El pasado viernes 16 de marzo Beatriz Sarlo publicó una nota en La Nación comentando un discurso de la Presidenta (http://www.lanacion.com.ar/1456937-la-filosofia-del-lenguaje-k). Su argumentación incurre en varias omisiones, que trataré de relevar a continuación, articulándolas sobre algunas citas de su artículo. Me llama la atención darme cuenta de que en mis argumentos surgen varios conocimientos y herramientas que aprendí en la misma Facultad de la que Sarlo fue una de sus mejores docentes. Me sorprende estar resaltando una serie de cuestiones que me costaría infinitamente pensar que Sarlo desconoce. Es algo que me pasa ya hace un tiempo con ella (y otros), y me preocupa y me provoca profunda desconfianza. La ignorancia es un mal más o menos aceptable en ciertas tribunas. ¿Pero qué implica una ignorancia pretendida? ¿Qué hace un intelectual cuando finge no saber lo que sabe?
1. Omisión de la política. “Pero ya se sabe qué son los medios: una fachada de negocios mal habidos, tan distintos de los empresarios amigos, esos verdaderos capitalistas de riesgo que juegan sus fortunas en las empresas para dinamizar el mercado de trabajo”. La ironía de Sarlo es clara: el gobierno hace diferencias evidentes entre dos grupos de poder que son, en realidad, iguales. No queda claro si para ella la falacia oculta que en realidad son igualmente buenos, o igualmente malos, o igualmente neutros. Supongo que no lo primero, ya que no ironizaría sobre los empresarios. Supongo que no lo segundo, ya que no estaría publicando en una columna de los medios. Lo tercero quisiera verlo argumentado, ya que la neutralidad de los grupos económicos es una afirmación aventurada. Esa “neutralidad” es una idea que subyace permanentemente al discurso de Sarlo, pero que nunca enuncia y por ende nunca fundamenta, en una práctica de silencio de esas que tanto le gusta condenar. Pero no es éste el punto. Lo que parece necesario resaltar es que Sarlo ha perdido toda perspectiva política de análisis. Cimenta su ironía sobre una dimensión ética especialmente ingenua (o no), ignorando por completo que los criterios de la política no son éticos, sino políticos. No tengo ninguna simpatía por los empresarios, ni por ningún grupo concentrado del poder y del capital. Todo lo contrario. Pero eso no me impide ver que ciertos sectores se vuelven estratégicamente afines. Entiéndase: las propuestas estratégicas del kirchnerismo son bastante sencillas: remplazar el modelo financiero por un modelo productivo, mantener un estado fuerte regulador de la economía, fortalecer todo lo posible el trabajo en blanco y los derechos laborales, concentrarse en aumentar los ingresos de los que menos tienen y disminuir así la desigualdad. En general, nadie en sus cabales discute que esto es lo que ha hecho el gobierno desde el 2003. Quienes acordarían con el programa pueden decir de una vereda que no lo hizo lo suficiente, de la otra que lo hizo más que cualquier otro gobierno, compitiendo solamente con los de su antecesor político, Juan Domingo Perón. Y probablemente ambos tengan razón. Discusión para otro contexto. Lo que sí me importa resaltar es que los empresarios que invierten dinero en producir en el país son solidarios estratégicamente con ese proyecto de gobierno, y los medios que pretenden desestabilizar la credibilidad política y económica (que intentan, deliberadamente, generar, por ejemplo, corridas del dólar o caídas de la bolsa) para recuperar un poder perdido son contradictorios. No son peores o mejores “éticamente”. No son malos y buenos. Se trata de una coyuntura política, y como tal se trata.
2. Omisión de la ideología. “La Presidenta recurrió a un hit del federalismo antiporteño: los argentinos no tienen que pagarle a Buenos Aires sus lujos. Lo que dice Cristina Kirchner instala una revulsiva simetría con las afirmaciones de Macri de que a los hospitales porteños viene a tratarse la gente del Gran Buenos Aires, o que el Indoamericano estaba lleno de extranjeros”. Veamos en qué consiste esa simetría. El argumento de Macri (y de tanísimos porteños) es conocido: los ciudadanos de Buenos Aires no tienen por qué pagar por la salud de los ciudadanos de otras provincias, especialmente de la homónima. El argumento de la Presidenta es, es verdad, similar: los ciudadanos de otras provincias no tienen por qué pagar el transporte de la ciudad. Es verdad, son evidentemente simétricos. Sólo si se los restringe a lo discursivo, y se omite el contexto. Porque lo que olvida Sarlo es que no puede haber simetría donde la realidad es asimétrica. El dato que olvida Sarlo es que la Ciudad de Buenos Aires es el distrito más rico del país, y que esa asimetría de las realidades implica necesariamente (por lo menos desde una psotura de izquierda) una asimetría de las prácticas. La simetría que propone Sarlo es aquella por la cual pobres y ricos tienen igualmente prohibido dormir debajo de los puentes. Lo que Sarlo omite es, dicho metafóricamente, una perspectiva de clase, que está por el contrario claramente resaltada en el discurso de la Presidenta en la palabra que Sarlo ignora: “lujos”. La asimetría instalada por la Presidenta no es “falsa”, es ideológica, implica una postura acerca de lo que se entiende por justicia. Se podrá estar o no de acuerdo, pero reducirlo a su valor de verdad o de coherencia es una negación de la posibilidad de la postura ideológica que está, por lo menos, pasada de moda.
3. Omisión de la retórica. “Usar a Salustriana como argumento de cómo debe diseñarse un sistema de transporte (o un proyecto cultural) es un golpe bajo, de populismo demagógico”. Sarlo sostiene que citar a una habitante de La Quiaca para opinar sobre Buenos Aires implica una falacia que se constata en el hecho de que, interrogada sobre una larga serie de otras cuestiones de la misma manera, respondería lo mismo afectando no ya a la Ciudad de Buenos Aires y al macrismo, sino a la práctica del gobierno nacional (muchas más cosas que el subte no son prioridad para el habitante de La Quiaca). El argumento es irrefutable. En efecto, como dice Sarlo, a Salustriana le importa tan poco la sala de ídolos populares de la Casa Rosada como el subte. Llama la atención una serie de cosas que Sarlo incluye en esa lista. Por ejemplo, “las visitas de la presidenta al G20”. ¿Está Sarlo sosteniendo que la política internacional de la Argentina no afecta a los habitantes de La Quiaca? No lo creo, sería demasiado aventurado. ¿O está diciendo que a Salustriana no le importa el subte porque sencillamente no le importa, ni es capaz de entender, el alcance político de nada, y que cualquier medida de gobierno que no sea una prebenda directa le resultará ajena? El notorio desprecio por lo popular que implicaría este segundo aserto es tan notorio como penoso, y poco sorprendente. Por otro lado, quisiera ver a Sarlo argumentar por qué, en una concepción compleja y elaborada de la política de la que Salustriana no es capaz, el subterráneo de Buenos Aires sería tan relevante para Salustriana como la política internacional. Pero éste no es el punto. Volvamos a las partes de la lista en que, Sarlo tiene razón, la política de gobierno tampoco afecta a Salustriana. Citarla para hablar de los subtes implica, es verdad, una falacia. Pero no está ahí en tanto argumento racional (nadie, ni la Presidenta, muy afecta por otro lado a los argumentos racionales, sostendría que lo es), sino en tanto efecto retórico. El efecto que la Presidenta pretende poner en escena interrogando a Salustriana, es nuevamente, la puesta en escena de la desigualdad existente en la sociedad argentina. Si, como dijo antes, las provincias de menos recursos no debieran pagar los lujos de Buenos Aires, se resalta el contraste mostrando cuáles son esos ciudadanos que están pagando el subte porteño. Y si el argumento resulta falaz, ese contraste es innegable. Se dirá que el gobierno comete una serie de injusticias similares. Quisiera ver en La Nación el artículo que reclamara por esas injusticias, y no por los usos retóricos, y esta respuesta sería bien diferente. El final de la cita de Sarlo deja bien en claro el problema: no se trata de las inequidades, sino de la retórica. Lo que aquí llamamos “efecto”, Sarlo lo llama “golpe bajo”, y es necesariamente una práctica “de populismo demagógico”. Semejante rechazo de los usos retóricos del lenguaje contrarios a la argumentación sobre premisas falsables y lógicas parecen más propios de un hombre de ciencias duras que de una mujer de letras, como es Sarlo. Pareciera negar una colección de teorías lingüísticas hegemónicas de las últimas décadas según las cuales la verdad es un efecto del lenguaje, y no su consecuencia. Si se pretende condenar todo uso retórico al mote de populismo, se está negando una verdad del uso del lenguaje (y del uso político del lenguaje) que data de miles de años y que, en todo caso, no es un vicio privativo de la Presidenta, ni mucho menos. Pero además, recae mucho más en las formas que en las verdades: me encantaría que Sarlo expusiera, a fin de cuentas, cuál es la mentira populista que el efecto retórico de la cita enuncia.
4. Omisión de la libertad. “La autonomía de Salustriana está afectada porque no tiene libertad para contestar a la Presidenta de un modo diferente […]. Ni aunque quisiera hacerlo. Salustriana no podría decirlo. Muy pocas personas están en condiciones de refutarle algo, cara a cara, a un presidente. Por eso, un presidente abusa de su poder cuando disimula el lugar del irrefutable. Como Cristina frente a Salustriana, hace un gesto del más tradicional paternalismo”. Sarlo tiene razón en encontrar asimétrico el diálogo, y en resaltar el carácter vertical que éste asume. Se olvida, hay que decirlo, que no solamente el diálogo con una Presidenta es asimétrico. Que sucedía lo mismo cuando ella interpelaba a un alumno en el aula de mi Facultad, o ahora que lo hace desde una tribuna de la prensa gráfica. El presente escrito, sin ir más lejos, es una respuesta de carácter subalterno en relación con la nota de Sarlo, ya que no gozo del acceso a los espacios de prestigio, llegada y poder social de los que Sarlo dispone. Sin embargo, exagera esa verticalidad hasta el absurdo al privar por ello de toda libertad a Salustriana. ¿De verdad no podría responder de manera distinta “ni aunque quisiera hacerlo”? ¿No contamos en la historia con cantidad de ejemplos de ciudadanos de a pie inerpelando altas figuras de autoridad? (Me vienen rápidamente a la cabeza las lágrimas de Cavallo). Salustriana estaba condenada a la libertad, diría Sartre, de responder lo que quisiera. Con condicionantes, es indudable. Pero alienar a Salustriana de su libertad es sostener una falla insalvable y eterna entre el pueblo y los poderes que se asemeja a una visión feudal de la política. Sí, por el contrario, debiéramos resaltar que hemos tenido numerosos presidentes y autoridades que jamás podrían haberse puesto en la situación enunciativa de dialogar con Salustriana, por miedo a la respuesta que provenga de su libertad inalienable.
5. Omisión de la realidad. “[La lengua] tiene que ser sólo propiedad de la Presidenta, ya que los poderes de enunciar o silenciar tendrían siempre efectos materiales. El unicato cristinista es, en primer lugar, un unicato de enunciación”. Una vez más, Sarlo tiene razón: la estrategia discursiva de la presidenta consiste en mostrar que el único discurso válido es el suyo. Dejemos para otro momento la posibilidad firme de que, dado el contexto en el que nos encontramos, algo tenga de cierto. Lo que Sarlo pareciera no ver es que esa es la estrategia de casi cualquier individuo en casi cualquier contexto polémico. O mejor aún, es la estrategia de todo el que puede permitírselo, del que goza de una prerrogativa y autoridad discursiva que le permite ponerse en ese lugar sin ponerse en ridículo. La posmodernidad condena este recurso retórico, yo no coincido con ella. Pero en todo caso, me gustaría ver cuál es el espacio de la sociedad argentina en donde el discurso no se para, o no pretende pararse, desde ese lugar (hace poco Sarlo aún mostraba ciertas simpatías por Elisa Carrió, que llevaba esa lógica hasta su paroxismo más extremo). La falacia en la que incurre, tanto Sarlo como casi toda la oposición, es confundir estrategias retóricas con represión política. No hay tal unicato de enunciación cristinista, no existe en el mundo real, sólo reside en una postura enunciativa de la presidenta y en la cabeza de aquellos que la aceptan, de una manera u otra. La trampa es evidente: referirse a una estrategia discursiva como “unicato de enunciación” la transforma en lo que no es, una práctica represiva monopólica propia de un estado totalitario. En la retorica cristinista podrá haber una pretensión de discurso único, en la realidad no podríamos estar más lejos de eso. Omitir la realidad es, además de una falacia, una trampa y una manipulación peligrosa.
6) Omisión de lo emocional. “Según la filosofía del lenguaje K, la lengua es mágica”. Leí varias veces el artículo tratando de encontrar de qué argumento se desprende esta idea. Nada, absolutamente nada lo sostiene. Sí se entiende que el kirchnerismo le otorga una cuota de poder al discurso, cosa que, creo, nadie negaría. Pero nada muestra ese carácter “mágico” según el cual “Cristina Kirchner atribuye al lenguaje el poder de producir los acontecimientos. Lo que se nombra, automáticamente, pasa a existir: abracadabra” (el único argumento que da es al ejemplificar con la idea de que “la palabra ‘inflación’ hace subir los precios”, lo que, sin querer explicar con esto todo el fenómeno, es una verdad política evidente). Podría hablarse de una falacia, sencillamente, pero creo que va más allá. Relegar al kirchnerismo al lugar del pensamiento mágico es ponerlo en el lugar de lo incivilizado, de lo salvaje. De este lado, la racionalidad de la palabra, del otro su carácter totémico primitivo. Una vez más, el kirchenrismo, como buen peronismo, se ve reducido a la oposición entre civilización y barbarie. Como si todo de este lado fuera tan racional. La nota empieza, curiosamente, apelando al “joven” que, sin ninguna clase de argumentación racional, califica al discurso de la Presidenta de “dantesco”. Más tarde, a Sarlo se le escapa un subjetivema injustificado al calificar la asimetría tratada más arriba de “revulsiva”, apelando al vómito de la misma manera que sucedía en un desafortunado spot de campaña radical. Eso es el kirchenirsmo para Sarlo: lo primitivo, lo infernal, lo vomitivo (lo visceral). Supongo (espero) que nadie verá en estos adjetivos una discusión racional, plural, respetuosa, sino más bien una íntima convicción de que la única palabra válida es la propia, un “unicato de enunciación” que, a diferencia del de la Presidenta, se cimenta sobre bases profundamente antipopulares. Existe un viejo reclamo en torno a la palabra “gorila”, principalmente de parte de las izquierdas tradicionales. ¿Es posible no ser peronista y tampoco gorila? ¿Es sencillamente “gorila” un sinónimo de “opositor”? Se ha usado así, y coincido en que no tiene sentido el término de esa manera. El gorilismo, si es de alguna manera una palabra que representa algo, no es la oposición al peronismo, sino la reducción del peronismo a eso: a un fenómeno primitivo, infernal, visceral. No hay desacuerdo, no hay discusión, sólo odio y desprecio. El otro no piensa diferente, o es cómplice del mal, o es víctima de su estupidez. El artículo de Sarlo, como la mayoría de los suyos, peca de este gorilismo. Llama la atención recordar que Sarlo fue probablemente la principal precursora en las letras nacionales del uso del concepto de “estructura del sentimiento” acuñado por Raymond Williams. Porque suponer (como pretensión y postura basada en un efecto retórico de lenguaje) que el suyo se trata de un análisis racional del discurso, omitiendo aquello que supura por todas partes: el aspecto emocional de la política, de su postura política. Irracional. Primitivo, infernal, visceral, desde su punto de vista.
Foto.
sesudo estudio,digno del mejor analisis.
No solo sesudo, legible y agradablemente construido a pesar de la dificultad del tema.
Es cierto que Sarlo parece creer en una neutralidad valorativa, contra sus mismas perspectivas. Lo mismo sucedió cuando opinó sobre la crítica a los medios, por televisión. Decía que algunas posiciones habían sido superadas cuarenta años atrás. Pero nadie le preguntó si la posición correcta, en cambio, era volver a visiones de hace cuarenta y uno. Sobre la diferencia entre política y moral, creo que no tiene la menor idea o está jugando a no tenerla. Sabe que el público que la sigue está atento a la moral pública, pero defiende las políticas o los asuntos privados. Probablemente ella también.
Coincido plenamente con esa atención a la moral pública de la que hablás. Es un problema (siempre persistente) en los supuestos debates intelectuales tan de moda. Hay una constante: uno puede estar de acuerdo o no y valorar más o menos lo que digan María Pía López, Ricardo Forster, Horacio González. Pero hay algo indiscutible: sus formas de razonar y pensar las cosas son las mismas en televisión que en sus cátedras universitarias, lo que muchas veces les jugó en contra, sobre todo porque del otro lado se simplifican cuestiones, se reducen a premisas simpáticas «pour la gallerie» que implican, por lo menos muchas veces, una deshonestidad intelectual evidente. Recuerdo una entrevista de Tenembaum a Rouvier sobre la ley de medios, en la que le preguntaba, muy sorprendido, si de verdad estaba sosteniendo que los mass media condicionaaban el pensamiento de la población. La respuesta de Rouvier fue impecable: «No, no, de ninguna manera. No lo digo yo. Lo dice Adorno, lo dice Bourdieu, lo dice Habermas, lo dice McLuhan… toda gente que vos leíste bien».
Para mi lo visceral y vomitivo es el discurso de Sarlo, que ciertamente me merecía otro concepto, en otros tiempos.
Sarlo analiza la dimensión pragmática (relaciones de poder) de la política y la economía, no la perspectiva ética. Buenos son los empresarios mientras se adecuan a la «coyuntura política», a la «ambición temática» (Wainfeld dixit). ‘Clarín’ no era dueño del monopolio Papel Prensa cuando la tapa del diario de los Noble fue utilizada en el spot de la campaña de 2007. Entonces, Clarín era un medio patriótico, imparcial y al servicio de los intereses estratégicos del país (minuto 1:44 de http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=mF3MmPrha14). Eskenazi y el Grupo Petersen eran empresarios nobles (con minúscula), hasta que a la Presidenta le ha tentado intervenir o nacionalizar YPF. Ahora, Eskenazi es la última demostración de la «fantasía» de la «burguesía nacional» (de nuevo, Wainfeld: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-189898-2012-03-18.html).
Sarlo no dice que la hegemonía cultural kirchnerista sea dictatorial. En su nota de hace un año (http://www.lanacion.com.ar/1354629-hegemonia-cultural-del-kirchnerismo), dice («conviene recordarlo») que la hegemonía no tiene por qué identificarse con una dictadura. Lo que Sarlo denuncia es la manera feudal/caciquil con que la Presidenta se dirige a Salustriana, al estilo del hijo rico del estanciero (gorila), que se dirige en un falso «diálogo», donde la libertad se presupone al tiempo que se descarta, con el gauchito de La Quiaca. ¿Qué le importa a Salustriana el subte? Tal vez vaya el hijo de Salustriana, que vive en el GBA y llega en el Sarmiento subvencionado por Schiavi y su sucesor, cada mañana, a Once, y luego se dirige a su puesto de trabajo en subte. Tal vez Salustriana tiene un hijo que vive en el sur de la CABA, no en la comuna 14, Belgrano, Recoleta, Barrio Parque (Palermo Chico) o Puerto Madero. El sur de la CABA, sobre todo el sudoeste, también es pobre. Allí puede vivir el hijo de Salustriana, no en Madero Center, donde habitan la Presidenta, el Vicepresidente y los empresarios amigos. A Salustriana no le importará, tal vez, lo que cuesta la comitiva presidencial al G-20, lo mismo que no le importa el coste del subte, ni del tren bala a Rosario (¿quién puede pagar un billete de tren bala), ni lo que cuesta los departamentos de lujo de Madero Center, ni tantas otras cosas. Aprovechándose de eso se dirige la Presidenta a Salustriana como el hijo del estanciero al gauchito. Eso es posmodernidad, eso denuncia Sarlo. No niega que se produzca, ni que otros hagan igual (critica Sarlo durísimamente a Macri en ‘La audacia y el cálculo’), lo denuncia: denuncia un lenguaje fetichista/mágico, que no tiene nada de primitivo (mientras que primitivo es ese falso diálogo entre la Presidenta y Salustriana), sino de mucha sofisticación, que responde a los esquemas de las estructuras del sentimiento y no de la razón. No le cuenta la Presidenta a Salustriana cuánto han costado los subsidios a los Cirigliano, ni lo que costaría el tren bala, ni Madero World. No. Le pregunta, ¿a usted, gauchita, a que no le importa eso? Denuncia que Cristina cree con el lenguaje algo que no existe: cercanía entre la Presidenta de Madero Center y Salustriana. ¿Quién es el gorila? No hay implícitos clasistas en Sarlo. Sí en el caso de la Presidenta. Alguien que recibe al hijo del Tte. Gral. Rattenbach en Olivos (el mismo Rattenbach que pidió a fines del 75 a Isabelita que dimitiera por su «sexo débil», no olvidemos nada, tengamos memoria, siempre), con un retrato suyo detrás. Como una estanciera, pintada a mayor gloria por un pintor cortesano.
