Este tema es uno de los factores de la actual crisis política del kirchnerismo, ya que la transversalidad tiene mucho que ver con el apoyo de la clase media. Se puede encarar desde muchos ángulos distintos. Recientemente leímos la carta de D’Elia (se siguen recibiendo firmas en apoyo de Luis, aquí) que sin dudas está relacionada con este tema, ya que el «progresismo blanco», para usar su expresión, era uno de los sostenes de la transversalidad. Pero, más allá del análisis general que realiza él, ¿cómo fueron ocurriendo concretamente los hechos? ¿Cuándo y por qué se fue resquebrajando la relación con los distintos protagonistas? Me propongo aquí revisar las modificaciones que fue experimentando la vinculación del kirchnerismo con algunos actores principales de la transversalidad y de qué modo se tradujeron esas modificaciones en pérdidas de apoyo.
Ocaña – Basteiro
Puede sorprender que comience hablando de dos transversales que hoy son parte del proyecto Kirchnerista. Pero mi intención es mostrar que esto también tiene sus costos políticos. La situación ambigua de apoyar a xxx, pero no unirse a xxx, es muy difícil de mantener en el tiempo, tarde o temprano la tendencia es unirse o separarse, y este es para mi uno de los problemas de la transversalidad. En el caso de Ocaña y Basteiro, hoy en día nadie se acuerda que son transversales, se los considera sin más, del mismo palo. En este sentido se han sumado al oficialismo y esto sería algo bueno para el gobierno, sin embargo se diluye el efecto que tenían como representantes de otros espacios. Cuando desde los medios dicen «el kirchnerismo se está quedando solo», no vale como respuesta «¿Cómo?, si aquí está Ocaña, si allí está Basteiro», no, hoy son parte del Kirchnerismo. De este modo, aún los que apoyan, a su manera abandonaron la transversalidad. Ejemplos de actores que mantengan el «apoyo crítico» podrían ser Sabbatella y Heller, sin embargo este último relativamente, ya que tras su candidatura a vice de Filmus, también quedó unido, aunque sea mediáticamente, al Kirchnerismo.
Ibarra – Telerman
La complejidad de esta situación comenzó luego de Cromagnon, ya que Kirchner deseaba sostener a Ibarra, pero sin pagar los costos de quedar pegado a un «cadaver político». Su sostén de Ibarra fue tibio y me hace suponer que esto tuvo que ver con la retribución de atenciones en el conflicto con el campo, por parte de Ibarra, una actitud mezquina de Anibal, considerando todo lo que estaba en juego, al menos desde lo simbólico, pero de todos modos no creo que esto haya tenido mucha importancia. Lo que sí la tuvo, en una gran medida a mi entender, es la situación que se generó con Telerman en las elecciones a Jefe de Gobierno 2007. Allí Kirchner decidió no apoyar a Telerman pese a que parecía la jugada cantada. Telerman lo pedía a gritos (cuando se le retaceó el apoyo al comienzo de la campaña, aparecieron afiches que decían «no tenés que pedir permiso para cantar la marchita. Kirchner Presidente – Telerman Jefe de Gobierno»). Se habló de una interna De Vido- Telerman v.s A. Fernandez-Filmus. Pero la pregunta sería: ¿Por qué no apoyaron a Telerman? A mi se me ocurren dos hipótesis. 1)No quisieron convalidar la traición de Telerman a Ibarra. Esto en la vertiente de mostrar que traicionar a los amigos de K, no paga, o bien, considerar que el apoyo político de Ibarra todavía era importante y se perdería en caso de apoyar a Telerman. Nada de esto me parece muy creible. 2)No generar un futuro adversario político (Telerman)que ocupe un espacio similar al propio (centroizquierda).
