Provisorio escrutinio

Escribimos Mariano Fraschini y Nicolás Tereschuk

Daniel Scioli obtenía 38,4% de los sufragios cuando todavía faltan escrutar casi el 5 por ciento de las mesas de la provincia de Buenos Aires y se consolidó como el candidato más votado en esta PASO. En segundo lugar, el Frente Cambiemos, integrado por el PRO, la UCR y la Coalición Cívica alcanzó el 30%. Más lejos, la coalición UNA se llevó el 20,6% de los votos. La diferencia entre las dos primeras fuerzas fue del 8%. Entre los dos candidatos más votados fue del 14%. El candidato del FPV triunfó en todas las provincias menos en Ciudad de Buenos Aires y Mendoza (primó en ambas Cambiemos), y en Córdoba y San Luis (dos terruños ganados por sus gobernadores respectivos). La primaria del FPV en la Provincia de Buenos Aires la ganó Aníbal Fernández, en una elección reñida. Las encuestas, esta vez,  estuvieron más cercanas al resultado final

A continuación unas viñetas explicativas de la elección de ayer

  • Daniel Scioli, de repetirse los guarismos en la elección general (se sabe que estos no se mantendrán congelados) quedó muy cerca de ganar en primera vuelta. A escaso punto y medio del 40% y a casi 6 y monedas del número mágico del 45%, el candidato del FPV está en condiciones de imponerse en primera vuelta en octubre. Ganó en 20 provincias, destacándose Buenos Aires (ganó por más de 10,5 puntos), Santa Fe (con el importante aporte de Omar Perotti)  Tucumán por casi 40 puntos de diferencia, y clarito en el norte y en el sur, aunque se esperaba por un porcentaje un pelín mayor. Es cierto, deberá mejorar guarismos electorales en la Ciudad de Buenos Aires (obtuvo el 23%) y en Córdoba (14%) y cazar votos fuera de la frontera del kirchnerismo. Los votos de De la Sota, muy codiciados por estas horas, parte del voto de Massa (si se instala la polarización) será adonde deberá dirigir su discurso Scioli para asegurar los votos que le faltan para ungirse presidente en primera vuelta. Asegurado en el voto propio, con seguridad el candidato oficialista deberá ir para el “centro” para pescar en ese río de indecisos o votantes fluctuantes.
  • Mauricio Macri logró en solitario el 24,2 por ciento de los votos. Con su coalición se estiró al 30. Hizo una muy buena elección en Buenos Aires, lo que permitió que su candidata a gobernadora lograra guarismos que por sí sola no hubiese alcanzado, en la Ciudad (casi el 50%) y repitió los guarismos en Santa Fe y Córdoba de sus candidatos a gobernador en los comicios anticipados.  En primer lugar, el jefe de gobierno porteño deberá, de cara a octubre mantener el voto de la coalición, sumando los sufragios de sus socios Sanz y Carrió, y apelar al “voto útil” para instalar la polarización con el oficialismo. Macri muestra una debilidad en su inserción territorial, con un voto muy localizado en la zona “centro” del país, aunque sin haberse podido imponer, como se indicó, en provincias como Santa Fe o Córdoba donde tiene una porción del electorado afín. Hay que resaltar también que desde 1983 a esta parte, los presidentes que se consagraron en las urnas también fueron los más votados en la provincia de Buenos Aires, donde el FPV sigue primando.
  • Sergio Massa logró con su coalición UNA el 20,5% de los votos. Es cierto, el voto propio es un poco mayor al 14%, pero la buena performance de De la Sota le permite cantar “no hay polarización”. Es el que la tiene más difícil de cara a octubre ya que deberá, por un lado,  evitar ser arrasado por el “voto útil”, y por el otro, retener el voto de su socio político. En los próximos días, seguramente, le pasará factura a Macri y se candidateará como el mejor perfilado para ganarle en una segunda vuelta a Scioli.
  • La UCR apenas con un poquito más del 3% resultó uno de los grandes perdedores de esta zaga electoral. No presentará candidato propio en octubre, ni vice propio como en el 2007, como hacía mucho tiempo no ocurría. A la par que de las 8 gobernaciones pretendidas (y apostadas), apenas lograron una (Mendoza, y para colmo enfrentada a la conducción nacional) y con escasas posibilidades en las que quedan con la excepción de Jujuy. La socia política de Sanz, Elisa Carrió volvió a los guarismos marginales de 2011, demostrando que el electorado la prefiere en el escenario legislativo.
  • Margarita Stolbizer,  el FIT -Del Caño le ganó a Altamira (quien no presentará candidatura luego de décadas)- y el “Adolfo” (lejos de la elección de su hermano en 2011) lograron pasar a la próxima ronda. El resto se despidió ahora. Se destaca el 0,5 obtenido por Víctor De Gennaro, quien lanzó una candidatura presidencial muy tardía (de décadas, diríamos) quedando muy lejos del 1,5%.
  • Un párrafo aparte para la provincia de Buenos Aires. Como se observó existió un muy escaso corte de boleta entre las categorías presidente y gobernador. Es decir, el votante bonaerense históricamente no suele ser generoso en el corte en estas dos categorías. Desde allí se explica que la elección de Vidal y la suma de Fernández y Domínguez sean similares a los de sus candidatos presidentes. Por lo que resulta fuera de lugar medir a los candidatos a gobernador como si se tratara de una elección aislada a la del ejecutivo nacional.
  • En la Provincia también se dio un fenómeno que no es nuevo pero que es negado una y otra vez en los análisis habituales: los intendentes no son imbatibles. Hubo jefes comunales que pagaron sus excursiones al massismo con boleto de ida y vuelta. Otros caciques territoriales de muchos años en el ruedo fueron derrotados. Y en otros casos los recambios ya se habían dado al momento de las candidaturas. El triunfo de Aníbal Fernández también tuvo un tinte de contracorriente a la idea de que los “barones” del conurbano son todo poderosos. Si a esta altura, luego del recambio de las “colectoras” de 2005, alguna otra de 2007, las derrotas de 2009 y 2013 no nos hacemos a la idea de que nadie tiene la vaca atada en casi ningún territorio del  país y mucho menos en el Gran Buenos Aires, no sabemos bien cuándo será la hora de convencerse.
  • La campaña parece comenzar de nuevo y, como se dijo, tanto Scioli como Macri tienen puntos a favor y obstáculos que deberán sortear. La inserción territorial del FPV volvió a quedar clara, así como las dificultades que encuentra la alianza opositora en ese sentido. El Justicialismo tiene una ventaja dado por su piso de votos “alto” que se volvió a demostrar y por el propio esquema que plantea la Constitución.

