Las crisis

La pregunta puede, en principio, sonar polémica: ¿podemos los argentinos vivir un período relativamente extenso sin caer en una crisis?

¿Vos sos boludo o te hacés? sería una respuesta más que adecuada en boca de cualquiera que haya sufrido, a lo largo de su vida, alguna de las reiteradas crisis económicas, sociales o políticas a las que nuestro país es tan afecto.

Un poco boludo sí, a veces, me atrevo a responder. Pero también me animo a decir que es algo en lo que podemos –y debemos- reflexionar.  Y pensar en ello implica revisar de qué tipos de crisis hablamos y a quién va dirigida la pregunta que abre esta columna.

Un recorte superficial sobre la historia argentina reciente (tomando como tal lo sucedido post retorno de la democracia en 1983) nos muestran crisis de carácter económicas (hiperinflación alfonsinista y en los comienzos del menemismo); institucionales (intentos de desestabilización o golpe con los carapintadas; transición de 1989; proyecto de Re-reforma constitucional en 1998); políticas (alfonsinismo desde el 87, las coimas del Senado en 2000 con la renuncia del vicepresidente Chacho Alvarez, la crisis “del campo” en 2008); y sociales (donde es francamente difícil ejercer un corte temporal, ya que la decadencia social de nuestro país asemejó a un tobogán infinito cuyos orígenes se remontan –por lo menos- a la destrucción del aparato productivo por parte de la dictadura cívico-militar y que los sucesivos gobiernos democráticos poco pudieron o quisieron revertir. Incluso podemos especular con el concepto de hiper-crisis sociales, es decir momentos de crisis casi permanentes que de pronto pegan un respingo y se agravan: la desocupación galopante post reforma del Estado y la convertibilidad y su correspondiente pobreza e indigencia, por citar sólo un ejemplo).

Por supuesto, la clasificación es ya de por sí antojadiza y discrecional. Y casi siempre una crisis de determinado tipo termina generando crisis en otros campos, invadiendo totalidades. Sí, claro: la gran crisis argentina de 2001 fue un poco mucho de cada cosa: política, económica, institucional y social. Fue, de algún modo, integral.

Ahora bien, pasemos, también a vuelo de pájaro, a pensar un poco a quiénes afectan o dejan de afectar las crisis. Y una de las primeras enseñanzas es no solamente que no impactan del mismo modo a diferentes sectores sociales, lo importante es reconocer que en cada situación crítica también hay ganadores. Los sectores democráticos al terminar con la rémora de la amenaza militarista, el sector financiero e importador con el desarrollo de la convertibilidad, ciertas empresas nacionales con la pesificación asimétrica de Duhalde, las minorías que se enriquecían progresivamente al tener la capacidad de adelantarse a las devaluaciones y posicionarse en dólares, etc. Saliendo del discurso políticamente correcto diremos: no jodamos, a algunos las crisis les vienen bien.

Por el contrario, también, podemos deducir otra obviedad: las crisis son, casi sin excepción alguna, malas compañías para las mayorías populares. Ya sea porque son esas mayorías las que resultan proscriptas políticamente, ya porque son las más castigadas económicamente, ya porque el hilo se corta siempre por abajo.

Nuestro país vive, por primera vez en mucho tiempo, un período relativamente extenso sin grandes crisis ni políticas ni económicas ni institucionales. Podemos decir que, desde 2003 hacia aquí se recompuso la maltrecha autoridad presidencial, el Estado reasumió funciones indelegables que había ido perdiendo, la economía ha crecido como nunca en décadas, los indicadores sociales –aún con mucho por hacer- han mejorado progresivamente y la marcha general de la vida política y pública muestra sorprendentes rasgos de estabilidad. La casi segura reelección de Cristina en octubre refuerza aún más esta tendencia. El aburrido gris de la administración tiene su correlato en los índices de confianza y popularidad que muestran las encuestas sobre el actual proyecto político que nos gobierna.

Entonces: demás está decir que sería de necios el pensar que los sectores populares anhelaran ya no una crisis, sino al menos algún cambio. En todo caso, lo que se pide, lo que se espera, es más y mejor de lo mismo. Ajustes, sintonía fina, como dice siempre nuestro admirado Mario Wainfeld y, con un poco más de prospectiva, el comenzar a dar cuenta de la nueva agenda de demandas que son hijas naturales de estos años de bonanza: vivienda, mejoras en el transporte público, alguna reforma integral del ineficiente e ineficaz sistema de salud.

Quizás, visto este escenario, tengamos como país una maravillosa posibilidad de que el desafío de la etapa sea pensar en el mediano plazo. Abandonar de una vez la lógica gubernamental de la crisis permanente y encarar procesos de planificación profundos y sostenibles.

¿Hay sectores económicos o políticos deseosos de que la actual crisis económica mundial tenga un impacto tal sobre nuestro país que genere una crisis de proporciones puertas adentro? Seguro. Es natural, puesto que las luchas por el poder y por la distribución relativa del mismo siempre se dan en la Argentina bajo esa lógica. Si el actual gobierno resulta capaz de adelantarse en ese diagnóstico y elaborar (¿en conjunto con otros sectores políticos y económicos?, ¿por qué no fantasear un tanto?) medidas y planes tendientes no sólo a estar mejor preparados para los coletazos del “viento en contra” sino incluso a aprovechar el momento para mejorar nuestra posición relativa en la economía mundial, estaríamos dando un paso enorme en la consolidación de un país previsible.