Por último, Sarlo ha criticado a Carrió, la mesiánica. Ha destacado Sarlo que acertó Carrió al pronosticar que «caerían los muñecos» en la campaña de 2011: «No es la mejor política argentina [porque para eso hay que saber expresarse bien y expresarlo sin ese lenguaje], pero una buena analista, sí». http://www.youtube.com/watch?v=a1K5cX3sByg
¿Sarlo gorila? A Gerardo Dozín le dijo esta semana que en 2003 habría votado a Kirchner. Pero ya un año después lo criticó: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-33360-2004-03-28.html «Kirchner hace una y otra cosa, en una mezcla que a muchos los vuelve fervorosos y que a otros, como a mí, les evoca los fantasmas del pensamiento único (hay pensamiento único en muchos temas, no sólo en economía).» Habrá que reconocerlo a Sarlo coherencia desde ese momento en la crítica al kirchnerismo.
Me alegro de recibir tu comentario. Es inteligente, respetuoso, y permite und ebate que no siempre es posible. Me recuerda, incluso, debates que tuve durante largo tiempo con amigos opositores que finalmente terminaron escupiendo odio con palabras de cierta retórica racional, pero nada más (no digo que no pase de ambos lados, antes de que alguno me lo venga a recalcar). Siguiendo mi estilo, que necesita ser quizás demasiado metódico, numero algunos puntos para responderte:
1) No veo cómo la dimensión pragmática de la política excluye una dimensión dinámica de la política. Si «pragmatismo» quiere decir algo es, precisamente, que no se puede mantener el análisis en los absolutos sino que es necesario adaptarse a la coyuntura. Clarín y Petersen habrán sido adecuados a la coyuntura en un momento, y después dejaron de serlo. O, quizás, mejor aún, al revés: la coyuntura política en cierto momento no habrá sido adecuada para confrontar con Clarín o Petersen, y más tarde lo fue. En cualquier caso, a mi juicio, el cambio fue para mejor. Y, de hecho, espero que haya más, y que varias de las sonrisas de hoy se transformen en palos, cosa que supongo que sucederá.
2) Creo haber dicho en mi nota que concuerdo en la existencia de una verticalidad en el diálogo con Salustriana. Soy más explícito si se quiere: no es de los gestos que más me gustan de la Presidenta. Sólo no creo que la prive de su libertad, como dice Sarlo. Y no creo tampoco que sea ni feudal, ni caciquil, ni Don Segundo Sombra. Las cosas pueden ser desafortunadas, ser sintomáticas, y no por ello representar el peor de los mundos posibles. La Presidenta actuó ignorando falazmente su situación de poder. Nada más. Tus interpretaciones son claramente excesivas, o al menos infundadas.
3) Tenés razón de que en el artículo que citás Sarlo no habla de una actitud dictatorial. De hecho, tengo muchas diferencias con ese artículo (¿de verdad sostiene que el proceso kirchnerista no tiene ningún apoyo en cambios macroeconómicos? Se podrá sostener que es poco, o errado, pero ¿de verdad Sarlo no ve más que subsidios?), pero no en cuanto a su comprensión del kirchnerismo como un fenómeno cultural hegemónico en términos gramscianos. Lo que pasa es que dice algo claramente distinto a lo que dice en el artículo al que me refiero yo, en el que no habla de hegemonía gramsciana sino de «unicato de enunciación». No es lo mismo.
4) En mi nota hablaba del efecto retórico. De manera particularmente (anacrónicamente) ilustrada, se denuncia que la retórica miente, como si la razón no lo hiciera (piénsese en la Diálectica de la ilustración de Adorno). Podés dar muchos argumentos acerca de la importancia que el subte pueda tener para Salustriana, y muchos serán más o menos válidos. Pero no anulan un efecto de sentido (retórico) que la Presidenta deja en claro y con el que yo, al menos, concuerdo: no hay razón para que las provincias más pobres financien un recurso exclusivo de la ciudad más rica del país. Se puede estar de acuerdo o no, pero no se puede negar que lo expresado por ese efecto estético es, al menos, válido como pensamiento. Concuerdo en que hay una trampa de ese efecto estético en que la Presidenta cae: lo que es verdad para el gobierno de la ciudad también se aplica al nacional, lo que atañe al subte, fuciona además para tantas otras cosas. Concuerdo en eso. No sé si concuerdo en la lista, pero concuerdo en eso. Repito lo que dije en mi nota: el día en que ese sea el reclamo de La Nación, discutiremos en otros términos. Sarlo no puede no saber que escribe en un medio que defendió esas inequidades durante mucho más de cien años, cuyos apellidos mismos pertenecen a la aristocracia.
5) Si algo me sorprendería, sería ver a Sarlo atacar la posmodernidad. Si no niega que el fenómeno se produzca y que otros lo hagan igual, eso es un problema. por dos razones. Primero, porque entonces sería lícito preguntarle por qué se concentra con tanto empeño en encontra en un lugar algo que puede cruzarse en cualquier lado. Segundo, porque la epistemología básica dice que es irrelevante explicar en un particular fenómenos universales, por lo que, una crítica tan lúcida como ella, debiera estar pesando en las razones de esos universales, como tantas veces hizo. No, no aceptemos la mentira, que cada tanto reparta un bofetón al azar a los costados no niega que Sarlo se dedica, sistemáticamente, a analizar una serie de feómenos que juzga negativos y absolutamente privativos del kirchnerismo.
6) Insistís con lo del fetichismo mágica. Una vea más: ¿dónde? ¿Porque responde a las estructuras del senntimiento y no de la razón? No, hay un razonamiento grave ahí, ¿toda pasión es un fetiche? ¿no se puede sentir sin reificar? Demasiado ilustrado ya para mí. Podemos discutir, ya en otros términos, si el sentimiento es una forma adecuada de aproximación a la política. Yo creo que lo es. Un poco por las mismas razones de Gramsi y Williams de pensar que las cosmovisiones se mueven como hegemonías o estructuras del sentimiento. La razón sola, privada de toda identificación emotiva (nadie quiere descartarla) es peligrosa, es veleidosa como pocas (aunque suela pensarse lo contraria), es plastilina en manos de sofistas y es, sobre todo, aceptar la dominación del capital simbólico, que casualmente suele repartirse de manera más o menos parecida al económico. Porque hay sentimientos, porque existen, es que es posible que el tipo que no terminó la primaria no le crea al master de Harvard. Sería terrible renunciar a ellos.
7) No sé si hay implícitos clasistas en Sarlo. En mi nota expresé una duda al respecto, que no respondés por ahora el menos. No creo que haya clasismo en la Presidenta, sí verticalismo de poder, como ya dije. Pero no son lo mismo, ojo. No me parece que la escena Rattenbach diga nada, más que acerca del funcionamiento de la diplomacia. La desclasificación es un hecho positivo, no creo que nadie lo discuta, y es notoria cierta tendencia (y cierto talento) para usar la escenografía para darlo vuelta.
8) No me importa si sarlo quiere o no a Carrió. Sé que la quiere, o al menos que la quiso, más que a la Presidenta, sin duda. Lo único que dije es que está hablando de leguaje fetichista y de crear realidades con palabras, y es innegable que esa es la potestad primera de Carrió, como la de toda profetiza: mediante el poder mágico del enunciado, lo que se dice adquiere un valor de verdad a futuro.
9) Nunca discutí la coherencia de Sarlo. Porque no tengo argumentos para hacerlo, pero además porque me gustaría mantener el esfuerzo de no reducir la discusión política permanentemente a una cuestión ética. Sí digo que no me alcanza el voto del 2003 para definir nada. Ofrecí una definición de gorilismo en la nota, podemos pensarla en relación a sarlo, o quien fuera.
Gracias por la respuesta.
Por supuesto que no se puede plantear la discusión política en términos estáticos-absolutos. Los Kirchner no lo han hecho así, han jugado al pragatismo, como todos, pero con resultados espectacularmente exitosos, como pocos. Lo que creo leer en Sarlo es lo siguiente: «Los Kirchner se han presentado como quienes hacen las cosas bien y quienes hacen el Bien». Hacer las cosas bien significa gestionar eficaz y eficientemente las políticas públicas, empezando por la macroeconomía y la política social. El resultado es innegable: las cosas se podrían haber hecho mejor, pero se han hecho bastante bien, con independencia de la coyuntura económica global. Algunos disputan este extremo: a saber, una gestión general positiva. No estoy entre ellos. Se han hecho muchas cosas bien. Al mismo tiempo, sin embargo, se presentan los K como quienes hacen el Bien; y, en consecuencia, los opositores encarnan el Mal. No faltan opositores que hacen lo mismo, al revés, claro. Pero los opositores no tienen el poder de la Presidenta. Es la diferencia entre Cristina y Carrió. Cristina tiene el 54% de los votos y Carrió 27 veces menos. La Presidenta, en consecuencia, tiene 27 veces más de responsabilidad, porque tiene 27 veces más de poder y sus actos, 27 veces más de efectos en la vida pública. Por supuesto, no todos los kirchneristas, ni los votantes ni los intelectuales (análisis lúcidos como el tuyo, o el Horacio González, o el de Artemio López) sostienen que Ellos sean el Bien y los Otros, el Mal. Pero los K, sí. Después de 30 años de ignominia moral y ética, llegó la etapa de la reconstrucción moral y ética, nos dicen los K. Es la pieza cultural de la hegemonía, la que Sarlo condenaba ya en 2004 en P/12: hacemos el Bien como «pensamiento único». La otra es la pieza socioeconómica, la de «las cosas se hacen bien». ¿Y qué dice Sarlo, y otros muchos? No, los K hacen el Bien que les interesa en cada momento, precisamente por su pragmatismo y su adaptación a la coyuntura. La evolución interesada de la morfología de ese Bien, en todo caso, como señalas, va en buen camino, si supone alejarse de personajes oscuros como los Noble o Eskenazi. Pero los K no operan así para hacer el Bien, sino para mantener y fortalecer su poder. Algo legítimo, pero que nada tiene que ver con esa dimensión moral-heroica que se arrogaron Néstor y Cristina.
La verticalidad, en efecto, no es lo mejor de Cristina. Ni de los peronistas (aunque la verticalidad peronista va unida inevitablemente al concepto esencial para el peronismo, el de Lealtad, como recalca Feinmann), ni de los no-peronistas. La hay intraclase: entre operadores/agentes políticos de mismo poder económico, de mismo origen sociocultural e intelectual. La hay interclase: en el «diálogo» con Salustriana, preparado de antemano, supongo -partiendo del cálculo del equipo de la Presidenta de que Salustriana no se iba a atrever a desafiar a la Presidenta sobre el impacto coste/beneficio de infraestructuras ferroviaria, geografía urbana y economía de geolocalización… ante cámaras y audiencia-, hay posibilidad de libertad, desde luego, pero tan reducida que estadísticamente es intrascendente. ¿Actuó la Presidenta ignorando su puesto en la jerarquía formal e informal respecto de Salustriana? Lo dudo. Porque la escena estaba preparado. Al menos, es mi impresión. Los K son geniales al respecto. En todas partes del planeta los actos públicos, las relaciones públicas, se cuidan al detalle. Además, la Presidenta es una estratega política magnífica y una profesional de la comunicación. Como casi todos los políticos hoy en día, en todas partes.
Yo interpreto que Sarlo dice: no juzguen el triunfo K como compra de votos, como clientelismo barato, como subvenciones en el Conurbano, como entrega de pantallas LED. Es mucho más. Los números encajan, los números macro son buenos (lo dijo Sarlo en la entrevista que aquí se enlaza: http://tallerlaotra.blogspot.com.es/2011/10/betty-sarlo-y-magda-ruiz-gunazu-two.html). Sarlo es la primera en reconocer que, salvo la inflación -que Cristina nombró sólo una vez en tres horas de discurso el 1 de marzo, las cosas van bien en el terreno macro. Se lo volvió a señalar a Dozín.) Pero no es suficiente. Hay que invitar al ciudadano a un imaginario colectivo más potente, cultural y simbólico, sentimental y generacional, a lo Raymond Williams. En cuanto a la diferencia entre hegemonía gramsciana y unicato de enunciación, yo no veo más que dos niveles: el sistémico-hegemónico y el táctico-comunicativo. No creo que Sarlo otorgue ni a uno ni a otro un ánimo dictatorial o represor.
Estoy de acuerdo contigo (con vos, pero me sale como español «contigo»; intento, eso sí, no utilizar el verbo «coger» con un argentino o uruguayo, porque el interlocutor se me ríe o se escandaliza…) en que la retórica miente tanto como la acción, o viceversa. Pero también creo que la retórica, en ámbitos comunicacionales como el posmoderno, con tanta saturación de imágenes y palabras, se ha impuesto sobre la acción como no podíamos imaginarnos hace unos años. No significa llegar al extremo de la teoría del simulacro, como Forster le espetó a Sarlo en ‘6,7,8’. Simplemente, el uso y abuso de la retórica en Cristina, en Macri, en casi toda la clase política, por no hablar de la mercadotecnia empresarial y las industrias culturales, está llegando a máximos históricos, ya sea practicando el subrayado (derechos humanos) o el silenciado (inflación).
Prefiriría leer a Sarlo en P/12, pero no veo a Verbitsky por la labor; no quiso siquiera que ‘Noticias’ le hiciera una foto a ambos al recibir un premio a fines de 2011. Sarlo escribe para ‘La Nación’, para el diario de los Mitre, «m’hijita», como le recordaba David Viñas. Es una ironía de la Historia que Sarlo escriba en ‘La Nación’: tal vez una de las mejores cosas del kirchnerismo sea que ‘La Nación’ haya pasado a creer en la defensa de la libertad de expresión… Sarlo no tiene necesidad de que ‘La Nación’ le publique. Sarlo no necesita un sueldo. A algunos gorilas les servirá para toparse con artículos inteligentes en la tribuna de opinión fundada por don Bartolomé Mitre. Algo inesperado. Pero al igual que Sarlo escribe en ‘La Nación’, muchos hemos trabajado en empresas de cuyo desempeño no teníamos la mejor opinión (lo hacíamos por necesitar guita, o porque era la que más nos pagaba; Sarlo, repito, no creo que a sus 70 años esté en esa situación), o como votantes apoyamos electoralmente a candidatos a los que aborrecemos, pero que vemos como «los menos malos». En todo caso, ya le dijo Sarlo a Barone: «Llamá a Clarín y LN (…) no voy a responder por ese medio».
A mí no me sorprende que Sarlo ataque la posmodernidad, o que la analice críticamente. Lo ha venido haciendo desde la óptica periférica o las estructuras de Williams, antes, mucho antes, de aplicarle estos parámetros a los K… y a Macri, con palabras tremendas, en su ensayo último, que a Feinmann, por lo que dice él, le gustó. Lo que ataca es que los K hagan uso legítimo de las herramientas de la posmodernidad cuando se proclaman, en sus actos y sus palabras, como los que hacen el Bien. Es por eso que no veo en el ataque de Sarlo un ataque a lo primitivo del peronismo kirchnerista, sino un reconocimiento de la sofisticación con la que los K han hecho suyos los pilares de los métodos comunicativos-imaginativos-sensoriales-sentimentales, del posmodernismo. No todo es fetiche, no todo es mágia,no todo es reificación, pero sí la pasarela imaginaria entre «actuamos para hacer las cosas bien» y «actuamos para hacer el Bien». Es fundamental mantener en pie esa pasarela, porque así es cómo se fusionan hegemonías económica y cultural: «Hay pensamiento único en muchos temas, no sólo en economía», dijo Sarlo ya en 2004. El pensamiento mágico convierte lo pragmático en ético, y contra eso se subleva Sarlo. Al menos así me lo parece.
Esa conversación anecdótica con Salustriana la toma Sarlo no como una manera de sobredimensionar y exagerar un hecho anecdótico, sino como símbolo de una manera de actuar: el fetichismo posmoderno que, por otra parte, los K niegan. Que, de nuevo, Sarlo no circunscribe a los K. Ahí están las críticas a Macri de Sarlo. Pero Cristina es Presidenta, y Macri, jefe de Gobierno de la CABA. Afortunadamente, Macri no está donde la Presidenta, y esperemos que nunca llegue a estarlo, en Casa Rosada u Olivos.
Tampoco sé si hay implícitos clasistas. En Sarlo, en absoluto. En la Presidenta, tal vez. Me ha recordado la conversación con Salustriana al «diálogo» entre los secuestradores de Aramburu y el gaucho de la estancia, tal y como lo cuenta Feinmann. Aplaudo la desclasificación del informe Rattenbach (lo hizo también Sarlo: http://www.lanacion.com.ar/1443722-el-patriotismo-despotico), eso honra a la Presidenta. Muy bien hecho, como muchas cosas que hace bien el gobierno; no así querer escenificar el proceso de la ESMA en las mismas instalaciones de la ESMA. La foto de ayer con Rattenbach (h) era inevitable, me refería simplemente a esto: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-190264-2012-03-23.html Los retratos de la pared: el de la izquierda es el abrazo en la noche electoral de 2007, si no me equivoco. El de la derecha, a mayor y única gloria de la Presidenta. Es un detalle más.
No creo que Sarlo sea gorila. Para mí ser gorila es algo muy grave. Ser peronista no es una maravilla, pero ser gorila es mucho peor. Lo asocio con la derecha del filme de ‘Miss Mary’, la del hombre en el auto de Miss Mary. O con un gorilismo como al que te referías al inicio: «amigos opositores que finalmente terminaron escupiendo odio con palabras de cierta retórica nacional, pero nada más». La acusación de Feinmann a Sabato. Hay que leer la subnota («Gorila de izquierda») de http://www.lanacion.com.ar/1369124-el-peronismo-es-tan-indispensable-como-borges : «Para mi generación era el peor insulto que se podía recibir», dice Sarlo, la misma que apunta en la nota que vos utilizas para tu magnífico e ilustrativo análisis, que la Presidenta «tiene razón», «es de desear que no se equivoque» y «es posible, incluso, coincidir con muchos de sus motivos o diagnósticos. Pero no es posible disentir: toda contradicción es un ataque [a los que hacen el Bien] y todo ataque se personaliza [sos un gorila]».
Gracias por dar lugar a esta conversación interesante y respetuosa. Gracias por brindar la oportunidad de una discusión profunda sobre estos hechos, que interesan tanto a argentinos como a extranjeros enamorados de la Argentina. Gracias y disculpas por mi extensión. Parezco argentino ;-)
No sé por qué no me deja responder a tu post, pongo esto respondiendo al mío. Y disculpá si no respondo a todo lo que decís, es tarde y vayamos de a poco. Sigo con mi costumbre de enumerar:
1) Hablás de kirchnerismo presentándose como un Bien moral, trascendente, poniendo a los otros en el lugar del mal. Hay una parte que, me parece, es de manual, no sólo en política sino en cualquier espacio más o menos competitivo: yo voy a decir que soy el mejor y el resto no sirve. De decir lo contrario que se ocupe el resto. Podríamos discutir si es o no una bella práctica, pero me parece sí ingenuo darle más significación de la que puede tener, que es poca. Sí es un dato, no menor, que el kirchnerismo es el primer gobierno desde Perón que puede permitirse ese discurso sin caer en ridículo, lo que pone en evidencia, como hablábamos antes, el éxito sin precedentes en generar una hegemonía (en el sentido gramsciano siempre, se entiende). Ahora, hay una cosa en la que estoy diametralmente en desacuerdo con vos. Si algo han hecho los Kirchner (si algo les debiera agradecer si no tuviera ninguna otra cosa qe agradecerles) es reideologizar la idea de bien, recuperar el concepto de que toda idea de bien depende de una postura ideológica. Me parece, insisto, algo realmente evidente e indiscutible, especialmente para los que vivimos el discurso neutro con el que Menem logró hegemonizar en los ’90 (y que todos, o casi, asumieron).
2) Apunto solamente que la discusión de la verticalidad es una interesante. Me gustaría que no aceptáramos el ideologema posmoderno por el que la verticalidad es universalmente mala. Eso no quiere decir no pensarlo, quiere decir asumir que se trata de una disputa teórica, política e ideológica. Yo suelo tener una idea bastante positiva de la verticalidad. Primero, en virtud de su eficacia. Segundo, porque me parece que ennoblece al ser humano el ser capaz de alienar su voluntad en el otro en virtud de un bien común, en vez de conservar mezquinamente su pequeña cuota de poder por el carácter reactivo de no confiar en nadie.
3) Me parece que confundís mi referencia a la retórica con una idea de liquidez posmoderna. Con retórica no me refiero a un discurso vacío, ni endeble, ni demasiado en el aire. Me refiero al hecho de que el lenguaje tiene usos y recursos según los cuales el valor de una frase no es siempre igual a la suma de sus componentes semánticos. El planteo más interesante al respecto está en Iser, «El acto de leer», en la diferencia entre significado y sentido: es posible acceder a una verdad mediante un significado oracional o mediante un efecto de sentido, que es posiblemente más potente aunque no resista un análisis semántico-gramatical. En ese sentido, la retórica no tiene por qué ser líquida. Sí debe ser más intuitiva, más afectiva incluso, que es otra discusión que teníamos más arriba.
