Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros. La frase de Orwell taladra todas las cabezas y se instala en el centro de la escena política. El mantra implícito que ninguno se atreve a pronunciar. Porque aclarar que muchos no somos tan iguales como otros, explicitarlo, sería la patada nucal inicial para empezar a discutirlo. Y re no da. Re no da debatir que otros sean más iguales que algunos. Ni siquiera que se ponga de manifiesto esa idea..
Pensaba en esto mientras argumentaba sobre los métodos de protesta en esta Argentina clasista y combativa, donde unos son más iguales que otros y entre ellos se pelean. La protesta no es la misma para todos.
La protesta era una hace más de diez años en la aridez y las bolas de pasto del Norte del país, donde nada quedaba ya. Para esa época la actividad económica era inexistente, se había reducido a cero. Nada había allí hasta que aparecieron los primeros piqueteros cortando la ruta.
Los piqueteros alguna vez habían sido obreros y alguna vez habían tenido trabajo, pero ahora no tenían nada. El suyo era un no-lugar, nada podían producir. Un trabajador con trabajo puede hacer paro, hacer huelga, hacer un sindicato. ¿Qué hace un obrero que no trabaja? Pues eso, nada. ¿O no?
Esa gente seguía teniendo algo: una ruta que atravesaba sus localidades y que era necesaria para llegar de un punto al otro del país. He ahí el piquete, la continuación de la protesta por otros medios, el último recurso de quien no tiene recursos. Si no hay trabajo para el trabajador, y el trabajador no tiene el cese de su trabajo como herramienta política, la única alternativa es el cese de la actividad de los otros.
Claro que una cosa es la única y última alternativa de los que nada tienen, y otra cosa es que sea sólo una de las tantas armas de un grupo de poder económico y político que disputa su renta con el Estado nacional. Recordemos: unos son más iguales que otros.
El campo, que de «él» hablamos, la levantó en pala durante seis años seguidos y como es lógico querían ganar un poco más y salieron a discutirle al Gobierno su porción impositiva. Que es esperable y entendible, están en todo su derecho de hacerlo en el marco de nuestra sociedad democrática, capitalista, horizontal y cristiana donde todos somos iguales y nadie hace nada.
Los ruralistas pueden desarrollar el plan de lucha más desestabilizador y vandorista del mundo sin que nadie tenga derecho a patalear. Lo que no se puede -o no se debe, porque nadie hace nada- es apropiarse de una metodología de protesta exclusiva de quienes no tienen nada. Porque si todos somos iguales, pero algunos somos más iguales que otros, no se puede expropiar a los que pasaron de tener nada a tener un poquito.
Los sectores populares, esos que antes violaban el sagrado derecho constitucional a la libre circulación, se quedaron sin una forma de protesta, casi la única que tenían. Ahora es propiedad del campo. Como en una reforma agraria al revés, los agrogarcas ruralistas expropiaron a los sectores populares.
De ahora en más serán los piquetes de la abundancia. Serán cortes de ruta no porque no les quede otra, sino porque «con éste Gobierno no se puede dialogar». Será el legítimo reclamo de impedir el tránsito y el abastecimiento de todos los argentinos en ante la muy repudiable, casi ilegal, falta de diálogo del poder ejecutivo. Será, en definitiva, la versión agreste del golpe de mercado. Pero difícil que el piquete vuelva a ser un método de protesta de los que no tienen nada, ni forma de protestar.
Lo mismo pasa con los llamados «escraches». No eran de todos, todos esos que somos iguales. Eran de los grupos de Derechos Humanos. Ellos se habían quedado sin Justicia. Habían matado a 30.000 personas menos iguales que otras. Alfonsín había empezado a juzgar a los represores; después cerró toda posibilidad de hacerlo con las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Menem los indultó y puso el último clavo en el cajón.
¿Qué les quedó a quienes reclamaban por los Derechos Humanos? Los represores en la calle, los muertos bien muertos, la justicia idem, y nada para hacer. ¿No podían hacer nada? Sí, «escrachar» a los represores que todavía estaban en sus casa y podían circular por libertad por los barrios. Denunciarlos ante los vecinos, ante el mundo. Ya que no estaban en la cárcel, donde debían estar, que su prisión fuera esa: no poder vivir tranquilos, no poder caminar sin que nadie les recriminara los asesinatos que cometieron.