Parece aburrido hablar de país previsible. Pero andá a decirle que es aburrido a los millones de compatriotas que en estos años consiguieron un laburito, pusieron un comercio, empezaron una carrera terciaria y sacaron un plasma en 50 cuotas.

Además, si queremos divertirnos, hagamos fiestas todos juntos.

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Acerca de Abe "Mendieta" Vitale

De chiquito, Mendieta no quería ser bombero ni policía. Soñaba con ser basurero. Ir colgado, como un superhéroe, del camión. Despúes se las ingenió para ser y hacer muchas cosas, todas más interesantes que lo que terminó siendo: un Licenciado en Comunicación, algunas veces como periodista, otras como funcionario público. Sus únicas certezas son su sufrimiento racinguista, la pasión por el mar y cierta terquedad militante. Todo el resto puede cambiar mañana. O pasado.

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63 comentarios en «Las crisis»

  1. A mì me parece que una cuestiòn importante para encarar esto de las crisis, es que la presidenta se puede dar el lujo de ser totalmente pragmàtica pero nosotros no. Hay una gran confusión en eso. Saludos

  2. Es interesante lo que decís y comparto mucho (el argumento de fondo, digamos). Creo de todos modos que te falta agregar un aspecto que tu «terquedad militante» ha obviado, y es la alternancia en el poder. Ninguna democracia es estable en tanto no pueda haber alternancia en el poder de grupos políticos diferentes. Saludos.

    1. me parece interesante tu mirada Mendieta, le agregaria nomas, que este tiempo que parece larguisimo sin crisis, son apenas ocho años, corto tiempo historico, un suspiro digamos…
      por eso no entiendo de que habla Conrado, cuando dice alternancia en el poder? quizás esta desinformado, hace 28 años hay democracia en este país, y tanto este gobierno de Cristina, el que vendrá porque esta desacartado que el pueblo vuelve a acompañar este modelo económico, sumados a ellos 4 años del ex Presidente Nestor Kirchner son parte de la alternancia democrática que pretendes, salvo que quieras que gobiernen quienes no son elegidos o que vuelva la alternancia militar, de esa hablabas?

    2. ¿Qué no pueda haberla o que no la haya fácticamente? ¿Cada cuánto tiempo debería haber alternancia? Son dos cosas distintas. Digamos, en Japón gobernó 40 años el mismo partido y en Suecia, setenta. Margaret Thatcher gobernó 14 años, Roosevelt 16.

      1. Me refiero puntualmente al hecho de que hace más de 80 años que ningún gobierno constitucional no peronista termina su mandato.

        Justamente de los ejemplos que citás, tres son monarquías aggiornadas, no son democracias ni repúblicas en sentido estricto. Y Estados Unidos es el ejemplo clásico de alternancia en el poder de dos partidos políticos. Lo vienen haciendo desde hace más de 200 años. Puede estar el mismo partido en el poder por 20 años, pero lo dejan sin chistar cuando tiene que gobernar otro.

        Por último, la imposibilidad fáctica está implicada en la imposibilidad potencial. No son dos cosas tan distintas.

        Buscar las causas del hecho de marras te lo dejo a vos, para no herir susceptibilidades.

    3. «Ninguna democracia es estable en tanto no pueda haber alternancia en el poder de grupos políticos diferentes.»

      Conrado: ¿De dónde surge, en qué piedra está escrito lo que decís? ¿Es alguna ley de la naturaleza que yo desconocía? En fin, parece haber una idea de recurrir a lugares comunes para que le presten la manija un rato, ya que la voluntad popular no está con ustedes. Como «los equilibrios republicanos en el congreso».

      Yastá, inventen algo nuevo, porque efectivamente nosotros, los K, necesitamos de que exista alguien que mejore nuestras propuestas, no que se oponga tontamente a cualquiera como hasta ahora. Y que diga cómo hacerlo, obviamente, no tipo el 82% móvil.

      Si proponen ideas FACTIBLES, seguramente alguien les prestará atención. Sinó, a seguir participando. Para que haya «alternancia en el poder» tiene que haber un «alter». Que hoy por hoy, no existe.

      1. Eduardo, no formo parte de ese «ustedes» al que te referís, lo que me exime de cualquier comentario al respecto.
        Para mí el Estado no es una manija.

    4. La alternancia del poder está absolutamente garantizada mientras siga habiendo elecciones regularmente. Lo demás es accesorio.

    5. conrado,

      no entiendo eso de que «no pueda haber alternancia en el poder».

      qué impide esa «alternancia»? el voto popular?

      parece el discurso de un librepensador chino, poco coincidente con nuestra realidad democrática.

      saludos,

      1. Tapones, si no hay alternancia justamente caemos en un sistema con un componente corporativista (partidos políticos, grupos económicos militares, etc.) donde si no se forma parte de esa corporación o partido dominante no se gobierna y donde se accede al poder mediante deposiciones. Eso es claramente coincidente con nuestra realidad.

