Como no se juega como se vive, ni nada que se le parezca, van algunas preguntas que me hago por estos día de mediados de 2014. A riesgo de repetirnos:
- Cualquier gobierno tiene que protegerse de amenazas y mantener iniciativa. Desde la amplia oposición política y económica a la gestión de Cristina Kirchner, los más zonzos se ilusionan con que un «evento amenazante» debilitará al Gobierno de manera profunda y definitiva. Mate en una jugada. Los más lúcidos piensan el tablero como una sumatoria de acciones que se acumulan. Así, luego del «triunfo opositor» en octubre pasado y de los terribles diciembre y enero, había quienes apostaban a esta mitad de año con variables económicas descontroladas, paritarias conflictivas, tensión social en aumento, «garrochas» generalizadas desde el PJ al Frente Renovador, más malhumor por la sostenida cerrazón del «cepo cambiario», procesamiento del vicepresidente Amado Boudou, bronca por una pronta derrota en el Mundial… Ese escenario no se dio de esa forma.
- Aún así, finalizado Brasil 2014 -jugar siete partidos tiene sus beneficios- las fichas que se acumularían son: la «amenaza de default», que la actividad económica no repunte lo suficiente en la segunda mitad del año, algún tipo de escalada en torno al «caso Boudou» u otro del estilo, a lo que se sume algún despelote callejero.
- ¿Pasada la curva de fin de año, «baja» el nivel de amenaza contra el Gobierno, al entrar de lleno todo el sistema político (y económico) en el más importante «año electoral» de 1989 a esta parte? ¿O puede haber actores que todavía apuesten a más sacudidas contra el Gobierno?
- La mejor «defensa» para Cristina es mantener iniciativa. De febrero para aquí la viene mostrando. Eso debería no decaer «mientras tanto» se encara la disputa / negociación con los fondos buitre. De eso, después de todo, se trata: avanzar. Por caso, los nuevos ferrocarriles comenzando a funcionar «en la vida real» en el segundo semestre pueden ser algo importante. Veremos.
- En Brasil, donde se hacen encuestas interesadas igual que acá pero aún así se las toma todavía como un dato político, Dilma Rousseff sube un poco o baja un poco en las encuestas, mientras los candidatos opositores permanecen estancados. No levantan ni con un cricket. ¿Ocurre algo por el estilo acá? El gobierno pega y/o pifia como cualquier mortal. Pero ¿qué candidato opositor se despega, se vuelve «hot», calienta?
- Vamos a la interna del oficialismo. ¿Va haber interna? Durante el Mundial, Gabriel Mariotto dijo que «puede haber un candidato de consenso» en el oficialismo. Acá en Artepolítica no nos gusta demasiado que digamos la idea. Eso sí, a un dirigente como el vicegobernador que dice una frase con la contundencia de «vamos a ordenarnos para ganar» hay que escucharlo. ¿Pero qué significa «ordenarnos» y «ganar»?
- No debería haber «candidatos naturales». Internas. #yyafue.
- Hay que recordar que las internas del oficialismo son unas internas abiertas, pero aún así unas internas. Es decir: el domingo de las PASO, un ciudadano, un voto. El precandidato que tenga un discurso «demasiado para afuera» de la interna del FPV puede perder. El que sólo tenga «un discurso extremadamente para adentro» también puede perder. Cierto equilibrio puede ofrecer una victoria.
- Composición, tema «represión de la protesta social». Primera cuestión: el Gobierno debería plantear su posición sobre cada una de las protestas, porque no son todas iguales ni todas tienen los mismos actores. Están las sindicales -en general con sindicatos de izquierda- y hay otras. Si el Gobierno va a hacer actuar a las fuerzas federales de seguridad ante un corte de la General Paz o de la Panamericana sería bueno que se tome un tiempo largo para explicar qué pasó, qué no pasó, cuál fue el procedimiento por todos los medios que pueda. Contar qué ocurrió y cómo hasta el hartazgo. Si quiere aplicar esa política tiene que «convencer» a la mayoría de que es mejor que otras. Y si no, resignarse a que no sea buena. Segundo tema: lo más lindo de todo sería que la sociedad condenase la «represión» de la protesta social. Pero -lamentamos aquí sinceramente- esto no ocurre. Así, a juzgar por lo que se lee en la «prensa libre», Mauricio Macri se terminó de consagrar como un gran administrador con los sofisticados votantes porteños (?!) después y no antes de la represión en el Borda. ¿Los votantes te premian cuando «reprimís»? ¿Por qué los focus group de Sergio Massa le ordenan decir «no tenemos que tenerle miedo al orden»? Si tenemos una visión alternativa, a plantearla, a militarla, a reclamarla. Nota al pie: me parece sano e incluso fructífero políticamente que el debate del Movimiento Evita vs. la Secretaría de Seguridad se dé, se exprese, se extienda. Es más, si todos los que quieren dar ese debate desean votar (a distintos candidatos) en las internas del FPV y no en la de otro partido, mejor.
- Porque, se ve, se siente, asoman las «disputas internas» en el oficialismo -«machos del off»-. Si esa libido se canaliza políticamente, puede no ser nada malo para darle una vida más al Frente para la Victoria. Qué significa eso en concreto, lo sabremos más pronto que tarde. No cambien de canal.
- Empresarios y el futuro: lo primero que quieren los grandes empresarios de este país es que el próximo presidente renuncie a ser su ministro de Economía o cosa parecida. Y convertir así al kirchnerismo en una excepcionalidad. «Ya está, ya pasó, ya se fue la loca, business as usual«. ¿Los que no queremos eso, tendremos fuerza para evitarlo? De esto se trata. El resto se parece demasiado a blablabla.
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