El escrache también nació así. Como último recurso de los que no tenían recursos. Como continuación de la Justicia por otros medios. Única salida para aquellos que éramos iguales a todos, pero menos iguales que otros.
Pero no, ahora el escrache también es otra cosa. También lo expropiaron esos que tenían mucho y juntaron mucho más en estos años. El escrache era la alternativa única ante un Estado que no daba respuestas. Ahora es un arma de quienes más tienen para imponer sus políticas. El Estado los recibe, los funcionarios los escuchan, y hasta pueden votar a otros funcionarios.
Ellos, por el contrario, eligen la violencia por la violencia misma, no porque no les quede otra. Creen que tienen derecho a que el Gobierno, cualquier Gobierno, haga lo que debe. O sea, lo que ellos quieren. Todos somos iguales. Todos tenemos derecho a reclamar. Pero algunos son más iguales que otros, parece, y tienen derecho a que se cumpla lo que ellos quieren. Hasta que la escalada de agresión los transforme en inviables, hasta que sean repudiados por toda la sociedad, la violencia y la protesta serán suyas.
Me gustó mucho su post Faco, realmente emotivo sin perder lo analítico y una serie de giros que le dan cierres excelentes. Saludos
Tenés mucha razón. Esto lo comentaba ayer en otro blog, con una compañera. Los pobres, cuando cortan rutas, molestan a los que «realmente quieren trabajar», cuando escrachan a asesinos (que no son otra cosa) son «violentos e intolerantes» y cuando votan son «ignorantes». Bueno, parece que esta es la visión del tristísimo Aguinis.
Por otra parte, cuando los gringuitos-patrones camperos cortan rutas, lo hacen «con conciencia cívica y defendiendo sus derechos», cuando escrachan es fruto de la «presión fiscal de este gobierno, por sus desmedidas ambiciones» y cuando votan son «la voz del pueblo». Me dan asco. Excelente tu post.
A mi me hacen gracia estos comentarios, porque lo mismo podría decirse desde el otro lado. Cuando cortan rutas los piqueteros, el poder público lo consiente; cuando los que cortan son los del campo («gringuitos-patrones», pedazo de prejuicio el tuyo, macho), son los piquetes de la abundancia, que quieren vaciar la mesa de los argentinos para defienden una ganancia extraordinaria.
Creo que tanto D’Elia como la Mesa de Enlace son estereotipos que no nos dejan comprender la realidad del conflicto. Sólo permiten una visión maniquea de la realidad, donde cada uno debe encolumnarse detrás de los supuestos justos, para desde allí alzar la voz contra los impíos de enfrente.
Creo que hasta que no se piense -y, sobre todo, escriba- sin trampas prosaicas (como llamar «gringuitos-patrones» al campo, o «vagos que no quieren trabajar», «ocupas», a los piqueteros) no va a ser posible entendernos.
Todo una auténtica pavada, una pérdida de esfuerzos y de tiempo.
Sudaca, coincido con vos en que la realidad se oculta en el momento en que simplificamos, en que reducimos los conflictos para hacerlo entendibles (y que entren en una nota) pero de ninguna manera podrías decir lo mismo pero a la inversa. Lo que vos haces al decir eso sin profundizar, es la misma paparruchada que proclamás combatir. Faco hace una pregunta muy clara, ¿qué le queda al obrero sin trabajo? ¿que opciones? ¿que poder de negociación?
¿Sinceramente crees que está en las mismas condiciones que una organización y poder (económico, mediático, de Lobby) como el campo?
Saludos a todos.
El poder político consciente ambas cosas por igual. Permite ambos tipos de piquetes. En los últimos seis años el Ejecutivo Nacional no reprimió a nadie.
Es que el problema no deberia ser la metodologia de protesta, sino el motivo, de lo contrario entrarias en una contradiccion que solo podrias arreglar con algun sofisma.
