Verdad, mentira y kirchnerismo

Hace ya más de cinco años que el análisis político con difusión masiva naufraga en el mismo escollo: el kirchnerismo. Parece existir cierta dificultad para comprender que el kirchnerismo no es la corriente política que reconoce como líder al último presidente de la Nación sino que es el nombre de un proceso social y político determinado. Este naufragio reiterado no es sorprendente para un análisis que es especialmente hábil para confundir los efectos con las causas, la parte con el todo, la forma con la sustancia y la materia con su accidente… Así, el «tono» de un discurso, la «violencia» de un dirigente o la «actitud» de un ministro, son la muestra a partir de la cual los más difundidos columnistas realizan generalizaciones sobre la vida política argentina.

Sin embargo, en estos últimos días ha quedado demostrado que esta confusión no es privativa del análisis político. Tal vez sobrepasados por la arrolladora dinámica del conflicto, algunos sectores de la corriente política liderada por Néstor Kirchner, han quedado subsumidos en ella. Un ejemplo claro son los carteles con la leyenda «Clarín miente» portados por una agrupación durante un acto de la semana pasada. Clarín mintió cuando, sabiendo que un comisario de la bonaerense había fusilado a dos militantes sociales, tituló «La crisis causó dos nuevas muertes«. Clarín «miente» todo el tiempo y va a seguir haciéndolo porque su negocio es vender una versión de la realidad. Pero lo que debería estar en discusión acá, no es si Clarín (que muy probablemente sea el diario que lee la mayoría de los votantes de Cristina) refleja bien o mal la realidad del proceso político llamado kirchnerismo. Lo que debería estar en discusión es la producción política de la realidad misma a partir de la cual la verdad y la mentira se hacen posibles. En otras palabras, lo que importan no son las mentiras de Clarin sino la única verdad…

Si el menemismo es el nombre que toma la forma concreta en la cual se llevó adelante el proceso de ajuste estructural y reforma del estado, el kirchnerismo es el nombre que tiene la forma concreta en la que se está llevando a cabo la recuperación de la mediación del estado y la reconstitución de la matriz económica (principalmente a través del crecimiento del empleo y de la protección de la producción). Esa forma concreta tiene (incluso serios) defectos. Pero es claro que si la salida de la crisis se llamara delasotismo o reutemismo ni siquiera estaríamos discutiendo acerca de los argumentos de Hal. El kirchnerismo es la encarnación determinada de un proceso de cambio diferente del que hubiera tenido lugar con otros dirigentes. En los conflictos que genera este proceso son menos importantes los golpes de D’Elía o las mentiras de los medios que la manera en que se construye la relación de fuerzas para llevar adelante la reconstrucción del país. Claramente, un componente principal de esa construcción es la creación de una narrativa que pueda dar cuenta del proceso. Pero, aunque parte de esa narrativa tenga que hablar sobre el rol de los medios en la política, decir que Clarín miente, no es la mejor forma de empezar. Si el lock out patronal reveló que los multimedios que existen son un obstáculo para un proyecto de justicia social, ¿por qué no actuar convirtiendo al brillante Encuentro en un canal de aire? ¿por qué no multiplicar la pauta oficial en esas pymes de la información que son los períodicos y las fm de cada pueblo y ciudad del país?

Lo mismo puede decirse de los índices del INDEC. Una cosa es la necesidad de mantener bajo el índice de inflación por los efectos que puede tener sobre los bonos de la deuda y otras cuestiones económicas. Otra cosa es pretender, como vienen haciendo algunos funcionarios, que ese índice es la verdad que refleja la realidad de la suba de precios. Discutir sobre el 1.1% de marzo es como discutir sobre el riesgo país en 2001. En ese sentido, llama la atención el énfasis que se pone en defender la veracidad del índice de inflación, en relación a la que se pone en decir que el aumento de los salarios blanco le permite a los trabajadores mantener el poder adquisitivo de sus salarios. ¿Por qué no decir que lo que hay que hacer es profundizar la lucha contra el trabajo en negro para que, sea cual fuere el porcentaje en el que suben los precios, la negociación salarial mediada por el Estado permita la persistencia de los niveles de consumo de los asalariados? Defender al kirchnerismo es defender la regulación estatal del mercado laboral. Defender al kirchnerismo no es encuadrarse detrás de este o aquel secretario sino extender la realidad de la protección estatal de los trabajadores a todos los ocupados. La mejor manera de contestarle a los estanflacionadores no es insistir con el 1.1% sino lograr que la única verdad de los sectores populares sea la realidad del trabajo en blanco y todos sus beneficios.