Esta última me parece más probable, pero implica que hubo un grave error político (y cierta mezquindad, si este fue el motivo) en creer que la derecha no tenía chances. No era razonable asimilar Macri 2007, con Menem 2003, pensando que «perdía cualquier ballotagge». Macri sacó 46% en el ballotagge 2003. Cuatro años después era un adversario peligroso. Apoyando a Telerman se pudo haber logrado un porcentaje ciertamente más alto en la primera vuelta y con esto construir un apoyo más firme al Kirchnerismo en la Capital, aún suponiendo que la victoria final le hubiese correspondido a Macri, lo cual para mi, no es del todo seguro. Y esto en un clima mucho menos exasperado que el que se produjo en la dura disputa Filmus-Telerman, previa a la primera vuelta. Disputa que aprovechó Macri para sumar votos desde su posición «yo no me peleo con nadie». Si mi análisis es correcto, asociarse con el que «ya estaba», como hizo K en tantos lugares, hubiese dado mejores réditos que «poner uno propio».
Luis Juez
Tal vez por la derrota anterior, en Cordoba, K se jugó por el del «aparato» (Schiaretti), en vez del aparentemente más cercano en lo ideológico, Luis Juez . También aquí se habló de De Vido-Schiaretti v.s A.Fernandez-Juez. Podemos pensar que se hizo lo correcto ya que ganó Schiaretti. Sin embargo, el modo en que ocurrió, desencadenó el peor escenario posible. Kirchner jugaba aquí, practicamente a dos puntas, como hizo en otros lugares (Salta, por ejemplo, Urtubey v.s Wayar ambos iban con Cristina Presidente). Si hubieran ganado normalmente cualquiera de los dos, estaba todo bien. Pero «empataron» y esto dio lugar a una probable manipulación, o por lo menos a la suposición generalizada de que así fue, y lo peor de todo, a favor del candidato «apoyado»(las comillas son porque creo que a K le daba casi lo mismo quién ganara) por el gobierno. Sé que adjudicar al azar un determinado desenlace suele tener mala prensa, pero personalmente creo que hay muchas circunstancias en las que decir «tuvo mala/buena suerte», es la explicación más correcta (por ejemplo, K tuvo suerte en el 2003 para llegar al poder, él mismo lo ha reconocido). A mi entender, así como en el tema anterior hablé de error político, en Cordoba, K tuvo mucha mala suerte. Este tema como el siguiente, son muy importantes, en la última encuesta de Artemio, dice que el problema actual para el Kirchnerismo, reside en Cordoba y Santa Fe.
Hermes Binner
Binner se fue despegando lentamente del gobierno. En este caso creo que sí corresponden muchos de los comentarios sobre el «progresismo blanco». Binner parece muy atento a la opinión de la clase media. Cuando la relación del Kirchnerismo con los demás transversales y por ende, con la clase media en general, se fue deteriorando, Hermes comenzó un lento alejamiento. Del equilibrio entre Carrió y Cristina, previo a su elección como Gobernador, pasó a ser un claro crítico del gobierno. Aquí sin duda el golpe de gracia fue la 125, ya que por el territorio que gobierna, Binner se encontró casi obligado a transformarse en opositor.
Si mi análisis es correcto, obtengo las siguientes conclusiones:
1) La transversalidad es un equilibrio muy difícil de mantener, se puede romper tanto por alejamiento, como por acercamiento. 2)Un error serio de K, fue contrario al que en general se le critica. En la elección a Jefe de Gobierno 2007, en vez de tratar de poner propios, debió cerrar con el que convenía. 3)La suerte también tuvo su papel. 4)Las alianzas con la centroizquierda «tibia», son bastante endebles, por la tendencia de este sector político al eclecticismo y a navegar hacia donde sopla el viento, aunque, es justo decirlo, en esto se comportan simplemente como la mayor parte del arco político nacional.
Estoy de acuerdo con que la jugada de meterlo a Filmus fue una cagada.
Yo (ni peronista ni kirchnerista) voté a Telerman, y voté en blanco en la segunda vuelta.
Telerman no habría sido abiertamente Kirchnerista como jefe de gobierno de la Capital, pero tampoco habría sido un político lider opositor con ambiciones presidenciales.
Telerman no habría sido oficialista pero habría sido amigable (como Binner hasta hace un poco)
El voto de Telerman se dividió casi mitad y mitad entre Macri y Filmus en la segunda vuelta, pero en caso de Ballotage entre Macri y Telerman, todos los votos de Filmus habrían ido al pelado.
A pesar de salir tercero, Telerman tenía muchas mas chances de ganarle a Macri que Filmus.