El corte de ruta, el escrache, los cacerolazos, o lo que fuese, son metodos de protestas legitimos. Lo que pasa es que cuando el campo o la oposicion protesta, muchas veces se termina discutiendo mas las «formas», que en el motivo de protesta en si mismo.
Cuando fue lo de Rossi, aca todos salieron con esa falsa indignacion cuasi republicana, enojados por la violencia del campo. Idem corte por la 125. Pero cuando el campo uso una metodologia de protesta propia (dejar de producir), tambien fue criticado por usar ese metodo de protesta.
Entonces me parece que el real cuestionamiento no pasa por si el campo (o los que tienen) usan los mismos metodos de protesta que los que no tienen. Porque eso seria centrarse simplemente en las «formas» de protesta.
Me parece que lo que muchos cuestionan mas bien, es el derecho de los que tienen, simplemente en poder protestar, independientemente de la metodologia.
a los trabajadores tambien los cuestionan cuando usan su «metodología de protesta propia» [la huelga] y nadie se razga las vestiduras
¿Quien es nadie doña?
lo de que «no se puede dialogar», es cierto.
solo un militante que vive en un tapper justicialista puede no darse cuenta como el gobierno los boludeaba una y otra vez, convocandolos, repudiandolos, ahora si se va a discutir, no se discutia nada. Asi fue desde el principio.
la estrategia, claramente, era no discutir lo que no querian cambiar,las retenciones. Yo se que ustedes y carta abierta creen que los K no dialogaban porque «el enemigo» es golpista, racista, clasista, y viene por todo,bla bla.
Desde el gobierno, no era por eso, eso vino despues (con razon o no).
La pregunta es: ¿se puede dialogar con condiciones puestas de antemano?, ¿tiene sentido dialogar sobre una cuestión que es menos retenciones o nos morimos todos y antes de morirnos incendiamos el país?
yo creo que si se puede.
lo que sucede es que la intransigencia no es solo del gobierno.
los del campo consigueron el voto no positivo y se subieron al carro (en vista del apoyo que generaron)a pedir mas y mas como si nada hubiese suceido.Y se le monto todo el aparato opositor encima.
entonces ya se hizo una cuestion de que pasa si cedes, te pasan por encima,etc.
muy bueno tu analisis de los escraches y cortes de ruta .
aca en corrientes se da algo parecido ,ya que el gobierno parece tener tapadoe los oidos ,insensible al reclamo de casi la mayoria delos sectores de la administracion publica ,maestros ,policias ,empleados publicos etc. hace seis años buscando dialogo ,aumentos ,justicia , hasta a los ladrilleros le mintieron que le comprarian no se que miles de ladrillos … …..nada ,insensibilidad total alos reclamos ,entonces si queres presionar en corrientes hay que cortar el puente que une las dos orillas.Es el unico idioma que entiende el gobierno y por ende el ultimo recurso de la protesta.
Sobre «arrasar la basura» y poniéndome kantiano como Esteban, me pregunto si algún siervo de Clarín (otro o el mismo) escribirá Blanco contra Negro, la Estrategia del Odio.
Hay protestas y protestas, pero una cosa es que uno quiera comida, trabajo y dignidad. Otra muy distinta es querer poder, e ingresos mayores.
Lo primero es lo elemental y lo que hace del ser humano, una persona digna y plena, por lo tanto es lo que legitima todas las revueltas y revoluciones, desde la de mayo hasta la de 2001. Ahora, querer mas dinero aun teniendo todas las condiciones de vida necesarias para el desarrollo personal, y por sobre los que no lo tienen. No se hasta que punto puede legitimar cualquier tipo de reprensión por la fuerza.
El fin justifica los medios. El fin de morirse de hambre justifica más medios que el de querer ganar un poco más de guita, a mi humilde entender.
Yo creo que es así. Por lo menos, si decimos que lo que queremos es justicia social. Si decimos eso, entonces sí, los medios que justifica el hambre son mucho más abarcativos. Si ellos dijeran que quieren injusticia social, entonces sus medios estarían adecuados a su fin. Y serian nuestros enemigos francos y plenos. Pero no dicen eso, dicen todo lo contrario. Entonces se ven en contradicción evidente. Su medio no se ve justificado por su fin.