La verdad del kirchnerismo, como proceso político, la construye la realidad de su acción y no Joaquín Morales Solá. Parte de esa acción es crear un relato lo suficientemente vigoroso como para que la recuperación de la mediación estatal en la economía pueda ser discutida como conjunto de políticas públicas y no como las siete plagas. Lo que está en juego (y eso lo entiende, por ejemplo, Sabattella) no es la imagen de Cristina (que probablemente la determinen, sí, las notas de Clarín), sino el proceso de construcción de una realidad distinta a la creada por el menemismo. Esa realidad, y su correspondiente verdad, se construye con política y con políticas, ni con columnas de opinión, ni con cartelitos.

13 comentarios en «Verdad, mentira y kirchnerismo»

  1. Se me ocurre que el hombre común, particularmente el no militante, si bien abreva en su propia realidad y la de su entorno y por lo tanto tiene un cierto grado de inmunidad ante la red de mentiras que le arrojan los medios, se siente intimidado por la permanente incitación al odio que predican muchos de estos medios y la adopción de estas posturas intolerantes por una parte no insignificante de la sociedad.

  2. Me parece que hay una ambivalencia en el artículo entre dos postulados metodológicos: «la única verdad es la realidad» («lo que importan no son las mentiras de Clarin sino la única verdad…»; «la verdad del kirchnerismo, como proceso político, la construye la realidad de su acción y no Joaquín Morales Solá»; subrayé yo)y «la construcción del acontecimiento» («Lo que debería estar en discusión es la producción política de la realidad misma a partir de la cual la verdad y la mentira se hacen posibles»; otra vez subrayado por mí).

    Según el primero, hay verdad en la política (y por tanto mentira). Según el segundo, en la política hay versiones, relatos, narraciones, y por tanto no verdad ni mentira. O, mejor, la «verdad» que puede haber (si la inflación fue del 1.1% o del 1.8%, por ejemplo) no nos dice mucho en tanto hay que interpretarla (en realidad, el dato ya es una interpretación, pues no refleja «el hecho», sino un modo de abordarlo).

    Esta ambivalencia queda expresada cuando escribís: «Clarín “miente” todo el tiempo y va a seguir haciéndolo porque su negocio es vender una versión de la realidad» (subrayé yo).

    Creo que detenerse en señalar a los que mienten o no mienten es un mal uso de la ética en política: cuando se utiliza como último gesto de la impotencia, es decir, de debilidad para construir acontecimiento y realidad, y sólo queda acusar al oponente triunfador como «jugador sucio».

    El único sentido inteligente que puede tener hacerlo es que decir que un medio «miente» –en el contexto de la mitificación de la objetividad– le quita legitimidad, y agranda así las posibilidades de tu versión.

    Lo que hay que hacer es luchar por el sentido e intentar construir una versión hegemónica. La política es lucha de valores, y los valores no son científicos. No hay hechos, sino interpretaciones.

  3. No me quedo clara tu posición con respecto a que debe hacer el gobierno, en la coyuntura, con respecto a los datos sobre la inflación que da el INDEC, Si el gobierno ,manipula los datos para que los bonos ligados a la deuda no se disparen junto con «otras cuestiones económicas», como decís.
    Porque la lucha contra el salario en negro puede llevar mucho tiempo y el tema de los bonos «y las otras cuestiones económicas» son una brasa que quema ahora.

  4. Bien. Bien ! Faltan un Estado y un movimiento político que pueda ir para ese lado. Pero (salvo que la inflación se lleve todo) hay espacio todavía.
    Saludos !

  5. «Parece existir cierta dificultad para comprender que el kirchnerismo no es la corriente política que reconoce como líder al último presidente de la Nación sino que es el nombre de un proceso social y político determinado.»
    Que proceso social? Dolar alto y discurso berreta?
    Los K han hecho 3 cosas realmente importantes en su gobierno:
    1) Reabrir las causas contra militares (que se deberia haber hecho de una manera mucho mas honesta de todos modos)
    2) Poner una corte suprema decente.
    3) Renegociar la deuda externa (que todos modos si tenemos en cuenta que el gobierno necesita mentir para que no se dispare la deuda, habria que ver entonces que tan buen negocio fue).

    «Defender al kirchnerismo es defender la regulación estatal del mercado laboral.
    Defender al kirchnerismo no es encuadrarse detrás de este o aquel secretario sino extender la realidad de la protección estatal de los trabajadores a todos los ocupados»

    Defender al kirchnerismo signfica defender a Nestor Kirchner y a Cristina Kirchner y todo su gobierno.
    Si te gustan las banderas ideologicas que Kirchner DICE defender, se puede usar otros conceptos, como defender un «estado social» o «estado de bienestar» o «estado keynesiano» o el modelo que mas te gusta. Pero hablar de Kirchnernerismo es hablar de Kirchner.
    Asi como seria contraritorio ser peronista y que no te guste Peron, es contradictorio ser «Kirchnerista» y que no te guste Kirchner.