  • Más allá de esto, el final está abierto y la situación se parece a algo que marcábamos en algún artículo reciente en el que ampliar el foco a lo regional nos sirvió también para empezar a tantear cómo podrían venir los vientos a nivel local. En Sudamérica en el último año se evidencia una importante solidez electoral de los gobiernos que siguen primando en la región, sin embargo, lo hacen en elecciones cada vez más reñidas. ¿Asoma la elección “a la brasileña” o, como dicen los politólogos muy refinados “palo y palo hasta el final”?
  • Esta es la primera elección del “resto de nuestras vidas”. Es nueva en varios sentidos, con dos candidatos que es la primera vez que se postulan a la Presidencia, no pasó en la última, la de 2007 fue muy particular, hace tres elecciones nacionales que el apellido Kirchner está en las boletas y en esta eso no ocurre. Hay algo que empieza a cambiar porque nada se mantiene para siempre inmutable, mucho menos en política. En ese contexto, el peso de lo que será la campaña necesariamente se asienta cada vez más en la figura de Daniel Scioli. El Ejecutivo es unipersonal, la llegada al Ejecutivo hay que ganársela y no hay otra persona que –sobre todo- pueda ganársela que no sea el candidato. ¿El Frente para la Victoria, el Partido Justicialista quiere seguir gobernando? Serás “todos unidos triunfaremos” o no serás nada.
  • La posibilidad de mantener al PJ relativamente unido y a las variables económicas relativamente tranquilas son la base para cualquier aventura nacional del oficialismo. A eso hay que agregarle un para qué. Y una “presidenciabilidad” del candidato. Algo que haga “sentir” que “es este”, “ahora es este”.
  • Un breve elemento más sobre la campaña: salvo en la última semana la campaña fue de un altísimo nivel, al contrario de lo que se afirma. Se habló la mayor parte del tiempo sobre políticas públicas. Si la mayor empresa del país va a seguir manejada o no por el Estado, si la política previsional va a seguir más o menos como está o no, si el plan social de mayor cobertura del que se tenga memoria va a seguir desarrollándose y con qué características, son todas discusiones de enorme relevancia, todas sobre política pública y política. Nada de “a triunfar” o “lápiz rojo”.  ¿Seguirá esto así? ¿Se parecerá más a la última semana de embarre abierto?

Hay campaña, que haya política.

Foto.
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