En fin, si sinceramente buscan, como dicen, mayor justicia social, entonces justificar la violencia y los escarches por mayor lucro, no es algo que se pueda hacer si se pretende ser lógicamente consistente.
Esteban plantea una cuestión muy pertinente. Sin embargo, incurre en el error de asimilar cosas distintas. Los escraches de Hijos o, en general, de los organismos de derechos humanos, consistían en poner en evidencia, con concentraciones frente a sus domicilios, a personajes de la dictadura que pasaban desapercibidos en sus barrios. Nunca pasaron de pintar paredes y puertas. No arrojaban huevos, ni piedras ni bosta contra los escrachados.
Al pasar a manos de la clase media molesta por el atentado a sus cuentas bancarias, a fines de 2001 y comienzos de 2002, los escraches se dirigieron contra los políticos y, en varios casos, no en todos, produjeron hechos cobardes de ataques físicos de muchos contra uno. Típico de las clases medias.
Los mal llamados escraches de los empresarios rurales son en realidad agresiones físicas cometidas en banda. No son escraches, insisto, no se dirigen contra criminales que pasan desapercibidos, sino contra funcionarios y candidatos que actúan públicamente y hacen campaña pública. No son escraches, insisto, no pretenden manifestar repudio sino atacar cobardemente a los agredidos.
Aclarado este punto, que me parece importante, sí, Esteban tiene razón. Tienen derecho a protestar los que sufren necesidades, los que reclaman derechos pisoteados, los que exigen soluciones a la exclusión, la pobreza, la indigencia o el desempleo. La protesta de los panzallenas, de los que se han enriquecido mientras lloraban miseria por las retenciones, no es una protesta legítima. Y, si encima se expresa con ataques físicos intolerables, merece repudio y, tal vez, en algún momento, que se le ponga límites.
Saludos
Tenés razón Andres, estuve mal en no marcar la diferencia en forma más clara. Saludos.
Me parece sencillamente hermoso su post, Faco.
Naturalmente que es distinta la situación de los desahuciados, de los escupidos por el sistema, que sólo pueden optar entre salir a cortar una ruta o sentarse en un rincón y esperar a la muerte liberadora, por una parte, y los poseedores de poder económico que intentan hacer prevalecer su poder sobre el que ejercen quienes han sido legitimados por el voto popular, por la otra.
Unos efectuaban cortes de pocas horas o un par de días a lo sumo, en una ruta o calle. Los otros cortaron durante meses las principales rutas del país generando desabastecimiento, inflación, miedo y lograron frenar el crecimieto de la economía nacional (Si, tienen razón cuando dicen que la crisis en nuestro país empezó antes de la presente crisis mundial, ¿pero quien creen que la causó?).
Unos fueron reprimidos con cárcel, a palazos, con balas de goma y de las otras, hasta que este gobierno llegó al poder y se dejó de reprimir la protesta. Los otros, con todos los medios a su favor, fueron tratados con guantes de seda, aunque lloran por una represión que nunca existió, y presentan un arresto (ordenado por un juez), donde hubo resistencia a la autoridad, como si hubiese sido la Plaza de Tienanmen.
«Si no hay trabajo para el trabajador, y el trabajador no tiene el cese de su trabajo como herramienta política, la única alternativa es el cese de la actividad de los otros.»
Me encantó eso Facu.
Muy interesante.
Gracias. La idea en sí, increíblemente, es de Gabriel Rolón, que el año pasado decía en la radio de los cortes algo parecido, que no es lo mismo cortar una ruta para quien no tiene trabajo ni otra alternativa, que para alguien que sí lo tiene. Gracias.
Tarde.
La poblacion ya se acostumbro a que es un medio «legitimo» de hacer politica. Escrache o corte de ruta.
Da lo mismo si el que lo usa tiene razon o no. Por que a la mayoria de la poblacion le da lo mismo todo lo que pasa en política.
Con un bajo nivel de interes e informacion, se encojen de hombros y suponen que asi funciona la cosa.
Asi que hay que tener cuidado con lo que uno legitima. Otro mas malo y poderoso te lo puede regresar.