4) Sarlo no dice que la Presidenta sea primitiva, sino que tiene un discurso sofisticado, es cierto (aunque es difícil no recordar su «si hablar bien es saber conjugar los tiempos verbales…»). Eso no es óbice de ningún gorilismo. Tampoco nadie pensaba que Perón era un orangután irracional, todo lo contrario. El gorlilismo piensa que el líder es, de hecho, un estratega maquiavélico, con una capacidad especulativa brillante, que manipula a una masa irracional. El primitivo no es el líder para el gorilismo (véase el Rosas de «El matadero» y el «Facundo»), sino sus seguidores. Sólo puede haber dos razones para seguir a ese líder: la idiotez y la maldad. Y el corolario necesario de eso es que el otro, el seguidor de ese líder, deja de ser sujeto válido de diálogo, no es atendible en tanto sujeto pensante. Hacia él sólo queda el odio y el desprecio, la lástima si se es generoso. Eso implica poner al otro en el lugar del salvaje o del bárbaro, en categorías de Lévi Strauss. Esa reducción del otro a la oposición entre civilización y barbarie, es, propongo yo, el gorilismo. E insisto: veo eso en Sarlo. Me parece que en la nota pone en ese lugar a Salustriana, y a la misma lógica del kirchnerismo.
Una abstracción muy común es la arqueología psicológica. Se analiza en términos de hizo esto pero motivada por aquello, hizo lo otro pero porque estaba obligada y no se atiende a las variables que permiten definir la pertinencia o no de las políticas implementadas, ¿redistribuye ingresos?, ¿su institucionalidad es una función a favor o en contra de la redistribución?,¿las políticas implementadas sedimentan en instrumentaciones sustentables?¿las políticas se saldan en organización del campo popular?, porque esta perspectiva permite ver como aquello que se demoniza no es por los déficits que puedan contabilizarse como temas pendientes, criticables o no, perfectibles o no, sino por los logros y su nivel de mayor o menor irreversabilidad
ticruz,
concuerdo en todo. y por encima de todos los argumentos me gusta el siguiente: «Esa reducción del otro a la oposición entre civilización y barbarie, es, propongo yo, el gorilismo. E insisto: veo eso en Sarlo. Me parece que en la nota pone en ese lugar a Salustriana..»
saludos
Disculpame, ¿vos aprendiste con Sarlo?
Si vas a apelar a una «dimensión pragmática» y paso seguido hacés caracterizaciones morales…
En fin, desde el gobierno nunca se hicieron caracterizaciones éticas ni morales sobre Clarín, simplemente se va haciendo política momento a momento, bajo las relaciones de fuerza existentes. Y como bien dice Ticruz, eso es lo que oculta Sarlo en su antipolítica.
Por lo demás, creo que tenés razón: Sarlo es coherente consigo misma desde que trabaja para La Nación. Pero no es coherente con la anterior Sarlo. Pero eso no es lo importante, sí lo es que reniega aparentemente de la raigambre de saberes que supo enseñar, o al menos hace como si esos conocimientos no vinieran a cuento en su retórica actual.
Igual te agredezco que me hayas sacado una sonrisa con lo de «No hay implícitos clasistas en Sarlo». Para respuesta está el post de Ticruz.
Sí, he aprendido con Sarlo sobre mucho: sobre Borges, sobre Benjamin, sobre la periferia, sobre crítica literaria, y sobre el kirchnerismo.
No sé si tengo la razón. Pero cuando digo que Sarlo es coherente, no me refiero a ‘La Nación’. La crítica a Cristina en 2012 en LN ya se da en la nota que escribió en 2004 criticando a Néstor en P/12.
No era mi intención, de verdad, sacarte una sonrisa al negar el clasismo de Sarlo. Lo que digo es que de haber clasismo, lo hay en la interpelación de Cristina a Salustriana. Un saludo.
el punto en cuestión, gpa, no es si sarlo es «coherente» con su pasado personal, sino si es acorde a la realidad que ella describe.
me parece que están siempre fuera de foco sus comentarios, que más bien expresan un rechazo emocional a la figura de cristina kirchner.
y, como digo siempre que se tratan los textos de sarlo, ella no tiene ninguna autoridad intelectual para hablar de lo que habla. que haya escrito «borges, un escritor en las orillas» no le da ningún pergamino para que tengamos que atender a lo que ella opina de política.
y, agrego, tampoco es gran cosa su aporte en materia literaria. de vuelo bajo siempre la señora.
Una sola cosita,casi como nota al margen sin demasiada importancia: acertar un pronóstico no implica conocer las causas. Carrió tira tantas predicciones, que seguramente alguna vez le pegará (tiene formación académica y experiencia en política desde adentro).
De todos modos, habría que escuchar bien cuál fue el análisis que hizo Carrió. Personalmente, con decir que acertó, no me convence para darle el título de «gran analista política».
Yo puedo decir: la Argentina va a salir campeona mundial de fútbol en Brasil, y eso no me transformaría en un fino conocedor del fútbol internacional.
Saludos
Acá, algo sobre le hegemonía…
El bonapartismo en su etapa superior. «El violento oficio…»
http://elviolentooficio.blogspot.com.ar/2012/03/el-bonapartismo-en-su-etapa-superior.html
saludos
FR
Primer Acto: «Sesudo» Analisis de un comentarista del Blog sobre un comentario al discurso de la presidente.
Segundo Acto: Grupo de simpatizantes salen a aplaudir como monos a cuerda en forma unanime.
Tiran piedras al sujeto analizado/a por el analista.
Agregan y/o repiten adjetivos agresivos del tipo «vomitivo», «gorila», etc.
Tercer Acto: un extranjero llega al blog y critica y/o agrede de la misma forma que ellos lo hacen.
Cuarto Acto: llega un empleado del gobierno y, desde una computadora paga por el contribuyente, agrede al agresor por su agresion.
Fin de la pacifista Comedia Progresista.
te falto el quinto acto: 51 almas en pseudoironia, ni gorila ni vomitiva ni sesuda; solo pseudo.
te comiste un acto, o lo perdiste en la ya antologica «transportadora de materia gris»
Me cuesta entender que busca un genio como Ud en un blog de cuarta como este.
Te agradezco que veas que soy aplaudido «unanimemente» por recibir una alabanza de dos personas. Me parece un poco excesivo, pero te lo agradezco. Lamento que los llames monos a cuerda. Es negarles la capacidad de pensar (los transformás en agentes de una respuesta mecánica, automatizada), lo que responde bastante a la definición de «gorilismo» que ofrezco más arriba. GPA no agredió, respondió a mis argumentos, a diferencia tuya, respetuosa e inteligentemente. Me llama la atención tu categoría de «extranjero», ¿de qué? ¿de la Argentina? ¿de la política? ¿de la capacidad de pensar? Supongo que te referís a alguien extranjero a cierto «pensamiento único» (aún así la metáfora es curiosa), pero llama la atención que el único que llamó «monos a cuerda» a los otros intervinientes en este diálogo fuiste vos. De la misma manera, igual profecía incorroborada, estoy esperando al empleado de gobierno, o a cualquier otro que haya aparecido con espíritu represivo.
Todo esto, para finalmente preguntar, porque se me escapa: además del ingenioso palimpsesto sobre la estructura del chiste en tres actos, ¿qué cornos aporta tu comentario?
ticruz!
51 almas no tiene idea de qué mierda es un palimpsesto.
y no sabe dónde fue la última vez que vio un diccionario.
no lo confundas más, que bastante perdido anda el hombre.
El comentario de 51 almas es excelente como muestra de lo que ticruz definió como «gorilismo». Supongamos que a varios les parezca que el término «gorila» no existe, que es un invento de ciertos peronistas, hoy kirchneristas, para descalificar al que piensa diferente. Pues bien: 51 almas viene como anillo al dedo para, cuantimenos, dudar de esa convicción.
Hablando de pragmatismo: el comentario de 51 almas me recuerda a William James, quien dijo que muchos creen estar pensando cuando en realidad lo que hacen es reordenar sus prejuicios.
Les dejo un link para que lean un debate entre algunos partidarios del «anarcocapitalismo» mezclado con mikivainillismo, y una persona llamada Cosmocosme, que pacientemetne se propuso argumentar de manera respetuosa: sale a la luz todo tipo de falacias (ad hominem, la falacia de hombre de paja, etc) y peticiones de principio:
http://www.dialogandodemiconmigo.blogspot.com.ar/2012/03/el-neoliberalismo-y-la-falacia-de.html
Yo diria que la principal falta de Sarlo en esta nota es la HONESTIDAD. Su recurso es tan viejo como conocido: la reducción al absurdo, tomarse de un detalle particular, especifico, puntual (como la teleconferencia de Cristina con Salustriana), llevarlo al extremo, ridiculizarlo, agrandarlo. Uno tambien podria usar el mismo recurso, agarrarse de un dicho puntual de X persona, exagerarlo, compararlo, agrandarlo y hacer quedar a cualquiera como un pelotudo.
Yo no diría honestidad. Hay algo muy interesante en lo que decís, estás impugnando una lógica que podría resumirse como la idea de que para muestra basta un botón. ¿Es lícito suponer que un detalle es muestra de un conjunto? Yo no lo descartaría tan rápidamente. Uno de los libros teóricos que más me gusta en el mundo, «Mímesis» de Auerbach, se basa osadamente en ese principio. Ahora bien, el problema es si se conserva la relación entre la parte y el todo, si hay, dicho hegelianamente, dialéctica. Y me parece que en Sarlo no la hay. Primero porque sinceramente no la veo. No veo cómo la pregunta a Salustriana podría ser representativo de la categoría macro llamada «kirchnerismo» (hacer la escala paternalismo-demagogia-prebenda me parecería burdo; lo primero que argumentaría es que se trata de un recurso que la Presidenta usó una vez, cuando suele, por el contrario, basarse en largos discursos más bien técnicos). Pero además, porque Sarlo está del otro lado de la disputa. Más arriba me sosprendía de que dijeran que Sarlo impugnaba la posmodernidad, justamente porque es en estas cosas que es evidentemente posmoderna: la totalidad es totalitaria, los universales reprimen, las cosas no tienen estructura, son rizomáticas a lo Deleuze, caóticas, inconexas, insulares, fragmentarias, irreductibles. Recuérdese el celebérrimo debate en 6-7-8: el supuestamente brillante discurso de sarlose basaba, minuto a minuto (pueden ir a verlo) en negar sistematicidades. Donde cualquier respuesta implicaba un aserto estructurado, ella respondía «hay de todo, para un lado, para el otro, a veces sí, a veces no, si te tomás el trabajo de la erudición te encontrás con toda variedad». Eso, las funciones sociales no forman sistema (la pregunta de Forster, «y dónde interviene el poder en todo esto», es justamente una pregunta sobre el sistema: el poder, en la circulación de lo social, es el principio regulador del sistema). Dada mi antipatía por Deleuze, preferiría responder con Lukács: la ideología (en el primer sentido marxista, la ideología «mala», primitivamente entendida como «falsa conciencia») no es una mentira. Es una verdad fragmentaria, un aserto cierto en sí mismo pero falso en tanto desatiende el funcionamiento de la totalidad del sistema social. Sarlo, en ese sentido, es una permamente productara de ideologemas.
Este comentario Ticruz es digno de todo un post aparte. Hay mucha tela ahí. Agrego mi parecer en cuanto mi impresión de Sarlo es que al negar sistematicidades, e institucionalidades que han acrecentado los gobiernos kirchneristas, lo adscribe indirectamente a la ‘impostura’. Impostura que parece relacionarse, de nuevo a mi forma de ver, con el análisis del fuero íntimo de los funcionarios o su ‘intencionalidad’, al cual son tan adeptos muchos comunicadores opositores. Acabados los datos, para seguir escribiendo, se apela a la intuición intencionada del fuero íntimo del otro, lo que se supone que piensa y sus intenciones futuras funestas. Al hacer eso, con honestidad intelectual o no, incurren en elementos que escapan a cualquier análisis, o dicho en el barrio, mean fuera del tarro.
Y ahí vuelvo a lo que le comentara a GPA: la coherencia o no que se le pudiera criticar o no a Sarlo (vos no lo hacés, yo sí) no tiene tanto que ver con cuestiones académicas cuanto con una dinámica de escritora opositora en medios masivos. Es en esa función que adquiere ribetes extravagantes Sarlo donde parece olvidar sus más sesudos análisis (que todos le reconocemos) obligada por su necesidad diaria de escribir alguna crítica.
No es que sea importante la coherencia o no de ella, sino que su postura de autoridad en la materia, al actuar de esa manera, la deja al mismo nivel que cualquiera del montón.
No veo ‘falsa conciencia’ en Sarlo, muy por el contrario conciencia de sí. Y en eso coincido con tu afirmación de «Sarlo, en ese sentido, es una permamente productara de ideologemas».
un placer leer esta respuesta. lamentablemente, el recurso que utilizo Sarlo esta vez, es muchas veces usado para defender ideas opuestas y de hecho, es un clasico de 678. Si yo agarro el video en el que Macri aparece hablando con periodistas con Chain atras comentandole sobre la mesa de negociacion con los trabajadores del subte, tambien es un fragmento hiper recortado de la realidad y ridiculizado, intenta mostrar que Macri es un papanata. Y eso tambien es falaz. Prefieron dedicarme a criticar sus politicas, o los magros resultados obtenidos tras 5 años de gobierno. Pero eso es mas trabajoso y vivimos en la era de la imagen, no de la palabra o la complejidad.
Concuerdo en que 678 comete el mismo acto ideológico que Sarlo, con frecuencia, en relación con esto. Con una salvedad (que no lo vuelve menos ideológico, pero sí menos fragmentario): todo eso está enmarcado en una cosmovisión. Sarlo pareciera querer convencernos de que no tiene ninguna.
Me parece bueno contraargumentar sobre el discurso de Sarlo y de cualquier otro que sea medianamente interesante, porque nos da letra para reafirmar nuestra posición, pero siento que al refutarlo de una manera tan cerrada y minuciosa no queda un hueco por el que se pueda filtrar una idea nueva, es decir, una idea que no hayamos tenido antes (trato de ejemplificar, simplificando algunas de las que aparecen en el escrito: hay corporaciones que no nos gustan pero son aliados estratégicos, hay otras injusticias pero esas La Nación no las denuncia, la crítica de la retórica es una crítica de las formas, el pueblo no tiene una falla insalvable, no estamos en un estado totalitario, Sarlo es gorila) . En otras palabras, ¿no se podría tomar el discurso de Sarlo más utilitariamente, es decir, no para demostrar que no tiene razón en nada sino para darnos el gusto de seguir sus ideas (a falta de las ideas de una oposición política) como si fuera un ejercicio que hacemos para elevar el nivel del debate? Ejemplo: preguntarnos por qué todavía no existen mecanismos para refutarle algo cara a cara a un presidente, ni a una docente de la facultad o a una crítica literaria que escribe una nota en un diario y ni siquiera a un conductor serial de una FM (y esto se podría extender fuera del ámbito de los medios y la política). ¿No contendría esta posibilidad algunos ingredientes –creatividad, azar, goce- que le darían más justificación al título de este blog?
saludos
Sí y no. Me gusta la idea de rescatar el viejo concepto de debate. Cuando se debate, verdaderamente, cuando se desarrolla en el terreno de las ideas, el otro está a su vez ayudándolo a pensar a uno. Que me ocupe de refutar las ideas del otro no significa que las ideas del otro no me modifiquen (no necesariamente). En cuanto a los mecanismos de interpelación, yo lo pensaría dos veces. Recuerdo que tenía un profesor al que quería mucho que decía que justicia no es dar a todos lo mismo, sino a cada cual lo que se merece. Yo no sé por qué un ciudadano que habla por sí mismo solamente tiene que tener la oportunidad de hablar de igual a igual con quien habla por la mitad del país. Tiene que ver con cosas que respondía más arriba: hay que dejar de creer tan fervorosamente en las virtudes de la fragmentariedad y la horizontalidad posmoderna. Y como ciudadano, prefiero que mi presidente esté ocupado gobernando y no usando el tiempo escuchando a cuanto tipo se le ocurre decirle algo. Supongo que me van a saltar varios a la yugular con esto, pero bueno, ¡así es el debate!
¿Quién no puede dejar de coincidir con vos cuando dices: «(…) prefiero que mi presidente esté ocupado gobernando y no usando el tiempo escuchando a cuanto tipo se le ocurre decirle algo.»? Pero en la realidad no se observa que la Presidenta ande en esas tareas, sino más bien en la de responder a las críticas de los medios no oficialistas, y en una constante campaña electoral de actos, salones, inauguraciones, autoelogios, etc. No hay reuniones de gabinete; el jefe de gabinete no cumple con la misión que le ha otorgado la Constitucional Nacional; los ministros, salvo que se les ordene dar la cara frente a algún problema, brillan por su ausencia y se enteran de las decisiones presidenciales, tomadas en el secreto de Olivos o El Calafate, cuando la Presidenta las comunica a la sociedad.- Los funcionarios no responden a las consultas o pedidos de informes de ONG o particulares; no le llevan el apunte a los informes y recomendaciones de los organismos de control del Estado; incumplen con las resoluciones judiciales que no le convienen, etc.
Gran parte de la sociedad así lo entiende.
Otra vez no puedo responder a tu correo, así que respondo al mío. Es el mismo caso de lo que hablaba de Lukács más arriba, vos te centrás en una serie de detalles que el gobierno no hace (ciertos o no, no importa) para inferir que no trabaja, que no gobierna. Pero si mirás la dialéctica con el todo, podrás decirme un montón de cosas de este gobierno que no te convencen, pero supongo que coincidiremos en que es uno de los más hiperactivos que ha habido en la historia. No me parece, por más cuestiones como esta que encuentres, que se lo pueda acusar ni un minuto de pereza…
acusar de pereza a los cuadros de este gobierno significa ser un marciano, porque se trata de un gobierno hiperactivo, como pocas veces se ha visto en la argentina y en el mundo.
Si te refieres a las andanzas de Boudou, te doy la razón.
Hola, gracias por contestar. Si bien no lo dije antes porque lo di por sentado, muy bueno tu artículo. En cuanto a tu respuesta me parece que te tomaste lo del “cara a cara” muy literalmente y pusiste el ejemplo más fragmentario y “horizontal” y «posmodernista» posible (la presidenta hablando de igual a igual con un pavo que no tiene nada que decir). Por supuesto que yo también prefiero que gobierne (siempre, y no solo en este caso). Yo me refería a mecanismos de participación que permitan limitar los abusos de poder para que el ciudadano común (movilizado) no se encuentre a merced ni de un presidente, ni de un profesor, ni de una inmobiliaria, ni de un jefe, ni de un Banco, ni de una telefónica, ni de un notero de TV que lo entrevista en la calle. Que tenga algo que decir y sea escuchado. Esto no es horizontalidad, es igualdad ampliada, es autonomía política, es sentimiento de lo común, es democracia menos delegativa. Si parece difícil de imaginar (y la prueba es el ejemplo que diste) es porque esos espacios donde los ciudadanos de a pie sean interlocutores con capacidad para incidir en el poder todavía no existen.
Para no enredarnos en las palabras, te aclaro que este era solo un ejemplo de cómo se podrían seguir las ideas de Sarlo (o de cualquiera medianamente interesante) para elevar el nivel del debate, o mejor, para profundizarlo, diversificarlo y extenderlo. Saludos.
simpre en la pavada, daio.
a ver cuando se te cae una idea en serio.
claemediak: entendí, por supuesto, cuál era la idea. Lo que pretendía mostrar es que ahí también hay un ideologema (aunque no fuera tuyo) del tipo Sarliano: la eliminación de toda jerarquía. Me parece, de todas formas, que el problema está en la estructura y no en la idea, porque hablás de espacios colectivos de defensa del común, y mi primer pregunta es ¿no son eso los sindicatos, los partidos políticos, hasta los clubes? ¿No estamos llenos de esos espacios? No cumplen su función, dirás, pero entonces el problema no es si existen o no, sino cómo se mueve la estructura social.
Me parece que es un análisis contundente y jugoso. Me gustó particularmente el punto 5, Omisión de la realidad, ya que nunca lo había pensado de esa forma, como una inversión del «unicato de enunciación» que Sarlo y otros sostienen pero adscripto a ellos mismos.
Más de una vez pensé ante esos discursos opositores: ¿pero dónde está lo autoritario de que un presidente responda? ¿por qué motivo un periodista puede decir lo que le venga en gana pero un presidente no puede responderle?
Siempre lo llevé a una explicación trivial: se asume que en la réplica del presidente va de suyo su autoridad y poder con la consecuente posibilidad de sanción. ¡Censura!, gritan. Pero la censura, así como tampoco el unicato de enunciación, pueden quedarse meramente en la retórica para ser tales. Quiero decir, hay censura si y sólo si efectivamente se restringe la posibilidad de decir algo a alguien, no porque se contradiga a ese alguien. De igual forma el unicato tendría lugar sólo cuando la unicidad para el decir fuese tal a través de medidas que orienten el resto de las enunciaciones, pero nunca antes. De esta forma esos discursos opositores se plantan en un unicato de ellos mismos, ya que son ellos los que impugnan la posibilidad discursiva del gobierno («lo que más me molesta del gobierno es el discurso de todos los días que tengo que ver», Sarlo dixit).
En contraposición nunca desde el gobierno dicen que esos opositores no debieran decir, sino que simplemente los contradicen, que no es lo mismo.
Y aquí me parece que se cuela algo que Sarlo es demasiado inteligente para enunciar (aunque ahora lo dudo) y es la ‘intencionalidad’, la apelación al fuero íntimo respecto de las intenciones.
Así, si bien no censura el gobierno, si bien no se da un unicato de enunciación, sí está la ‘intención’ de hacerlo y lograrlo, y tal vez lo logre hacer el gobierno en un futuro próximo, de ahí que sea tan peligroso este gobierno.