Para el Kirchnerismo, lo mejor posible era Telerman, pero trataron de conseguir lo mejor imposible.
El tema también es que la trasversalidad es una serie de alianzas con sujetos particulares o casi, en algunos casos con agrupaciones que no llegaban a ser partidos, ya que de haber sido así se hubiera podido formar un frente y eso ya es otra cosa.
La verdad es que no entiendo que para hacer un análisis de por qué la clase media fue retirando apoyo a Kirchner hay que ir por estos lados que se plantean en el post.
Qué quiere la clase media? pagar el alquiler, o la hipoteca (los alquileres aumentaron tal vez un 200% en estos últimos cuatro años, así , a ojito, y no hay crédito casi para nadie.
También quiere educar a sus hijos , y como la educación pública es decadente, paga colegios privados medio pelo que aumentaron también una barbaridad, y cada vez hay más morosos, reflejan los diarios.
La salud. Pagan una medicina prepaga o algún plan hospitalario,porque no confían en que en el sistema público van a encontrar respuestas, y esto cada vez se hace más inaccesible.
Esta clase media votó en su momento a Alfonsín, después a Menem y posteriormente a Kirchner. Es una clase sin ideología definida, que capaz por herencia es radical o peronista, pero es capaz de «traicionar» a su partido si se ve reflejada en la propuesta del partido contrario.
En definitiva, la clase media apoyó al campo, porque encontró en ese reclamo que le es ajeno, una forma de expresar su descontento, porque no está viviendo bien, porque no le alcanza hoy con recordar que los k sacaron al país adelante en el 2002-2003, y la política de DDHH para «bancar» a este gobierno.
Qué quiere la clase media?
-acceder al crédito para llegar a la vivienda propia. Es mucho pedir?Créditos de verdad, no como esos que lanzó el gobierno que tenías que ser un potentado para que te los dieran, así cualquiera…
-escuelas públicas como la gente, como antes eran, como toda la clase media mandaba a sus hijos a estas escuelas, que educaban mejor que las privadas, y que si ibas a las privada era porque «eras un burro y pagabas para pasar de grado»
-Salud pública, para dejar de llenar las arcas de las prepagas.
Es un poco el tema del post «Igual queremos los hospitales» o algo así. Queremos (arrogándome el querer de la clase media) la salud, la educación y la vivienda que nos prometieron.
Sergio,
El problema es que siempre se considero a la transversalidad como una alianza electoral, que es el punto desde el cuál realizas el análisis.
Para ser efectivo y sumar militantes la transversalidad hubiera requerido articulación con diversas organizaciones, movimientos y partidos políticos progresistas menores que luego se expresara en una propuesta electoral, aquí fue totalmente al revés. Un ejemplo de como debe ser es el PT en Brasil con el MST y Lula llegando al poder desde un sindicato (tres elecciones perdió antes de ganar las elecciones). Ahi tenés transversalidad y propuesta ideológica y no simplemente conveniencia electoral (el que piense como nosotros que se sume, el que no vaya por otro camino).
En este sentido, si hay algo que definió al Kirchnerismo es la preocupación por la coyuntura.
Uno lo puede ver en la Alianza con Cobos, en Ibarra, en Córdoba (Juez decía: «ellos son Kirchneristas por conveniencia, nosotros por convicción» y algo de eso hubiera venido bien aunque después Luisito mostró que no era tan así).
Pero esa preocupación por la coyuntura se ve también en otros planos: en el IDEC, los acuerdos de Moreno y la falta de un plan de desarrollo, en la Coparticipación, en el tema del campo y como se metieron las retenciones (la semana anterior estaban negociando la apertura de las epxortaciones y a la siguiente subieron las retenciones). Y hay muchos etc (que quizás Hal podría señalar mucho mejor) donde se perdió la oportunidad de hacer una reforma de fondo y bie pensada por ponerle un parche y «sumar ahora».
Esa fue una lógica de poder que se puede considerar incluso necesaria en el 2003, pero imposible de sostener hoy. Y menos si lo que intentas es ganar «a la clase media» con la transversalidad.
