Nadie te pedía tanto, crack

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La heterodoxia demostró que es mucho mejor para predecir los resultados de las prácticas ortodoxas, que la ortodoxia para predecir el impacto de las medidas con las que no acuerda. Y esto se nota mucho.

Lo que está construyendo Cambiemos, a pesar de todo lo que se dice es una herencia de economía menos pujante, más endeudada, con menos industrias, y menos mercado interno. Y casi que el puente entre lo que había, y lo que quieren construir es una crisis. Una herencia verdaderamente mucho más difícil de desarmar en el futuro que la que dejó el anterior gobierno. Porque hacer es más complejo que deshacer.

Hay una primera aclaración: el concepto de ajuste es un eufemismo. Cuando se habla de ajuste (por ejemplo con devaluación y con menos gasto público) lo que ocurre es que se transfieren ingresos desde un sector más popular a uno con más ingresos. El ajuste entonces es de un sector y no de todos. De la forma inversa, cuando se realiza una distribución del ingreso, que mejora el mercado interno, no se habla de ajuste porque la clase alta nunca pierde, en todo caso, gana distinto o participa relativamente menos del ingreso.

Dólar
Si el dólar se sigue moviendo no hay incentivos a exportar, ni a importar, porque no se sabe qué se va a poder vender, ni hacia dónde conviene invertir. Detener el aumento del dólar es una política necesaria para orientar expectativas. También debe detener su baja, manejar un precio estable. No tiene sentido pensar en bajarlo, pero sí debe detenerse su aumento, quizá bajándolo unas décimas para mostrar una intención desde el gobierno.
Mientras el dólar no deje de aumentar, será motivo de presión inflacionaria. Quedó demostrado que la economía se rige por el precio oficial del dólar, en base a los volúmenes de operaciones que mueve ese tipo de cambio, y la estructura de precios relativos se establece en función del dólar que se utiliza para el comex.
Ya que se está cerrando con los buitres, una estrategia posible es esperar para tomar nuevas decisiones sobre el precio del dólar (incluso atrasando su precio real actual) hasta que se consiga financiamiento externo a tasas más bajas, esto permitirá una mejor espalda para tomar nuevas decisiones (es cierto también se podría haber esperado a que devaluar no significase pagar tanto por dólar futuro, pero los muchachos tienen que construir su propio relato, se entiende, aunque estén en las antípodas de un Estado inclusivo).
Y si la idea era generar un modelo como el de la Alianza Pacífico, tenían que pasarse en la devaluación, generando un shock tremendo y esperando que las variables se estabilicen solas en el nuevo lugar, con un dólar esperando allá arriba a que las demás variables de la economía lleguen a ese equilibrio. Esto hubiera sido muy doloroso socialmente, pero sirve como atajo para adaptar el «modelo» a uno de cuenta corriente positiva, lo que requiere un Estado monitoreando variables y algún plan de desarrollo; el otro camino es generar industria y exportaciones con mucho subisidio público y mercado interno aguardando que en algún momento las exportaciones de MOI hagan sustentable a todo el modelo, esto es de largo plazo, olvidate.

Acá no se ha hecho ni una cosa ni la otra. Lo único que se ha logrado es recomponer tasas de ganancia relativa a costa de menos cantidades vendidas en la economía doméstica.