Otro elemento que me parece importante hace a la propia dinámica impugnatoria que utilizan: ellos mismos apelan a todo tipo de elementos retóricos, incluso los falaces e inclusive usando directamente datos mentirosos, pero lo que les molesta en realidad es que el discurso del gobierno haya sido eficaz donde el de ellos no lo fue, al menos no con suficiente fuerza.
Después de décadas de estar en el espacio público, Sarlo y otros intelectuales y comunicadores en general, muestran su flanco más pueril, y no es porque con la edad se necesiten pañales sino porque con la edad las cosas más básicas vuelven a aflorar naturalmente como en los niños. Y así quedan expuestos.
Una de las muestras de eso, para mí en lo personal, es que en reuniones varias los opositores que reproducían argumentos de Sarlo optaron con el tiempo por dejar de hacerlo, ya que eran vituperados por el resto de la concurrencia con el consecuente descrédito de su propia inteligencia, ya que no son todos los que tienen la habilidad de Sarlo para enmascarar sus verdaderas afirmaciones. Igualmente cuando un intelectual llega al nivel de caracterizar al otro simplemente como descerebrado, sin mayor argumentación, es porque su propia construcción no le permite otra cosa.
Dice un poema de por ahí: no por tanto apalabrar/ se aparece la palabra/ a veces quien dice, dice/ a veces, quien dice, calla,/ y la palabra en el viento/ en silencio se prepara/ como el aromo sencillo/ ha hacer de la pena un abra.
La señora Sarlo, que ha realizado interesantes aportes en sus análisis literarios, no ha tenido la misma suerte en la política. Es una pensadora del mitrismo tardío, de los que quieren retrotraer la historia a Carlos Tejedor y negar en la cava al distrito federal. No en vano escribe en una «tribuna de doctrina» de la que sin saberlo, no es original en todo caso, toma Macri restos de frases para intentar rehacer una republiqueta derrotada en 1880.
Interesante el artículo y las reflexiones que lo acompañan.
un saludo de
Nicanor Zambrano
Agradezco que leí la nota y las argumentaciones del autor y de gpa,me resultaron valiosas y si se permite en algún sentido, esclarecedoras,me gustaría encontrar este tipo de debates mas seguido y el respeto real por la construccion de ideas que se manifiesta en las conceptualizaciones que cada uno expresa.
Muy, muy buen post (también estudié con Sarlo).
Ticruz,
Claro que todos se presentan como los buenos de la película. Pero muchas veces se presentan como buenos en manejar la economía, la inseguridad, el desarrollo social. Los otros son malos, no saben gestionar, son unos incompetentes. Así es como funciona el arte de gobernar y su política de comunicación en todo el planeta. Lo que el kirchnerismo en la Argentina de hoy hace es algo más: no sólo hacemos las cosas bien -motivo por el que tantos los votan a ellos, como tanta gente vota en todo el mundo a gobernantes eficientes-, sino que somos el Bien. Por la peculiaridad de la Historia argentina del XX, por la debacle que abre la Libertadora en el 55 y se prolonga hasta 1983, tras lo cual Alfonsín rápidamente capitula y luego llega el menemato y después el desastre de De la Rúa… después de todo llegó el Bien. En la Polonia poscomunista de los gemelos Kacynzski o la Hungría actual de Viktor Orban opera un mecanismo similar: tras los horrores comunistas y la complicidad de los neoliberales que nos gobernaron en los 90 (los poscomunistas en Polonia, los socialistas y liberales en Hungría), llegamos los Buenos. Y os tenéis que posicionar: si estáis en contra nuestra sois los Malos. Esto se puede hacer dentro de la democracia como ésta se entiende en casi todo el mundo: oposición política, medios opositores, elecciones limpias, etc. En la Argentina no se llega a ese punto, pero hay algo parecido: somos los Buenos, cuidado con lo que nos dicen, gorilas. Es el pensamiento único, que no sólo existe en economía: somos los únicos Buenos, no hay Bondad fuera de nuestro proyecto, el resto son gorilas, etc. Por supuesto que se produce el discurso contrario en parte de la oposición (Pagni y los fantasmas marxistas, los desmanes de Lilita, las estupideces de Grondona, los descerebrados de PRO, por utilizar la palabra «descerebrados»…). Por supuesto que dentro del discurso oficialista no todos adoptan el maximalismo Buenista, el pensamiento único moral.
Ese pensamiento único moral es muy potente, está a salvo de ataque. La gestión competente siempre se puede volver en contra. La economía algún día puede empeorar: cayó la industria en el primer bitrimestre. La inflación podría subir más. Los transportes dan problemas. El suministro energético puede fallar. El Bien, nunca. El Bien está a salvo de rendición de cuentas. Es completamente cierto que después del horror vacío del menemismo, adoptado y renovado hoy por Macri y De Narváez, a saber, «lo único que importa es la gestión, la izquierda y la derecha es cuestión del pasado, no hay diferencias ideológicas, es todo asunto de management, los votantes no son ciudadanos sino vecinos (la expresión preferida de Macri y que Sarlo ataca: «propaganda totalmente asquerosa», «patética»: http://sur.infonews.com/notas/beatriz-sarlo-soy-una-social-democrata-ex-marxista-y-ex-maoista Las duras palabras de Sarlo hacia Macri se deben a los volantes y camisetas de la mercadotecnia macrista; símbolos e imágenes para algunos anecdóticos, que señalarían para algunos las fallas del análisis politico de Sarlo, demasiado influenciada por los estudios culturales; no lo creo, sobre todo cuando la política, en cuanto comunicación, es más simbólica y relaciones públicas que nunca), se aprecia cierta recuperación de la política. Pero dónde encaja en esto Boudou, Scioli, Schiavi, Eskenazi. No encaja, porque tampoco importa que encaje. Es pragmatismo puro y duro. Y todo pragmatismo se arriesga al error: si algún día Boudou tiene problemas con Ciccone (hasta P/12 lo reconoce hoy en «Los dos peronismos»), si algún día Scioli se sale del redil con su política de seguridad pública o se alía con Urtubey o Macri, si algún día Eskenazi se muestra como el nuevo Herrera de Noble, siempre quedará el Bien. Es un paraguas de grandes dimensiones. Ese es el centro de la crítica de Sarlo, insisto. Al menos por cómo lo entiendo yo.
La verticalidad es necesaria, sí. Al menos mientras no se invente algo mejor. Pero la verticalidad tiene el peligro del caciquismo, del autoritarismo. El otro extremo es la horizontalidad alegre y desenfada del posmodernismo, que no sé si es tal o es más bien un disfraz que se pone a la verticalidad de siempre, adecentada y acicalada, para que resulte más popular, más aceptable, más cool. Desde luego, se puede achacar a la Presidenta muchas cosas, pero horizontalidad, cero. Igual de necesaria es la retórica, tan necesaria como la verticalidad. Y necesaria para la verticalidad. No hay que huir de la retórica (¿se podría?), pero sí analizarla en sus justos términos en los usos políticos actuales, no sólo en el kirchnerismo, sino en todos los sectores políticos nacionales e internacionales. No es el uso de la retórica fetichista una propiedad exclusiva de los K. Es el signo de los tiempos en todas partes. Pero los K emplean esa modalidad con más éxito que nadie. Lo que no significa que toda razón sea buena, ni que no haya cosas que se hayan hecho bien, más allá de proclamarlas. Sí, se han hecho muchas cosas bien. Para mí, y creo que para Sarlo, la retórica K no es el significante vacío de Laclau, ni la teoría del simulacro de Baudrillard, que es otro campo. Es una retórica instrumental, que sirve de puente entre el «hacemos las cosas bien» y el «somos el Bien» y permite sortear los baches que se presentan en ese camino.
Creo que para Sarlo los votantes kirchneristas no son primitivos, ni los votantes porteños de Macri. Creo que para Sarlo lo único primitivo que hay es la idea que los K o Macri se hacen de sus votantes, de Salustriana o de «los vecinos» de Macri. Luego, los K o Macri pueden hacer uso de un discurso nada primitivo, tecnológicamente muy avanzado, posmoderno 100%. Pero la concepción cultural que tienen ambos, Cristina y Macri, de su electorado, es la de «tengo unos votantes bastante primitivos. Me dirigiré a ellos sofisticadamente, pero son unos primitivos: vecinos o clientes». Eso creo que piensan Cristina y Macri, y tantísimos políticos en casi todos los países del mundo. ¿Son primitivos los electorados? El electorado K de 2012 poco tiene que ver con el del primer peronismo. Es un electorado policlasista, con motivaciones dispares (económicos-pragmáticos, políticos-éticos), y es la maestría hegemónica democrática del kirchnerismo la que permite mantener en pie esa coalición amplia. Creo que lo de Macri es peor, muchísimo peor; sólo hay que pensar en la diferencia entre la exigencia de Néstor a Irán de aclarar el atentado a la AMIA y el abortado nombramiento por Macri de «Fino» Palacios para la Policía metropolitana. Pero no por ello el kirchnerismo es una maravilla. Y en ese mismo sentido, entiendo que la derecha macrista nunca podrá interrogarse críticamente, a diferencia del kirchnerismo, a pesar del sector kirchnerista más recalcitrante. Uno se imagina a Macri Presidenta y le da ganas de huir corriendo. Hasta yo me haría kirchnerista. Ya me da ganas de «convertirme» leyendo a Carlos Balmaceda hoy en LN. En el fondo, creo que los K tienen una gran suerte con la oposición de que disfrutan, y que padece el país.
Gracias de nuevo por la respuesta. Un saludo trasatlántico.
1) Con respecto al pensamiento único y moral, debo disentir en los mismos términos que arriba. Insisto: si algo ha hecho el kirchnerismo es reideologizar ese debate. Si somos el Bien es porque defendemos una ideología política que juzgamos buena, no por el dedo de Dios. Ese bien implica una postura ideológica nítida, en la que además muchos quedan afuera (claramente el tipo que quiere volar la villa no va a adherir al «bien» K). Si algo ha hecho, perdón que insista, el kirchnerismo es acabar con el pensamiento único desideologizado como los que describís en Polonia y Hungría, y reidologizar el discurso y la idea de bien. Esa idea de bien nunca estuvo más clara qu con De la Rúa: «vamos a hacer lo mismo que Menem, pero la diferencia es que nosostros somos buenos». ¿No se reducía a eso el discurso finalmente?
2) El resto de tus argumentos me parece bastante conclusivo, en algunos casos acuerdo, en otros ya quedaron claras las posturas. No puedo coincidir en que la Presidenta trate a su electorado como primitivo, de ninguna manera. Me parece que inferir que eso sucedió con Salustriana sería sobreinterpretar, y extender ese diálogo a toda una concepción sería un exceso claramente.
Intentaré ser breve, porque ya he abusado de vuestra paciencia:
1) Ser el Bien es ponerse en una categoría moral. El problema es que la acción de gobierno es pragmática, no ética. En todo caso, es ética de responsabilidad, no de convicción (somos los Buenos). El kirchnerismo lo sabe, y para que se vea menos lo pragmático, que siempre es feo, en todas partes y lo haga quien lo haga, se recurre al relato del Bien. Es legítimo. No significa que no hayan hecho muchas cosas bien. Hoy, por ejemplo, un día tan doloroso para los argentinos y los que no lo somos pero nos sentimos un poco argentinos desde hace décadas. De la Rúa dijo que iba a ser aburrido, iba a ser una gestión aburrida. Al final, no fue ni gestión ni aburrida, sino un desastre. Una pena. Pero es, todavía, una ética de responsabilidad. El kirchnerismo es la ética de la convicción moral del Bien: el 24 de marzo del 76 se inició el Mal -algunos dicen que con la Libertadora-, el 25 de mayo de 2003 comenzó el Bien.
Siento disentir en cuanto a que la Presidenta no trate a su electorado, a parte de su electorado, como gente primitiva. El «diálogo» que Daio transcribe, que está en la sección «Discursos» de presidencia.gov.ar, eso que tanto molesta a Sarlo, por lo que dijo al final de la entrevista de Rozín. «Te venís conmigo… vamos a dar una vuelta… para que lo veas. La suerte que… siempre me gustó ser una más.» Eso no es forma de tratar a los ciudadanos. Salustriana, seguramente, es votante de la Presidenta. ¿No es eso «vender»?, como dice tapones de punta de Macri. Sí, eso es «vender». ¿Es eso movilizar a la gente, incorporarla al proyecto? No, eso es «vender». Como se hace en USA, Europa, Australia, en todas partes. Es el lenguaje del vendedor que quiere congraciarse con el cliente potencial que tiene que decidir si renueva el contrato con la empresa que intenta convencerlo de que no se vaya a la compañía de la competencia. Eso es pragmatismo de mercadotecnia. Así se dirigen los que ganan (victoriosos a nivel nacional o victoriosos a escala de la CABA), así se gana. Luego tiene Cristina otro segmento de electorado: el que está en Plaza de Mayo. Si yo fuera argentino, que no lo soy por desgracia, estaría allí hoy con ustedes, en Mayo. Es el discurso del Bien: se acabó con la Obediencia Debida, el Punto Final, los indultos de Menem. Están presos los genocidas. Hemos reparado el honor de las víctimas y sus familiares. Vamos a llegar al final investigando los casos de los niños robados. Ya no hay retratos de asesinos en la ESMA o el Colegio Militar. Hemos marcado el paso en Uruguay (Ley de Caducidad abolida) o Brasil (la Comisión de la Verdad implantada por la Presidenta Rouseff). Y me gusta en un 75%. Buen día en este 24 de marzo, jornada simbólicamente infausta, cuando comenzó el crimen. Un año después Rodolfo Walsh escribió esa Carta Abierta que fue casi una carta de suicidio. Al día siguiente, desaparecido. Hoy, 36 años después, con todos los problemas de la clase política, y los retos sociales, y la economía y las restricciones, con todo eso, la Argentina tiene mucho que festejar. La Memoria, la Justicia, la Verdad. En buena parte es gracias a los Kirchner.
Así que me despido deseándoles lo mejor y agradeciéndoles la oportunidad de debatir sobre temáticas tan interesantes. Muchas gracias.
Respondo ya muy breve, así vamos terminando! Insisto, perdón, en que no creo que el kirchnerismo haya defendido un Bien absoluto, sino uno ideológico, reideologizado. Es con esa idea de Bien, además, que se han vestido sus enemigos circunstanciales (el campo que es la esencia de la patria, donde todos son el gauchito de Los tres caballeros, el periodismo que representa la verdad y la libertad, etc.). Y no creo que tenga sentido ni sirva para nada llamar «vender» a toda forma de apelar al otro. No es lo mismo el diálogo con Salustriana, con todos sus vicios, que repartir globos en la calle. No es lo mismo.
la concepción de «los votantes» que tienen macri y cristina no están ni cerca de parecerse. no veo en dónde están las similitudes.
claramente tienen formas enfrentadísimas de asumir lo político. unos (los k) hacen política, campaña política: hay ideas, programas, pretenden incorporar a la gente al proyecto, movilizarla.
macri: hace publicidad y se «vende» como quien vende un yogur. y ese yogur está vacío.
Podríamos agregar una séptima omisión de Beatriz Sarlo, que consiste en no haber transcripto en forma completa el diálogo con Salustriana, que en realidad fue así:
«Imaginate a Salustriana, consulte, ¿Salustriana, me estás escuchando? Decime Salustriana, ¿subiste alguna vez a algún subte vos?
SALUSTRIANA.- Hasta ahora no.
PRESIDENTA.- No, la verdad que no. Salustriana: hagamos un cambio, yo voy a La Quiaca y después te venís conmigo en el Tango 01 y vamos a dar una vuelta en subte por acá para que lo veas. Porque vas a poder…
SALUSTRIANA.- Señora Presidenta, disculpe. Yo le hago una pregunta: a nosotros nos hacen falta otras cosas más…
PRESIDENTA.- Vas a poder ver, Salustriana, la suerte que…
SALUSTRIANA.- …buenas que el subte.
PRESIDENTA.- No, qué voy a ser buena, soy una más, siempre me gustó ser una más.
Pero Salustriana, ¿sabés qué? Vas a ver como los chicos acá no tienen que ir a caballo ni a lomo de burro para llegar al colegio ni caminar distancias, sino que tienen la inmensa suerte de poder ir en un subte y si no tienen para los 2.50 que le aumentaron el subte, se van en el colectivo que le seguimos a 1.10 subsidiando desde el Estado nacional.
Así que, bueno, yo creo y para todos los hombres y mujeres del interior también, un inmenso pedido de disculpas por parte de algunos que se creen, no sé, que han nacido diferentes por el solo hecho de vivir o de pertenecer a determinados círculos. Yo me siento perteneciente a la Nación argentina y respeto a todos y cada uno de sus habitantes, inclusive a los que desprecian al resto de sus compatriotas.
Bueno, nada más por hoy, trabajando como siempre y con la misma fuerza de siempre.
Gracias y muy buenas tardes a todos y a todas.»
http://www.presidencia.gov.ar/discursos/25733-acto-de-anuncio-de-programa-de-telefonia-e-internet-para-localidades-sin-servicio-basico-telefonico-palabras-de-la-presidenta-de-la-nacion
Por lo que podemos leer, no fue realmente un diálogo, porque la Presidenta no escucha a Salustriana y además la malentiende. Con el texto completo se puede leer mejor la nota de Sarlo.
No queda solo en no escucharla, le cambia el dircurso y la ignora. Esto último es lo peor y lo que no ven los monitos, la ignora a ella y a sus necesidades, poniendose sobre todo.
1) Extender un error comunicatvo, del tipo que cometemos todos todo el tiempo, a ley y variable de análisis «englobador» corre el serio riesgo de la sobreinterpretación.
2) Lo de «monitos» es, una vez más, un perfecto ejemplo del gorilismo del que argumenté en la nota. ¿Quienes pensamos de otra manera necesariamente somos «monitos» que «no ven»?
1) cuando el error se vuelve repetitivo, ya no es error. Se la interpela a Salustriana con una intención política que desprecia sus necesidades.
2) los monitos son los aplaudidores de todo, con su sonrisa falsa ajustable a todo, si te sentiste tocado revisa el tema, los monitos «no piensan de otra manera», militan.
Me parece que una (y sólo una) de las huellas indelebles que dejará el Kirchnerismo para las futuras generaciones es el hecho de haber bajado a nivel popular la idea de que no hay hechos sino relatos de los hechos. Una vez que uno descubre éso, ya cuesta demasiado ignorar que lo sabe. McLuhan, Chomsky, Sartori y Eco bajados a tierra.
Recuerdo las épocas en que, para zanjar una disputa, bastaba con decir «salió en el diario». Ahí terminaba la discusión. Que algo fuera publicado en el diario era el certificado de haber llegado a la verdad última sobre cualquier tema.
Hoy los diarios (y sus derivados) ya no cuentan con el candor hedonista de sus lectores de otrora. Se rastrea de canto y perfil sus entrelíneas, sus medias verdades, los antecedentes del autor, sus probables intenciones, intereses, etc. Y éso es muy bueno. Desde el 2008 cada cual se quedó sin máscara, sin calzones, y estamos más que atentos a detectar el gato donde nos dicen liebre.
Ésa es la huella indeleble que quedará del Kirchnerismo cuando ya no exista más: El escepticismo sobre los diferentes relatos que nos fuerza a pensar por nuestros propios medios y sacar nuestras propias conclusiones.
Al contrario de lo que dice Sarlo, el Kirchnerismo es quien ha firmado el certificado de defunción del «Relato Único». Ahora cada cual es dueño de «SU» propio relato. Las cabecitas se han puesto en movimiento y la prensa patronal no las puede controlar. Y éso marca el fin de una era geológica en el pensamiento humano, diría. Ojalá que se extienda. Y que perdure.
todo dicho. comparto un 1000%
(…Eduardo estara incluyendo en sus palabras de «relato unico» a Pagina 12 ?)
es evidente que no entendiste lo que escribió eduardo.
supongo que tu pobre interpretación de textos se explica por la misma razón con la que te excusás por tus horrores de ortografía… «que estás hablando mucho en otro idioma», como escribiste -ridículamente- ayer.
un cursito de español no te vendría mal antes de leer y más antes de opinar.
Primero, estaría bueno que dejaras de USAR ese nick para tus propios fines.
Segundo, sí, incluyo algunos de los relatos únicos de P/12. P.e., no comparto ni su relato «ambientalista» ni su relato «feminista».
Como verás, ahora hay millones de «relatos únicos».
O sea…
@tampones, que tal si probas con supositorios ?
en una de esas te resultan mas efectivos.
@Eduardo, a tu primera observacion: ?????
a tu segunda observacion: gracias por la aclaracion.
Eduardo, una ultima pregunta.
Me podes explicar porque objetas mi nick, mientras no objetas que una persona entre al blog con un nick con tanta agresividad implicita como «tapones de punta» ?
Gracias.
51, sos inimputable, viejo.
«agresividad implícita», que maricón.
I rest my case.
Por dos motivos: Uno, que es demagógico, miserable, hacer uso de una desgracia y de sus víctimas, y dos, porque es subirse a la agenda desde la a-historicidad, la agenda corta del día a día y las tapas de los diarios. Seguramente hace dos meses tu nick habrá sido «Mariano Ferreyra Presente», hace dos años «Jorge Julio López Presente» y hace cinco, «Cromañon».
Si la primera razón roza la canallada, la segunda va por la tilinguería y por la banalidad de subir y bajar banderas según soplen las tapas de los diarios.
