado que le adjudicaba alrededor de 95 curules frente a casi 70 del GPP. En tanto que en el chavismo se hablaba de una media de diputados entre 84 y 90, es decir, un poco más de la mitad de la Asamblea Nacional. Ambos espacios políticos no vieron venir semejante diferencia, por lo que podemos inferir que a pesar de la formidable movilización del aparato chavista algún que otro votante rojo rojito optó por tiendas ajenas.
  • Que Maduro no es Chávez es tan evidente como que los trenes no vuelan. Sin embargo, resulta pertinente aclarar que el elegido por el ex presidente tuvo que ponerse al hombro una tarea titánica. Y hasta esta votación ha podido campearla en el terreno electoral. Debió enfrentarse en abril de 2013 a un instaladísimo candidato opositor que había peleado palmo a palmo contra Chávez seis meses antes y le ganó por un pelito; en diciembre de ese año revalidó electoralmente al vencer en las regionales a la MUD por más de 10% d ventaja y debió soportar dos meses después las guarimbas más cruentas desde que el chavismo es gobierno. El saldo lamentable de más de 40 muertos en esas protesta deja a las claras el comportamiento de un una oposición que ya no aguantaba más derrotas. Pero desde mediados de 2014 y todo el 2015 ha tenido éxitos muy parciales en la lucha contra la guerra económica que sufre Venezuela desde que murió Chávez. Y es aquí en mi concepto en donde radica la principal razón de la derrota electoral: no haber podido enderezar el rumbo económico, y en algunos casos agravarlo hasta límites insostenibles.

Y ahora (que hacemos?)

  • A partir del 6D se abre una etapa original en Venezuela, caracterizada por una novedad: lo que en la ciencia política se caracteriza como un gobierno dividido, es decir, una fuerza política domina el Poder ejecutivo y otra el parlamento. Lo hemos vivido en Argentina muchas veces, pero en la Venezuela chavista se dará por primera vez. ¿Se tratará de una cohabitación pacífica?. No lo creo. La oposición, que durante 16 años no ha podido dominar el poder legislativo aprovechará con creces la mayoría rotunda obtenida en esta elección y actuará como suele hacerlo cuando se siente ganadora. A pesar de que sus principales figuras hablaron de “humildad en la victoria”, la administración de la misma será un elemento a observar en los próximos días y semanas. Ya salieron los hombres de la federación de empresarios más importante del país nucleados en FedeCamaras a pedirle a sus ediles por la derogación de la ley de “precios justos”, que dicen atentar contra su rentabilidad. Asimismo un diputado opositor pidió por reformas (y despidos) en los canales públicos para oxigenarlos de chavistas.
  • Hablar de la (o de una) oposición en Venezuela es también incurrir en una imprecisión. Hoy el antichavismo no funciona en unidad, salvo cuando se trata de elecciones. Las estrategias, como dimos cuenta en otros posts, son diversas, y a veces complementarias. El sector más duro, encabezado por el tándem Corina Machado y Leopoldo López (hoy en prisión), intentará ir por todo, como la han hecho en situaciones mucho más débiles que las actuales. La fracción más electoralista, que tiene en Capriles a su figura principal, intentará seguir el camino de las urnas. Este sector puede mostrar la elección de ayer como la táctica más adecuada para estos tiempos. Desde allí que uno puede aventurar que el bloque opositor no siempre actuará coordinado o lo hará cuando estos dos grupos sientan que sus intereses no se bifurcan. Ahí si se harán fuertes, pero como pasa siempre con las oposiciones a los gobiernos del giro a la izquierda en la región, todos quieren ser el número uno, y eso, casi con seguridad, generará sus rispideces al interior de la MUD.
  • La elección argentina, ¿tuvo alguna incidencia en los resultados del domingo?. No lo creo. Venezuela ha sido, a lo largo de estos últimos 70 años muy poco parecido al devenir sudamericano. Cuando en la región asolaban los golpes militares, Venezuela iniciaba el Pacto de Punto Fijo (1958-1998) que evitó por décadas rupturas institucionales. Cuando Sudamérica viraba hacia el neoliberalismo, en el país de Bolívar explotaba el Caracazo y se apoyaba tímidamente a un militar golpista. Cuando en el 2010, Sudamérica se consolidaba el giro a la izquierda, Venezuela empezaba a mostrar sus flancos débiles tras la parlamentaria de ese año en que la oposición hizo progresos importantes a nivel institucional. En general los venezolanos votan y actúan desde variables más endógenas que foráneas.
  • A partir de abril del 2016 (luego de mitad de mandato) la “dictadura” venezolana habilita la revocatoria de mandato del presidente. Esta más que claro que ese es una estrategia que el espacio opositor buscará provocar en lo inmediato. Mirado desde hoy, ese camino se convertirá en un campo minado para el chavismo. Sin embargo, el oficialismo aún cuenta, como dijimos, con vastos recursos de poder para “aguantar los trapos”. El dominio del poder ejecutivo, 20 gobernaciones sobre 24 (contando Caracas, el distrito federal), más del 70% de las alcaldías, un potencial de movilización gigantesco, una Fuerza Armada leal al proceso democrático y un poder judicial no enquistado de intereses sectoriales. Por lo que la oposición deberá también mostrar mucha “virtud” en estos meses para no chocar la calesita en la primera vuelta.

Se vienen tiempos inéditos para la democracia venezolana. Al calor de un enfrentamiento que ya lleva más de 15 años, oficialismo y oposición seguirán lidiando por la supremacía política. El antichavismo sacó un cuerpo de ventaja desde este domingo. Pero el chavismo aún cuenta con fuerza viva para profundizar (y/o consolidar) su proyecto político. Se vienen días intensos en la tierra de Bolívar.

 

(1) Si la oposición suma los tres curules por representación indígena, llegaría a los 112, pero siempre hay que entender la particularidad de ese tipo de representación.

Acerca de Mariano Fraschini

Doctor en Ciencia Política y docente (UBA- UNSAM- FLACSO)

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