«La organización es lo que da origen a la dominación de los elegidos sobre los electores, de los mandatarios sobre los mandantes, de los delegados sobre los delegadores. Quien dice organización dice oligarquía».
La «ley de hierro de la oligarquía», de Robert Michels, está en su libro «Los partidos políticos. Un estudio sociológico de las tendencias oligárquicas de la democracia moderna«. Es de 1911 y compila todas las ideas que el bueno de Roberto aprendió militando para en Partido Socialista Democrático Alemán, la izquierda. Amigo de Weber, luego se hizo amigo del Duce, en Italia. Un largo camino. Y dice:
«En realidad, el miembro aislado de la clase trabajadora está indefenso, en las manos de quienes son más fuertes económicamente. Sólo mediante una combinación que los lleve a constituir un conglomerado estructural de proletarios podrán adquirir la facultad de resistencia política y alcanzar dignidad social. La importancia y la influencia de la clase trabajadora son directamente proporcionales a su fuerza numérica. Pero tanto la representación de esa organización de fuerza numérica como la coordinación son indispensables. El principio de organización es condición absolutamente esencial para la lucha política de las masas».
Hasta ahí va todo bien. Si es que uno cree que necesita juntarse con otros para lograr algo, para no ser aplastado. Si uno cree que el resto del mundo tiene la obligación de escuchar su «teoría» o que lo importante es que resuene su «a mí me parece que», no. Claro.
Igual, la cosa se complica
«Sin embargo, este principio de la organización, políticamente necesario, aunque conjura la desorganización de fuerzas que hubiera favorecido al adversario, trae consigo otro peligro: salimos de Scila solo para caer en Caribdis -salimos de las llamas para caer en las brasas-«.
Porque, por más duro que parezca, amigos (qué maravilloso pasaje)
«En realidad la organización es el manantial desde donde parten las corrientes conservadoras que riegan la llanura de la democracia. Circunstancialmente hay inundaciones desastrosas que hacen irreconocible la pradera».
¿Era tan bella nuestra pradera antes de ser afectada por estas «inundaciones», por estos «representantes» que hacen y deshacen sin pararse tanto a pensar en esos representados que allá vociferan sus teorías? Sin, como se dice ahora «ocuparse de los problemas de la gente» (?), allá, sumidos en sus «pejotismos», en sus «moyanolandias», en sus «pingüineras», en sus «baronerías del conurbano» ¿Hay otra forma de gobernar (ahora) sin estos vicios de las organizaciones? ¿Sin estas organizaciones viciadas?
Ahora, que la pregunta que se hacen algunos es si una coalición de partidos no-peronistas puede gobernar realmente. ¿Cómo es que se hace política sin organizaciones, estructuras, aparatos? ¿Cómo se hace política sin poder?
Porque ¿cómo es esa fuerza política como querríamos que sea? ¿Cómo es ese partido político que mezcle voluntad de cambio, de hacer avanzar al Estado sobre los terrenos que la democracia del 83 aún no ha tocado, pero manteniendo ese espacio para lo individual pos-2001, ese clima de la asamblea de Parque Centenario, de «a mí me parece que»?
Porque el kirchnerismo tiene un gran déficit político. El déficit que dan las estructuras políticas «prestadas», el impacto que genera la necesidad de tener enormes aliados en un juego de posiciones contra enormes enemigos. Tooodos los gremios de la CGT, tooodos los intendentes del conurbano, tooodos esos senadores y gobernadores y empresarios. Tooodos esos funcionarios «polémicos». Y sacar de allá para poner acá y tomar de esto para bloquear aquello. Y ahora te muerdo de acá, para ver si gano allá. Esa cosa de tablero en la que el que pone y saca es uno solo, en que la «deliberación» no tiene lugar porque, ¿cómo deliberar sobre capas geológicas de jugadas tácticas?