No sabemos hacia adonde vamos y es imposible sostener ninguna clase de alianza, electoral o no, sin cierto escenario de previsibilidad. La transversalidad no se murió por falta de voluntad política sino por jugarse desde una lógica de acumulación política diferente y una preocupación por el presente que dificulta la construcción de alianzas sólidas (a menos que uno piense que esa articulación debe darse por simpatía personal y porque los actores sociales, simplemente «son fieles»): sin una mirada en el mediano y largo plazo es imposible construir alianzas que no sean sólo para una elección.
Saludos!
Lurker: Gracias por tu comentario, vos podrías ser un ejemplo entonces de alguien que se «alejó más» del Kirchnerismo, luego de aquel episodio.
Tute cabrero: De acuerdo, en la respuesta a Primo Louis amplío.
Carolina: La idea del post es hablar específicamente de una trama política de alianzas y rupturas. De ninguna manera pretendo decir que la parte de la clase media que apoyaba al Kirchnerismo y ya no lo hace, tenga que ver exclusivamente con lo que menciono. Por eso empiezo diciendo que es un tema que se puede encarar de muchas formas, yo elegí un repaso a distintos episodios ocurridos con actores políticos concretos porque me pareció un costado del tema que se analizó poco para mi gusto.
En cuanto a lo que quiere la clase media, coincido con vos en buena medida, sin embargo creo que está claro que la misma clase media ha mejorado mucho económicamente en estos años. No creo que su retiro de apoyo pueda deberse exclusivamente a “lo mal que se vive”. Eso para mi significa que en muchos casos lo que prima no es un análisis objetivo de la situación, sino ideas imprecisas que terminan en evaluaciones, a mi juicio, incorrectas. Sin entrar en detalle de cada uno de los ítems que mencionás, voy a contarte una anécdota personal en referencia a los hospitales públicos, es del año pasado y en Capital Federal, así que no defiendo al Kirchnerismo con esto, Telerman era Jefe de Gobierno. Mi hija se golpeó un brazo y parecía una fractura, la llevé a la Fundación Hospitalaria, en el barrio de Saavedra, un lugar privado con buen aspecto. La atención fue de regular para abajo, cuando estábamos esperando que llegara un traumatólogo, una de las médicas se me acercó y me dijo: “¿Por qué no la llevás al Gutierrez? Ahí tienen todo.” Yo no estaba nada convencido, ¿sabés por qué? Por que yo soy de clase media y me tragué por completo eso de que los hospitales son un desastre (entiendo que hablo de Capital Federal, en muchos lados, SON un desastre, solo trato de marcar excesos que se producen en la percepción por lo que nos trasmiten los medios). La médica por suerte insistió y yo le creí. Diez minutos después de llegar, estaba conversando con CINCO médicos acerca de lo que podía tener mi hija. Unos la revisaban, otros me preguntaban, etc. Está claro que tuve suerte, no es siempre así. Mi hija efectivamente tenía una fractura, seguí todo el tratamiento allí y me pareció muy bueno, exceptuando el hecho de tener que esperar los días de control, cuando ya no había ninguna urgencia y la espera (son turnos y no guardia) era solo una incomodad. Este año tuve un tema médico mío y (gracias a aquella experiencia) fui al Hospital de Clínicas y también me quedó una muy buena imagen, en los hospitales, a veces al tiempo que te atienden les enseñan a residentes que están en sus primeros pasos como médicos, pero que son los mejores alumnos de la UBA porque pasaron el examen. Por eso, casualmente (pero ya van dos casualidades), me volví a encontrar con varios médicos atendiendo mi problema, esto en los privados es ciencia ficción. Y repito, no defiendo a Macri ahora, hablo que la “obligatoriedad” de la medicina prepaga es muy relativa. También te podría hacer comentarios similares, aunque menos precisos respecto de la Escuela Pública. Creo que la clase media quiere lo que vos decís, pero también creo que se deja arrastrar fácilmente por percepciones equivocadas.
Primo Louis: De acuerdo con vos y también con Tute Cabrero, la construcción «por arriba» tiene serios defectos y se notaron. Como le digo a Carolina, en el post hablo de esto porque creo que de lo otro se habló mucho, no porque no esté de acuerdo en que la transversalidad debe buscar acuerdos mucho más amplios que con personas específicas. Creo que si la política fue «acordar por arriba», más allá de criticar eso, también se puede analizar qué ocurrió con todo eso.