Hay un antecedente interesante, cuando en 2001 se escrachana a Roberto Alemann y a Cavallo, en rechazo a la política económica. Ahí tampoco estoy seguro de si había o no una alternativa, pero las agresiones no alcanzaron el nivel de las de los ruralistas.
El tema de los escraches también es vergonzozo, no hay mucho que agregar a lo que expone Faco, si bien vale la pena señalar que por mayo de 2007 se produjo una insólita agresión con huevazos, harina, piñas y patadas a Alicia Kirchner quien estaba sin custodia alguna, en Santa Cruz.
La técnica, burda si las hay, consiste en enviar grupos organizados previamente, a atacar amiembros del gobierno y sus candidatos, para instalar la idea que «no pueden salir a la calle».
Los agrogarcas condenan pero justifican esas agresiones con el mismo nivel de hipocresía que la dictadura cuando intentaba instalar el «algo habrán hecho», en defensa del terrorismo de estado. El sr. Chemes un agrocarca que es candidato de Gordila al congreso va mucho más allá, proponiendo explícitamente el asesinato de Kirchner y sus amigos, aunque aclara que «no es golpista».
El último roedor que se ha sumado a este coro de hijos de puta es Felipe Solá, quien ante la manifestación de Scioli de que piensa volver a Lobería luegode la agresión allí sufrida plantea que «es una compadrada», y que «cualquiera se hace el valiente detrás de 400 gendarmes». En tanto que Gordila y De Larváez lo consideran «una provocación», ojo, no de los oligarcas, sino del gobierno.
No me gustan los escraches de ningún tipo. Con los cortes de ruta si no son totales y largos soy menos terminante(los de estatales de Corrientes-resistencia y rio negro-neuquen en los puentes también son bastante chotos).
Pero no estoy de acuerdo en que alguien, y mucho menos el PE o sus simpatizantes, digan este corte esta bien y este esta mal, o lo mismo con los escraches.
Por supuesto que hay cortes de rutas y/o escraches que están bien y otros que están mal. Y esa definición es tan subjetiva como los motivos que mueven a realizar el corte y/o el escrache. Si ellos tienen derecho a cortar porque creen que se está cometiendo una injusticia con ellos, yo tengo derecho a decir que me parece que están equivocados.
resulta ser que el campo es tan piquetero, tan violento y tan tilingo como lo mismo que critican…
No paola, «el campo» es imfimitamente mas tilingo que el resto
Ah, yo pensaba que el campo era la patria (?)
Les contesto a quienes dicen que sólo condenamos a los incidentes subjetivamente .
la diferncia con los escraches de hijos, es que éstos tenían un destinatario bien determinado y los motivos eran también claros y conocidos, ajenos a los intereses materiales, dicho sea de paso. Cuál es el motivo de los huevazos a Rossi y Scioli, ¿es por que éstos tienen ideas opuestas? Siguiendo esta línea, saldríamos a expresarnos cuando alguien no nos guste arrojándole piedras.
En los cortes de ruta , el desabastecimiento, en cambio, dañó indistintamente , no hubo perjuicio a quien o quiénes pretendían dañar, nos cagaron a todos. No tenían un destinatario definido. Esa es la otra diferencia.
Saludos.
Seguro, y quizás no se entendió pero quise graficar justamente eso. Mientras un grupo de gente usa un método para reclamar por la desaparición de una persona, otra gente utiliza el mismo método para reclamar intereses monetarios. Eso habla a las claras de calidad humana de ambos grupos.
Mariano T. me dice que no está de acuerdo que yo diga que los cortes y/o escraches del campo están mal. Por qué no puedo decir que están mal si para mí los intereses que ellos buscan me parecen como mínimo egoístas y antipatrióticos.
Los escraches de «hijos», en algunos de los cuales he participado,
se movilizaba unas semanas antes haciendo charlas públicas, pin-
tadas y actos en calles y plazas que ayudaban a los vecinos del
represor a identificarlo y saber con quién estaban conviviendo y
al final se hacía la marcha al domicilio del «crápula», los jóve-
nes leían una «declaración- denuncia» y se arrojaban un par de
bombitas de tinta roja y se desconcentraban. La consigna era «si
no hay justicia hay escrache» lo que no tiene nada, absolutamente
nada, que ver con los escraches de los autotitulados «chacareros»
y «gente del campo» que luchan por engrosar sus rentas.