¿Y a su vez cómo se congenia eso con esa militancia feisbuquera? ¿Cómo se conjuga con esos sectores medios que te quieren decir su teoría porque miran y analizan ese diario, ese programa de televisión, ese programa de radio? «Es que a mí me parece que», es que «yo tengo una teoría de cómo es esto», es que «vos no te das cuenta de que».
¿Cómo conjugar eso a su vez con lo que los dirigentes «deben ser». Si antes negociaste con este, ahora-no-me-vengas con que es tu enemigo. Si en los 70 hiciste tal cosa, ahora-no-me-vengas conque te importa. Si un día hiciste un acto y te abrazaste a tal, ahora-no-me-vengas-conque sos la contracara de eso.
Los sectores medios resulta que también queremos pureza. Pureza y deliberación. Una deliberación donde la voz que se escuche sea la mía. Porque yo tengo una teoría. A mí me parece que.
Foto.
Que va a hacer, Escriba. Es un interrogante shakespereano el suyo
Profundo. Ese conjunto de paradojas –presumiblemente insalvables- contra los que tantas veces se choca. Me encantó.
Es probable que Hugo Moyano haya consultado la obra de Robert Michels, especialmente en lo referente a la necesidad de organizarse,pero no ha visto o no le han interesado los peligros que el autor denuncia, con lo que podríamos decir que se viene la inundación, por ahora en la provincia de Buenos Aires.
Ya mucho antes que Michels, los franceses se habían preocupado por los cuerpos intermedios y la representación y Andrés Chenier había considerado «Imprudente y desdichado el estado donde se hacen diferentes asociaciones» y por el contrario «Dichoso el país donde no hay otra asociación que el estado, otro cuerpo que la patria, otro interés que el bien común». La ley «Le Chapelier» marcó una tendencia que tardó mucho en revertirse en la Francia revolucionaria, según lo recuerda el excelente estudio de Pierre Rosanvallon: «El modelo político francés».
por lo menos uno que se reconoce y ubica en la denostada por otros clase media.
Muy bueno Escriba. Muy bien expresada la ciclopea dificultad que implica hacer avanzar cualquier proyecto político, tratando de congeniar ideales y pragmatismo. Me gustó mucho la frase: «¿cómo deliberar sobre capas geológicas de jugadas tácticas?»
Como conclusión, no quiero sonar ultra k, pero, aún reconociendo todos los déficit del kirchnerismo: para lo difícil que es, la verdad es que les sale bastante bien.
Ese espacio individual pos-2001 no se trata de un fenómeno sólo argentino sino que se da a nivel planetario, interestelar y quizás hasta suprauniversal (?).
El sujeto es bombardeado constantemente. Propaganda, información, peligro, oportunidad, crisis y volver a empezar. Si ya tenés el plasma ¿para qué te vas a juntar con otros? Hay un achanchamiento que es un caldo de cultivo bárbaro para que se recreen como en un parque de diversiones unos cuantos pocos y sus intereses.
Pero bueno, antes las noticias no llegaban porque se demoraba el jinete escabiando en las postas. Ahora llega demasiada información.
Yo me sumo a la conclusión de Sergio: para lo difícil que es, esta minoría intensa que tiene el kirchnerismo no es para nada despreciable.
Me parece llamativo que en este blog no se mencione ni en una entrada la lucha ejemplar que están llevando adelante los estudiates secundarios, los mismos que acaban de impulsar la toma de la facultad de Ciencias Sociales y que están creando un nuevo movimiento estudiantil, combativo, que sale a luchar contra Macri y el ahogo presupuestario, denunciando la complicidad del kirchnerismo y pino solanas.
Para eso el blog es abierto, cualquiera se puede registrar y comentar sobre todas la lucha ejemplar que guste.