        Básicamente me refiero al hecho puntual de que en nuestro país ningún gobierno constitucional no peronista ha terminado su mandato en los últimos 80 años, una vida entera para la mayoría. Y que durante ese lapso hemos tenido más o menos 34 presidentes de los cuales menos de la mitad fueron elegidos por el voto y sólo 4 de esos terminaron un mandato, todos peronistas.

        Qué es lo que impide esa alternancia democrática sin renuncias o golpes de estado y donde los gobiernos se terminen sin importar su signo lo desconozco. Arriesgaría que en el fondo es una cuestión de idiosincracia donde entra sin dudas el paternalismo caudillista que arrastramos desde el siglo 19. Pero es como tirar un dardo con los ojos cerrados.

        Saludos

      2. conrado,

        sigo sin entender: es obvio que si uno no es parte del partido dominante, no gobierna. para ser parte del partido dominante, se necesita el voto de la ciudadanía.

        si con un sistema democrático garantizado, un mismo grupo político es reelecto, no veo el peligro.
        más peligroso es traicionar la voluntad popular en función de un abstracto principio de «alternancia».

        tus preguntas sobre peronismo, discontinuidad democrática y demás hechos del pasado, están fuera de lugar. es, en todo caso, trabajo para historiadores.

        hoy, argentina, presenta un contexto de transparencia democrática que legitima al poder político, tanto para el kirchnerismo a nivel nacional, como para fuerzas provinciales.

        insisto en lo más importante: ¿qué impide hoy la posibildiad de «alternancia»? no veo nada que lo impida, excepto el voto ciudadano.

        saludos,

      3. Tapones de punta, me parece que el concepto de Conrado es bastante claro, y solo confuso para el que no quiere entender. El peronismo en la oposición es destituyente, y siempre lo fué. O gobierna, o no deja gobernar. Fijate como operó a favor de la caída de Alfonsín, fogueando la fuga de capitales y la inflación. Fijate como fogueó los saqueos de De la Rua, un infeliz, pero al que el peronismo estuvo feliz de llevarselo por delante como a un muñeco. Ni hablar del pasado, como en los casos de Frondizi o Illia, pero bueno, como en esos casos el peronismo estaba proscripto, te lo tomo (aunque no dejó de operar para su caída).

      4. diego,

        no se puede hacer un análisis político desde la premisa «el peronismo es destituyente».

        si hablamos de la imposibilidad de alternancia hoy, de nada sirven los planteos históricos.

        incluso me parece que «lo destituyente» hoy está en la oposición, tratando de destituir a un gobierno votado por la ciudadanía.

        como no pueden destituir, ni ser votados, intentan con el versito de la alternancia.

      5. Tambien hay gobiernos peronistas que no terminaron su mandato y embates destituyentes que intentaron e intentarán interrumpirlos.

  3. Otras que las salidas regresivas o progresivas a las crisis, dijo el Viejo Antonio y no es el zapateco. Precisamente en la Revista Crisis, creo que la 2, en una interesante entrevista a Grobo, él plantea que para que este modelo entre en crisis 500 millones de chinos deberían morirse de hambre, es decir: el sustento del modelo de acumulación actual en última instancia pareciera ser el consenso sobre la producción primaria extractivista. Si partimos entonces de aceptar ese consenso, y de que existe un núcleo de poder que lo sostiene como algo inamovible, va’star un toque jodido hacer una proyección para ciertos cambios que son estructurales. Y ahí aparece el rol de la militancia y de la práctica creativa como disrrupción de lo dado, para dar vuelta la balanza de las relaciones sociales de poder. Lamentablemente en muchos sectores de la militancia oficialista esa forma de pensar la práctica parece no tener mella. Y ahí es donde aparece el riesgo de tomar muy en serio las instituciones y cosificarlas, y cuando las papas quemen dar el bocado igual cerrando los ojos.
    Lo de Conrado y la alternancia democrática es gilada: no garantiza «estabilidad» alguna el cambio por el cambio mismo. Más bien, si ves la historia, hasta podrías pensar lo contrario. Qué sé yo.
    Bueno me enrrosqué mucho.

  4. Luego de ver que se han subido al caballo (¿el del comisario?) y me han tratado de gil, ignorante y «lugarcomunista», amén de intentar ironías bastante elementales, les repito algo que le contesté a María más arriba.
    «Me refiero puntualmente al hecho de que hace más de 80 años que ningún gobierno constitucional no peronista termina su mandato(…) Buscar las causas del hecho de marras te lo dejo a vos, para no herir susceptibilidades.»
    Saludos y no se enrosquen tanto, que las opciones son mucho más que dos.

    1. conrado,

      no aplica un argumento pretendidamente historicista. ¿qué debe hacer el pueblo hoy para remediar ese pasado? ¿votar al hijo de alfonsín para ver si pueden terminar un mandato alguna vez?

      saludos,

      1. Empezar por no olvidarlo, mirarlo objetivamente, estudiarlo y evitar caer en los mismos errores. Por lo de pronto dejar de ser tan paternalistas, no alabar a los políticos como si fueran ídolos o salvadores -que no lo son ni lo han sido- y en particular ser más solidarios y menos egoístas. (otro día discutimos la noción de «pueblo»). Salud!