    «Defender al kirchnerismo» significa defender un presidente que dibuja los numeros de la economia y de la pobreza.
    «Defender al kirchnerismo» tambien significa un estilo de gobierno que busca mas la confrontacion antes que el dialogo.
    «Defender al kirchnerismo» tambien significa defender un modelo de pais que crece sobre la base de salarios bajos.
    «Defender al kirchnerismo» tambien signfica defender a un gobierno donde la mayoria de sus funcionarios y ministros, dejan mucho que desear.
    «Defender al kirchnerismo» tambien significa defender un gobierno con varios escandalos de corrupcion a sus espaldas.
    «Defender al kirchnerismo» tambien significa defender un gobierno que no gusta de respetar la institucionalidad del pais.

    Vamos a defender un presidente por el modelo de pais que DICE pretender sin importarnos su etica, honestidad y seriedad?

  6. Alejandro:

    Sólo un comentario: Se refiere a la importancia del índice del INDEC y su manipulación.

    No hablo motivado pues no tengo nada indexado. Tampoco hablo de mi visión de comprador en el super chino, pues mi sensación todavía es bastante peor que los números de los expertos. Estos dicen que los índices del INDEC son la mitad o un tercio del real. Las opiniones consultadas son 1)que están bien fraguados porque de otra forma el país tendría que pagar mucho más por los bonos indexados, y 2)que eso no se hace.

    Si yo fuera el presidente (soy tan argentino como los miembros del gobierno y quiero mucho a mi país) jamás faltaría a la verdad por causa alguna, cualquiera sea la intención. Creo que NO TIENEN DERECHO a hacerlo pues el gobierno NO es el país. El motivo es vil. Todo eso desde el punto de vista ético, pero ¿qué pasa en el económico?.

    Creo que esa acción nos hunde más aún en la sonrisa, la burla e indignación internacional. Hasta de los países latinoamericanos, donde abundan actos de dudosa ética, este hecho tendrá múltiples consecuencias. Todos los análisis castigan sin atenuantes.

    Horacio

  7. Don Cingolani:
    Suponer que la política es como el juego de cricket es un tanto inocente. Tal vez debería serlo, pero en este mundo nadie juega de esa manera.

  8. Alejandro:

    Creo que no termino de entender. Me siento identificada en algunos párrafos y a 180º de distancia en otros. No te responsabilizo por tu prosa; claramente la que no entiende el mensaje completo soy yo.

    Sin embargo, lea cuanto lo lea, sí se que no estoy de acuerdo con algo: «Defender al kirchnerismo es defender la regulación estatal del mercado laboral.». No sé si es tan así.

    Me agrupo entre quienes creemos que el kirchnerismo tiene cosas positivas y negativas, y siendo éstas más o más graves, nos definimos en otra vereda. Pero no perder el sentido crítico nos permite reconocer sus buenas políticas y festejarlas. El «conflicto del campo» fue un conflicto que me puso, personalmente, en un lugar incómodo; por desinformación, por complejo, pero también porque «defender las retenciones» era «ser kirchnerista». Y vuelta otra vez con esa historia que ya me tiene los huevos hinchados.

    A lo que voy es: cuando usted, Alejandro, dice que «Defender al kirchnerismo es defender la regulación estatal del mercado laboral.», yo diría que un poco sí, pero más que nada no. Diría que el del campo fue el primer intento desde el menemato (o la dictadura) para acá de implementar políticas de Estado que se entrometan en los intereses económicos de importantísimos sectores (en cuanto a poder adquisitivo hablamos). Pero no coincido con que el kirchnerismo sea la regulación estatal del mercado laboral devenida carne en una gestión de un gobierno. Sino, no habría, como usted bien dice, tal porcentaje de trabajo en negro. ¿O es que ahí está criticando al kirchnerismo, y yo sigo sin entender?

    La verdad que seguiría escribiendo, pero creo que va a quedar más largo el comentario que la entrada.

    Sea como sea, gracias por hacer Artepolítica. Es una lectura diaria obligada.

    Saludos!

  9. Contador, la ambivalencia que notás es el producto de un intento de intervenir en la lucha por el sentido. Tal vez sólo podría haber dicho «hay que construir hegemonía», pero me hubieran dado chocolate por la noticia.

    Musgrave, tenés razón. Cuando estuve afuera perdí algo de contacto con la bogósfera. Hubiera sido justo linkear tu breve pero preciso post.

    Lucía, he ahí el misterio. Espero no oscurecer aún más mi argumento, pero lo que me interesa aquí es recorrer ciertas fisuras al interior del actual proceso político para tratar que en la evidencia de las contradicciones resulten fortalecidas determinadas posiciones. En ese sentido… estoy criticando al kirchnerismo. De ahí que Lucas diga que quienes me/lo critican me estén dando la razón. Gracias por los elogios y espero que sea una obligación entretenida.

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