¿Que paso con la transversalidad?. buena pregunta.-
La transversalidad segun Lozano, era que el gobierno debia hacer lo que el decia, de lo contrario no era progresista, los demas eran aliados en la medida en que podian obtener un beneficio electoral.
Es muy dificil quer una transversalidad puedea sostenerse cuando los aliados no estan dispuestos a asumir riesgos politicos, o lo son a solo beneficios electoral. Por ejhemplo a Bonasso si no fueras por K quien lo eleguia diputado. Con mucho respeto por Bonasso
Sergio, voté a Kirchner en el 2003 y 2005. Me alejé del kirchnerismo poco después de la elección del 2005 cuando lo «fueron» a Lavagna (a quien voté en el 2007).
Los hospitales públicos son excelentes, yo tengo obra social, pero eso no evita que termine visitando casi todos los años al Pirovano porque los doctores de hospital público son lo mejor que hay(también soy vecino de Saavedra)
Yo creo que lo único que puede hacer el Kirchnerismo para que la clase media los vote, sería instalar la idea de que son la mejor opción por descarte. Si la clase media se convence de que Carrió está loca y es incapaz de gobernar, de que los radicales siempre terminan con crisis económicas y de que Macri es Menem, entonces sí el kirchnerismo puede sacar más votos de clase media, no por amor, pero sí por espanto a las alternativas.
Nunca van a votar al kirchnerismo por simpatía real.
También ayudaría si nunca más vuelven a repetirse actos grotescos como el de la plaza del amor y los grupos de tareas, o esa conferencia de prensa de Néstor con una tribuna de reídores oficiales que celebraban cada ocurrencia del ex presidente, me hizo acordar a esas comedias yankees con risas pregrabadas. No se que pensaba lograr con ese show de obsecuencia.
Sin esos actos, se necesita mucho menos estómago para votar al oficialismo.
No creo que les resulte dificil evitar que actos de ese estilo vuelvan a repetirse, después de todo, el primer Kirchner evitaba ese tipo de actos, evitaba la marchita, solo cuando las papas empezaron a quemar dejo de «maltratar» al peronismo.
o sirve. acá hay un lider, y hay que seguirlo o abrirse, no hay lugar para un estado deliberativo.
Sergio: tuviste suerte.Mi viejo se cayó en la calle, el Same lo llevó al Argerich, no había placas radiográficas ni traumatólogos , porque todos estaban operando. De manera que terminó siendo enyesado en su prepaga 8 hs después.
Y otra cosa: los médicos de los hospitales son los mismos que trabajan a la tarde en sus consultorios para las prepagas o las obras sociales.Ningún médico trabaja solamente en el hospital.
Hector: De acuerdo. Yo voté a Cristina con Bonasso, y en el conflicto con el campo lo hubiera preferido más jugado a favor de la 125. De Lozano no me hables porque me broto.
Lurker: Coincido en que la clase media vota mucho por imagen, ya que las cosas que mencionás sobre todo tienen que ver con un modo de presentarse. Evidentemente están tratando de corregir algunas cosas en ese punto.
Mariano T.: Bueno, ahora el congreso se muestra muy activo, es probable que en los próximos tiempos tengamos bastante deliberación.
Carolina: O vos tuviste mala suerte. Yo tengo dos a favor y vos una en contra. El Lurker cita al Pirovano (pese a que lo tengo cerca nunca fuí) como otro hospital bueno. Además, de mi anécdota lo más significativo no es lo que me ocurrió, sino lo que me dijo la médica, ella SABÍA que en el Gutierrez me iban a atender bien. Lo que sí puede ocurrir es que dependa del hospital, tal vez algunos sean muy buenos y otros muy malos, no puedo asegurarlo.
A mi me parece que las clases medias se alejaron de Kirchner cuanto este se acerco cada vez mas al PJ. Cuando se pejotizo como dicen por ahi…
La transversalidad siempre me parecio algo secundario, algo muy de la esfera politica, de la cual la mayoria de la gente que apoya/apoyaba al gobierno, le dio poca importancia…
Si la clase media en general tuvo simpatia por K, fue en primer lugar, por la necesidad de creer en algun politico post colapso. Kirchner al mismo dia de asumir tenia una altisima imagen positiva y nadie sabia muy bien como iba a ser su gestion.