      2. conrado,

        tu respuesta es muy abstracta. que el pueblo estudie, que no caigamos en los mismos errores, que seamos menos egoístas, más solidarios, son todos conceptos que que no se relacionan con el supuesto problema de la alternancia, que nada la está impiediendo hoy en día.

        saludos!!!

    2. Tu planteo tiene un tufillo antiperonista indisimulable. Pero si nos ponemos a analizar caso por caso, la cantidad de gobiernos peronistas y no peronistas que no han podido terminar su mandato es bastante pareja. Dejando de lado los golpes de 1943, 1962 y 1966, en los que se derrocó a gobiernos formalmente constitucionales pero no democráticos, entonces nos quedan 1930 (fin de un gobierno radical), 1955 (gobierno peronista), 1976 (peronista), 1989 (radical) y 2001 (crisis que se llevó puestos en una semana a un presidente radical, De la Rúa, y otro peronista, Rodríguez Saá). También hay que recordar que Duhalde debió adelantar las elecciones y la entrega del mando, acortando su mandato presidencial en varios meses.

  5. El eje «posibilidad de alternancia» como presente es condición imprescindible para un sistema democrático. Esto es que haya elecciones libres, abiertas y sin proscripciones. Si tales condiciones están dadas, que esa posibilidad latente se convierte en efectiva es una obligación de la que debe dar cuenta la/las oposiciones. Salvo que pretendan que un partido en el gobierno renuncie para que vengan otros por el hecho de que ganan siempre.
    Por otra parte, y esto muy breve, ya que lo hemos debatido largo en esta página, la Argentina tiene uno de los sistemas políticos con mayor renovación del mundo, me atrevo a decir. Y con alternancia sostenida desde 1983 hasta acá. O sea: la realidad no se condice con los fantasmas que algunos parecieran tener.
    Saludos.

  6. «El eje “posibilidad de alternancia” como presente es condición imprescindible para un sistema democrático.» Saludos para los fantasmas de María, Ramón, Eduardo y Vísperas.

    1. Ahora me vas pidiendo disculpas por lo de «terquedad militante», dale? Jeje. No hay que ser prejuicioso. Repit uit mi: no hay que ser prejuicioso. Gracias.

      1. Desde ya que te pido disculpas si te resultó ofensivo, simplemente estaba citándote donde dice «…Sus únicas certezas son su sufrimiento racinguista, la pasión por el mar y cierta terquedad militante…» Por eso el entrecomillado.

        Desde ya quiero disculparme con el resto si la ironía de los fantasmas les resultó hiriente de algún modo.

        A veces me equivoco y me dejo llevar por las pasiones.

        Saludos.

      1. ¿Yo puse en algún lado «por que lo digo yo»? El argumento lo dí en dos lugares de esta página, con las mismas palabras.
        Aparte, si querés una argumentación de algún tipo pedila y esperá la respuesta, porque si te ponés a prejuzgar de antemano es inútil que te conteste.
        Saludos

  7. Conrado no te enojes pero es muy ingenuo tu ejemplo y no deja debatir cuestiones más profundas a los cumpas , Sería interesante que vieras que tu ejemplo norteamerica -democracia con alternancia- no es de lo mejor porque refuta lo que planteabas , la alternacia en EEUU implica justamente que independientemente del politico que gobierne , democrata o republicano el poder real está en otro lado,
    los grupos financieros , los dueños de las armas, del petroleo, de los medios de comunicación son los que gobiernan bajo la pantalla de titeres (obama intentando quitarle ganancias al poderoso sector de la salud , je . no lo dejaron hacer nada , fijate que sube hablando de sacar soldados ,seguro de salud, etc
    y no puede hacer nada… el que manda es otro.)Aca para terminar un gobierno hay que pelear contra el poder real como cristina o rendirte como menem. Magneto dice que ser presidente es un «cargo menor», y grondona dice claramente que lo que escriben en clarín y nación a la mañana es repetido por todos los programas, de radio y tele y marcan la agenda , contra eso es que luchan los «politicos», la supuesta alternancia solo sirve a estos intereses economicos.

      1. Tal vez el sistema de reducir la politica a esa minima expresion resulte en buenos resultados para ellos. Yo creo que incluso mantener una elite de ricos hijos de puta da mejores que dar un volantazo cada 10 anios.

      2. «Yo creo que incluso mantener una elite de ricos hijos de puta da mejores que dar un volantazo cada 10 anios».

        es increible!!!!! che, valen los comentarios serios.

      3. Mi comentario es serio, mira mi razonamiento:

        El poder en EEUU no reside en sus gobernantes sino en sus clases altas.

        El poder en paises de izquierda o populistas reside en los gobiernos.

        El nivel de vida es mejor en EEUU que en paises populistas, y la diferencia es aun mas notable en las clases bajas. Y esta afirmación es sustentada por la necesidad de poner diques migratorios en EEUU.