Precios y tarifas
Los precios se han desmadrado, un poco por la devaluación y otro poco por la recuperación de ganancias de agentes formadores de precios (gracias a un Estado que lo permite, vía esa misma devaluación, quita de retenciones, flexibilización del sistema financiero, fin del seguimiento de precios, tarifazos de luz y gas, quita de promociones crediticias a PyMEs, nuevo esquema de coparticipación, fin ley antimonopolio de medios, etc).
La inflación tiene que ver primero que nada con disputas distributivas, ya que los precios asignan márgenes de rentabilidad, en su ecuación tensa con las cantidades demandadas por la sociedad. Cuando hay shocks en los precios los ingresos de los trabajadores pierden, por otro lado cuando hay mejoras distributivas, los precios suben como parte de la carrera por la apropiación del excedente (la disputa siempre es una presión a la suba, con un detalle: los trabajadores nunca llegan, porque los empresarios mueven el arco de los precios, y los grandes agentes económicos sí, como pasó en los 90s en la Argentina, en una marco de una gran concentración a favor del capital y en contra del trabajo). Un ejemplo, si en una sociedad cuya inflación es nula hace décadas, en poco tiempo un sector postergado (por ejemplo los negros y los inmigrantes en EEUU en su conjunto) logra mejoras salariales o beneficios sociales monetizables (como rebajas en planes de salud), sin dudas habría aumento de precios (de cuánto, ya es otra discusión).
Todo esto es el tablero general, después hay innumerables cuestiones meso y microeconómicos que mueven precios y cantidades. La quita de retenciones y la quita de subisidios para tarifas son dos cosas que concentran la economía, las cuales en el corto plazo generan inflación, pero ya no inercia inflacionaria, porque justamente, concentran la economía y las subas son en shock: destruyen demanda, mercado interno y por ende en un mediano plazo, de no mediar un empate salarial, cosa improbable, en conjunto con un posible aumento del desempleo, son elementos antiinflacionarios. Claro, a un costo social que te la regalo.
En este tema es fundamental, converger expectativas, buscando acuerdos entre empresas y trabajadores. Ello requiere recuperar el control del Estado sobre la voracidad capitalista salvaje y transparentar las políticas de precios. Es mentira que la confianza sea algo que permite manejar el tablero de juego de precios, salarios, poder adquisitivo, márgenes de ganancias, o pujas en general. Para manejarlo se requiere mostrar palos y zanahorias. Eso es multas, exposición mediática, acuerdos, beneficios fiscales, y discusión con los sindicatos.
Lo que se hizo hasta ahora no es poco, pero la sociedad no valida que «el mejor equipo en 50 años» tenga la mayor inflación en 14 años (en 2002 la inflación fue de 41%), y a punto de quedar a mitad de camino con la inflación de Menem en 1991 (84% de inflación), lo que sería la mayor inflación en 25 años. Acá el problema que tiene la administración de Macri es que la mirada ortodoxa sobre las variables no es comprensiva de un fenómeno como la inflación que además de ser una cuestión económica estructural, en relación al mercado interno, al gasto público y al sector externo, tiene que ver con el poder político de los actores en disputa.

 

Nivel de actividad
El manejo apresurado va a afectar mucho el nivel de actividad como consecuencia de las medidas para contener la inflación. En este punto, tomar deuda aparece como el único salvavidas, pero para que tenga sentido, esa deuda debe tener un claro trasfondo productivo, sino se corre el riesgo de avalar una fuga que repercutirá en un alto desempleo, y muchos problemas para que Cambiemos llegue con alguna fortaleza a las elecciones de medio término en 2017. La solución es no ajustar tanto, ni a nivel de gasto público, ni a nivel de salarios, ni a nivel de beneficios fiscales para sectores concentrados, ni a niveles de los montos reales de ayudas previsionales. Debe aprovecharse la deuda para mejorar el sistema productivo con base industrial, esto es, favorecer importaciones de bienes de capital pero tener control sobre la importación de bienes de consumo. Volver a algún sistema de control de importaciones (que obligue a una mayor sustitución), que no sea tan laxo como las licencias de importación no automáticas, volver a algún sistema de promoción de reinversión de utilidades. Lo que debe hacer este gobierno, es ser gradual, como no lo fue hasta ahora. Es hacer un poco de todo lo que se venía haciendo antes, mostrando algunas libertades nuevas para que nadie diga que es lo mismo al kirchnerismo (porque en ese caso, el original siempre es mejor que la copia, y también le va a ir mal). Para avanzar en estas medidas, tiene sentido esperar a cerrar con los buitres, para que ellas no entorpezcan esa negociación, y tiene sentido cerrar con los buitres siempre y cuando el Congreso establezca cerrojos y corta fuegos que eviten que se dispare la deuda por juicios del 92,4% (por ejemplo, una Ley que diga que si se dispara algún fallo en firme sobre el 92,4%, eso hace caer todo lo actuado con los buitres, o que los buitres se obligan a no litigar disparando la Rufo así se priorizan los canjes de 2005 y 2010 sobre cualquier acción legal externa futura). Además, toda la nueva deuda debe ser productiva, sin avalar ninguna valorización financiera. Esto también podría ser por Ley. Claro, eso requeriría responsabilidad de los representantes.