Respecto de Tapones, no veo violencia ni implícita ni explícita en el nick, excepto que tu imaginación no te permita jugar con las insinuaciones o el subtexto, en cuyo caso debería agregar el mote de pavo a la caracterización precedente.
1. Ud no me conoce y no tiene ningun derecho a acusarme de miserable o demagogico sin mas informacion que la que posee.
2. Lo que hagan los diarios con sus tapas lo preocupara a Ud, a mi me tiene sin cuidado.
3. Esto se explica solo, y aqui el canalla es UD. De todas formas le recuerdo que la expresion «tapones de punta» en el futbol implica una jugada agresiva que comunmente es sancionada como jugada peligrosa.
Vemos aquí como un palurdo entra a un debate hasta entonces serio y respetuoso, hace afirmaciones agraviantes («monos a cuerda») y sin fundamentos, y cuando recibe una réplica a la altura de sus miserias, reacciona como una vestal ultrajada.
Yerra en eso de «Ud. no me conoce». Es que no hace falta saber si es alto o petiso, morocho o rubito, su le gusta el Pineral o prefiera la grapa a los fines de este intercambio.
Lo que de él hay que conocer, su estulticia, su su mala fe, su falta de recursos expresivos, ya ha quedado en evidencia.
Decía Víctor Hugo -no el universal, sino el nuestro- que «El gobierno avanza hacia un discurso único. Tiene una especie de tara con todo lo que tiene que ver con libertad de prensa.»
Éste es un excelente ejemplo del uso fetichista del lenguaje al que se refería Sarlo: la frase entre comillas, en una voz de autoridad (mucho mejor porque es una voz que se supone amiga), con la forma retórica del discurso de la ley, sosteniendo algo que es verdad por su mero enunciado, cuyo efecto es más potente precisamente porque no viene acompañada de un solo argumento.
Se supone que quienes ahora reproducen cotidianamente la palabra de nuestro (en realidad, hermano oriental) Víctor Hugo, lo consideran un fetiche y le habrán perdonado sus anteriores críticas. Palabras que deben entenderse en el contexto en que las expresó: julio del 2006 cuando levantaron su programa de Canal 7.
Por otro lado el otro Víctor Hugo, pasó varios años en el exilio, durante el régimen de Napoleón III,sistema fuertemente crítico de la libertad de prensa, que consideraba al periódico como una estructura capitalista y que es uno de los rasgos del bonapartismo: al periodista es necesario controlarlo, oponerle la palabra de los funcionarios electos, que se supone que expresan adecuadamente la voluntad general puesto que surgen de ella. Conf. Rosanvallon, Pierre. La contrademocracia. Manantial. Bs. As. 2007. págs. 111/117.
ja!
la respuesta de daio es cómica ya que sigue impunemente su soliloquio, ignorando a la preclara respuesta de ticruz en donde se le demuestra el fetichismo en el que incurre con sus citas permanentes.
le dicen: «sosteniendo algo que es verdad por su mero enunciado, cuyo efecto es más potente precisamente porque no viene acompañada de un solo argumento» ¿y qué hace daio? ¡responde con una cita!
una genialidad
ja, ja…creo que ticruz no necesita que lo respaldes y menos de esa forma.
Por otro lado:
¿Si hablamos de Fetichismo?
¿Y por casa cómo andamos?
http://tiempo.infonews.com/2012/03/25/editorial-71285-elogio-de-victor-hugo.php
Fuera de las chicanas, me llama la atención parte de la crítica de Daio. ¿Es absurdo pensar que el periódico es una estructura capitalista? ¿Lo es pensar que la voz del funcionario electo es, al menos, tan válida como la del periodista? ¿Es lo impensable mismo que el periodismo, como cualquier otra esfera de la vida cotidiana, tendría que tener algún tipo de control? Y no estoy hablando de intervención estatal, digo sólo algún tipo, de alguna clase, de alguna esfera, aunque sólo sea la voz que funcione como oposición a la palabra periodística; piénsese, por ejemplo, que cualquier universidad tiene una materia de crítica de medios: ¿sólo la elite intelectual universitaria humanística debe acceder a esa crítica? ¿O habría que eliminar esas materias directamente por antidemocráticas? ¿Soy necesariamente «bonapartista» por pensar estas cosas?
ticruz:
Esas son cosas que hay que poner en la balanza.
Creo que estarás de acuerdo en que la democracia no es algo que se compra en el super, que ya viene configurada y con su correspondiente garantía, sino que es una constante y diaria construcción que posibilita la convivencia social.
Como sostiene Claude Lefor: «No hay que olvidar que en el sistema democrático, nadie es depositario o centinela de la última palabra, la democracia requiere de un debate permanentemente abierto, quien intente ponerle punto final a ese debate: “estará invocando los fantasmas que acaban por anular la libertad a favor de la servidumbre”.
La más auténtica prueba de fuego de la democracia es su modo de tratar a las minorías, puesto que la democracia no es simplemente el gobierno de la mayoría: es, si se quiere ser precioso, el gobierno de la mayoría pero con el consentimiento de las minorías. Sin la afirmación del derecho de las minorías, la democracia es una mera ilusión, una invitación al suicidio, pues la mayoría puede decidir en cualquier momento ponerle fin a esa peligrosa aventura.-
Cuando la búsqueda de la verdad es sustituida por la verdad revelada, por el profeta de turno, se desarrolla el fantasma del pueblo-uno, la búsqueda de una unidad sustancial, de un cuerpo unido a su propia cabeza: “En ese momento el fantasma adquiere un rostro aterrador: el totalitarismo”, puesto que la sociedad democrática no ha encontrado, ni encontrará en el futuro la vacuna contra el virus del totalitarismo, solo se sobrevivirá inventando más democracia.»
La democracia necesita para subsistir, tanto del pueblo-elector, como también del pueblo-opinión, expresado éste último, aunque imperfectamente, por los órganos de esa opinión.
El periódico necesita de la estructura capitalista, sino corre el peligro convertirse en el vocero del gobernante de turno, cuya dádiva asegura su subsistencia. Owen Fiss ha escrito mucho y bien sobre ese dilema.
Hablar en nuestra inmadura y reciente democracia de control de la opinión,asusta un poco, más teniendo en cuenta como actúa el gobernante con relación a esa materia, ello sin perjuicio de que la función de la opinión es precisamente el control de los actos del gobierno, lo que nos lleva a un problema de difícil solución.
Creo que la Presidenta está obsesionada con la prensa, en una actitud que yo entiendo puede ser considerada como bonapartista, que vos lo sea, depende de tu visión sobre esa postura.
daio,
¿casa? yo no vivo en esa redacción, ni leo ese periódico.
y a ticruz no lo defiendo. simplemente se me cantó señalar -una vez más- tu escasa vocación de diálogo.
pero veo que seguís con tus soliloquios. que te diviertas.
Daio,
Me llama la atención de que en tu texto, extenso, apenas respondés a mis preguntas, que pretenden mostrar lo básico de ciertos aspectos. Algunas diferencia sustanciales.
1) La discusión entre tu teoría de la democracia y mi teoría de la ideología es, básicamente, una discusión entre Zizek y los posmarxistas (en buena medida los posestructuralistas). Dejemos que ellos se peleen, que lo hacen mejor que nosotros. Baste con decir que, como sabrás, para muchos de nosotros varias afirmaciones tuyas y de los teóricos que citás son ideologemos plenos: negación de toda posibilidad de comprensión de la totalidad del espacio social, confundir la forma de la opresión con la opresión misma, y por ende confiar en que la opresión se termina con el cambio de las formas de la opresión, comprensión de lo que es una minoría aislada de un proceso social, etc.
2) Insisto en lo que decía en la nota: no hay que confundir, jamás, efectos retóricos del enunciado discursivo con prácticas efectivas. La Presidenta podrá presentar el discurso como se le cante, pero la libertad de expresión y de prensa está intacta, probablemente como nunca.
3) Cuando hablás de «controlar la opinión» estás claramente tergiversando mis dichos, en varios sentidos: a. Dije explícitamente que se pueda ofrecer una voz contraria, no hablé de ningún tipo de represión. b. Eso implica: control no es igual a represión, es confrontación plural, que supuestamente tanto te gusta. c. «Opinión» no es igual a periodismo, mucho menos a prensa; esa es una libertad tan cercana a la de empresa como a la de expresión. d. «El periódico necesita de la estructura capitalista, sino corre el peligro convertirse en el vocero del gobernante de turno, cuya dádiva asegura su subsistencia». No leí a Fiss, sinceramente, pero esta afirmación nos coloca en veredas opuestas. Si entre la determinación del poder del Estado y la determinación del poder del capital elegís lo segundo, y defendés encima que el Estado no puede siquiera tener un discurso alternativo a éste, sino que el capital debe ser el único regulador de la circulación del discurso, las premisas básicas de nuestro discurso son incompatibles.
ticruz:
Si lees un poco a Fiss, verás que no hay premisas incompatible entre nuestras posturas. Así por ejemplo, éste autor entiende que:“El Estado es amigo de la libertad de expresión, sin olvidar que a través de los distintos tipos de censura el Estado también es enemigo de dicha libertad, allí entonces las dos caras estatales y una de las ironías que conlleva la libertad de expresión. Los medios de comunicación cumplen una fun-ción destacada en el sistema educativo informal, vinculada con su potencial igualitario y con el fortalecimiento de la deliberación democrática, por eso cuando el Estado interviene lo hace para preservar la democracia, de ninguna manera para restringirla, buscando agrandar las posibilidades de expresión para con más democracia mejorar y no limitar la capacidad colectiva de expresión.- Entiende que si bien: Los medios, en principio, lo que persiguen son intereses empresariales y se rigen por las leyes del mercado, la libertad de expresión debe garantizar que la opinión pública tenga la información que necesita, y si los medios solamente siguen los dictados del mercado, pueden llegar a no proveer información ecuánime. “Dicho de otro modo, la libertad empresarial puede llegar a interferir en el derecho ciudadano a contar con toda la información adecuada.” “Por otro lado, esto no quiere decir que el poder político –se refiere expresamente a nuestra Presidenta- tenga razón cuando acusa a los medios de no estar cumpliendo con su deber de informar de manera ecuánime. Lo que digo es que esto puede suceder, aunque, en mi opinión, lo que sucede, en general, con los ataques de los presidentes a la prensa es que buscan chivos expiatorios cómo no sucede únicamente en la Argentina.” Piensa que en el debate sobre la llamada “censura gerencial” ejercida por los medios, el Estado la invoque como excusa para silenciar las críticas y frente a tal posibilidad destaca la “importancia de que sean los jueces quienes controlen si el Estado actúa como amigo ó como enemigo de la libertad de prensa.” Citas tomadas de una entrevista en el diario “La Nación” -23-07-2008 y una conferencia en la Universidad de Palermo, el 30-06-2008.-
Creo que en este debate no hay que olvidar que no se puede colocar en un extremo a las estructuras económicas del capitalismo y en el otro al Estado, porque actualmente nuestro Estado, es usufructuado por un capitalismo de gobernantes,socios y amigos, que el caso Boudou pone bien en evidencia, por más que «el relato» insista en lo contrario.
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En cuanto a los «efectos retóricos del enunciado discursivo con prácticas efectivas», preguntaría si es retórica o no, con relación a la libertad de prensa, la entrada en vigencia, mediante la Resolución 26/2012 de Comercio Interior, de resolución 453/2010 de la misma repartición, sobre el plomo en los libros.
Y si igual efecto tiene también la orientación de la distribución de la pauta publicitaria oficial.-
Hay que tener cuidado con el error de entender como retóricos ciertos discursos, siempre hay personas dispuestas a efectivizarlos.-
ticruz, voy a tratar de ser breve porque no tengo mucho tiempo y aunque el debate que aquí se ha generado es muy interesante sólo me voy a limitar a decir algo que me pareció fundamental no bien leí tu post.
Lo que hace patinar a tu argumento es eso que podríamos denominar como «idealismo del líder». La justificación que vos hacés por la falta de diferencias discursivas dentro del bloque oficialista en base a una supuesta estrategia retórica. Aceptás que la presidenta es la única que habla desde el oficialismo, bancás esa posición porque decís que se trata de una estrategia y no de una situación represiva, tal como la describirían algunos. Ese idealismo en el cual existe un ámbito en el que puertas para adentro todos los adherentes al movimiento acuerdan con la voz del líder en pos de una posición sólida necesaria para enfrentar a los oponentes, o sea, a los que no participaron de ese imaginario conciliábulo, pertenece a la más vetusta y autoritaria tradición política. Fijate vos lo que escribiste, es ni más ni menos que el mismo argumento que usó históricamente el PC para justificar la democracia de los Congresos y de la autoridad de los Secretarios Generales. Esa consciencia política y estratégica dirigida a “la causa” no existe; no llega de ese modo una voz a hablar por en nombre de un conjunto de voluntades que en pos de un bien superior le hicieron entrega de esa facultad. Estás defendiendo el ideal de “la voz del pueblo”. Esto es un disparate. La política no funciona de esa manera. Uno adhiere a una causa política o aún más, se deja representar por una voz pública que asoma, por multiplicidad de causas. Esas consciencias que apoyan al líder porque este representa el bien de ellos en tanto parte de la sociedad con intereses comunes en contra de la otra parte que no acuerda con ese discurso que no puede no ser otro que el de la verdad (de lo contrario, por lógica, jamás debiera ser uno). Esto es PC de la década del ’30. Ese formato de líder es de herencia teológica. El Papa en Roma se legitima de esa manera como líder de la comunidad que es la Iglesia.
Y para concluir, es por esa forma de ejercer el poder que tiene el kirchnerismo que las pretendidas reformas en los medios masivos suenan ridículas. Ante esa voz única que ataca a la diferencia, el paneo que brinda un medio como TN, que va desde Morales Solá hasta Tenembaum, cae como el paraíso de la democracia discursiva. Los medios en la ultra modernidad o como se le diga son jodidos y condicionan las cabezas de la gente, sí, seguro, pero al lado del repiqueteo del discurso oficial, para colmo con una retórica que todo el tiempo apela al tonito acusador, es peor. Pierden con los medios porque la falla que tienen es teórica. No entienden cómo funcionan los medios masivos, así como Cavallo “no entendía” como funcionaba la economía argentina, ahí quedó su Convertibilidad. Lo que pasa en este caso del kirchnerismo, es que ese ancla teórico está muy sedimentado en el grupo de intelectuales que argumentando bancan al gobierno. Para cambiar tendrían que ponerse a ver no sólo lo asépticamente racional, sino también lo emocional, lo biográfico.
Diego,
Tengo la extraña sensación leyendo tu post de que no me respondés a mí, argumentando contra cosas que yo nunca dije. Voy respondiendo para tratar de poner mi postura en claro:
1) Yo no recuerdo haber justificado la falta de diferencias discursivas en el bloque oficialista. De todas formas, lo hago ahora. Me parece una estrategia, no ret’orica sino política, perfectamente lícita. El bloque oficialista (es decir, gente que participa activamente y por voluntad propia en un movimiento político) aliena su voluntad en la Presidenta de modo abosultamente voluntario, por compartir esa estrategia. Si no haría política en otro lado. No veo la posibilidad siquiera de lo represivo ahí.
2) No puedo dejar de entender que lo que llamás «vetusta y autoritaria tradición política» es el peronismo (vos citás el PC, cuya lógica es hoy inaplicable, recordemos que las decisiones se tomaban en la URSS). Lo de «vetusta» si es «vieja» no me toca, como buen desencantado de la posmodernidad (como se habrá visto en otros comentarios) no tengo un particular cariño por las novedades. Si es «perimida», te recuerdo que sos vos el que está hablando del partido de gobierno hace ocho años y cuatro más, será una forma que tan perimida no estará.
3) Vamos ahora con autoritaria. Me sorprende que me respondas habiendo encontrado dónde «patina» mi argumento hablando de cosas que están siendo discutidas hace ya varios comentarios en este post. Las tradiciones políticas y teóricas de los últimos treinta años consideran la verticalidad autoritaria. Ya lo sé. Ya se discutió. Yo no coincido. Creo que la horizontalidad que porponen es fragmentarizada, individualista, incapaz de recuperar una idea de bien común y, además, profundamente ineficaz. Creo que los máximos ideologemas del mundo neoliberal-posmoderno son ciertas condenas del «mal» instaladas como verdades: la condena de la verticalidad y la condena de toda violencia son sus principales manifestaciones.
4) Yo nunca sostuve el idealismo del líder, que su voz es la voz del pueblo (y es más, creo haber hablado sólo marginalmente del tema, en función de algunos comentarios acerca de la verticalidad), ni nada remotamente parecido. Como vos mismo decís más arriba, no es idealismo, es estrategia. Por la multiplicidad de razones que vos decís, uno decide alienar su voluntad en la de otra persona, no porque sea Dios, sino porque uno lo juzga estratégicamente apropiado. No hay ningún idealismo ni idealización ahí.
5) No coincido en la valoración del discurso de los medios y del discurso del gobierno, pero para qué discutir algo que genera fanatismos de toda índole. Coincido en que los intelectuales que apoyan al gobierno no entienden los medios. Suelen fracasar en ellos. En buena medida, porque yo con este post, o GPA con sus respuestas, para dar un ejemplo, fracasaríamos. Porque cierto detalle y fineza de debate es allí imposible. Ahora bien, el gobierno no debe haber entendido tan mal la lógica de los medios, en vista de los resultados…
6) No sé a qué te referís con lo emocional. Hay algo de eso discutido más arriba.
El idealismo del líder aparece en el momento en el que esa estrategia política, vos la llamás, hace su anclaje en una retórica universalista, poniendo al sujeto enunciador como líder de ese bien común. Esa estrategia política es autoritaria. En primer lugar porque ese espacio en el que supuestamente se decidió la estrategia, directamente nunca existió. De lo que se trató más bien fueron de pliegues circunstanciales de distintos estratos de la sociedad cuya adhesión fue convocada por distintos aspectos del proyecto que esa voz unificadora sostiene. Opino, que salvo la militancia más comprometida, la legitimidad lograda por éste gobierno (así como en la gran mayoría) está lograda por cuestiones eminentemente prácticas, concretas, cuestiones a las que por aparte se hace referencia en algún pasaje de este debate. Y acá es donde el perfil de gobierno se vuelve autoritario: Enunciar una comunidad de iguales, de consciencias comprometidas con el proyecto en tanto tal, cuando la adhesión real se genera por causas y en intensidades múltiples. Todos esos matices son obliterados por la voz unificadora del líder, una voz que como decía, no condensa voluntades, sino que más bien recluta parcialidades en tiempo y lugar. Para poner un ejemplo, si la inflación pasa el 50% muchos que la votaron en octubre la van a empezar a putear a Cristina. Otros que la votaron porque se trataba de un gobierno que no reprimía movimientos sociales no sé cuántos Proyectos X más se van a bancar. Esto para no ir al puterío de las internas del movimiento. Moyano ahora se queja porque no pusieron gente suya en las boletas, mientras que en el conflicto con el campo movilizó gente en defensa de los intereses del pueblo. Todos esos adherentes circunstanciales, que van mutando a lo largo del tiempo, entregan la facultad de enunciar ideas políticas, a cambio de mantener o de incrementar jugadas particulares. Vos mismo decís que el gobierno así lo entiende: Ayer le convenía juntarse con Clarín, hoy lo detesta; los gobernadores y los barones del conurbano todavía aparecen como homologados al proyecto, las Madres y las Abuelas, lo mismo. Ese discurso unificado opera como paraguas de un montón de intereses y de realidades que muchas veces son contrapuestas a las que el gobierno les da cosas (materiales o simbólicas) a cambio de que le presten la potestad de expresarse políticamente. La brecha que tolera el gobierno es muy angosta hacia adentro, y esto se legitima suponiendo al Gran Demonio enfrente. Lo que vos decís, “nos agrupamos debajo de este paraguas porque más que nuestras diferencias el gran oponente está afuera”. Un afuera, ese, que también está dibujado a trazo grueso. Sarlo, Lanata y Grondona aparece hermanados en la foto que saca el gobierno. La retórica del gobierno construye ese escenario, lo hace como estrategia política, y eso es ser autoritario.
O sea, es todo más frágil, una fragilidad que ya no resiste la figura del líder con voz monopólica, aparece como tedioso y bizarro cualquier líder en esa escena. Por eso, repito, esa retórica, que es política y es estratégica, es autoritaria.
P.D.: Lo de la igualdad es una de las aspiraciones máximas de la modernidad, no de la posmodernidad. Libertad, igualdad y fraternidad. Lo que quedó obsoleto es ese formato PC de la década del ’30 en el que la libertad es dejada de lado, bajo la figura de la “batalla de fondo”. “Estamos en guerra, no jodan con la libertad, una vez que ganemos ya la van a tener”. La forma de lograr la igualdad no puede llegar a esos límites.