        Viendo estos tres puntos, es muy probable que un norteamericano pobre prefiera quedarse en USA antes de probar suerte en una «verdadera democracia» donde el poder lo ostentan los «elegidos por el pueblo».

        Claro, tal vez los pobres sean estúpidos y no tengan «conciencia de clase» y necesiten un poco mas de teoría para cambiarse de amos.

        Puro pragmatismo nomas.

    1. Emi, por qué habría de enojarme. Comparto que el ejemplo no es el mejor si nos ponemos a hacer ese tipo de disquisiciones. Estaba respondiendo a un comentario anterior y en todo caso es un ejemplo que no sirve, pero rebatiéndolo no rebatís en sí la idea inicial.

      Que «la supuesta alternancia solo sirve a estos intereses economicos» (y remarco solo) es algo que me gustaría que me demuestres. Porque la alternancia sirve, en primera instancia, al pueblo soberano. Si de algún modo los grupos de interés económicos se valen de esto -y lo hacen, sin dudas, nunca se me hubiera ocurrido negarlo-, no te quepa la menor duda de que también se valdrían, y con más razón, de lo opuesto, es decir de la no alternancia en el poder.

      Te hago el razonamiento inverso. Supongamos un país donde solamente gobierna un partido político, es decir, no hay alternancia en el poder de dos o más partidos. La decisión de quién gobierna queda entonces librada a las elecciones internas de ese partido, en el supuesto caso de que ese partido hegemónico tuviera en sí mismo una organización democrática y los candidatos se eligieran por voto entre más de uno. Y no a dedo o mediante lista única.

      En ese caso el voto del pueblo soberano (ie, de los habilitados para votar en las elecciones nacionales) se vería anulado de hecho. El único voto con validez fáctica sería el de las internas del partido. Por lo tanto la organización partidista termina siendo más importante y con más poder que el resto del estado nacional. Contrario sensu, en un sistema de partido único el que pierde poder es el pueblo.

      Esto que parece una verdad de perogrullo es lo que están negando ustedes. El poder corrompe y quien está en el poder va a tender a llevar el estado según sus propios intereses. El recambio de los gobernantes hace que un sistema democrático funciones de un modo que si bien no es el mejor, por lo menos evita el enquistamiento en el poder de grupos corporativistas. Y digo corporativistas por no decir mafiosos, que ejemplos sobran, en particular con el recientemente absuelto socio.

      De más está decir que si los cumpas vienen a debatir boludeces conmigo es porque no tienen nada más interesante que haceer. Eso es un hecho y no una abstracción, estimado Tapones.

      Saludos.

      1. «Qué es lo que impide esa alternancia democrática…»

        Y… el voto popular. Para que haya alternancia tiene que haber otro. Y no hay.

        Y respecto del «Recambio de gobernantes» no significa necesariamente un «Recambio de proyecto». Sí, efectivamente, a partir del 2015 no habrá más Cristina. Otra persona puede mantener los ejes centrales del proyecto sin que necesariamente su apellido comience con K. E incluso podría ser de origen radical, aunque naturalmente no de los que están actualmente en la primera linea. Hay gobernadores de origen radical que apoyan a rabiar el proyecto, secretarios de estado, etc.

        No se trata de partidos ni de personas. Se trata de proyectos. Éso es lo que NO hay que cambiar. Lo demás, es conversable.

      2. conrado,

        parece una tomada de pelo tu respuesta.

        estás negando el voto popular. no respondés en qué cosa concreta se ve comprometida la alternancia de poder en argetina.

        ¿o vas a hacer como otros recalcitrantes que dicen que vivimos en una monarquía?

        tu última frase es una realidad, que te incluye. porque vos tampoco pareciera que estás resolviendo el hambre del planeta sentado en tu compu escribiendo estas incoherencias.

    2. Te falto agregar que «el poder real» le dio a los americanos mucho mas que lo que nos dieron los berretas «lideres populares» a nosotros.

    1. tener un plan quinquenal
      – que baje la inflación
      – que tenga superavit fiscal
      – que elimine subsidios distorsivos
      – que mantenga subsidios necesarios
      – que aliente la estabilidad / previsibilidad
      – que combata la corrupción
      desarrollar un plan político
      – no basado en personalismos
      – que mejore las instituciones
      – que mejore el federalismo
      – que impida las reelecciones eternas en las provincias, sindicatos, AFA, etc.
      – que respete la oposición
      – que aliente la renovación
      – que tenga buenas estadísticas

      (me olvido algunas sin duda, pero con gestos y señales claras, sin medidas estruendosas ni recesivas, pero con prudencia y diplomacia, le auguro a este gobierno 4 años sin crisis y la posibilidad de tener un plan de renovación con un neo o post kirtchnerismo)

  8. En materia de alternancia en el gobierno de los partidos políticos, es evidente que las fuerzas políticas deben conseguir ganar las elecciones para que ello se concrete.Pero así como se ha definido a la democracia como un sistema donde los partidos políticos pierden las elecciones, ello trae como consecuencia que existan ciertas libertades que permitan a los otros partidos ganarlas: elecciones libres, libertad de prensa, respeto a las distintas opiniones, división de podres, etc. Un obstáculo importante es la reelección, y más cuando se configura sin límites -que por suerte no es el caso del gobierno nacional, por ahora- puesto que existiendo esa posibilidad, el gobierno utiliza todos los recursos del Estado para continuar en el poder y no me refiero al actual gobierno solamente, sino a cualquiera que, ganando una elección, tiene la posibilidad de su reelección.