El vasquito de V. Luro.
Es cierto, no lo marqué bien en el post. No son en absoluto parecidos los escraches en cuanto a método y grado de violencia. Los escraches de HIJOS no agredían a nadie, denunciaban. Gracias.
Perdón. ¿No es el problema que estamos usando la misma palabra («escrache») para remitir a objetos distintos?
El «escrache» contra Rossi o contra la Presidente no fue «poner en evidencia a alquien que se oculta en el anonimato», motivo y lógica de los escraches de HIJOS. Porque Rossi y Cristina Fernandez no son precisamente «anónimos».
Lo que hicieron los ruralistas es una una manifestación. Que incluyó elementos que no debería haber incluído (golpes, sobre todo), pero salvo eso no hay nada de malo en putear a un político al pasar, mostrarle carteles críticos y demás. Nos guste o no el contenido.
Acá: http://seminariogargarella.blogspot.com/2009/06/escraches-de-ayer-hoy.html Gargarella hace un análisis más lúcido q
Federico: es cierto, no son lo mismo. Los de HIJOS eran «escraches». Estas son lisas y llanas agresiones. Pero vos viste, el relato mediático los igualó, y ahora es lo mismo gritarle a un hijo de puta porque la justicia no te permite juzgarlo, que pegarle a un candidato que en un mes uno puede rechazar en las urnas. El relato que quieren imponer es que es lo mismo, y sabemos que no es así. Pero bueno, hasta que el León tenga sus propios historiadores, los cuentos de caza seguirán glorificando al cazador.
Me huele que los diarios (o los propios participantes) usan la palabra «escrache» por su valor simbólico, justamentente. Se han vuelto tan transparentes y burdos que van a dejar sin laburo a semiólogos, expertos en comunicación y demás.
Me temo que nuestro acuerdo termina ahí, porque lo que traté de decir (con evidente ineptitud) es que no es sano cuestionar a priori las manifestaciones porque no nos gusta el manifestante. Pegarle a Rossi está muy mal, pero putearlo, llenarle de pancartas el camino e interrumpirle los actos a los gritos, no. Al menos hay que examinar cada caso: no todos estos pseudo escraches tuvieron las mismas características ni el mismo grado de violencia. POr ahí iba la cita al blog de Gargarella.
A veces la pelea es semántica, y en este caso se quiere igualar escrache con «justicia ciudadana» y meter todo en la misma bolsa. Lamentablemente, como decía Galeano, mientras los leones no tengan sus propios historiadores, los cuentos de caza seguirán glorificando al cazador.
Siempre caeremos en lo mismo, ante la ausencia de un estado que garantice justicia, seguridad y bla, bla, bla, siempre habrá alguien que cree que su reclamo es justo o digno y por eso puede cortar una ruta, ensuciar una calle o un frente o lo que fuere.
Digo si se juzgara como corresponde, si habría posibilidad de adquirir vivienda en forma digna ( y no armar un lindo negocio, caso Cno. Negro ) y varias cosas mas, esto no existiría o en todo caso seria menos frecuente, ocurre que acá todos y todos los días cortamos rutas, calles, servicios de subtes etc., todo amparado en reclamos justos. Pregunto de que es culpable el que quiere transitar, de tener vacaciones, de querer regresar a su casa, de ir a trabajar.
El tema es, que no creo que damos justificar este tipo de reclamo según si tienen mucho, poquito o nada. Recuerden que no todo lo que brilla es oro.
Un saludo
Siempre caeremos en lo mismo, ante una violacion de la ley por gente que ya no sabe que hacer por la ausencia de un estado que garantice justicia, seguridad y bla, bla, bla, siempre habrá alguien que cree que es justo que se aplique todo el rigor de la ley a quien corte una ruta, ensucie una calle o un frente o lo que fuere y sin embargo NUNCA pide rigor para que se cumpla lo básico del pacto social, pacto social que es la cuna de todos los derechos y obligaciones emergentes.