Creo que nos sentimos representados por este post de este editor de AP http://labarbarie.com.ar/2010/la-ciudad-y-el-campo-politico/
Saludos
Es muy interesante el modo infantil y caprichoso en que el autodenominado «¿Y las luchas?» (alguien que ni siquiera se atreve a escudarse tras un seudónimo) pretende que la nota de Escriba, que se ocupa de un tema preciso, deba convertirse en un editorial del periódico del Partido Obrero o de alguna otra secta troska. Y que quiera que Escriba se sume a la original y boba presuposición troska según la cual la operación mafiosa consistente en las tomas de Sociales y FFyL tiene algo que ver con la lucha de los secundarios, más allá del hecho, cierto, de que algunos de los dirigentes de los estudiantes secundarios se identifican con grupos troskos. Pero la lucha de los secundarios tiene un origen real y tiene una fuerza propia que no depende de esa dirigencia (y pongo en duda que la necesite), mientras que las tomas de las facultades con decanos kirchneristas (¿por qué no las otras? ¿qué acuerdo, tácito o no, hay entre la autoizquierda y los radicales?) no surgen de necesidades reales ni de un sentimiento generalizado en la base estudiantil, sino del oportunismo y la falta de escrúpulos de las cúpulas mafiosas de las sectas autoizquierdistas.
Muy bueno. Cuando Perón decía «la organización vence al tiempo», decía también que debía vencer al tiempo. Lo que supone poner por arriba de todo la defensa de esas estructuras de representación permanente de los trabajadores. Los 90, el freno de Menem en la puerta de entrada de los sindicatos, cuando no avanzó con las obras sociales (último refugio del estado de bienestar, digamos) marca ese comportamiento, tal vez en su versión más virtuosa. A lo que decís agregaría solamente la particular inestabilidad argentina, propia de nuestro sistema político y económico (al menos hasta ahora) que abre grietas por todos lados, deja lugar a la improvisación, al ensayo de instancias de participación nuevas, y al miedo de que de pronto vuelva el «que se vayan todos». Hay que pensar el problema con ese elemento incorporado. Porque si bien es cierto que sin muchas de esas estructuras es difícil gobernar, también es cierto que todos los proyectos políticos buscan más allá, algunos buscan por el lado de las corporaciones empresarias, otros por los MMSS y la clase media progre.
Abrazo.
Fede Vázquez:
No es por interpretar a Perón, pero esa frase tiene sentido en la medida que la organización tiene vida política. El objetivo de Menem, como el de la dictadura, fue la destrucción del movimiento obrero, para ello dividió la CGT, con las privatizaciones dividió a los gremios persiguió a las conducciones combativas (peronistas, por supuesto)y les quitó base social, benefició a las conducciones afines con concesiones, con las políticas educativas multiplicó en fragmentos a los gremios de la educación, para someter a los díscolos. Inauguró la flexibilización laboral con la nueva ley de empleo que implicó desindicalización y «sálvese quien pueda», trabajo en negro y desocupación, y debilitar cualquier resistencia y por último impuso la concentración de las obras sociales en los grandes sindicatos, y el control de las obras sociales en manos de los dirigentes gremiales afines, de paso dio cabida a las prepagas. Todo por mero sometimiento de las organizaciones de los trabajadores.
La expresión de lucha de esos tiempos, la carpa blanca, grafica lad condiciones de lucha posible, la orfandad de esos tiempos.
Saludos
Bueno, si no hay ironía en tus palabras, debo decir que es de lo mejor que te leí.
Mas preguntas que respuestas (como es la vida), bastante autocrítica, en fin, me gustó.
verdes estamos(inmaduros)en tanto no sepamos organizarnos y mantener nuevas estructuras,o remozar las existentes,supernado el individualismo que nos aqueja.
Coinsido con Sergio y con Angel. La clave paradójica en la pregunta “¿cómo deliberar sobre capas geológicas de jugadas tácticas?” un planteo sin respuestas explícitas pero que tira a la parrilla con precisión lo indispensable. La base, (para avanzar en la comprensión de la cuestión)está.