Tasas
Es un problema. Como puede verse todo está concatenado. Creer que no hay una cadencia entre todas las variables de la economía, y que algo se puede manejar aisladamente del resto es un error que aprovechan los grandes jugadores del sector privado para sacar ventajas (bancos, sector rural grande, multis, AEA, etc). En este momento las tasas no pueden aflojar, porque se dispararía la inflación, pero tampoco pueden ser tan altas que destruyan el finaciamiento. La cuestión de fondo es que la liberalización del sistema financiero fue un factor procíclico para la creación de una crisis que daña el consumo por un lado y favorece la dolarización por otro lado. Debe volverse a mejores controles del sistema financiero, regulando el spread, con la zanahoria de colocaciones de nueva deuda que va a generar comisiones, y bajo la posibilidad de una reforma de la ley de entidades financieras (que sin dudas es una grave herencia de todos los gobiernos que no la cambiaron).

Mercado interno
Según nuestros cálculos, en base a la evolución de un salario registrado promedio, y a la evolución de una canasta de precios ad-hoc, pero representativa y contrastada con otras canastas de consultoras privadas e índices de precios provinciales, el salario debe aumentar en marzo un 45% desde mayo de 2015, para no perder su poder adquisitivo respecto de mayo de 2015, y un 40% si se quiere empatar a septiembre pasado. Lo mismo se puede decir de las jubilaciones y AUH (que por tanto precisarían un suplemento). Regular esto, con números por abajo, implicaría menos inflación (en base a acuerdos con empresarios) pero menos mercado interno, y aumento del desempleo y la pobreza. El justo medio implica un poco y un poco.
El mejor poder adquisitivo del  salario de los últimos años se dio durante 2015, esto es un problema. Y sí, también es parte de la herencia. Pero de ninguna forma se puede decir que es algo malo, no tendría sentido. En todo caso deberá regularse un poco. Sin embargo, el shock inflacionario que se aplicó con todas las demás medidas, ha llevado el poder adquisitivo de los salarios promedios registrados a niveles propios de 2008. Nadie pedía tanto.

Inversión
Se supone que todas las medidas que se están tomando van a generar nuevas inversiones. A este paso, puede que lleguen nuevas inversiones extranjeras pero de ningún modo van a compensar las pérdidas internas para mantener la inversión bruta interna fija total. La libertad económica no promueve inversiones, promueve ingreso de capitales y especulación. La historia de Latinoamérica lo demuestra. Los capitales que ingresan del extranjero generan una fuga de igual cuantía, y eso lo pagan los pueblos con desempleo, endeudamiento y menos salarios en el conjunto de la economía. La administración tomó un montón de medidas para que lleguen esos capitales pero sin éxito, por eso ahora surgió la desesperación por endeudarse y la premura para arreglar (mal) con los buitres.

Balance de pagos. Cuenta corriente. Cuenta capital
La restricción externa es la única herencia problemática que deja el anterior gobierno, y no es algo menor. Pero tampoco era algo inmanejable. Esta restricción, como ya se dijo en otros posts, tiene que ver con un avance en ciertas variables que no es compatible con el nivel de ingreso de divisas al país. Esto, como se viene sosteniendo, se corrige en principio con interrumpir el desendeudamiento, y usar nueva deuda para apalancar una economía orientada a mayores niveles de exportaciones de valor agregado (con créditos externos para infraestructura y energía, nuclear, térmica o limpia). Esto de ningún modo lo va a hacer el mercado por sí sólo, requiere de mucho esfuerzo por parte del Estado. La gestión de una YPF que no pierda de vista el autoabastecimiento, más allá de los costos actuales también es fundamental, y sobre todo sin perder el control desde el Estado, porque la mirada estratégica de éste en función del conjunto tiene su reverso en el mercado. Que el Estado se haga cargo de nuevas empresas estratégicas, es una entelequia con el actual gobierno, pero debería tenerse en cuenta, por ejemplo, en sectores tales como el litio, etcétera.