P.D.2: Los medios masivos son justamente eso, medios. Tienen sus vocabularios y sus lógicas específicas, así como los tiene la literatura o las artes plásticas, y también tienen sus límites, el prime-time no tolera un debate teórico de 2 horas, lo que no implica que la TV sea basura, porque la vidad tiene múltiples actividades, comer fideo con manteca, leer a Habermas, mirar partidos de fútbol, mirar a Lanata, etc. Hay que intentar entenderlos para poder hacer cosas interesantes dentro de ellos. Las revistas intelectuales del siglo XX son un claro ejemplo de eso.
perdón por interrumpir. pero vengo escuchando/leyendo cosas que no termino de entender.
diego,
¿a qué llamás «retórica universalista» concretamente? ¿en qué casos CFK adoptó una retórica al estilo «verdad revelada»?
muy al contrario vas a encontrar mil ejemplos en los que ella y «él» hicieron hincapié en el hecho de que trabajan sobre su «verdad relativa». es decir: tienen convicciones propias, como todo aquél que piensa, y creen en ellas, pero no se asumieron jamás como pontífices de la verdad y lo bueno.
en esto hay un claro marco posmoderno en el que se asume, precisamente, la imposibilidad de dar con un sistema universal que sea la palabra última sobre lo correcto, lo incorrecto, lo moral, lo inmoral, etc.
muy al contrario en este gobierno asumen el carácter subjetivo de sus convicciones y creen que la democracia canaliza las pujas de las diferentes subjetividades, a través del voto.
decís: «… (estos) matices son obliterados por la voz unificadora del líder, una voz que como decía, no condensa voluntades, sino que más bien recluta parcialidades en tiempo y lugar». ¡perfecto! en esto estoy de acuerdo totalmente, pero le das un sentido negativo. precisamente esas «parcialidades», esas «subjetividades» reclutadas (hoy sí, mañana no sé) habla del carácter del gobierno, que se opone a cualquier concepto de autoritarismo, cuyo rasgo principal consiste exactamente en no «reclutar» sino más bien en «someter».
justamente escribiste también: «De lo que se trató más bien fueron de pliegues circunstanciales de distintos estratos de la sociedad cuya adhesión fue convocada por distintos aspectos del proyecto que esa voz unificadora sostiene».
esta descripción tuya es inaplicable a un régimen autoritario. habla a las claras del carácter democrático de este proyecto, que no busca crear un soldado lobotomizado, sino más bien, existir sobre la base de esos pliegues que vos nombrás.
¡por eso me extraña que sostengas que se trata de un gobierno autoritario!
¿qué tiene que ver el supuesto autoritarismo con que la gente tenga la libertad de «ir y venir de ese proyecto»? para mí es exactamente lo contrario al autoritarismo. busca apoyos, el que apoya es LIBRE de apoyar o cuestionar, como moyano, a quien ponés de ejemplo. no veo autoritarismo alguno. autoritario sería, en todo caso, no poder salir una vez que entraste…
decís: «Sarlo, Lanata y Grondona aparece hermanados en la foto que saca el gobierno. La retórica del gobierno construye ese escenario, lo hace como estrategia política, y eso es ser autoritario».
¿es el gobierno el que los hermana o se juntan solitos en su lucha contra el mismo? además, si aún fuera cierto que estos tres exponentes de la pedorreta periodísitca no jugaran en el mismo equipo, ¿qué hay de «autoritario» en señalar las diferencias ideológicas, la pertenencia a un grupo de interés y demás? autoritarismo sería silenciarlos, matarlos, perseguirlos. no es autoritario quien debate. ¿acaso sos autoritario vos cuando respondés a los textos de ticruz? justamente si pedimos diálogo hay que saber sobrellevar las respuestas, gusten o no.
los sistemas autoritarios no pierden tiempo con debates. un tiro y a otra cosa.
saludos,
Vos hablás de retórica universalizadora, pero tu discurso está plagado de universales, y tanto marxistas como posmodernos te tacharían de metafísico. ¿No es posible no ser autoritario, de ningún modo, que un sujeto decida alinear su cuota de poder en una suma personificada en un líder? Entonces todo gobierno del mundo y de la historia es autoritario, y la categoría se vuelve inútil. Por otro lado, suelo tener un asiento pragmático que me infunde ciertas sospechas cuando se habla de, por ejemplo, «retórica autoritaria». Si una retórica puede ser autoritaria es en un giro discursivo que se despega por lo menos en un punto del suelo de lo real, donde el autoritarismo en sentido mucho más estricto lo conocemos muy bien. Y tu discurso de los medios es igual al de Sarlo: la pura fragmentación, hay de todo, todo es posible, hay numerosos espacios de interés, etc. Pregunta, directa: ¿estás negando que existe un poder detrás de los medios?
Tapones, llamo retórica universalista a esa que el gobierno y sus adláteres sacan a relucir intentando configurar al kirchnerismo como una etapa redentora de la historia argentina. Todo discurso que se empeñe en separar la masa de opiniones en dos bandos sólidos que en todo caso irían mutando de formas y de estrategias a lo largo del tiempo, construye escenarios milenaristas con tufillo hegeliano. Eso de poner la Carta de Walsh a las Juntas como piedra filosofal y ahora venimos nosotros a dar vuelta esa ignominia que nuestro iluminado intelectual ya veía venir antes de que lo asesinaran. En vez de decir: “bueno, somos un chicos que vamos a tratar de hacer las cosas lo mejor posible”. Tranquilo, hombre. Todas las medidas (las mejores, al menos) que tomaron pudieron haber sido implementadas sin ese tonito grandilocuente que, tal como venía diciendo, necesita de una retórica que unifique a los propios sin fisuras y que condene a los otros sin perdón. Esto dentro de la retórica. En este gobierno creo que hay un gran lugar para maniobras pragmáticas, es decir, para movimientos que no pasan por la aduana de la propia retórica. Pero para el gran público, lo que se muestra es aquello. Y aquello es autoritario de por sí. No soy de los que dicen que estamos en una dictadura ni mucho menos, pero ese es un rasgo autoritario de éste gobierno, qué le vamos a hacer.
¿Sabés cuál es la diferencia, tapones, con el tema de los “reclutamientos”? Qué el menú de la mesa que sirve el gobierno ya está servido de antemano. Eso hace que todos los que entren agarren su parte y se queden piolas. El gobierno puede chapear con que tiene todos esos cuerpos allí reunidos. Primero es el relato, después el reclutamiento. Algunos de los reclutados tienen valor por el poder territorial que sostienen, otros, como las Madres y Abuelas, por el valor simbólico de su adhesión. Con Bonafini y Carlotto adentro de la Casa Rosada el gobierno obtuvo una chapa moral muy alta, luego se fue agujereando un poco con lo de Schocklender y demás, pero de todos modos, es un sustento muy fuerte. Efectos simbólicos de metonimia, la parte por el todo.
En definitiva, el gobierno construyó un discurso que necesita de un gran oponente, y si no lo tiene a simple vista, lo construye. Moyano ya no se siente cómodo en el oficialismo, que sería el último en zafarse del corsé, y con qué pocas diferencias con el gobierno ya se pone a apurarlo desde los programas de cable. Del otro lado, vos mismo, por lo que me decís, has internalizado esa homologación de todas las voces que critican al gobierno. Cualquier estudio semántico podría marcar muchas diferencias entre los personajes que nombré la otra vez, pero no importa, van todos derechito dentro de la misma bolsa. Así el escenario político pierde riqueza, toma estructura de multiple choice: Gobierno Sí o NO, listo. Qué estemos ante esta coyuntura no es casualidad, fue creada.
Ticruz, sí, es posible y es legítimo también, lo que no está bueno es que la estructura de poder de un país tome esa forma. El puterío queda relegado al interior de ese paraguas retórico que nos cuenta que acá estamos para reivindicar la Carta de Walsh y hace justicia con los furientes de la Argentina, mientras que las partes –porque no puede ser de otra forma- van lidiando por su intereses particulares a lo largo de los pasadizos del palacio, entablando negociaciones y diálogos impenetrables la lógica del discurso que es volcado en las calles. Grandilocuencia afuera, rosca secreta adentro. No está bueno este esquema.
Los medios tienen poder, lo que no implica que el mismo actúe como un misil teledirigido. Es un poder mucho más arraigado en la cultura, mucho más fino (sintonía fina), de algún modo. Susana Giménez con su figura impregna una ideología y una forma de ser en este país, si a alguien se le ocurriría sacarla del aire, dejaría un hueco que no haría más que hacer recordar lo que ella es o era. La retórica de Clarín no la podés cambiar por la de 678, así como no podés cambiar el mate por el café en los desayunos argentinos. No funciona. Las sociedades no son máquinas a las que les saco la goma Pirelli y le pongo la Fate y el auto sale andando como a mí me gusta. Este problema no arranca ni siquiera con el kirchnerismo, este desprecio a los gustos de la clase media viene de lejos y hace tiempo en lo que sería el “campo cultural”, esos amantes de Godard y del Che Guevara, que nunca entendieron que sus gustos estaban bien para una modulación intelectual pero que para salir a la calle le falta mucho lustre a ese mueble. Y bueno, un día un gobierno les dio para que diseñaran el discurso oficial y resultaron entre inoperantes y autoritarios, porque nunca se tomaron el trabajo de sacarle brillo al asunto y se quedaron embobados mirando el avión de León Ferrari en el museo.
Saludos
diego,
creo que no vivimos en el mismo país. eso explica las diferencias.
no sé de qué «discursos» estás hablando.
saludos
Coincido totalmente con los argumentos de este post y felicito a su autor.Quisiera agregar sólo una observacion: como alguien que no debe nada a los trabajos de Sarlo y a sus modos de pensar no comparto la defensa de la Sarlo de «antes» frente a la actual. En una fecha tan especial como la del 24 de marzo recuerdo uno de sus artículos más infelices «Una alucinación dispersa en agonía», publicado en Punto de Vista el 21 de agosto de 1984 y donde la emprende contra Rodolfo Wash, Juan Gelman y todo discurso que cuestione, directa o indirectamente, la teoría de los dos demonios.Beti la ubicua se esfuerza siempre por reservar caracter racional a las posiciones antipopulares.En lo que sí se diferencia de la Sarlo anterior es que su versión actual es muy berreta, casi tanto como la de Susana Viau o Silvina Walger.
Juan:
Nada tiene que ver la nota de Beatriz Sarlo con la teoría de los dos demonios. Por el contrario lo que hace Sarlo es continuar con el debate ya instalado durante los años 1979/1981, por los exiliados argentinos en México, sobre la violencia guerrillera y la responsabilidad de la militancia y que fuere publicado por la revista «Controversia». Debate muy bien sintetizado por Héctor Schmucler que recuerda a las otras víctimas, policías, militares, dirigentes obreros, políticos muertos a mansalva y se pregunta: «¿Los derechos humanos son válidos para unos y no para otros?. Conf. Vezzetti, Hugo. Sobre la violencia revolucionaria. memorias y olvidos. Siglo XXI. Bs. As. 2009. págs. 80 y sgts.-
Como bien sostiene Vezzetti, aún admitiendo que las responsabilidades no son equivalentes ¿qué lugar quedaba para el papel cumplido por un terrorismo guerrillero que sin duda contribuyó a crear condiciones favorables para esa empresa criminal y que incluso durante buena parte de los años de la dictadura ayudó a que tuviera un consenso extendido en la sociedad? (..)Ningún ejercicio de memoria puede dejar de considerar el papel de los grupos radicalizados en el escenario de violencia indiscriminada y caos institucional que proporcionó la mejor excusa a la irrupción de la dictadura. Y no se trataba de un error circunstancial sino de una lógica política y militar que había sido bien expuesta por un historiador marxista, Eric Hobwsbaum, que no es ciego a lo que las tradiciones de la izquierda han producido en un cuadro de la barbarie del siglo XX: La estrategia fundamental de estos grupos fue la polarización: ya sea por la demostración que el régimen enemigo ya no poseía el control o -donde la situación era menos favorable- por la provocación de una represión general, esperaban conducir a las masas,hasta entonces pasivas, hacia el apoyo de los rebeldes.(…)». Conf. Vezzetti, Hugo. Pasado y Presente. Guerra, dictadura y sociedad en la Argentina. Siglo XXI. Bs. As. 2002. págs. 121 y sgts.
Con motivo del debate originado por la carta de Oscar del Barco sobre la violencia, Ricardo Forster, señala que en la Argentina de los setenta, se repetirán prácticas de violencia que ya habían fracasado en otras geografías y así “persistía un ideal emancipatorio que parecía deslizarse no hacia las comarcas de la libertad, sino a profundizar los desatinos de una historia monstruosa”.- Las críticas que en esa época referían al modelo del socialismo real fueron ignoradas, y no influyeron en las nuevas experiencias revolucionarias: “Las guerrillas en América Latina sortearon esas interpretaciones demasiados arduas, eludieron por teoricistas las críticas del leninismo y se preocuparon por volverse aún más dogmáticas en su afirmación. La critica de las armas reemplazó a la crítica de los libros”. Carta a Oscar del Barco. Revista pensamiento de los confines nº 17,diciembre 2005, Págs. 73 y sgts.-
No seas bosta de paloma Daiao. Sabés muy bien que no es comparable el accionar guerrillero con el terrorismo de estado y que Sarlo, desde entonces, viene defendiendo la teoría de los dos demonios, oponiendo historia a memoria, etc. Acá no se trata de argumentos sino del lugar que elegís defender.
Si el tema pasa por el lugar que uno elige defender, tienes todo el derecho a defender acríticamente el accionar de la militancia revolucionaria de los 60/70, si lo que mal no entiendo es tu postura, que también ha sido la del kirchnerismo desde el 2003. Criticar ese accionar, como lo ha hecho buena parte de quienes efectivamente participaron de esa militancia, no significa aceptar la llamada teoría de los dos demonios, que no es ninguna teoría y que sólo narra la violencia de esos años.
Por otro lado y en una rápida caracterización, siendo la historia la memoria verificada y verificable, existe una diferencia entre ambas, puesto que no toda la memoria se convierte inexorablemente en historia, por más militantes de la memoria que hayan aparecido en los últimos tiempos.
Sarlo ha dicho siempre «no» a la teoría de los dos demonios: «(…) no a una tranquilizadora equivalencia entre pueblo autoritario y régimen autoritario» (1984) y «(…) la teoría de los dos demonios es sólo un modo demagógico y efectista de clausurar la discusión. No suscribo esa teoría» (2004).
Me parecen muy oportunas las preguntas de Ticruz:
«¿Es absurdo pensar que el periódico es una estructura capitalista?» No, lo son, con todas las de la ley. El Grupo Clarín y los Medios K. Los de ‘Clarín’ publicaron esto: http://www.clarin.com/politica/gobierno/Gobierno-financia-enorme-prensa-adicta_0_283771638.html Tan cierto que el Grupo Clarín es un toque de atención para la solución capitalista a los problemas capitalistas como que los Medios K solucionan sus problemas capitalistas.
«¿Lo es pensar que la voz del funcionario electo es, al menos, tan válida como la del periodista?» Son dos instancias igual de necesarias en democracia, o igualmente peligrosas (recuérdese la campaña de LN, Clarín, La Razón, La Prensa, antes, durante y después del 24-3-76) y la trama civil-empresarial del golpe de Estado. Un periodista golpista es tan peligroso como un político o militar golpista. Y al revés: un periodista democrático (pensemos en los periodistas asesinados en Colombia, México hoy y ayer) es fundamental para la democracia, para denunciar los abusos de los políticos. Al tiempo, deben existir consejos independientes audiovisuales o de medios de comunicación que eviten desmanes. Los diarios británicos se resisten aún después del escándalo ‘News of the World’/’The Sun’. En Francia lo hay desde los 80. En Brasil Lula intentó algo parecido pero retrocedió ante las denuncias de autoritarismo de ‘O Globo’ y otros. No sé las competencias exactas de las instancias reguladoras establecidas por la Ley de Medios de los Kirchner.
«¿Es lo impensable mismo que el periodismo, como cualquier otra esfera de la vida cotidiana, tendría que tener algún tipo de control? Y no estoy hablando de intervención estatal, digo sólo algún tipo, de alguna clase, de alguna esfera, aunque sólo sea la voz que funcione como oposición a la palabra periodística; piénsese, por ejemplo, que cualquier universidad tiene una materia de crítica de medios: ¿sólo la elite intelectual universitaria humanística debe acceder a esa crítica? ¿O habría que eliminar esas materias directamente por antidemocráticas? ¿Soy necesariamente “bonapartista” por pensar estas cosas?» ¿Control o autocontrol? ¿El autocontrol existe realmente? ¿Quién controla? Y lo que es más importante, ¿quién controla a los que controlan? Esta pregunta la hizo un filósofo, creo. ¿Una voz que funcione como oposición a la palabra periodística? En la Argentina el Canal Público, no sólo mediante ‘6,7,8’, rompe el antiguo monopolio, con los famosos informes, en los que nunca se resisten a atacar a Sarlo (véase la lista de informes678, con ese tag, que están colgados en YouTube con Sarlo como tag). En EE.UU. hay fackchecking a los grandes medios: por ejemplo, una sección en ‘The Nation’ dedicada a NYT y el WashPost. O Fair, el National Media Watch. En Francia conozco el caso de http://www.arretsurimages.net/, dirigida por el periodista Daniel Schneidermann. No creo que haya que eliminar las materias de las universidades humanísticas, sino crear Universidades Populares (y Nacionales…), como la que en Caen fundó en 2002 el filósofo Michel Onfray. ¿Hay experiencias similares en la Argentina o el Uruguay? En todo caso, el bonapartismo no tiene que ver con todo esto, porque surge en Francia como un despotismo ilustrado: todo para el pueblo, pero sin el pueblo, y en vez de un rey ilustrado, un emperador, que favorece las estructuras capitalistas y tiene sojuzgados los medios y a los intelectuales, salvo a Víctor Hugo, el de ‘Hernani’ o ‘Los miserables’.
Con la irrupción de la web al alcance de cualquier perejil como nosotros, el «control de calidad» de la fruta emitida por los mega-emisores empieza a enderezar el campo. Ya no es gratis mentir, descontextualizar, recortar, distorsionar. Ahora éso se paga, como se vio en octubre.
Sin embargo, y a pesar de contar con la prepotencia del número, éso no alcanza. Se necesita de un equipo profesional (o varios) que permita contar con el tiempo necesario y el archivo suficiente para desmontar los «armados» con los que regularmente embaucan a incautos. Dejarlos con el culo al aire es la mejor respuesta. Y por éso es tan útil la existencia de programas como 678. Gente dedicada a desarmar trampas cazabobos.
Así es. El resumen del domingo termina con un: «Lástima, para ustedes, que apareció Internet.» Y como así es, me pregunto por qué tanto nerviosismo oficialista por lo que diga un Pagni. Le dieron mucha publicidad a Pagni: hay que tener cuidado, el efecto publicitario que le dieron a las canciones de Pierre-Jean Bérnager lo ha tratado muy bien una discípula de Bourdieu, Gisèle Shapiro. ¿No será que la Presidenta actúa de agente publicitaria informal de Pagni? No veo dónde está el problema. Con Internet se acabó el problema. Hay quien lee a Pagni y lo cree. Los ataques de la Presidenta lo repliegan en un acto reflejo de solidaridad con Pagni. Hay quien lee a Pagni y lo detesta. El ataque de la Presidenta lo reconforta en su desprecio a Pagni. Leemos LN y P/12 («todo el arco ideológico», dijo Sarlo en 678; no fueron capaces de echarle en cara nada más; «parecemos muñecos», se quejó Russo) y nos creemos la mitad. ¿Es útil 678? Lo que hacen no es periodismo militante. No es periodismo sus informes. Vi el 678 cuando fue Sarlo, y lo que pintaron de España y el movimiento 15-M era una vergüenza: presentaron a Jiménez Losantos, que es un fascista que tiene una cuota de mercado del 5% en radio, como el oráculo de Delfos, y las tertulias de Intereconomía, de ultraderecha, que es un canal de cable con una audiencia del 0,5% en prime time, como si fuera el programa hit de la tele española. Por cierto, que ‘El gato al agua’ de Intereconomía se parece muchísimo, por manipulación supuestamente periodista-militante y por la composición cuasiexclusiva en el campo ideológico, a 678. Ironías de la vida. Esa noche no estuvieron muy profesionales en 678, ni en los informes ni en los que compartieron con Sarlo. El único que pudo mantener una conversación con ella fue Forster, invitado. Mariotto, mejor no hablar. Y Barone estuvo callado. Lógico, porque no sólo trabajó en ‘Extra’ y LN durante lo peor del menemismo, sino que durante la dictadura, cuando Sarlo estaba clandestina y a Walsh lo desaparecieron, él estaba a sueldo de Clarín. Bueno, en marzo del 77 no. Se tomó Barone unas vacaciones en diciembre 76 y volvió por cuatro años más en 1978. Él, como Ernestina y Grondona, no sabía lo que estaba ocurriendo en el país. Entonces no había 678, sería por eso; la capacidad de adaptación del ser humano es sorprendente. Sarlo, seguramente por delicadeza, no se lo dijo. Y luego, durante una semana, la posterior al 23-5-2011, sin que ella pudiera defenderse, la llamaron de todo, Barone inclusive. Sólo les quedó acusarla de haber sido amante de Adolf Eichmann o Massera. Si eso es ser profesional, que venga Dios o su suplente Benedicto XVI y lo vea. 678, más bien, es una parodia, de no mucha trascendencia si no fuera porque se emite en el canal público.
Del mismo modo que a Pagni, no entiendo porqué les resulta irritante 678. Si no lo ve nadie. Si no influye en nadie. Si dice boludeces permanentemente ¿Qué les jode entonces? :)
GPA, la verdad que esperaba algo mejor de usted. Empezó con buen nivel, y terminó en esto. Otra vez sopa, como diría Mafalda.