  9. le comentaba a una amiga que me parecia que estamos en un periodo donde todo aparece como»planchado».Algo similar marco A.Brienza en Tiempo Argentino el ultimo domingo.No hay crisis,hay mas bien tranquilidad.Pero la dinamica historica continua.En tiempos de crisis aparecen las reacciones y las protestas.Ahora es momento de volver a hablar de participacion constructiva.

    1. Isabel:
      Más de 2000 millones de dólares vendió el Central en los dos últimos meses, para mantener planchado el billete. Ha debido acudir a préstamos externos para mantener el nivel de las reservas y pedirle que el Nación también venda dólares en la plaza. Como dirías el dólar está planchado, pero con un costo importante y el peligro de que se nos termine la luna de miel con el Brasil que ya ha devaluado dos veces en los últimos días, perjudicando nuestro comercio exterior. Cimbronazos nomas, el guitarrero tiene todo controlado.

      1. «Más de 2000 millones de dólares vendió el Central en los dos últimos meses, para mantener planchado el billete.»

        ¿Y el problema cuál es? ¿O no eran para éso los 50 mil palos verdes? Que sigan, así la Mecha vende a futuro a 4,23 como hizo ayer y los deja a todos con el ojete al norte.

      2. Con lo que acabas de confirmar el rumor: son los amigos/socios del gobierno los que compran los dólares baratos. Por supuesto con el dinero nuestro. ¿Este modelo!

      3. claro, daio.

        para ir a comprar dólares te piden el carnet de afiliado.

        están cada vez más flojos con las críticas, eh.

    2. Bueno si no es así, que el Central publique la nómina de los que compran dólares y no me refiero al pichuleo, sino a las mayores a un millón, que ahora a la chica presidenta (del central) no la van a denunciar como hicieron con Redrado cuando amagó con publicarla.

  10. Breve: la palabra alternancia pide, por definición, la existencia del Otro. Hablo de «existencia» política, de peso político; por supuesto que hay, afortunadamente, muchas «alternativas». Pero en tanto no se defina en lo social un proyecto, y tenga su correlato de trabajo político, los alternancistas ni sueñen. No alcanza con desgañitarse en críticas a reales o imaginarios desastres oficialistas. Van a tener que decidirse a trabajar y pensar, o simplemente hacer la peligrosa plancha hasta que un (probable o improbable, eso es otra discusión) cataclismo ahora imprevisible les abra la cancha para hacerse cargo. No están más los militares para ciertas tareas sucias, y los grandes grupos de negocios prefieren tácticas mixtas que permitan negociar con el que está, por lo que no van a andar destituyendo gratis y sin garantía de qué pasa después. La gran «alternancia» va a estar, ya lo vamos a ver, en la lucha interna dentro del PJ, ahí es otra cosa. Pero para los alternancistas (que no suelen distinguir entre el gobierno de Menem y el presente) eso no vale, ¿no?
    Pero volviendo a la cuestión planteada aquí, mucho más interesante, podemos perfectamente anticipar algunas cosas que ahora aparecen no como crisis sino como problemas, y que en el caso de que cobren mayor gravedad, pueden desembocar en crisis. Una de las cosas bravas que están pasando es una sórdida puja por el ingreso, y con esto no me refiero (o no solamente) a las organizaciones sindicales peleando en sus paritarias con las patronales por aumentos de salario. Me refiero más bien a ese proceso capilar y constante que llevan a cabo los formadores de precios por el cual van procurando quedarse con la mayor parte de todo lo que se va creando como valor, volcado al mercado en forma de dividendos, rentas, salarios y jubilaciones, para hacer que termine en los bolsillos de unos pocos miles. La inflación de los últimos años en Argentina se explica por esa puja, que es perfectamente racional: acá no se trata de hacer un reproche moralista a las «corpo», sino de recordarnos a todos la verdadera regla de hierro del capitalismo, que es la procura de la maximización del beneficio. Ojo, no me confundan: que esa regla garantice la eficiencia en el uso de los recursos, o que promueva el bienestar general, cosas repetidas hasta la náusea por los pastores del liberalismo, son giladas incalificables, son la pesadilla de la que parece que nos vamos despertando. Pero saber eso no hace que esa regla de hierro deje de existir en el capitalismo.
    El ring donde se traba esa lucha es el mercado, y obviamente (a veces parece que se olvida esto tan sencillo) no todos acudimos a él a vender y comprar en igualdad de condiciones. El Estado puede y debe intervenir ahí para equiparar las «asimetrías», pero se encuentra con un límite objetivo, más allá de las «intenciones», que pueden ser muy encomiables, en procesos de sostenimiento del desarrollo como este: se intenta (con éxito) por un lado promover el aumento de la producción, para por otro cercenar (un poco) el verdadero incentivo de aquél, cuando lo realizan empresarios particulares, que es el lucro. Esa contradicción es el germen de una crisis, que ya está entre nosotros. No estalla mientras haya bastante para repartir a regañadientes, pero podemos contar con que al menor tropiezo se desgarre el velo. La gravedad y las consecuencias de tal crisis las definirán lo de siempre, esa cosa heterogénea y multiforme que se llama política.
    Otra crisis puede preverse, de otro tipo aunque ligada a lo anterior: si hay un cuello de botella en el proceso de desarrollo, por ejemplo, o un problema de déficit comercial, puede ser que en el Estado empiece a sonar el canto de sirenas del endeudamiento externo como alternativa de financiación. Y eso puede desencadenar un debate interno fuerte que amenace con transformarse en crisis política, ya que este Gobierno también se sostiene en ciertos ejes discursivos que ya está obligado a seguir sosteniendo, o atenerse a las consecuencias. Lo que no puede pasar con el eje Derechos Humanos, ya que todos los costos de sostenerlo fueron pagados, y empieza a dar (muy virtuosos por cierto) jugosos dividendos políticos, puede pasar con el eje Desendeudamiento y Soberanía. Lo mismo con el ya resquebrajado eje No Reprimimos Protesta Social, si las papas empiezan a quemar un poquito.
    Hay seguramente muchos otros asuntos que pueden crear crisis, y además existe lo maravilloso y terrible de la política, que son los hechos contingentes, que por definición no pueden prevenirse, pero que con seguridad ocurrirán. Veremos; para los trabajadores y sectores medios (coincido con el autor del post) las crisis son mucho menos divertidas que para otras clases, y por eso las tememos más, y no solemos fogonearlas. Pero sabemos también que muchas veces abren la posibilidad de cambios interesantes, aún cuando parece que lo que menos nos conviene sea cambiar.