«A mí me parece que»: una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Una cosa es la deliberacion/»pureza» y otra la acumulacion de poder. La primera esta comprometida con ciertos fines. La segunda esta enfocada en como ganar, conservar y no perder, poder por el poder mismo. Es un ideal pensar que en punto estas dos cosas se unen. Eso. Un ideal. En la practica no funciona asi. Y los que se dedican a una de estas cosas casi por definicion no se dedican a la otra. Asi, por ejemplo, intelectuales notables discutian argumentos encontrados acerca del matrimonio homosexual. Pero los votos en el Congreso se consiguieron apelando a tecnicas y metodos de «persuasion» que nada tienen que ver con la igualdad o con las convicciones religiosas.
Es como en el futbol. Hay unos pocos que juegan el domingo. Y miles, millones, de periodistas, seudo-intelectuales, blogueros, hinchas en general que hablan sobre el juego. A ellos «les parece que»… pero los que ganan y pierden, los que los hacen hablar, los que se quedan con la parte del leon, los que se hacen ricos, son unos pocos. El resto, nosotros, «invertimos» nuestro tiempo en los blogs y nos creemos que lo decimos influye en el juego…
Pretender que la delibreación pureza se compromete con ciertos fines pero no le preocupa como llevarlos adelante es toda declaración de principios del progresismo mal entendido, no?
Posiblemente, Primo, pero tambien deberiamos aportar una definicion de progresismo que nos convenza. Porque si vemos al progresismo como una posicion moral, comprometida con el deber ser, no hay ninguna obligacion de involucrarse en una discusion sobre «como llevarlos adelante». Por ejemplo, aun en el pais mas pobre del mundo, tiene sentido decir que todos sus ciudadanos tienen como minimo derecho a una vivienda digna, a comer, a la educacion basica, a la provision de salud, etc. Eso aunque el estado carezca de los recursos para satisfacer a esos derechos.
Por el contrario, si el progresismo es simplemente una forma de producir ciertos resultados que favorezcan a unos ciertos ciudadanos, la discusion deja de ser una discusion de principios para enfocarse en los resultados. Y entonces lo que importa no es si estatizamos o privatizamos sino en como esas politicas mejoran o empeoran la forma de vida de los que menos tienen.
Dar una discusión política basada en fines es importante, sino la política carece de sentido. Pero no discutir que medios es quedarse en una charla de café, y lo digo como progresista.
No creo que la discusión sobre como producir resultados sea una discusión simple. Me parece que es justamente donde la discusión se complica. Creo que es fácil acordar en que habría que eliminar el clientelismo, promover la equidad y la redistribución. Ahí los fines. Ahora discutamos los medios ¿cómo lo hacemos y que contradicciones estamos dispuestos a bancar para lograr esos objetivos? Si no estamos dispuestos a bancar ninguna contradicción entonces, estimado, los objetivos no nos importan tanto.
El punto (mi punto, al menos), es que los que damos la «discusión política» no somos los que contamos los porotos y los que de verdad cuentan los porotos no se entretienen en «discusiones políticas». En consecuencia, no hay en verdad contradiccion alguna. Nosotros, «los intelectuales» podemos «hacer como que» que nos comprometemos en la eleccion de los medios necesarios para hacer X. Pero influimos tanto como lo que influimos en la pegada de Riquelme en un tiro libre. Y los que de verdad se dedican a la politica, estan por encima de las «discusiones politicas», aunque de acuerdo a la conveniencia y a las exigencias del interlocutor pueden «hacer como que» estan discutiendo ideas.
Lo nuestro es, mal que nos pese (a mi no me pesa), ni mas ni menos que «una charla de café».
R.A. a militar entonces! ;)
a R.A.le recuerdo la parabola del sembrador.Es muy escaso nuestro poder de comunicacion e influencia,pero basta que alguno lo recepcione y lo tenga en cuenta,es suficiente.