Sus diatribas contra 678, Barone, etc. ya las leí cien veces -y textualmente ***casi iguales***- en Clarín, La Nación, Perfil y los textos de los ‘opinadores’ (fijos y con horario de oficina) de esos medios y también de este blog.
Barone trabajó en esos medios y en esa época como cualquiera que quisiera llegar a fin de mes. (Como tanta gente progresista que tenía que parar la olla y recaló en ‘Convicción’, el diario de Massera).
No sé por qué eso lo podría inhabilitar para hablar y escribir ahora.
Avise cuándo Barone elogió al Proceso o algo parecido. Dé alguna prueba.
Es como si tratáramos de inhibir a Sarlo por su militancia pro-López Rega de 1974/75 a través del graciosamente llamado Partido Comunista Revolucionario (hay pruebas escritas, si lo necesita le busco el link).
Incluso, en alguna medida el PCR estuvo cerca de Massera y en contra del ‘violo-videlismo’ en la interna de la dictadura.
Sarlo después se adaptó a la democracia (cosa que Barone y los demás de 678, quizá por delicadeza, no se lo dijeron).
Y ojo, que estoy comparando un empleo (Barone) con una miltancia (Sarlo)…
Ahora bien, Barone no es Walsh ¿y?
Parecería que como Barone no fue un héroe y no se inmoló durante el Proceso, no se debe tener en cuenta lo que escribe. Y -acto seguido- tenemos que comprar Sarlo y Pagni. Aunque sea por la vía de su victimización.
Usted escriba lo que le apetezca, pero esas astucias y trampitas aquí no van a convencer a nadie.
Lamentablemente para usted, aquí interesa lo que cada uno dice y escribe en esta época en la que vivimos.
Barone, a su manera, defiende un modelo de inclusión.
Pagni y Sarlo son columnistas *orgánicos* de La Nación. ¡¡¡De La Nación!!!
Coincido prácticamente en todo. Sólo llamo la atención sobre una paradoja: cuando pregunto por una voz contrapuesta, me hablás de los medios públicos. Por lo que, evidentemente, cumplen una función. Entonces no son ese horror imposible que habría que eliminar, porque si no esa función no la cumpliría nadie…
Lo que dice GPA es muy atendible. Me parece bastante claro que 678 no es un gran programa periodístico, sino un programa «militante». Que todo programa periodístico hace política, defiende determinados intereses y tiene ideología es obvio. Pero existe el buen periodismo y el periodismo berreta. Eric Hobsbawm es un historiador «marxista», pero eso no le impide ser intelectualmente honesto y crítico, incluso y sobre todo contra el marxismo.
El tema es que 678 existe porque existe la pelea con Clarín, si uno hace abstracción de su contexto de aparición no puede ver la película más o menos completa.
Sin embargo, a mí me gustaría que fuera un mejor programa, que contextualice mejor la noticia, que no se termine pareciendo tanto a Clarín. Estamos en otra etapa, sería bueno que se avance hacia un mejoramiento en diversos aspectos. Cristina ganó con el 54%, el escenario cambió.
Entiendo que, en un mundo ideal, 678 no debería existir, y todos seríamos críticos, intelectualmente honestos y maravillosos. Así y todo, a veces es un programa demasiado malo!!
Quiero decir: que el debate político no se transforme en «sos radical», entonces te tiro con el helicóptero de De la Rúa; sos kirchnerista, te tiro con Jaime y Cirigliano, sos trotkista, no te tiro con nada porque nunca vas a gobernar (chiste che!!), y así.
678 existe por las operetas de la prensa patronal, qué duda cabe. Es un desarmadero de trampas cazabobos. Si nadie las pusiera, no sería necesaria su existencia.
Ahora, 678 recorta, pero ni miente ni descontextualiza, a diferencia del GDA que hace decir a Lorenzetti lo que no dice (por citar lo último).
¿Ni miente? Vamos che.. que no se te puede decir que pecas de ingenuo.
678 no puede ser mejor programa por lo mismo que Pagni no puede decir cosas sensatas. Porque los discursos 876 de Pagni y de Russo de 678 ofenden al sentido común: son «espejos simétricos», dijo Sarlo el otro día. Por la beligerancia, por no estar dispuestos a conceder la más mínima al Otro (convertido por Pagni en marxista y por Russo en gorila), por envenenar el discurso público. Estos sí que son dos demonios. Pagni todavía se presenta como columnista. Los de 678 se muestran al mundo como periodistas militantes que informan a través de sus informes. Los informes informan, o deben informar. Como las trituradores han de triturar. Para eso están hechos: quedan calificados directa y unívocamente por su mismo nombre. Las trituradoras trituran, y los informes, informan. El problema es que el informe triture y la trituradora informe. Y además con dinero público, que es el reproche principal de Sarlo. Podrá alegarse que Papel Prensa, en manos de Clarín y LN, es un abuso de un bien público (distribución de papel). Bien, por eso se hizo la 125, ¿no? En realidad se hizo para vengarse de Clarín y, en menor medida, LN. Porque Clarín traicionó a los K (LN nunca estuvo con ellos en primer lugar), y porque Clarín es mucho más multimedia que LN y tiene más impacto mediático. Pero la intención no es siempre lo que cuenta: aunque se hiciera con aviesas intenciones, la 125 tiene un buen efecto. A saber, poner fin al monopolio del papel, una especie de abuso de bien público. Pero qué es 678 en Canal 7 si no otro abuso de bien público, y de impacto en las redes sociales (Facebook) muy grande, que es parte del análisis de ‘La audacia y el cálculo’ de Sarlo, quien dice desde ya que no demoniza al kirchnerismo, sino que intenta entenderlo. Horacio González le ha reconocido a Sarlo esa predisposición. ¡Hasta Feinmann, que la llamó de todo durante años, le elogió el ensayo! Tal vez para hacer publicidad al suyo, que se publicó al mismo tiempo que el de Sarlo; o al revés, ‘La audacia y el cálculo’ salió a la vez que ‘El flaco’ de Feinmann.
Lo más lindo de la visita de Sarlo a 678, fue que como eran más que ella (sola), eran locales, con hinchada, y corriendo con el acabllo del comisario. Ni siquiera leyeron «La audacia y el calculo», por lo que los 5 grandes del buen humor alli presentes cometieron suicidio publico. Pero bueno le suele pasar a los soberbios . -Muchachos , ignorancia más soberbia no es un buena mezcla.
Saludos
i.e.: «Lo más lindo de la visita de Sarlo a 678 fue que se los comió crudos a esos pelotudos-soberbios». Pero se supone que esto es el debate de ideas desapasionado y no comprometido…
No recuerdo , ni logro leer en ningun lado haberlos llamado Pelotudos (no es mi estilo).Y si fue lo más lindo, y fue lo que ocurrío. Me animo a decir que todavia se estan preguntando como se les ocurrío una idea tan brillante.
Tanto quilombo, y lo unico que uno saca en limpio, es una discusión entre universitarios, clase media burguesa y culposa, que a unos les seduce el gobierno, como lo mejor de lo peor(no jodamos, eso subyace siempre en los escritos), y el otro sector que quiere el gobierno progre y honesto . Descontando que ambos grupos desean un pais no muy distinto al «discursivamente planteado», lo demás pura sarasa para justificar la posturan politica de cada uno, ante otros o ante si mismos al afeitarse en las mañanas.
Descontando, que todo esto es caja de resonancia nula, con respecto a la realidad cotidiana de cada ciudadano, que solo nos escuchamos entre nosotros aunque sea para putearnos. Sería más lindo hacerlo en un café, bah! a la antigua.Y de paso colaboramos a la reactivación economica.
Soy docente universitario. Supongo que de clase media. No me reconozco muy culposo, pero algo por ahí siempre anda. Si pensás un poco mi seudónimo, ironiza un poco sobre eso. Usarlo como agresión quedó un poquito atrasado… y más si se está hablando de Sarlo. Pero quiero aclarar que en mi escrito no subyace de ninguna manera «lo mejor de lo peor». En absoluto. No solamente porque no lo creo, sino porque creo que categorías mismas como «mal menor» implican una fatal incomprensión de la realidad social, que cosifica una idea de bien volviéndola ahistórica y apolítica.
Estimado:
No lo tome como agresión, en cuanto a si es atrasado o no por caso no es menos atrasado que haber reflotado el concepto «gorilismo».
Por otra parte, no me refería exclusivamente a los comentarios de tu post, sino lo que ocurre normalmente con los comentarios sobre los escritos de AP y los cruces entre comentaristas.
Lo de «lo mejor de lo peor», categoría que abomino, lamentablemente SI subyace o es expresada explicitamente en muchos cruces de comentarios.
Y si somos los habitantes de ARTEPOLITICA, un puñado de burguesitos culposos con necesidades satisfechas, aun en la pero de las crisis vividas. Y tambien en lineas generales el pais que se sueña no es distinto, nuestras diferencias en el fondo no pasan de sino por sujetos, formas y reales concreciones .
Saludos
Raúl C.,
Sí tengo una opinión casi igual a la de LN o Clarín respecto a Barone, tengo una opinión casi igual a la de Barone a la hora de criticar a Clarín. Ahora bien, yo no soy tan inclusivo como Barone, no defiende un «modelo de inclusión» como lo hace Barone, porque en cuanto a inclusión el experto es Barone; pocos son tan capaces de incluirse en el oficialismo como Barone, primero con Ernestina, luego con Menem y ahora con el kirchnerismo. Todo esto de Barone lo provocó él cuando abrió la boca, por primera y última vez, ante Sarlo, para echarle en cara su colaboración en Radio Mitre. Hay que tener cara dura, de mármol, para, habiendo trabajado para Noble durante lo peor del terror, intentar descalificar a Sarlo por colaborar en Radio Mitre en 2011. Si Barone necesitaba trabajo entonces, nadie le echará en cara que estuviese a las órdenes de Ernestina entre el 76 y el 84, pero que no eche Barone en cara a los demás nada. Me parece de pura lógica. El mundo al revés, si no. Sobre todo cuando Barone nunca ha hecho autocrítica. A diferencia de Sarlo, que ha hecho autocrítica severa sobre su pasado maoísta en el PCR, sin que haga falta que nadie se lo recuerde: «Fui una militante de esos años y sé que no sólo tuve sueños humanitarios y generosos sino autoritarios y violentos; sé que la idea misma de “derechos humanos” me era completamente ajena. Habrá historias de los años de la militancia; en mi opinión, deberán enfrentar el doble peligro del romanticismo y el sentimentalismo.» Esa es la autocrítica de Sarlo, la que hace en ese artículo de 1984 en Punto de Vista, la que hizo en 1978, 1981 y 1987 en la misma revista o la formulada en ‘Tiempo pasado’ en 2005. Si no hace autocrítica se dirá que ella no es autocrítica. Si la hace, que suscribe la teoría de los dos demonios. La crítica redonda. Por cierto, en esa frase se incluye, al final, la idea por la que ya en 1984 critica ética y estéticamente la militancia de los 70, a ella en primer lugar. Pero insisto: si no hace autocrítica, mal, y si la hace, directa o indirectamente está suscribiendo la teoría de los dos demonios, aunque ella ha dicho y repetido durante 30 años que no suscribe tal teoría, pero sí una necesaria autocrítica sobre la actitud de la militancia antes del 76 (ya sea del PCR o de ERP, Tendencia Revolucionaria o los montos) o durante 76-83. Durante estos últimos años fue cuando Sarlo se convirtió en demócrata. Barone, ¿quién sabe? ¿Descubrió la democracia en ‘Extra’?
En cuanto a si hay que leer a Pagni, yo lo leí antes de que la Presidenta le hiciera la promoción del siglo. Reconozcamos que es poco usual que un Jefe de Estado, presentando lo que Coscia calificó luego en P/12 de «el plan integral de cultura más ambicioso del que se tenga memoria» y «un hito en la vida cultural argentina», considerara necesario dirigirse a ese columnista y al otro sin nombrarlos. No sé si hay que leer a Pagni (me pareció patético, rayano en lo tragicómico, su argumento sobre Kiciloff; como me parece grave que Kiciloff acuse a Eskenazi de mentir sobre los dividendos… Si tiene Kiciloff pruebas al respecto, que lleve a los tribunales al Grupo Petersen), lo que sí me parece es que Barone, tan inclusivo, tal vez en diez años acabe compartiendo espacio con Pagni. Mientras que Pagni, el Cazador de Fantasmas Marxistas, y Sarlo, que apoyó a Binner en 2011, son incompatibles política e intelectualmente. Cosa que nunca podrá agradecer lo suficiente el kirchnerismo: tener una oposición imposible de conciliar por las diferencias entre gente como Sarlo y Pagni.
P.S.: Por ahí arriba he dicho «ley 125» cuando quería decir 26.522, la Ley de Medios.
Unos comentarios:
1.
Parece que es un pecado ‘incluirse en el oficialismo’. Ahora bien, parece también que ser ‘de izquierda’ e ‘incluirse’ en el diario del establishment argentino de extrema derecha… es para aplaudir.
Por otra parte, hay pequeñas diferencias: no registro (probablemente usted tampoco) que Barone haya elogiado, ni al Proceso como dije antes, ni a doña Ernestina, ni a Menem.
Es un tipo que *trabajó* en distintas épocas.
Eso de ‘siempre oficialista’ es una grosera deformación de la realidad. Tampoco registro que haya hablado en contra de la democracia en ninguna de esas épocas. Así que puedo pensar que la idea de democracia la tenía de antes, mientras no se pruebe lo contrario.
2.
Tengo mis dudas sobre la autocrítica de Sarlo. Por lo que usted dice, habla de su militancia personal como si hubiera sido parecida a la de Montos, ERP, Tendencia, etc.
Y realmente no fue para nada así.
El PCR, como ya dije, era gente afín a la derecha con nombre de izquierda (habían sido quizá de izquierda en su origen, al irse del PC en los años 60).
En los años 70, expresaban a una fracción de la ‘nomenklatura’ china de los últimos años de Mao que se acercaba a USA y repudiaba el ‘social-imperialismo’ de la URSS como el principal enemigo. En lo local, denunciaba toda la infiltración soviética en la política, economía, sindicalismo, etc. y se unía a fracciones de derecha para esa lucha. Estudiaban a ideólogos de la extrema derecha argentina.
No faltaban quienes los suponían atravesados por ‘los servicios’.
Cabe evaluar la diferencia con sus ‘primos’, Vanguardia Comunista, chinoístas/maoístas más clásicos, que fueron exterminados por el Proceso. No quedó ni uno, como Sarlo misma contó en una entrevista.
Entonces, cuando Sarlo se ‘autocritica’ está en realidad ‘criticando’ a Montos, ERP, Tendencia, Vanguardia, etc. por sus trágicas fantasías revolucionarias, y NO al PCR.
3.
Sobre la incompatibilidad entre Pagni y Sarlo: ¿habla en serio? Ambos escriben en la ‘línea del diario’. ¿O alguno de ellos contradice en algo a los editoriales? ¿Sarlo critica a alguna gran empresa que no sea ‘amiga’ del gobierno, o a los empresarios del campo, o a USA, o a UK, o a la jerarquía católica local, o a políticos opositores, etc., etc.?
Sarlo hace lo mismo que Pagni: disparar contra el kirchnerismo, el supremo enemigo de ‘La Nación’. Ahora, si uno usa determinado tipo de arma y de calibre diferentes de los del otro ¿qué importancia tiene? Allí los reclutaron para un fin, al que cada uno sirve con su estilo y dentro de sus posibilidades.
4.
Un detalle: ‘La Nación’ publica furibundos editoriales (sí, editoriales, línea oficial del diario) defendiendo a personajes de la dictadura tan siniestros como Martínez de Hoz y Jaime Smart. Eso seguramente no molesta a Pagni. A Sarlo tampoco.
5.
Respecto al asunto de que Sarlo ‘no demoniza’ sino que ‘trata de comprender’ al kirchnerismo.
No dudo de que González lo haya dicho de buena fe.
Sólo hago una analogía:
En las épocas de la Guerra Fría, teníamos de un lado a la CIA y del otro a la KGB.
Sus integrantes eran ‘soldados’ de esa Guerra Fría.
Había soldados que sólo sabían hacer operaciones violentas o dedicarse a la propaganda más burda.
Pero también había analistas, que en algunos casos eran de excelente nivel. A tal punto, que hoy en día los libros escritos a posteriori por analistas de ese tipo suelen ser muy consultados por los estudiosos de la historia.
Pues bien, es como si Pagni fuera de los ‘hombres de acción’ y Sarlo de los ‘analistas’.
Pero son soldados de la misma guerra.
6.
Sarlo apoya a Binner.
Binner da como ternura: es un socialista que preconiza que en lo económico hay que aplicar el método de metas de inflación, y que Argentina tiene que ser un país esencialmente exportador agropecuario.
¿Muy diferente de los deseos de ‘La Nación’?
No, Raúl, Sarlo es muy crítica con ella misma y su participación en el PCR en aquellos años de López Rega, el mismo que permitió que la revista monto ‘La Causa Peronista’ publicara nueve números. Las palabras entrecomilladas son suyas, sacadas de P/12.
Si alguien tiene pruebas de que Sarlo u otros fueron topos de los militares, que las aporte. Raro sería a estas alturas, con las ganas que se han puesto en destruir a Sarlo. Lo máximo fue el video de 678 de David Viñas a fines de los 90 reprochando a Sarlo que asesorara a Graciela Fernández Meijide. Por cierto, Sarlo dejó el FREPASO cuando la Alianza designó a De la Rúa frente a Fernández Meijide.
¿Sarlo debe rechazar trabajar en LN? Si P/12 no le quiere, si Verbitsky no la quiere ni ver, si P/12 no tiene pluralidad alguna desde la censura a Nudler en 2004, poco antes de su muerte, ¿no puede Sarlo, que ha dicho que hay que juzgar hasta el último genocida, y que ya en 2004 apoyó despenalizar el IVA, publicar sus columnas en LN, a pesar de los editoriales de LN? En P/12 no hay ese problema, porque todos los columnistas reman en la misma dirección, la de la línea editorial del diario. Sarlo dice lo que opina sobre el aborto en LN, en contra de la opinión de LN y en contra también de la postura antiabortista de la Presidenta.
En cuanto a Barone, para concluir: no es un crimen «incluirse en el oficialismo». Lo sospechoso es que se una a un oficialismo diferente cada década: en los 70 a uno, en los 90 a otro y en este decenio, a otro. Tal vez es que no sabía lo que ocurría en los 70, y ahora sí sepa lo que ocurría en los 70.
Se me ha cortado el mensaje. Decía que a Barone tal vez le ocurra como a los alemanes en 1945, cuando decían que no sabían lo que había ocurrido durante aquellos años. Es problema de Barone.
Respecto a Binner, él viene de Santa Fe, provincia agraria, pero lo que le he escuchado decir es que quiere seguir las políticas implantadas en Uruguay por el Frente Amplio. Políticas como éstas: http://www.pagina12.com.ar/diario/dialogos/21-190417-2012-03-26.html
Para terminar, Sarlo concedió una entrevista la semana pasada a ‘Debate’: http://www.revistadebate.com.ar/2012/03/23/5213.php Dos cosas muy interesantes. La primera, sobre lo que comentó Ticruz: «En el 54 por ciento de Cristina hay mucha gente de capas medias. No son kirchneristas. Forman parte de la masa fluctuante de ciudadanos que PRIORIZÓ LO ECONÓMICO. Cuando decimos que hay crisis de los partidos y de las identidades políticas tomémoslo en serio. Es así. Hoy se vota esto; mañana, lo otro. Lo cual habla MUY BIEN DE LOS CIUDADANOS, que son SUJETOS LIBRES y votan en el mercado a quien le parece. (…) Me reconozco en la imagen de una persona que tiene décadas en la política, no sólo de mirarla desde afuera, sino también de PROTAGONIZARLA. Primero, en la política revolucionaria. Luego, en la política no revolucionaria. Conozco a los intelectuales kirchneristas y VALORO EL DIÁLOGO que pueda tener con ellos. Todo eso es una ventaja que me ayuda a pensar, pero no creo que legitime nada. De todas maneras, si tengo un mérito es haber advertido que Kirchner había empezado a dar una batalla cultural. TODOS HABLABAN DE PLANES SOCIALES, de clientelismo, y yo DIJE: “No se equivoquen, aquí HAY ALGO MÁS”. No es que haya legitimado un debate, sino que puse la cuestión de la batalla cultural en el nivel en el que tenía que estar, cuestión que también tiene que ver con MI GRAMSCISMO de juventud o mi gramscismo actual. Tengo la idea de que la política también se construye culturalmente; por eso también TOMO EN SERIO LOS DISCURSOS DE CRISTINA.» Y sobre lo que expresa su queja Raúl de la falta de molestia de Sarlo respecto a LN: «A esas corporaciones hay que tratarlas como tales. ¿Tiene algún problema, como corporación, el Grupo Clarín? Bueno, actuemos en consecuencia. Digo: TRATEMOS A LOS CAPITALITAS COMO LO QUE SON: pagan los impuestos o no, infringen la ley o no… NO voy a admitir que se diga que SE PERSIGUE A LA PRENSA porque se controla a las empresas a las cuales esos medios pertenecen. No voy a hablar de persecución a la libertad de prensa. Pero también tiene que hacerlo con los dueños de los medios kirchneristas.»
Perdón, GPS, pregunto sinceramente y con toda ingenuidad (quizás esté ya algo perdido entre casi cien comentarios), ¿a qué comentario mío responde esa frase?