Tanto apuro para que cumplan la ley unos con tanta lentitud para otros no destruyan la legitimidad de las leyes es algo que no entiendo.
Si toda esa gente tuviera trabajo no cortaria rutas. Los piketeros son un subproducto del deme 2 y hoy la clase media a lo blumberg pide «deme 2» y no piketeros.
Se tendrian que poner de acuerdo.
Muy bueno tu articulo Facundo. Muy bueno. Ojala te puedas seguir ganando la vida escribiendo.
Toquemos madera. Es más, ni siquiera es obligatorio que sea «escribiendo». Gracias.
Comparto la diferenciacion que hace de Andres el Viejo sobre el accionar de los organismos de DDHH y las acciones cometidas por algunos productores ante funcionarios, arrojar un huevo o una piedra no es un «escrache», es una agresión física, la cometa quien la cometa. La justificación política que se hace de cualquier acto de violencia solo provoca mas violencia. El tema central esta que los medios masivos de comunicación son los que decodifican los hechos y los retrasmiten masivamente según sus intereses políticos sectoriales para que todo sea igual y no podamos diferenciar las cosas, a rio revuelto ganancia de pescador. ¿Sabemos que todos los animales no somos iguales dentro de la granja?, este es el tema: hacernos creer que todos somos iguales, cuando no lo somos, porque cuando los animales toman conciencia que no son iguales y cual es su destino, se rebelan y hay rebelion en la granja, entonces el cuento que nos cuentan es aquel que todos somos iguales, cuando es una realidad objetiva que nunca un desocupado hambreado e ignorado se organiza y sale a pata una ruta a «piquetear» nunca puede ser comparado con un propietario «X» hectareas, en vehículos de todo tipo, que protesta porque no le gusta que le pongan «un impuesto» a su «ganancia anual» y sin embargo «el relato» los igualo y son innumerables las personas que hoy siguen repitiendo y creyendo este cuento. La inteligencia de los verdaderos privilegiados esta en hacernos creer a todos que todo es igual, arrebatar consignas, mecanismos, métodos y reinvindicaciones por la democracia, la libertad y la igualdad, vaciarlas de contenidos para que nos confundamos y puedan seguir siendo privilegiados por sus posiciones dominantes en una sociedad, es inteligente de su parte que no se les descubra el juego, los bobos somos el resto de los animales de la granja que nos creemos el cuento y vamos derecho al matadero.
Saludos Cordiales.
Acá hay un tema. Criticamos y diferenciamos las formas o los motivos de las «acciones directas»?.
Si criticamos las formas, es lícito decir que tal escrache fue pacífico, que en tal tiraron huevos y esta mal, que en tal otro hubo patadas (como a R. Alemann o a Felipe Solá)y estuvo peor. O si tal corte fue mas o menos largo, si fue total o parcial, si había o no vías alternativas, etc.
Si diferenciamos los motivos, acá entra la subjetividad. Considerando que una forma de protesta es «aceptable»(y eso viene de la forma), es totalmente subjetivo decir que es mejor o peor protestar por un plan social, para pedir un aumento, por un encuadramiento gremial, o protestar por un cambio de carril de una avenida, o por la implantación de impuestos desmedidos y confiscatorios. En ese caso faco puede tener una opinión, Federico otra, Clarin una distinta, y yo tambien.
Si consideramos que una forma de protesta es deplorable, delictiva, etc, es para todos los que la realicen sin importar el motivo o el objeto. O un juez debería decidir y tarifar:»Si es por un plan podés cortar 20 horas, si es por un aumento máximo 10, si el escrachado es fulano vale tirar huevos, si es mengano solo insultos, etc. En el reino de lo sujetivo todas son opiniones.
Mariano, está claro tu planteo. La nota de Faco (al menos eso creo) utiliza los eschaches y cortes de ruta como material narrativo que da forma a lo que quiere contar, una porción de la población que ha perdido lo único que le quedaba en manos de los mismos de siempre. Y aclara más de una vez que es su método era la última instancia, un grito desesperado. Si yo cortara la nueve de julio con unos amigos porque el referí del torneito de los miércoles no nos cobró un penal, ¿no te parece desmedido? ¿lo justificarías con tu relativismo? Suena a grosero, ya se, pero te aseguro que lo mismo siento cuando hablas de las formas y de las subjetividades.