Por otro lado, lo mejor de kirchner, sin lugar a dudas, fueron los primeros años, 2003/2004 y un poco del 2005. La reforma de la corte, la reapertura de los juicios a los militares, la reestructuracion de la deuda (en su momento considerada un exito, ahora tengo mis dudas), la moratoria de jubilaciones, que permitio que miles de personas sin llegar a los 30 años, pudieran acceder a una jubilacion minima, sumado a la recuperacion economica, fueron los puntos fuertes de K y por eso conto con el apoyo inicial de la clase media (incluyendome).
Los medios de comunicacion, acompañaron y ayudaron mucho a sostener la imagen positiva de Kirchner en ese periodo.
Cuando la cuestion economica se empezo a deteriorar (inflacion), cuando empezaron a verse algunos casos de corrupcion, de manejos poco claros, cuando empezo lo del INDEC, Kirchner se refugio cada vez mas en el PJ, y ahi perdio a la clase media…
No creo que la transversalidad, que nunca conto con ninguna figura de peso importante a nivel nacional, haya tenido que ver con la aceptacion o no de las clases medias al gobierno…
Esteban: Vos mencionás cosas que se empezaron a deteriorar en el gobierno K: inflación, corrupción, Indec. pero tu primera frase es: «A mi me parece que las clases medias se alejaron de Kirchner cuanto este se acerco cada vez mas al PJ. Cuando se pejotizo como dicen por ahi…» O sea que, según tu descripción, si bien esos problemas empeoraron su gobierno, cuando K se refugió más en el PJ, la terminó de embarrar, digamos. Hasta aquí estoy de acuerdo en que eso refleja la percepción generalizada de la clase media. Pero entonces no coincido en la parte final: «No creo que la transversalidad, que nunca contó con ninguna figura de peso importante a nivel nacional, haya tenido que ver con la aceptacion o no de las clases medias al gobierno…». Ya que en política hay que tejer alianzas con unos o con otros. En todo caso la transversalidad significaba «no pejotizarse», si querés. Creo que tu primer análisis (que comparto) respecto del rechazo de la clase media al PJ, muestra que la transversalidad sí era importante.
Lurker: Algo más. Siempre que se elige es importante que las opciones parezcan malas, estoy de acuerdo. Ahora, la gente cambia de opinión con cierta velocidad, yo creo que el Kirchnerismo sí puede hacer cosas que le devuelvan cierto aprecio (como verás uso un adjetivo moderado)de parte de la clase media. Las cuestiones de estilo que planteabas, sumado a correcciones en temas importantes como la dupla inflación/Indec. Por ejemplo, mi impresión de los últimos dos meses, desde mi experiencia personal sumada a mediciones que escucho de aquí y de allá, es que la inflación está frenando. Si eso sucede, la simpatia va a aumentar un poco.
En el caso de Telerman me inclino por la primera alternativa, no había retorno para Telerman, luego de que apostara todo su aparato y sus votos al derrocamiento de Ibarra, que por entonces era uno de los principales aliados de NK. En realidad su papel no fue muy distinto al de Cobos.
Politico Aficionado: Es posible que tengas razón. Mi idea es que siendo necesario tragar tantos sapos en política, la situación merecía tragar uno más. Lo que me parece interesante es que K generalmente fue acusado de «arreglar con cualquiera» para sumar, y para mi termina perdiendo imagen en una situación en la que hizo lo contrario. Igual reconozco que tu comparación con Cobos es muy buena y me hace dudar, ¡mirá si ahora la jugada política correcta en un determinado momento es apoyar a Cobos!¿Quién se traga ese sapo?
Eso último -apoyar a Cobos en un eventual futuro- es muy fácil: mi corazón no me lo permite (jejeje).
El tema es qué entendemos por transversalidad. El concepto tiene su historia, y aunque Kirchner participa de la misma, lo hace en un sentido diferente del habitual.