Muy bueno, don Escriba. Es que una cosa es aspirar a la pureza, otra pretenderla como posible. Las organizaciones no dejan lugar más que para maquiavelos; lo cual incluye, mal que les pese, también a toooda La Oposición (no sólo como sustantivo de la alineación política contraoficialista, también como el paradigma del oponerse a todo). El honestismo, al palo.
Lo que ha cambiado es el paradigma de la organización, entendida como la define el autor como piramidal y rígida. Estas estructura han perdido sentido en el actual siglo, la organización sola ya no puede, si no viene acompañada de la coacción y la hegemonía, cuantos más digan “A mí me parece que”, hay menos organización.
La punta viene a partir de la autoorganizacín, del ensamblamiento y del reensamblamiento de Latuor, de consebirnos a partir de la diferencia y no como fichas de un rompecabezas social que tienen que encajar en un marco, todas esas categorías cada vez tienen menos valor
Que loco, anteayer estaba leyendo – por primera vez y por mera casualidad (o causalidad de wikipedia, cuya ramificación no recuerdo) – sobre la «iron law of oligarchy». Como teoría de principios del siglo XX, está sensiblemente golpeada por los grandes acontecimientos que la sucedieron, pero bien vale pensarla como ejericio para ver la realidad (aunque los lentes no sean último modelo).
Creo que el nudo teórico de la cuestión apunta mayoritariamente a las estructuras del conurbano. En tal sentido, muchas de las estructuras del conurbano acordonado parecieran depender más de la Nación que de la Provincia. Scioli parece entender bien esto, y le dedica varias horas de su agenda a «los otros» municipios de la provincia. Creo que, en caso de que exista un tercer período K – escenario probable si los hay – se debería empezar con una adaptación/modificación/remoción de estas estructuras de poder tan corruptas. El tema es que no sé si existe (dudo con desesperanza) el afán político y ético de llevar a cabo una transformación de estas características en este tipo de estructuras de poder cuasi mafioso. Hacerlo sería para muchos de los que hoy aplauden, más que un signo de «normalización», una llana e imperdonable traición.
Me parece que compraste el pescado podrido que pulula por doquier, Joy. En efecto, la «mafia del conurbano» es una construcción mediática que pretende meter en la misma bolsa al Barba Gutiérrez con Otahacé.
Pero hay algo más, que se te escapa: Cada uno de ellos fue votado por «lagente». Bastaría simplemente conque no los votaran más, y a otra cosa. Pero hay quienes creen que los votantes son estúpidos, que no se dan cuenta de lo que ellos sí que ven. Son los que subirían a la peonada en la camioneta y les indicarían cómo hay que votar, según el inefable minga.
Por último, y dado que, efectivamente, algunos intendentes (sean o no del conurbano), se encuentran en alquiler, cabe preguntarse cómo gobernarían los honestistas si efectivamente pretendieran gobernar. ¿Querés extender la copa de leche en las escuelas? Tenés que hablar con el patrón de la esquina, de lealtad tarifada. ¿Querés implementar el Plan Argentina Trabaja? Vuelta la burra al trigo. A hablar con el que ganó las municipales. Y así.
Desde la baranda, muchos parecen aptos para gobernar Disneylandia, más que Argentina. El país es lo que es, no lo que uno pretende que sea.
– Mario Ishii (desde 1999)
– Jesús Cariglino (desde 1995)
– El Japonés García (desde 1987)
– Alberto Descalzo (desde 1995)
– Alejandro Granados
– Julio Pereyra (desde 1995, aunque de hecho, suplente, desde el ’93)
– Hugo Curto (desde 1991)
Tenés razón, que ingenuo soy, si son todos angelitos estos! Encima laburan para el pueblo, los habitantes los partidos viven todos bárbaro!
Punto aparte.