  11. El tema de la alternancia política me parece bastante inútil hoy en día con Cristina y su proyección del 55% de votos para Octubre. Será discusión necesaria para 2014-15.

    En cuanto al mediano plazo, es decir, los próximos cuatro años:

    1) Trenes nacionales que funcionen bien y no te acogoten con el pasaje. Acá solucionás temas de logística y de seguridad vial, además de revitalizar una industria necesaria. La veo difícil por Moyano y por la realidad institucional del sindicato de ferroviarios.

    2) Ir más allá de las voluntad política. Vuelvo con un ejemplo de trenes: se inauguró un tren a MDP. ¿Eso significa que la red ferroviaria está bien? No. Hay voluntad política, pero no cubre las necesidades en este caso (y en otros también). Seguir el modelo de la AUH como modelo de puesta en práctica de la voluntad política.

    3) Poner en funcionamiento el Estado productor. Hacer que las empresas estatales y mixtas comiencen a darle dinero al Estado. Adosar a los organismos de investigación científica equipos de comercialización de lo investigado/creado. De lo contrario, el Estado banca la investigación para que después Bagó haga guita con lo investigado. Comenzar a buscar alternativas (no salidas) al Estado recaudador para generar ingresos.

    4) Atacar la corrupción. Darle poder a la oficina anticorrupción. Punir los delitos económicos. Recordemos que hoy no hay nadie preso por la causa IBM – Banco Nación, ni por la causa Siemens ni por la causa Shocklender ni por la causa armas a Ecuador y Croacia, etcétera, etcétera.

    5) Comenzar con una política de descentralización real. Atacar la pobreza en las provincias pobres: ayudar al pobre cuando está en Jujuy, Formosa o Tucumán, no esperar a que se mude a algún asentamiento en el conurbano.

    6) Reforzar la política inmigratoria. Por las fronteras pasa cualquiera y cualquier cosa. A una piba menor de edad que estaba desaparecida de la provincia de BS AS poco después del caso Candela Rodríguez la encontraron en Bolivia. Eso es jodido. Atravesó medio país y salió sin mayores problemas.

    7) Acelerar los juicios a los delitos cometidos durante la dictadura. Esto no quiere decir dejar de investigar los que puedan llegar a quedar sueltos. Simplemente, acelerar y juzgar el grueso de las causas.

    8) Separar definitivamente la religión del Estado. Dejar de mantener a la Iglesia católica en un lugar de privilegio. Esto sería una lección ejemplar de civismo para toda la sociedad.

    Esto es lo que me gustaría. La concreción de ciertas voluntades que andan por ahí.

    1. Joyce: Casi casi que suscribiría lo que decís, con varios bemoles:

      1 y 2) Trenes. Si no le das el contexto necesario, que arranca con Martínez de Hoz en el 73 desguazando las 3/4 partes de lo existente, más «ramal que para ramal que cierra» de la rata, parece que hubiéramos heredado unos ferrocarriles maravillosos que nos empeñamos por destruir. Se ha hecho bastante en los últimos 8 años, pero ni ahí se puede revertir en ese tiempo lo destruido en 35 años. ¿Qué hicimos los argentinos mientra esa destrucción se llevaba a cabo sistemáticamente durante 35 años? Nada. Bueno, ajo y agua, ahora la reconstrucción llevará décadas.