En 1994, creo, tuvo lugar la «Conferencia del Molino», donde Chacho Álvarez acordó una alianza política con José Octavio Bordón, como parte de la cual se realizarían internas para dirimir una fórmula presidencial. Nacía el FREPASO, el primer gran punto de llegada del frentismo.
La foto principal tuvo por protagonistas a ambos comensales, pero hubo un tercero: Néstor Kirchner. A diferencia de ellos, Kirchner se comprometió a defender una agenda en común, pero dentro del PJ («es una locura irse del peronismo», dijo en aquella ocasión).
Así nació el concepto de transversalidad: defender una misma serie de propuestas desde diferentes espacios, sin la reducción a la unidad partidaria. Algo muy distinto de la más cercana estrategia de alianzas electorales que tan mal le ha salido a NK.
Y digo que le salió mal porque, si bien en 2003 logró una victoria a lo Pirro sobre Macri, para 2007 el macrismo era, retrospectivamente, invencible. La disolución del campo progresista no pasaba por la relación Kirchner – Telerman, sino por la relación Ibarra – Telerman, que era insostenible. Y recordemos algo importante: el FPV llevó dos listas de legisladores. Una, encabezada por el propio Ibarra, la otra, encabezada por Ginés González García. La lista de legisladores de Ibarra fue la segunda en la elección, duplicando al ex ministro de Salud, pero Ibarra jamás hubiese apoyado a Telerman, a quien asociaba con el proceso político que llevó a su destitución. Toda la campaña de Ibarra se basó en el ataque intransigente, tanto a Macri, como a Telerman.
¿Hubiésemos podido prescindir de Ibarra? Difícilmente: el espacio que tuvo por figura al candidato a vicejefe de gobierno por la lista de Filmus, Carlos Heller, giraba y gira en torno de Ibarra.
Retrospectivamente, el peronismo K porteño tenía frente a sí dos formas de perder una elección, frente a una fuerza que había vencido, no sólo en la primera vuelta de 2003, sino en las legislativas de 2005, superando a Carrió y marginándolo al tercer puesto.
Desde mi punto de vista, a lo anterior deben sumarse tres factores:
– el adelantamiento de la fecha de las elecciones, desdoblándolas de las nacionales, por parte de Telerman.
– el acuerdo entre Macri y Carrió, por el cual Carrió renunció a llevar su propia candidatura, como en 2005, a cambio de eliminar a un contendiente de cara a las presidenciales de octubre. De hecho, Carrió apoyó a Macri en la segunda vuelta, contra el candidato del kirchnerismo. Y PRO no jugó en las presidenciales.
– Finalmente, la situación nacional: para 2005, el duhaldismo había sido derrotado en provincia de Buenos Aires, pero a costa de una importante y significativa «peronización» discursiva del kirchnerismo.
En esta tesitura, la victoria de una fuerza opositora, de tono vecinalista, que además venía en racha, me parece un acontecimiento inevitable. Macri, ya en diciembre de 2006, tenía ganada la primera vuelta. Los acontecimientos posteriores le dieron la diferencia que necesitaba.
Intérpretes entonces más lúcidos, como Claudio Lozano, vieron esto con claridad, y abandonaron el barco progre capitalino.
¿A qué jugó Kirchner? Perdido por perdido, a construir una fuerza propia, leal y partidaria, de cara a 2011, ocupando el terreno arrasado, tanto por la crisis del progresismo porteño acacecida durante el segundo gobierno de Ibarra, como por la polarización del electorado en torno de la antinomia Kirchner – Macri. Por otra parte, Kirchner, y esto siempre se ha sabido, preferiría mil veces enfrentar a Macri que a Carrió. Diversos voceros del kirchnerismo lo manifiestan en sus análisis, casi todos los días.
En síntesis, ¿qué pasó con la trasnversalidad? En Capital, al menos, la debacle del progresismo post Cromañón. En Rosario, Binner quedó entre dos fuegos: la alianza del ARI con el PS, luego el viraje hacia la CC, por un lado, y la relación con el poder central. La crisis reciente por la 125 hizo el resto.