El tema de los votantes: estás suponiendo que yo pienso de X manera por decir que Ishii es corrupto y mafioso. La verdad, no sé si ponerme a explicar largo, tendido, aburrido (?) sobre el tema o directamente cagarme de risa. Elijo lo segundo. Sólo te faltó decirme que dije lo que dije porque miro TN. Easy, boy, me interesa más Encuentro que TN.
Otro punto y aparte.
El concepto de «peonada» que vos enrostrás en la boca y mente del otro, existe más en provincias como Tucumán, Salta, Formosa, Catamarca y Jujuy que en Buenos Aires. Fijate a quienes responden los gobernantes de las provincias que te dije. Multimillonarios como Alperovich y Urtubey hacen tanta soja como los grobo, no te confundas.
Para terminar: yo no dije como gobernar el país desde ninguna baranda. Lo mío fue un análisis breve y una inocua expresión de deseo. Si querés, la próxima categorizo todo lo que digo para que no te prestes a confusiones.
Saludos.
Joy, reitero por si no entendiste: Los votaros sus electores (aka «lagente») ¿Son idiotas? Los-vo-ta-ron. Si se presentan 1000 años, y 1000 años los eligen ¿Qué hacés? ¿Das un golpe de estado en Ishilandia?
Hay que gobernar con los que están, y sinó, presentarse como candidato en Disneylandia, así elegís negociar con Campanita y el Hada Madrina. Aquí, están los que están.
Disculpá que te hinche las pelotas, y aunque me contestes lo mismo de siempre, te juro que no es chicana sino que no te entiendo.
Cuando «la rata» empleaba tu implacable lógica para gobernar para el «mal» era una cagada, ahora que se gobierna para el «bien» aplicando la misma lógica, según vos «es lo que hay» y es la forma realista.
No podemos pensar, que tal vez, digo, lo que está mal es precisamente «eso», y que aunque sea,un cachito, tiene ver con los que nos ha pasado en la historia reciente?.
Eduardo: justamente por lo mafiosos que son es que dudo de su legitimidad. El único que habló de golpes sos vos. Yo digo: investigación fidedigna e independiente y aplicación de las consecuencias de la misma. De más está decir que ya los investigaron, ya se probaron miles de cosas pero ningún castigo se aplicó (y de sobra correspondían y siguen correspondiendo).
Sos increíble, defendiendo a Curto, Ishii, etcétera. Después no me vengas a hablar de ideología ni ética, padre.
No los defiendo: Describo la situación como es, no como me gustaría que fuera. Pero reitero, siempre la gente pura se puede juntar, hacer un partido y ganar las elecciones. «Lagente» va a saber distinguir entre sucios corruptos y puros inmaculados ¿No?
Ahora, si de lo que dudás es de la legitimidad, para éso están los fiscales y jueces. Que no dependen del Ejecutivo, precisamente. A quejarse donde corresponde.
El Gus: ¿Cuál es la «misma lógica»? ¿La de que para gobernar primero tenés que ganar las elecciones? Y, sí, siempre fue, es y será la «misma lógica».
¿Vos tenés otra?
Por supuesto, los castos y puros pueden seguir votando al Partido Troskoleninostalinista de las Masas Obreras Subyugadas. No sea cosa de que aterricen en Argentina y vean lo sucios y feos que somos.
Eduardo, parece que no se entendió, (mea culpa).
Vos decís,y es cierto:
«Por último, y dado que, efectivamente, algunos intendentes (sean o no del conurbano), se encuentran en alquiler, cabe preguntarse cómo gobernarían los honestistas si efectivamente pretendieran gobernar. ¿Querés extender la copa de leche en las escuelas? Tenés que hablar con el patrón de la esquina, de lealtad tarifada. ¿Querés implementar el Plan Argentina Trabaja? Vuelta la burra al trigo. A hablar con el que ganó las municipales. Y así.»
Y, yo te pregunto, «Ver arriba».