      3. El estado productor me encanta, en particular para la producción de medicamentos que ahora pagamos como si fuera oro (estoy pensando en las enfermedades crónicas, diabetes, sida, etc.). Éso bajaría los costos de salud de modo dramático. Pero no «para ganar dinero» como vos lo planteás, sino para poner la salud al alcance de muchos millones de argentinos más. Si además puede producir en exceso y ese excedente puede exportarse, fantástico, porqué no? Y estoy de acuerdo en que el beneficiario de las investigaciones no sea Bagó, sino las pymes del sector.

      4. Corrupción: Atento a la famosa «división de poderes» de la que tanto se llena la boca el republicanismo de cabotaje, esa exigencia debiera ponerse en cabeza del poder judicial, no del ejecutivo. Nadie va a hacerle marchas y escraches a tribunales, que son los que debieran impulsar las causas. En vez de éso, se monta el show de los perdedores en el congreso, llevando a Schoklender en el Audi de Camaño de Barrionuevo para ver si rascan alguna banquita extra en octubre. La gente no es pelotuda, y entiende sin que le expliquen cómo decodificar esta payasada. Reitero: El Poder Judicial EXISTE. Reclámenle a él. Sinó, de hecho, están pidiendo que Cristina sea Monarca y arregle lo que no le compete.

      5. Descentralización: 100% de acuerdo.

      6. Migraciones: Ni ahí de acuerdo.

      7. Juicios a la dictadura: Bueno, el Ejecutivo hizo lo suyo ¿no? Pero vuelta la burra al trigo: Lo que falta de ahí en más es materia del Poder Judicial. Ahí es donde hay que apuntar los cañones. Es el menos democrático de los poderes, y donde se aprieta salta el pus de los Romano, los Carbone y tantos etc. El Consejo de la Magistratura debería revisar antecedentes y hacer un barrido profundo.

      8. Religión: Aplaudo de pié. Dejar de pagarles el sueldo a estos guachos. Que se los pague Maledicto, vendiendo sus calzones de oro.

  12. Bueno, gracias a Joyce estamos todos de acuerdo.

    Si hacen todo eso, más mejorar en mucho la educación y la salud públicas (realmente laica esta y gratuitas ambas) en todos los niveles, los voto en el 2015. Y si sacan la capital de Buenos Aires y dividen la provincia homónima en dos, los voto en el 2019.

    Pero como en ocho años ni apuntaron a lograr la 8, la 1, la 6, la 4 y la 5, por estas elecciones seguiré votando en blanco.

    Saludos.

  13. Debate: pasado, presente y futuro del kirchnerismo. Una lectura desde Gramsci. «Ramble Tamble» vs. «El violento oficio de la crítica»

    Post «El Violento Oficio de la Crítica» 15/09/11
    Del «Nac&Pop» a la restauración (leyendo desde Gramsci al kirchnerismo)
    http://elviolentooficio.blogspot.com/2011/09/del-nac-la-restauracion-leyendo-desde.html

    Respuesta de Artemio López en «Ramble Tamble» 17/09/11:
    crisis orgánica o crisis de coyuntura… el kirchenrismo impide la revolución?
    http://rambletamble.blogspot.com/2011/09/crisis-organica-o-crisis-de-coyuntura.html

    Nueva Respuesta de El violento…»20/09/11
    ¿Progresista o Restaurador? Otra vez sobre Gramsci y el kirchnerismo (una respuesta a Artermio López)
    http://elviolentooficio.blogspot.com/2011/09/progresista-o-restaurador-otra-vez.html

    Nueva Respuesta de Artemio López
    acerca de la catequésis trosca
    http://rambletamble.blogspot.com/2011/09/acerca-de-la-catequesis-trosca.html

  14. donanntuoni,al votar en blanco,nuestra un escepticismo que se autodestruye y resulta regresivo.
    en cuanto a la polemica Lopez-Rosso,citada por FR ,no alcanza el nivel de la que tuvieron H.Gonzalez y M.P.Lopez frente a Alabarces,Castillo y Gruner(organizada por el PTS)y queda como un debate academico sobre conceptos gramscianos sobre los que aportare dos cosas:vivi la»crisis»del 2001 y no me parecio «organica»,sino mas bien economica y porteñosa,con la clase media que habia ahorrado de protagonista,por un lado.Por otro se engañan a i jucio los que ven al peronismo,aun K.,como un enfoque y gobierno revolucionarios.Solo significan un avance macandpop.quedando en pie la discusion si es el unico modo posible…

  15. El «Programa Joyce» es interesante, como rumbo genérico, sin entrar en demasiados detalles para no empezar a disentir. Dos cosas: 1) Si el gobierno muestra interés y actividad en esa dirección, será suficiente (para la mayoría de los que hoy lo apoyan, supongo) para sostener esos apoyos; 2) si no aparecen frutos, esos apoyos decaerán. Entonces, podría aparecer 3) la tentación de diversificar o cambiar el rumbo, en la busca de una renovación de apoyos. Supongo que buena parte de la cuestión para los que apoyamos de abajo es intentar sustentar nítidamente en caso de 1) y no defeccionar fácilmente, aportando nuevos esfuerzos e imaginación para que no suceda 2), porque si sucede 3) todo puede entrar en el rumbo de los tomates.

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