Que sigan bajando las reservas (sin contar el Repo) es un claro indicador de que hubo apuro y equivocación al sacar el cepo. Debe presentarse como un éxito para que no caigan los postulados de la ortodoxia y la libertad económica, que no forman parte sólo de una corriente  ideológica, sobre todo son una posición política que representa intereses.

Reservas, reducción entre 10/12/2015 y 4/3/2016

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Mercado externo
La devaluación no va a generar mayores exportaciones de cantidades (porque los socios comerciales de la Argentina no están en un buen momento, veáse el caso de Brasil que devaluó y está en recesión), aunque sí puede que enfríe la economía y así mejore el saldo de cuenta corriente. Conviene detectar sectores exportadores estratégicos para fomentar agregación de valor antes de su venta al exterior, y analizar los sectores en los que se pueden sustituir importaciones. Esto se venía haciendo apresuradamente en el gobierno anterior, con poca eficiencia. Ahora se fue al otro extremo, destruyendo lo hecho en vez de mejorarlo.

Gasto público y recaudación
El déficit no es un problema, un 3% ó 4% es manejable. El problema es el déficit externo. Pero el gobienro tomó un montón de decisiones para achicar el gasto y los ingresos del Estado. Esto no es otra cosa que ajuste y concentración de la economía, cosa que daña, entonces, a los sectoes productivos más ineficientes.
Como puede verse toda la actividad de desregulación del Estado, en contraste con el gobierno anterior, genera un combo de recisión, desempleo, inflación (en el corto y mediano plazo) y concentración de la economía. Nadie pedía tanto. Montar un relato de libertad económica sobre medidas menos extremas era perfectamente posible, la literalidad de las acciones del actual gobierno respecto de su mesaje de campaña no va a ayudar a construir una Argentina más igualitaria, de hecho todo lo contrario.

Conflictividad social
A medida que se desregula la economía, se abren importaciones, se desprotege la industria, se descuidan las PyMEs, se olvidan las cooperativas, y se deja de lado una mirada planificada del desarrollo, los trabajadores empiezan un ciclo de reducción del salario real que no se sabe cuándo termina. Es pertinete pensar en nuevos acuerdos sociales. Eso obliga al Estado a ser menos lilberal. Veremos si el gobierno está a la altura de esto.

A modo de cierre

El gobierno de Cambiemos parece un gobierno sin agenda. Porque toda agenda del Estado debe apuntar a organizar los actores sociales en función de objetivos que difieren de la agenda que tienen los actores más concentrados y fuertes de la economía y la política (grandes empresas, grandes exportadores, grandes productores rurales, países extranjeros, etc), tales como un horizonte de desarrollo productivo al que no se llegaría sin el Estado. Las medidas que tomó la nueva gestión llevó el PBI de un crecimiento del 1,5% en 2015 a un proyectado de -1,3% en 2016. Como el no acuerdo con los buitres en 2014 no generó una ansiada crisis, aprovecharon su inesperada llegada al gobierno para generar una crisis que promueva el pago a los buitres. Invirtieron las premisas. Ése cambio no lo quería nadie. Hoy el Estado aparece como un árbitro entre esos actores, para que su organización entre sí no sea violenta, pero descuida su rol de organizar al conjunto de la sociedad para que el entramado productivo sea cada vez más funcional a la calidad de vida del conjunto. Donde no se establece la agenda del Estado, la resolución termina favoreciendo los objetivos de negocios de los grandes agentes económicos.

Acerca de hache

hache: politólogo, maestría en sociología económica y otras yerbas. River. Línea de 4 en el fondo y Estado interventor desarrollista. Blog: Hache http://yaesta.blogspot.com/ @hernanpablo

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