Saludos
Patocas: Si cortás la 9 de Julio por ese motivo, seguro que ha habido otros cortes por motivos igual de nimios.
El tema es si la libertad de manifestarse abarca al corte de la 9 de Julio o no. Si es algo lícito, se puede cortar por la suba del precio del caviar ruso.
También acá entra la magnitud de la movilización. Si hay 20.000 personas, es lógico que haya cortes de calle, si hay 12 personas, y cortan la 9 de Julio con sogas y cajones ( o por pura intimidación), me parece un despropósito.
Que pasa la clase media ahora es culpable de todo, dejémonos de joder un poco, no todos son iguales. Haber me resulta insoportable que me corte la ruta un flaco por el valor de su soja, con una 4×4 o con un AMI 8, lo mismo me ocurre cuando me cortan cno negro, pidiendo terrenos y después los venden por 3 o 10 lucas. Habra que diferenciar quien vende el terreno y a que reclamo justo tendría el campo.
En definitiva la clase media hace lo mismo que la clase alta y baja, sobreviven.
Como dije antes si existiese un estado que ayude a los mas necesitados, que brinde créditos para la compra de casa, sin tomar terrenos de otros, y bla bla bla y pusiese en órbita a los que ganan demasiado seguramente la discusión seria otra.
Un saludo
Muy bueno Faco. Pero dejame marcar una de puro maestro ciruela, los primeros piquetes no se dieron en el Norte sino en 1992 en Cutral Co.
Mirá vos. Tendría que haber investigado más, para esa fecha yo estaba en Jardín de Infantes…
Siempre llego tarde a estos artículos. Pero me pareció excelente. Todo el año pasado estuve tratando de definir lo que estaba pasando, cómo los de «el campo» estaban justificando los piquetes, sólo para ver cómo después la prensa de mierda que tenemos siguió atacando los piquetes de desocupados y justificando los de los que parece que sí tienen derecho.
No puedo estar más en desacuerdo con Mariano T: educado en una escuela católica, me metieron en la cabeza que el fin no justifica los medios. Siempre me pareció cuestionable, y de adulto me convencí que es absolutamente falso: el fin justifica los medios, es decir, un fin superior justifica los daños inferiores que causen los medios. Desde ese punto de vista, el hambre, la desesperación y el silenciamiento justifican que ma obliguen a hacer 200 km de más para esquivar Cutral Có. La tasa de ganancia, la soberbia y la pérdida de la mayoría política no justifican el desabastecimiento.
Por eso, Mariano T, no es un problema de medios, es un problema de relación entre los medios y los fines.
Los antiguos cristianos llamaban a ciertas virtudes «dones del Espítitu Santo»; muchos de ellos eran inspiraciones particulares, de las que los antiguos griegos suponían otorgados por las musas.
No sé cuál es tu don o tu musa, pero lo que sí sé es que me pasé un año entero tratando de escribir esto que escribiste vos. Pero lo escribiste vos, y no yo. Vos, que sos demasiado borrego para haber vivido y sentido el vaciamiento y detrucción del menemismo. Vos, que no vivís en los pueblos, que estabna hechos mierda en esa época, y que rebalsaban de guita con ést. Vos, que no sos productor, y no sabés lo que es pasarse diez años sin poder hacer una miserable inversión de largo plazo, sin poder comprar una camioneta de menos de diez años de antigüedad; y que no sabés lo que es poder hacer todas las inversiones de golpe, poder irse de vacaciones a los lugares más caros, comer afuera dos veces por semana. Nunca estuvimos tan bien por tanto tiempo.
Vos no lo sabés, pero lo intuís. Y lo supiste escribir y definir: no es que hayan justificado lo que siempre odiaron, sino que se lo apropiaron. Se apropiaron de los beneficios de una política que era para todos. Se apropiaron de una oportunidad de precios altos que debía ser para todo el país. Se apropiaron del derecho a protestar violentamente, cerrando todos los caminos. Se apropiaron del derecho de atacar a quienes no piensan como ellos, a los que ellos nunca votaron.
Marcelo