Eduardo. Vos no querés, ni hablar ni debatir. Querés ganar discusiones, como partidos de fobal, no como construcción de ideas.
Querés que te diga que la tenés larga , gorda y venosa Ok, LA TENÉS.
Ahora, yo simplemente pregunto, para que pensemos, (si no te parece ok, decime: – No me parece porque Bla, Bla, Bla. Y todo bien).
Y te vuelvo a preguntar:
¿No podemos pensar, que tal vez, digo, lo que está mal es precisamente “eso”, y que aunque sea,un cachito, tiene ver con los que nos ha pasado en la historia reciente?.
Obviamente, no tengo respuesta/solución (solo un puñado de ideas, locas). Pero tampoco tengo solución para el Cancer o el SIDA, y no por ello tengo que aceptarlos como buenos.
Además, esto no tiene nada que ver, ni con Nestor ni con La Presidente.
Por ultimo honestamente y si te suena chicana, lo lamento ¿En la epoca de la rata (o sea cuando lo sostenian) tu opinión era la misma?Así tan pragmatica.
Sumo un elemento: la política en tanto conflicto y construcción de poder no se limita a la lucha social, se produce también dentro de las estructuras mismas del Estado permanentemente. Entre Ministros, grupos pero también entre áreas gubernamentales (promover la industria minera, la soja o la industria pesada puede ir en contra del cuidado del medio ambiente o la promoción del turismo y son todas responsabilidades del Estado).
El Estado está ahí para generar la ilusión de que nuestras demandas sociales no son contradictorias e incompatibles. Crea estructuras con esa lógica y las pone a competir. La pelea no es sólo entre nosotros y ellos sino también entre nosotros mismos. Lo fantástico de la política es que nos mantiene la ilusión de que no necesariamente, y por eso funciona.
Asumir la oligarquización de toda organización es un desafío para el progresismo.
Pero se puede celebrar la navidad aún después de descubrir la verdad.
Y es divertido, porque finalmente toca que uno se ponga la barba.
Si no ayudamos entre todos con nuestra complicidad, la magia no funciona.
Claro que esta metáfora cursi y navideña no se puede traspolar tan facilmente.
Porque la oligarquización es bastante costosa para los garcados.
Siguiendo la lógica del 80-20, no sólo una minoría de dirigentes concentrará las decisiones, sino que encima esta dirigencia dediacrá el ochenta por ciento de las acciones a sus propios intereses.
También por izquierda hay que esperar el derrame, parece.
La lógica indicaría: «contra la oligarquía (genério, no esta o aquella), desorganización».
ya las asambleas populares demostraron que el espontaneismo sin organizacion subsiguiente terminan siendo fenomenos efimeros.Tambien vemos que muchas organizaciones tradicionales,incluidos los partidos politicos estan esclerosadas si nosotros,los que estamos vivos,n les aportamos sangre y criterio.
Lo interesante y valioso de tu nota, Nicolás, es que no juzgás: expones en toda su magnitud una situación compleja, contradictoria y conflictiva para que la pensemos. Yo no le veo solución, y creo que vos tampoco. Pero no verle solución no tiene por qué impedir pensarla. Por el contrario: reclama pensarla. Sin autoengaños ni autocomplacencias. Una muy buena base, ajena al voluntarismo, al eticismo y a la resignación.
Cuando digo que exponés una situación para que la pensemos no alcancé a expresar lo que quería: intento decir que nuestras buenas intenciones, nuestros objetivos, nuestro espíritu crítico y nuestra necesidad de respaldar hechos o personas suelen por lo general velarnos la mirada, apartan de nuestro campo visual una buena cantidad de problemas reales. Estás poniendo a la vista lo que uno no se anima a ver, o cuestiones que uno ve pero no se anima a juntar. Porque cuando las juntamos no les encontramos salida. Pero sin juntarlas nunca vamos a salir de nada, y menos que menos de la complacencia con los propios discursos y los propios sentimientos.