La veo como una respuesta a esta afirmación tuya: «El gorlilismo piensa que el líder es, de hecho, un estratega maquiavélico, con una capacidad especulativa brillante, que manipula a una MASA IRRACIONAL. El primitivo no es el líder para el gorilismo (véase el Rosas de “El matadero” y el “Facundo”), sino sus seguidores. Sólo puede haber dos razones para seguir a ese líder: la idiotez y la maldad. Y el corolario necesario de eso es que el otro, el seguidor de ese líder, DEJA DE SER sujeto válido de diálogo, no es atendible en tanto SUJETO PENSANTE. Hacia él sólo queda el odio y el DESPRECIO, la LÁSTIMA si se es generoso. Eso implica poner al otro en el lugar del SALVAJE o del BÁRBARO, en categorías de Lévi Strauss. Esa reducción del otro a la oposición entre civilización y barbarie, es, propongo yo, el GORILISMO. E insisto: VEO ESO EN SARLO». Sarlo dice que los votantes son inteligentes, sujetos libres, no primitivos ni no-pensantes. Luego Sarlo dice que habla desde su experiencia en política, revolucionaria y luego no revolucionaria, cuando en tu artículo le reprochas que «ha perdido toda perspectiva política de análisis. Cimenta su ironía sobre una dimensión ética especialmente ingenua (o no), ignorando por completo que los criterios de la política no son éticos, sino políticos». Creo que Sarlo deja claro que no es el caso, que su análisis es político pragmático y no ético. Por último, creo haberte leído sorprendido porque Sarlo ignoraba la apreciación positiva de la población hacia la gestión económica kirchnerista. No encuentro tu frase concreta -es verdad que buscando entre cien comentarios uno se pierde; lo siento, porque tengo parte de culpa en ello-, pero Sarlo dice que el electorado «priorizó lo económico». Luego, Sarlo reconoce ese aspecto de gestión y que la población lo valorase electoralmente.
-Repito: las palabras textuales de Sarlo que menciona *no describen en absoluto lo que era el PCR*, que no se proponía ninguna revolución.
Por eso, no lo tomo como autocrítica.
Es cierto que tuvo ideas autoritarias y violentas… pero no eran de izquierda, pequeño detalle.
Ahora, si habló concretamente del Brujo, es otra cosa. Yo no leí nada de eso.
-Lo de ‘topo’ no lo digo ni lo insinúo respecto a Sarlo. Que quede claro.
De otros, ha habido indicios. Me remito a los que escribieron sobre eso. Un dato interesante es que en épocas actuales, la página del PCR se seguía refiriendo a la dictadura como ‘violo-videlista’. ¿Y Massera?
-Y vuelvo a repetir: lo del aborto puede ser un tema puntual, también puede ser que Sarlo no vaya a misa y los editorialistas de LN sí. O que tengan gustos musicales o cinematográficos diferentes.
Lo que importa es que no ha escrito *una sola palabra* que pueda considerarse contraria a la linea de LN, salvo algún tibio desdén hacia Macri.
Sarlo *está contratada para hacer antikirchnerismo y eso hace*.
¿Qué me puede extrañar? En LN (en Clarín también) escriben prominentes izquierdistas, ultraizquierdistas y trotskistas.
Pero ¿lo hacen para criticar a las patronales, a las multinacionales, a SRA, a CRA? Noooooo, en absoluto. Sólo hablan contra el kirchnerismo, los gobernadores kirchneristas, las empresas que hacen negocios con el Estado K., el Estado en general…
Yo trato de encontrar alguna diferencia entre ellos y ‘la línea’ del diario y no lo logro.
Si mañana viene Lenin y les dice, ‘che, tengo una columna para decir que Cristina es la primera enemiga de los trabajadores’, se lo publican en el acto.
Así que en esta época en que tantos jugadores firman para clubes distintos del ‘de sus amores’, no me impresiona mucho el izquierdismo de nadie.
-Las ‘razones’ que da para justificar que Sarlo esté en LN -y escriba como escribe- son de risa. ¡No me diga que es por despecho hacia Verbitsky!
-Otra vez respecto a Barone: respétese un poco, no repita lo del ‘oficialismo en toda época’ porque es evidente que no tiene la más mínima prueba. Está inventando.
-Lo de Sarlo en Debate parece a medida del interlocutor. Voy a buscarlo para leerlo completo.
¿No es autocrítica decir que ella no era entonces demócrata, sino autoritaria y violenta? Si eso no es autocrítica, ¿qué es autocrítica?
Sarlo escribe cada 49 días, más o menos. Eso suman entre ocho y doce columnas al año; mientras, Pagni debe de ir a por una media de tres columnas a la semana y 120-150 al año. Cuando escribe Sarlo una decena de artículos en todo el año ha de ser selectiva, debe hablar de lo más importante y de las personas más influyentes: es decir, de la actualidad nacional y de la Presidenta. Si hablara más de Macri se le tacharía a Sarlo de porteñocéntrica. Pero hablar ha hablado de Macri en LN, sólo hay que ir a Lanación.com, Opiniones y Columnistas. Ha hablado de Binner, de Alfonsín, de Macri. De Macri ha dicho cosas muy duras, algunas en LN y otras en ‘Sur’ («asqueroso», «patético») o en ‘Crítica de la Argentina’ («gestión municipalista en el peor de los sentidos», «vigilancia autoritaria», «visión autoritaria del funcionamiento del espacio público», «La ciudad es sólo luminaria y bacheo. Es una administración inocua», «No tiene ningún gran proyecto para Buenos Aires», «escandaloso», «no tiene un discurso fuerte sobre lo social. Interpela al “vecino respetable”, no a los otros», «insultante», «No se pueden pensar políticas para retrotraer el uso de la ciudad a 1950», «es ridículo»). ¿No es una crítica bastante clara y dura a Macri? ¿Qué más se espera de Sarlo? Dicho esto, hay que recordar que la prioridad en la crítica, en cualquier país, se dirige al Jefe de Estado, no al intendente de la capital. Cristina gobierna un país de 40 millones; Macri, una ciudad de menos de tres. La prioridad es la que es. Igual que en Francia, donde se critica más a Sarkozy que al alcalde parisino Delanoë; igual que en Italia, donde se critica más a Monti que al cómico e ineficaz intendente romano Alemanno; igual que en Alemania, con más críticas a Merkel que a Wowereit; igual que en España, donde se ponía atención a los fallos de Zapatero más que a los del ex alcalde endeudador de Madrid Gallardón, y hoy más a Rajoy que a la sucesora de Gallardón, Botella, esposa de Aznar y que es una señora muy graciosa, en el peor de los sentidos; igual que en el Reino Unido, donde el foco está sobre lo que hace David Cameron, no en los disparates del esperpéntico alcalde londinense Boris Johnson.
Para acabar, que de nuevo me alargo: Sarlo tiene cerradas las puertas a P/12 no por despecho de ella hacia Verbitsky, sino al revés. Es él quien no la quiere ver ni en pintura. Triste. Sobre todo cuando en 2003 Sarlo habría votado -lo ha reconocido en público- a Néstor y el primer año le pareció bueno (se lo dijo a Jorge Fernández Díaz), mientras que Verbitsky mordió a Néstor con veneno en enero 2003: «Menem, Duhalde, Mazzón, Manzano, Puerta, Rico siguen siendo protagonistas en los episodios más recientes de la saga, a la que se han sumado algunos pocos nuevos, como el gobernador de Santa Cruz Néstor Kirchner, enrolado en lo que con involuntario humor se autodenomina “sector productivista (…) Algunos partidarios de Kirchner evocan que fue perejil de la Juventud Peronista, como si los alineamientos de treinta años atrás pudieran decir algo significativo sobre el presente. Prefieren no recordar el rol decisivo que tuvo en la década pasada para asegurar la privatización de YPF, cuando fletó el avión de la gobernación santacruceña para asegurar que uno de sus diputados, que por un accidente tenía una pierna enyesada, llegara a tiempo a la sesión decisiva. Con las regalías atrasadas percibidas efectuó colocaciones financieras en el exterior, lo cual prueba que no se quedó en el 70. Sus simpatizantes tampoco mencionan el lobby sobre el gobierno nacional que Kirchner encabezó hace un año. Secundado por los gobernadores de Neuquén, Jorge Sobisch; de Mendoza, Roberto Iglesias, y de Chubut, José Luis Lizurume, fue el vocero de Repsol contra las retenciones a las exportaciones de hidrocarburos decididas en aplicación de la ley de emergencia económica. Ni siquiera los gobiernos liberales de México y Chile enajenaron la renta minera en forma tan irresponsable. Aun bajo la conducción de Carlos Salinas de Gortari o Augusto Pinochet retuvieron la propiedad de sus yacimientos de petróleo y cobre. Las consecuencias para la Argentina se padecen ahora. (…)» Se podría decir que si P/12 está cerrada para Sarlo es porque Sarlo le recuerda a Verbitsky estas frases que ahora no tocan, porque ahora los K para Verbitsky son lo mejor de lo mejor. Y Sobre Barone, quien debe respetarse un poco es él mismo. ¿No era el clarinismo el oficialismo de la dictadura, al menos hasta 1980, cuando Borges firmó en ese diario la Solicitada sobre Desaparecidos… cuatro años después del golpe? ¿No era ‘Extra’ el ultraoficialismo del menemismo? ¿No es 678 oficialista? Me parece que sí. No diré «mierda oficialista», eso lo dicen los del propio 678, Carlos Barragan dice eso en su canción.
¿ Como se va del nivel que marca el artículo de TICRUZ, que me hizo ir varias veces a mi pobre biblioteca, y respuesta de GPA, a Barone y Pagni?. ¿Tengo que quemar el libro de Sarlo que tengo ?
¿ Alguna vez La Nación fue algo más que un vocero de clase bien maquillado?
¿ Cuanto pesa para un intelectual la posibilidad de transformarse en un factor de atención y centro de discusión del poder ?
Por último, ¿ puedo seguir pensando que este gobierno merecía mi voto porque fue muy bueno durante 8 años, y no porque fuera el menos malo, o mejor no escribo nada mas y sigo leyendo?.
Se me hierve el agua, un abrazo
GPA, más allá de que no soy ni la mitad de «sarlista» que vos -porque me parece mejor leer otros autores para entender la política argentina- admito que usé reflexiones de Sarlo contra Macri. A mí Sarlo me parece una interlocutora válida, muy superior a muchos que son (disculpas x la soberbia) un chiste: Aguinis, Majul, Kovadloff (lo prefiero como traductor de Pessoa), etc.
http://www.dialogandodemiconmigo.blogspot.com.ar/2011/07/macri-la-antipolitica-y-celebrityland.html
http://www.dialogandodemiconmigo.blogspot.com.ar/2011/05/adquirir-no-es-igual-que-gestionar.html
Sobre «La audacia y el cálculo», me parece atendible lo que dice Verbitsky acá:
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-169052-2011-05-29.html
Gracias, Rodrigo. La respuesta a Verbitsky se la dio Sarlo a través de una larga entrevista a la agencia de noticias de periodismo militante Paco Uruondo. No encuentro el link, pero está en audio y transcrita la respuesta de Sarlo. Algo así como que Kirchner tuvo 12 años, como intendente de Río Gallegos y luego gobernador de la provincia, para conmemorar el 24 de marzo. Nada, no hizo nada. Tuvo Kirchner oportunidad para desolidarizarse del indulto de Menem. Nada, no dijo nada hasta 2003. Como tanta gente, pero ya se sabe que los K se presentaron como «no somos como tanta gente, nosotros creemos en los derechos humanos, siempre lo hemos hecho, etc.» Tuvieron doce años para hacer algo en Santa Cruz. No lo hicieron. Bien. Muchos no hicieron nada. Asistimos desde hace unos años, gracias al impulso de los K desde el Gobierno de la Nación, a la recuperación de la memoria y a la justicia debida y final. Pero antes no hicieron nada, salvo ese video de 1983. Unos minutitos. Luego, durante veinte años, callaron.
Mirá, yo no me largo a llorar de la emoción viendo ese video. Me parecen atendibles otras cosas del artículo de Verbitsky.
Kirchner es político, una persona eminentemente pragmática.
En la época de Menem, se peleó con Rafael Flores, que era diputado nacional por Santa Cruz, porque se enfrentó con Menem y eso le hacía peligrar el adelanto de 15 millones de dólares de regalías para el pago de salarios. En abril de 1992, Flores anticipó en la reunión de los martes del bloque de diputados del PJ que denunciaría ante una comisión parlamentaria la idenidad de uno de los seis diputruchos que había sentado el peronismo para votar la privatización de gas del Estado en la bochornosa sesión del 26 de marzo. Kirchner se recontra calentó, porque eso le hacía peligrar su carrera política. Edgardo Bauzá lo amenazó acerca del costo que esa actitud podía tener para la provincia. Él piensa como político, y a mí me interesa juzgarlo por las consecuencias que sus acciones tienen para la Argentina, no por sus intenciones. Suponte que sus intenciones sean adquirir y mantener el poder, para desde ahí impulsar los cambios. Ejemplo: no sé ni me interesa que dentro del gobierno hayan «mata putos». Estoy de acuerdo con el matrimonio igualitario. Los Kirchner se recluyeron durante la dictadura, es cierto, no tuvieron una actitud muy destacable. Pero me interesa analizar qué hicieron cuando subieron al poder.
Alguno dijo que para Kirchner, su patria es «su generación». Yo creo que tenía una convicción genuina, como ex militante de la JP. De hecho perdió amigos a manos de la dictadura. Sin embargo, es cierto que aprovechó un decreto de los milicos para recluirse en el sur y amasar su fortuna, que yo sepa no presentó ningún hábeaas corpus contra ningún arresto injusto por parte de algún preso.
GPA:
1.
Hay diversas clases de gente aquí:
-Los organismos de DD. HH.: algunos de sus integrantes fueron héroes durante la dictadura, esos mismos y otros siguieron luchando en democracia, yendo a manifestar todos los 24 de marzo, haciendo miles de gestiones, dejando la vida los que habían podido conservarla antes…
Sólo con los Kirchner lograron sus principales objetivos: los juicios.
Aún así, si ELLOS salen a criticar a los Kirchner por no haber hecho nada en ese tema durante la dictadura, TIENEN TODO SU DERECHO.
-Algunas fuerzas de izquierda: lo mismo vale para ellos.
-Los que nos limitamos a sobrevivir durante la dictadura: no tenemos ese derecho.
-Los que aplaudieron, colaboraron, participaron en la dictadura, los que en la dictadura lo pasaban bien y no les importaba lo que pasaba, todos aquellos a los que los DD. HH. siempre les chuparon un huevo, y los que son más jóvenes y tienen el mismo tipo de pensamiento de derecha que hizo venir a la dictadura, NO TIENEN NINGÚN DERECHO A CUESTIONAR LO QUE LOS K. HAYAN O NO HAYAN HECHO.
Es lo que hacen tantos hipócritas en los medios.
Algo se les transparenta a la mayoría de ellos: lo que los enfurece son los hechos, la reivindicación de los organismos de DD. HH., los juicios.
Que todo eso haya funcionado, los pone locos.
2.
El hecho de que los K. no siempre fueron ‘esto’ no sólo no desmerece los hechos que generaron desde el gobierno: por el contrario, aumenta su valor.
Porque tomaron conciencia, evolucionaron, y una vez en el poder, cuando pudieron, hicieron lo que íntimamente pensaban.
Aquí estamos acostumbrados a lo contrario: a los opositores progresistas, que se comen a los chicos crudos, y cuando llegan al gobierno se inclinan ante quien cuadre.
Dicho sea de paso, a los K. la política de DD. HH. no les trajo más votos. Tal vez fue lo contrario.
Y no creo que les haya hecho ganar dinero tampoco…
3.
Es patético que los anti-K extremos insistan con ese pasado. ¿Piensan cambiarle la cabeza a algún votante K. que valora su política ‘real’ de DD. HH.? Es tiempo perdido.
4.
Salvando las inconmensurables distancias entre los personajes -aclaro esto explícitamente para que después no me vengan con sus chicanas baratas- ustedes son la clase de gente que en 1960 podría haber comentado: ‘hay un tipo que se las da de revolucionario, pero mientras en Corea -digamos- la gente moría defendiendo heroicamente al socialismo, a él lo único que le interesaba era estudiar Medicina, jugar al rugby con los chetos de San Isidro y levantarse minitas.’
pablo de tarso era un cazador de cristianos de primera hasta su conversión a la fe del barba, no? eso no le impidió a los cristianos santificarlo y que hoy lo conozcamos como san pablo, a pesar de haberse llevado puestos varios seguidores de cristo antes.
por eso me llama la atención quienes critican a los k por «lo que no hicieron antes». ahora lo hacen. ahora los aplaudimos.
¿tan difícil es de entender?
Qué va a ser difícil de entender… Algunos son, pero la mayoría se hace.
Tapones, Raúl el problema con el pasado es que el kirchnerismo siempre les tira el pasado por la cabeza a los demás (estuviste en tal lugar, estabas con tal, etc.) pero no usan la misma regla para medir a los suyos. Y si miden en cuanto a los resultados, es contrafactico, porque no se sabe los resultados que hubieran tenido y que políticas hubieran implementado los opositores que no estuvieron en el gobierno en este período, porque como ustedes mismos aclaran, lo importante lo que hicieron en el pasado sino que hubieran hecho ahora.
La semiología es una ciencia tal que luego de asesinar un hombre y descuartizarlo, muestra sus miembros y sus viceras desparramadas y dice: «Ven esto que hay aquí es un hombre».
?
A ver si me explico mejor: Alfonsín aplaudió el golpe de Estado del 76 desde la revista «Propuesta y control», y luego integró la Asamblea Permanente por los DDHH. Para mí, su accionar durante su gobierno (1983 al 89) con el juicio a las juntas es lo que debemos analizar, y fue superior del que hubiese sido esperable de Ítalo Luder.
Totalmente de acuerdo, Rodrigo. Es pragmatismo decorado con un relato. Será, este tema de los DD.HH., uno de los mayores activos en el balance histórico del kirchnerismo. Eso y el Código Civil que se presentó ayer, que es un paso de gigante en la buena dirección. Habrá que ver si se modifica el Penal en cuanto al IVE. Lo de los derechos humanos, la nueva etapa que se abrió con los K (que, también hay que recordar, se produce con un ejército ya democrático, tras la etapa Martín Balza, no con el ejército de golpistas recientes que recibió Alfonsín, y con una economía a más, y no a menos, como en los 80, tras la criminal gestión de Martínez de Hoz y Secuaces Asociados), ha llegado a tal punto que PRO, el 24 de marzo, exhibió ‘La noche de los lápices’ en una plaza porteña. El mismo PRO que pretendió a Abel Posse en el Ministerio de Educación de la Ciudad. No sé yo si se dieron cuenta en PRO de que el film de Héctor Olivera es lo más lejano imaginable a toda la estrategia comunicativa de good feeling de PRO.
Raúl, si no digo que no. Lo que señalo es que el video de 1983 que repuso en circulación Verbitsky no demuestra nada. ¿Que cambiaron a partir de 2003? Perfecto. No lo reconocerán. Están en su derecho.
Se me ocurre que lo que realmente importa es como se posiciona uno frente al proceso que se abre a partir de 2003: estamos a favor (con distintos matices),o estamos en contra.
Definir como ‘productivista’ a un gobierno que ha habilitado la fuga de unos U$S20 mil, es una generalización a lo Sarlo. Maxime cuando esa gestión es integrada por fugadores como Brito, según la lista de Moreno, o aliado a especuladores con susbsidios como Cirigliano (Miami, Qatar)
«Reconstruir la burguesía nacional» requiere de una acumulación de naturaleza más especulativa que productiva.
En es línea de libertad especulativa se reforma la carta del Banco Central, que estallará en su momento. Igual que todos los dibujos que hicieron en Grecia, con ayuda de los bancos alemanes y el BCE.
Pero no se trata sólo de un embellecimiento ‘productivista’ de la burguesía nacional -altamente parasitaria-, sino de una defensa de cada una de las volteretas del cristinismo, con la excusa de los planteos de la ‘intelectual’ del PCR en La Nación. A su modo, también ‘productivista’.
Con ninguno de los dos hay salida.
¿Cuál es la salida, Zapiola? Mejor dicho: ¿cuáles son las salidas posibles que se te ocurren?
¿Cómo lograr crecimiento, con baja inflación y al mismo tiempo redistribuir la riqueza? ¿Qué alianzas complejas serían favorables?
Mi formación en economía es muy deficiente. Sin embargo, Weber nos enseña que no existe ni un solo ejemplo de oposición que no utilice frente al gobierno argumentos injustos o mendaces que consisten en reprocharle no haber logrado éxitos que nadie hubiera podido lograr o haber hecho concesiones que nadie hubiera podido evitar. Todos hacen eso cuando están en la oposición (lo haría este mismo gobierno de ser opositor).
Esa tensión es permanente. Y francamente, yo no tengo una solución para lograr crecimiento con baja inflación y redistribución de la riqueza… si alguno hace un aporte al tema será más que bienvenido.
Saludos
Brillante y necesario, sobre todo para legos como el abajo firmado, que habíamos leído el artículo de B.S.y a pesar de «sentir» la animadversión que destila y lo sesgado del análisis, carecíamos de herramientas teóricas para expresarlo. Y de talento, por supuesto. gracias