En Córdoba, no había opción ganadora. El PJ, a diferencia de Buenos Aires, puede ganar una elección por sí mismo, y el juecismo no garantizaba idénticas chances. Claro que nadie iba a pensar en un desenlace tan lamentable: muchos cordobeses siguen pensando que hubo fraude, y que el gobierno federal apañó la victoria de Schiaretti. Éste, a su vez, y De la Sota por extensíón, acusaron la falta de apoyo y la prescidencia relativa como una traición. Resultado: el distrito lo ganó Lavagna.
Insisto en una cosa: Macri obtuvo el 37% en 2003 y el 40% en 2005. En 2007, llegó al 45,3%. En el ballotagge, llegó al 60%. Listo, es el justo ganador, y por una diferencia demasiado grande como para creer que fuese remontable. Ganó en TODOS los barrios, del sur al norte y del este al oeste, de los barrios radicales a los barrios peronistas, pasando por el obvio 80% de Recoleta.
Ezequiel: Tu análisis es muy convincente, pero hay una cosa en la que sigo teniendo dudas: La campaña de Filmus, antes de la primera vuelta, se centró en un ataque muy fuerte a Telerman (no digo que no lo mereciera, estoy hablando en términos de conveniencia política). Poniendo un candidato propio, esto era inevitable (no iban a permitir que Filmus se presentara para terminar con un 12%). Los ejercicios contrafácticos siempre son sospechosos, pero intentemos imaginar qué hubiera ocurrido en caso de apoyar a Telerman. La campaña pudo centrarse diréctamente contra Macri y debilitarlo un poco, a la vez que, ataques similares sobre un blanco como Macri, hubieran parecido menos antipáticos a cierto sector de la clase media semi-progresista por llamarlo de algún modo. No digo que Macri no hubiera ganado (en este sentido la evolución que presentás es clara, aunque creo que hubiera ganado por menos margen), pero ¿no pensás que la imagen K se hubiera resentido menos? Lo digo incluso por charlas de ese momento con personas cercanas,(lo que acá dice El Lurker puede ser parecido a lo que refiero también), para mi el comienzo del latiguillo generalizado en la clase media sobre la «intolerancia K», viene de esa elección.
El latiguilllo de la «intolerancia» lo veo antes: aparece casi al año de gobierno, cuando se empieza a hablar de «hegemonismo». Justamente la convocatoria a Ocaña dio lugar a la acusación de que el gobierno quería «desarticular a la oposición». Y a medida que el kirchnerismo, en parte por las circunstancias de su gobierno, en parte por la imposibilidad de construir un espacio progre no peronista -pero tampoco antiperonista-, fue retomando la vieja liturgia, hasta llegar a la reconstrucción formal del PJ, era más o menos obvio que en los viejos distritos del radicalismo, como Rosario y Capital, no sacábamos tres votos.
Macri hubiese pasado por arriba a Telerman, porque en definitiva son votos distintos, y si en tres meses lo sacamos de la segunda vuelta, eso no habla demasiado bien de su llegada. La hipótesis Telerman olvida algo esencial (hagan de cuenta que subrayo lo que sigue): el grueso de los votos, más de la mitad, que obtuvo Filmus, fueron a la lista de Ibarra. Y reconciliar a Ibarra, o a sus sufragantes, con Telerman, ni a palos. Fijate que los votantes de Telerman, en muchos casos, votaron a Macri antes que a Filmus.
Ok, me convenciste, el argumento de los votos de Ibarra es muy razonable. Yo voté la lista de Ginés, pero también recuerdo que la de Ibarra sacó más votos. Esos votos están lejos de ser fáciles de trasladar a Telerman como yo lo veía. Sumado a que Telerman hubiera perdido los de la CC (si era apoyado por K), es probable que Macri hubiera ganado con la misma comodidad.
A mi juicio la transversalidad le da un grado superlativo al partido justicialista. Demuestra que sectores extra-partidarios necesitan del partido más importante del país, para ser alguien dentro de la política argentina.
Avalan que en la realidad sólo se puede construir el país a partir del peronismo. Sus adherentes son personas que integran partidos pequeños que no podrían sobrevivir en soledad. Y le queda una sola cosa, adherirse al peronismo, aunque algunos de ellos no tiene ni noción de la doctrina peronista.